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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Try not to get worried, try not to turn on to problems that upset you, oh! Don't you know?  Everything's alright, yes, everything's fine.  And we want you to sleep well tonight; sleep and I shall soothe you, calm you and anoint you. Close your eyes, close your eyes, and relax, think of nothing tonight.

(Trata de no preocuparte, trata de no hacer caso de los problemas que te han alterado, ¡oh! ¿No sabes? Todo esta bien, si, todo es correcto. Y queremos que duernas bien esta noche: duerme que yo te aliviaré, cálmate y anonádate. Cierra tus ojos, cierra tus ojos y relájate, no pienses en nada esta noche.   Jesuschrist superstar, Everything is alright, fragmento.)

50º  Everything is alright.

 

-¿Ya no está el padre Henno? - Violeta tiró de la manga de Mikael en el único kiosko de revistas de Castilleja.

-No, ya se fue.

No se supo quien suspiró con mayor pesar, si la doncella o el sacerdote. Luego, los dos pusieron a la vez la mano sobre el último ejemplar de la revista "Manga sin fronteras"

La mirada que la pequeña le echó al cura no tenia nada que envidiar a las de John Wayne a uno de sus enemigos. La de Mikael, por su parte, también parecía como sacada de un western. Solo faltaba una bola del desierto rodando detrás de ellos en el ominoso silencio del duelo de miradas.

-Hija, debes respetar a tus mayores. - tiró de la revista.

Pero la chica tiró a su vez.

-Los mayores deben predicar con el ejemplo.

-La caridad es el principio de la vida perfecta. - Mikael tiró de la revista.

-¡Eso lo dijo el glotón de Santo Tomas solo para joder a los franciscanos! - Violeta tiró más fuerte.

Mikael se carcajeó pero sin soltar prenda.

-¿Quién te ha dicho eso?

-Mi hermano.

-¡Tu hermano es un impío!

-¡No! - se ofusco Violeta, que no noto la entonación divertida de Mikael - ¡No es impío, es yaoi!

-No, si no le decía impío por ser yaoi sino por mostrar poca piedad en sus comentarios. Ahora por santa obediencia suelta esta revista.

-¡Yo no he hecho voto de obediencia! - protestó Violeta.

-Hija, no me hagas excomulgarte. Si tanto te gusta la revista, ¿Por qué no te suscribes?

-Estoy suscrita.

Mikael, que también estaba suscrito enarcó una ceja.

-¿Y para que quieres dos ejemplares? Eso es pecar de codicia.

-Quiero una para recortar...

-¡Vaya! - exclamó Mikael que para lo mismo quería un segundo ejemplar - Yo no tengo ninguna... - hizo carita triste y aflojó un poco la tensión con que sostenía el ejemplar.

La jugada hizo efecto pues Violeta también aflojó.

-El especial yaoi no es apropiado para sacerdotes... - dijo entre pucheritos.

-El especial yaoi dice que es para mayores de edad, ¿y cuantos tienes tu? ¿Quince?

Violeta asintió.

-¿Ves? - Mikael tiró súbitamente de la revista y la puso en alto. Violeta soltó aire como para gritar - Déjamela hija, y te cuento algo que de seguro no sabes del yaoi.

Violeta se cruzó de brazos y lo miró suspicaz. A esas alturas del partido que iban a enseñarle del yaoi a ella, que ya lo sabía todo.

-¿Qué?

-Aquí no es buen lugar. - señaló con la cabeza al voceador que los miraba con cara de están locos - Vayamos a la sacristía.

-Ummm...

-Anda...

-Vale. - Violeta consintió de mala gana.

Mikael pagó el precio de la revista al voceador y se fueron por la acera de la sombra a la casa parroquial.

-Padre, ¿usted ve yaoi?

Violeta sabia que la pregunta era obvia pero no encontró otro modo de abordar el tema.

-Si, mientras tenga una buena historia veo hasta hentai. - explicó Mikael muy contento, apretando contra el pecho su tesoro impreso con una calidad que superaba por mucho a la mas nueva impresora HP.

-¡Padre! - se escandalizó Violeta - El hentai es cochino.

-El yaoi también...

-Pero el hentai más.

-Bueno, eso si. - ambos tenían en mente los galones de fluidos y las tomas anatómica y fisiológicamente imposibles de ese género de animación.

El frescor de la sacristía los abrumó. Bendito el que había levantado esos muros de piedra tan gruesos, que permitían que el ordenador estuviese encendido todo el día sin arder.

