Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

[Reviews - 339]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Niemand ist verzweifelt Versklavt diejenigen die fälschlicherweise glauben dass sie frei.

(Nadie está más desesperanzadamente esclavizado que aquellos que falsamente creen que son libres. - Johann Wolfgang von Goethe.)

51  Resign to surrender.

  (Resígnate a rendirte.)

 

Al revisar su móvil Teo se dio cuenta de que tenía una llamada perdida seguida de un mensaje de texto del mismo número desconocido. Tenían fecha de hacia dos días, posiblemente habían llegado cuando su teléfono ya estaba sin batería. Desconfiado, abrió el mensaje. Y luego abrió mucho los ojos.

Cogió la billetera y salió corriendo, arrollando casi a su suegra en el pasillo donde todavía colgaba su retrato con el vestido amarillo que usaba la noche que Lotario se enamoró de ella.

Dejo mascullando a donna Madonna sobre los modales de los críos plebeyos. Jadeando llego al jardincillo publico, primoroso como salido de las paginas de una novela de Alessandro Manzoni que se abría al final de una calle curva.  Un espacio olvidado por el tiempo desde el renacimiento, diríase, de no mediar los basureros de hierro colado y las lámparas eléctricas del alumbrado nocturno.

Comprobó que el nombre escrito en la placa de hierro fundida a la farola de la veredita que daba acceso al jardín fuera el mismo que el de su mensaje de texto y entró, buscando con la mirada a una mujer de lustrosa cabellera negra y ojos tristes, una descripción que poseía de Oriana, la mujer que lo había citado.

Como era de esperarse, al ver a un jovencito con pinta de andar buscando a alguien la mujer de abundante cabello negro se dirigió hacia él.

-¿Teodoro de Haro? - preguntó a dos pasos de distancia.

-¿Oriana Fallaci?

-Mucho gusto - extendió la mano que no arrastraba la maleta de rueditas. El bolso, tipo bandolera, le descansaba sobre una cadera. Llevaba pantalones de color caqui, una camiseta blanca y un suetercito de esos que tan de moda estaban, con manga a tres cuartos, cuyos bordes, en lugar de cerrarse, caían como extremos de una bufanda.

Todo su look era bastante convencional, parecido al de Federico. Teo, que esperaba una especie de diosa guerrera y sabia, una Minerva encarnada, se quedo un poco desencantado.

-Disculpe el no haberle contestado; tenia el móvil apagado y no había visto su mensaje.

-Me alegro de que lo vieras. - dijo.

-Y yo me alegro de que usted estuviera donde dijo.

-Siempre estoy donde digo. - miró el delgado reloj de pulso de su muñeca - Faltan cuatro horas para que salga mi vuelo, así que podemos ir a comer algo, si te parece.

-Como usted quiera. Permítame ayudarla con su maleta.

-No te molestes... - no hizo nada para evitar que Teo arrastrara su maleta - estoy acostumbrada a cargar cosas mas pesadas... y sin rueditas.

Teo imaginó que las rueditas no resultarían muy funcionales en medio de la selva africana.

-¿Cómo esta Federico? - preguntó mientras caminaban por la acera de la sombra.

-Está bien. Le han puesto a cargo de un proyecto que busca naufragios romanos en la desembocadura del Po.

-¿Es cierto que solo habla alemán desde que terminó el mundial?

Teo rió moderadamente.

-No sé.

-Me gusta este lugar. - dijo señalando un pequeño restauran - Mi bisabuelo me contaba que los dueños escondieron soldados aliados aquí durante la época de Mussolinni.

-Vaya.

Entraron. Un camarero maduro les llevó la carta. Teo rogó llevar suficiente efectivo en su cartera para pagar la cuenta... ¿Por qué se negaba siempre a que Enrico le sacara una tarjeta de crédito?

-¿A dónde va, si no es indiscreción?

-A México. Mañana ese joven país cumple doscientos años de edad.  Doscientos años... - sonrió como quien mira a un bebé - ¿conoces la historia? Tienes pinta de ser un chico listo.

-Un cura, ¿no? De un pueblito, declaró la independencia...

