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Más que Amigos por AkiraHilar

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Notas del capitulo:

Kanon llegará a las vidas de Saga y Shaka, ¿Cómo afectará esa llegada a su relación? ¿O habran otras personas en medio de ellos?

La mirada azul zafiro estaba puesta sobre ese pequeño objeto que había destruido todos sus planes, todas sus barreras y limitaciones, creándole más argumentos que por muchas razones no quería enfrentar. Era él y ese pedazo de hojas escrita y encuadernadas en un lomo negro, con fotos de pareja y la promesa de ayudar a desmarañar el enredo sentimental que tiene encima. Era él y el libro.

Shaka aún no podía comprenderlo, pero después de 3 días soñando con los dichosos casos de testimonio y el libro, terminó esa mañana corriendo, tomando el primer autobús, casi abriendo la tienda para ir exactamente a ese lugar, comprarlo y llevárselo a escondida como si hubiera comprado una revista porno. Y si, justamente de esa forma lo estaba mirando en ese momento. Era su mirada azul desconfiada y amenazando aquel pequeño libro de bolsillo de quizás 300 páginas.

“¿Para qué lo compraste Shaka?”

Se preguntaba una y otra vez. Y es que, se supone que las cosas estaban bien así, con Saga de amigo, compartiendo su amistad y sí, con ciertos resbalones deliciosos que le gustaría repetir en cada rincón de la casa… ¡MOMENTO! Shaka se dio dos palmadas a sus pómulos con fuerza para enfocarse. Era el libro, su problema era el maldito libro que como karma se le aparecía cada tanto incitándolo a comprarlo.

—Sí, eso es mercadotecnia— se decía—, la gente de mercadotecnia juegan con personas que como yo tienen ciertos asuntillos y nos enredan en un montón de promesas ficticia –se repetía—. ¡Maldita mercadotecnia que juega con nuestras necesidades! –espetó al aire, tratando de pelear con alguien su recién descubierta debilidad—. Diablos… ¿y ahora que haré con esto en mi cuarto, en su departamento?

Pero claro, ese antojo de comprar el fulano libro no vino sin un plan de encubrimiento elaborado con la exactitud militar que ameritaba tener un arma de guerra en casa del enemigo. Papel de forrar azul zafiro, tijera y ya Shaka estaba sobre el colchón, cubriendo todo el libro, evitando que cualquier imagen de las parejas o el titulo resaltasen y llamara la curiosidad de su compañero de apartamento. Cuando ya todo estaba cubierto y forrado con envidiable perfección, de nuevo Shaka estaba frente al libro, mirándolo de forma ecuánime, como si quisiera explicarle “los límites” a lo que él pensaba llegar.

—Escúchame, te pude haber comprado, pero no significa que te vaya a leer completo ¿cierto? –se dijo tomándolo como si tomara un carbón caliente con manos desnudas—. Y aún si te leo, no significa que vaya a seguir tu consejo, ¿verdad? –agregó, ya inseguro de que realmente no fuera a leerlo. La curiosidad lo carcomía y se denotaba con el pasar erróneo que hacía con sus dedos entre las hojas—. Puedes convertirte en la compra más inútil que he hecho en mis 22 años—refunfuñó con el seño fruncido—. Incluso, puede que te quedes el resto de tu vida útil adornando mi librero sin uso alguno—se auto convencía de un futuro que dudaba realmente en si iba a dárselo—. ¡Diablos! ¡Más vales que me ayudes! –exclamó tirándose en la cama y abriendo la primera página del libro.

Y allí entonces empezó a leerlo. Primero la introducción, donde el doctor Aldebaran hablaba de los casos que había tratado de relaciones amistosas que habían traspasados dichos limites hace mucho tiempo y se negaban a asumir que eran ya una relación formal y sentimental.

