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No puedes comprar mi amor por zandaleesol

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Título: “No puedes comprar mi amor”


Personajes: Harry Potter/Draco Malfoy


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Post Deathly Hallows, sin Epílogo. Esta historia comienza a desarrollarse justo cuando faltan dos días para el primer aniversario del enfrentamiento final entre Harry y Voldemort.


Capítulo 14. Las primeras horas


&&&


Luego de encontrarse atrapado en los brazos de la señora Tyler por algunos segundos, Harry se vio liberado finalmente. El esposo de la mujer fue menos efusivo que ésta, le tendió la mano al muchacho de manera más formal, pero con igual afecto. Y mientras los esposos saludaban a Draco, Harry fue abrazado por su amiga Hermione, mientras Ron le palmeaba la espalda. Harry sintió ese abrazo casi como un sentido pésame por parte de su amiga, el abrazo de Ron no fue muy diferente tampoco.


Lo que vino luego fue bastante embarazoso. Les llegó el turno a Ron y Hermione de saludar al chico rubio, aunque fuese sólo por mantener las apariencias en presencia de los esposos Tyler. Harry temió que Draco desairara a sus amigos, después de todo nunca habían congeniado.


Ron no deseaba que esa situación difícil lo fuese más todavía así que hizo un esfuerzo y se mostró cordial, pensó el pelirrojo que Malfoy era ahora el esposo de su mejor amigo y por ese motivo fue el primero en tenderle la mano.


Draco que aún estaba medio abochornado por lo del beso tomó la mano de Ron con algo de torpeza. Sin mirar al pelirrojo a la cara aceptó las palabras que éste le dirigió y al final le dio las gracias. Con Hermione el asunto fue más difícil para el rubio, la chica se le quedó mirando con algo de timidez e indecisión, pero luego se animo a besarlo en la mejilla cosa que hizo que el sentimiento de vergüenza en el rubio se hiciera más patente.


Los esposos Tyler observaron esta escena con mucha curiosidad, les pareció que los amigos de Harry y el chico rubio no tenían simpatía los unos por el otro. Pero ellos no estaban ahí para cuestionar lo extraño que era todo aquello así que no le dieron mayor importancia.


Jared Tyler destapó una botella de Champaña. El sonido que hizo el corcho así se los indicó a Harry y Hermione, que eran quienes conocían de esa tradición muggle, brindar así luego de un suceso importante y feliz. Por su parte Draco miró la botella algo desconfiado, Ron lo hizo con mucha curiosidad.


El hombre con la ayuda de su esposa hizo aparecer unas copas y se encargó de verter el vino espumoso en ellas, luego invitó a que cada uno tomara una copa. El último en hacerlo fue Draco, supuso que era necesario aquel rito, tanto como lo había sido ese beso que aún lo tenía nervioso y avergonzado aunque no lo demostraba.


El señor Tyler alzó su copa y dio un pequeño discurso por la felicidad de la nueva pareja, deseándoles toda clase de dichas, luego bebieron por los esposos. Ron se animó cuando Hermione le dijo que aquel vino era delicioso, no podía desconfiar de la palabra de su novia, así que aunque en su fuero interno supiera que no lo hacía por la felicidad de Harry bebió, estaba seguro que aquel matrimonio no sería la felicidad de su amigo, sino una desgracia a pesar de eso debía fingir, pues no deseaba agobiarlo.


A Draco le resultó delicioso el vino espumoso y transparente de los muggles. Intentó adivinar cuál de los dos esposos Tyler era de sangre muggle, pero no lo adivinó, en todo caso ya no tenía importancia para él, se había casado con un mestizo, que más le daba que sangre tuviera la gente de la que se rodearía en adelante, de seguro que tendría que soportar a Granger que era la sombra de Potter desde el primer año en Hogwarts.


Jared Tyler antes de tomar la decisión de que ya debían su esposa y él retirarse junto con el funcionario del Ministerio, invitó a Harry y a Draco para que esa noche cenaran en su casa, de alguna forma debían celebrar el feliz acontecimiento de la boda, ya que los muchachos estarían con pocas comodidades por el momento él deseaba mostrarse hospitalario con el héroe del mundo mágico y su flamante esposo.


