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Amor Prohibido por Kiryan

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Notas del capitulo:

Una vez más, que lo disfruten

Por fin la habían sacado de aquella mohosa celda junto a su niña pelirroja, no le había echo gracia ninguna que tocasen a Calill así que el pobre estúpido que lo había hecho había acabado con un agujero en el pecho por cortesía de la temperamental rubia. Las dos avanzaban despacio y con cautela por el amplio laberinto de celdas y rocas, siendo iluminadas únicamente por una antorcha que estaba siendo sostenida por un asustado y aterrorizado guía, que lo único que hacia era temblar como una hoja ya que los poderes de Kiryan volvían a estar intactos y la pelirroja no tenia esas cadenas que bloqueaban los suyos, siguieron avanzando despacio y sin ninguna prisa por el oscuro pasillo hasta una gran puerta de madera con grilletes de acero a modo de picaportes, la rubia sonrió sádicamente y con su cegadora velocidad, cogió al pobre diablo del cuello, acercando la apetecible garganta a sus labios pudiendo notar el frenético latir del desbocado corazón presionando con fuerza en el irregular pecho. Éste subía y bajaba con gran rapidez intentado tomar aire, también y para su deleite, notaba las saladas lágrimas del pobre hombre caer hasta su mano, le dio la vuelta bruscamente, apretándolo en la pared y haciendo un pequeño cráter cuando el frágil cuerpo impactó con violencia en la roca ocasionando una rotura en cadena de las costillas y la columna. El guía escupió sangre cuando noto que sus pulmones estaban salvajemente perforados por sus costillas y lloro con más fuerza al notar que no sentía absolutamente nada de cintura para abajo, las afiladas uñas de la rubia en su cuello le abrían pequeñas llagas que le quemaban la piel y ver la mirada sádica y hambrienta en esas orbes de apariencia vacia, era como mirar al mismo diablo a los ojos.

Kiryan: Shhhh, no llores, pequeño, pronto el dolor pasara, ya lo veras. - lo dulce y suave voz de la mujer llegó a sus oídos como un bálsamo para su dolor, los cerró sintiendo como la rubia le estrechaba contra su cuerpo de forma suave, delicada, entregada - ahora, te liberaré del dolor, alma mía, pequeño incauto.

Antes de que pudiese si quiera sorprenderse, los vibrantes colmillos de la guerrera perforaron con brutalidad el delicado cuello humano, la carne y la piel cedieron que facilidad pasmosa ante sus imponentes caninos y sus manos abrazaron aquel cuerpo moribundo mientras su mente le guiaba hasta la salvación, abrazo su cuerpo hasta hacerlo casi añicos mientras bebía y bebía, extasiándose con aquel líquido maravilloso que revivía su cuerpo y le provocaba un placer tan intenso que casi la hacía desfallecer. Cerró los ojos con fuerza, buscando con su mente el alma, extrañamente pura, de aquel hombre agonizante y entonces lo noto, noto la extraña pureza e inocencia que manaban de su sangre espesa y caliente, sus ojos inyectados en sangre se abrieron de forma abrupta y furiosa mientras miraba un punto en la pared, de forma ausente, concentrándose en disfrutar hasta el ultimo momento del amor que aquel hombre le entregaba gustoso. Cuando ya vació aquel viejo cuerpo lo dejo caer con desdén al suelo y de un fuerte pisotón, le reventó el cráneo haciendo que explotase y manchase las paredes de tejidos y órganos, mas no de sangre, sonrió con demencia y sardónico placer para después volverse hacia su acompañante, aun con la comisura de sus labios manchadas por un fino hilito del rojo líquido y con sus colmillos apunto para un segundo plato, aun más suculento que el primero.

Calill: Veo que estáis ansiosa, Señora - sonrió socarrona.

Kiryan: De ti ... Siempre - ronroneó mientras se acercaba lenta y provocadora, la cogió de la cintura con delicadeza mientras la pegaba a su cuerpo con deliciosa brusquedad y en una fracción de segundo sus afilados colmillos se encajaron con goloso placer en el fino cuello, la pelirroja se aferro a los brazos de la vampira mientras echaba la cabeza hacia atrás haciendo que su larga melena le rozase los muslos.

