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No puedes comprar mi amor por zandaleesol

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Título: “No Puedes Comprar Mi Amor”


Personajes: Harry Potter/Draco Malfoy


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de JK Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Post Deathly Hallows, sin Epílogo. Esta historia comienza a desarrollarse justo cuando faltan dos días para el primer aniversario del enfrentamiento final entre Harry y Voldemort.


Capítulo 2. Dos Familias


&&&


Draco sonrió feliz cuando vio a sus padres en el andén, habían cumplido la promesa de ir a esperarlo. A diferencia de otros padres de alumnos de Slytherin los suyos no evitaban el mostrarse en público. Su madre seguía siendo la misma mujer elegante y refinada de siempre, su padre el mismo hombre altivo y orgulloso. El haber tenido que soportar los juicios del Wizengamot no les había mermado el amor propio y nada lo haría, los Malfoy se consideraban a sí mismos unos verdaderos sobrevivientes, ellos seguían siendo los mismos aunque eso les doliera a todos en el mundo mágico.


Draco se acercó a su madre y la abrazó, sin exageradas muestras de afecto por supuesto. A su padre le tendió la mano de manera más formal. En el fondo sabían que eran objeto de las miradas de todos en el andén y aquello les procuraba cierto placer, aunque esas miradas no fueran de admiración, sino más bien de desprecio. Tenían la certeza que de pese a todo, muchos de quienes les observaban sentían envidia de ellos.


Los tres integrantes de la familia Malfoy abandonaron el andén y varias miradas disgustadas les siguieron hasta que atravesaron el muro que daba al otro lado de la estación.


Harry aún saludada con entusiasmo a los Weasley que habían acudido en tropel a recibir a los dos últimos graduados de Hogwarts, Ron y Ginny.


—¿Cómo se siente ser por fin un hombre libre Harry? —preguntó Arthur Weasley mientras abrazaba al chico de ojos verdes.

—Genial señor Weasley —dijo Harry —, aunque a decir verdad desde hace rato me siento libre.


Harry cayó abruptamente tras aquellas palabras y dirigió una mirada de soslayo a Ginny, que al parecer no le había oído.


—Bueno… quiero decir que desde que acabé con Voldemort… me siento libre.

—Por supuesto que te comprendemos Harry —dijo Arthur con una sonrisa tranquila, pero evidentemente triste que el chico no dejó de notar.

—Ya basta de charla y salgamos de una vez —dijo Molly mientras rompía el abrazo de Ron. —. Cariño, supongo que Hermione irá a casa con sus padres.

—Sí mamá… pero dijo que los llevaría a “La Madriguera” mañana… para la ceremonia de aniversario —respondió Ron mientras miraba a su novia que abrazaba feliz a sus padres unos pasos más allá.


Harry no dejó de experimentar cierta incomodidad, la madre de su amigo le había saludado con un breve beso en la mejilla. Desde hacía meses que Molly ya no era la misma con él. En un principio había creído que era por causa de la muerte de Fred, era lógico que ella cambiara debido a ese terrible golpe; pero Harry después de un tiempo había percibido la frialdad de la madre de Ron, y comprendió que eso se debía a que él luego de las primeras vacaciones tras la batalla final, le había roto el corazón a Ginny al decirle que en realidad sentía mucho cariño por ella, pero que no la amaba como había creído y el noviazgo interrumpido tras la muerte de Dumbledore no se reanudó.


Había sido difícil, pero la chica al final había terminado comprendiendo y ahora a casi un año de ese suceso era novia de Neville, algo que había resultado asombroso para Harry. Ginny se veía feliz y tranquila con esa nueva relación y eso le alegraba, aunque su fuero interno le decía que Molly jamás le perdonaría que hubiese lastimado a su hija. Pero ese era otro asunto que también había sabido superar, no podía complacer a todos, eso era lo que le había dicho Hermione al saber que él que no reanudaría su romance con Ginny.


