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No puedes comprar mi amor por zandaleesol

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Título: “No puedes comprar mi amor”


Personajes: Harry Potter/Draco Malfoy


Disclaimers: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Post Deathly Hallows, sin Epílogo. Esta historia comienza a desarrollarse justo cuando faltan dos días para el primer aniversario del enfrentamiento final entre Harry y Voldemort.


Capítulo 8. El Sacrificio Parte I


&&&


Draco, a diferencia de lo que había sucedido esa primera vez que, el que ahora era su prometido visitara la mansión, no llevaba ningún atuendo elegante, pese a que su padre le había dicho que debía procurar verse siempre espectacular para mantener a su novio interesado. Ya transcurrían tres semanas desde que se comprometiera y, para su horror, casi todos los días venía Magnus a visitarlo, generalmente venía solo, en contadas ocasiones le había acompañado su hermana.


Aún no se hacía público el noviazgo, Umbridge no estaba muy interesada en contarle a todo el mundo del “romance”. Draco creía que eso sucedía porque en el fondo esa bruja los despreciaba, ellos ya no eran los Malfoy respetados y admirados de antaño. En todo caso mientras más tardara en hacerse público el noviazgo y por añadidura el inminente matrimonio no se precipitara, él sería feliz por algún tiempo más. Con desolación pensaba en la llegada del día en que perdería su libertad para siempre, cuando se llevara a cabo la boda.


El matrimonio en el mundo mágico era un lazo indisoluble, duraba hasta que uno de los esposos muriese. Aunque Magnus era bastante mayor que él, tenía exactamente cuarenta y tres años, de todas formas aún se le podía considerar joven. Sólo de imaginar que estaría unido a ese hombre por el resto de sus días, experimentaba un dolor en el corazón. Nunca había sido un chico con tendencia a pensar en romances y esas cosas, era igual de frío que su padre en ese aspecto, pero el tener la certeza de que jamás conocería el amor, porque de eso estaba seguro, jamás amaría a Magnus. Lo estaba comprando y él se vendía, sin embargo, en algún lugar íntimo de su corazón se resistía, sí él tenía corazón y ese jamás Magnus podría comprarlo ni por todo el oro del mundo mágico.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lucius sentado en su sillón de cuero favorito, leía el Profeta. Miró con fastidio a la lechuza parda que se apoyaba fuera de la ventana de su despacho. No tenía amigos que le escribieran, el único que le quedaba era Zabini y él estaba de vacaciones con su familia en la costa francesa, demasiado ocupado en divertirse y disfrutar de su fortuna como para tener tiempo de escribirle. Todas las cartas que recibía últimamente eran de sus acreedores, y esa que llegaba recién no podía ser una excepción, pero lo era aunque él ni siquiera lo sospechara.


Se acercó a la ventana y la abrió. Tomó la carta y vio que no había remitente, la lechuza se quedó ahí, de seguro le habían ordenado que esperara una respuesta, rompió el sello y procedió a leerla. Su rostro pasó por varias facetas, desde muecas de incredulidad, hasta llegar a una de enojo; se preguntó quien sería el idiota que se atrevía a burlarse de él de esa forma, aunque con bastante frecuencia recibía este tipo de correspondencia, generalmente las cartas contenían insultos y amenazas de las que él no se cuidaba, ya estaba acostumbrado a esas tonterías.


Sin embargo esta vez la broma iba muy lejos. Bastante molesto tomó una hoja, escribió unas cuantas líneas con prisa y luego dobló el pergamino metiéndolo en el mismo sobre y se lo colgó a la lechuza en la pata, el ave emprendió el vuelo de inmediato. Cerró la ventana y regresó a la lectura del periódico, no permitiría que esas tonterías le quitaran el buen humor, desde que su hijo se había comprometido de forma tan conveniente, nada le molestaba, pues su vida y la de su familia estaban en vías de mejorar.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Lucius fue avisado por su esposa de que Magnus acababa de llegar. Se dirigió al salón para saludar al prometido de Draco, al verlo el hombre se levantó enseguida.


