Habían pasado unas semanas desde que todo empezó y las cosas entre ellos eran aun más tensas, ya ni siquiera se dirigían la palabra.
Kanda había estado actuando extraño, salía seguido sin decir nada y si de por si no se veían, ahora la única forma en que podía verle era en fotografía o yendo a hurtadillas a su habitación en la noche y verle mientras dormía.
Se removió en la cama, desde que empezaron a dormir separados tenia dificultad para poder conciliar el sueño. Sonara tonto y algo infantil, pero sin Kanda no podía dormir apropiadamente.
Se levanto de la cama y camino en dirección a la habitación donde el otro dormía. Necesitaba verle de cerca…estar con él…aunque fueran unos segundos….
Abrió cuidadosamente la puerta procurando no hacer ningún ruido que lo delatase y se acerco lentamente hacia el japonés. Se encontraba completamente dormido y con una expresión relajada en el rostro.
Sonrió levemente y acaricio su mejilla delicadamente.
Era raro ver a Kanda de esa manera ya que siempre tenía esa expresión de enfado en el rostro, pero se sentía afortunado al ser el único que podía ver esa faceta suya.
-Moyashi…- escucho decirle en murmullos, al parecer estaba soñando con él y eso le hacía feliz.
-Kanda…- se acerco hasta sus labios rozándolos superficialmente, en un beso corto. Se separo de nuevo para observarle. Se quedaría ahí viéndole toda la noche sin aburrirse porque, el Kanda de esos momentos era uno que no había visto en mucho tiempo.
El japonés se removió un poco en la cama y se dio vuelta dándole la espalda. El albino se recostó por un lado suyo, pegando su cuerpo a la espalda del mayor.
Solo unos momentos así, solo eso quería y después se iría antes de que el otro le viese y le corriese.
Antes de darse cuenta se había quedado dormido como en días anteriores no lo había hecho, el calor y la cercanía de su pareja lo relajaban y lo hacían muy feliz.
El mayor despertó al sentir a alguien acurrucándose contra su espalda; sabía que no podía ser otro que su moyashi. Espero a que el menor se quedara dormido, se dio la vuelta quedando frente a frente. Al parecer se encontraba muy cansado y se había dormido al instante.
Movió uno de los mechones que le cubrían la cara y le acaricio la mejilla delicadamente. Le escucho suspirar un poco, lo acerco más a su cuerpo rodeándolo en un cálido abrazo.
-estúpido moyashi…- dijo casi en un susurro a la vez que sonreía y se quedaba dormido junto a aquel cuerpo que tanto había extrañado.
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El sol comenzaba a entrar por la ventana haciendo despertar al albino, se removió un poco entre las sabanas, despertando al sentir los rayos del sol en su cara, abrió los ojos con pesadez y miro a su costado.
-Kanda…- dijo casi en susurro al ver que el mayor no se encontraba a su lado. Se entristeció.
¿Hasta cuándo seguiría aquello?
¿Cuándo volverían a ser las cosas como antes?
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El albino se encontraba sentado en la sala revisando unos expedientes, era su día de descanso que extrañamente había coincidido con el de Kanda. Ambos se encontraban en la casa pero cada quien estaba en lo suyo sin dirigirse si quiera la palabra.
El albino dejo de lado las hojas, se armo de valor y fue a donde el japonés. Estaba harto de esa situación y enfrentaría a Kanda aunque terminaran su relación definitivamente.
Llego hasta el cuarto que antes compartían.
-Kanda ¿Qué es lo que estás haciendo?- pregunto al ver como el otro metía sus cosas en un maletín; mas no obtuvo respuesta. -te vas por mi culpa ¿verdad? Es porque quiero ser padre… ¿no es así?- bajo su cabeza y cerró los ojos fuertemente.
Por su parte Kanda se detuvo un momento de lo que hacía y le miro por el rabillo del ojo. Más no dijo nada.
Al no obtener respuesta, los ojos del albino se empezaron a llenar de lágrimas.
“no llores…no debes llorar frente a Kanda… ¡maldición allen!” se regañaba mentalmente mientras se frotaba con fuerza los ojos para evitar que las lagrimas salieran, sin tener mucho éxito.
El japonés le vio frotarse los ojos con fuerza y suspiro. Se dio la vuelta dejando sus cosas sobre el escritorio y se acerco hacia el albino. Se detuvo frente a él mirándole fijamente; levanto su mano a la altura de la frente de este y lo golpeo con los dedos; haciendo que el otro levantara la vista y le mirara sorprendido.
-no seas idiota, estoy guardando mis cosas del trabajo, pero ya que lo mencionas si, voy a mudarme de aquí- dijo mientras le veía con seriedad.
-entiendo- Allen entristeció, en el fondo el sabia que eso podría pasar pero…no quería que pasara.
Por su parte Kanda suspiro de nuevo y continúo al mirar cómo se ponía el albino. –Che si serás idiota- se dio la vuelta; tomo su maletín y camino en dirección a la puerta deteniéndose junto al albino antes de salir.
