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Family por licherni

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Notas del capitulo:

me alegro de ke siga gustando y muchisimas gracias por los reviews


kisses

Capítulo 4: Amigos

 

Harry llevó a Draco por el pasillo que les habían hecho hasta llegar al centro del círculo, miró a Baco indicando que estaban listos y luego cogió al rubio por la cintura con una mano y entrelazó los dedos de una de las manos del Slytherin con la otra. Comenzó a sonar un vals que contrastaba con el lugar, Draco pudo apreciar que el Golden Boy había mejorado desde cuarto y se dejó llevar totalmente abochornado. El silencio le pareció un poco incómodo en esa situación así que buscó algo que decir.

-Si alguien pregunta negaré rotundamente haber hecho esto- dijo medio en broma, pero el tono burlón se parecía tanto al que utilizaba para burlarse del moreno en el colegio que éste se paró de repente taladrándolo con la mirada.

-Pues si lo vas a negar no tiene sentido seguir haciéndolo- respondió ofendido. Lo soltó y se alejó, el rubio reaccionó enseguida yendo tras él.

-Adonis, ¡Adonis espera!

-No me llames así, la magia de Inframundo se acabó, ahora volvemos a ser Potter y Malfoy y lo que has dicho me ha quedado más que claro, no debí haberte traído, y yo me he creído todo lo que me has dicho- todo eso le sentó como una bofetada a Draco que se quedó parado sin poder reaccionar mientras Harry corría escaleras arriba.

 

Cuando el Silver Prince reaccionó y subió Harry ya no estaba en la calle, el portero le indicó que se había metido en un callejón y el rubio se dirigió enseguida allí pero no tenía salida así que se apareció en la puerta de la casa. La puerta estaba abierta, así que entró y la cerró tras él para ir escaleras arriba lo más rápido que podía hasta la habitación. Descubrió que Harry se había encerrado en el baño, se dirigió directamente a la puerta para hablar con él pero un maullido lo hizo detenerse.

-No lo hagas, está bastante dolido pero es por el alcohol que lleva en la sangre se toma las cosas muy a pecho cuando está "contento"- lo avisó Athem.- Prueba mañana, ahora déjalo dormir, y mañana hasta la tarde no le pidas nada, porque entre que se despierta y come le dan pasadas las tres que es cuando consigue tomarse la poción para resaca.

-De acuerdo, gracias.

-No es por ti, es que él hace un tiempo que no se lo pasaba realmente bien, espero que mañana aciertes con lo que tienes que decirle o hacer.

-Me lo curraré.

-Eso espero.

 

El rubio dejó que Harry se tomara su tiempo en el baño y no salió del armario hasta que se hubo acostado. Intentó hacer el menor ruido posible para no molestar al moreno mientras se duchaba, puso un hechizo silenciador mientras se secaba el pelo y lo volvió a quitar al salir. En silencio y pensando en su próximo paso para recuperar a Harry se acostó y dejó que el cansancio lo dejara dormido. A la mañana siguiente Harry se había despertado antes que él y ya no estaba en la habitación cuando él despertó, en cambio Athem seguía en la cama de al lado acurrucado.

-Aún no se ha tomado nada, acaba de bajar a comer, Severus, Sirius y Remus han tenido un llamado importante, no volverán hasta mañana por la noche, tienes todo el día sólo para ti y Harry, ¿qué piensas hacer?

-Lo primero quitarme ésta resaca y luego no tengo ni idea.

-Para solucionar errores hay veces que lo mejor es repetirlos.

-¿Repetirlos?

-¿Qué hiciste que le molestó?

-Un comentario en bromas que me salió con tono equivocado y que él malinterpretó, si lo repito me mata.

-Puedes ahorrarte el comentario, dale lo que quiere.

-Darle lo que quiere... ¡Sí, es genial! Eres un crack.

-No, soy un gato.

 

Pasando por alto el último comentario Draco se vistió y salió para ir al comedor, en la mesa se encontró un botecito con una etiqueta que citaba "Resaca" y un espeso líquido color lila en su interior y una nota de Severus explicando lo que el gato ya le había dicho. Se sentó y enseguida apareció su comida, comió lo más rápido que podía y se tomó la poción, luego se metió en la cocina.