——Magnus, buenas noches ——saludó Malfoy padre con una sonrisa de esas que tenía reservada única y exclusivamente para su futuro yerno.

——Bunas noches Lucius.

——Pensé que esta noche contaríamos con la presencia de su hermana.

——Era el deseo de ella, se lo aseguro, pero sucedió que el Ministro tuvo un problema de última hora y Dolores debió acompañarlo naturalmente.

——Una verdadera lástima, espero que pronto honre esta casa con su presencia ——dijo Lucius.


Draco se sentía algo asqueado de ver a su padre con esa actitud, entendía cuan conveniente era su compromiso, pero detestaba ver al orgulloso Lucius Malfoy representar ese papel.


——Madre tengo hambre, ¿a qué hora servirán la cena? ——preguntó Draco sin cuidar la etiqueta que siempre había reinado en la mansión.

——Bueno, tal vez debamos pasar ya al comedor para cenar ——respondió Narcisa, mirando nerviosa a Lucius, pues sabía que éste esperaba una conducta irreprochable por parte de Draco.

——Mi hijo está ansioso por cenar, de seguro espera tener más tiempo para estar con usted Magnus ——dijo Lucius mirando seriamente a su hijo.

El hombre sonrió halagado y le dirigió una mirada emocionada al chico rubio que volvió la suya hacia otro lado, pero Magnus atribuyó dicho gesto a la timidez del muchacho.


Draco escuchaba con poco fingido entusiasmo la charla de su prometido, se mostraba menos complaciente y más aburrido que en días anteriores. Comenzaba a cansarse de fingir un interés que nunca había sentido y de mostrarse agradable. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara al imaginar la gran sorpresa que se llevaría Magnus cuando, después de casados, él sacara a relucir su verdadero carácter.


Las tres horas que duró la visita de Magnus fue un verdadero suplicio para el muchacho y un completo aburrimiento para su madre, sólo Lucius parecía complacido de haber tenido otra noche en la mansión, según él, al cada vez más enamorado prometido de su hijo.


——Draco, sería mucho pedir que la próxima vez te muestres más agradable con tu prometido ——reprochó Lucius.

——Lo siento padre, no puedo mostrar más entusiasmo, ese hombre es un idiota.

——Pues el idiota te salvará de la miseria, no lo olvides ——dijo Lucius.

——¿Me salvará a mí o ti?


Lucius miró furioso a su hijo.


——¿Crees que hago esto sólo por mí? Pues no, lo hago por tu madre y por ti, no me costaría nada largarme de aquí y buscar un lugar donde nadie me conozca y empezar una nueva vida.


Narcisa abrió los ojos espantada.


——No me cabe duda que serías capaz de abandonar a tu familia ——respondió Draco rencoroso.

——Mal agradecido, sólo deseo que mantengan la vida que siempre han conocido. Crees que serías capaz de trabajar para ganarte la vida, ¿trabajar para el Ministerio en caso de que quisieran darte un empleo?

——Quizá eso sería más digno que dejar que ese idiota me compre como lo está haciendo ——respondió Draco.

——Déjate de idioteces Draco, sabes muy bien que no serías capaz, no fuiste educado para servir, sino para ser servido y eso sólo lo tendrás casándote con Magnus.


Draco bajó la vista derrotado, era cierto, había sido educado como un príncipe.


——Sé que Magnus no es atractivo y es cierto que es un idiota, pero tiene oro y sólo eso debe importarte.
Draco no respondió nada, se levantó del sofá dio las buenas noches y salió del salón.


——No deberías ser tan duro con él, después de todo nosotros somos los culpables de que él este viviendo esto ——reprochó Narcisa.

——Diciendo eso no ayudas Cissy ——dijo Lucius, luego salió de salón.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lucius se encerró en su despacho, era mejor evitar a su esposa e hijo, no deseaba escuchar reclamos de ningún tipo, no ahora que las cosas ya estaban tomando el curso que él deseaba. No sentía culpa, todo lo hacía por el bienestar de su familia, estaba seguro que Draco se lo agradecería en el futuro.