Harry agradecía la atención del matrimonio, pero le preocupaba que se diesen cuenta de que las cosas no eran normales entre Draco y él. Por eso titubeó al momento de escuchar la invitación de Jared. Y otra vez Draco hizo gala de esa capacidad de sobreponerse a la incomodidad y utilizó sus dotes de buen simulador.


——Harry, no creo que debamos rechazar la invitación de nuestros amigos, han sido muy amables con nosotros, estaremos en deuda por siempre.

——Bueno creo que ya han hecho mucho por nosotros y no quisiera abusar.

——Harry querido nada de eso, será un honor para nosotros ——dijo la señora Tyler.

——Bueno sólo nos queda agradecerles otra vez por todo… Y estaremos ahí esta noche ——respondió Harry.

——Los esperamos a las siete en punto ——dijo la mujer.


Después de intercambiar palabras corteses el matrimonio y el funcionario dejaron la casa. Ron y Hermione no sabían si debían marcharse enseguida o quedarse, entendían que para Harry la situación era más que incomoda.


——¿Harry ya tienes decidido cuantos días se quedaran aquí? ——preguntó Hermione.

——Unos cuantos, he pensado en cuatro o cinco.


Hermione miró a Draco, que en ese instante se había instalado en el único sofá que había en la sala.


——¿Y tienen lo suficiente para mantenerse? Me refiero a comida y esas cosas ——preguntó la chica.

——Bueno creo que tendremos que comer en los restaurantes del pueblo, no hay víveres aquí, y aunque lo hubiera no servirían de mucho, desde que dejé la casa de los Dursley no he practicado en la cocina ——respondió Harry.


Draco al oír aquello tuvo ganas de reírse, sin embargo se mantuvo imperturbable.


——Creo que yendo a los restaurantes de este lugar llamaríamos mucho la atención y supongo que no es la idea, a lo menos por unos días ——razonó Draco ——. No te olvides de que eres Potter, pronto se correrá la voz de que estás aquí en pueblo si vamos a comer fuera.

——Si tienes práctica en la cocina Malfoy sería de mucha ayuda, como dije a mí ya se me olvidó lo poco de cocina que aprendí con los Dursley.

——Conmigo no hables Potter, en mi casa cocinan los elfos.


Ron y Hermione oían esta conversación relativa a asuntos domésticos. A Ron le parecía inverosímil aquello y Hermione tenía ganas de reírse, de pronto le vino a la cabeza la idea de que sería divertido ver a esos dos intentando prepararse un alimento; de pronto la asaltó la idea de que ese matrimonio no sería tan dramático como Harry había creído.


——Tal vez yo podría comprar comida preparada ——propuso Hermione de pronto.


Draco levantó la cabeza y Harry miró a su amiga esperanzado de que una vez más ella diera con la solución a ese dilema.


——Tienes razón comida congelada ——repuso Harry.

——¡Comida congelada! ¡Eso suena asqueroso!——dijo Draco.

——No lo es, hay platos preparados muy deliciosos ——respondió Harry ——. Es una gran idea Hermione.

——Entonces no hay más que pensar, Ron y yo iremos de compras a un supermercado muggle y compraremos comida para varios días.

——Pero aquí no hay nevera ——dijo Harry.

——Harry eres un mago, existen hechizos para mantener la comida congelada.

——¿De verdad? Eso es genial, pero de todos modos la cocina no funciona hay que conectar el gas.


Draco escuchaba con asombro esa conversación, no cabía duda de que Granger y Potter hablaban el mismo idioma muggle.


——Para la comida congelada necesitaras un horno microondas Harry.

——Ah sí es cierto, ¿De donde saco uno? ——dijo Harry.

——Pues lo compraremos. Eso sí no sé como podría funcionar sin electricidad ——discurrió Hermione pensativa ——. Creo que tu padre podría ayudarnos con eso Ron.