El anden 9 ¾ poco a poco fue quedando vacío, comenzaban las vacaciones de verano las primeras en un mundo mágico donde la gente se sentía más feliz, a un día de cumplirse un año de la muerte de Voldemort todo parecía haberse renovado con nuevos bríos. Poco a poco se iban curando las heridas dejadas por tanta muerte y dolor.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry había acomodado sus cosas en el armario junto a las de Ron. Ahora asomado a la ventana admiraba el cielo nocturno, era tanta la tranquilidad que sentía consigo mismo que casi podía olvidar que le resultaba incomoda su relación algo distante con Molly Weasley. Pero afortunadamente podía fingir, como fingían todos, que aquel cambio en el carácter de la madre de Ron se debía a la muerte de Fred y no al término de su noviazgo con Ginny. En todo caso Harry no pretendía extender su estancia en “La Madriguera” más allá de una semana, a lo sumo quince días permanecería allí.


Antes de terminar el curso ya se había propuesto viajar al Valle de Godric. Visitaría, ahora que tenía más ánimo, la que había sido su casa, intentaría reconstruirla. Aquella casa era casi el único vestigio del pasado de sus padres, reconstruir aquel sitio sería una forma de sentirse más cerca de ellos, una certeza de que él realmente alguna vez había tenido una familia verdadera.


La única que conocía sus planes era Hermione y como siempre le apoyaba y comprendía, esperaba que Ron hiciera lo mismo y no se molestara al saber que no se quedaría todo aquel verano en “La Madriguera”. Realizar aquel viaje era algo que necesitaba hacer, por él, para reencontrarse con esa parte de su pasado, pues mientras había durado la búsqueda de los Horrocruxes le había sido imposible y después había decidido regresar a terminar su último curso en Hogwarts. Sus obligaciones ahora se limitarían a las que tenía consigo mismo, el resto ya no era de su incumbencia.


La voz de Molly llamando a todos a cenar le llegó a Harry a través de la puerta abierta. Enseguida bajó la escalera y se dirigió a la cocina, ahí encontró a las mujeres de la familia alistando la mesa, Ginny y Fleur cuchicheaban cuando Harry entró a la cocina, ahora se llevaban bastante bien, el muchacho se limitó a sonreírles, estaba algo incomodó por haber llegado de los primeros a la cocina.


—Ah… ya estás aquí Harry… vamos ustedes apresúrense con esos cubiertos —dijo Molly dándose la vuelta para revisar la cena.


Harry continuó mirando a las muchachas con las manos en los bolsillos. Agradeció que Arthur llegara a la cocina también.


—Ese asado huele muy bien Molly —dijo Arthur mientras le sonreía a Harry —, vamos Harry siéntate, no es preciso que seas tan formal, estás en tu casa.

—Gracias.


Mientras Harry se sentaba, llegaron los demás, George, Billy, Charly, Ron. Se sentaron al otro lado de la mesa, así que Harry quedó junto a Ginny y Fleur, quedó un asiento desocupado, recordatorio de que faltaba un Weasley, el más querido, pues Percy rara vez se acordaba de visitar a sus padres y lo cierto era que nadie lo extrañaba demasiado.


La conversación fue animada hasta que Molly se acordó de que al siguiente día era el primer aniversario de la batalla final en Hogwarts. Se llevaría a cabo una ceremonia solemne en los jardines de la escuela.


—La ceremonia de mañana será justo a las 11… así que nada que quedarse hasta tarde esta noche, los sacaré muy temprano de la cama —dijo Molly dándoles una mirada severa a todos.

—Ah mamá… está noche es la primera de nuestras vacaciones —dijo Ron.

—Eso no importa, Harry y tú tienen muchas noches por delante… siempre son los que más les cuesta levantarse —dijo Molly desde la cabecera de la mesa.

—Eh… yo no asistiré a la ceremonia de mañana… se lo dije a la directora McGonagall —dijo de pronto Harry.


Se formó un silencio en la mesa, todos le miraron con cierto asombro.


—¿Por qué no asistirás Harry? —preguntó Ron muy extrañado.

