Aclaracion del capitulo anterior:
No les voy a negar que puse a Fiammetta para que la odiaran... (esperense a leer el final ¬¬ ), sin embargo, quiero aclarar que Fiammetta pensaba que SI estaba cuidandose de no concebir durante el trio. Enrico le aseguro que lo que le dio a tomar previo y posterior al trio era un anticonceptivo, y como ella antes habia confiado en el... no se esperaba ser traicionada. Igual estan en su derecho de pensar lo que quieran sobre ella, pero queria aclarar este puntacho.
Kiitos.
64° Imaginarium
La hora de abrir los regalos de navidad era, en el palazzo Ortelano, la hora de hacer gala de las habilidades histriónicas que de generación en generación, junto con los genes y el estatus, los sacros emperadores romano germánicos habían heredado a sus descendientes, y estos a sus descendientes, y así por los siglos de los siglos.
-¡Cara! - exclamó Ludovico padre, con la sonrisa solo un poco quebrada, al desempaquetar una peluca con un peinado que odiaba - Justo lo que necesitaba.
-¿Te gusto caro?
-Mucho.
-Póntela.
Con una resignación similar a la que Tiziano inmortalizó en el último cuadro que hizo del emperador Carlos V, su lejano descendiente se encasquetó su nueva peluca excesivamente relamida. Acto seguido, extendió una pequeña cajita a su esposa.
-¡Oh, caro! Dicen que los regalos pequeños son los mejores.
Ludovichi dio un codazo a Enrico y este lo pisó.
La marquesa abrió la cajita de una joyería muy de moda, que a su juicio tenia mas propaganda que calidad, y sacó un anillo chillón con un enorme, ostentoso, rubí. ¿Por qué a su marido tenían que gustarle las cosas grandes y un tanto horteras? De joven las desnudistas tetonas, de viejo las monster trucks...
-¡Caro!
-¿Te gustó cara?
-Mucho.
-Póntelo.
Había cierta socarronería en el dulce tono de Ludovico que hizo sospechar a Teo que su abnegado suegro tenia una venita cabrona que ni años de intenso acondicionamiento por parte de Madonna habían logrado suprimir del todo. Le cayó mejor. Por indomable.
Los hijos del matrimonio aplaudieron, Lorraine y su hijita aplaudieron, el mismo aplaudió, pero poquito... las palmas nomás en los toros: en cualquier otro lugar le parecían una reverenda mamada del buen rollito.
-Ahora si niños, ya pueden abrir los suyos.
Después del ceremonial donde el conde y la marquesa intercambiaban sus regalos los pequeñines podían hacer lo propio. Ludovichi se llegó a Enrico, su hermano favorito, con un paquete rectangular de unos treinta centímetros de largo envuelto en rojo y con un lazo estampado de conejitos.
-Te va a gustar mucho tu regalo. - lo abrazó, levantándolo en el aire - Pero mejor lo abres en privado.
-Eres un cabrón... - Enrico le pasó un paquetito de las dimensiones de un estuche de dvd. - Tu también mejor ábrelo en privado.
Lorraine miró con puchero el regalito que Teodorico le entregaba, como preguntándose porque no podía ser un dvd porno también. Esperando encontrarse con un anillo igual de feo que el de su futura suegra saco una memoria usb.
-¿Dieciséis gigas?
-Repletos de lo que mas te gusta. - Teodorico le sonrió como un ángel.
-¡Kya!!! - Lorraine se lanzó a los brazos de su novio como una chiquilla, sin importarle el desaprobador meneo de cabeza de su hija súper dotada de 8 años. - ¡Mi amor, mi amor! - lo cubría de besos.
Federico, que estaba adquiriendo un malsano aire melancólico entregó cinco camisas de idéntico corte pero distinto color a los hombres ahí presentes. Las dos mujeres recibieron una blusa que hasta una institutriz inglesa habría encontrado formal y la niña una muñeca de porcelana. La única que disfrutó su regalo fue la pequeña Donatella, pues justo por esos días, estaba realizando una investigación con unos amigos de Harvard sobre la conveniencia de utilizar recubrimientos cerámicos en los implantes de hueso.
Teo entregó con más confianza sus paquetes de bóxers: por lo menos, esos no se exhibían en público y siempre resultaba útil tener unos calzones limpios. Enrico lo obsequió con sonrisa nerviosa. Lo besó:
-No importa lo que sea, me encantara, porque me lo diste tú.
-Aww! ¡Que cursi! - Ludovichi le palmeó la espalda que casi lo tumba - Toma - con un paquete cilíndrico tiró el regalo de Enrico de sus manos - esto si te va a gustar.
Al notar que este tenia como medio metro de largo lo sopesó:
-¿Es algo que debo abrir en privado?
-¡Jajajaja! Tu si que eres un atascado. - le guiñó el ojo - Para nada. Puedes abrirlo aquí: es un porro gigante.
Madonna tenia cara de ganas de decir: "niños, ¿que os he dicho sobre drogarse en casa?" pero se contuvo. Teo sacó un cuter de su bolsillo para con cuidado cortar el papel. Otro papel salió, lo desenrolló. Sus pupilas se dilataron.
-¡Un poster de Finntroll autografiado por Skrymer!
-Dibujado por Skrymer. - lo corrigió Ludovico.
-¡Wow! ¿Cómo lo conseguiste? ¿No lo habrás torturado verdad?
-¡Jajaja! No... lo conseguí de otro modo.
-¡No! - Teo seguía pelando unos ojotes - No me digas que es gay...
-¡Jajaja! Si basta verlo mirar a Vreth.
