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Amor Prohibido por Kiryan

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Notas del capitulo:

Nada que decir, solo que lo disfrutéis

Kiryan: Preparate para morir, mestizo - la rubia arremetió contra su adversario de forma feroz y violenta, sus manos y brazos se convirtieron en centelleantes espadas constituidas por aquellos letales rayos azulados. El ojiesmeralda salto hacia atrás intentando esquivar los furioso ataques mientras su cuerpo se transformaba convirtiéndose en un lobo negro, gigante y musculoso, cayendo al suelo pesadamente hundiendo las garras en la tierra mientras su afilado hocico se abría dejando ver unos colmillos largos y mortales.

Kiryan: Traidor, le has vendido tus poderes a los lucanos para poder transformarte en lo mismo que ellos. Son una raza impura que debe ser elimina - la ojiroja se le quedo mirando mientras su poder decaía y sus brazos se liberaban de aquella luz cegadora.

Iván: El verdadero peligro es otro, es lo que no quieres entender. Piensas que lo único que quiero es hacerle daño a tu Reina cuando lo único que intento es protegerla de un peligro mayor - el lobo avanzo cautelosamente hacia la, en apariencia, derrotada chica con sus ojos entrecerrados intentando ver el engaño en sus pupilas.

Kiryan: ¿Porqué acabamos así? - levanto despacio la mano hasta chocarla contra el cuello robusto del poderoso animal en una caricia ruda y desesperada, le abrazo con fuerza y hundió la cara en el hueco de su garganta.

Iván: No lo sé - su enorme cabeza se apretó contra la suave espalda de la mujer impidiéndole ver la mirada psicópata y enloquecida de esta.

Kiryan: Yo... si - dicho esto, enterró su brazo con una fuerza sobrehumana en el pecho musculoso de la criatura haciendo que esta abriera los ojos de par en par, sorprendió, traicionado, abrumado. Retrocedió haciendo que la extremidad saliera de su pecho con una dolorosa lentitud que hizo sonreír con más nitidez a la rubia guerrera. Se relamió los dedos, pasándolos por su lengua haciendo que el afilado y blando músculo pasase entre ellos de forma erótica y a la vez demente.

Iván: ¿Cómo?... - antes de caer al suelo ya había recuperado su forma humana y se sujetaba la herida con una expresión dolorosa y desesperada. Sentía como la energía de la chica fluía dentro de su cuerpo quemando y desgarrando sus tejidos y sus órganos, la tortura que más le gustaba utilizar a la sádica mujer. La sangre caía por la comisura de sus labios, sentía aquel sabor metálico y amargo quemarle la boca y la garganta.

Kiryan: Este es tu fin... Traidor - se acercó a él con paso solemne mientras desenfundaba su 9 mm negra de detrás de su cadera, sus labios se curvaron en una sonrisa desquiciada mientras se relamía los vibrantes colmillos con gesto impaciente - adiós... mestizo - habló con suavidad, con irreconocible dulzura, con extraño amor.

Apuntó a su frente mientras veía como su enemigo, derrotado y sangrante, se ponía de rodillas y cerraba los ojos esperando el fin, la vampira apretaba el gatillo lentamente, disfrutando codiciosa del momento en que la sangre negra e impura de su adversario mancharía su cara y sus ropas.

El gatillo fue apretado.

El disparo realizado.

El sonido de un cuerpo inerte cayendo al suelo.

Un grito desgarrado

La sentencia estaba dictada.

La guerra había empezado ...

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_ ¡¡¡¡¡No puedo creer lo que estuviste a punto de hacer!!!!!

_ ¡¡¡Y yo no puedo creer que me lo impidieras!!!.... ¡¡¡¡¡Maldita sea Elisabeth por que le dejas vivir!!!!! - la rubia le gritaba fieramente a la morena, con sus ojos rojos destilando odio y rencor mientras señalaba al ojiesmeralda, el cual estaba sentado en el sofá, sus ojos estaban entrecerrados viendo como Sara curaba sus heridas mientras Maria intentaba curar los órganos y tejidos dañados por su energía eléctrica.

