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Amor Prohibido por Kiryan

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Notas del capitulo:

Buenoooooo como estan todos, ya sé que soy una cabrona por haber desaperecido así del mapa tan derrepente, pero les traigo historias nuevas, viejas y muchas cosas más para reparar mi perdida. Espero que me perdonen - hace una reverencia - Gomenne.

Bueno, sin más dilación el fic, espero les guste y que me dejen un RR para darme ánimos, cualquier tipo de crítica será aceptada y bien recibida.

Un beso!!!

Roma, 00:45, Mansión Gabriel


- Señora, es la hora...

- Si - una bella mujer de aparentes 20 años se levantó de aquella butaca de cuero negro y patas de madera de roble, rodeó un gran escritorio de madera de pino con paso grácil y elegante. Se detuvo un momento para admirar la belleza que desprendía aquella ciudad de ensueño por el gran ventanal de aquella amplia oficina donde cuadros de Van Goh, Da Vinci y Goya adornaban las pulidas paredes de madera y una gran alfombra persa de color negro, rojo y blanco sepultaba de forma elegante el parqué de la habitación.

- Mi señora, ¿Os encontráis bien?

- Por supuesto, Kiryan - respondió, saliendo de su ensoñación, observó a la mujer que tenía enfrente. Kiryan era una mujer hecha y derecha de unos 24, casi 25 años, su larga melena bicolor, cabellos dorados y mechas plateadas, le llegaba un poco más abajo de la espalda, tenia un corte disparejo y rebelde con unos mechones más largos que otros dándole un aspecto salvaje e indómito. Sus fieros ojos eran afilados y de mirar cínico, arrogante y muy desafiante de un extraño y misterioso color gris azulado con destellos dorados. Su piel blanca como la nata, suave y perfecta, su cuello largo y fino, hombros delicados y sus pechos grandes, pesados, firmes y redondos. Su cintura estrecha enmarcando unas caderas voluptuosas y vastas seguidas de unas piernas largas, sinuosas y torneadas la hacían la mujer más codiciada y deseada del mundo junto a su ama.... Las más peligrosas y deseadas.

La rubia llevaba puesta una camisa manga larga que le caía en los hombros de color negro con un escote hacia abajo justo después del ombligo dejando ver una camiseta de rejillas blanca y en su ombligo un piercing con forma de escorpión negro. Un pantalón vaquero azul oscuro, casi negro con cadenas entrecruzadas a ambos lados de las caderas, dentro de los pantalones unas botas altas, de color negro y de tacón vertiginosamente alto, y por ultimo una gabardina larga hasta los tobillos de cuero negro con varias correas cayéndole desde los hombros, la cintura, el pecho y los brazos.
Tenia un piercing en el lado izquierdo del labio inferior, otro en la lengua y la oreja derecha llena de aros de diferentes colores y tamaños.

Kiryan: Entonces nos vamos, ¿Señora?

- Claro - sonrió.

Juntas salieron del edificio hasta el aparcamiento donde las esperaba el deportivo negro de la rubia, esta abrió la puerta del copiloto para su señora, después rodeo el coche por delante hasta el asiento del piloto. El rugido del potente motor resonó de forma estridente y así, una vez todo listo, arrancó pisando a fondo el acelerador hasta su siguiente destino...

Mansión Calisto, 01:45 am

Las enormes puertas de metal resonaron de forma escandalosa cuando impactaron con fuerza contra las blancas paredes. Kiryan entró escoltando a su princesa, la cual llevaba una capa de terciopelo negro dejando visible únicamente las puntas de su larga melena, y siendo el objeto de todos las miradas de los presentes allí reunidos, más ninguno se movió y siguieron con sus asuntos al conocer el temperamental y peligroso carácter de la rubia.

Kiryan: La señora del Clan Gabriel, Elisabeth Gabriel.... ¡Arrodillaos ante ella sucios híbridos!

- Princesa Gabriel, deberíais vigilar a vuestra perra, le ladra a la persona equivocada - una voz grave y varonil se dejo escuchar al principio de la amplia y tapizada escalera de madera. Un hombre de pelo negro y dorado apareció con porte arrogante y burlón, era nada más y nada menos que Iván Calisto, un hombre joven y seguro de su mismo que dirigía toda Roma. Era atractivo y varonil con unos impresionantes y cautivadores ojos color verde esmeralda con destellos pardos.

Iba con un traje negro con la chaqueta abierta dejando ver una camisa de lino blanco con los 4 primeros botones abiertos descubriendo un deseable, musculoso y acanelado pecho, tenia las manos en los bolsillos y bajaba las escaleras con decisión y seguridad.