-Algo así. - Oriana tomó aire- Mil ochocientos diez: España esta anexionada al imperio napoleónico; un hermano de Napoleón esta sentado en el trono mientras el verdadero rey lame el culo del petit cabrón en Francia. No obstante, los españoles luchan por su rey, y los españoles de ultramar, discriminados y llamados criollos por los europeos, los secundan. Un cura llamado Miguel convence a sus amigos de que es buena idea rebelarse contra el gobierno del usurpador y apoyar al verdadero rey. Pero los descubren antes de tiempo y sin estar preparados, sin una bandera siquiera, se levantan en armas.

Oriana tenía una manera fabulosa de narrar. Teo parpadeó y preguntó a su Sherezada:

-¿O sea que... no querían dejar de ser una colonia sino apoyar al traidor de Fernando VII?

-No te apenes por no estar enterado. Ni siquiera los mexicanos, muchos, lo están. Para ellos Miguel Hidalgo no era un pensador ilustrado a semejanza de los de Cádiz, sino el padre de la patria, el hombre que les dio un gentilicio con que denominarse: ponen su efigie en el billete de mas alta denominación que tienen. Quiero ir a verlos, para forjarme mi opinión sobre los progresos que han realizado. Quiero sentarme en el confesionario del cura Hidalgo y ponerme en sus zapatos para entrevistarlo en mi mente, preguntarle si esta contento de lo que ve o si considera que hubiera sido preferible seguir enseñando a sus indios, preguntarle si se arrepiente de haberse hecho matar cuando no tenia ninguna necesidad de ello...

-¿Qué van a ordenar? - interrumpió el camarero.

-La especialidad de la casa. - dijo Oriana - Con una copa de vino tinto.

-¿Y el caballero?

-Lo mismo.

-¿Me mostraría el caballero su documento de identidad?

-No lo tengo. - dijo apesadumbrado - Soy menor de edad.

-En ese caso no puedo servirle vino. ¿Puedo sugerirle en su lugar una taza de café?

-Si, por supuesto. Soy muy observantes de las reglas aquí. - comentó a Oriana cuando el camarero se retiró.

-Por eso los fascistas no sospechaban que la bodega estaba llena de ingleses y no de quesos. - le guiñó el ojo.

Animado por el gesto de camaradería Teo entró en el tema.

-¿Y que piensa sobre la ley de la entropía?

Oriana se recargó en el respaldo de la silla y por un momento Teo creyó que iba a sacar un cigarro.

-Veo sus efectos a diario. Puede no ser tan impresionante como las leyes de la balística, pero es más poderosa. Cuando se unen dan a luz una hija nefasta, la guerra.

A Teo se le hizo contradictorio que una mujer que aparentemente estaba en contra de las guerras se la viviera en ellas.

-Federico me dijo que usted estudiaba la ley de la entropía, que estaba generando una teoría sobre la formula de la vida y de la muerte, y que había asignado a la entropía el papel de formula de la muerte, ¿no es así?

¡Así que Federico la escuchaba! Aunque no la comprendía, la escuchaba, grababa sus palabras sin entenderlas... Oriana se sintió contenta por dentro.

-Algo así. ¿Qué es la entropía Teodoro?

-El desorden, el caos...

-La muerte no es desordenada: un muerto no se mueve ni alborota.

El camarero llevó los platos.

-¿O sea que no cree que la entropía signifique muerte y destrucción?

-Así es. Creo que la entropía es hermosa, terrible, como todos los poderes. Mira este plato Teodoro, es una obra de la entropía, con los tomates mezclados con el aceite, la pasta y las especias. Ordenados, por separado, no saben tan bien como desordenados y juntos. Creo que la entropía podría ser la chispa de la vida.

-No. - dijo Teo, estaba enojado, con ganas de pegar un puñetazo a la mesa - La entropía aparece como un desorden, pero en realidad es un orden terriblemente organizado. Piense en la ecuación que define un cuadrado y en la que define una flor: la de la flor es mucho más compleja, muestra un nivel mucho mas elevado de logística, de orden, de planeación.

-¿Pero que no me dijiste que la entropía era el desorden?

-Quería aguardar para exponérselo mas a detalle, ¿sabe? He llegado a pensar que no existe el desorden, que lo que conocemos como desorden es simplemente orden perfeccionado: dibuje en tercera dimensión el plano de un cajón con las camisas dobladas y uno con las camisas hechas bola. El segundo es mucho mas complicado.