Elisabeth: ¡¡¡¡Sabes que le amo!!!! - grito con lágrimas en los ojos mientras cerraba los puños hasta dejarlos blancos de la presión ejercida. Karel y Adrienne miraban sin hacer ningún ruido ni comentario para que la demente rubia no les echara el ojo. Sentados en las butacas al lado del herido intentaban ayudar a las chicas en todo lo que podían mientras las dos vampiras gritaba y maldecían, sobre todo la ojiroja.

Kiryan: Si, le amas, tu amas todo lo que te rodea. Que me dices de ese chico de pelo negro - acusó mientras miraba a Karel, este se encogió en su asiento intentando no cruzar mirada con la amenazante mujer - pensaste que como había bebido tu sangre antes de transformarse no notaria el  cambio en su olor... Me das asco - le escupió venenosamente mientras ladeaba la cabeza duramente. Elisabeth solo bajo la mirada ocultando sus ojos chocolate intentando vehemente que sus lágrimas no corriesen con la fuerza de un maremoto, sentía sus mejillas totalmente empapadas por los ríos de lágrimas.

Elisabeth: ¿Cómo... puedes decirme eso? - susurro dolorosamente, sus hombros temblaban levemente mientras apretaba su vestido con fuerza. Se sentía débil, vulnerable y un dolor desgarrador le atravesaba el corazón, procedente de su hermana, su vínculo era confuso y paralizante, era doloroso y no tenían intimidad la una para con la otra - ¿Porqué que te sientes así?... Veo el odio, la traición, el engaño, esos sentimientos tan humanos clavarse tan profundamente en tu corazón de hielo y acero.... ¿Porqué?.

La joven princesa se acercó lentamente a su hermana haciendo que esta retrocediese sorprendida y, en cierta forma, asustada de lo que su reina acababa de hacer.

Kiryan: ¿Cómo te atreves a desnudar mi alma de ese modo?.... ......Te odio.... te odio como no tienes idea.... - siseó cual vivara mientras su largo flequillo ocultaba su brillante e iracunda mirada intentado mantener la cabeza fría e insensible para que su reina dejase de desnudar y revelar sus sentimientos a gente a la que no le interesaba en lo más mínimo.

Elisabeth: ¿Cómo?... - la chica se quedo shokeada y asustada, el desbordado torrente de odio y desprecio que manaba del corazón de su guardiana era siniestro y atemorizante. Retrocedió hasta que su espalda chocó contra el pecho del pelinegro, este se había levantado dispuesto a proteger a su Reina al igual que Sara y Maria. El ojinegro se acercó sumisamente a la rubia mientras esta levantaba su diabólica mirada escarlata y taladraba a cada uno de los presentes con ella, Adrienne la abrazó contra su pecho y le susurró palabras de amor al oído mientras la ojiroja le ponía las manos en el pecho, notando el desenfrenado latir de su corazón bajo el delicado tacto de sus dedos.

Kiryan: Así que la Visionaria y su casta están en mi contra... Y pensar que he echo tantas cosas por ti, mi hermosa Princesa de hielo. Siempre pura, siempre generosa, siempre inalcanzable para mi... - susurraba de forma suave y distraída, como si realmente no estuviese allí mientras acariciaba los labios del chico con sus dedos y con la otra mano le acariciaba las suaves mejillas - me has traicionado por él, como hace 500 años. La era de los dioses a comenzado y nosotros somos sus peones jujuju.

Maria: Por favor, Señora....

Kiryan: Silencio, ¡mestiza! - siseó.

María calló de inmediato al notar el palpable odio y rencor salir de esos labios suaves y carnosos.

Kiryan: Te matare princesa, y entonces yo pereceré contigo... si si si.... contigo, solas para siempre jajajajaja.