—Bueno —comenzó Harry —, creo que no es necesario…

—Es tu deber asistir Harry —dijo Molly mirando seria al chico.


Harry la miró con algo de sorpresa, estaba seguro de que a ella en especial no le importaría si no asistía.


—Fue mucha la gente que dio su vida en ese lugar… mucha gente que deseó luchar a tu lado…

—¡Molly! —exclamó Arthur.


No pasó inadvertido para Harry el dejo de resentimiento que había en la voz de la madre de su amigo.


—Lo sé señora Weasley —dijo Harry mirándola directo a la cara —, no he olvidado a ninguna de esas personas y no sabe como lamento cada día que hayan muerto.

—Todos lo lamentamos Harry —dijo Arthur —, pero fue lo que elegimos cuando decidimos luchar contra el Innombrable, los que lucharon esa noche y murieron sabían porque lo hacían, todos lo sabíamos, luchábamos por el derecho a tener un mundo sin asesinos como los Lestrange, como los Carrow o los Malfoy.


Nadie dijo nada, todos sabían que Arthur no se refería sólo a Remus Lupin o Tonks, también hablaba de Fred.


—Papá tiene razón Harry —intervino Bill —, y no sólo ellos que murieron en la batalla final, sino todos los demás que murieron desde el regreso de Voldemort.

—Sí, el primero fue Cedric —dijo Harry yendo en sus recuerdos mucho más atrás, a la noche en aquel cementerio donde Voldemort había renacido.


Molly sintió algo de culpa por haberle enrostrado a Harry algo que ella a ciencia cierta sabía que el chico jamás podría olvidar, a todos los que habían muerto por culpa del mago tenebroso, los padres de Harry los primeros.


—Me dijo Minerva que la ceremonia sería muy sencilla, sólo asistirán los familiares de las personas que murieron esa noche en Hogwarts, y uno que otro funcionario del Ministerio —dijo Molly.


Era esto último lo que molestaba a Harry, que asistieran aquellos engreídos altos funcionarios del Ministerio, que con su inoperancia y estupidez le habían allanado el camino a Voldemort.


—Espero que me disculpen, pero no asistiré a esa ceremonia, prefiero rendirles un homenaje en privado a todas esas personas, no tengo ningún interés de relacionarme con los altos funcionarios del Ministerio —dijo Harry.

—No te preocupes Harry… nosotros te comprendemos perfectamente —dijo Arthur con tono que zanjaba la conversación.


Después de eso todos los que habían permanecido en silencio comenzaron a hablar, tal parecía que deseaban borrar el momento tenso hablando de cosas fútiles.


&&&


Sentados en la elegante mesa del comedor de aquella que por muy poco tiempo más sería su casa, los tres Malfoy cenaban. La conversación giraba en torno a la ceremonia de aniversario que se llevaría a cabo al siguiente día en Hogwarts.


—Ya me imagino como estará Potter mañana… muy ufano con todos esos idiotas besándole los pies —dijo Draco con expresión disgustada.

—Hijo… me parece que no debes molestarte por eso, es lógico que la gente desee agradecerle a ese chico lo que hizo por todos.

—¡Como si hubiese hecho gran cosa! Si no fuera por sus idiotas amigos y todos los demás no hubiese acabado jamás con Él —dijo Draco con tono despectivo.

—Draco tiene razón querida… Potter recibió mucha ayuda… imagínate que hasta Snape resultó que trabajaba desde siempre para protegerlo… cuando todos estábamos seguros de que lo odiaba como a nadie.

—No se quejen… si no fuera por eso no quiero ni imaginar donde estaríamos nosotros —dijo Narcisa —, lo más probable es que tú hijo hubiese muerto a manos de Él… y eso hubiese acabado con mi vida también.

—¡Déjate de dramatismo Cissy! —dijo Lucius.

—Esta bien… pero ustedes dejen en paz a ese chico… no quiero que hablen mal de él en frente de mí… sobretodo tú Draco —dijo Narcisa con voz severa.


