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¿Esto es amor? por Manabuu

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Hojas blancas a finales de otoño.

 

 

Cuando mis amigos de escuela empezaron con sus ilusiones de amor yo solo pude conformarme con escuchar y vivir a segundas lo que ellos tanto sentían, vivía paso a paso sus gigantescas aventuras de alegría, llanto y cosquilleo en el estómago, así también aquel entumecimiento en la piel del que tanto decían que los inundaba cuando estaban cerca de la persona que les gustaba...  solo podía oírles y sonreír, prestar mi hombro cuando algo no les iba bien e incluso dar palabras de aliento o servir como mensajero del amor...  pero de ahí no más...

Por un tiempo me pareció divertido y hasta emocionante lo que descubría junto a mis amigos, aquella emoción al llegar a clases para enterarme de las últimas novedades, la desesperación por la hora de recreo para observar los desenlaces rosa en los que ellos se veían envueltos...  era feliz de ese modo. Aunque resultase un tanto frívolo e incluso extraño, era feliz. Pero como se dice, nada dura mil años y eso fue lo que me ocurrió a mí, a pesar que en un principio no era conciente de lo que en verdad sucedía, poco después lo descubrí. Me di cuenta de un pequeño detalle que estaba pasando desapercibido... Solo cuando decidí voltear a ver detrás de mí me encontré con que...  me había quedado postergado a un papel de simple espectador.

Mis emociones y sonrisas no provenían de mí, sino de los demás. Yo estaba viviendo de las experiencias ajenas y tomándolas como propias  y aquello, me di cuenta, era triste. Y entonces una interrogante se formó en mí: ¿por qué yo no podía ser igual de feliz que ellos?...  la respuesta vino sola: yo no tenía a nadie en mente y ni siquiera tenía aspiraciones hacía alguien en específico y en verdad era penoso.

El tiempo pasó y yo moría en anhelos de hallar a alguien especial, sin embargo, aunque fui presentado a diversas personas mi deseo no se materializó en ninguna de ellas. Yo solo podía dedicarme a suspirar e imaginar que algún día me llegaría el turno, no obstante lo que empezó como una espera pacifica se volvió una agonizante lucha.  Me entristecía el notar que era uno de los pocos que no tenía aún nada cuando casi todo el ambiente era sofocado por el odioso amor.

Con aquella desesperanza terminé la escuela y me dispuse a estudiar duro para ingresar a la universidad. Por lo que en parte pude dejar en pause un poco del bendito asunto, mas no olvidarlo, aunque el decaimiento se esfumó... si yo no encontraba todavía a alguien por el cual me sentía contento debía ser porque necesitaba esperar un poco más, probablemente esa persona llegaría en el momento menos imaginado. 

Al paso de un año los frutos de mi esfuerzo se vieron recompensados: ingresé a la carrera que deseaba y yo no podía caber en mí.

El primer día de clases recuerdo que me vestí del mejor modo que pude, estaba tan animado que llegué con dos horas de anticipación y como es de esperar el campus estaba casi vacío, no obstante es más que probable que te encuentres con otro loco que tuvo los mismos impulsos sicóticos por querer llegar puntual. Ese día conocí a uno de mis mejores amigos: Yuya. A pesar de su aspecto despreocupado y hasta en extremo informal era una persona que tenía a la puntualidad como estandarte, me acuerdo que conversamos largo trecho hasta que las almas fueron poblando nuestra facultad.  Luego de ubicarnos en las aulas siguiendo nuestros apellidos fuimos llevados al paraninfo para nuestra bienvenida al recinto sagrado del saber...  pasaron unos días y los miembros más antiguos de la facultad hicieron una fiesta en grande en donde sí nos dieron la verdadera bienvenida. Por aquel entonces mi número de amigos había ascendido considerablemente y no solo los de mi misma carrera sino también de otras.

 

¡Kyo ayúdanos con estadística!

¿Qué me dan a cambio?

No seas así Kyon-chan, recuerda que eres un genio.

Anda que sí, que sí... 