La rubia se separó bruscamente del muchacho mientras lágrimas de sangre salían de sus ojos color carmín haciendo que un espectáculo triste y sanguinario se efectuase allí, la morena quiso acercarse pero algo se lo impedía, el dolor de su hermana superaba límites insospechados y todo por su culpa y su testarudez. Si no le hubiera salvado la vida a Iván, estaría destrozada si, pero su hermana no habría desvariado hasta tal punto, su dolor no era comparable al de su rubia guerrera. Su corazón de acero se fundía minuto a minuto, su gélida alma se descongelaba a cada sentimiento encontrado y su única salvación seria la muerte.

Iván: Kiryan, tranquila, nadie esta en tu contra.... Tranquila, pequeña, reina miá. - se acercó a ella con paso suave y tranquilo. Ella le miro como si fuero algo que nunca había visto, antes de que pudiese acercarse a ella lo suficiente el pelilargo la abrazó contra su cuerpo y la retuvo a su lado. Enviándole una mirada envenenada al ojiesmeralda sus ojos se volvieron de color amarillo mientras su pupila se alargaba como la de un gato.

Iván retrocedió sorprendido igual que los demás vampiros, Elisabeth miro al pelilargo con los ojos entrecerrados, pronto se colorearon de dorado y utilizando sus poderes telequinéticos supo lo que el  chico pensaba. “ Le habéis echo daño ”... “ Traidores ”.... “ MIÁ ”. Abrió los ojos sorprendida y confusa, viendo como el ojinegro sonreía con malicia y perversión mientras apretaba a la vulnerable  e inestable rubia contra su cuerpo de acero, sus músculos se tensaban por la fuerza y la ojiroja ocultaba su rostro de marfil en el fuerte pecho mientras desprendía una extraña aura color negro violáceo y sus largos cabellos se movían, ondeando de forma armoniosa y sinuosa junto con su cuerpo, moviéndose alrededor del chico con suavidad y sensualidad.

Adrienne: Ella me pertenece desde que nació, es miá y nunca podrás impedirlo.... Princesa Laneth - sonrió con maldad antes de coger a la rubia por las caderas apretándola contra él hasta que la mujer soltó un gemido ahogado al sentir el fuerte y torneado cuerpo del muchacho contra el suyo propio, tan delicado y frágil en comparación al fuerte y vigoroso de él.

Elisabeth: Maldito seas... Demetryan.... ¿Cómo te atreves a reclamarla como si fuera un trofeo?

Adrienne: Por que ese es su destino, su alma me pertenece desde que nació, pobre niña a la que su pueblo maltrataba constantemente, pobre chiquilla a la que asesinaban cada vez que podían.... ¿Y yo soy el malo?, no mi Reina, yo soy el que le salvo de todo eso mientras que a ti te adoraban y te idolatraban.... ¡ERES TÚ LA QUE LA CONDENÓ AL ODIO!

La princesa abrió los ojos todo lo que le daban sus cuencas mientras se apoyaba en Karel y se cogía la cabeza con una mano, Sara y María se miraron entre ellas para seguidamente cerrar los ojos y al abrirlos fuesen del mismo color que los del pelilargo. Se miraron sonrientes y se pusieron al lado del muchacho,  Sara  la cogió por las caderas y María por los hombros, la castaña le acariciaba de la cara y paseaba sus labios por las mejillas y los labios marmóreos de la ojiroja mientras la morena delineaba la sinuosa figura de la rubia mujer..

Sara: Pequeña, mi pequeña ya estas entre los tuyos, tranquila preciosa miá.

María: Shhhh shhh, mi niña, mi pequeño tesoro, ven, ya nunca más conocerás el dolor del odio.

Elisabeth: No la toquéis, Parcas - escupió con veneno mientras se enderezaba y sus ojos se entrecerraban furiosos, amenazantes, matadores - ella es miá, es a mí a la que le pertenece por completo, yo soy el otro lado de su alma... ¡Soltadla!