 

Harry se vio como si estuviera solo en la casa, salvo porque algunos hechizos que no conocía no le dejaban entrar en la cocina todo estaba como si un hubiera nadie más que él y sus mascotas en la casa. Estaba algo dolido por el comentario de Draco de la noche anterior pero bastante menos que entonces porque ya no quedaba alcohol en sus venas y por lo tanto era más razonable. Decidió salir al patio y empezar a preparar el terreno en el que había pensado que Draco pusiera su huerto y su invernadero. Decidió que el invernadero sería casi natural así que buscó maderas y comenzó a construir la estructura del invernadero. Luego con la magia de los cuatro elementos que había aprendido a utilizar para la guerra hizo crecer enormes brotes que cubrieron la estructura por completo. Para cuando terminó de preparar la tierra del huerto y cubrir con los brotes la estructura completa ya iba siendo hora de cenar así que se subió a la habitación y comenzó a ducharse.

 

Draco aprovechó ese momento para prepararlo todo, buscó la forma de poner música pero hasta que Athem volvió a aparecer y le dijo dónde estaba la cadena de música y cómo funcionaba pensó que la idea se le iba a ir al traste. Para cuando Harry bajó duchado y cambiado todo estaba listo, el Golden Boy se quedó estático al ver lo que tenía montado en el comedor. En la mesa dos velas alumbraban lo justo y necesario sacando brillos de los platos y la cubertería, Draco lo esperaba con una mano sobre una de las sillas con una sonrisa.

-Ayer tuvimos un malentendido, así que quiero arreglarlo, primero la cena, preparada completamente por mí y sin ayuda de Keacher.

-¿Qué es esto Malfoy?

-Ya te lo he dicho, quiero arreglar mi error, por favor siéntate y empecemos a cenar.

-De acuerdo- se dirigió a la mesa y Draco le apartó la silla para que se sentara, enseguida el plato hondo que tenía delante se llenó.

 

Cenaron en completo silencio, la cena no estaba del todo mala, la vichyssoise estaba sosa, la carne demasiado hecha y el bizcocho de la tarta algo quemado, aún así Harry sonrió y dejó de estar enfadado con Draco aunque se prometió a darle clases de cocina o no volverlo a dejar entrar en ella. Cuando terminaron de cenar los platos desaparecieron y el Silver Prince cogió el mando de la cadena de música, se peleó un rato con los botones hasta que el Gryffindor preocupado por el mando lo ayudó. Se sorprendió de que comenzara a sonar un vals y que Draco le extendiera una mano.

-Sé que ayer dije algo que no debía pero quiero que me escuches, ¿bailas esta pieza conmigo?

-Encantado- cogió la mano del rubio y se dejó llevar mientras comenzaba a hablar.

-Verás, nunca me lo había pasado tan bien como lo hago desde que estoy aquí, anoche sin duda acertaste con la elección de planes y no me arrepiento de haber ido. Sinceramente me dio vergüenza el último baile, pero porque todos nos estaban mirando y no tengo costumbre de ser yo la mujer. El comentario fue para romper el silencio, me sentía incómodo y fue lo único que se me ocurrió, el problema es que intenté que sonara a broma y me salió mal. Si me preguntan nunca negaré haber bailado contigo como lo estoy haciendo ahora, porque de verdad no puedo negar a nadie que jamás había sido tan feliz como lo soy desde que estoy en esta casa.

-Aún a riesgo de estropear el feeling del momento gracias a tu discurso, Malfoy, tengo que decir que nunca esperé oír semejantes chorradas de ti. Con pedirme perdón habría bastado, además el alcohol me puede volver insoportable y todo me lo tomo muy a pecho.

-Sí, ya me dijo tu gato.

-Me imagino que esto también habrá sido influido por él.

-Eh... pues... un poco. ¿Por?

-Porque ahora mismo se estará partiendo el culo de risa por haberte pasado medio día metido en la cocina preparando la cena y hayas soltado un discurso que ni miss universo.

-Me cago en el puto gato...

-Pero todo te ha salido genial y estás más que perdonado- dijo parando de bailar.- Como también fue mi culpa y me sentía culpable pensé en hacerte un regalo, ven- tiró de su mano para que lo siguiera fuera del patio. En una esquina del prado cerca del patio se alzaba la silueta de una pequeña casa.- No está terminado, le falta ponerle los cristales, pero ya es muy poco lo que le queda, no te acerques al lado derecho porque la tierra ya está preparada y se puede estropear si la pisas demasiado.

-¿Eh? ¿Qué es esto?

-Esto es mi regalo- respondió encendiendo una esfera de luz que alumbró los alrededores.- Me he pasado el día haciendo la estructura, las enredaderas lo terminan de sostener en el suelo y como son naturales el invernadero no se moverá ni aunque venga un vendaval.