“… Si compraste este libro es porque sientes que muy probablemente la relación de amistad que llevas con esa persona traspasó los límites y te sientes inseguro al respecto. Si es así, puede que este sencillo test te ayude a entender el estado de tu relación y dependiendo del resultado te daré una recomendación de cuales capítulos leer y en qué orden. ”

Shaka se acomodó con lápiz y papel para seguir el dichos test. De seguro le diría algo nuevo, quizás le afirmaría lo que ya tenía pensado. ¿Rebasar los límites? Realmente habían rebasados los límites de hace mucho tiempo…

“1.- ¿Cuál es el tiempo que suelen pasar juntos por semanas?

a. 10 horas o menos
b. Entre 20 horas o menos.
c. 30 horas o menos
d. Más de 30 horas”


Con una ceja enarcada, Shaka marco la d, que lo llevó a la pregunta 3.

“3.- ¿Al salir juntos, coquetean juntos con otras personas?

a. Si, y la pasamos muy bien ligando.
b. Sí, pero él/ella/yo espantamos los ligues sin razón aparente.
c. No, sólo él/ella liga -sólo yo ligo”


Tragó grueso, recordando la última vez que fueron al bar y Saga le espanto al buen españolito que ya le estaba dando señales intermitentes. Con rabia marcó la opción b que lo llevó a la pregunta 6.

“6.- Cuando tiene pareja nueva, tu…

a. La evalúas, criticas y colocas tiempo de duración a su relación.”


Ya Shaka no necesitó leer las demás opciones. ¡ESA LO HABÍA DEFINIDO EN POCAS PALABRAS! Dioses… dioses… marcó la opción a con dolor antes de pasar a la 7.

“7.- Cuando él/ella corta una relación:

a. Te busca para que le des consuelo, que se los das amigablemente.
b. Te huye por una semana, para regresar como si nada hubiera pasado.
c. Busca un nuevo ligue sin problemas.”


Y allí nuestro rubio marcó la a, que es lo que ha estado haciendo desde hace… ¿6 años? Vaya que ha perdido el tiempo… Fue directo a la pregunta 9.

“9.- Sus parejas anteriores suelen:

a. Tenerte en buena estima y ser tus amigos.
b. Acusarte de ser el causante de su rompimiento.
c. Ignorar totalmente tu existencia.”


Resopló… ya Shaka perdió el número de veces que ha recibido cartas amenazantes, llamadas groseras, mensajes culposos y llenos de todas las malas palabras escritas en un diccionario y sí, para alimento de su orgullo “no pueden ignorar su presencia” pero tampoco “lo tratan como amigo porqué él ni pagado sería amigos de sus rivales”… momento… ¿dijo rivales? ¡DIABLOS! Se recriminó por semejante conclusión para terminar marcando la opción b e ir corriendo a la pregunta 10.

“10.- Sus padres te conocen como:

a. El/la amigo/a de la infancia.
b. La pareja oficial (con la cual cubre sus demás ligues)”


Shaka no necesito leer más para saber cuál era su bendita opción. Claro, ahora recuerda como hace cuatro años…

Si, recuerda ese día como si fuese ayer y es que, fue lo más bizarro que le ha tocado vivir en su vida. Saga lo había invitado a la mejor pizzería de la ciudad, le pidió la pizza favorita, maíz, tocineta con cebollas, masa gruesa, borde de queso y salchicha, ¡una especialidad italiana que amaba! Con un vaso recargable de Coca Cola extra grande y un ticket para pedir un helado de chocolate y oreo. Shaka estaba en la gloria, comiendo complacido semejante cena mientras el griego andaba jugueteando con sus dedos sobre la mesa. Porque, ¿De qué manera hacerle semejante oferta a su amigo? Cabe destacar que ya hacía unos meses Shaka lo había rechazado así que estaban en plan de sólo amigos y compañeros de clases.

—¡Me vas a engordar, Saga! –reclamaba Shaka mientras se llevaba otro trozo de pizza con deleite, sonriendo mientras masticaba cosa que para Saga se le hacía un gesto súper tierno. Los cachetes se le inflaban e invitaban a pellizcarlo—. ¡Esto está muy bueno! –un sorbo de Coca Cola y Shaka parecía estar en el Olimpo asistido por los dioses griegos.

