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No puedes comprar mi amor por zandaleesol

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Título: “No puedes comprar mi amor”


Personajes: Harry Potter/Draco Malfoy


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Post Deathly Hallows, sin Epílogo. Esta historia comienza a desarrollarse justo cuando faltan dos días para el primer aniversario del enfrentamiento final entre Harry y Voldemort.


Capítulo 25. Decisiones


1



Pasaron apenas unos segundos tras la declaración de Lucius.


Narcisa miró a Harry, intentando encontrar en el rostro del muchacho explicación a esas extrañas palabras, y no sin preocupación advirtió que las facciones del muchacho que reflejaban estupor poco a poco adquirían un aspecto duro, casi violento. Temerosa de que se produjera un enfrentamiento entre Lucius y Harry decidió intervenir.


——¿Qué está sucediendo, Lucius? ¿A caso has estado haciendo algo ilegal? ——preguntó la mujer, mirando a su esposo con el ceño fruncido.


Justo cuando Lucius iba a responder, Harry salió de su estado de aturdimiento y reaccionó de la peor forma. Antes de que cualquiera pudiera evitarlo, tras dos zancadas estuvo junto a su suegro y le apuntó con la varita.


——¡Miserable bastardo me tendiste una trampa! ——gritó Harry, sintiéndose tan furioso con el hombre como aquella vez en el departamento de Misterios.


Lucius ya había previsto esa reacción. Sabía perfectamente que el muchacho tenía un carácter bastante irascible cuando le daban motivos, y él acababa de revelar que le había engañado para que se casara con su hijo.


——¡Por Merlín, Harry! No sé que está pasando, pero estoy segura que no deseas lastimar a Lucius realmente ——dijo Narcisa con tono angustiado.

——Se equivoca señora Malfoy, no puede imaginar las ganas que tengo de matar a su marido ——respondió Harry con un tono que provocó que los tres Malfoy sintieran escalofríos.


Narcisa buscó la mirada de Draco en busca de auxilio. Recién el muchacho rubio reaccionó y se acercó a Harry tembloroso.


——Por favor, Harry, te lo suplico… Es mi padre ——pidió Draco nervioso.


A pesar de la furia aquellas palabras hicieron que el muchacho reaccionara. Bajó la varita aunque no dejó de aferrarla con fuerza, luego miró a Draco.


——¿Por qué me engañaste de esta manera? ——preguntó Harry mirando al chico rubio con profunda decepción.

——Yo no te engañé Harry…

——Tu padre y tú lo planearon todo.

——Harry yo no planee absolutamente nada. Yo sólo quise saber el verdadero motivo de tu petición de matrimonio, Harry tú me odiabas y no podía comprender que de pronto quisieras casarte conmigo.

——Estás mintiendo, tú sabías que la profecía era una invención de tu padre para hacerme caer en su trampa.

——No Potter, yo ideé todo, ni Draco ni Narcisa sabían de mi plan ——dijo Lucius.


La rabia bullía dentro del cerebro del muchacho de ojos esmeraldas y el oír la voz de Lucius sólo hacía que esta aumentara, lo único que le frenaba de utilizar un Crucio, porque estaba seguro que lo hubiese llevado a cabo con maestría. Era más acuciante necesidad de saber la verdad, de comprender hasta que punto había sido estúpidamente ingenuo como para caer en el engaño de esa serpiente ponzoñosa y rastrera que era Lucius Malfoy.


——¿Se puso de acuerdo con Umbriedge para engañarme?

——¿Yo asociarme con esa bruja estúpida? Naturalmente que no, Potter. Aunque ella fue una pieza fundamental en todo esto.

——Quiero saberlo todo, hable de una vez ——exigió el muchacho.


Lucius asintió con la cabeza.


——Como ya dije antes Potter, después de saber que Draco estaba enamorado de ti decidí hacer algo por él, se lo debía después de todo lo que sufrió por mi causa.


Harry miró al hombre con indignación, no podía comprender como era posible que no entendiera que de todos modos le había hecho daño a Draco.