–no me iré solo, nos mudaremos juntos a otro lugar más grande ¿no es eso lo que querías?- el menor volteo a verle sorprendido por sus palabras y antes de que pudiera decir algo fue el japonés quien hablo de nuevo.-hablaremos más tarde, ya me tengo que ir- y sin más salió dejando a un muy confundido, pero a la vez feliz albino.
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-¡Timcampy vuelve aquí!- corrió el albino detrás de la “súper obediente” mascota; la cual había salido rápidamente a medio baño, mojando todo a su paso -¡no hagas eso timcampy! ¡Kanda se molestara de nuevo!- le grito al ver como mordía con ferocidad la tan amada mugen de Kanda -¡no timcampy no te orines sobre los zapatos nuevos de Kanda! –chillo de nuevo al ver como el animalito bautizaba los dichosos zapatos.
El agradable perrito corrió de nuevo, pero esta vez lo hizo en dirección a un cuarto vacío aun debido a la reciente mudanza.
*Flashback*
-dadaimasu- el japonés había regresado a altas horas de la noche. Se dirigió a la cocina por algo de comer antes de irse a dormir; había sido un día agotador y lo único que quería era descansar. Entro a la cocina, tomo algo de soba y se dispuso a comérsela.
“¿Dónde está el moyashi?” dejo de lado la soba al darse cuenta de que no había visto a su pareja al entrar “¿estará dormido?” se dirigió a la habitación que antes compartían y esta se encontraba vacía, reviso la sala, el baño; pero nada, no había rastro del albino por ningún lado. Se comenzó a preocupar de verdad.
“Tal vez tuvo que salir de emergencia al hospital” se tranquilizo un poco, se dirigió de nuevo a la cocina buscando al nota que el otro siempre le dejaba antes de salir encima del refrigerador. Llego y busco la nota pero no había nada, se extraño más por eso.
Decidió que lo mejor era llamarle al celular, saco el suyo del bolsillo y marco
“lo sentimos, el numero que usted marco no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio por f…”
Colgó inmediatamente frustrado y molesto.
-¡¿Dónde diablos estas moyashi?!- grito con rabia a la vez que desquitaba su frustración con la mesa; golpeándola fuertemente.
El animal favorito de Kanda apareció de repente, saliendo de una de las habitaciones, Dándole una “calurosa” bienvenida.
-¡deja de morderme estúpido perro!- lo sacudió de su pierna, ya que tim no quería soltarle -¡¿en dónde diablos esta el moyashi?!- pregunto con molestia al animal, el cual lo sujeto con más fuerza mientras le gruñía. -¡deja de estar jodiendo y dime donde está el estúpido de tu amo!-
Volvió a gritarle mientras se lo sacudía de su pierna sin éxito, el perro se había aferrado con fuerza a su pantalón y no lo dejaría ir tan fácilmente.
-grrrrr…- fue lo único que obtuvo por respuesta; aun con el perro a rastras camino hacia la puerta para ir a buscarle, pero una voz que conocía muy bien le hizo desistir
-¿eh? ¿Qué es lo que pasa Kanda? ¿A dónde vas tan tarde?- el albino apareció bostezando, al parecer acababa de despertar.
¿En dónde diablos estabas?- pregunto molesto
-te estaba esperando pero como no llegabas…te espere en la habitación donde duermes ahora y…-
-¿Por qué no contestaste el maldito teléfono?- interrumpió
-a qué te refieres si esta….- saco el móvil de su bolsillo notando que estaba apagado –creo que se descargo- sonrió tontamente.
-che ¿para qué lo traes si no te fijas siquiera?- le pregunto a un molesto.
Por su parte timcampy seguía en su labor de “protección” al continuar mordiendo la pierna de Kanda.
-¡Timcampy deja de morder a Kanda!- el animalito desistió al instante, sentándose y moviendo la colita alegremente.
-che estúpido perro- bufo molesto cuando el perro dejo de morderle y se sentó muy obediente.
-time es un buen perrito Kanda, no sé porque te ataco así- dijo mientras se agachaba y acariciaba al animal
-che eres un estúpido que no conoce a su perro- le miro molesto, Allen se puso de pie y le miro
-¿porque siempre eres así con tim? Más bien ¿Por qué eres así con todos?- dijo un tanto molesto
-porque ese animal no ha hecho otra cosa que joderme la existencia desde que llego-
-¡pero si fuiste tú el que lo trajo!-
-che… maldigo el día en el que lo hice- se dirigió hacia el dormitorio pasando de largo al menor y su mascota
-¡oye espera! ¿A dónde vas?-
-che estoy cansado me voy a dormir- dice tajantemente antes de entrar a su habitación
-espera quiero hablar contigo- lo alcanza y lo detiene antes de que entre a la habitación –es sobre lo de esta mañana…Bueno sobre lo que dijiste….de mudarnos- empieza a tartamudear pues no sabe que responderá
-che- es l único que exclama antes de atraparlo en un beso desesperado y demandante. El albino se sorprende pero corresponde al instante, era algo que había extrañado después de todo y no dejaría pasar la oportunidad de tenerlo de esa manera.