Elisabeth: Mis perros saben muy bien a quien ladrarle, no te preocupes por ello ya que me encargo personalmente - la voz dulce y socarrona de la joven emperatriz borró la sonrisita burlona y arrogante del chico. La princesa se quito la capa haciendo que su larga melena negra y roja cayese en cascada hasta su espalda, sus intensos y grandes ojos color chocolate se volvieron dorados y su pupila se afiló, su rostro ovalado y su cuello fino y delicado. Su piel morena y exquisita, sin ninguna imperfección, sus pequeños hombros y sus enormes pechos, firmes y pesados. Su cintura grácil y sus caderas finas y perfiladas seguidas de unas piernas torneadas y elegantes le arrancaban suspiros de placer y anhelo tanto a hombres como a mujeres.

Llevaba un vestido de seda negro que le llegaba hasta el suelo ocultando unas sandalias negras de tacón alto atadas en los tobillos, las mangas del costoso vestido acababan en pico llegandole hasta las caderas y el cuello le caía en los hombros acanelados. También llevaba un brazalete dorado con el dibujo de una cruz gótica al revés de color plateado y una gargantilla negra con rubíes incrustados.

Los ojos delineados de negro y una sombra de color rojo pálido haciendo juego con la gargantilla y el anillo de oro negro y con un rubí incrustado en el centro que llevaba en el dedo corazón. Por ultimo unos pendientes a juego con las sandalias y encima del vestido un chal de terciopelo rojo sangre.

Iván: Sigues teniendo esa lengua tan afilada como hace 500 años - de un veloz movimiento cogió a la altiva chica de la mandíbula ejerciendo un poco de fuerza. La acercó a su rostro despacio desafiándola a separarse, mas esta lo atrajo de un suave y veloz movimiento hasta sus rojos labios. Se enfrentaron en un beso feroz y cargado de pasión y un profundo odio, se separaron con los labios rojos e hinchados por la fuerza del beso y lo único que quedo de él  fue un hilo de saliva que el ojiesmeralda se encargo de quitar con su viciosa y afilada lengua.

La rubia les miro indiferentes pero con odio en sus pupilas, su mano derecha fue a parar a la pistola que tenia en la cadera pero se contuvo y espero a que su reina hablase.

Elisabeth: ....... Sigues tan osado y prepotente como siempre, sera mejor que me sueltes, querido. No creo que quieras que mi “perra” te saque las entrañas - sus ojos brillaron de forma letal y peligrosamente furiosos, el hombre aparto la mano lentamente, desafiante, viendo aquellos ojos furiosos e hipnóticos, observando aquella mujer tan hermosa y peligrosa a la vez.

Iván: Tranquila, bella... Hablemos de por que has venido a verme de forma tan precipitada - guió a las chicas, ama y esclava, hasta una habitación apartada e insonorizada para poder hablar cómoda y tranquilamente.

Iván: Tomad asiento.

Elisabeth: Gracias - ambos se sentaron mientras la rubia esperaba de pie en un rincón, apartada y atenta. Él se sentó en un sillón de cuero blanco con las patas de madera negra detrás de un escritorio de estilo ingles, aproximadamente del siglo XV a juego con la silla, en frente había dos butacas forradas de terciopelo negro con las patas de marfil, una la ocupaba la princesa, sentada con la piernas cruzadas y los brazos reposando en sus muslos, el rostro sereno mientras observaba los hermosos cuadros de Miró y Picasso que adornaban la lujosa habitación.

Kiryan observaba al ojiesmeralda con desconfianza, nunca la había caído bien, era demasiado arrogante y sobrado. Vio como los ojos de él cambiaban a un plata líquido y como la pupila se afilaba, los ojos de la rubia no se quedaron atrás y cambiaron a un rojo sangre, letal y brillante con la pupila rasgada, sonriendo de forma psicópata enseñó fugazmente sus filosos colmillos plateados, se acercó de forma felina hasta la butaca vaciá, se sentó cruzando las piernas y le miro directamente a los ojos mientras su voz cruel y aterciopeladamente peligrosa se escuchaba con fuerza y una rabia mal contenida.

Kiryan: Cuidado con lo que dices, bestia, no vaya ser que se te atraganten las palabras debido a que tu propia sangre corra por tu garganta - la escupió con desprecio y odio haciendo que los ojos plata brillasen furiosos e iracundos.

Iván: Tranquila, perra, se lo que tengo que decir.

Kiryan: Grrrrr

Iván: Vigila a tu loba, princesa, no vaya a ser que te regale su piel como ofrenda. - aseguro mientras inclinaba la cabeza y miraba a la rubia con una burlona sonrisa.

Kiryan se levantó de golpe, tirando la butaca hacia atrás por la fuerza. Cogió al chico de la camisa con violencia y lo acercó a su cara mientras le enseñaba los colmillos y sus ojos brillaban de forma peligrosa y amenazante - como te atreves, mestizo, quien te crees para dirigirte a un pureblood con esa familiaridad...híbrido - arrastro cada palabra con una dulzura cortante, con extraña sutileza y suavidad.

Elisabeth, que hasta el momento estuvo observando como se desarrollaban los acontecimientos, decidió intervenir ya que se estaba poniendo violento, sobretodo su subordinada.