——Sí a mi padre le encantan los cacharro muggles, ya sabes modificarlos y esas cosas ——le dijo Ron alegre a su amigo.

——Es cierto, Hermione podrías decirle al señor Weasley que lo arreglara.


Draco se levantó del sofá viejo.


——Creo que se complican en exceso. Potter iremos a comer al restaurante del pueblo y punto, si no quieres ser reconocido puedes usar un disfraz, soy bueno con eso ——dijo Draco.


Harry miró a Draco y luego a sus dos amigos.


——Creo que tiene razón, después de todo sólo estaremos unos días. Gracias por la ayuda de todos modos ——dijo Harry a su amiga.

——Bueno podemos dejar lo del microondas y la comida congelada para más adelante, supongo que de todos modos necesitarán de eso ——dijo Hermione.


Draco no dijo nada. Sin querer se encontró preguntándose si las cosas serían siempre así, si esa Granger y Weasley seguirían siendo las sombras de Potter tal como lo habían sido todo esos años. Entendía que desearán ayudar, pero le molestaba la idea de tenerlos constantemente invadiendo su espacio. Aunque se asombró de sí mismo por estar pensando ya en “su espacio”, comenzaba a preocuparse de la rapidez con que había comenzado a aceptar la situación. Estaba tomando demasiado al pie de la letra las palabras del funcionario que lo había casado; pero no podía evitar pensar que al casarse con Potter también lo había hecho con ese Weasley y la Granger, todo parecía indicar que serían el equivalente a tener unos molestos suegros respirándole en la nuca constantemente.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Para Harry los minutos pasaban con asombrosa lentitud. Le resultaba tan extraño e incomodo estar con Malfoy que después de la marcha de sus amigos se había tendido en el viejo sofá de la sala con un nudo en el estómago. Draco por su parte en cuanto Ron y Hermione se marcharon subió a la habitación, jamás lo confesaría, pero le ponía demasiado nervioso el estar cerca de Potter, era una tontería de su parte y sin embargo no podía evitarlo.


Harry después de pasar varios minutos recostado en el sofá, pensando en lo difícil que sería esa situación de tener que convivir con Malfoy. Pero luego de analizarlo un buen rato llegó a la conclusión de que debía esforzarse por llevar ese matrimonio tan raro de la mejor forma, después de todo él era artífice de todo eso, suponía que debía dar el primer paso y hacer que la convivencia no fuese tan difícil, aunque de pronto sentía que se apoderaba de él una sensación de timidez que le abrumaba. Y sabía que era una soberana estupidez de su parte, porque había vencido al mago más poderoso del mundo, cuyo nombre bastaba para hacer temblar a muchos.


Él era Harry Potter, vencedor de Voldemort, aunque con ayuda de sus amigos, pero aún así debía comportarse como un adulto y no como un chico tímido y asustado. Aunque fuese cierto que se sentía extraña y repentinamente intimidado por Malfoy, pese a que el rubio hasta ahora se mostraba bastante tratable y sensato; él tenía el deber de comportarse de forma razonable. Se levantó del sofá y subió a la habitación, golpeó la puerta, no recibió respuesta, golpeó por segunda vez.


La puerta se abrió y Draco le miró con extrañeza.


——Bueno… No quería molestarte y, ¿estabas durmiendo? ——preguntó Harry.

——¿Por qué no sólo entraste? Esta es tu casa ——respondió Draco.

——Podía ser que estuvieras ocupado, y es también tu casa.


El rubio sólo asintió mirando al moreno con evidente curiosidad.


——¿Quieres que vayamos a comer algo? ——preguntó Harry.

——No tengo apetito ——dijo Draco, pero al ver que Harry bajaba la vista con evidente muestra de no saber que más decir, agregó ——, pero sí me gustaría beber algo, hace mucho calor.


Al escuchar eso Harry pareció animarse.


——Existe un sitio muy bueno donde sirven excelentes bebidas frías y helados, no tanto como los de Florean Fortescue, pero son muy buenos también.