——Hacía tiempo que había dejado de leer el Profeta, y vaya sorpresa una mañana me encontré con la novedad de que habían vuelto a hablar de mí. Skeeter recordaba el asunto de la profecía que yo había tratado de robar del departamento de Misterios, episodio sumamente desagradable por cierto que me llevó a Azkaban, en fin, pensando en ello, recordé que tu curiosidad y tu deseo de ser héroe siempre te habían llevado a caer en una trampa. Entonces comprendí que sólo tenía que despertar tu curiosidad… Lo demás sólo tenía que dejártelo a ti.

——¿Fue así como se le ocurrió inventar todo aquello?

——Sí. Necesitaba atraer tu atención y comprendía que Umbriedge era la persona perfecta. La odiabas y de seguro que una asociación con ella llamaría tu atención. Mandé a uno de mis elfos para que espiara cada paso dado por esa mujer. Como vivía sola en su casa no fue difícil. Puse en la mente de esa bruja un recuerdo falso.

——La profecía que supuestamente escuchó aquel día que fue a despedir a la profesora Trelawney ——dijo Harry.

——Sí. La profecía que se hizo sobre el Señor Tenebroso y tú, hasta antes de la guerra solo era un rumor, después todo el mundo creyó en ella, hasta Umbriedge pese a lo mucho que te odiaba no tuvo más remedio que aceptar que era cierta, por eso se convenció de que la profesora de Adivinación no era una completa inútil después de todo. Y haciendo deducciones concluyó, tal como yo había previsto que era Draco el señalado por la nueva profecía.

——No creo que se haya tomado tantas molestias sólo por ayudar a su hijo, el Ministerio confiscó todos sus bienes, más exactamente Umbriedge.

——Sí, sí. Imagino lo que piensas Potter, que lo hice en realidad por recuperar mi fortuna, pero no. Mi fortuna está muy bien reguardada en un Banco mágico de Francia. Hace muchos años que tomé previsiones al respecto, yo sabía que el Señor Tenebroso regresaría alguna vez. Sin embargo le hice creer a todos, sobretodo a Umbriedge que todo estaba en manos del Ministerio. Potter nunca he necesitado el dinero que me quitaron, soy tan rico que generaciones de Malfoy podrán vivir sin preocuparse jamás por cuestiones de dinero.


Harry guardó silencio. Saber que Lucius no le había tendido aquella trampa en pos de buscar una mejor posición económica no atenuaba su odio hacia el hombre.


——Usted no tenía derecho a manipular de esa forma la vida de Draco.

——Potter, lo hice por su felicidad. Después busqué a Umbriedge le hice creer que estaba desesperado por recuperar lo que el Ministerio me había quitado y ella por ser quien maneja los hilos tras el inútil de Rathbone podía dar el pase. Se sintió muy poderosa la muy tonta, tenía a Lucius Malfoy en sus manos. Casualmente apareció ese hermanito suyo, Magnus, un idiota tan presumido como ella misma. De verdad creyó que él podía estar a la altura de mi hijo y pretenderlo. No me negué a la idea, al contrario los alenté diciendo que necesitaba casar a mi hijo con un buen partido era el único modo de salvarme de la miseria.


Si las circunstancias fueran otras Harry se hubiese reído de buena gana, pero la estupidez de Umbriedge había sido también la suya.


——No estaba seguro si asistirías a la conmemoración en Hogwarts, pero decidí citar a esa bruja en el Caldero Chorreante de todos modos. Si no eras tú quien me viera con ella, sería cualquier otro y de todas formas te enterarías de que yo me traía algo con Umbriedge. Y no me equivoqué.


Harry ya había bajado la varita, su rabia contra Lucius era grande, pero no se comparaba con la rabia que sentía hacia sí mismo.


——Esa mañana llevaba mi capa de invisibilidad porque no quería ser reconocido en el pueblo ——recordó Harry ——. Lo vi entrar ahí y me pareció muy extraño porque yo sabía que desde que Draco había hechizado a Madame Rosmerta, no habían vuelto a pisar ese sitio. Me quedé ahí hasta que llegó Umbriedge con su hermano, escuché toda la conversación.