—¡¡Eres un devora pizza!! ¿Dónde se te va la comida? –y es que debía preguntarlo. Por más que comiera pizza en ese cuerpo no había una sola bola de grasa, nada que delatara su alto consumo de carbohidratos. Y hasta le parecía que últimamente su cuerpo estaba más… apetitoso.

—¡Bailo y quemó la grasa! –contestó mientras comía gustoso el borde de queso y salchicha—. Juego Dance Dance Revolution. Me la paso descargando nuevas coreografías…—tomaba otro sorbo de su refresco—. ¡Si vieras como se suda con eso!

Y Saga no necesitaba mucho que imaginar. Su mente se fue muy lejos imaginándolo con pequeños shorts, una camiseta sin manga, bailando y sudando, moviendo todo su cuerpo sobre esa alfombra de sensores al ritmo de las canciones y… sudando… y meneándose… se acaloró todo y terminó agarrando un gran sorbo de Coca Cola a lo cual Shaka terminó recriminándole.

—Bueno griego, para algo me trajiste ¿no? –decía Shaka mientras se preparaba espacio para el helado de chocolate que tenía en frente. Saga simplemente no daba crédito, aunque ya había visto a ese muchacho comer como desahuciado, todavía le parecía increíble—. ¡No creas que me convencerás de una recién descubierta caridad! –siseó con una sonrisa y una mirada algo… ¿sensual? Si, ya Saga veía cualquier gesto como una provocación.

—Bueno, necesito un favor de tu parte, mi mejor amigo y la única persona a quien le podría confiar hasta mi vida—dijo el griego con dramatismo, lo que hizo que Shaka enarcara una ceja, expectante—. Solo tú podrías hacerlo—continuó buscando convencerlo—. Tú tienes la inteligencia, el porte, eres muy astuto, confiable, el mejor para este trabajo—bien, debía admitirlo, el griego sabía cómo aumentarle el autoestima. Ya Shaka diría sí a lo que fuera con semejante introducción—. No hay nadie que pudiera ayudarme en esto como tú, de eso estoy seguro.

—Ok, ok, ya basta de palabrerías y dime a quien tengo que matar—comentó Shaka con una risilla divertida, para amenizar el momento y calmar el ¿nerviosismo? Si, Saga estaba nervioso.

—Bien… quiero que me acompañes a casa de mis padres este fin de semana—y el rubio lo miró extrañado a punto de preguntar porque cuando el griego decidió continuar—. Necesito que te hagas pasar por mi pareja.

Y recuerda que la conmoción fue tal que la Coca Cola se derramó en su helado de chocolate, terminó echándole los hielos de su vaso en la cabeza del griego y saliendo molesto mientras Saga intentaba convencerlo, lográndolo al final, con un contrato de 6 meses de abastecimiento de pizza, Coca Cola y chocolate todos los fines de semana. ¡Le saldría caro! Pero al menos había logrado lo que necesita, una coartada. Y fue de esa forma que pasaron el fin de semana en casa de su padre, presentándolo como pareja y ganándoselos a ambos, a la mamá con bailes y al padre con partidas de ajedrez y viendo los partidos de Futbol con él. Sí, Shaka les cayó de maravilla y lo vieron como la pareja perfecta para su hijo, que ya sabían sus gustos singulares y había aceptado, al igual que Kanon.

—Fue bizarro…

Se dijo Shaka con una sonrisa, recordando ese momento mientras marcaba la opción b y se dirigía a la pregunta 12.

“12.- ¿Han tenido acercamiento sexual?

a. Si, varias veces
b. Si, una vez.
c. No, por desgracia.
d. No, y ha sido lo mejor.”