-Piensas como los científicos que sostienen que la energía y la materia son la misma cosa, solo que a diferentes grados de concentración.

-Es posible, ¿no? Si el tiempo y el espacio son la misma cosa...

-Siguiendo esa línea de pensamiento debes admitir que la vida y la muerte son la misma cosa.

Teo se quedó helado. El aroma de la pasta invadía su nariz pero no despertaba ninguna reacción.

-Dos caras de la misma moneda.

-Usted... que ha visto morir a tanta gente... ¿de verdad cree que es lo mismo estar vivo que muerto?

-Es muy relativo Teodoro: para el basto sistema que llamamos mundo si: da lo mismo que yo viva o muera. Para mis seres queridos, no.

-No me enrolle con singularidades: hábleme de las ideas en general. No puede ser lo mismo la vida que la muerte.

-¿Por qué no? - Oriana encontraba divertida la molestia del jovencito - Sólo nacemos para morir, quieras o no terminarás muerto.

Aquella frase impactó a Teo. Estalló.

-¡Usted no sabe de lo que habla!

Oriana puso los codos sobre la mesa, entrelazó los dedos y apoyó en ellos la barbilla.

-¿Y tú si? ¿A quien has visto morir Teodoro?

"A mi mismo" no era una respuesta que pudiera darse. Se quedó callado.

-Morir es demasiado fácil: demasiado. Estas entrevistando a ese mercenario que solo se renta para tener un futuro que ofrecer a sus hijos y al segundo siguiente una bomba te baña con su sangre, ¿y sabes tú lo que uno piensa en ese momento? Piensas "que bueno que fue él y no yo", así de fácil. Compadecer a sus huérfanos es un lujo que solo pueden darse los que "están a salvo" los que no se han dado cuenta de lo fácil que es morir. Para ellos, para ti, la muerte es la abuelita que se extingue apaciblemente en su cama, con el confesor y los seres queridos al lado. Puedes hasta tener la absurda idea de que es algo romántico. Pero la muerte tiene demasiadas caras muchacho, la mayoría de ellas grotescas.

Oriana había alzado la voz y el camarero los miraba de reojo, atento en apariencia a secar vasos.

-Me doy cuenta de lo que dice. - dijo con voz sosegada - No soy como los cretenses que no tenían una palabra para designar a la muerte.

-Me alegro. Y te creo. Tienes los ojos de alguien que se entera, pero eres demasiado joven para comprenderlo. Te falta mucho por vivir para que llegues a comprenderlo.

"¿Y mi vida pasada no cuenta?" estuvo tentado de preguntar Teo.

-¿Qué es lo que buscas muchacho? ¿Esperas que la ciencia te dé una respuesta para todo? - inquirió algo irónica - ¿Eso buscas? ¿Reemplazar a Dios con la Ciencia?

-¿Por qué no? - desafío, aunque  sintiéndose un poco ridículo - El ciclo de Krebs es la esencia misma de la vida.

-El ciclo de Krebs... posee aun menos alcance que la ley de la entropía. Está sometido a la ley de la entropía, como parte de la química, abarca menos que la física.

-¿Por qué?

-Las formulas químicas están sujetas a las leyes de la física. La física rige las partículas y sus movimientos, la química estudia las combinaciones formadas por esos movimientos de las partículas.

Aquello fue un golpe duro. Pero Teo siguió defendiéndose.

-La química depende más del azar.

-Entonces esta mas subyugada a la entropía, ¿no dijiste que el azar, el aparente desorden, no es más que orden perfeccionado?

-¡Cuando la primera molécula se volvió lo bastante compleja para realizar por si misma, cuando la vida nació, nadie la estaba esperando!

-¿Ah no? ¿y que hay de Dios?

-Quizá no existe...

-¿Qué hay entonces del destino, del azar, de la aparente casualidad? Puedes llamarlo Dios o Hado, para fines prácticos es lo mismo.