 

El estar en un salón en dónde teníamos que llevar los cursos generales con distintos alumnos de otras carreras me alegraba en verdad, era mucho más productivo e interesante, además así no tenía que preocuparme por los cursos de lenguaje o demás.

 

¡Shima-chan ayúdanos!

¡Por favor gran genio del lenguaje!

¡Oh por favor Takashima!

¿Es que acaso no saben leer ustedes?, de ellos podría esperarlo pero de ti Kyo... 

No seas malito, ¡recuerda que te he ayudado con lógica!

 

De ese modo hubiera sido imposible el poder encontrar a esa persona que tan ocultamente se hallaba.

Fue a finales de junio en donde me enteré de su existencia y específicamente por culpa de los buenos amigos que me rodeaban, pero sobre todo por Takanori. Estábamos en el patio con aquel sol tan frío de otoño, Yuya y Takashima se dedicaban a copiar unos ejercicios de matemáticas, Takanori, Hora y Kaya o mejor conocidos como la sombra humana tonteaban sobre cosas banales y yo me encontraba pintado a un lado sin muchas ganas de ir a clases...  la mañana hubiera seguido así de normal si no hubiera sido por aquel llamado...

 

Dice el profesor de lógica que vayas a sacar copias de los ejercicios.

Pero yo no los tengo.

No sé, a mí solo me dieron el encargo así que ve.

Pero ya te dije que no los tengo no las voy a sacar del aire.

Pues no lo sé, creo que las tiene un tal Tora que está en tu salón.

¿Tora?, quién demonios es él... 

Ni idea bye.

¡Oye!

 

Las risas de los demás me hicieron ver que me habían dejado la responsabilidad a mí, era muy probable que el profesor le hubiera delegado la responsabilidad a él y solo por hacerse el chistoso me dejaba el trabajo a mí.

 

No te hagas bolas Kyo-chan solo ve al salón y pídele a ese autista que te de las hojas.

Pero ni siquiera sé quien es Tora, ahhh, no quiero ir. Ve tú Takanori.

Yo no quiero, además a ti te dijeron.

Ya chicos, sooo, soo, tranquilidad, anda de una vez Kyo o tendrás problemas.

¡Pero no quiero ir solo!

¡KYO!

 

Al final, renegando a más no poder me fui solo.  Odiaba tener que hacer encargos pero más en circunstancias en dónde tenía que dirigirme a terceros. Llegué a mi aula y pregunté por el tal Tora, un grupo de compañeras se burlaron de mí por no saber quienes eran los que pertenecían a mi salón, más al cabo de un rato me señalaron al susodicho.

Se encontraba a un rincón del salón leyendo no sé que tontería cuando... 

 

¡Enanín!

¡Idiota Shima, por casi y me matas del susto!

Jajaja, no te enfades, para que veas que soy bueno vine a acompañarte. ¿Ya te dieron los ejercicios?

No.

¿Y porque no los pides?

El tal Tora me da miedo...  ahí está...

¿Quieres que le pida en tu lugar?

Aja.

Este chico, espérame aquí.

 

Me quedé parado en el marco de la puerta y observé a Takashima dirigirse al tipo callado. Hubiera seguido mirándolos de no ser por la persona que pasó a mi lado...   llevaba el cabello tan negro y le bordeaba los hombros, cuando giró pude ver su el color de su piel, sus ojos cansados... mis ojos se escurrieron por debajo, tenía una chaqueta algo desgastada, unos jeans sueltos... el caminar lento...  luego noté su perfil un tanto triste...  Me quedé detenido observándolo, solo reaccioné cuando lo vi acercarse a Takashima y al otro que se llamaba... ¡ah diablos, no interesaba como se llamaba...!  estuve a punto de acercarme cuando observé con horror cuando los tres se dirigían a mí. Di un giro horrible y busqué escapar... 

 

Vamos Kyo.

¿A dónde?

A sacar las copias, ese Tora no quiere dejarnos los ejercicios y dice que nos va a acompañar a la maquina.

Ah...

 

Mantuve mis ojos en el suelo la mayor parte del camino.