Tomó un libro, leería un buen rato antes de ir a su habitación así Narcisa estaría dormida y evitaría volver a discutir sobre el mismo asunto. Pero su intención quedó en el olvidó pues una lechuza aterrizó en el alféizar de la ventana, miró con fastidio al ave, otra estúpida carta, de seguro era el mismo gracioso que le había escrito por la tarde. Abrió la ventana y tomó la carta dispuesto a lanzarla al fuego de la chimenea, sin embargo se detuvo al ver que esta vez había remitente, Harry Potter.


Arrugó el ceño sin poder creerse aquello, porque Harry Potter iba a enviarle una carta precisamente a él. Debía ser otra broma de ese imbécil, a pesar de ello antes de lanzarla al fuego decidió leerla.


“Señor Malfoy: esto no es una broma, la respuesta que le dio a mi primera carta no era la que esperaba. Voy a estar esta noche a las once fuera de su propiedad, necesito hablar con usted, es urgente, ¿sabe usted cual es mi Patronus? Me identificaré con él, para que esté seguro de que realmente soy yo.

HP”


Lucius se sentó para releer la carta por segunda vez y una tercera para intentar de esa forma encontrarle el sentido a eso. Sabía que el Patronus de Potter era un ciervo, sería fácil dilucidar si era él realmente, por lo tanto aquella carta no podía ser de alguien que quisiera gastarle una broma o tenderle una emboscada, pero que Potter quisiera hablar con él era tan probable como que él alguna vez considerara a los “sangre sucia” sus iguales.


Arrugó la carta y de todos modos la lanzó al fuego. Si aquello era broma de algún ocioso o una trampa de alguien que deseaba lastimarlo a él o su familia, estaría preparado. Aunque no le encontraba ningún sentido a eso, ¿quién sería tan idiota como para citarse a esas horas de la noche con un ex Mortífago? Nadie en su sano juicio lo haría, salvo Potter, que siempre había hecho las cosas más absurdas que alguien podría imaginar. Miró el reloj, faltaba una hora y media para las once.


Retomaría la lectura del libro que había interrumpido, justo a las once iría hasta la entrada de su propiedad, más que nada para comprobar que todo era una estúpida broma.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Ron y Hermione no estaban de acuerdo con que Harry fuese solo a entrevistarse con Lucius Malfoy, los antecedentes del Mortífago lo hacían peligroso para Harry, pero éste no quería la compañía de sus amigos.


——Harry permite que vayamos contigo, por favor ——pidió Hermione.

——Tengo que hacer esto solo, si ese hombre nos ve a los tres de seguro que pensará que pretendemos atacarlo.

——Harry, supongo que recuerdas que es un asesino y no ha cambiando ——terció Ron.

——¿Ron, realmente crees que Lucius Malfoy quiera atacarme después que me vio enfrentar a Voldemort? ¿Crees que su valor le alcance para tanto? Realmente creo que no se atreverá a enfrentara al “héroe” del mundo mágico.


Ron guardó silencio.


——No se preocupen, estaré bien.

——¿Qué pasará si no te cree? ——preguntó Hermione.


Harry evitó mirar a su amiga, ella era muy intuitiva temía que adivinara que él no tenía intención alguna de revelarle a Lucius Malfoy el contenido de la profecía hecha por Trelawney sobre Draco. Que Lucius fuese poseedor de semejante información era tan peligroso como lo era Umbridge, lo último que haría sería revelarle a quien fuese el más fiel seguidor de Voldemort el hecho de que su único hijo había sido señalado como el que le daría vida al mago más poderoso que existiría jamás. No, definitivamente eso era algo que se cuidaría muy bien de revelar.


——No te preocupes Hermione, estoy seguro que todo saldrá bien.

——¿Cómo puede salir bien Harry? Ese hombre es tan peligroso como Umbridge ——dijo la chica castaña preocupada.

——Tengo un plan.

——¿Y nos dirás cuál plan es ese? ——preguntó Ron.