No necesitaba pensar mucho para marcar la opción a. Sus encuentros habían sido varios y por lo general después de cortar con sus parejas, salían y de alguna forma caían enredados en sexo desenfrenado sumamente delicioso. Tanto que él mismo había decidido no buscar en otras personas. Esperar a caer con Saga le daba combustible para aguantarse por meses. Claro, ya empezaba a ser insuficiente, y por eso había szlido a buscar pareja con Saga en el bar, con la esperanza de tener a alguien disponible para complacer necesidades intrínsecas con algún compromiso de por medio, en vez de aguantar las parejas de Saga, criticarlas, reírse de los cortes de aquel para terminar semanas después bailándole desde tango hasta salsa entre sus piernas y sobre su potente hombría… Si… bailarle y someter al hombre que deja a parejas porque se aburre a su ritmo, a su cuerpo, sudando ambos al son de sus movimientos de caderas, escuchando al coral de gemidos… Bien, ya se excitó con la idea así que escondió el libro y se fue a darse un buen baño. Luego seguiría con el test.

Viendo la hora, vio momento de empezar a realizar preparativos y dejar el librito para después. Y es que la llegada de Kanon, el gemelo de Saga, requería una preparación militar digna de su titulo de comandante de la fuerza marítima en el escuadrón #54 y no, no era porque Kanon fuera el rey del orden. Él era el desorden con pata, una virilidad forrada con traje blanco dispuesto a tomar hasta el perro que le pase en frente luego de estar conteniéndose en sus viajes en barco de 4 meses de duración, y sí, ya se le había insinuado quien sabe cuántas veces. Así que Shaka tenía que crear su batallón de defensa anti Kanon antes de caer como… lo hizo aquella vez… ¡Diablos! Todavía recordaba como lo asaltó en su cama con tres movimientos muy expertos y lo hizo jadear hasta el amanecer mientras Saga estaba con una de sus parejitas afuera. Y para rematar, lo amenazó de decirle a Saga si no le hacía comida y le lavaba toda la ropa. ¡¡¡MENUDO HOMBRE!!! Pero no podía negar que estaba tan bien dotado como Saga, era tan guapo como Saga y sí, la paso de las mil maravillas esa noche. ¡POR BUDA QUE SE MUEVE COMO QUIERE! Lo malo es que a Kanon no le gustaba estar abajo. En fin, tenía que prepararse para combatirlo y ya Shaka tenía su arma secreta en el suéter. Si, Kanon no podría acercársele con esa arma en sus manos. Se sonrió malévolamente, preguntándose si así sentía las tropas japonesas cuando atacaron Pearl Harbor.

La noche estaba movida, o al menos eso pensaba el tibetano mientras tomaba un trago al lado de su primo y mejor amigo Aioria Lion. Un jovencito de su edad, con un centenar de conquistas a su paso, hermoso, de cabellos castaños y salvajes que dejaba adornar su rostro griego, un cuerpo de dioses y no, no en vano era capitán de Futbol Americano en la universidad, Ingeniero Electrónico y quien se había sentado a su lado luego de que una nueva bomba de baile y testosterona le quitara la atención de todos los demás. El león refunfuñaba al ser relegado a un lado por un griego de mayor altura y que de paso llegó vestido de marino, lo cual, por obvias razones, se convirtió en el centro de las miradas.

—¿Qué paso león? ¿Te quitaron la sabana? –comentaba divertido Mu luego de varias copitas de Ginebra—. Te ves gracioso…

—Sí claro… esta no será mi noche—reclamaba mientras se tomaba de un tragó todo el tequila que acaba de pedir, para luego escapar un jadeo sonoro por el calor de la bebida en su garganta—. ¡Un griego peliazul me robó la pista!

—¡Debería ver que tan bueno es!