Delante de nosotros iba Tora y el muchacho de hacía unos minutos. Cuando llegamos a la fotocopiadora Takashima se encargo de sacar los juegos necesarios para todos los de nuestro salón... yo solo pude quedarme a un lado escuchando a mi corazón latir así de fuerte por la presencia de aquella persona misteriosamente triste.  Ni siquiera me di cuenta cuando Takashima me puso las copias en las manos y me llevo de nuevo con nuestros amigos.

 

Oh que le pasó a nuestro Kyon-chan... 

No me digas que ese Tora te trató mal ¡eh!, iré a ponerlo en su lugar.

El no nos trató mal Yuya, fue amable aunque seco, pero de todos modos... ¿qué se supone que tienes Kyo?

Estás un poco rosadito niño.

¡Kaya no le hables así!

¡Pero es la verdad mírale las mejillas!

¡Kyo!

 

No podía decir nada,  se sentía tan extraño dentro de mí...  se sentía como tantas veces me habían contado, solo que la experiencia propia era mucho más exacta que explicaciones dadas por otros, no hubo tiempo para contar nada porque ya estábamos sobre la hora y debíamos volver al salón para la clase de once.

Aquel día fue el primero en que no presté atención al profesor.

Aquel día fue el primero en dónde me la pasé pensando en alguien en específico.

A partir de ese día era fácil desconectarme del mundo y pensar en él. A pesar que solo lo vi una vez mi mente no dejó de dibujarlo en casi todo momento.

 

¿Vas a decirme qué tienes?

¿Eh?

 

Luego de casi un mes era interrogado.

Fijé mi vista en los ojos negros de mi amigo Yuya.

Noté su seriedad, estaba preocupado por mí, no había duda, aún con el poco tiempo de conocernos se había vuelto unido a mí.

 

Kyo... 

Mmm... 

Algo tienes, no trates de negarlo porque no solo soy yo el loco que cree que tienes algo. Todos lo pensamos.

¿Así?

Kyo...

Es algo tonto.

 

Murmuré lentamente.  En verdad era tonto porque uno no se ponía así por un hecho con el que me pasó a mí.  Casi con miedo le conté lo que me sucedió, buscaba encontrar un ligero atisbo de burla o desapruebo pero no lo vi en Yuya.

 

¿Entonces eres gay?

No lo sé. Nunca supe si me gustaban las chicas o chicos... 

Pero si te haz quedado así por ese tipo es porque te dan los hombres, tonto. Pero no pongas esa cara de idiota, no es malo, da igual, total no vamos a dejar de ser amigos por eso.

¿De verdad Yuya?

¡Claro! Ahora vamos con los demás, al parecer el fastidioso de Taka ganó la partida. El dijo que seguro te gustaba alguien. Pobre de Hora y Kaya van a tener que comprarle el almuerzo por una semana. ¿Vamos?

¿Ahora?

 Clarooo, tenemos que encontrar a tu chico.

¡Ah!

Hay que decirle al resto.

¿¡Qué!?

Fui llevado por mi amigo al encuentro de los demás y aunque me negué mucho, finalmente Yuya terminó por contar mi historia de amor frustrado. Me sentí tan avergonzado que por fin comprendí lo que pasaba con los tímidos enamorados en mi etapa escolar. Sin embargo no solo mi caso fue lo único de lo que se habló, para mi sorpresa y de los demás ese día nos enteramos que yo no era el único que se interesaba por los chicos; Takanori nos contó su triste historia, un silencio sepulcral se formó entre nosotros al escucharlo tan taciturno. Su mirar hacia los árboles del parque de la cafetería nos hizo observarlos del mismo modo, con cada palabra dicha, aquello que él había vivido era trazado con tal exactitud que por un momento pensé que aquella historia no tenía mucho tiempo de haber terminado, pero me equivoqué, Taka-chan lo seguía recordando con tal detalle a pesar que ya había pasado más de un año y medio...  y por otro lado Takashima nos salió con que a él le daba igual salir con tías y tíos, no sé porque pero casi caigo de la mesa con tal información. Solo faltaba que los demás nos dijeran que eran draqueens en sus tiempos libres y demás...  pero por suerte y eso no ocurrió. 