-¿Hiciste el invernadero para mí?

-Por supuesto, pensé que sería una buena forma de disculparme y como no me ha costado mucho también preparé un trozo de tierra en el lado derecho para que plantes tu huerto.

-Vaya, es... fantástico, yo... no sé cómo agradecértelo, Potter.

-Con que me llames Harry es suficiente, no te preocupes por lo de anoche, cuando bebo me quejo por vicio- ambos se echaron a reír.

-De acuerdo, pero quiero que tú también me llames por mi nombre, para los amigos soy Draco, no Malfoy.

-Muy bien, Draco- le pasó un brazo por lo hombros con una sonrisa divertida en los labios.- Mañana nos vamos de compras así que aprovecharemos para coger los cristales, ya tengo las medidas, y cuando volvamos meteremos mi ropa nueva en el armario y los pondremos para que empieces a llenarlo de plantas raras enseguida.

-Me encanta el plan, y en cuanto crezcan las plantas del huerto tendrás para hacer una receta nueva.

-Eso es una buena noticia, siéntate, esta noche todavía me queda algo más que mostrarte, bajaré enseguida.

-De acuerdo- ambos volvieron al patio y el Silver Prince se sentó en una de las tumbonas mientras esperaba a Harry. Se quedó mirando un rato al cielo totalmente estrellado y sonrió ante la idea de que pronto tendría un invernadero para él sólo.

El Golden Boy volvió casi enseguida con una caja de madera en una mano y una manta en la otra. Indicó al rubio que se levantara y lo llevó hasta el centro del prado más o menos, extendió la manta en la hierba y se arrodilló para abrir la caja y sacar un violín. Lo cogió entre sus manos con sumo cuidado y afinó las cuerdas, se lo colocó de forma que pareciera parte de él y se levantó.

-Tengo que pedirte que te mantengas en silencio- le dijo a Draco, el Slytherin sólo asintió y esperó.

 

En cuanto pasó el arco por encima de las cuerdas una lastimera nota inundó el prado, enseguida le siguieron un par más comenzando a formar una melodía. Con la siguiente nota sopló una suave brisa con olor a flores y con la que vino a continuación miles de puntitos de luz los rodearon alumbrando un poco los alrededores. Harry tocaba mientras que los puntitos de luz se movían a su son, formando al fin la figura blanca de una joven estilizada con un vestido vaporoso que flotaba a su alrededor, la melodía cambió mientras que la chica seguía bailando y la brisa volvió a soplar. Otra figura se formó con los nuevos puntitos de luz, esta vez anaranjada pero con la misma forma que la anterior, ambas bailaban mientras la melodía volvía a cambiar y aparecía una tercera de color azulado y tras un nuevo cambio una cuarta de color verde. Las cuatro bailaban siguiendo el son de la música que Harry producía, las cuatro alrededor de ambos chicos metiéndose entre ellos hasta que con las últimas notas las cuatro se fusionaron en una de color dorado y finalmente explotaron provocando una lluvia de miles de puntitos de colores que se perdían antes de llegar al suelo. El moreno miró a su amigo esperando una opinión pero Draco apenas tenía palabras para describir.

-Es... es... ¿cómo...?

-Son los cuatro elementos, más bien su esencia, simplemente toco para ellos y ellos vienen a escuchar, es lo más bello que se puede ver ¿verdad?

-Sí- respondió totalmente embelesado.- Harry, muchas gracias.

-¿Eh? ¿Por qué?

-Por ser mi amigo, por llevarme al Inframundo, por esto, por todo, yo hacía mucho que no me maravillaba tanto de lo que tengo alrededor, hace mucho que nadie hace nada tan especial por mí.

-¿Y tus padres?

-Mis padres- repitió con una sonrisa irónica.- Ellos lo intentan, intentan hacerme feliz, darme todo el cariño del mundo pero hace tanto tiempo que no lo hacían que ahora no saben cómo hacerlo y a veces todo sale mal.

-Draco, no se nace sabiendo- le dijo sentándose a su lado y pasándole un brazo por encima de los hombros.- Tus padres lo intentan y eso cuenta mucho, ni sabiendo querer las cosas salen siempre bien. ¿Sabes? Para mí tampoco es fácil, no estoy acostumbrado a tener padres, a que haya alguien que me eche la bronca cuando hago algo mal o que me consuele y me de charlas cuando lo necesito. Remus es bastante maternal, pero Sirius y Severus no están acostumbrados, con Severus no me pongo de acuerdo en algunas ocasiones y Sirius a veces es como un niño, más inmaduro que yo, y le tengo que regañar.