Draco miró enojado a su madre, pero guardó silencio luego de cruzar una mirada con su padre.


—Deberías comprender más a tu hijo Cissy… es lógico que sienta rabia, ese Potter se lleva todos los honores mientras Draco está en la miseria.

—Es cierto —dijo Draco —, pero eso no es culpa de Potter padre… fuiste tú quien despilfarró toda nuestra fortuna.

—Mucho cuidado con lo que dices Draco —amenazó Lucius —. Estamos en la miseria porque utilicé todo lo que teníamos para librarnos a ti y a mí de Azkaban, no lo olvides.

—Padre cuando vas a reconocer que hiciste una muy mala jugada… esa bruja miserable te estafó… te aseguro que no fue ella quien nos libró de Azkaban por mucha influencia que tenga en el Ministerio… tomaron en cuenta el testimonio de Potter, que al final olvidó decirle al Wizengamot las ganas que tenías de entregárselo a Él… cuando lo atrapamos en esta casa y si no hubiese sido por ese elfo…

—Es suficiente Draco… tu padre hizo lo que pudo… no fue su culpa que esa bruja se aprovechara de nuestra desesperación —dijo Narcisa.

—Madre… reconoce que todo eso fue una soberana estupidez… esa bruja fue más astuta que ustedes dos, de que sirve haberse librado de Azkaban si estamos en la más absoluta miseria.

—Si te hubieses pasado una larga temporada en Azkaban como yo… no dirías eso —dijo Lucius con tono enfadado. —. Ese lugar es horrible.

—Eso también fue tu culpa —dijo Draco sin contemplaciones.


Lucius en vez de contestar esa provocación prefirió beber un sorbo de su copa de vino. No le agradaba nada que su hijo tuviera esa actitud de tan poco respeto hacia su persona, pero decir algo equivalía a que Narcisa tomara partido de Draco y acabarían discutiendo.


—En vez de reclamar tanto deberías estar agradecido de que esté dando los pasos necesarios para asegurar tu futuro.

—¿De qué estás hablando?

—Lo sabes… estoy haciendo lo necesario para que hagas un buen matrimonio y puedas vivir el resto de tu vida de manera decente —dijo Lucius.

—Eso es genial… pero me parece que hasta ahora no has tenido mucha suerte, de todas las familias sangre pura que hay ninguna quiere emparentar con nosotros ¿Me casarás con algún sangre sucia?

—Eso jamás —dijo Lucius con determinación —, será con alguien de sangre pura o dejo de llamarme Lucius.

—¿Es que a caso ya tienes a alguna candidata? —preguntó Narcisa.

—La verdad… podría haber alguien —dijo Lucius —. Pero no es precisamente una candidata…


Draco miró muy serio a su padre.


—¿Un hombre? —preguntó el muchacho rubio.

—Sí.

—¿Quién es Lucius? —preguntó Narcisa.

—No lo sabrán aún, no quiero que lo rechaces de plano.


Esas palabras de Lucius despertaron las suspicacias de Draco.


—Padre… te advierto que no estoy dispuesto a casarme con cualquiera.

—Draco… no tendrás esta oportunidad dos veces… así que no permitiré que rechaces a este candidato ¿Te queda claro? Ahora que te has graduado de la escuela por fin podré apurar todo este asunto… mañana mismo comenzaré a arreglar esta unión.


Draco sintió una profunda rabia contra su padre. Otra vez se veía avasallado por los designios de Lucius.


—Estoy arto de tener que hacer lo que tú dices.


Lucius miró enojado a su hijo, pero luego de un instante cambió de actitud.


—Draco… sé que cometí muchos errores… mi ambición de poder puso a esta familia en esta situación, sé que soy culpable, sí pudiera cambiar todo esto lo haría, pero no es posible… ahora sólo puedo intentar que tu madre y tú tengan un mejor futuro, eres nuestro único hijo y de con quien te cases depende el futuro de todos.