——Les prometo que en cuanto hable con Malfoy volveré para contarles ——dijo Harry.


Ron y Hermione se miraron comprendiendo que sería imposible disuadir a Harry.


——Harry por favor ten cuidado ——repitió Hermione.

——No se preocupen, todo saldrá bien.


&&&


Lucius al final se levantó de su sillón, había intentado leer, pero en realidad no había tenido éxito, estaba preocupado, ya no lo negaba. Lo pensaba una y otra vez, qué sería lo que Potter quería hablar con él, la curiosidad estaba haciendo su trabajo. Llamó a su elfo doméstico, la pequeña criatura se inclinó mientras él le ordenaba que trajese su capa. El elfo se asombró al comprender que su amo saldría de casa a esas horas, tal como lo hacía en tiempos del Innombrable.


Una vez que Lucius estuvo abrigado, pues pese a que aún quedaban varios días del verano, las noches eran muy húmedas y frías. Se aseguró de llevar su varita presta, no iba a confiarse en lo absoluto, podía ser que todo eso no fuese más que una trampa, después de todo, mucha gente lo odiaba.


Caminó sin prisa, lo único que se oía eran sus pasos marcados en la gravilla. Transpuso los altos setos que ocultaban la mansión y finalmente se acercó a la verja, sacó su varita y esperó, explorando la oscuridad. De pronto una figura luminosa salió de la nada, un ciervo plateado, el Patronus de Potter. Abrió la reja, una figura emergió de la oscuridad, se quitó la capucha y dejó su rostro al descubierto, era Potter.


——Buenas noches, Lucius.


El hombre rubio sintió más que incomodidad al escuchar a Potter llamarle por su nombre de pila. Una clara muestra de la arrogancia de ese muchacho, que por más que él odiara debía reconocer que tenía motivos de sobra para serlo, había logrado lo que nadie pudo, ni siquiera Dumbledore, destruir al Señor Tenebroso.


——Bien Potter, ¿a qué debo el tremendo honor de que el “héroe” quiera hablar conmigo?


El Patronus de Harry seguía dando vueltas en derredor de ellos, como si vigilara.


——Me enteré de que su hijo está comprometido con el hermano de Umbridge.


Lucius se sintió sorprendido, pero lo ocultó.


——Sí, así es, pero esa información no es pública, ¿cómo lo sabes, qué tiene que ver eso contigo?

——Supongo que casará a su hijo con ese sujeto sólo para salvarse de la miseria.

Lucius no le gustó nada oír la palabra miseria, y más porque era Potter quien la pronunciaba.


——Potter viniste hasta aquí para hablar de cosas que sólo incumben a la familia Malfoy.

——¿Qué ofreció Umbridge a cambio de ese matrimonio? Regresarle su fortuna.

——Será mejor que te marches Potter, no voy a discutir asuntos como esos contigo, poco me importa que seas el “héroe vencedor” del Señor Tenebroso.

——¿Aún lo llama de ese modo? Él ya no es su amo, está muerto… yo lo maté.

——¿Viniste a presumir Potter?

——No, en realidad no. Vine a hacerle una proposición.


Lucius abrió los ojos con asombro, naturalmente Harry no pudo notarlo porque estaba muy oscuro.


——¿Una proposición a mí? Vaya Potter… quien lo hubiese dicho. Lo siento no me interesa, me da igual que seas el héroe de todos.

——¿Ni siquiera oirá mi proposición?

——¡Lárgate Potter! No he olvidado todos los problemas que me causaste.

——Yo no le causé problemas, fue usted quien se los buscó al ser seguidor de Voldemort. No lo he olvidado Malfoy, usted puso el diario de Riddley en el caldero de Ginny cuando yo estaba en segundo. Y todo para nada, porque no pudo sacar a Dumbledore de su puesto.

——Déjame en paz Potter y no vuelvas a enviar a tu lechuza.

——No crea que recuperará ni su fortuna ni su prestigio casando a su hijo con ese tal Magnus.