Teo tenia ganas de llorar: se negaba a creer que ese monstruoso Algo llevaba eras tejiendo su telaraña, que había dejado las condiciones iniciales ideales para que al cabo de eones su instrumento, su sirviente, el azar, generara la primer bacteria, para que fuera posible que, con el paso de los milenios, en condiciones cuidadosamente seleccionadas (la batalla de las Navas de Tolosa, el festival donde se conocieron sus padres) se generara Teo de Haro, el juguete de titiritero que no tenia un cabello libre.

-Yo solo quiero saber si existe una fórmula de la vida... - murmuró.

-Pues existe. - Oriana tomo su copa pero la volvió a dejar de inmediato - La fórmula de la vida existe - aseveró ante los atentos ojos del muchacho - no es un término matemático, ni una formula química: es una palabra. No promete nada, te aviso, pero a cambio lo explica todo y ayuda.

-¿Cómo puede ser una palabra?! ¡El idioma ni siquiera es ciencia!

-Te equivocas: el idioma es la más grande ciencia, la única que subyuga a la física. ¿Cómo, sin palabras, podrían declararse las leyes que tanto te inquietan?

-¿Cuál es? - pregunto huraño.

-Inshallah - pronunció ella - es curioso, ¿verdad? Que la palabra que mejor la defina provenga de una cultura tan primitiva, de una cultura que nos desprecia profundamente.

-Inshallah - repitió - ¿Qué quiere decir? - lo temía, casi lo adivinaba...

-Como Dios quiera.

-¡Que! - Teo gritó tan alto que el camarero dejo sus vasos y se acercó - ¡¿Cómo va a ser la resignación la formula de la vida?! ¡Es imposible! ¡Me niego a creerlo!

-Estas en tu derecho. - le dijo - Pero la verdad es que no tienes mas opción que resignarte.

-¡Puedo luchar!

-Puedes, pero no cambiaras nada. Incluso puede que ayudes a que suceda Su plan.

Teo respiraba agitado, furioso.

-Sospecho que, como la mayoría de los occidentales, te das una excesiva importancia. Deberías mirar hacia oriente, donde las filosofías saben lo insignificante que es el ser, tanto que solo de la unión masiva de los seres surge la fuerza.

-Habla como Mao. - escupió Teo. - ¿Qué hay de Julio César, de Napoleón? A veces uno es lo bastante fuerte.

-¿Cuál es la probabilidad de que eso suceda? ¿Crees ser tú un líder poderoso, capaz de influir en el curso de la historia?

-A mi no me interesa ser famoso. - dijo Teo herido de que pensara eso - Yo solo quiero ser libre.

-¿Y no lo eres? - señaló alrededor.

-No si soy un juguete de Dios o del destino.

-Tú eliges muchacho, eso ya lo sabes. Nadie te obliga, escoges por ti mismo, esa es la pura verdad.

-Mis opciones están limitadas.

-Las has limitado tú mismo con tus decisiones anteriores.

-¿Y que hay de las condiciones iniciales? ¿De mi nacimiento, por ejemplo?

-Si vas a comenzar a culpar a tus padres por haberte dado la vista dejare de pensar en ti como un muchacho inteligente, atormentado por su inteligencia, para verte como un culazo cualquiera que rebuzna porque tiene hocico. Si no hubieras nacido no estarías ni preguntándote estas cosas.

-No - dijo Teo, azorado - estoy agradecido con mis padres... me gusta la vida...

-Disfrútala entonces; deja de complicártela. Puedes seguir jugando a enredarte con la ciencia, tomando leyes prácticas para entretejerlas en seudociencia, en charlatanería como la del 1800 que pretendía que la electricidad explicara hasta los fantasmas, si así lo deseas.

-¿Qué me recomienda usted?

Oriana se bebió su vaso de vino, muy despacio.

-Inshallah.

Luego despachó su plato de pasta fría. Teo la veía sin mirarla, con el gesto serio.

-Tengo que irme muchacho. Tú pones la propina. - ya con la bolsa cruzada, con la maleta en la mano, asió con firmeza el hombro de Teo, y cuando este levantó  los ojos y las pupilas se encontraron repitió - Inshallah.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Resign to surrender es una cancion de Epica, les dejo el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=eI9kXMDHJms

¿Y ustedes que opinan? ¿Creen que sea posible ser libre? ¿O es solo una ilusión?

Proximo capitulo: "Había sido extraño, luego perturbador y ahora peligroso..."

Carpe noctem!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).