La rubia gimió extasiada al sentir su garganta y su boca rebosante de aquella sangre prohibida pero eternamente deliciosa, con una mano la tomo de la nuca empujando su cuello aun más, intentando devorarla por completo mientras la ojiroja se dejaba hacer, demasiado débil y entregada al placer como para reprochar la dureza con que acariciaba su delicada piel. Pasados unos segundos más la vampira se desprendió con desgana de ese cuello esbelto y apetecible para dirigirse ahora a la poca pronunciada nuez de su garganta, las heridas infligidas por los filosos colmillos desaparecieron al instante, igual que las demás; con perezosa sensualidad paso la puntita de la lengua sobre el pequeño bulto, de arriba a abajo, hasta que se perdió en el hueco de su garganta y volvió a subir hasta la suave barbilla de la pelirroja.

Volvió al centro de la garganta y, de un salvaje movimiento, sus colmillos volvieron a encajarse con fuerza ocultando la pequeña nuez mientras su lengua lamia y saboreaba ansiosa su sangre. La pequeña pelirroja se dejo hacer de nuevo, pero esta vez clavo con fiereza las uñas en los hombros desnudos de la mayor haciendo que unas diminutas gotitas de su negra sangre manchasen sus inmaculadas uñas, con lentitud subió y bajo las manos repetidas veces por la blanca espalda, acariciándola y mimando sus hombros con dulzura mientras echaba la cabeza hacia atrás apoyándola en la dura y fría mano que sujetaba con desesperación su nuca y sus largos cabellos color fuego.

Calill: Señora, señora ... Mi señora, por toda la eternidad.

Murmullos inconscientes era lo que salían de aquellos labios carnosos mientras se sentía desfallecer por la perdida de sangre, la rubia bebía con voraz avaricia su sangre prohibida mientras que con manos rudas acariciaba su cuerpo contrastando de forma deliciosa con las succiones casi gentiles de su boca en su cuello, se arqueó contra aquel cuerpo duro como el mármol mientras cerraba los ojos y se dejaba arrastras por la inconsciencia, sintió como la ojiroja desencajaba sus letales incisivos de su cuello y lamía la sangre que caprichosa, se escapaba con sutileza de las heridas infligidas con voracidad.

Entreabrió sus ojos nublados por la perdida de sangre para comprobar como Kiryan la sostenía entre sus brazos, contra su pecho, derramando lágrimas de sangre y su hermoso rostro contorsionado en un rictus de dolor, arrepentimiento y soledad, sus ojos, rojos y acuosos, la miraban velados de dolor mientras lágrimas rojas salían con fuerza de sus irises escarlatas. Calill subió una mano trémula hasta las húmedas mejillas, rozándolas y borrando aquellos caminos de dolor que afeaban y a la vez daban un toque de humanidad al suave rostro de su señora, siempre eterna, siempre caprichosa, siempre inalcanzable, mirando por encima del hombro a todo aquel que no era digno de alabanza. Con fuerza empujó su cuerpo impulsándose gracias a los hombros de la rubia para poder lamer las secas lágrimas de la mujer y borrarlas por completo, le parecieron tan dulces, tan únicas, tan terriblemente dolorosas.

Calill: No lloréis, por favor, no, no.... Shhhh - le hablo con suavidad mientras le abrazaba el cuello con sus temblorosos brazos y pegaba aun más su cuerpo al marmóreo de Kiryan.

Kiryan: Perdóname, por favor. Mi pequeña luz, lo siento tanto.

Suaves murmullos inundaban aquella macabra recamara, la luz se había extinguido por completo pero eso no era un impedimento para ellas. La rubia estrecho con más fuerza el agotado cuerpo de su pequeña pelirroja, cerró los ojos con fuerza y fue resbalando hasta quedar sentada en el suelo con Callil entre sus piernas, la chica también la abrazaba a ella pero de forma débil, la pelirroja apretó su rostro contra el cuello de la mayor mientras débiles sollozos escapaban de su garganta.