Con esa idea, el tibetano se levantó, guiñándole el ojo a su compañero de ojos verdes esmeraldas como los de él, para ir a ver quien habría sido el apuesto griego que le quito la pista a su primo. Se quedo hecho un bloque de hielo al verlo. Con una altura cercana a los 190cm, cabello azul alborotado hasta la cintura, ojos esmeraldas y fungosos, como si atrajeran cuan imán de testosterona y adrenalina pura, incitándolo a dejarse correr en sus más bajos deseos. Mu estaba sin habla, viendo a su ex, si, su ex, con traje de marino y moviendo esas caderas de forma tan delictiva que ya quería estar sobre ellas. ¿Pero que hacía Saga vestido así, esa noche? ¿Sería una de esas cosas excéntricas que tienen las personas? Debía ir a preguntar y… ¡¡DEJAR DE VER SUS GLUTEOS!! Así que el joven tibetano se acercó a él en medio de la gente y los hombres y mujeres que se contorneaban alrededor de semejante figura griega, para averiguar qué estaba haciendo, porque cuando le escuchó a Shaka de que Saga tenía su lado extravagante jamás pensó que fuera precisamente ese.

—¿Qué haces aquí y vestido de esa forma, Saga? –preguntó con voz alta el pelilila, llamando la atención del griego que estaba extasiado bailando.

Y es que el gemelo menor, Kanon, no había visto semejante aparición en mucho tiempo. No tenía nada que envidiable al tan deseado Shaka, porque Mu tenía belleza mística para derrochar. Hermosos ojos esmeraldas y brillantes, con aire de inocencia pero al mismo tiempo con un letal fuego a punto de calcinar con pasión, cabellos lacios y de color lavanda, con labios gruesos y rosados, dos puntos en su frente que hacían de ceja y le daba ese aire idílico y prohibido que a Kanon tanto le gustaba y un cuerpo como Dios manda. ¡DIOSES! ¿Y lo confundió con Saga? Eso significa una cosa, conociendo a su hermano y sus gustos ¡él debió ser una de sus parejas! Y si algo le gusta a Kanon es probar los dulces que deja su hermanito mayor…

—¡Te he extrañado! –exclamó el griego con una galante sonrisa que descolocó al ariano—. ¡Pensé que no volvería a verte!

—¿De qué diablos hablas Saga? ¡Pensé que te aburría! –reclamó el tibetano molesto con semejante actitud, cruzándose de brazos mientras tropezaba con los bailarines de la pista. Kanon vio ese sonrojo en su mejilla que delataba un poco de alcohol o que todavía sentía atracción por Saga y cualquiera de las dos le era provechoso.

—¡Me equivoque! –dijo rodeándole la cintura y posando sus labios en el oído del menor, que erizó al instante—. Me dejé envenenar por Shaka… —le susurró mientras aspiraba su perfume de arándolo—. Pero me he dado cuenta que tu eres la persona con la que quiero estar.

Mu estaba en las nubes y contrariado. ¿Qué se había dado cuenta? ¿Se equivocó? ¿Shaka lo engañó? Y esa cadera que se le restregaba a la suya, de esa forma tan sensual con el olor a sudor y mar en su piel. ¡¡DIOSES!! No sabía a donde había estado metido Saga y porque tenía ese traje pero vaya que lo estaba excitando.

—Shaka ha estado enamorado de mí durante años, estaba envidioso de ti y me hizo creer que me había aburrido…

—Pero Shaka, él es mi amigo…

—¿Shaka? No…—mordió su lóbulo y escuchó victoriosamente un gemidito del ariano—. Shaka no es amigo de nadie más que de sí mismo. Para él tú eras su rival. Pero… ¡por fin te he encontrado!

—Pudiste buscarme en la oficina…

—Tenía miedo—dramatizó, pasando sus manos por las caderas del menor, acercándose peligrosamente a los glúteos—, de que me rechazaras… Que volvieras a reaccionar como la última vez—Sí, Kanon debía ser actor porque ¡vaya manera de improvisar! Mu estaba cayendo redondito a los brazos del griego marino—. Además… pensé que podría olvidarte, dejar de pensar en ti y en las ganas que tenía de tenerte por una noche. Viniendo aquí, con este traje y un poco de perfume para creer por un momento que era otra persona… para que no doliera tu ausencia—Mu estaba en las nubes. Saga hacía eso para mitigar la separación. Para saciar las ganas de tenerlo.