Elisabeth: Basta ya, es suficiente - sus ojos brillaron dominantes y severos, la rubia poco a poco y con desgano fue soltando la camisa del moreno, sumisa, furiosa, violenta. Se alejo hasta un rincón oscuro y se apoyó contra la pared, mientras intentaba calmar su furia desatada.

Elisabeth: De acuerdo.... Ahora Calisto, hablemos de por que mis espiás me han comunicado que estas haciendo tratos y negocios con el enemigo de nuestra raza, y espero que tu respuesta me satisfaga por que si no... - dijo mientras apoyaba la mejilla sobre su delicado puño y sus cabellos se deslizaban hasta su hombro.

Iván: Mi lady, por favor, me sorprendéis....

Elisabeth: Creo que soy yo la sorprendida, habla mestizo, a no ser que quieras morir - exigió de forma demandante y autoritaria.

Iván, al darse cuenta de que estaba entre la espada y la pared rodeo el escritorio y se arrodillo ante su reina, siendo muy consciente de la taladradora mirada que le enviaba la violenta guardaespaldas de la menor. Mintió para salvar el pellejo, aunque más bien eso le llevaría hacia la perdición.... y la muerte.

Iván: Mi lady, solo son unos cuantos negocios sin importancia, nada de que debáis preocuparos.

Elisabeth supo que le mentía, pero una vez más sus hipnóticos ojos hicieron mella en ella, la razón dejo paso al enorme y desgarrador amor que sentía por aquel astuto y calculador muchacho.

Elisabeth: Bien, eso es todo. Me retiro – se levanto con elegancia y camino hasta la puerta, donde la rubia se encargo de abrirla y cederle el paso, una vez lejos de los oídos de su reina la rubia se volvió hacia el híbrido y le dijo con rencor – recuerda que como algo malo le pase te matare de la forma más dolorosa y humillante posible. Desearas estar muerto para cuando yo te encuentre – cerró la puerta de un fuerte portazo.

Una vez fuera de aquella Mansión decidieron pasear un poco por la ciudad, la ojiroja puso la calefacción del coche y una música relajante para calmar su cólera y los nervios de su señora. La vio mirar por la ventanilla con aire abatido y nostálgico, sus ojos dejaron de ser dorados para volver a ese cristalino y hermoso color chocolate. Recordó algo, como si de un flash se tratase, un recuerdo hermoso pero a la vez...... muy doloroso.

Flash Back -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Se podía ver dos siluetas reflejadas por el cálido crepúsculo que caía en el frondoso y magnífico bosque de las afueras de esa gran ciudad como lo era Roma. Sus cuerpos serpenteaban por el continuo desplazamiento de las sombra a sus pies. La noche calló y el frío y mágico manto de la noche lleno cada rincón del bosque, la Luna baño con su luz los cuerpos sudorosos y llenos de amor que se restregaban y se entregaban con frenesí, pasión y sobre todo amor.

Los apasionados sonidos que emitían llenaban aquel claro de en sueño mientras el viento aliviaba un poco el asfixiante calor de sus cuerpo, se movían con armonía y sincronisación, como si fueran uno solo. Con un grito final, juntos, llegaron al máximo de los placeres sin arrepentirse de nada y sin preocuparse por nadie.

_ Siempre estaremos juntos

_ Ni la muerte podrá separarnos.

_ Es una promesa - susurraron al unísono antes de caer rendidos uno sobre el otro y con el rostro iluminado por la felicidad.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- End Back

Kiryan: Ya veras como todo se soluciona, solo debes tener paciencia....Mi lady – le susurró de forma cálida mientras una de sus manos se dirigía hacia su rojiza mejilla, acariciándola.

Elisabeth se apoyó contra esa fría mano, despertando de su ensoñación, que irrealmente se le antojaba cálida y protectora. Con ella se sentía segura e invencible - gracias, siempre sabes que decir - le sonrió de forma triste y cariñosa.

Kiryan: Relajate, aún queda mucho para llegar – volvió a poner la mano contra el volante y su mirada se dirigió al frente, viendo con sus ojos color sangre las oscuras y siniestras calles de Roma. La princesa obedeció y se acomodo en el asiento, reclinandolo y poniéndose de lado, siendo cobijada por el cálido chal y soltando algunas lágrimas sin que la otra lo advirtiera. Se durmió pronto y la rubia pudo notar en su propio corazón el dolor que desgarraba a su ángel caído, debía ayudarla ya que ella la salvo de la desesperación, del odio y la locura. Su ángel, su única salvación.... La única luz que se ofreció a guiarla en la oscuridad y ahora, a ella le tocaba asumir ese rol, por que sino su emperatriz estaría merced del dolor y la angustia más desgarradora.

Kiryan: Yo te protegeré siempre.... Hermana.




.............................  Continuara  .............................................

 

Notas finales:

Espero de todo corazón que os haya gustado, un besazo!!!


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