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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Amor.

4 Amor

Siguiendo su recin adquirida costumbre Enrico penetr en el dormitorio del jovencito. Todas las noches, a la media, iba a hacerle la curacin contra embrujos y mal de ojo que su madre le haba enseado.

Pero he ah que cuando se inclin sobre la cabecera de la cama para soplarle los odos no encontr ms que la almohada fra. Toquete la cama: vaca.

-Teodoro? - pronunci dubitativamente. Encendi la luz. No haba nadie en el cuarto.

Enrico se llev la mano al pecho y se dej caer en el lecho de su pupilo. El mundo mismo se le estaba cayendo encima. Dnde estaba? Se lo habran llevado los espritus? Contaba la leyenda que el Dante, en su visita a los infiernos, desapareci as de misteriosamente.

Saco el mvil y se encontr con que no sabia a quien llamar. A un cura? A la polica?... A su mam?...

Si, mam sabra que hacer, era capaz de enfrentar cualquier crisis: desde la puesta en voga del vulgarsimo estampado de leopardo hasta el cncer de pap.

En su lujosa mansin milanesa Madonna Manzoni di Benzo despert con el repiqueteo del moderno aparatito.

-Qu pasa querido? - pregunt soolienta y bostezo mientras en un tono completamente histrico su hijo mayor le soltaba una parrafada que inclua nios perdidos, fantasmas vengativos y las aventuras metafsicas de Dante Alighieri. -Entonces el nio que cuidas no est en su lecho?

-No!

-Ya revisaste las sbanas?

Ruido de desorden por la lnea.

-No estn!

-Ya revisaste la ventana?

-Madre ma! Las sabanas de algodn pima!

-Ves cielito? No hay misterio ni fantasmas ni poetas medievales. Tu nio ha debido fugarse a una cita romntica.

-Tu crees madre?

-Claro Enrico. Cuando yo tena 17 era ms escapista que el gran Houndini.

-Madre! - se escandaliz Enrico.

-Beb, tu mismo... - comenz Madonna con infinita paciencia.

Su hijo la interrumpi.

-Entonces no debera llamar a los exorcistas de la orden del Temple ni a los bersaglieri?

-No mi cielo. Lo que debes hacer es dormirte. Tu nio regresara cuando... cuando acabe lo que ha ido a hacer.

-Pero madre como puedo dormirme cuando un nio que esta bajo mi responsabilidad jurdica y moral anda perdido sabr Dios donde...

-Durmete mi nio. Pap tiene quimioterapia maana.

-Lo siento madre. - Enrico se mordi un dedito - Saludos a padre de mi parte.

-Se los dar maana. - la mujer observ al hombre que roncaba a su lado. - Ciao!

-Ciao.

Madonna colg y Enrico se quedo golpendose la palma abierta con el telfono super slim. Agarr un reloj y se sent en la cama, pensando en todo lo que iba a decirle a Teodoro de Haro cuando volviera.

***

Ven a m.

Ven a m

Te espero como el advenimiento de mayo.

Estar aqu cuando llegues.

Nunca hubo tiempo para nuestro amor.

Ven a m.

Lotario canturreaba reposado en la cuenca vaca del rosetn del prtico de la iglesia. Llamaba a Teodora. Ya no sabia donde buscarla, no seguramente en la tumba, ya sin nombre, del convento de los franciscanos. Teodora haba vuelto a la vida. Otra vez, como antes, se tomaran de las manos bajo la misma luna. Distaban ya tantos ocanos de tiempo desde aquello!

Ven a m...

La pequea pero chisporroteante perturbacin danz de gozo al verla venir. Que vestidos tan extraos los de esta poca. En cuanto Teodora penetr en los terrenos de la abada avanz junto a ella.

-Que dicha verte de nuevo, querida ma.

Lotario se deslizaba sobre los vientos, una entidad tan insignificante que apenas poda mantener el paso del muchacho.

-He esperado siglos por ti. - la voz le temblaba a Lotario por la emocin - Mrame Teodora ma...

Algo clido roz de nuevo la mejilla de Teo. Se llev la mano instintivamente ah donde haba sentido ese roce. Hacia viento en la meseta, viento glido que bajaba de los Alpes. Ese contacto en la mejilla no era... no poda ser...

