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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Heldrasil, ¡oh Heldrasil!

En el cubierto de bruma la diosa Hel posee nueve mundos para gobernar. La diosa oculta en Helheilm realiza su juego con la vida, siendo la muerte parte de ella. Su utero es la madre de los tiempos, ¡oh magnifica diosa de Hel!

(Heldrasil, O Heldrasil!

Den dimhöljda gudinnan Hel i nio världar styr.  Den fördolda gudinnan i Helheim bedriver med livet sitt spel, hos Dig tager döden sin del. Ditt sköte är moder till tiden, O stora gudinna i Hel! Therion, Helheim, fragmento.)

40º Las aguas del olvido.

 

-Tú eres Teodora Ortelano. - afirmó la mujer, la gitana.

Su voz resonó tan fuerte dentro de Teo que se sorprendió de que el local entero no hubiera volteado a verlos. Pero, misteriosamente, ni siquiera Violeta o su papá parecían haberla oído, entusiasmados mirando la salida a escena de la Niña.

-¿¡Que demonios le pasa?! - replicó alterado Enrico. El si que la había oído, y bien fuerte.

La gitana pareció sorprenderse y lo miró de un modo que no le gustó nada, como si atravesando su carne mortal fuera capaz de observar directamente su alma. Su sonrisa le pareció escalofriante.

-Déjala... - Teo le puso la mano sobre el brazo, para tranquilizarlo - ¿Qué... - se volvió a la gitana.

-Tú quieres saber que pasó en tu vida pasada.

Frases trilladas como "¿Cómo sabe eso?" ó "¿Quién le dijo?" subieron a su mente pero lo que surgió de sus labios fue un "Ja" irónico y cansado. Era como si el mismo la hubiera estado esperando.

-Sabía que te encontraría. - Agnese quería confiar en que alcanzaría la redención - Vamos al apartado.

La atmosfera del local se prestaba para esa clase de diálogos. Decorada como los bares de las películas de la época dorada del cine en español, con afiches en blanco  y negro de mujeres glamorosas peinadas con rulos y actores rudos, con sombrero y cigarro, conversaciones como sacadas de una película de la época no quedaban mal. Teo decidió seguirle el juego a Dios, o al destino, y metido en su papel, respondió:

-No pasa nada Enrico. - enlazó sus dedos con los del rubio - Vamos. - indicó a la mujer.

Javiercete fue el único que percibió que se iban, trato de ponerse en pie y seguirlo, pero Teo lo tranquilizó con un movimiento de cabeza, indicándole que se quedara. El joven regresó a su mundo interior.

Enrico entró en un apartado, uno con piano, por amor de Dios, como para que Humphrey Boggart se sentara a tocarlo en lo que tú vivías tu muy personal Casablanca.

Agnese miró inquisitiva a Enrico.

-No tengo secretos para él. - dijo Teo.

Agnese recordó a la otra parejita de homosexuales cuya vida había arruinado hacia poco.

-¿Seguro? - no quería que la historia se repitiera.

-Habla. - Teo se mostró impaciente para disimular los nervios - ¿Qué sabes de mi vida pasada?

-Que te llamabas Teodora Ortelano, y que tu vida de alguna manera estaba relacionada con un tal Lotario da Milano.

Enrico sintió escalofríos: nada bueno podía resultar de aquello.

¿Decirle que estaba loca o dejar que el temblor de rodillas diera con él en el suelo? Teo no podía decidirse, así que sacó una tercera opción:

-¿Y que más?

-Nada más. - dijo la gitana, y miró a lo lejos, como si fuera capaz de ver el mar verdadero por el afiche de la pared. - Es tu vida - dijo a Teo - no la mía.

-¿Eso que quiere decir? - Teo no sabía de donde sacaba valor para seguir hablando.

-Que solo tú puedes recordar. La información de tu vida pasada esta en ti, no en mí.

Dejó que las palabras surtieran efecto un momento, después, antes de que el muchacho le dijera que entonces que leches pintaba ella ahí añadió:

-Yo puedo ayudarte a recordar; tengo ese don.

"¿Cómo se sabe que una persona tiene auténticos poderes espirituales y no es un charlatán?" se oyó preguntar al padre Henno Gui en su memoria. "Pues... debería ser capaz de ver fantasmas, ya que con un fantasma es con lo que quieres que te ayuden... quizá si supiera algo de vidas pasadas, ya que crees ser la reencarnación de una muchacha... tendrás que buscarla tú mismo chico." Ya estaba ahí: no había tenido que buscarla. Había venido a él.

-¿Y si no quiero recordar? - respondió.