-¿En serio?

-Sí- respondió riéndose.- No has estado aquí el tiempo suficiente para verlo todo, pronto te irás dando cuenta de que somos una familia de lo más extraña. Un licántropo con instinto maternal, un ex-presidiario con complejo de adolescente, un profesor que no aguantaba a un alumno y el alumno al que el citado profesor no aguantaba, vaya cuadro ¿verdad?

-Pinta a serie cómica.

-Lo sé, pero con ellos la vida es divertida, nunca me aburro si estamos los cuatro, y ahora me aburriré menos que te tengo conmigo- sonrió y Draco pensó que esa sonrisa podría superar en iluminación a la luna llena. Harry miró el reloj y suspiró.- Se hace tarde, mejor nos vamos a la cama, tendremos que levantarnos temprano mañana para optimizar el día ¿no?

-Por supuesto- se levantó mientras Harry guardaba el violín y luego le tendió una mano que el moreno cogió enseguida. Una corriente eléctrica los recorrió a ambos con el contacto pero ninguno se soltó disfrutando de la sensación. Draco cogió la manta con la mano libre y se la colgó al hombro.- ¿Vamos?

-Vamos.

 

En un cómodo silencio ambos se cambiaron, se turnaron para meterse al baño y finalmente se metieron a sus respectivas camas. Ninguno de los dos podía dormir, se sentían extrañamente desvelados, el Golden Boy al ser el más inquieto de los dos no dejaba de dar vueltas sobre la cama buscando la posición pero en vano.

-¿Tú tampoco puedes dormir?- le preguntó el rubio una hora después.

-No, ¿y tú?

-No, tengo la resanción de que me falta algo, estoy como deprimido.

-Juntaré las camas, ¿te parece bien?

-De acuerdo- el Gryffindor encendió las luces para coger su varita y devolver la cama a su forma original con un movimiento. Cuando se volvió a tumbar Draco estaba acostado a su lado, apagó las luces y se giró a mirarlo a la cara.- Intentemos dormir de nuevo- el rubio asintió y ambos cerraron los ojos.

 

En un movimiento inconsciente Draco puso una mano sobre la de Harry y entrecruzó los dedos con los suyos, apenas consciente de este suceso el sueño lo fue venciendo mientras se dejaba embargar por el olor a miel que desprendía el cuerpo que tenía al lado. Harry ni siquiera llevaba media hora dormido cuando se acercó al cuerpo que tenía al lado y a su agradable olor a menta. La mañana los sorprendió enredados el uno en el otro y con las manos entrelazadas pero totalmente descansados. Keacher ya les había puesto el desayuno sobre la mesa cuando bajaron, mientras comían iban comentando por donde empezar. Athem bajó en mitad del desayuno e intentó no reírse cuando vio a Draco, el rubio sólo lo ignoró pero Harry lo cogió y lo subió a su regazo.

-Buenos días Athem, ¿cómo está hoy mi minino favorito?- le pregunto haciéndole arrumacos mientras el gato ponía mala cara.

-Odio que me hagas eso, Harry.

-¿En serio? ¿Por qué? Con lo mono que eres, mira qué patitas tan lindas, y esas orejitas, ¡ay qué lindo es mi gatito! ¿Sabes? Estoy pensando en comprarte un trajecito de esos tan monos que hay para gatos, esos que tanto te gustan- el gato lo miró aterrorizado.

-No serás capaz.

-Oh, por supuesto que sí, si vuelves a hacerle algo como lo de anoche a Draco te lo compraré y será rosa fucsia.

-Entendido y aceptado- respondió el animalito escurriéndose de entre los brazos de Harry para escaparse de él.

-Cuando te pones en ese plan eres un poco siniestro, Harry.

-Lo sé, pero lo mantiene a raya, ¿preferías que se siguiera riendo de ti? ¿Un gato?

-De acuerdo, dice mucho en contra de mi orgullo, pero me ha dado pena, ¿le has visto la cara de susto al pobre?

-Por supuesto, si no se la viera no sería tan divertido amenazarlo ¿verdad?

-Definitivamente eres muy siniestro, recuérdame que no me meta contigo ahora, en el colegio parecías más modosito.