Callil: ¿Por qué os torturáis así?, Mi Señora, no soporto veros triste - la joven muchacha sollozó mientras enterraba el rostro en el pecho de la vampiresa, sollozaba de forma amarga mientras sentía como su Señora la abrazaba más fuerte contra su cuerpo, con desesperación y hambre.

Kiryan: Sera mejor que empecemos a movernos, siento que algo no va bien. - dijo la rubia mientras se levantaba y con ella la chica pelirroja, ésta se agarró al cuello de la vampira mientras sentía como todo daba vueltas a su alrededor. La mujer vampiro se dio cuenta y la abrazó por la cintura para evitar que cayese.

Calill: Mi Señora, debemos darnos prisa en salir de este hoyo antes de que se inicie la batalla – le dijo la mujer mientras intentaba reorganizar sus ideas y hacer que su cabeza dejase de dar vueltas. Kiryan tan solo sonrió a modo de disculpa mientras ambas avanzaban por aquel oscuro pasillo, dejando atrás sus miedos, emergiendo como ferozas guerreras dispuestas a luchar por sus convicciones y por lo que era importante para ellas.

Mientras se movían con sigilo por la espesa oscuridad que las envolvía algo alertó a la mayor, era un suave murmullo, algo tan suave y casi inexistente que no tendría que haver sido notado, pero lo fue, y el murmullo se intensificó mientras avanzaban despacio y a la defensiva. Las chicas se miraron y lo que encontraron al cruzar la esquina del aquel largo y sinuoso pasillo fue un pequeño llanto, suave y delicado, curiosas, ambas se miraron a los ojos y asintieron a la vez; la rubia soltó a la pelirrojo y avanzó por el pasillo, sintiendo más de cerca aquel llanto angelical, frunció el ceño en cuanto una puerta interrumpió su camino y con un suave movimiento de muñeca, la puerta cedió y se abrió con un leve rechinar y entonces la chica pudo verlo, una enorme habitación pintada en tonos claros como azules, blancos y rojos, llena de juguetes para niños, una gran alfombra y una pequeña cuna al fondo. Sintiéndose completamente fuera de lugar entre tanta inocencia dejó que fuese la pelirroja la que se acercase a paso lento hasta aquella cuna, un sollozo, un latido y entonces todo cobró sentido.

Mirando con ojos vacios a Calill se acercó hasta la pequeña cuna en donde el latido se intensificó y el llanto apremió y, como poseída por una fantasía, lo vio, tan pequeño y vulnerable, débil, asquerosamente débil, su lengua chasqueó en desprecio pero sus ojos se llenaron del llanto de la preocupación y el anhelo y lo cogió, cogió al pequeño niño que lloraba asustado, lleno de dolor y confusión y lo abrazó, lo abrazó con voracidad hasta que el niño se relajó y se calmó y solo entonces fue cuando su propios recuerdos la asaltaron, tan profundos y dolorosos que la atormentaron y la dejaron con la respiración agitada y el corazón doliendo en su pecho.

Calill la miraba preocupada y, en parte, llena de un deseo profundo y enfermizo al que no estaba acostumbrada, el dolor de la perdida, la negación de su Clan y sus propios sentimientos hacían que su mente y alma explotasen como fuegos artificiales, inundando el cielo que representaba su corazón y llenándolo de colores, pero estos coloroes, tenían un matiz mucho más oscuro y doloroso. Supo, desde el momento en que vió a la criatura en los brazos de su señora, que ahora todo daba un giro de 360 grados y que las cosas planeadas, ahora ya no lo estaba tanto.

Calill: Mi Señora, creo que  es momento de irnos, deje al pequeño y partamos, el tiempo se nos echa encima – pero su señora no respondió, inmersa como estaba en recuerdos catastróficos y anhelados, solo movió un poco los hombros en señal de confusión y avatimiento.

Kiryan: No puedo, Calill, no te das cuenta, no puedo dejarle, no puedo permitir que ese bastardo se quede con él … Com mi único hijo …



.............................  Continuara  .............................................


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