La mujer pareció asustarse, pero ser rehizo al cabo de un segundo.

-Tu quieres recordar - afirmó pícara - o no estarías aquí.

"Aquí hay gato encerrado - se dijo Teo - algo que no cuadra, algo que se me escapa..."

-¿Eso ayudaría a Lotario? - preguntó.

-No lo sé. - confesó Agnese - Pero siempre es mejor saber que no saber.

Teo dudó por primera vez de la verdad de esa afirmación.

-Lotario es un fantasma. ¿Tú puedes verlos?

Agnese negó con la cabeza.

-A menos que decidan mostrarse, a los fantasmas solo pueden verlos aquellos que están enlazados con ellos, ya sea por la sangre, por el amor, por el odio, por el destino. Yo no puedo ver a un fantasma desconocido.

-¿Por qué Enrico puede ver a Lotario? - Teo planteó la pregunta misma que Enrico se preguntaba.

-¿Quizá es su descendiente?

-Lotario murió sin hijos.

-Si no es la sangre, solo quedan el amor, el odio o el destino.

Amor, amor... no dejaba de resonar en su mente: Enrico y Lotario, enamorados.

-¿Enrico es tu pareja?

Teo asintió.

-Ahí esta. El amor entre ustedes es tan grande que sus almas están enlazadas y por eso el puede ver lo que tu ves.

-Lotario me amaba a mí... - dijo con un dejo de dolor.

-¿Tu le correspondías? - Teo negó con la cabeza - Entonces era tu amigo.

-Eso si. - dijo Teo, y se quedo mirando inquisitivamente a la gitana.

-La amistad es tan poderosa como el amor - explicó Agnese - aunque ahora no se la tiene mucho en cuenta. La amistad... ha bajado mucho de calidad, como el amor: ahora es muy difícil encontrar quien ame, o quien quiera, de verdad.

-¿Qué quiere decir eso de que las almas están enlazadas? - preguntó Enrico sobreponiéndose a su temor.

-Eso - contestó la gitana. Sus siete pulseras de plata tintinearon al unir ella las manos - las almas están vivas, son como plantas, si están cerca sus raíces se entrelazan y al final forman una misma planta, por eso el matrimonio es indisoluble, porque el sacerdote une las almas con el poder de Dios, por eso no debe casarse a personas que no se quieren, Dios mismo prohíbe que se use su poder para eso.

-¿Y los amigos? - preguntó Teo.

-Los verdaderos amigos están unidos por un lazo igual de fuerte, que surge del poder de sus propios sentimientos. Es lo mismo que los enamorados. Perdóname, a lo mejor te confundí con lo que dije de Dios. Dios tiene poder para todo, es como un comodín: puede ser muy conveniente hacerlo intervenir, o muy peligroso. Yo por eso con Dios no trato, yo no uso su poder.

Teo entendió lo que quería decir el padre Henno con aquello de que solo era el conductor del poder de Dios. Esta mujer tenía su propio poder.

-¿Tu usas tu propio poder? - preguntó Teo.

-Yo uso mi don; el poder esta en ti. Yo soy como una vía para que tu propio poder encuentre la salida.

-¿Tu puedes ayudar a Lotario a ir al más allá?

-Yo ni siquiera se quien es. - contestó abatida. - Yo por lo que te buscaba... con lo que puedo ayudarte es a recordar tu vida pasada. Si la recuerdas seguramente sabrás que hacer.

Eso era lo que temía Teo. Instintivamente abrazó a Enrico. Este le devolvió el abrazo.

-Dijiste que buscabas a Teo... - comentó.

-Si. - dijo - Yo... hize cosas malas y ahora tengo que hacer cosas buenas para alcanzar la redención. Una voz me encomendó en sueños buscar a Teodora Ortelano y revelarle su vida pasada.

Agnese de repente parecía muy débil. Minúscula, perdida, encontrada frente a una mole que amenazaba con destruirla.

-Pero yo ya se mi vida pasada. - dijo Teo, conciente de que no era del todo verdad - Lotario me ha contado...

-Déjame hipnotizarte - suplicó la gitana - tu corazón seguramente sabe que es lo que te hace falta.

Teodoro y Enrico se miraron. Enrico sentía lastima por la mujer, pero...

-¿Es peligroso? - preguntó.

-Saber siempre conlleva un riesgo: antes de que se inventara el fuego, nadie murió quemado.