Esta vez fue Lucius a quien le tocó sorprenderse.


——Así que estabas ahí.

——Y todo fue mentira. Realmente me tragué la historia de que usted necesitaba casar a Draco con urgencia ¡Que estúpido fui!


De pronto Harry fue asaltado por una idea repentina.


——¿Por qué cuando le escribí la primea vez no me respondió? ——preguntó recordando aquello.

——Hubiese sido muy sospecho que te respondiera enseguida, además te conozco Potter, sabía que insistirías.

——Y lo hice ——dijo el muchacho con tono decepcionado.


Draco tras oír la confesión de su padre no sólo estaba decepcionado de éste, sino también enojado por la forma en que había manipulado su vida. Aunque el había aceptado esa boda sabiendo la verdad, o lo que él creía era la verdad, no dejaba de sentir tristeza, estaba seguro que después de esto Harry no querría saber nada de él.


——No necesito escuchar nada más ——declaró Harry, ya sabía la verdad y ahora debía tomar una decisión.


Ignorar la situación y seguir adelante con Draco, ahora estaban casados y nada podía cambiar eso. Pero sabía que no estaba listo para tal cosa, no podía. No culpaba al chico rubio, después de todo también había caído en la trampa de Lucius. Draco era tan víctima como él, además saber que éste le amaba atenuaba su enojo. Draco le había engañado fingiendo que ignoraba la verdad, se habían engañado mutuamente y Lucius les había engañado a los dos.


——Regresaré a mi casa… Ya no tengo nada que hacer aquí.


Draco ni siquiera se atrevía a mirarlo a los ojos. Fue Narcisa quien intervino.


——¿Qué pasará entre tú y Draco? ——preguntó la mujer.

——No lo sé señora Malfoy.

——Ayer dijiste que amabas a mi hijo y sé que fuiste sincero.

——No pienso negar lo que siento por Draco, pero en este momento no puedo estar con él ——dijo Harry mirando al chico rubio, cuyas facciones se contrajeron tristemente.


Para Draco era doloroso escuchar aquellas palabras, pero comprendía los sentimientos de Harry. A pesar de amarlo tenía orgullo suficiente como para no desear que se quedara a su lado sólo por deber, no quería ver partir al muchacho, por eso sin decir una palabra le dio la espalda y salió del salón.


Harry no supo porque se sintió como un traidor, aunque había sido él victima del engaño. Miró a Narcisa con tristeza, en cuanto a Lucius, prefirió ignorarlo, en ese minuto lo odiaba demasiado y sabía que si no salía de la mansión cuanto antes terminaría cometiendo un delito.


2



Draco llegó a su habitación conteniendo a duras penas las lágrimas. La sensación de pérdida le abrumaba como nunca antes. Apenas podía creer que el sueño hubiese sido tan breve. Sentía mucha rabia contra su padre, pero no por el engaño, sino porque había decidido sincerarse en el peor momento, ni siquiera se cumplía aún una semana desde el enlace con Harry y ya podía decirse que todo estaba acabado, el suyo sería el matrimonio más corto de la historia del mundo mágico. El chico de ojos esmeraldas había sido muy claro, no podía estar a su lado y aunque estaba unidos por un laso que los ataba de por vida, nada los obligaba a vivir juntos.


El muchacho rubio se tendió en la cama. No quería llorar, su orgullo luchaba con fuerza para detener el torrente de lágrimas que se quería escapar de sus ojos. Todo sería más sencillo si pudiera culpar a Harry de algo, pero no podía porque para variar el muchacho moreno había obrado con la mejor de las intenciones. Por otra parte se había comportado correctamente con él desde el prime instante. Era terrible saber que el sueño para él había terminado, en ese momento le parecía que las horas vividas junto a Harry habían sido muy breves, se había ilusionado como un idiota pensando que aquello duraría para siempre.