Aunque claro que el mayor tampoco se quedaría atrás, lo arrastro al interior del cuarto, lo empujo a la cama y lo desvistió rasgando sus ropas y aventándolas a un destino incierto.
Se deseaban más que nunca, y no había podido estar juntos debido a una estupidez, en opinión de Kanda, pero ya había pasado mucho tiempo y el japonés ya había llegado a su límite.
Orgullo, coraje, resentimiento, cualquiera que hubiera sido la razón de Kanda para no acercarse al menor, ya no importaba, porque ahora estaban siendo uno, abrazándose, besándose, amándose con desesperación y deseo.
A la mañana siguiente….
-¿a dónde nos mudaremos Kanda?- le pregunto mientras le veía tiernamente recostado a su lado en la cama
-che dijiste que querías un lugar más grande, es un lugar cerca del hospital, la mudanza viene pasado mañana-
-¡¿Qué?!- se levanto de golpe -¡hasta cuando pensabas decírmelo!-
-che te lo iba a decir pronto- contesto con fastidio
-no pues si me lo hubieras dicho el mismo día no había problema- dijo con sarcasmo y molesto
-che- volvió a contestar jalándole del brazo haciendo que se recostara de nuevo. Se posiciono sobre el –deja de discutir y mejor haz algo más productivo- dijo en tono sensual y comenzó a besarle.
-nggghhh…Kanda no hagas…eso….estas evadiendo el tema- intento resistirse un poco
-tsk cállate y continuemos con lo de ayer- no le dio tiempo de responder de nuevo ya que empezaron a hacer la continuación de lo de la noche anterior….
Y así fue durante TODO el día y la noche….
*fin flashback*
“me pregunto para qué quiere Kanda esta habitación…” pensó al observar aquel cuarto vacio con solo una cama individual
*flashback*
Recién habían llegado a su nuevo hogar y se encontraban desempacando. Allen estaba maravillado pues el lugar era un poco más grande que su antiguo departamento y contaba con 3 recamaras y 2 baños.
-ni se te ocurra entrar a esa habitación- apareció Kanda detrás de él mientras se encontraba en la puerta de una de las habitaciones
-¿Por qué?- preguntó con curiosidad
-che deberías continuar desempacando en vez de estar perdiendo el tiempo en estupideces- se marcho sin decir más.
*fin flashback*
-Timcampy bájate de la cama que si Kanda te ve nos matara a ambos- el animalito se recostó sobre la cama dando vueltas en ella aun mojado debido a su frustrado intento de baño.
-¡no timcampy bájate de ahí! ¡No hagas eso!- siguió intentando detener al perro en vano…
Minutos después llego Kanda y….bueno digamos que el albino término pagando los platos rotos de tim….
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Se suponía que ese sería el día en cual ambos lo pasarían juntos, saldrían un rato y tendrían “tiempo de calidad” juntos, pero el celular de Kanda sonó mientras ambos desayunaban.
-tengo que irme- dijo de repente el japonés, se puso de pie y se marcho sin más.
Era casi medio día y Kanda aun no regresaba, el albino comenzó a preocuparse, estuvo a punto de llamarle cuando la puerta se abrió. Se dirigió rápidamente hacia el recibidor
-Kanda – le recibió gustoso -¿he? ¿Qué es lo que pasa?- pregunto al notar que este no entraba, solo estaba ahí sin moverse
-che ¿vas a pasar o no?- pregunto dirigiéndose a alguien detrás de el
¿Kanda había invitado a alguien a su hogar?
El albino se pregunto quién sería la persona tan privilegiada
-hola mucho gusto soy….- se acerco a saludarle pero se quedo inmóvil al ver de quien se trataba – ¿Yu…Yume?- tartamudeo completamente asombrado, la niña por su parte le sonrió muy feliz –Kanda ¿Qué…- no podía articular palabra alguna, no entendía el porqué o él como la niña era que estaba ahí; se supone que sería llevada a Black orden para ser dada en adopción.
*flashback*
-¡por favor déjame adoptar a Yume! – entro de golpe a la oficina
-¡oh, Allen –kun! ¿A qué debo tu visita? – pregunto alegremente
-¡por favor déjame adoptar a Yume!- dijo desesperado
-Allen-kun…lo siento pero Ya alguien la va a adoptar….-
-¡dime quien es Komui! por favor quizá puedo convencerle de que desista-
- lo siento pero no puedo darte esa información- se acomodo las gafas –además no creo que esa persona quiera desistir de ello lo siento-
-¡por favor Komui-san!- rogaba
-lo siento Allen-kun-
*fin flashback*
“¿entonces Kanda..?” no podía creerlo, simplemente no podía hacerlo. Kanda el amargado, antisocial, frio que no quería hijos…. ¿Había adoptado a uno?
Es mas ¿había adoptado precisamente a la niña que Allen quería?
Había adoptado a Yume…
Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que la niña se había acercado a él, le había tomado de la manga y le miraba preocupada. Salió de su ensoñación, le sonrió dulcemente
-okaerinasai Yume-