Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como si pudiera evitarlo por Hime chan

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 Hola hola!!!! Esta bién, no tengo perdón por demorar tanto, pero es que de verdad que estaba ocupadísima...muchas gracias a todos por sus reviews y por esperar esta historia, espero no defraudarlos....(explicaciones y comentarios al final del cap xD) sin más preámbulo, a leer!!! nOn:

P.D: Los personajes de xxxHolic pertenecen a CLAMP. (Odiadas y adoradas CLAMP T-T)

<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073750139 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:Calibri; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

Stage 02: “Lo que viene con él”

 

 “_Doumeki...te quiero. – susurró sonrojado el ojiazul, mirándolo dulcemente con sus preciosos ojos entrecerrados.

 El moreno, sin responderle, lo cogió suavemente por la cintura para acercar sus rostros, mientras los delgados brazos de Watanuki se colgaban de su cuello.

 Ambos cerraron los ojos lentamente, sin dejar de mirarse hasta el último momento, antes de que sus respiraciones se confundieran y sus labios volvieran a encontrarse...”

_KKKKKKKKKKKKKKYYYYYYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!

 Un fuerte grito proveniente de una pequeña habitación en una escondida pensión despertó a media ciudad. El ojiazul responsable se sentó de golpe en su futón, sosteniéndose la cabeza con ambas manos, como si despertara de una pesadilla. Llevaba más de una semana teniendo sueños de ese tipo, con distintas variaciones, pero con un detalle en común. Doumeki. En todos, sin excepción, aparecía el irritante de Doumeki. Y en todos, él se le declaraba al moreno. Noche tras noche, le soltaba esos cursis “Suki...” con el rostro sonrojado, mirándolo como si el idiota ese fuera lo más maravilloso del mundo.

_Kya! Maldición!! –se quejó revolviéndose ruidosamente. ¿Qué demonios le estaba pasando? –Maldito Doumeki...-soltó sonrojado dejándose caer de nuevo sobre la almohada para enterrar la cara en ella, queriendo desahogarse de toda aquella absurda situación, y de todas aquellas absurdas acusaciones que no podía largarle al moreno, puesto que se moriría de vergüenza si llegara a descubrir que soñaba con él. Además, no sólo era ese el problema.

 Hace unos días, ellos...se habían besado. No en un sueño, sino en un momento totalmente consciente.

...

...¡No! ¡No, no, no, no, no! ¡No era cierto! ¡Había sido el idiota de Doumeki el que lo había besado primero! ¡No fue su culpa! Pero aún así...

 Se sonrojó aún mas, no teniendo respuesta ni siquiera para sus propios pensamientos.

_Doumeki...-susurró quedito tocándose los labios con los dedos, como si quisiera rememorar así la sensación de los de su compañero.

_ ¿Qué? –le espetó una voz seca e indiferente que conocía de sobra. Sin dar crédito a sus ojos, se sentó sobre el futón de nuevo, abrazando la almohada y mirando con asombro al causante de sus “pesadillas” recostado contra la pared enfrente suyo.

_¡¡T-Tú!! ¡¿Qu-Qué haces aquí?! – logró articular tartamudeando de rabia y vergüenza.

_Vine a buscarte –respondió simplemente el moreno, mirándolo con su habitual... “in-expresión” – Apresúrate y vístete, que se nos hace tarde.

_ ¡¿Y quién te pidió que vinieras?! ¡Puedo llegar solo al instituto, gracias! –exclamó el ojiazul apretando más la blanca almohada contra su pecho, con el pijama mal acomodado, el pelo revuelto y sin anteojos. Doumeki, a su pesar, sonrió levemente. La imagen de Watanuki, recién despierto, no dejaba de ser encantadora. Es más, incluso ahora se veía aún más tierno que otras veces.

 Su inesperado gesto logró desarmar a Watanuki, que se puso de pie dispuesto a colocarse su uniforme.

 Dándole la espalda al moreno, comenzó a desabotonarse el pijama, hasta lograr soltar por completo la parte superior. Mientras la pasaba por sus brazos para retirarla, echó la cabeza atrás para mirar de reojo a Doumeki, encontrándose con la mirada de éste enfocada directa y descaradamente hacia él.

_ ¡No me estés mirando, pervertido! –le gritó lanzándole la prenda en la cara.

 Aprovechando que el moreno se encontraba temporalmente sin visión, el ojiazul comenzó a ponerse la blanca camisa del uniforme.