Draco guardó silencio y luego miró a Narcisa que tenía la cabeza baja, sabía que su padre tenía razón, su madre ya había sufrido mucho, no era justo que ahora debiera vivir en la miseria siendo que él podía impedirlo casándose con algún partido conveniente.


—Esta bien padre… haré lo que tú digas, tienes razón… ahora sólo nos tenemos a nosotros y debemos cuidarnos.

—Así es hijo… me alegra que lo comprendas —dijo Lucius sonriendo por fin.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Era muy tarde y Lucius aún permanecía en su despacho. Ahora estaba más tranquilo luego de la conversación con Draco, había estado seguro que su hijo pondría más resistencia a la idea de la boda. Afortunadamente no había sido así, era mejor de ese modo, que todo fuera voluntario. Estaba a punto de dar un golpe maestro, con ese matrimonio concertado no sólo aseguraba el futuro de Draco, sino que además estaba seguro de que encontraría la forma de recuperar su fortuna, que era realmente lo que más deseaba.


El día de mañana sería para él crucial, si todo salía como lo tenía previsto en aquella reunión concertada en Hogsmeade, muy pronto anunciaría a toda la comunidad mágica el matrimonio de su primogénito.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Draco sabía que el momento de casarse llegaría muy pronto, pero no había imaginado que su padre ya tuviera casi todo el asunto arreglado. No se atrevía a imaginar quien sería el que deseaba casarse con él, sólo esperaba que no fuera un hombre viejo y horrible, aquello sería una desgracia.


Se quedó mucho rato mirando la araña de cristal que pendía del techo. Aunque luego de meditarlo un poco pensó que si el hombre era viejo, podía ser que él quedara viudo muy joven, eso le animaba, joven y rico, casarse con un viejo quizá fuera ventajoso después de todo. Eso sí que por nada del mundo se embarazaría. Los hombres que deseaban hijos debían recurrir a pociones de fertilidad y él jamás aceptaría cargar con un bebé en su cuerpo, además que eso podía significar ir contra sus propios intereses. Si en el matrimonio habían hijos él debería compartir la fortuna de su marido con alguien más y no estaba dispuesto, ya que iba a sacrificarse de ese modo merecía que todo lo perteneciera a su esposo fuera sólo suyo.


&&&


Harry se encontraba acostado en la cama en la habitación de Ron. A cada minuto pensaba que no había sido una buena idea aceptar la invitación de su amigo para quedarse durante las vacaciones en “La Madriguera”. Aunque todo indicaba que Ginny no tenía resentimientos hacia él, no lo sentía del mismo modo con respecto a la madre de su amigo, Molly aunque se esforzaba por demostrar lo contrario, ya no sentía el mismo afecto por él. No dejaba de reconocer que mucho más que incomodarle aquello le entristecía profundamente, sentía que era casi imposible que eso no influyera en su relación con el resto de la familia.


Ron entró a la habitación con una sonrisa en los labios. Traía una carta en las manos.


—Hermione me envió una lechuza, estará aquí mañana muy temprano.

—¿Traerá a sus padres?

—Sí… creo que es para que hablen… ya sabes… de nuestro noviazgo.

—Así que el asunto va totalmente en serio —dijo Harry desde la cama con una sonrisa.

—Sí… bueno no conocí a muchas chicas, pero estoy seguro de que ella es la indicada, la amo.

—Eso sonó tan romántico —se burló Harry de su amigo.


Ron le arrojó una almohada a la cara, pero Harry a atrapó con la destreza del buen Buscador de Quiddich que había sido.


—Me alegro por ustedes… mis dos mejores amigos enamorados… es genial —dijo Harry.

—¿Y tú? ¿No hay por ahí una chica que te revuelva las hormonas? —dijo Ron mientras se recostaba en la cama.

—No… es difícil siendo el “Salvador”.

—Con Ginny no tendrías ese problema.

—Ron…

—Sí Harry… sí lo sé… lo lamento, te juro que acepté hace mucho que lo tuyo con Ginny no dio resultado y afortunadamente ella también lo hizo.

—La que aún no me perdona es tu madre —dijo Harry.