Recuerdo que por ese día todo quedo más que saldado entre nosotros como grupo y a pesar que por un momento me pareció ver un dejo de burla en el rostro de Kaya, esto luego pasó a segundo grado porque Hora le dio un golpe en la cabeza, pero luego unas palmaditas en mi hombro me hizo ver que me había equivocado. Esa noche pude dormir como nunca después de mis desvelos de casi un mes. Y aunque tratamos de buscarlo en conjunto con Yuya y Hora no pudimos encontrarlo, parecía como si la tierra se lo hubiera tragado, incluso llegué a pensar, por un momento, que tal vez él fue una alucinación mía, de no haber estado Takashima ahí para decirme que era real creo que hasta ahora lo seguiría creyendo.

Me deprimí por no hallarlo.

Con la estupidez de mi parte lo sentí tan hondo en mí.

Yo solo era un niñato idiota que se ponía así por un tipo al que ni siquiera conocía, alguien que no tenía un nombre por el cual yo pudiese llamarlo... me sentí tan patético entonces, en  verdad tonto...  aquello no era nada comparado con tantas historias en verdad trágicas.

No entre a clases ese día, me escapé incluso de mis amigos y los dejé dando vueltas sin importarme nada. El verlos también me lastimaba... se suponía que la primera vez que te gusta alguien debía ser la mejor y yo...  solo era un desastre tras otro...  mis pies caminaron solos y me encontré sin quererlo en el parque de la cafetería. Vi los árboles y recordé a Taka-chan contándonos todo sobre aquel tipo a quien aún quería, me entristecí  profundamente, él si tenía motivos para sentirse depresivo y ahora yo me sentía una basura por él y por mí...  me arrimé a una banca y eleve los ojos al cielo, los días se estaban enfriando cada vez más, el otoño ya estaba pasando, pronto nos cubriríamos de invierno y todo sería en realidad...

En ese momento quise irme a casa, pero algo me detenía.

Cada vez que recuerdo ese día tiemblo de pensar que si tan solo no hubiera tomado en cuenta aquel presentimiento las cosas no serían como lo son ahora.

Mi cuerpo estaba tan pesado que incluso cerré lo ojos y sentí el viento furioso darle a mi cara... el sonido de las hojas siendo arrastradas también se escuchaba nítidamente...  entonces sentí algo extraño junto a mi pierna, entreabrí los ojos y me fijé en el suelo, estaba desparramado de hojas, las cogí entonces y miré a un lado... 

Ahí estaba un chico tratando de juntarlas ya que no dejaban de alejarse por el viento.

Me quedé quieto mirándolo. Es idiota pero lo hice.

Quería ver su rostro, pero su cabello largo y alborotado por el viento me lo impedía... incluso me incliné hasta arrodillarme para alcanzar a ver su cara...  apoyé una de mis manos en el suelo para agacharme más y...  alcancé a verlo...  sonreí sin darme cuenta, su mirada dio conmigo y ambos nos quedamos inmóviles por  no sé cuanto tiempo, solo cuando el viento le arrebató las hojas de su mano fue que me incorporé y corrí tras ellas, las tomé en mis brazos y luego me di con lo infantil que se debió haber visto lo que yo acababa de hacer. Con toda la cara sonrojada me di vuelta, él seguía recogiéndolas en silencio.

¿Qué debía hacer?...  ¿seguir ayudándolo o dejarle en las manos las hojas?

Observé con horror cuando él se levantó con todo ordenado. No me quedó de otra que acercarme... paso a paso hacia él...  llevaba la misma chaqueta desgastada de ese día, solo que ahora noté una gran cantidad de piercings en su oreja...  a solo un metro de él me quedé de nuevo sin saber que hacer o decir, ¡era la ocasión perfecta para hablarle, para hacernos amigos tal vez y para...!

Pero no hice nada. Solo le tendí las hojas y él un tanto desconfiado me las recibió...  el viento corrió y notamos que habían más deambulando al otro extremo... 

 

Yo las recojo.

 

Odie mi voz aniñada y aún más sonrojado fui tras las restantes, sentía su vista clavada en mí. Me dirigí otra vez donde él, iba a agregar algo más cuando...