——Genial, me encantan los helados ——dijo Draco con tono relajado aunque sin sonreír.


Harry se sintió animado al ver una actitud menos negativa de la que había esperado de parte del rubio. Tenía esperanzas de que esa convivencia fuese menos difícil, era mejor así, pues a parte de tener que lidiar con los problemas inherentes a ese matrimonio tan poco común, pues además deberían enfrentarse a los que se presentarían una vez Draco regresara a su casa y le notificara a su padre del matrimonio.


Por otra parte estaba lo que debería resistir él mismo. A la familia Weasley la primera, luego al resto de la comunidad mágica y lo peor de todos sin duda sería a Dolores Umbridge; la furia de ella sería la peor de todas. Él le había estropeado su plan más brillante y ambicioso, no ignoraba que debía enfrentar las consecuencias de la ira de esa bruja y la de su horrendo hermano.


&&&


Desde hacía ya tiempo que Harry no tenía que lidiar con esa molesta sensación de ver avanzar la hora tan lentamente. Las dos horas que estuvo con Draco en la heladería del pueblo le resultaron interminables y comprendía que eso se debía a que no tenían mucho que decirse; no sabía como entablar una conversación con el rubio, pues en el pasado las veces que se dirigían la palabra era para insultarse, por eso ahora tener una conversación dentro de márgenes civilizados era bastante difícil.


Draco a parte de la incomodidad de no tener un tema de conversación con “su esposo”, le preocupaba ver el avance de las horas, pues se imaginaba lo nerviosa que debía estar su madre. Se preguntaba si su prometido sacaría como conclusión esa misma noche que él había huido. Apenas eran las cuatro de la tarde, hacía cinco horas que se había casado con el muchacho que estaba frente a él mirando por la ventana, perdido en sus secretos pensamientos y se preguntaba si serían esos similares a los suyos.


——¿Quieres que regresemos a la casa? ——preguntó de pronto Harry.


Draco asintió en silencio.


——Iré a pagar la cuenta, enseguida regreso.


El rubio siguió al muchacho con la mirada. Harry llevaba el pelo de un coloro rubio cenizo y los ojos azules; él le había ayudado a cambiar la apariencia, pues no era conveniente que lo vieran paseando por el pueblo, debían mantener el anonimato por unos días, si alguien sabía que Harry Potter estaba en el pueblo acompañado por un muchacho de seguro que al día siguiente saldría publicado en el Profeta, el periódico del mundo mágico le seguía los pasos a Harry por todos lados.


Luego de pagar la cuenta los dos muchachos salieron del restaurante para regresar a la casa. Caminaron silenciosos por las calles algo desiertas a esa hora. Harry abrió la verja de la entrada y caminó delante, pero luego notó que Draco se había quedado parado en medio del jardín, se volteó a mirarlo. El muchacho rubio tenía gesto de preocupación en el rostro.


Harry retrocedió unos pasos.


——¿Qué sucede?

——Me gustaría saber que está pasando en mi casa.

——No creo que mucho, todavía es temprano ——razonó Harry.

——Me gustaría poder escribirle a mi madre para decirle que todo esta bien.

——Te preocupa que piense que nos estamos matando ——dijo Harry con una sonrisa fugaz.


Era la primera vez que Draco veía a Harry sonreír de manera no forzada. Y fue extraño, pero él también sonrió con el comentario.


——En realidad no es eso, mi madre confía en que hemos madurado aunque sea un poco. Hoy Magnus cenaba en la mansión.

——Bueno lamentablemente tú no estarás presente porque nosotros estamos invitados a cenar a casa de los señores Tyler, ¿recuerdas?


Draco miró a Harry medio asombrado por la tranquilidad con que había dicho aquello, era como si no le importara.


——Justamente ese el problema, que yo no estaré presente. De seguro que me esperaran para cenar, pero cuando vean avanzar la hora y que no llego mi padre se pondrá mal y Magnus insistirá en permanecer en la mansión para verme llegar. Creo que pronto se darán cuenta de que no regresaré.

