Capítulo 2
-Buenas tardes.- Esas palabras parcas fueron pronunciadas por el anciano que llevaba a su derecha a un muchacho de buena apariencia, quizás 18 años, vestido de mezclilla y en una camiseta café sin mangas, su cabellera ondulada y azulina llegaba a media espalda, sus ojos turquesa eran bellos y determinados, su cuerpo atlético completaba en conjunto de su apariencia, era el joven Milo.
-Llegando tarde, tú, el creador del cielo y de la tierra, jajaja de verdad es irrisorio.- El joven rubio llevaba a su izquierda a un chico que aparentaba la edad de Milo, su cabellera lacia aguamarina conservada larga era hermosa, sus ojos como zafiros no expresaban emoción alguna, llevaba puesto un traje gris demasiado formal para ser tan joven, era Camus.
-Basta de eso Luzbel, ya he llegado eso es lo que importa …
-Te lo he dicho millones de veces LITERALMENTE, detesto ese maldito nombre.
-¿Cómo quieres que te llame entonces?
-Quizás como me llaman muchas de tus ovejas de las que te sientes tan orgulloso; que tal Lucifer, señor de la oscuridad, ángel caído, Belcebú, que se yo, escoge uno …
-Me temo que no, yo te di ese nombre que detestas y con el te llamaré por la eternidad …
- Jajajaja, de verdad eres necio viejo.
-No tanto como tú que insistes en retarme, lo has dicho, soy viejo, ya no estoy dispuesto a seguir jugando contigo.
-Por eso mismo pensé en esta apuesta, este de aquí -dijo señalando a el chico a su lado -es Camus, le elegí por que parece todo lo contrario a lo que es, todo un talento de verdad.
-Entiendo - dijo el anciano al mirar al joven al que estaba al lado de Luzbel, Milo intrigado también lo miró de arriba abajo, ese tipo le pareció un estirado sin chiste.
-Yo elegí a este joven, su nombre es Milo, no te dejes llevar por su aspecto, es uno de mis mejores elementos, bastante necio e imprudente pero calificado como ninguno. - Dijo severo observando como Luzbel escudriñaba al pobre Milo como si quisiera arrancar con la mirada los secretos del chico.
-La calidad de tus subordinados desde que me fui a decaído bastante.
Aquello enfureció a Milo, ese tipo no era nadie para dirigirse a él de aquella manera despectiva, iba a escupir su peor repertorio de groserías y dar un paso al frente cuando sintió que le detenían por un hombro.
-Vaya soberbia, este joven de aquí a diferencia tuya posee toda mi confianza. -Esa confesión provoco una sonrisa en Milo, jamás creyó oír eso el labios del Señor.
-La soberbia es una de mis mejores 7 cualidades, ya veremos si al final del plazo de un año te sientes tan orgulloso de este chiquillo con cara de bobo.
El anciano no respondió, solo sonrió de manera suave sin decir nada mirándolo a los ojos. Apretó su mano que aún estaba en el hombro del chico para detener lo insultos que sabia se le acumulaban en la boca.
-Bien, dime viejo ¿ya elegiste también el sitio al que irán a reclutar almas?
-Por supuesto, es cerca de aquí, en una pequeña pensión para estudiantes que llegan a la ciudad para ingresar a la Universidad, es un lugar agradable, ya llame para reservar para estos dos un lugar y he pagado por adelantado un año.
La mirada de sorpresa de todos no paso desapercibida, Milo sobre todo no disimulaba para nada su sorpresa.
-Siento no habértelo dicho Milo, espero que disfrutes el vivir como un chico de la edad que aparentas, quiero que sientas lo que un joven cualquiera al ir a la Universidad.
-Jajaja pero que generoso eres, de todos los lugares a los que pudiste enviarlos ese si que no me lo imaginé, será muy divertido quedarme con todas esas almas jóvenes.
Con otra sonrisa y sin titubear respondió viéndolo a los ojos el anciano. - Eso lo veremos, sabes me gustaría agregar algo al trato si no te importa.
-Eso depende, ¿de que se trata?.
-Ni tu ni yo intervendremos en nada de ahora en adelante, es decir, en las decisiones de estos dos muchachos.
-Acepto.
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