 

¡Pendejo Kyooo!

¡Ahí está el que se  fuga de las clases y...!

 

Solo cuando vieron mi cara de horror fue que se callaron. Takashima y Yuya se acercaron alarmados a mi lado...  ¡gracias a Takashima por ser tan perspicaz! ... él lo entendió todo con solo verme las mejillas rojas.

 

Vamos a hacer grupo de estudio porque los ejercicios están hasta el queso, horribles.

 

Yuya casi me arrastró y yo no podía hablar para decir que él era, que lo había encontrado...  Takashima trató de detenernos y gracias a todos los dioses griegos, latinos, chinos, japoneses, hindúes y etc y del más acá y del mas allá porque de repente todos mis amigos, incluido ese Tora, se aparecieron ahí en medio de la tranquilidad del parquecito de la cafetería.

 

Ya vámonos, rápido, rápido que el miércoles tenemos el examen y... 

 

Giré el rostro desesperado y... y...  ¡qué alguien haga algo!

 

¿Qué haces ahí tú?, qué esperas para venir con nosotros.

 

Todos nos volteamos y vimos que Takashima le hablaba a él... ¡a él!

 

¿Eh?

Vamos a resolver los ejercicios de mate y de paso estudiamos, vamos.

Pero yo...

Nada de pero yo, eh chicos aquí hay un fugado de clases también ¡ayúdenme!  

 

Yuya me soltó y se fue corriendo al encuentro de Takashima, cogió la mochila del pobre que estaba más que asustado, de repente vi a Taka-chan quitándole las hojas de las manos, Kaya le tomó del brazo y por el otro le sostenía Takashima. Hora posó una de sus manos en mi cabeza y me murmuró.

 

Todo lo que tenemos que hacer por ti enano, ese Tora nos ayudó...

 

Lo vi a un costado... en realidad era tan alto... gigante... 

 

Mi nombre es Shinji.

Nahhh tu nombre es Tora, vámonos a estudiar, qué haces ahí con cara de imbecil Kyo, Hora cárgalo.

He dicho que mi nombre es...

¡A la orden, ven Kyo!

No me digas Tora.

¡Noooo!

 

El pobre chico triste me miraba horrorizado... 

 

Oh es cierto, me olvidaba chicos.

 

Todos nos quedamos quietos escuchando a Takashima que aún lo sostenía fuertemente.

 

Este es  Ichiki Aki [1]. Ahora sí, vamos a estudiar.

 

Y así de ese modo tan poco ortodoxo fue que el chico del cual me enamoré terminó metido en este grupo de locos...  Al principio Aki era una persona muy reservada, casi ni hablaba, incluso cuando nos explicaba uno que otro problema tal era su nerviosismo que su voz no dejaba de temblar, pero casi siempre era salvado por Yuya o por el gigante de Tora que al final, aún no logró entender cómo,  se quedó con nosotros en el grupo.  

Tampoco había grandes avances de mi lado. Lo máximo que podía mantener de conversación con él era de menos de 30 segundos aún teniendo la gran ayuda de que ambos íbamos a la misma carrera y que los temas en común eran más que conocidos...  volví a quedarme desilusionado por no ser lo suficiente sagaz para ir por lo que quería y los días pasaban y pasaban...  hasta que un día nos despedimos temprano para ir a estudiar para los parciales, me fui rapidísimo pero una vez en el bus me di con que no tenía mi cartera, me bajaron del bus y encima un tanto lejos de la universidad. Tuve que ir a pie a la facultad, con un poco de suerte encontraría a alguien conocido y le pediría dinero prestado.

No había ninguno de mis amigos, los busqué por todas partes, asustado, hambriento y deprimido me puse a enviar sms a todos mis contactos, alguno debía de estar por ahí cerca. Recibí respuesta de algunos, ya estaban en su casa, otros no, seguro estaban sin un céntimo en el saldo...

 

Ve a pedirle a alguien del salón entonces Kyo.