-¿Gustas un refresco?

-Um, si, de lima-limón.

-¡El de lime-lemon también es mi favorito!

Las latas chasquearon al ser abiertas.

-¿Y que era eso que me iba a contar?

-Oh, eso... - Mikael se ruborizó.

-Mas le vale que sea verdad...- amenazó Violeta.

-Lo es, es solo que... no se lo he mostrado a nadie... ni siquiera he terminado de investigar.

-¡Venga, que es! - se impacientó la niña.

-Se trata de una especie de... unión yaoi.

Violeta abrió mucho los azules ojos. ¿¡Iría el padre a contarle guarradas gays?!

-No, no del cuerpo - adelantó las manos - sino de las almas. - Violeta lo miró interrogativa - Se trata de un antiguo ritual llamado boda de semejanza. - Violeta parpadeaba con los ojos muy abiertos - Veras, sucede que al principio de la era cristiana había tantas parejas yaoi en el medio oriente que, bueno, los primeros padres buscaron la manera de incluirlos, de darles una especie de bendición.

Violeta estaba con los ojos como platos. Aquello era más impactante que el jodido código da Vinci y todas sus copia-secuelas.

-¿Una bendición... religiosa... a una pareja de hombres?

-Si, así es. No tenían necesariamente que amarse, podían ser amigos... todavía en la primer cruzada algunos caballeros se unieron así, para beneficiarse jurídicamente como una pareja de esposos.

-Padre, ¿¡me esta diciendo que hay una especie de boda gay por la iglesia?!

-Algo así, era como una boda, pero no exactamente una boda, por eso se llamaba de semejanza. Piénsalo hija, ¿Qué se prometen los esposos cuando se casan?

-Amarse y respetarse hasta que la muerte los separe.

-Aja, en la boda no dice nada de tener sexo... eso ya es por aparte. En esta boda de semejanza podría decirse que los contrayentes pueden quererse o ser amigos que quieren prometerse eso mismo poniendo a Dios por testigo para que bendiga su lazo.

-Ay padre, ¿y eso no será herejía?

-No... creo que no. ¿Sabes? Es que lo curioso es que la practica cayo en desuso con el paso del tiempo, tu sabes, ya no había amistades bonitas sino puras ganas de tirar un polvete y bueno, luego con el surgimiento de tanta herejía la Iglesia se vio en la necesidad de echarle tierra al asunto, tuvo que tomar posiciones mucho mas definidas, ser mas tajante con lo que era ortodoxo o no... pero como nunca se volvió a tratar del asunto no esta prohibido por ningún concilio, que yo sepa.

Violeta seguía con algún trabajo lo que Mikael le decía.

-O sea que... la Iglesia se hizo la disimulada con las bodas de semejanza  y las escondió y por no sacarlas de su escondite ni siquiera las prohibió, de manera que si uno llega a enterarse puede hacerlo sin ser hereje.

-Si, algo así. - dijo muy contento Mikael.

-¡Es genial!

-¡Si! - exclamo Mikael.

-¡Teo podría casarse así con Enrico!

-¡Si!

-¡Gracias padre, si que es molón! - lo abrazó - ¡Usted podría casarlos!

-Ummm... - odiaba tener que desinflar el globo de felicidad de la pequeña - bueno, lo que pasa es que el ritual se perdió en tantos siglos.

-¿Se perdió? - Violeta puso cara de querer llorar. Mikael también se veía bastante abatido.

-Si, se perdió... intento por todos los modos encontrarlo, pero no aparece.

-Aaaw... - Violeta casi lloraba - ¡El padre Henno! - exclamó Violeta.

Mikael se siscó.

-¿Qué pasa con Henno?

-El sabe los altos secretos del Vaticano, ¿no? ¿No es el líder o algo así de una organización religiosa?

-No, el todavía es lugarteniente de la orden del Temple, el segundo al mando.

-¡El podría ayudarnos! De seguro que el podría sacar los archivos mas ocultos.

Mikael también pensaba así, pero...

-¡Vamos padre! ¡Pídaselo! Si de veras es tan su amigo no se lo podrá negar...

-Es que... yo quería sorprenderlo con la noticia y proponérselo...

Violeta abrió mucho los ojos, emocionada. Mikael quiso disimular pero ya era demasiado tarde.