Su furia se desató y su poder incremento demostrando por que era la líder del clan más poderoso del mundo, repentinamente la mansión desapareció y ahora se encontraban en el desierto, era de noche y la luna, grande, redonda y sangrienta, alumbraba con su mortecina luz rojiza toda la extensión de arena, tan trémula y voluble por el viento que era difícil mantenerse en pie.

Adrienne: Valla, valla así que la Diosa nos confina en sus dominios. Eso es jugar sucio princesa.

Elisabeth: No permitiré que te la lleves, jamás me separaras de ella.

Kiryan: Elis.... - débil, confusa, desorientada, la hermosa guerrera volvía en sí mientras observaba como las Parcas la sujetaban con extrema delicadeza - aaahhh - gimió al sentir, de repente, como aquel hombre al que casi desangra la sujeta fuertemente y la arranca de las protectoras manos de las dos asustadas mujeres. Sus manos, grandes y rudas, la acariciaban con un diabólico placer mientras le daba la vuelta lentamente, la imagen de su hermana chocó de forma dolorosa contra sus pupilas, un dolor lacerante en su hombro la hizo estremecer y encogerse sobre si misma, sintió como aquel dolor le atravesaba la espalda y noto la sangre en la herida, cayendo lentamente hasta su pecho perdiéndose y manchando sus ropas.

Adrienne: Mía - aquella lengua húmeda y viscosa se paseo por su cuello hasta la herida latente en su hombro, donde volvió a morder con más fuerza deleitándose con el grito desgarrado que soltó la mujer entre sus brazos por el intenso dolor.

Elisabeth: ¡SUÉLTALA! - se abalanzó contra él antes de que los dos vampiros pudiesen evitarlo, la morena mujer chocó contra un escudo invisible, lo aporreo con los puños haciendo que pequeños cortes apareciesen en sus suaves manos mientras sentía las lágrimas calientes correr por sus mejillas y como su garganta empezaba a dolerle por los fuerte gritos que soltaba.


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_ NOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!! - un grito desgarrador y lastimero se escuchó en lo que parecía una cámara de tortura dentro de una cueva oscura y lúgubre, calabozos construidos en las fuertes paredes de roca maciza. Pero los más espeluznante de todo eran los cadáveres de personas, bestias y seres míticos que había encadenados a las poderes por cadenas echas de plata pura y todo tipo de aleaciones más.

_ AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!!!!! - dentro de una de las oscuras y mohosas celdas una muchacha pelirroja era salvajemente torturada por 5 hombres con bata, sus extremidades siendo brutalmente separadas, la sangre corriendo a borbotones por todo su pálido cuerpo, sus ojos fuertemente cerrados al igual que su mandíbula por el intenso y devastador dolor.

Demetryan: Basta - el pelinegro entró con paso dominante y seguro mientras que en sus brazos cargaba a una desmayada y vulnerable vampira, la dejo en el suelo y se volteo hacia la sangrante chica - soltadla, debemos mantenerla viva para que despierte las memorias de la princesa - dijo mientras miraba a la rubia, su expresión dura y fría se suavizó un poco y suavemente se acercó hasta la mujer. La paso el dorso de la mano por las pálidas mejillas, acariciándolas con delicadeza y amor - tranquila, vida mía, pronto regresaras a mi lado.

El ojinaranja se separó de ella y se levantó bruscamente, saliendo de la habitación seguido de aquellos repugnantes hombres. La pelirroja se levanto dificultosamente, cayendo al suelo por el inapropiado sostenimiento de sus magulladas piernas, se arrastro hasta la guerrera y se acostó a su lado pasando sus dedos ensangrentados por las aterciopeladas mejillas manchandolas de aquel líquido carmesí. Con cuidado se acercó despacio, presionando sus carnosos labios contra los de la vampira en un casto roce, una energía anaranjada empezó a emanar de ella pasando al cuerpo de la ojigris, esta empezó a revolverse abriendo los ojos lenta y tímidamente encontrándose con el herido rostro de la muchacha.

