5 Facilis descensus averni.
Teodoro ascendi por la escala de jirones de sabanas. Subir era ms difcil que bajar. Ya lo deca Virgilio: fcil es bajar a los infiernos...
Le sorprendi encontrarse con la luz encendida, y ms aun, con el barn dormido en su cama. Con el ceo fruncido lo movi para despertarlo. Los enormes ojos azules se abrieron confundidos, pero al enfocarlo y recordar la noche de perros que haba pasado cogi al chico por los hombros y lo acerc a l, tan bruscamente que Teo le cay encima. Enrico no pareci molestarse, hundi la nariz en el cuello de Teo, bajndole el cierre de la chamarra.
Teo sinti raro aquello: entre delicioso e indebido. Se paro mirando feo a Enrico.
-Hueles a rosas y vienes helado. - el barn se levant cruzado de brazos- A que crees que juegas Teodoro de Haro?
-A que juega usted barn Benzo, llevndome a todos lados como si fuera su... mascota?
-Pens que si te mantena ocupado te olvidaras de esa funesta abada. Pero no, te escapas en mitad de la noche como un ladrn!
-Es usted el que se introduce como un ladrn en mi dormitorio!
Enrico tembl un poquito de rabia antes de estallar. Con gran profusin de fuegos artificiales. Que si lo hacia por su bien, que si los fantasmas, que si lo acusara con el padre rector...
Teo lo miraba con odio. Lo odiaba en esos momentos por violar su privacidad, porque se senta avergonzado de haber sido descubierto en su pueril plan. Porque lo alejaba de la abada. No dijo nada. Para pelear se necesitan dos, y el no iba a contribuir a una actividad tan estpida y sin sentido. Que el barn dijera misa: el iba a seguir haciendo lo que quisiera.
As que lo amenazaba con acusarlo con el director del colegio? Pues bueno, el lo acusara primero. Estaban en Italia y ah el que acusaba primero tenia la razn.
Un rato despus, desvelado y con una terrible jaqueca que ni el bao le haba quitado Teo bajo del ferrari de Enrico sin despedirse, dando un portazo. En vez de dirigirse a su aula se dirigi a la oficina del director. Su secretario, el padre Lawrence, lo recibi.
-La paz sea contigo, hermano. En que puedo ayudarte? - pregunt el afable ingles con su terrible acento en italiano.
-Es sobre mi tutor. - dijo Teo, con un acento un poco mejor: despus de todo, italiano y espaol son lenguas romances.
-Sobre el barn Benzo? - el semblante del padre Lawrence se ensombreci.
-Si. Quisiera hablarle de el al director.
-El padre Schuffo fue a Roma, de Haro? - el chico asinti - Puedes decrmelo a mi.
Teo apret los labios y lo dud un momento. Se decidi: el padre Lawrence pareca buena persona, adems, no padeca de alitosis como el director.
-Pues tengo una queja sobre mi tutor. No me deja a sol ni a sombra. No me da mi espacio. No respeta mi privacidad.
El padre Lawrence estaba grave como en el velorio del papa. Asenta comedido.
-Ven. Hablemos en privado. - aunque no haba nadie mas en el recibidor el padre Lawrence lo invit a entrar en el despacho del director. Se sent en el majestuoso trono detrs del escritorio e indico a Teo que hiciera lo propio en una de las sillas frente a ste. - Ahora si. Podras repetrmelo por favor?
-Pues eso. Que el barn es un tutor muy estricto.
-Te ha pegado?
-Qu? - la pregunta desconcert a Teodoro - No! Para nada.
-Entonces por que dices que es estricto?
-Porque no me deja tiempo libre, siempre esta conmigo.
-Se mete contigo al bao?
Teo ri.
-No, pero casi.
-Te ha tocado sin tu consentimiento?
-Qu? No...
El chico apenas se repona de una pregunta cuando ya venia otra. Maldita experiencia fiscal adquirida por siglos de tener inquisicin.
-Te ha pedido que lo toques?
-No! Espere padre... - Teo cerraba los ojos y estiraba las manos- No me entiende. Yo solo quiero que el barn no agende mi vida. Que no se meta en mi cuarto.
-Se meti en tu cuarto! Dios santo! Te ha hecho propuestas indecorosas? Te agarro tu cosita?
Teodoro se quedo boquiabierto y con los ojos como platos. Su cosita? En serio, su cosita? Estaban bromeando con l?
-O tu colita?
Teo abri aun ms la boca. No, el padre Lawrence no estaba bromeando. De veras crean que con ese tipo de preguntas podran descubrir abusos sexuales.
-Te lastim?
-Que! No! Padre, si el barn hubiera abusado de mi lo dira con esas palabras, de acuerdo?
-Muchacho... - el padre lo miraba con la mirada que uno dedica a un pobre refugiado de guerra o a una pobre victima de desastre natural.
-No, padre, esccheme - volvi a extender los brazos - el barn Benzo no es un pedfilo. Es una bellsima persona, solo que exagera. Quiero que me de mi espacio, de acuerdo? Que respete mi privacidad.
-Muchacho... la mayora de las victimas de abuso sexual no lo admiten sino despus de largas sesiones... - si, pens Teo, hasta que los convencen - estn traumatizados...