Lucius ya no pudo ocultar su asombro.


——¿Qué es lo que te traes Potter?

——Vine a hacerle una proposición.

——Eso ya lo dijiste.

——El compromiso de su hijo aún no se anuncia oficialmente.

——Se anunciará la próxima semana.

——Retráctese de ese compromiso y le ayudaré a recuperar su fortuna.


Lucius abrió la boca sin poder fingir indiferencia.


——¿Qué pretendes Potter? Que yo no case a mi hijo con Magnus.

——Exacto.

——Estas mal de la cabeza Potter, tu enfrentamiento con el Señor Tenebroso te dejó secuelas graves.

——Estoy hablando en serio Malfoy. Le aseguro que conozco lo suficiente a Umbridge como para saber que aunque usted case a Draco con el hermano de ella no verá un sólo galleons de los que ella le prometió.


Lucius quiso darse la media vuelta y dejar a ese loco de Potter hablando solo, pero algo se lo impidió.


——Malfoy estoy enterado de que le entregó toda su fortuna a esa mujer para que lo librara de Azkaban a usted y a Draco, pero le aseguro que no fueron las influencias de ella las que le permiten estar hoy aquí, sino el testimonio que yo di ante el Wizengamot. Olvidé decir por ejemplo, que la noche en que entré a esta mansión usted hizo todo lo posible por entregarme a Voldemort. Tiene una deuda conmigo Malfoy y lo sabe.

——¿Qué es lo qué quieres de mí Potter?

——Que no case a su hijo con ese sujeto.

——Que te puede importar con quien se case mi hijo.

——Me importa.

——¿Por qué?

——Porque quiero fastidiar a esa bruja miserable, por eso.

——Permíteme que no te crea Potter. Algo importante hay detrás de todo esto, ¿qué es?


Harry guardó silencio. No iba a decirle la verdad a ese hombre ni aunque lo Cruciara. Sólo le quedaba un camino.


——Esta bien… yo… yo estoy… bueno estoy enamorado de Draco, siempre lo he estado.


Un silencio profundo siguió a estas palabras de Harry, pero luego de unos segundos una carcajada de Lucius rompió la noche. Harry estaba preparado para esa humillación, le daba igual porque no era cierto, no amaba a Malfoy, todo lo contrario seguía sintiendo desprecio por el muchacho rubio.


——El grandioso Potter, ¿enamorado de su enemigo? ——dijo Lucius con ese tono arrastrando las palabras.


Harry guardó silencio, si algo le reconocía a Lucius era su astucia, después de todo se había librado de Azkaban aunque fuese con su ayuda de por medio.


——Vamos a suponer que te creo Potter, que estás enamorado de mi hijo, ¿qué quieres exactamente, ser tú quien se case con Draco?


Harry tragó saliva antes de responder.


——Sí.


Lucius muy a su pesar no pudo dejar de sentir asombro.


——El héroe del mundo mágico, enamorado de un Mortífago, eso si que es una noticia digna de la portada de El Profeta.

——No vine para ser su burla Malfoy. Mi proposición es esta, deshaga el compromiso con el hermano de Umbridge, haría todo lo posible por devolverle el oro que Umbridge le quitó a su familia, además de devolverle el prestigio.

——¿Crees que si mi hijo se casa contigo, esta familia recuperará el prestigio que perdió? ¿No has pensado que podría ser al revés, que tú pierdas el tuyo por involucrarte con un Malfoy?

——Por más que a algunos les pese tener que reconocerlo, yo hice lo que nadie fue capaz, me enfrenté a Voldemort y lo maté, ¿no le parece que eso me pone a cubierto de cualquier desprestigio que podría acarrearme un matrimonio con Draco?

——Sí, debo reconocer que tu número de admiradores se ha duplicado, no sólo aquí en Inglaterra, sino también en el extranjero.