-Eso es porque sabemos disimular bien, el chantaje y lo sutil siempre ha sido lo mejor de los Gryffindor, nadie se podía resistir a los lindos gatitos.

-Das miedo, ¿qué erais los Gryffindor?

-De todo menos inocentes, ya te iré contando cosas mientras vamos por la cuidad, venga, que no podemos pasarnos la mañana desayunando.

 

Volvieron a la habitación y se cambiaron de ropa, una vez debajo de nuevo dejaron una nota para cuando volvieran los tres mayores y salieron de la casa para aparecerse en el punto de aparición de la cuidad mágica. Lo primero fue ir a la sucursal de Gringotts para coger dinero y cambiar un poco por dinero muggle. Mientras Harry le explicaba a Draco las fiestas que se daban los sábados por la noche después de la guerra se dirigieron a una tienda especializada en cristales mágicos para comprar los necesarios para el invernadero, quedaron con el encargado que fueran a ponerlos a las ocho de aquella tarde para que así estuvieran en casa y no hubiera problemas. Luego pasaron a la cuidad muggle y empezaron sus compras, Draco cogió a Harry de la mano y lo fue arrastrando tienda tras tienda mientras el moreno se dejaba llevar, acabando siempre con un montón de ropa en los brazos y siendo empujado por el Slytherin a los probadores para ver qué tal quedaban. En cada una de las tiendas el Golden Boy tenía que hacerle un desfile de modelos al rubio para que éste diera su veredicto y dijera con qué prendas se quedaban y con cuál no. Hacia las dos de la tarde, cargados ya con bolsas, se metieron en un callejón para encogerlas y luego se quedaron en un restaurante para comer algo.

-Harry- lo llamó el Silver Prince obteniendo toda la atención que antes el moreno tenía sobre sus espaguetis a la carbonara.

-¿Qué pasa Draco?

-La otra noche, en el Inframundo, cuando cantaste aquella segunda canción me di cuenta de algo.

-¿En serio? ¿De qué?- los ojos verdes lo taladraban buscando la respuesta en su rostro, Draco giró un poco la cabeza al notar que se sonrojaba.

-Verás, me sentí muy identificado con esa canción...

-Ésa era mi intención, sé lo que has pasado porque de alguna manera yo también lo he pasado, es por eso que es mi canción favorita.

-Ya, entonces entenderás más o menos lo que quiero.

-Tengo una ligera idea pero quiero que me lo cuentes, estoy aquí para escucharte- su sonrisa era tan dulce como su olor a miel y eso llenó de valor al Silver Prince para hablar con total sinceridad.

-Cuando empezó la guerra yo todavía era un crío y me dejé llevar por mis padres, bueno, en realidad desde antes, siempre quise hacer que mis padres se sintieran orgullosos de mí porque en aquél entonces era la única muestra de cariño que podía obtener de ellos. Pero parecía que nada era suficiente para ellos, eso me frustraba, intentaba hacerlo lo mejor posible pero tú siempre estabas un paso por delante, siempre he querido estar a tu par y nunca lo he conseguido- el moreno hizo una mueca pero no añadió nada.- La cosa es que cuando ya vi que todo iba de mal en peor, que hiciera lo que hiciera aunque estuviera muriendo en el intento sólo conseguía decepcionar más a mis padres quise que todo terminara. Quería patalear, poder dejar mis sentimientos al descubierto, quería estar protegido como cuando era un niño, antes de entrar en Hogwarts y que pasara todo eso de la piedra filosofal. Quería cambiar, ser diferente pero ya era tarde, ahora tengo una segunda oportunidad que muy pocos obtienen y quiero aprovecharla, quiero hacer todo lo que nunca he podido hacer, lo que nunca me ha permitido mi posición y contigo de guía creo que puedo conseguirlo.

-¿Yo de tu guía?

-¿No quieres?- preguntó algo asustado.

-Nunca me he considerado un guía pero si eso te ayuda estoy más que dispuesto a llevarte donde creo que podrás cumplir todo aquello que quieres hacer.

-¡Merlín Harry, eres el mejor!- dijo abrazándolo con la mesa entre medios.

-No exageres, sólo hago lo que haría por un amigo, ¿y bien? ¿Qué es lo que quieres hacer a parte de seguir comprando?

-Quiero hacerme un piercing en el labio.

 

Harry agarraba la mano de Draco para tranquilizarlo mientras éste, sentado en la banqueta del estudio de piercings y tatuajes esperaba a que el encargado le pusiera la bola en el piercing de plata.