Kiryan: ¿Ca... lill? - preguntó confusa, débil, vulnerable, acercando su trémula mano hasta tocar los labios sonrosados de la chica, esta suspiro por el frío y a la vez cálido roce.

Calill: Si, si, soy yo mi señora - sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad cuando sintió los torneados brazos de la rubia envolverla en un abrazo desesperado y ansioso, ella también la rodeo, con fuerza, con dolor, con la insoportable certeza de que estaba entre sus brazos.

Kiryan se separo suavemente de ella, recia a dejarla ir, pero se detuvo a observar los cambios que había sufrido su cuerpo en todos estos años: Su larga y alborotada melena roja ahora la llegaba casi hasta la cintura y el flequillo lo tenia cortado de lado dejando visibles esos hermosos y pasionales ojos color sangre con la pupila rasgada, tan grandes y expresivos, tan dulces, leales y vidriosos por culpa de las lágrimas que la hicieron estremecer. Sus cejas finas, su nariz recta y sus labios pulposos y sensuales, sangre, espesa y seca le caía desde la sien hasta el largo y esbelto cuello blanco, tenia un corte en el labio inferior del cual todavía manaban algunas gotitas de aquel preciado líquido. Siguió su recorrido. Sus hombros seguían siendo anchos y fuertes con el hueso sobresalido, signo inequívoco del extenuante entrenamiento al que se a sometido, también la delatan sus fuertes y delineados brazos, que aunque parecían débiles se notaban potentes, su abdomen marcado al igual que su vientre. Sus pechos eran grandes pero sin exagerar, firmes y carnosos, su pequeña cintura y sus elegantes y estrechas caderas seguidas de unas piernas torneadas, ágiles, sinuosas, largas. Su cuerpo entero manchado de sangre, de la sangre prohibida de los demonios.

Kiryan: ¿Qué te han echo, mi niña? - acaricio con delicadeza aquel labio partido, acercó sus labios hasta él, pasando la puntita de la lengua sobre el pequeño coágulo, intentando curar aquel aparatoso corte que afeaba el angelical rostro de su niña.

Calill: Tranquila, mi señora, pronto sanará como hicieron los otros - le dijo sonriente al ver como la vampira fruncía levemente el ceño al estar molesta, decidió cambiar de tema antes de que su señora se enfadase más, si cabía - ¿cómo habéis llegado aquí?

Kiryan: Pues no lo sé. Si te digo la verdad - suspiró mientras recostaba la espalda en la húmeda pared y arrastraba con ella a la pelirroja y la pegaba contra su cuerpo - ¿por qué estas desnuda? - pregunto volviendo a fruncir el ceño.

Calill: Esos malditos bastardos, son unos babosos pervertidos - exclamó enardecida y furiosa.

Kiryan: Toma, anda - se quito su larga gabardina y se la tendió a la chica - eres más bajita que yo, pero no habrá problema - le aseguro mientras que ella se quedaba únicamente con aquella escotada camisa dejando ver parte de sus exuberante pechos, pero solo lo necesario para hacerte delirar de resignación, aquel escorpión que tenia en el ombligo brillaba con toques rojos y negros de forma hermosa.

Calill la observó absorta, su reina sin duda alguna era el ser más hermoso que había pisado nunca el mundo, como quien no quiere la cosa se apretó con fuerza contra aquel voluptuoso cuerpo mientras que sus manos rodeaban con decisión aquel largo cuello, ladeo la cabeza haciendo que su roja melena cayese en cascada ocultando ambos cuerpos, la rubia coloreó sus ojos de rojo enseñándole los colmillos, encogiendo los labios de forma ansiosa y amenazante. La pelirroja le paso la lengua por los vibrantes caninos extasiándose con lo afilados y letales que eran, apretó la lengua contra el peligroso filo sintiendo la sangre emanar de ella, la rubia atrapó con sus labios el sangrante y jugoso músculo excitándose por el delicioso sabor de la sangre prohibida. Un silbido aterrador salio de sus labios cuando sintió la puerta abrirse, rápida con el rayo puso a la menor detrás de su fuerte y letal cuerpo, protegiéndola de cualquiera que osara tocarla.