—Sagaa… —jadeó cuando una de esas manos apresó deliberadamente uno de sus glúteos. Sinceramente el alcohol que había ingerido no le ayudaba a pensar mucho—. Yo también… te extrañe…—Kanon se sonrió lascivamente. Sabía que su hermano siempre dejaba esa sensación en sus parejas—. Pero… creo que… hay…hmmm—sentir aquella protuberancia caliente en toda su cadera, gritándole penetrar le había quitado todo pensamiento cuerdo al tibetano.

—Quiero tenerte… de nuevo… Poseerte como antes…—le siseaba en el oído, con voz ronca y sensual, haciendo temblar al menor en sus brazos—. Déjame hacerlo, por favor…

No pudo hablar más cuando los labios rosados de Mu apresaron los propios, besándolo con tal pasión que el griego quedó sin palabras ¡Y vaya que como besaba! Era un gloria esos labios y esa lengua que sin reparo ingresaba en su caliente cavidad, con el olor a ginebra, inspeccionando en todos sus recónditos lugares, húmeda y ardiente, excitante. El ariano de repente dejó que sus manos pasaran por todos los pectorales, tanteando las tetillas por encima de la tela blanca de su traje, mordiendo sus labios y restregándose a ese enorme cuerpo. Kanon estaba al rojo vivo. ¿En qué momento el dulce jovencito se convirtió en fuego puro? Y es que Mu estaba haciendo gala de su signo del zodiaco. Un verdadero fuego que Kanon no iba a desperdiciar.

Y mientras Kanon se llevaba remolcado a Mu a uno de los salones privados del bar, Shaka y Saga estaban en el puerto, viendo que ya todos los marinos de la embarcación se habían ido y Kanon no aparecía por ningún lado. Saga llamaba ya por vigésima vez para escuchar de nuevo la contestadora de su hermanito, ya a punto de lanzar su teléfono a la profunda mar. Volteó para ver el terrible panorama que había atrás, un Shaka obstinado, haciendo un ritmo estresante con su pie derecho, cruzado de brazos y mirándolo con deseos asesinos. ¡ESTABA MOLESTO! Y es que sabía que Shaka, tal como él, odiaba esperar.

—¡MALDITA SEA! ¿DÓNDE ESTAS KANON? –gritaba el griego titiritando de frio. Ya estaba en verano y la brisa en la noche era terriblemente fría mientras el día imperiosamente caliente, sobre todo allí cerca del mar.

—Te dije—comento Shaka titiritando de frío—, ¡no iba a llegar a casa hasta haber metido su trompa en cualquier agujero! –espetó furioso, ya con los labios amoreteados. No había recordado el frio de la brisa del mar en medianoche—. ¡¡Siempre nos hace lo mismo!! ¡Malnacido griego!

—¿Tienes frío? –preguntó al verlo frotándose los antebrazos. Shaka lo miro con cara de “¿no es obvio?” que hizo reír al griego—. Ven para acá—le convidó a sus brazos y Shaka se puso de todos colores. ¿Qué pretendía?

—¡Estás loco! ¡No es para tanto! –volteó intentando no mostrarse vulnerable. Saga se sonrió de lado antes de acercarse de espaldas y abrazarlo con uno de sus brazos, mientras recostaba su cabeza al hombro contrario, cosa que puso a Shaka acelerado a mil

—No seas necio, sé que eres friolento— Shaka no dijo nada, como siempre, cuando simplemente su cuerpo hablaba más fuerte que sus palabras y en ese momento decía “¡Tengo un frío del demonio!” —. Esperemos 30 minutos más y nos vamos. Kanon me la va a pagar. ¡Sabe que odio que me haga esperar!

—Igual, lo seguirá haciendo hasta que la trompa deje de levantarse—refunfuño Shaka disfrutando del calorcito del otro cuerpo. ¡Bien que le hacía falta! Saga se rió divertido—. Deberíamos irnos ya.