Un suave toque en su puerta interrumpió el hilo de sus pensamientos. Sabía que era su madre, pero no tuvo fuerzas para levantarse de la cama. La puerta tras una pausa de abrió.


Narcisa miró consternada a su hijo.


——Hijo, lo siento tanto, jamás imaginé que sucedería algo así. Apenas puedo creer que tu padre haya sido capaz de urdir un plan tan macabro.

——Lo dices de una forma madre, cualquiera que no te conozca pensaría que no sabes nada del hombre con el que te casaste.

——Hijo yo sé que tu padre te quiere.

——Sí claro y lo demuestra de una forma muy particular.

——Ya escuchaste lo que dijo, no lo hizo por dinero, no lo necesitamos.

——El maldito dinero es lo que menos me importa ahora.


Narcisa miró con tristeza a su hijo.


——Estoy segura de que Harry recapacitará, él te ama no tengo ninguna duda al respecto.

——Madre, ¿no entiendes la gravedad de todo esto? Mi padre engañó a Harry, le tendió una trampa, sé que lo justificas porque ha dicho que lo hizo por mí, pero hubiese preferido que no hiciera nada por ayudarme. Era más fácil antes, cuando sólo conocía el desprecio de Harry.

——Si Harry te ama realmente, y sé que es así, terminará por comprender que esto no fue tu culpa.


Draco se quedó en silencio. Sería posible que Harry lo amara tanto como para olvidar la trampa de su padre, ¿podría olvidar que él también de una u otra forma le había mentido?


——Tiene buen corazón madre, eso no se puede negar, pero tampoco podemos exigirle nada, en este preciso momento debe estarse sintiendo como un idiota.

——Dale tiempo hijo, estoy segura que él regresará.

——Voy a darle tiempo, pero no esperaré eternamente a que me busque… Si no viene yo iré por él.


Narcisa sonrió. Pese a toda la sorpresa y el mal momento su hijo no se rendiría y aquello era motivo de orgullo para ella.


——Me alegra oír eso, el orgullo debe olvidarse cuando el amor es verdadero.

——Orgullo ——repitió Draco ——. Después de todo esto ya no me queda orgullo del cual presumir.

——No hay nada de lo que debas sentirte avergonzado.

——¿Cómo que no madre?

——Fue a tu padre a quien se le ocurrió inventar esta locura. En todo caso no creo que debamos preocuparnos por Harry. Son Dolores y su hermano nuestro real problema.

——¿Te dijo mi padre algo al respecto? ¿Le dirá a esa bruja la verdad de todo?

——No creo que tenga inconveniente en hacerlo, dijo que no le preocupaba en absoluto.

——Pues yo creo que nos ha metido a todos en un gran lío.

——Yo también lo creo, Lucius confía demasiado en su suerte. De esa mujer se puede esperar lo peor. Imagínate que se creyó toda esa historia de que ibas a concebir el mago más poderoso que ha existido jamás; ya imagino como habrá fantaseado con la idea de ser ella quien gobernara el mundo mágico, porque el idiota de su hermano no iba a hacerlo.

——Esa mujer con poder ilimitado sería tan peligrosa como un señor tenebroso.

——Y es lo que Harry quiso impedir casándose contigo.


Draco sólo asintió brevemente. Volvió el rostro, pues aunque estaba frente a su madre le avergonzaba mostrarse tan débil y vulnerable.


——Sin importar como empezó todo esto igual estoy feliz de que te hayas casado con Harry y no con Magnus. Con ese hombre tu vida hubiese sido un infierno.

——Mi vida igual será un infierno si no recuperó el amor de Harry, madre.

——El amor de Harry lo tienes hijo, en este momento está resentido pero ya verás que su amor por ti es mas fuerte que cualquier otro sentimiento.