—Bueno Harry… debes entenderla, ella deseaba mucho que te unieras a esta familia, sobretodo después de lo de Fred.

—Siempre me he sentido parte de esta familia —declaró Harry.

—Y seguirás siéndolo sin importar con quien te cases al final, lo que importa es que te cases por amor, lo mereces Harry después de vivir una vida tan llena de problemas.

—Te lo agradezco amigo… tu apoyo siempre ha sido importante para mí. Sin ti y sin Hermione a mi lado todo hubiese sido mucho peor.

—Bueno creo que será mejor dormir… mañana me sacarán de la cama antes de que salga el sol —dijo Ron con tono aburrido, mientras comenzaba a quitarse la ropa.


Harry permaneció sin moverse.


—¿Y ya que no asistirás a la ceremonia de mañana que harás, vas a quedarte aquí? —preguntó Ron mientras comenzaba a quitarse la ropa.

—No… iré a Hogsmeade a dar una vuelta, aprovechando que la mayoría estará en Hogwarts.

—Pero te verán allá y se preguntarán porque no asistes a la escuela —mientras se metía en la cama.

—Usaré un disfraz… es la única forma de caminar por ahí… sin problemas.

—El precio de la fama amigo —dijo Ron con tono sentencioso.

—Supongo… pero no es agradable.


Ron miró a Harry con algo de tristeza. No era justo para su amigo que después de tanto sacrificio, después de pasar tantas cosas buscando los Horrocruxes para acabar con Voldemort no pudiera ser feliz como lo merecía. Había sido sincero al decirle a Harry que ya había aceptado que las cosas con su hermana no dieran resultado, deseaba ver a su amigo feliz, lo merecía más que cualquiera después de tantas cosas malas que le habían sucedido, esperaba que pronto encontrara a alguien que lo amara por ser la gran persona que era y no por su nombre famoso.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry dio vueltas en la cama mucho rato, estaba inquieto. Con lo sucedido durante la cena con la familia de su amigo, había olvidado tomar unas cuantas gotas de la poción que le ayudaba a dormir. Casi nadie lo sabía, pero hacía un año debía tomarlas, pues era la única forma de liberarse de las pesadillas que todas las noches le atormentaban. Había visitado en secreto a un Medimago, unas semanas después de la batalla final, para intentar poner fin a esas pesadillas que no le dejaban conciliar un sueño tranquilo.


Había confiado en que después de terminar con Voldemort viviría mejor, pero lo cierto era que las pesadillas no le daban tregua. No comprendía porque le sucedía aquello siendo que sentía que había cumplido consigo mismo y con el mundo mágico. El Medimago le había dicho que aquello desaparecería con el pasar de los meses, pero ya se cumplía un año desde el enfrentamiento con su enemigo y seguía soñando con frecuencia con lo sucedido durante la batalla. Las pesadillas eran siempre las mismas, veía a todos aquellos que conocía y habían muerto durante la batalla, era terrible, siempre era la misma pesadilla; Remus, Tonks, Fred, Colin, le miraban con tristeza y le preguntaban ¿Por qué nos dejaste morir? El lloraba y les pedía perdón.


Era insoportable para Harry ver aquellos rostros llenos de tristeza. No entendía porque esa pesadilla se repetía una y otra vez. El Medimago le había dicho que era el sentimiento de culpa que llevaba dentro, pero no entendía porque sólo con ellos, años antes también había sentido culpa por la muerte de Cedric Diggory, Sirius y, sin embargo no soñaba con ellos. Aquellas pesadillas eran el verdadero motivo por el cual no quería asistir a la ceremonia en Hogwarts. Se vería obligado a revivir todo lo acontecido allí y el Medimago había dicho que no era conveniente. Había mentido al decir que prefería aquello de un homenaje a solas y en privado, lo cierto es que no pisaría la escuela el día de mañana. No deseaba ahondar en ese dolor y en esa culpa, primero debía sanar su alma y cuando sucediera podría recordar a los que ya no estaban sin sentir dolor.


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