——Piénselo Malfoy, ese tal Magnus es sólo el desconocido hermano de la secretaria del Ministro Rathbone, por mucho oro que tenga. Yo también tengo oro, el que me dejaron mis padres y la herencia de Sirius que es bastante grande. Si su hijo se casa conmigo además de seguir disfrutando la vida que siempre ha tenido, disfrutará del prestigio que le traerá ser el que se casó con el “héroe”.


Lucius a su pesar sintió un ramalazo de orgullo, al imaginar que pese a lo mucho que era odiada su familia, no faltarían los que sintieran envidia de ellos.


——Potter, no es una decisión que pueda tomar de buenas a primeras, debo hablarlo con mi esposa y con mi hijo.

——Con eso me basta, por ahora. Piénselo muy bien y entenderá que usted y su familia pueden ganar mucho.


Tras esas últimas palabras Harry le dio la espalda al hombre rubio y luego desapareció. Lucius se quedó mirando un segundo la oscuridad, luego se volvió y entró a su propiedad.


&&&


Lucius sentado otra vez en el sillón de su despacho, repasaba punto por punto su conversación con Potter. Ahora podía mostrar el asombro que antes no se había permitido, no podía comprender cómo era posible que el héroe estuviese así de loco. Porque para él, Potter estaba mal de la cabeza, sin embargo, dejando esa consideración de lado no podía desconocer que mucho de lo dicho por el muchacho era cierto. Magnus era un partido muy conveniente, por ser hermano de la secretaria del Ministro; pero los Ministros de la Magia iba y venían. En cambio los héroes y en este caso Potter que había acabado con su señor, no se encontraban a cada rato, y era un hecho de que Potter, por mucho que él lo detestara, había inscrito su nombre en las historia del mundo mágico, mucho más ahora que cuando sólo era “El Niño Que Vivió”.


Él jamás llegaría a comprender como demonios Potter había conseguido lo que ni siquiera Dumbledore había logrado, acabar con el Señor Tenebroso. Siempre lo había considerado un chico estúpido, pero había demostrado que era mucho más que eso; Potter había tenido el valor de ir a entregarse a la muerte esa noche en el bosque prohibido; el estúpido valor de Gryffindor había primado en él. Además era cierto, aunque él jamás lo reconocería en voz alta, que Potter le había salvado la vida a Draco.


Lucius se detuvo en ese hecho que casi siempre prefería ignorar. Tal vez era cierto que Potter estaba enamorado de su hijo, sino para que salvarlo después que él había hecho todo lo posible por entregarlo al Señor Tenebroso, con el único deseo de recuperar el lugar de privilegio que Snape le había arrebatado.


Sin embargo debía tratar ese asunto con cuidado, mucho cuidado. Debía hacer las cosas correctamente, de ese modo podía dar un golpe maestro. Casar a su hijo con el héroe y lograr que Umbiedge no las emprendiera contra él por desdecirse del compromiso; no parecía tan fácil de realizar, si pensaba las cosas con calma. Sin embargo, estaba consciente de que no podía ocultarle a su esposa lo tentado que se sentía ante la propuesta de Potter.


Lucius se fue en busca de Narcisa para exponerle la situación tan insólita que se había presentado. Sabía que ella no estaba contenta con el prometido de su hijo, por otra parte ese Potter no le desagradaba porque le había salvado la vida a Draco. Podía ser que con la ayuda de ella, lograra que su hijo aceptara a Potter, porque aunque no lo había pensado mucho, estaba cada vez más convencido de que para su familia era más conveniente una boda entre el héroe y su hijo. El problema era que Draco sentía un odio visceral contra Potter, alimentado en gran parte por él mismo, debía reconocer eso.


Se sintió bastante alegre cuando llegó a su habitación y encontró a su esposa aún despierta.


——¿Dónde estabas Lucius?

——En mi despacho querida.

——No es cierto, fui a verte y no estabas.

——¿Vigilándome querida?


Narcisa se cruzó de brazos.


——Esta bien, te explicaré donde estaba, prepárate Cissy, esto demorará.


Narcisa miró a Lucius con el ceño fruncido, no le gustaba para nada la expresión que tenía, presentía que su marido iba a sorprenderla de mala forma.



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