——Sólo eso me dará fuerza para soportar esta separación. Sé que me ama, tanto como yo lo amo a él.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lucius estaba seguro que la parte más difícil de ese asunto ya estaba en vías de solucionarse. Su yerno lo odiaba más que antes, pero él siempre había sido inmune a los sentimientos negativos que podía despertar en los demás. Le daba igual si Harry Potter le odiaba hasta el último día de su vida, había cumplido su objetivo, y aunque Draco dudará de él e incluso lo hiciera Narcisa él sabía que sus intenciones habían sido las mejores.
Le resultaba hasta gracioso que ese muchacho idiota se sintiera tan ofendido por la mentira. Aquello era una clara muestra de su escasa inteligencia, debía sentirse feliz de que él armara tremendo plan sólo para unirlo a su hijo, no existía en el mundo mágico un mejor partido para el “Salvador” que Draco.


El muchacho era inteligente, tenía carácter, elegancia, belleza, de qué podía quejarse ese Potter. Sí no fuese por su decisión de seguro que más temprano que tarde terminaría emparentando con esa familia de pobretones pelirrojos, que con su vulgaridad acabarían eclipsando el brillo del héroe del mundo mágico. En cambio su hijo realzaría ese brillo, Potter había entrado por la puerta grande al seno de las familias de magos sangre pura, a pesar de su sangre mestiza.


El muchacho era demasiado joven aún y torpe para comprender los alcances de aquel matrimonio. Su familia dejaría de ser menospreciada por los vencedores, si Potter que era el “Salvador” había aceptado a su hijo quienes eran los demás para negarle a la familia Malfoy el lugar que le correspondía en la nueva sociedad mágica que comenzaba a formarse. Por otra parte las familias de la vieja estirpe tendrían que hacer de tripas corazón y aceptar a Potter, después de todo se había desecho de quien, de haber vencido, sólo les hubiese permitido ser unos esclavos. Y él ya había tenido suficiente de bajar la cabeza, de aceptar humillaciones para conservar su vida, nunca más sería el esclavo de nadie.


3



Harry se apareció frente a su casa del Valle de Godric. Se quedó mirando el lugar con expresión dolida. No guardaba recuerdos de la época en que vivió ahí con sus padres, era demasiado pequeño entonces. Los únicos recuerdos eran los más recientes que había vivido con Draco. Apenas cinco días, pero los sentía como si fuesen cinco años, cada momento pasado con el chico rubio había sido tan intenso desde el día mismo de la boda. Finalmente decidió entrar.


La oscuridad en el interior era absoluta así como el silencio. Sin siquiera intentar iluminar con su varita de inmediato se encaminó hacia el segundo piso, como la casa estaba prácticamente vacía no debía temer tropezarse en esa penumbra. Llegó a la habitación, abrió la puerta, de inmediato fue golpeado por la esencia del perfume que aún subsistía en el ambiente. Avanzó hacia la cama y se tumbó en ella sin quitarse ni siquiera la capa de viaje, apenas unas horas atrás, ese lecho había sido el mudo testigo de la pasión con la que Draco incendiaba cada parte de su cuerpo. Las lágrimas salieron a raudales de sus ojos, esa sensación de pérdida de la cual creía haberse librado para siempre volvía a invadirlo y, quizá con más fuerza que nunca.


Pero también una tremenda ira se retorcía en el fondo de su estómago. En ese instante sentía del mismo modo que en esa ocasión cuando había acudido presto a auxiliar a su padrino que era torturado por Voldemort, en aquella sala de las profecías en su quinto año. El mismo terrible impacto al descubrir el engaño; entender que había caído en una estúpida trampa. Quizá la única diferencia que existía entre aquel hecho y lo que sucedía ahora era que no había puesto la vida de nadie en peligro. Pero eso no significaba que no sintiera vergüenza de haber involucrado a sus dos amigos en toda esa historia. Estarían en todo su derecho de burlarse de él. Realmente se había convencido de hacer lo correcto y se dijo: “Por el bien de todos” una vez más. Engañarlo había sido tan sencillo como arrebatarle a un pequeño niño su golosina.