 

Me parecía vergonzoso hacerlo. El día se oscurecía más y más....  el patio central se estaba quedando vacío... en un extremo estaban unas chicas que estaban en mi salón...  apenado me levanté, no me quedaba de otra que pedirles algo de dinero...

 

¡Espera!

 

Giré en mí...  mis ojos se agrandaron mucho al verlo. Era Aki...  tuve que esperar hasta que su respiración se regularizó, en completo silencio me alcanzó mi cartera...

 

¿Mi cartera?

Te la olvidaste.... bueno, fue Shinji quién la vio en el suelo... tú ya te había ido hace mucho.

Oh, gracias. Se la hubieran dado a Yuya para que la guardara.

El me la dio a mí.

 

¡Maldito Yuya!

Ya empezaba a ver cómo iba la cuestión aquí.

Me senté en una banca. Me sentía tan agotado por nuestra conversación flash que estaba sin energía.

 

Iré a comprar.

Bien.

 

Fui al cafetín y me compré un triple gigante y una gaseosa. La comida de niño es tan rica. Regresé y lo encontré esperándome en la banca. ¿Y ahora de qué podríamos hablar los dos? El silencio siguió hasta que noté la hora, ya debía irme. Lo más seguro era que mañana mis amigos me atormentaran por echar a perder todo.

 

Te acompaño.

¿Ah?

Ya es tarde... te acompaño.

 

Esto era una segunda oportunidad, tenía que hacer algo, decir algo aunque me resultase penoso, de camino a la estación no cesé de hablar, no me callé aunque sus respuestas eran solo monosílabos, algo debía de picar para que él también empezará a hablarme más fluidamente.

 

¿Vives cerca?

Sí.

Es por eso que regresaste a la universidad.

Algo así.

Entonces siempre vas a pie. Oh eso es sorprendente.

Es divertido, además ya estoy acostumbrado.

¿De verdad?

 

Sin hacer mucho sus respuestas fueron haciéndose más extensas y sin darnos cuenta nos quedamos parloteando sentados en la banca de la estación. Ni me fijé en los buses que pasaron, solo podía reírme y hablar, ver su sonrisa y seguir hablando...  era la primera vez que lo escuchaba tan claramente, sin sentirse nervioso...

Nos quedamos hasta las diez de la noche en la estación. Al notar lo tarde que era me asusté, el último bus era el de las diez y media.

 

Ten.

No, me voy a pie.

Nada de me voy a pie, son las diez llegarías a tu casa más tarde.

Podría engañarte y comprarme algo de comer.

¡Aki!

Jajaja, es una broma, iré en bus, tienes razón, ya es tarde. Mañana te pagaré.

No hay problema. Nos vemos entonces.

 

 

Ese día no dormí.

Me la pasé recordando todo lo que hablamos... 

Al día siguiente lo vi colarse por mi salón, me pagaba lo que le presté la noche anterior. Mis amigos se quedaron sorprendidos de que pudiéramos hablarnos tan naturalmente...  desde ese día hemos estado así... intentando conocernos más...  y día a día Aki es la persona que más he llegado a querer... aunque aún no pueda decirle lo que en verdad siento, por lo menos puedo llamarme su amigo y seguir tratando de escurrirme por su corazón... 

 

 

[1] - AKI bajista de SID.

 

 

Notas finales:

Con esto rompo mi silencio de casi dos semanas en donde mi cerebro estaba seco, jaja.
Prometo actualizar ahora sí la semana próxima en Promesas inevitables. He estado tan atareada y con la sequía de ideas que no se me ocurría nada.

Este capi va desde la vivencia de Kyo, supongo que a muchos les debe de haber ocurrido algo por estilo, siempre nos cuentan como es una experiencia, pero no hay nada como vivirla en carne propia. El chico del que se ha enamorado es Aki, el bajista de SID, así que no trauma que no es Akira Susuki de Gazette. También se ve algo de la historia de los demás, espero que lo hayan comprendido. Oh, es cierto, para los que no saben, Yuya es el baterista de SID.

Espero que les haya gustado.

 La próxima semana actualizo Promesas inevitables  y nos vemos pronto en nuevo capi.

Manabuu


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