Veinte minutos más tarde, convencido por una jovencita que parecía a punto de arder en las llamas del moe, Mikael marcaba al móvil privado de Henno para pedirle que buscara el ritual de las bodas de semejanza.

 

***

 

Los días pasaban y Teo seguía absorto en su mundo. Se había desconectado de las noticias, como lo hiciera la mujer que esperaba en la selva del Congo, para vivir su muy personal adviento. No sabría que pasaría cuando por fin hablara con esa mujer. Sentía una expectativa, una incomoda tensión que estiraba las fibras musculares de su cuerpo a la vez que podría decirse se sentía como un cosquilleo.

La sensación era parecida a la que experimentó en la plaza de la Maestranza, cuando al otro lado del tendido diviso a la gitana. Era menos intenso ahora que entonces, pero más insufrible por lo prolongado. No sabía cuando llegaría el día prometido pero lo esperaba más o menos del mismo modo que esperaba su cumpleaños o la Navidad cuando era un crío: con ganas intensas, y contrarias, de que llegara. Tan pronto quería que ya fuera Navidad como no quería que llegara, pues pasaría y se quedaría atrás. En la espera, vivía su amor con Enrico de manera física.

Tenia contacto por Messenger con Violeta y el padre Mikael, y había escrito un par de breves mails a Javiercete. Pensó en llamarlo por teléfono, pues aunque solo escuchara silencio al otro lado de la línea este seria reconfortante. Sentía un poco de cargo de conciencia por no hablarle a su padre, pero lo mitigaba pensando que era lo mejor para todos. En cuanto a su madre, estaba bien contento, satisfecho, de poder castigarla, por una vez, él a ella.

Antes de que se diera cuenta, estaba por llegar septiembre y el nuevo ciclo escolar del que él no formaría parte.

 

***

 

Lotario vagabundeaba por la casa que consideraba su verdadero hogar. ¡Qué diferente estaba luego de ochocientos años! Engalanándose  por fin para las bodas de su dueña. Unas bodas que no iban a oficiarse con él.

Aquello le hacía llorar en la soledad de aquellos muros de piedra que habían resistido más que su cuerpo pero no más que su amor.

Teodora se casaba y el no había dejado de sufrir. Por más que tratara de distraerse leyendo, observando las pinturas que ella le mostraba en aquel extraño invento, la notebook. Escuchando las estruendosas melodías que ella amaba, parecidas en el fondo a las que escuchaban juntos.

Pero incluso en el tiempo que pasaban juntos no dejaba de sufrir. Ella debía notarlo, aunque no dijese nada: siempre fue así, reservada. Pero había algo que la inquietaba, y debía ser él, pues su flamante prometido no podía estar mejor.

¡Oh, si él fuera Enrico Benzo! No podría estar mejor, poseyendo el amor de tan noble dama.

Los observaba de noche, tan enamorados, Enrico acurrucado entre el pecho y el brazo de Teodora, con una expresión beatifica en el rostro, de completo amor, irradiándolo desde dentro, tan calmado, tan pacifico... nada parecía faltarle, como a un alma en el paraíso.

Era difícil de admitir, pero había llegado a simpatizarle: era un buen hombre con Teodora, y ella le amaba... ¿Cómo odiar a quien Teodora más amaba? Era imposible. A veces, durante sus largas horas de vela sentía el deseo de hablar con el... Más, ¿Qué podría decirle a su vencedor en la justa del amor? Quizás que no hubiera rencores por el resultado de esa justa. El no los tenía, pero verlo a la cara y decírselo... no sabría si podría mantener la compostura frente al hombre que había enamorado a Teodora.

Quería conservar la dignidad en su derrota y no derrumbarse frente a él.

No darle otro motivo de preocupación a Teodora. Acariciaba su mejilla y se tranquilizaba a su contacto: su semblante se relajaba y dormía profundo, respirando hondamente. Quería tanto decirle que todo estaba bien, que no se preocupara por él. Que viviera su amor, que podía arreglárselas sin ella, que no era tan desvalido como ella pensaba. Que no se cargara con peso excesivo sobre sus hombros, que el mundo podía girar sin su ayuda.

Tenía que decírselo, aunque ello fuera un desacato a la relación que tenían, donde ella era siempre quien marcaba la pauta.

-Descansa amor mío... déjame a cargo por esta noche: todo estará bien.

 

 

***

 

 

Había imaginado que el mundo oriental estaría enteramente pintado en tonos calidos: amarillos, ocres, toda esa gama del espectro visible de la luz...