—Mmmm, esperemos…—le llegó un mensaje y lo leyó al lado de Shaka—. Mmm, no te había comentado que estoy saliendo con Milo—el rubio sintió que se le encrespó hasta el flequillo que debería estar congelado—. Lo encontré hace tres semanas en el metro cuando iba al trabajo. Nos pusimos a hablar y recordamos viejos tiempos.

—Cuando saliste con él duraron creo que 5 meses, después ambos se dejaron—rememoró el rubio intentando hacerle saber que la relación estaba condenada.

—Pero estábamos estudiando y bueno, muchas cosas han pasado en 5 años ¿no? Además, me gusta, creo que hacemos buena pareja y me gustaría darme la oportunidad. ¿No lo crees?

Y para ese punto Shaka estaba rojo más no de la vergüenza sino de la ira. Saga ya estaba viendo su próxima pareja mientras él como idiota compró un libro para “ser más que amigos” ¡POR BUDA! Tuvo que empezar a contar hasta 100 porque con diez no le bastó y sentía que al llegar a cien debía retomar en reversa hasta llegar a menos infinito. Era el colmo. ¡¡Era un idiota!! ¡¡El más idiota de los idiotas!! ¿Y de pasó estuvo con él cuando ya estaba saliendo con Milo? ¡¡UN REVERENDO IDIOTA!!

Sin dar explicaciones Shaka se zafó de los brazos griegos y caminaba con pasos largos, fastidiado y maldiciendo hasta el aire que le pegaba en el rostro, ante un Saga descolocado por el extraño arranque.

—Shaka… ¿qué…?

—¡ME ESTOY CONGELANDO EN ESTE MALDITO LUGAR! –espetó para encubrir el ataque de celos que tenía—. ¡YA NO SIENTO MIS PIERNAS! –refunfuñó sin mirarlo, decidido agarrar el primer taxi—. ¡DILE AL IDIOTA DE TU HERMANO QUE ME CONOCERÁ MOLESTO EN EL DEPARTAMENTO!

—¡Oye! Si te vas me voy también. ¡Ni loco me quedó solo aquí!

Y al mismo tiempo que aquellos discutían, Kanon tenía a Mu sobre la mesa de bebidas del pequeño salón privado que alquiló entre besos arianos, devorándolo con sus labios, sin su camisa de marino y pasando su lengua por las tetillas rosadas del menor, mientras este se retorcía debajo de él, apretando la trabajada espalda y llamando a su hermano en cada gemido. Manos que pasaban por sus cuerpos, mientras Mu peleaba por quitar esos pantalones blanco de su vista, ¡ya quería sentir a Saga dentro de él! Y eso Kanon lo notó rápidamente, complaciendo a su ariano compañero, bajándose la pieza hasta las rodillas y quitando la de aquel por completo. ¡¡Era una delicia!! ¡¡No entendía como su hermano decidió dejarlo si ese hombre era fuego delicioso!! Pero no importaba, ahora él lo estaba disfrutando.

Con sigilo logró sacar la billetera del ariano entre besos, para ver su documento de identificación y conocer el nombre de su presa, así su actuación sería más creíble. Mu… bonito nombre, así que ya sabiéndolo y guardando de nuevo la cartera mientras incitaba ese miembro ardiente entre sus dedos y aquel se contorsionaba complacido; siguió con su faena.

—Mu… ¡eres divino! –le susurraba en el oído, mientras su dedo entraba cadenciosamente a esa entrada estrecha—. Me gustas tanto… ¡no debí dejarte!

—Saaga… hmmm—gemía mientras besaba cada espacio de piel disponible—. Sigues, tan delicioso… —tomó el rostro del griego y le sonrió delictivamente. Kanon se sintió presa de un hechizo que no quería perder —. Perdona por haberte golpeado en tu entrepierna—Kanon abrió los ojos desorbitados. ¡DIOSES! ¿Con que clase de demonio se estaba acostando? —, pero, me dolió mucho que me dejaras así…—le dijo dando vueltas a un mechón azul mientras su interlocutor estaba blanco como un papel—. Ahora, tendrás que darme el mejor sexo de mi vida para perdonarte—murmuró mordiéndose el labio, con un gesto “inocente” que puso a Kanon a navegar a mar adentro.