——Creo que da lo mismo si se dan cuenta esta misma noche o después.

——A ti te da lo mismo Potter, porque no es tu familia la que está en peligro ——dijo Draco molesto.


Harry no alcanzó a sentirse ofendido por aquellas palabras, entendía la preocupación del rubio.


——Tienes razón, lo siento. Pero estoy seguro que tus padres estarán bien, ellos simplemente dirán que no saben que ha pasado, y hasta cierto punto es verdad por lo menos en el caso de tu padre. El tal Magnus no hará nada, pues no puede imaginar siquiera esta nueva situación, ten calma.


Draco no miró a Harry mientras éste hablaba, pero escuchó con atención cada palabra del moreno. Le causaba asombro esa tranquilidad. Sin duda que Potter era otro desde que había destruido al Señor Tenebroso, pensó Draco, parecía que nada lo asustaba y él no sabía como sentirse con respecto a eso, si considerarlo arrogante o sentirse bien sabiendo que “su esposo” no era un muchacho inseguro, sino todo un hombre.


——Debes pensar que te casaste con un cobarde ——dijo Draco sin poder evitarlo.


Harry lo miró con extrañeza primero. Luego pensó que en más de una ocasión en el pasado había pensado que Draco era un cobarde, sobretodo durante la batalla final, pero luego recordando todo lo que el rubio había tenido que enfrentar concluyó que ese pensamiento era injusto.


——No me casé con un cobarde, lo sé. Pudiste elegir el camino seguro y cómodo casándote con el hermano de Umbridge, pero me aceptaste a mí, decidiste arriesgarte aún sabiendo que las consecuencias no serían fáciles de enfrentar.


Draco sintió muchas cosas al oír esas palabras. Su orgullo de Malfoy afloró al escuchar al “héroe” decir que no lo consideraba cobarde. Era muy extraño porque nunca le había importado lo que Potter pensara de él, por lo menos eso era lo que siempre había creído.


——No es necesario que seas condescendiente Potter.

——No lo soy. Es lo que pienso en este momento, me conoces lo suficiente como para saber que no miento.


Draco levantó la mirada y la enfrentó con la de Harry.


——Los Tyler nos esperan a cenar a las siete, será mejor que nos preparemos ——dijo Harry, abriendo la puerta finalmente entraron a la casa.


&&&


Harry y Draco antes de presentarse de forma puntual en casa de los Tyler pasaron por una tienda, sugerencia del rubio que le insistió a Harry en que comprasen algún presente para el matrimonio Tyler. Harry celebró la iniciativa, él no tenía mucha idea de esas cosas, viviendo con los Dursley no había aprendido de las formas que dictaban la etiqueta. Era bueno que Draco sí supiera de tales cosas.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Sylvia Tyler escudriñaba el jardín deseando ver a sus invitados llegar.


——Querida no me parece que sea buena idea que estés examinando el jardín, los muchachos ya deben estar por llegar.

——Te confieso Jared que me muero de curiosidad por saber cómo fue que Harry y ese chico se enamoraron.

——No se te vaya a ocurrir hacer preguntas inoportunas Sylvia ——advirtió el esposo.

——Oh por supuesto que no, pareciera que no me conoces.

——Lo siento querida, tienes razón siempre has sido una mujer reservada, pero creo que esta boda tan extraña de Harry te tiene muy curiosa, en todo caso yo estoy igual de intrigado, no lo niego.


La mujer sonrió con aire de suficiencia y se apartó de la ventana.


——Yo sabía eso Jared, en todo caso cualquiera lo estaría. Me asombré mucho al oír el nombre del muchacho, Draco Malfoy.

——Es cierto, quien podría imaginarlo, Harry Potter casado con el hijo del Mortífago más fiel al Innombrable.

——¿Recuerdas ese reportaje de Rita Skeeter, dónde se preguntaba por qué Harry Potter había hablado a favor de la familia Malfoy en los juicios del Wizengamot?

