Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

un nuevo cuento de hadas por Fallon Kristerson

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Cuando las hojas caen…

llegó el otoño

-Hum, el pollo tiene demasiada azucarrr, idiota, ñam, ñam…-

Oía con toda claridad como el príncipe se daba vueltas en el suelo, mientras que murmuraba cosas incoherentes. Recién se acaba de dormir hace unos minutos, luego de haber esperado hasta bien avanzada la noche, solo para tener la convicción de que el dragón ya se había dormido. Sin embargo este se durmió apenas se tiró en la cama, y se había vuelto a despertar justo antes de que le pelicereza se durmiera. El mayor se quedó echado boca arriba, clavando la mirada en algún punto muerto. Sin saber qué pensar realmente.

Creyó que se divertiría a montones molestando al rey y a sus súbditos, pero en se momento había algo que le molestaba. No sabía con exactitud qué, pero sabía que tenía que ver con el rey y su hermanito. Pero no sabía qué, y esa incertidumbre lo irritaba. Se incorporó apoyando sus manos atrás suyo y volvió la vista hacia donde suponía a la alfombra roja. A pesar de la oscuridad, podía identificar un bulto que se movía ligeramente en el piso. Repasó el día anterior, lo cerca que había estado de perder la cabeza. ¿En qué diablos había estado pensando? ¿Decirle ESO a un ignorante humano? Por fortuna mía que es demasiado ignorante como para darse cuenta de lo que estaba a punto de enterarse…

-Shishido, idiota. A la sopa no se le pone polvo de hornear…- ¿Qué diablos está soñando ese niño?

Se paró, se acercó a la ventana y luego la abrió. El ambiente se enfrió, un viento helado entró en la habitación. Viento de otoño, frío. Sin embargo eso no le importó al dragón, él no sentía el frió. Se quedó ahí parado, delante de la ventana, observando el cielo estrellado. Una vocecilla en su cabeza le decía que debía de cerrar la ventana, pero la ignoró.

No sabía cuanto tiempo se había quedado así, solo sabía que luego se sentía más tranquilo. Debían de ser ya, si no las tres, alrededor de las dos. Se volvió otra vez a su cama y se echó boca abajo. Hubiera sido imposible dormirse ahora, había algo que no lo quería dejar en paz. No quería.

-¡Jiroh, idiota! ¡A la ensalada de pepinos no le pongas crema!- primero molesto, el peliazul se volvió a sentar, pero después tuvo que sonreír. Le hubiera encantado saber qué soñaba el príncipe.

Sin embargo luego vio que este tiritaba. Frío. Sonrío casi de manera tétrica y luego se paró. Se acercó al menor de la familia real y le dio una suave sacudida. El príncipe se sobresaltó.

-¿¡Q-qué quieres!?- preguntó/chilló el adolecente.

-¿No tienes frío?-

-No. ¿Para eso me despiertas?-

-No sé ni para qué pregunto- y con eso levantó al chico y lo cargó hacia la cama.

-¿¡PERO QUÉ HACES!?-

-Llevarte a la cama- el peliazul sonrió satisfecho por lo que debía de pasar en ese momento por la cabecita del pelicereza.

-¡BAJAME!-

-Shh, vas a despertar a todo el castillo-

-¡BAJAME!-

El dragón lo ignoró y lo recostó sobre el colchón (NA: ¿¿¿ya había colchones en esa época???).

-¡DIJE QUE ME BAJARAS!- el mayor decidió seguir haciéndose el sordo y se recostó al lado del príncipe y lo abrazó. Este sin embargo siguió con sus gritos, tanto que el amo ya no lo podía soportar más.

-SUELTAME, BESTIA INMUNDA DEL INFI…- de pronto el más grande le dio bruscamente la vuelta y lo calló, ahogando sus protestas en su propia boca.

-Esa sábana no te abriga nada, así que no te quejes de que dé calor- Por un momento el pelicereza no dijo nada, hasta que se le ocurrió algo.

-¿Y por qué no cierras la ventana?-

-Tengo calor-

-Pero yo tengo frío…- el peliazul sonrió.

-¿Ves? Y tú que decías que no- le cortó con un claro tono de picardía el dragón. –Buenas noches-

Y sin más volvió a abrazar al gatito.


-Gakuto…-

-¿¡Qué!?-

-No pareces haber dormido mucho…-

-¿¡Y de eso te diste cuenta tú solito!?-

-Ya, ya. Te dejo en paz- con cara de mal humor, Shishido se alejó del chico, dejándolo solo con un Jiroh dormido. Sintiéndose demasiado cansado como para gritarle una respuesta al caballero, el príncipe apoyó la cabeza en el hombro del noble.

Desde una de las tantas ventanas del castillo, cierto peliazul observaba con mala cara la escena que se llevaba a cabo en uno de los jardines reales.

-¿No te gusta compartir tus juguetes o qué?- una voz a sus espaldas lo sacó de sus pensamientos. Se dio la vuelta y se encontró con una misteriosa mirada proveniente del rey.

-¿Por qué tan preocupado por el niño?-

-¿Para los dragones a caso no existe algo como la familia? Es mi hermano- Yuushi no respondió ante eso, solo se giró otra vez hacia la ventana y siguió viendo como el príncipe y el noble dormitaban bajo uno de los árboles que se habían quedado ya sin hojas.

-Por más que no sea algo que yo acostumbre hacer,- se volvió a hacer oír el monarca -…quería pedirte un favor-

El dragón se volvió de nuevo hacia su no muy voluntario acogedor, esta vez con una expresión que contenía sorpresa y diversión a la vez.

-Y eso sería…-

-Quiero que Gakuto esté despierto para cuando sea su cumpleaños, eso significa que quiero que lo dejes dormir-

-Vaya, Su Alteza se preocupa por su hermanito más de lo que uno cree-

-Solo déjalo dormir-

-Yo no se lo impido, él es el que no quiere-

-Solo hazlo- le cortó sorpresivamente Keigo, aún con la mirada seria, aunque luego agregó: -¿Sucede algo malo? Te veo un poco distraído… Dicen que los dragones pueden anticipar el peligro-

Luego se eso, y con una gran sonrisa de autosatisfacción, el rey salió de la habitación, que, daba la casualidad, era la biblioteca. El peliazul se quedó meditando por un momento las palabras del peligris, para luego soltar un bufido indignado.

¿Peligro?

Su mirada se volvió a quedar pegada en el dúo que seguía hundido en los brazos de Morfeo.

Y si lo hubiera, ¿qué clase de peligro?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).