-Mire padre - estall el chico- esto es ridculo! Yo no estoy traumado ni abusado. Solo quiero tiempo a solas, de acuerdo?
Se levant y tom su mochila, pero el padre lo detuvo asindolo gentil pero firmemente por el brazo.
-Lo lamento mucho De Haro, pero tendr que quedarse aqu. Cada que hay sospecha de acoso o abuso sexual tenemos que dar reporte a las autoridades: es la ley.
-Que ley ni que leches! - manote el muchacho. Pero el padre ya estaba marcando el nmero de Asistencia Social.
Teo se arrepinti mil veces de haber abierto la boca. Una trabajadora social lleg un rato despus, y le repiti las mismas preguntas que el padre Lawrence. Aunque la mujer si lo dejaba explicarse no pareca escucharlo. Estaba amurallada tras la invisible barrera de la burocracia.
Terminado el interrogatorio, la entrevista, la trabajadora lo invit a salir. Afuera estaban sus dos policas guardaespaldas. La mujer le explic que el siguiente paso del procedimiento a seguir era hacerle un reconocimiento mdico. Sin poderlo creer Teodoro se vio metido en una patrulla rumbo al pequeo hospital de la aldea.
En el trayecto se dio cuenta de que esas exageradas medidas eran producto de los recientes escndalos por pedofilia que la Iglesia haba enfrentado. As que se lavaban las manos como Pilatos en el agua de la demagogia.
Era ridculo, grotesco.
Y as se los dijo. A gritos, pero nadie le hacia caso.
-Te llevaremos con un doctor de gnero masculino para que te sientas ms cmodo. - dijo la trabajadora social.
-Bromea verdad? Cmo voy a sentirme ms cmodo con un hombre si se supone que otro me ha violado?
La mujer puso una cara como de que nunca se le haba ocurrido, pero no respondi.
-Soy el doctor Ortiga. - dijo el galeno al presentarse: este si tena cara de pederasta. - Desvstase por favor.
-Qu!? No me voy a desvestir! - Teo se cruz de hombros y se pego a la pared, cerca de la bscula.
-Desvstase: detrs de la cortina hay una bata. - repiti con mal genio el facultativo.
Teo los mir a todos con arrogancia:
-No-me-voy-a-desvestir. - pronunci muy lento y muy claro, para que le entendieran.
Tras unos momentos de tensin el mdico mir a la trabajadora social. Esta hizo entrar a los dos policas.
-Sujeten al paciente para que lo desvista.
Teo intent huir pero entre los dos policas lo cogieron. Como si fuera un maleante. Frente al ojo atento e imparcial de la representante del gobierno el galeno desaboton la ropa del muchacho.
-Estn locos! - grit el chico - Malditos idiotas subnormales! Gilipollas! Qu nunca han ledo un libro de psicologa? Si de verdad me hubieran violado con esto me traumaran de por vida! Pare maldito viejo pervertido! Qu se sienten? Una pandilla que va a hacer gang-band? Los acusare si no me dejan ahora mismo! - evidentemente no lo dejaron. Teo se contena para no llorar. Si asi trataban a las presuntas victimas de abuso sexual no quera imaginarse como trataban a los mafiosos - Los demandare ante mi embajada! Los demandare ante los derechos humanos! - grit cuando los policas le dieron la vuelta y lo empinaron totalmente desnudo contra la camilla, siguiendo las instrucciones del mdico. Llor de rabia al sentir las manos del mdico, enfundadas en asptico ltex, separarle las nalgas para mirarle el ojete.
Fro, impersonal, apegado a la ley. Como si ms que examinar a un ser humano menor de edad y vulnerable pasaran control de calidad a una res muerta.
El mdico dio por concluido su examen declarando que no encontraba ninguna seal de abuso o violencia.
-Porque nadie me ha abusado mas que ustedes, estpidos, imbciles, bestias!!!
Los policas lo soltaron y antes de vestirse pego un derechazo en la mandbula al doctor Ortiga, tirndolo contra su escritorio. Los policas lo sujetaron de nuevo. El medico se levanto echando chispas por los ojos, tocndose la sangre que le brotaba del labio partido.
-Anda, vaya a que le revisen el ojete, puto de mierda!!!
-Levantar cargos! - amenazo Ortiga.
-No puede, es menor de edad. Sultenlo. - dijo la trabajadora a los policas. - Seor De Haro, si no se tranquiliza tendr que...
-Tendrs que, vieja puta?! - Teo se vesta a toda leche - Ya se te acab tu jodido protocolo, no? El seor doctor ha declarado que nadie ha abusado de m, tal como te lo vengo diciendo desde hace horas. Tcame o trata de impedir que me vaya de aqu y te partir esa jeta cubierta de maquillaje cutre.
Sali de ah echando chispas. Sintiendo ms rabia de que se le salieran lagrimas de rabia, en un crculo vicioso. Camin a toda prisa hacia la abada, tratando de olvidar todo, de dejar su mente en blanco.
Tan ofuscado que tard un rato en comprender que Enrico haba sido sometido a una gili-pesadilla similar. Entonces la vergenza y la culpa fueron ganando plaza a la rabia.
Continuar...