——Claro que lo recuerdo, mucha gente no pudo comprenderlo ——respondió Jared ——. Es increíble que nosotros ahora tengamos las respuestas a todos esos enigmas.

——Así es, Harry Potter enamorado del hijo de un Mortífago ——dijo Sylvia.

——Realmente asombroso, y no sólo eso, muchos presumen que el muchacho también era Mortífago, decían que también había recibido la marca, pero que nunca había asesinado a nadie.

——La verdad es que a mí me pareció encantador, me cuesta creer que haya estado del lado del Innombrable ——dijo Sylvia.

——Pero lo estaba, todo el mundo lo sabe. Aunque esa historia de que intentó matar al director de Hogwarts muchos dicen que es mentira.

——Yo creo que es cierta, muchos de los que presenciaron el duelo entre el Innombrable con Harry, dicen que el mismo muchacho le dijo a ese monstruo que todo había sido un plan ideado por el mismísimo Dumbledore, el mismo director que estaba muriendo le pidió a su profesor de Pociones que le matara para que ese chico Malfoy no se convirtiera en asesino.

——Vaya a saber uno si todo lo que dicen es verdad, generalmente la gente escucha algo y luego lo transmite agregándole cosas ——dijo Jared.

——Bueno ahora que Harry estará aquí quizá podamos saber la verdad de primera fuente.


Jared movió la cabeza en señal de negación. Justo en ese momento sonó la campanilla de la entrada y Sylvia se precipitó hacia la puerta. Ahí frente a ella estaban los muchachos sonrientes y cargando una cesta con variedad de frutas; la mujer sintiéndose más que alagada de tener en su casa al héroe del mundo mágico y al esposo de éste les recibió con una flamante sonrisa.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lucius Malfoy no apartaba su mirada del reloj de pared de la sala, eran ya las siete y treinta y su hijo no se dignaba aparecer.


Frente a él, Magnus bebía el aperitivo con algo de incomodidad, le parecía que era una descortesía de parte de su joven prometido el no haber estado ahí para recibirlo.


Narcisa bebía con aparente tranquilidad un licor de guinda. Pero en realidad estaba tensa, tal cual lo había estado durante todo el día. Sin embargo hasta ese momento había sorteado con éxito la tarea de fingir absoluto desconocimiento de que su hijo no había ido de paseo a Hogsmeade por el día, sino que esa mañana se había fugado con Harry Potter y que a esa hora ya eran esposos.


Una íntima satisfacción llenaba el corazón de la mujer, al observar al prometido de su hijo, ese canalla no podría hacerle daño a Draco, pues ahora era esposo del héroe del mundo mágico.


——Narcisa, ¿estás segura de que Draco fue a Hogsmeade? ¿No será que fue a visitar a algún amigo y se retrasó?

——Por la mañana dijo que iría a Hogsmeade y que pasaría el día allá. Sabes que a nuestro hijo no le quedan muchos amigos, el más cercano es Blaise que está con sus padres en Italia.

——Magnus, estoy seguro de que no hay nada de que preocuparse ——dijo Lucius tratando se sonar convincente ——. Estos muchachos jóvenes cuando se divierten se olvidan por completo de la hora.

——Por supuesto que así debe haber sucedido, Lucius ——respondió Magnus.

——Tal vez deberíamos pasar a la mesa ——propuso Narcisa.

——La verdad yo no tengo prisa señora Malfoy, no me incomoda esperar el regreso de Draco ——dijo Magnus.


Narcisa asintió con una sonrisa. Observó como el prometido de su hijo dirigía la vista con cierta ansiedad hacia la chimenea donde esperaba verle aparecer de un momento a otro. Otra vez sonrió de forma imperceptible, la hacía muy feliz saber que su hijo estaba ahora muy lejos del alcance de ese hombre desagradable.


De pronto volvió la vista y se encontró con la mirada escrutadora de Lucius, tal parecía que su esposo comenzaba a sospechar que ella sabía más de lo que aparentaba.



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