La puerta se abrió lentamente dejando ver a la persona que menos hubiese imaginado que encontraría en aquel lugar, tan frío y tenebroso que no encajaba con su personalidad.

Kiryan: ¡¿Tú?! ..................... - exclamó sorprendida, furiosa, decepcionada.


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_ Una profecía se cumple....

_ Otra, en cambio, inicia con el enfrentamiento de las dos mitades de un todo....

_ El odio hace mella en sus corazones...

_ Muerte y Resurrección

_ Fuego y Hielo

_ Luz y Oscuridad

_ El infierno se abre ante nosotros, tu peones, tus esclavos.... tu servidores

_ El cielo enviá sus tropas, dejanos proteger tu reino, mi señor. Nosotros tu creaciones, tus hijos... tus guerreros.

_ Para siempre!!!!


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_ Es la hora - una chica de cortos cabellos azabaches y ojos rasgados de un hermoso color lavanda blandió una espada con el filo negro y el mango rojo, esta se incrusto en el pecho de un enorme y musculoso lobo blanco con los ojos azules como el cristal. El animal cayó, muerto y sin ninguna oportunidad contra su atacante.

_ Sírya, tenemos que irnos - la chica volteó, dejando a la vista una figura hermosa y un imponente andar, iba vestida con un top rojo que se pegaba impúdicamente contra sus voluptuosos pechos manteniendolos firmes y apretados para evitar molestias en combate, encima una túnica de seda transparente de color negro larga hasta el suelo. Unos pantalones anchos de color verde oscuro le caía en las caderas dentro de unas botas altas de cuero negro de combate. También llevaba muñequeras en ambos brazos y un tatuaje con formas tribales le iba desde detrás del hombro derecho cruzando toda la espalda hasta el riñón izquierdo. Llevaba una espada corta con el filo azul y el mango blanco atada a la cintura, a sus pies miles de cadáveres salvajemente mutilados y descuartizados, la sangre corría por el filo de su espada y ni una sola gota de aquel líquido manchaba su impoluta vestimenta. Con voz fría y cruel, habló.

Sírya: De acuerdo, Belial - el hombre se dejo ver, apartándose de las sombras dejando que la luna plateada alumbrase su figura levemente. Su alborotado y corto cabello violeta eléctrico ligeramente en punta, sus ojos afilados y vacíos de color amarillo oscuro sin pupila. Su cuerpo era musculoso y rápido, vigoroso y hechizante, endemoniadamente sensual y cautivador. Tenia puesto una camiseta sin mangas de color negro con el escudo de un dragón alado a la altura del corazón, encima una chaqueta de cuero azul oscuro abierta, unos guantes sin dedos con los nudillos de acero y también llevaba unos pantalones holgados de color negro dentro de unas botas de combate color vino. Llevaba una espada grande y pesada con el filo rojo y el mango negro, en la empuñadura la cabeza de un dragón con dos rubíes incrustados en los ojos, la tenia atada a la espalda y en la cintura dos espadas cortas del mismo color que la grande.

Belial: Es hora de despertar a la reina - dijo mientras sonreía sádicamente y su compañera se carcajeaba de forma estridente y despiadada.