Enrico gimió y se abrazó más fuerte a Teo. Teo le acarició los cabellos con la nariz, hundiéndola para aspirar su aroma, ese aroma que sabia no olvidaría aunque el destino le jugara la mala pasada de hacerlo reencarnar otra vez. Buscaba la manera de decirle que tendría cuidado, que no se preocupara, que sabría cuidarse pero que no podía dejar solo a Lotario cuando Enrico se le adelantó:

-Tienes que hacerlo. - le dijo, mirándolo directamente a los ojos - Por Lotario.

Aunque coincidía en la opinión Teo se sintió sorprendido. Volvió a pensar en un vinculo de amor entre Enrico y Lotario, que hacía a su novio capaz de ver a su amigo y de mostrarse preocupado por él.

-Si. - respondió. Luego lo besó apasionadamente, engulléndolo, dominándolo, haciéndole recordar a quien pertenecía. Luego de ese beso voraz encaró a la gitana. - Lo que tengas que hacer hazlo ahora.

Agnese sacó el grueso guardapelo de oro, el que había sido bañado por tantas lágrimas de su dueño antes de morir, lo levantó en alto, dio los pases de inicio, y Teo cayó en trance. Permaneció de pie, tal y como estaba, tieso, sostenido de una manera antinatural.

-Aléjate. - le dijo Agnese a Enrico, pues el barón lo aferraba con ojos aterrados - No va a pasarle nada malo. - insistió la gitana, con los ojos cerrados, moviendo en péndulo el guardapelo.

"No ahora", estuvo a punto de añadir.

 

 Unas sombras surgieron a las espaldas de Teodora y ganaron rápidamente el espacio en blanco. Avanzaban en espiral, adquiriendo la forma de dedos y manos. La primera de ellas la atravesó dolorosamente, por la espalda, como si fuera una espada, cuando ella aun asimilaba las palabras de la silueta sin cara: "No quieres cruzar". A la primera la siguió una segunda, y una tercera, y todo su cuerpo fue lacerado por aquellas sombras cortantes que herían sin sangrar, tan fuerte que la hacían tambalearse.

Cuando la oscuridad fue completa el suplicio se detuvo. Parecía estar encerrada dentro de un domo de sombras que adquirían facciones aterradoras, rostros en agonía, dedos que se torcían en ángulos imposibles y como fondo el lejano, acallado ulular de almas en pena.

Teodora seguía siendo la única cosa a colores dentro de aquella vastedad negra. La silueta sin rostro era la única cosa blanca, frente a ella. Veía a través de sus manos, estaba muerta. El tratado sobre la Summa Teologica se quedaría inconcluso sobre el escritorio, y eso era triste. Era triste no saber quien tenia la razón, si el imperio o el papado. Era una pena no saber en que acabaría la guerra. Pero sobre todo, era una pena no volver a ver la sonrisa de Lotario.

"¿Y ahora que?" se preguntó, conforme las sombras del domo giraban mas rápido, cercándola.

-Tú decides. ¿Quieres ser una de ellas? - la silueta había hablado.

Una mano negra, deshaciéndose, como si fuera cera bajo el sol o carne podrida sacada del agua jaló el ruedo de su vestido. Un rostro desfigurado, sin facciones, pero evidentemente humano, balbuceaba para llamar su atención, con lágrimas escurriendo de sus cuencas vacías.

Teodora sintió lastima por aquella criatura, por aquel ser sin voluntad para decidir.

-¿Quieres cruzar? - la Puerta estaba tras ella, lo sabia, aunque no la viera. También sabía que de tener boca la silueta estaría sonriendo diabólica.

-¿Qué hay mas allá?

-La Verdad, Dios, el Principio, el Fin, el Todo y la Nada. Una vez que cruces no hay vuelta atrás. Es definitivo.

-¿Puedo volver? - preguntó, ignorando la criatura renegrida que se abrazaba a sus pies - ¿Volver como Lotario?

-No. - respondió la silueta - Llegaste al final del túnel. Para volver como Lotario es menester no llegar hasta la luz.

-¿Qué va a ser de Lotario?

La silueta no dijo nada. Teodora miraba triste al patético ser que trataba de jalarla para convertirla en uno de ellos. Pero ella tenía demasiada fuerza de voluntad. De alguna manera supo que la gente no solía detenerse tanto en ese estadio como ella.

-Quiero volver. - dijo con convicción.

-¿Estas segura? - dijo la silueta, que se le antojo astuta como serpiente - Has ganado el paraíso con tu vida virtuosa. Detrás de esta puerta te espera la dicha eterna y los coros angélicos. Si vuelves puede que lo pierdas.

Teodora sintió repulsión, miedo... una eternidad entonando alabanzas al creador, rodeada de seres perfectos que jamás habían conocido las delicias de la imperfección humana. Ángeles benditos por siempre jamás tocados por la duda. Seres que habían ganado sin haber pelado la batalla. ¿Cómo podía ser digna del cielo si era una blasfema que no lo deseaba?