Casi se escuchó el crack del cerebro de Teo. ¡Y el que pensaba que su hermanita era depravada!
-Yo también tengo algo para ti. - le llego Lorraine. - Gracias por los bóxers amarillos, también soy fan de Perla Shumajer.
-Me dijo Violeta... - Teo rasgo el papel de su regalo - ¡Que!!! ¡El dvd de Norther live at Waken 2007!!!
-También me dijo Violeta. - le guiñó el ojo.
-Vaya, parece que al fin tendremos en la familia otra persona que sabe hacer regalos: estaba harto del monopolio de Ludovico. - dijo Enrico.
Teo recogió rápido el regalo de su esposo y puso su mejor cara de me gusta al sacar el pantalón de cuero.
-Mira, este nada mas lleva agua a su molino. - comentó Teodorico a Federico.
-¡Que se lo ponga! - exigió Lorraine, con una cara que parecía demandar que se lo pusiera ahí en publico, con ayuda de Enrico.
La matrona saltó a defender a los suyos.
-Después de la cena. La sopa de pepino se va a calentar.
-La sopa de pepino parece vomito de lord Voldemort. - protestó Ludovico.
-¡Ludovichi! - lo reprendió Madonna.
-Te pasas. - le dijo Enrico.
-¿Qué? - le susurró - En realidad iba a decir que parece eyaculación de lord Voldemort.
Esta vez el crack del cerebro de Teo pudo verse a través de sus ojos. No volvería a ver al malo de las series Harry Potter del mismo modo.
***
Cuando Ulises regreso a Itaca la costa estaba desierta. Nunca antes habia comprendido el significado de esa frase. Ahora, de pie frente a la Casa de los Postigos, en la soledad de la calle, la comprendía.
¿Habria alguien en casa que lo esperaba? ¿Penelope habría muerto, se habría casado con otro? Y con Álvaro ni siquiera habia tenido mascota, asi que ni siquiera tenia el consuelo de que un perro, único en reconocerlo, se alegrase por su llegada.
Era temprano. El perfume de los naranjos todavía no era destruido por el calor del dia. Las calles de aquel barrio (no sabia si seguía siendo su barrio) estaban mojadas por la limpieza matutina de las mujeres. La condesa y doña Macarena estarían en misa.
Orhan se armó de valor y tocó el timbre de una puta vez. Su corazón palpitaba como habia palpitado durante el trayecto en bus desde Madrid. Solo se habia relajado mientras caminaba por las calles de Sevilla. Lo habia confortado la sensación de familiaridad que aquellas calles, recorridas rutinariamente por cinco años, le daban. Su hogar le habia sido arrebatado demasiado pronto y ahora este...
Álvaro apareció antes de lo previsto. Hermoso, increíblemente hermoso, avanzo etereo por el jardín. Estaba tan contento de verlo que no quiso darse cuenta de la expresión triste de su cara.
Álvaro también lo habia pensado mucho durante su ausencia. O más bien, dejado que la idea se cocinara en su subconciente mientras Orhan no estaba. Y al verlo ahí plantado en la puerta de su casa estuvo lista. No iba a funcionar. Se visualizó a si mismo enfrentando la misma escena dentro de un año, o dos. Se imaginó volviéndolo a perdonar. Se lo imaginó volviendo a reincidir. Si lo aceptaba esta vez lo aceptaba por todas las veces. Entrarían en un círculo vicioso, pues Orhan no podía curarse de su infidelidad. La llevaba en las venas. Ni siquera el amar sinceramente al hombre mas hermoso sobre la faz de la tierra podía cambiar su personalidad. Y el era demasiado orgulloso para humillarse una y otra vez. No lo amaba. Queria quedarse solo con el recuerdo de Romain.
Queria que lo dejaran morir solo.
Ahora solo quedaba completar el trámite. Esperaba que por amor a él Orhan interpretara su parte con decencia y no le armara una escena. No quería lastimarlo.
-Te traje un regalo. - saludó Orhan.
Álvaro esbozó una palida mueca que cualquiera llamaría sonrisa. Árabe hasta el último momento, su Orhan.
-Es muy hermoso. - dijo Álvaro, con los ojos fijos en el pero casi sin mirarlo.
-¿No me invitas un café?
-No tengo.
Era la manera piadosa de decirle que no volverían a comer bajo el mismo techo, con todo lo que aquello implicaba en la cultura de Orhan, y Orhan lo sabia.
-¿No vas a perdonarme verdad?
Álvaro negó lentamente con la cabeza, mirándolo con aquellos ojos tan bellos y tan tristes.
Algo le subió por la garganta a Orhan. Era su culpa, lo habia hechado a perder por no saber mantener la bragueta cerrada. ¡Cuanta razón tenía el profeta Jesús al recomendar que si tu mano te es objeto de pecado te la cortes, pues más te vale llegar manco al reino de los cielos que irte entero a la condenación!
-¿No vas a darme ni siquiera una última vez?
-Ya tuviste tu última vez. Sólo que no sabias que era la última vez.
-El destino es cruel: solo nos queda sangrar.
-Adiós Orhan. - se inclinó a dejar el regalo en el piso, junto a la reja - Nunca vuelvas. - susurró al darse la vuelta.
Orhan se embebió de cada segundo de la espalda de Álvaro alejándose en el jardín, porque sabia que no tendría mas de el. Se agarro de los barrotes para no caer cuando el se perdió de vista. Antes de marcharse recogió el regalo: valia mas que cualquier cosa porque Álvaro lo habia tocado.
Continuara...