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Un inmenso bosque se alza imponente a la luz de la luna roja, los pájaros graznan aterrorizados de lo que allí ocurrirá por culpa del odio, un movimiento brusco de tierra derriba algunos árboles mientras que otros son arrancados de cuajo cruelmente, un aullido aterrador y dominante demuestra quien es el dueño de aquellas tierras. Un lobo, monstruoso y musculoso, se alza encima de una colina aullando a la luna sangrante. Su rugido hace temblar árboles, montañas y lagos mientras que sus ojos del color de la sangre hace temblar hasta la última alma que por allí corre. Su manada, numerosa y potente, aúlla seguidamente, de nuevo su Alfa, el más poderoso licántropo que alguna vez pisó la tierra, el rugido se va extinguiendo pero el poder que emanan semejantes criaturas no decae en absoluto, el jefe se alza en sus patas traseras y poco a poco va recuperando su forma humana. Su piel color trigo acentúa sus músculos ligeramente marcados, su larga melena azabache resplandece con matices rojos y fugazmente plateados, movida por el fuerte viento cubre el sensual cuerpo del Alfa. Sus parpados se abren dejando ver unos ojos de un impresionante color marrón oscuro con matices rojos, son alargados y de mirada impulsiva y contrariamente bondadosa.

_ Es la hora - musita con voz grave y seca, se da la vuelta y ve ante sí más de veinte lucanos, todos en la segunda fase, su tamaño y número aterrorizarían a cualquiera pero por allí, nadie era lo bastante estúpido como para enfrentarse a la manada del norte, los Belrog, grandes guerreros y salvajes luchadores, sin piedad, sin compasión, sin dejar ni un solo enemigo en pie.

_ Es la hora de que despertemos de nuestro letargo para ayudar a aquellos que nos brindaron su apoyo cuando estábamos al borde de la extinción. ¡¡¡Alcémonos y luchemos por la libertad!!!

La manada aulló orgullosa y entregada, era la hora de demostrar por que habían dominado el mundo muchos años antes de que llegasen los vampiros, era hora de luchar y demostrar su poder y su fuerza. Las cartas estaban echadas, muchos perecerían en esta contienda pero solo uno se alzaría orgulloso con el premio entre sus manos.

_ Es la hora de cobrar la deuda... Mi lady - siseó el macho Alfa, un rayo rasgó el cielo de forma violenta para dejar paso al trueno, aquel sonido ensordecedor se unió con perfecta armonía al salvaje canto de los licántropos haciendo eco, profundo, atemorizante, sinuoso.

Los ojos del azabache brillaron unos minutos para luego alargarse y colorearse de rojo, su pupila se rasgó y pronto el cuerpo pesado y musculoso del lobo se dejo caer contra el duro suelo con las garras rasgando la superficie y abriendo pequeñas grietas en la tierra, un nuevo aullido se dejo escuchar, acompañado de su gente y los atronadores truenos de esa noche de tormenta mientras el frío invernal azotaba con furia sus cuerpos y todo lo que estaba a su alrededor.

_ ¡Luchad, luchad y vengaos! - la voz del animal, grave y orgullosa, resonó con fuerza en las mentes de sus allegados, dándoles aliento y seguridad, era hora de partir, la guerra había comenzado y ellos no se quedarían atrás, el polvo se levanto cuando las zarpas de las patas traseras de los lobos chocaron contra el suelo al coger impulso mientras sus patas delanteras se alzaban amenazantes, emprendieron la marcha, corriendo con velocidad vertiginosa, haciendo pequeñas cráteres en el suelo debido a los impactos, potentes y concisos, de las afiladas garras contra el suelo.


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_ Mi señor, es la hora.... - una voz cristalina resonó en aquella aislada cámara, haciendo eco cuando el sonido chocó contra las paredes de grueso metal.

Unos ojos de un brillante color naranja se abrieron lentamente, con desgano y pesadez, la luz de sus ojos lleno el lugar haciendo estremecer a la mujer que había hablado. Lentamente salió de la oscuridad que le cobijada para presentar una figura impactante, de belleza salvaje y diabólica, la belleza perversa de los demonios. Seres impuros y de negro corazón que habían sido creados gracias al odio, la codicia y la furia del hombre, antaño habían sido espíritus del bosque encargados de proteger la vida humana, pobres ilusos, habían caído victimas de su propia bondad para convertirla en odio y maldad.