¡POR LOS DIOSES GRIEGO! Kanon se consiguió el tesoro perdido con semejante ariano y no quiso, por un segundo, desperdiciarlo. Abrazó ese cuerpo y lo penetró de una estocada, provocando un quejido de dolor que pronto se convirtieron en gemidos de placer. Penetraba con todas sus fuerzas, apretando ese cuerpo debajo de él, extasiado por el calor, el fuego, por los jadeos sonoros y esas contracciones pélvicas que lo tenían en la misma gloria. Mu mordía sus hombros, su cuello, mejillas, nada tenía que salir ileso a ese ataque de murallas de marfil que le aceleraba toda la acción, siendo reprendido con estocadas profunda que golpeaban directamente su centro de placer. El tibetano pedía más y Kanon daba más, era placer puro y sin restricciones, dejando caer el servilletero y con las cabelleras serpenteando entre el vidrio y madera de la mesa circular, que afortunadamente era bastante fuerte gracias a su base de hierro sujeta fielmente al suelo.

En un momento, Kanon quiso más placer y por ello lo volteó, dejándolo boca abajo, para penetrarlo con toda su hombría caliente, haciendo que aquel golpeara con fuerza la mesa debido a la excitación. Se abrazó a él, tomando su virilidad turgente con ambas manos para masajearla al ritmo de sus embestidas, sintiendo complacido como el pelilila gozaba de sus movimientos, empujando sus mismas caderas para avanzar la penetración, buscando con su boca morderle el oído. Salvaje y entregado, era como tratar de domar a un cabrío rebelde y vaya que le gustaba. ¡¡Kanon estaba teniendo el mejor sexo de su vida!!

Y llegó a la gloria cuando ambos alcanzaron el orgasmo, cayendo uno sobre el otro sudados y cansados. Mu aún tardaba en recuperarse de semejante maratón, mientras Kanon con un poco de fastidio buscó su teléfono celular para notar la decena de llamadas de Saga y un mensaje de Shaka donde le insultaba hasta la abuelita que nunca conoció. Ya estaba satisfecho así que ya era hora de regresar, por lo que se puso su ropa tranquilamente, ante la mirada extrañada del ariano.

—Saga…—murmuró llamándolo y Kanon se rió con malicia.

—Veo que Saga nunca te contó de mí. Es normal, ¡¡¡siempre lo hace!!! –Mu abrió los ojos desorbitados a lo que Kanon se rió frenéticamente, con un brillo en sus ojos llenos de satisfacción—. Soy Kanon, el hermano gemelo de Saga—el tibetano estaba hecho una piedra, con la boca abierta aún recostado en la mesa—. Como siempre, ¡mi hermano tiene buenos gustos!

Le dejó el dinero del alquiler del lugar a su lado antes de marcharse.

—Fue un placer conocerte, Mu.

Kanon así se retiró del lugar, tomando el primer taxi para llegar al departamento de su hermano y hacer lo que más le divierte hacer cuando está en tierra: ¡molestar al rubio engreído! Sin imaginar que se ganó de enemigo al peor espécimen de la tierra. Mu con rabia, enrojecido de la ira, juró vengarse del par gemelos griegos. ¡Y vaya que Kanon sufriría la penitencia ariana! ¡¡Los golpes a Saga quedarían pequeños para su venganza!!

Porque jamás debes provocar a un Aries… Menos si hay un Virgo dispuesto a ayudarlo…

Notas finales:

Tercer capitulo y más enredos. ¿Qué les espera a Kanon y saga con la venganza de Mu? ¿Cómo será la pareja de Milo para Saga? ¿Shaka podrá pasar a la sieguiente base?


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