Nunca antes se había sentido tan perdido como ahora. Ya no se trataba de salvar al mundo mágico de una creciente amenaza, no, ahora era su vida la que se hundía irremediablemente y no podía culpar a nadie. Sólo él era responsable, él había tomado decisiones precipitadas. Bien podría no haber mordido el anzuelo que le había tendido Lucius, pudo ignorar la conversación que escuchó en el Caldero Chorreante, pudo dejar a un lado su estúpido complejo de héroe, pero no quiso hacerlo, decidió tomar a ciegas la responsabilidad de salvar a un mundo que no necesitaba en absoluto ser salvado, ¿debía arrepentirse?


No. No quería hacerlo, porque ello equivalía a lamentar lo que su corazón sentía por Draco, y eso pese a que el padre del muchacho fuese un miserable manipulador no lo lamentaría jamás, que entre Draco y él surgiera el amor. Los sentimientos eran sinceros, su amor por el chico rubio era puro, no un capricho, se había enamorado por primera vez en su vida y se había sentido amado como nunca antes, eso no podía lamentarlo. Aunque Draco fuera hijo de Lucius, era muy diferente a él, ahora lo sabía, en realidad lo había comprendido aquella vez que le había visto bajar la varita frente a Dumbledore. Si en un comienzo una punzada de decepción le había golpeado al saber que el chico fingió no saber de la profecía, ahora no lo juzgaba, de cierta manera estaban en igualdad condiciones, se habían engañado mutuamente.


Otra idea lo asaltó de pronto. No sólo Draco y él eran “víctimas” del engaño de la profecía, también lo era Umbriedge y, cuando más temprano que tarde lo comprendiera, querría vengarse, no sólo de los Malfoy, sino también de él. Aquella bruja retorcida y miserable buscaría la forma precisa de hacerle pagar el que le hubiese desbaratado su maravilloso plan. Ni hablar del tal Magnus, ese también debía estar deseando que el mismo Voldemort regresara de la muerte para que se lo cargase por haberle arrebatado al chico rubio.


Volvió a pensar en Draco y sonrió. Por lo menos él tenía la satisfacción de haber conquistado el corazón del rubio, a pesar de ser el de ellos un matrimonio menos que normal. Draco lo amaba, lo deseaba, había anhelado su amistad y había vivido, según la propia confesión del rubio, resentido por años debido a su desprecio. Draco, quien fuera el príncipe mimado de Slytherin por años, el orgulloso y arrogante Draco, que cuando le sonreía él podía olvidarse hasta de cómo debía respirar. No, definitivamente no estaba tan loco como para renunciar a todo eso, mucho menos lo haría por Lucius, quien en realidad nunca se había merecido la familia que tenía. Estaba seguro que no dejaría de odiarlo hasta el último día se su vida, pero ese odio no valía más que el amor que sentía por Draco. Ya estaba decidido, por la mañana iría a buscarlo y repetiría una y mil veces, de ser necesario, que lo amaba, y que el corazón del chico rubio era el hogar donde él quería residir para siempre.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Al final de la calle, cubierta por un manto de hojarasca, nacía una sombría arboleda de cipreses. Bajo ella se recortaba la figura de un hombre de mirada cenicienta consumido por la ira que observaba la casa restaurada recientemente. El alma de ese hombre destilaba la desidia beligerante quien ha decidido consagrar su vida a destruir la de alguien más.


Magnus, desde pequeño había poseído una naturaleza sombría. Pero cuando había visto a Draco Malfoy por primera vez, había sentido que las tinieblas de su vida se disipaban, la belleza del chico había despertado en él sentimientos que no sabía que era posible experimentar. Su hermana sólo pensaba en el poder cuando le había instando a que pidiera la mano de Draco, pero a él la idea se ser poderoso no le seducía tanto como el tener por esposo al chico más hermoso que había visto jamás. Pero ahora ni una cosa ni la otra sería posible y todo por culpa de Harry Potter. Ese muchacho engreído le había arrebatado a Draco bajo sus narices, había creído que podría resignarse a la pérdida, sin embargo, tras pensarlo por largas horas, decidió que no lo haría, Draco sería suyo, estaba decidido.


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