Pero no. Al igual que muchas otras ideas dadas por el folklore aquella de un medio oriente sin tonos fríos era ficticia. Imaginada por una joven que nunca antes saliera de su país, tan enamorada de su pasado que no había echado un vistazo al exterior.

Asomada al alfeizar de su ventana abovedada, con celosías mudejares, Fiammetta contemplaba un mundo que jamás esperó contemplar. Su residencia, cercana a la Torre Gálata, le daba una panorámica estupenda del Cuerno de oro. El sol acababa de ponerse en un día nublado y el cielo era de color azul marino, lo mismo que el rio, o mar, que innumerables barcos surcaban, reflejándose en sus aguas sus luces frías, producidas por lámparas ahorradoras de energía.

Las pinceladas calidas en aquel paisaje frio, afeado por la practicidad de tejados de lámina y muelles de concreto eran dadas por los tejados tradicionales de barro, por las lámparas de luz calida que iluminaban desde abajo la εκκλησία de la z2;για Σοφία, la mezquita Azul, el palacio de Topkapi...

-¿Lloras por la belleza de la ciudad del Bósforo? - preguntó el hombre turco que había entrado en su habitación sin tocar - ¿O lloras por lo que has dejado mas allá del Bósforo?

-Por lo que he dejado más allá...

-Cuando te vayas - afirmó el padrote que regenteaba a treinta efebos - llorarás por la belleza de la ciudad del Bósforo. Estambul se te meterá en los huesos y no volverás a ver la nieve de igual modo luego de verla caer aquí.

Fiammetta no podía creer que aquellos pensamientos tan poéticos, dichos de una manera tan cotidiana, surgieran de aquel viejo bigotón, con turbante y ojos pintados.

-Ponte cómoda señorita, y acostúmbrate a vivir de noche, porque de noche aquí no se puede dormir.

La música de las danzas del vientre, las risas de los clientes, fueron otras dos pinceladas calidas en aquel paisaje frío.

Paciencia, le habían recomendado los hermanos Benzi, ¿pero como tener paciencia cuando se esta tan lejos de lo que se ama?

 

***

 

-Vaya si le pego fuerte, ¿he?

Enrico dio un codazo a Teo.

-El que quiere pegar soy yo. - gruñó el adolescente - No veo la jodida diferencia entre el crema y el beige.

Como ell lugar elegido por Teodorico había sido el castello Ortelano y estaban haciendo un tour de las más lujosas tiendas de bodas de todo Milán.

Enrico ahogó una risita con una de sus blancas manos.

-Esto es una estupidez. - señaló gigantesco, lustroso y desbordante de estilo interior de la tienda especializada en accesorios para banquete de bodas. Teodorico danzaba de un lado para otro, eligiendo aros de servilleta y cubetas para champán, deteniéndose solo de vez en cuando a preguntar (o fingir preguntar) su parecer respecto a tal o cual tono a su hermano, pues Teo seguía entrenándose como futuro marido silencioso.

Enrico volvió a reír, menos ahogadamente.

-No entiendo porque no podemos ir simplemente al registro civil y que nos den el papel.

-¿No quieres celebrar que pasaras el resto de tu vida conmigo?

-Para eso bastaría una carne asada, y que te llevara flores, ¿no?

Enrico rió sin reprimirse. Estaba tan emocionado y feliz por su inminente boda que incluso las quejas de Teo le parecían adorables. Le tomó el rostro con ambas manos y lo besó, con calma, pero sin lengua.

-Eres tan tierno. - le dijo y los aplausos de las vendedoras resonaron.

Teodoro se ruborizó y entonces las vendedoras se derritieron sobre las losas de mármol pulido y retapado: como el público en general, pensaban que el jovencito era "la novia".

 

Continuara...

 

Notas finales:

Jesuschrist superstar, de 1973, es una pelicula estupenda. Les dejo el enlace a la cancion del principio:

http://www.youtube.com/watch?v=jkje4FiH9Qc

Olvide un disclaimer del capitulo pasado: el personaje de Lorraine Waters y su hija Donatella pertenecen a la autora Julxen, con cuyo permiso cuento para usarlos en este relato. Ellas pertenecen al relato Pheromone, de Julxen.

He subido un relato original de vampiros, si alguien esta interesada le dejo el enlace:

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=55625

Carpe noctem!

 

 


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