_ Mi Señor Baykira, os han llamado, es hora de entrar en el campo de batalla.

Baykira: Jujuju, sabia que este día llegaría, es hora de cobrar venganza, es hora de destruir aquella raza inmunda - su voz sensual pero cruel se escuchó con un toque de malicia, su mano de afiladas garras acarició distraidamente sus cabellos rojos como el fuego, su larga melena caía en cascada hasta el suelo, enredándose en su cuerpo desnudo y moreno, lleno de cicatrices que habían sido imposibles de curar. Sus ojos rasgados y feroces miraron a la mujer con insistencia.

Baykira: Bien hecho.... Sara. - la Parca sonrió con desprecio para luego darse la vuelta con rapidez, haciendo ondear su leonina melena negra - pero no lo suficiente - el demonio sonrió con sádico placer, y, antes de que la chica pudiese si quiera voltearse, el pelirrojo ya estaba a su espalda y con la mano enterrada en su pecho. Saco la extremidad con brutalidad manchando las impolutas paredes de aquel líquido carmesí y le dio la vuelta a la sorprendida chica, que tenia la boca llena de sangre al igual que sus ropas y sus ojos - perfecto...

Sara: Que.. co... - el ojinaranja volvió a incrustar con fiereza sus garras en el pecho de la mujer llegando hasta el corazón, se lo arrancó de cuajo cuando volvió a sacar el brazo ensangrentado, el órgano palpitante quedo al descubierto y la mujer abrió los ojos para después cerrarlos mientras caía hacia atrás, con un golpe sordo, al suelo de metal.

Baykira: Jajajajajajajaja.... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA - aquella tétrica risa resonó por todo el lugar mientras apretaba el corazón de la chica entre sus dedos reventándole y haciendo que la sangre, espesa y caliente, cayese al suelo en finos hilos rojos, sus ojos anaranjados brillaban dementes, sádicos, enloquecidos, el rosado músculo salio de su boca para poder probar esa deliciosa sangre, acercó su mano, despacio y con cautela, hasta los finos labios y su afilada lengua recorrió todo el contorno de sus largos dedos, recogiendo aquel líquido con frenética excitación.

Cerró los ojos lentamente, sumiéndose en su propia mente, se sentó en el suelo, recostándose de la pared mientras lágrimas, amargas y dolorosas, salían de sus ojos vidriosos, de repente, sus orbes se iluminaron y vio con horror su brazo ensangrentado, su boca se abrió y su llanto se intensificó.

Baykira: No, no... - descubrió horrorizado el cadáver de la mujer en el suelo, rodeado de un charco de sangre con sus órganos fuera de su cuerpo, esparcidos por el suelo - ah ah, no.... por favor...

- Jajajajaja que pasa, ¿no puedes soportar lo que eres?

Baykira: Yo no soy así - cerró los ojos con fuerza mientras se agarraba la cabeza con fuerza, meciéndose de adelante hacia atrás.

- Si, si que lo eres, eres un demonio.

Baykira: ¡¡¡Yo no elegí serlo!!!

- Pero lo eres.... para siempre

Baykira: ¡¡Noooooooooooooo!! - su garganta se desgarró por culpa de aquel atronador grito, impregnado de dolor, rabia, furia, confusión. Las lágrimas corrieron con mayor fuerza y dureza mientras sus ojos se apretaba aun más, intentando escapar de la realidad que le atormentaba, de aquello que quería olvidar con todas sus fuerzas. Se sumió de nuevo en aquella oscuridad que le envolvía, mientras aquella voz en su cabeza reía con mayor fuerza, burlándose de su debilidad, y de él mismo.

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ...




.............................  Continuara  .............................................


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