-¿Estas orgullosa de ti, verdad? - la silueta rebozaba maligno gozo - Sábete que si vuelves te perderás. Tu memoria será disuelta en las aguas del Leteo antes que puedas volver a encarnar en el vientre de una hembra.

Teodora jadeó, abrumada, ¿Cómo podía ser posible tamaña injusticia? ¿Olvidarse de si misma para volver a vivir? ¡Eso no seria regresar a la vida, sino tener una nueva vida! ¡Como se suponía que ayudaría a Lotario si lo olvidaba! ¡Como podría entender el hecho de que el papado o el imperio ganaran si olvidaba que eran uno y otro!

-Decídete. No queda mucho tiempo.

El domo se había cerrado tanto sobre ella que ahora era como si estuviera en la mísera cabaña de paja de un pastor. La criatura hociqueaba sus rodillas, como si quisiera morderla con su boca aguada.

-¡Bebe! - la silueta le ofrecía dramáticamente una copa de agua - ¡Recuerda por ultima vez lo que fue tu vida y regresa al principio, cuando el futuro aun esperaba por ti!

Si bebía las aguas del olvido moriría de una manera más cruel de lo que ya lo había hecho. Si atravesaba se quedaría atrapada en un paraíso imperdonable, sin llegar a conocer jamás como evolucionaron las cosas del mundo, dejaría atrás al amigo que renunció a la muerte por ella. Los rostros de las sombras atormentadas ya estaban sobre ella, sentía el frenesí de su desesperación sobre su rostro. Desde el fondo de su memoria Lotario le dio fuerzas. Era imposible que olvidara a Lotario después de lo que se habían querido. Era imposible, se afirmó a si misma Teodora, pues ¿que clase de Dios permitiría que un vinculo tan hermoso se rompiera?

Confiando en ello tomó la copa que la silueta le ofrecía y la vació de un trago. De inmediato el ulular insano cesó. Las sombras retrocedieron mas rápidamente de lo que se habían acercado, y Teodora se encontró flotando plácidamente sobre un agua fresca. La Puerta detrás de la silueta retrocedía más y más, hasta convertirse en un punto en el horizonte que se esfumó. La silueta se inclinó sobre ella, cara a cara. La luz volvía a ser terrestre, procedente de un punto, ejecutando ángulos y sombras.

Una gran somnolencia se apoderaba de Teodora, pero no quería cerrar los ojos ya que sabía que no volvería a abrirlos. Desaparecería en cuanto perdiera la conciencia, volvería a la nada primigenia y aquel deseo, íntimamente rezado, la aterraba ahora que era inminente. ¿Era miedo lo que sentía? No quería que la silueta le cerrara los parpados, pero ya no tenia fuerzas para oponerse a ello.

Se durmió pensando fijamente en Lotario.

-Nos vemos después. 

Ya no escucho las ultimas palabras de la Guardiana.

Y un segundo, o un milenio después, su alma anidaba en un par de células haploides que comenzaban a fundirse. ***

 

Mientras duró el trance Teo permaneció de pie, temblando, casi convulsionándose, era increíble que no hubiera caído a tierra. Agnese oscilaba el péndulo cada vez más rápido, hasta que por fin lo azotó de un golpe, y Teo cayó al suelo, vuelto en si, jadeante... ¿aterrado?

Enrico corrió hacia el pero el muchacho lo alejó de un manotazo, cubriéndose la cara con la otra mano: no quería que Enrico lo viera así. Aceptó sus caricias porque se dio cuenta que de otro modo lo lastimaría, y se dejo conducir al sillón forrado de cuero blanco que había cerca del piano. La gitana jaló el banquito de este para sentarse delante de ellos, a prudente distancia.

El jovencito permaneció temblando un rato, pero tomar la mano de Enrico lo tranquilizó mucho.

-¿Qué ocurrió? - preguntó al cabo Teodoro - ¿Qué salió mal? - levantó los ojos, unos ojos diferentes a los que se habían cerrado, a Agnese - ¿Por qué lo recuerdo?

-No puedes borrar una parte de alma que se ha fusionado con otra. No puedes borrar memorias que anidan en otro corazón. - Agnese estaba conmovida, el muchacho parecía a punto de llorar - Es como las computadoras que están en red: puedes resetear una, pero la información que está en otra permanece...

-O sea que... los recuerdos de Teodora permanecen porque... Lotario existe? - ahora Teo tenia acceso a recuerdos que no podían ser suyos, recuerdos de una cara femenina, casi hermosa, mirando correr sus propias lágrimas en la pulida superficie de un espejo de bronce.