-Ya está Draco, no ha sido para tanto ¿verdad?

-Es mi primer piercing, ¿qué quieres que le haga? Es normal estar nervioso y asustado- se justificó.

-Lo tendrás hinchado un par de horas, te recomiendo que nada toque tu labio en el resto del día- le dijo el encargado.- Deberías comer un poco de helado, te bajará la hinchazón más rápido.

-De acuerdo.

 

Después de pagar se dirigieron a la parte mágica de la cuidad a comerse un helado en la terraza ya que Draco se sentía algo debilitado y no le quedaban ganas de seguir de compras. Teniendo en cuenta que la ropa que habían comprado por la mañana ya sería suficiente para llenar mínimo la mitad del armario no le dio demasiada importancia a pasar el resto de la tarde sentados. Mientras esperaban a sus helados Harry lo cogió por el mentón para mirarlo bien, el piercing tenía la dirección cambiada ya que Draco no quería que le atravesara de un lado a otro sino que saliera por encima del labio, lo que le quedaba extremadamente tentador a ojos del moreno.

-Me gusta, te queda genial.

-Lo sé, pero se siente extraño.

-Es que lo tienes dormido por la anestesia, se te pasará dentro de un rato- el camarero trajo las dos copas con helado y las dejó delante de cada uno.- Gracias- el camarero hizo una ligera reverencia y se fue. Harry cogió una cucharada de su helado de menta y chocolate y cerró los ojos disfrutándolo.- Me encanta.

-A mí también- respondió el Slytherin, el Golden Boy lo miró sin comprender hasta que se dio cuenta de la cuchara del rubio a medio camino de su copa.- ¿Quieres?- le extendió su copa para que probara.

-¿Qué es?

-Yogur con miel- el Gryffindor cogió una cucharada y se lo metió a la boca.- ¿Qué te parece?

-Está delicioso, nunca se me había ocurrido una combinación tan equilibrada.

-Bueno, pues ya la tienes, sería un buen postre.

-Tal vez mañana para comer.

-Me parece bien- comieron en silencio un rato, luego el rubio con la cuchara jugueteando con el helado volvió a hablar.- Tengo una curiosidad.

-¿Cuál?

-¿Por qué tu cama es redonda?

-No lo sé, me cansé de las camas cuadradas y me entró el capricho de que fuera redonda, de todas formas junto con la cúpula y todo esto queda genial, muy conjuntado.

-Cierto, tengo que reconocerte que tu habitación me encanta.

-Ahora también es la tuya.

-Sí, oye...

-¿Qué?

-¿Podríamos... esto... dejarla... ya sabes...?

-Draco, las cosas claras por favor que tengo el cerebro congelado.

-¿Podríamos dejar la cama tal y como está?- preguntó avergonzado.

-A mí no me molestó en absoluto dormir contigo anoche, es más dormí mejor, así que, si quieres, la cama se queda redonda y dormimos juntos de nuevo.

-Gracias, por alguna razón me relaja tenerte al lado.

-Draco, somos amigos, estaré contigo para lo que quieras.

-Yo también, Harry.

-Me alegra oír eso- el reloj de la torre dio las cinco en punto.- Creo que va siendo hora de volver a casa, el trío ya estará de vuelta y todavía tengo que rellenar el armario.

-Muy bien, vamos entonces.

 

Se aparecieron cogidos de la mano y entraron en la casa, Sirius estaba dibujando el prado sentado en una de las tumbonas mientras Severus le acariciaba el pelo y leía y Remus jugaba con Athem.

-Ya hemos vuelto.

-Hola chicos, ¿cómo han ido las compras?

-Bien, con un cambio de look- los tres miraron hacia ellos y Sev abrió los ojos sorprendido.- ¿Me queda bien?

-Bastante bien, pero creo que a tus padres les va a dar un infarto- respondió Moony preocupado.

-Creo que deberían empezar a acostumbrarse un poco, ni que me hubiera teñido el pelo de azul.

-Eso realmente habría sido peor- dijo Harry a su lado.- No creo que Lucius y Cissy digan nada, si no me llevaré yo toda la culpa por haberlo convencido y tentado para que se lo hiciera.

-Bueno, cuando te vean ya lo arreglaremos, a mí no me parece mal- dijo al fin Sev.

-A mí tampoco, además tenemos una buena noticia que daros.

-¿Qué pasa Pathfoot?

-¡Estamos de vacaciones!

Notas finales:

espero reviews, Kisses


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