Senta que el viento le susurraba algo. O mas bien que en aras del viento algo le susurraba.

-Querida ma, amiga ma, escchame... No puedes orme verdad Teodora?

Lotario lloraba desconsolado. Con la mirada perdida en el espacio vacio que Lotario ocupaba Teodoro estir la mano. La caricia atraves a Lotario.

Haba algo en el aire, concluy Teo. Algo que lo hacia experimentar esas extraas sensaciones, los sentimientos. Se senta contagiado de dicha y jbilo y de una profunda tristeza. El, el chico aptico, sintiendo tantas cosas a la vez.

Senta como si en su pecho una cantante de msica gtica prorrumpiera en bellsimos cantos.

Ech a andar resuelto hacia el edificio, esa ruina que atraa poderosamente su atencin. No senta frio dentro de su gruesa chamarra rompevientos. Se haba puesto doble pantaln, bufanda y guantes. La chamarra inclua capucha. A pesar del viento no senta frio. Teo pens que era extrao. La soledad y la noche eran hermosas, pero mas hermoso era el sentimiento que embargaba su pecho. Estaba solo pero no se senta solo.

Era como... era como... era como cuando Violeta se meta en su cama las noches tormentosas. No poda contar con ella para nada, profundamente dormida, su pequea hermana, pero no se senta solo.

A la luz de su potente lmpara encontr la escalera medio derruida del campanario y subi por ella. Se qued a mitad del camino, pues estaba del lado oriental, y terminaba abruptamente poco ms arriba de la mitad de los majestuosos arcos. Desde ah se observaba mejor el valle. Las innumerables lucecitas del alumbrado pblico. Hacia las montaas nada, solo las luces del castillo del barn.

Enrico. Se senta culpable por traicionar su confianza, pero la experiencia vala la pena. La repetira. Empez a hacer cuentas: si dorma en las clases quiz podra venir diario...

Teo abri los brazos en cruz, como desafiando al viento que bajaba de las montaas a tirarlo de la escalinata. Quera gritar, pero no se le ocurra nada que decir. Abri la boca y dej que su voz entonara la ms simple de las letras.

Lotario se uni a su canto. Se peg a Teodora, lo ms cerca que pudo estar de esa deslumbrante alma. De Teodora poda alimentarse, pues era nutrirse del amor mismo. Teodora, quien nunca la haba negado ms que una cosa.

-Amor! - grit derrepente Teodoro, sin saber porque- Amor, amor, amor!

No se explicaba a que venia evocar aquella potencia en la que nunca se haba interesado, ni credo que fuera todo lo que se deca de ella. Pero al invocar su nombre se senta lleno de dicha, relajado, libre.

-Teodora!

Con lgrimas que el viento secaba de sus pmulos Teo apoy la espalda contra el muro. No quera caer y matarse. Pero tampoco poda volverse y bajar. Estaba arrobado en una experiencia mstica. La santa que daba nombre al colegio no las habra experimentado tan intensas.

Teodoro no supo cuanto tiempo paso antes de que se tranquilizara. Sac el mvil y fotografi el valle, el castello, las ruinas, a si mismo. Incluso grab unos instantes, mientras descenda y enfocaba el edificio. Se fotografi ms, no porque fuera eglatra sino porque quera conservar recuerdos, y tener evidencia que mostrar a los que lo molestaban con sus retos.

Cuando Venus despunt en el horizonte emprendi la vuelta al castello.

Lotario regreso ah, al indescifrable lugar donde reposaba, a ese limbo entre la Verdad y la Realidad, y, por primera vez en mucho tiempo, camino sobre sus ruinas encharcadas con la figura del apuesto caballero que haba sido su cuerpo.

Continuar...

Notas finales:

Dos notas:

Los bersaglieri y los carabinieri si existen: los bersaglieri son un cuerpo de infanteria del ejercito italiano. Los carabinieri son un cuerpo de seguridad del estado italiano, como una policia militar.

Los exorcistas de la Orden del Temple... ;) son un invento mio.

¡Proximo capitulo, comienzan los problemas!


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