-Hasta donde yo sé, si.

-Si Lotario mu... desapareciera... ¿A dónde iría?

Agnese bajó la mirada. Como vehículo del poder de Teo, mediante su don, había visto la misma visión que el muchacho. Y había visto otras, antes, había llegado a ver tantas cosas...

-El no puede volver a abrir el túnel, porque ya perdió la vida. El túnel solo se abre cuando un alma esta separándose de su cuerpo: por eso hay gente que ha visto el túnel, pero ha vuelto.

-Pero si el no puede encontrar el túnel no podrá ir al paraíso...

Enrico trataba de seguir la conversación... surgió un silencio en el que Teo se preguntaba que eran esos seres como de cera derretida... ¿iría Lotario a convertirse en uno de ellos?

-Hay un modo. - dijo la gitana, casi contra su voluntad: esos dos se amaban tanto...

-¡Dilo! - gritó Teo.

-Por favor. - pidió Enrico.

-Lotario seria capaz de acceder al túnel de una persona con quien su alma estuviera enlazada. - Agnese hizo una pausa: no quería decirlo, causaría desgracias, pero sino, ¿Cómo iba a alcanzar la redención? - El túnel... es generado por el cuerpo, es el ultimo impulso que este da a su alma, pero si dos almas están unidas pueden ver el mismo túnel, ir por el... - al ver que no comprendían, o no querían comprender, fue mas específica - cuando tú mueras - dijo a Teo - si él esta cerca, podrá ver tu túnel. Pero tendría que estar cerca de ti, justo en el momento, o te irías de nuevo sin él.

Enrico se sintió contento al oir eso: se imagino que vivirían los tres juntos, toda la vida. Toda una vida con Teo... y con Lotario. No podía haber mejor solución. Pero Teo no se lo tomó tan bien.

-¿Y si me voy sin él?

-El tendría que aguantar hasta que reencarnaras de nuevo, - el tono de su voz parecía dudar que alguien pudiera aguantar tanto - o...

-¿O que? ¡Habla!

-O perdería su energía hasta convertirse en una de esas cosas semiderretidas que viste... pero aun más miserable, porque se quedaría en el limbo del túnel, no en el de la puerta.

-¿Esas cosas? ¿Qué eran esas cosas?

-Núcleos de almas... de almas que se negaron a ir al siguiente estadio... almas separadas de su mente; monstruos incapaces de nada, mas de que existir en sufrimiento... yo creo que es peor que ir al infierno, aunque la mayoría de esos seres son almas que se han negado a ir al infierno.

-¿Cómo? - Teo lucia compungido, asqueado, aterrado.

-Cuando un alma acaba de ser creada por Dios esta limpia, sin conciencia, es materia prima... como el carbono. Cuando se une a un cuerpo para generar una mente es como si se convirtiera en diamante. Debes comprender que un alma no esta hecha para estar sola, antes de venir al mundo esta unida con Dios, con Su mente... viene para crear la propia... si la privas después de ella es... menos que un desperdicio, como carbones quemados. La mente es la esencia del ser humano muchacho, es... el cuerpo es solo un accesorio para crearla. El alma es como su batería, si llega al mínimo la mente se pierde, se borra, pero la minima cantidad de energía del alma, su núcleo, permanece, porque es energía divina. ¿Me has entendido?

"Demasiado" tuvo ganas de contestar Teo, pero solo asintió.

-¿Estas segura de lo que dices?

-Sí.

-¿Puedes decirme algo más?

-No. Ya te he dicho todo lo que sé. Yo también morí sin hacer algo y me encontré con la Guardiana sin rostro y bebí de las aguas del olvido...

Los tres se quedaron callados. Cuando la gitana se levantó para marcharse Teo la sujeto del brazo:

-¿Por qué volviste?

Agnese levantó los ojos: decididos, aunque no orgullosos.

-Por venganza. - contestó.

Agnese siguió su camino. Cuando estuvieron a solas Enrico tomó el rostro de Teo entre sus manos y le preguntó:

-¿Qué viste mi amor? ¿Crees que haya modo de ayudar a Lotario?

Sin poder desterrar la suspicacia de su corazón, Teo contestó:

-Ya oíste. - se paró - Debemos volver con los otros.

-Pero...

-Necesito pensar. - el tono de voz declaraba que no quería hablar mas del asunto.

Como lo amaba Enrico asintió y fue con él.

 

Continuara...

Notas finales:

Link a la cancion de Therion: http://www.youtube.com/watch?v=i0vQftV-E8I&feature=related

 


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