_ Maldición, ni siquiera entiendo cómo logras entrar...-le espetó a Doumeki mientras se abotonada todo sonrojado. – A ver si luego vas a venir a espiarme en la noche, bastardo de mente retorcida...

 Pero se detuvo al sentir repentinamente una cálida respiración chocando con su oído.

_Es tu culpa por desnudarte de repente. –le susurró el moreno, mientras reemplazaba las manos de Watanuki por las propias, para comenzar a desabotonarlo. El ojiazul se sonrojó instantáneamente.

_¿Qu-Qué estás haciendo? –le soltó nervioso por la cercanía y el calor del pecho de Doumeki contra su espalda.

_Te abotonaste mal. –le indicó el moreno, terminando de soltar los botones que, en su rabia, Watanuki había revuelto. Entonces volvió a abotonarlos sin apresurarse demasiado, mientras el ojiazul entre sus brazos no sabía que hace con las manos ni con el más que evidente sonrojo que le pintaba las mejillas.

 Nunca iba a entenderlo. ¿Por qué Doumeki se comportaba así?

_ Ya está. –dijo, separándose de él, haciendo que, por unos instantes, Watanuki se estremeciera por una fría sensación de carencia en su espalda. Pero antes de separarse por completo, como si no quisiera dar tiempo al sonrojo de Watanuki para desaparecer, rozó levemente sus labios contra la nuca del ojiazul.

 Fue sólo un momento, pero le bastó a Watanuki para rememorar de golpe todas las comprometedoras situaciones en que se había visto envuelto con el moreno.

 Roces. Rescates. Miradas. Palabras. Sonrojos. Silencios. Insultos. Regaños. Abrazos.

 Besos...

  ¿En qué iba a terminar todo eso?

_ Ba-BAKA!! ¡Puedo vestirme sólo! –se dio la vuelta para encararlo, con la cara roja como un tomate y temblando. -¡Espera afuera! –le espetó empujándolo por la espalda hasta el pasillo. -¡Pervertido! –le gritó por último cerrándole la puerta en la cara.

 El moreno suspiró, luego de taparse los oídos en el momento del portazo. Ese idiota...

 Se apoyó en la pared, pensando en lo que acababa de hacer. Un ligerísimo sonrojo coloreó sus mejillas. Watanuki tenía de verdad una piel blanquísima, y muy suave. No había podido resistirse a tocarla un poco. Y la forma en cómo susurraba su nombre cuando se lo encontró, tocándose los labios...

 Sacudió un poco la cabeza, la verdad era que el último insulto que le dirigió el ojiaul no era del todo injustificado.

 Bueno, ¿Y ahora qué?

 Esperar. Eso había dicho Watanuki que hiciera, y eso pensaba hacer. Pero, mientras se sentaba con la espalda contra la puerta cerrada, pensó...

 Quizás, ya había esperado demasiado.

.........................................................................................................................................................

 

 Los pasos de Watanuki sonaban raudos, a un ritmo constante y preciso.

_No vayas tan rápido –le dijo el moreno tras él, aunque no parecía que le estuviese costando seguirle el paso.

_¡Cállate! –le espetó enfadado el ojiazul, acelerando su caminata. ¡Ese idiota! Vaya vergüenza le había hecho pasar. ¡¿Quién lo había mandado a buscarle?! ¡No necesitaba que estuviese todo el día pegado a él! Además, ahora los verían llegar juntos al instituto. ¡Maldición! ¿Es que estaba destinado a estar eternamente condicionado por las idioteces de Doumeki? Y lo de esta mañana...se sonrojó al recordarlo. ¿Pero que tenía ese idiota en la cabeza? Primero lo de la camisa, y luego...

“_Ya. –Watanuki abrió la puerta, y el moreno echó la cabeza atrás para verlo. – Venga, entra mientras preparo los obentos. – agregó volteándose para dirigirse a la cocina. Doumeki se incorporó y le siguió, observando cómo el chico le daba la espalda y se ponía a trabajar. Se apoyó en el marco de la puerta sin dejar de observar sus movimientos. Al principio el ojiazul parecía algo tenso, moviéndose torpemente, pero en cosa de minutos notó cómo su espalda se relajaba, y cocinaba con más tranquilidad, como olvidándose de su presencia. Tanto, que luego de unos momentos comenzó a tararear una canción, mientras terminaba de guardar la comida. Doumeki se sorprendió. Así que a su Watanuki realmente le gustaba tanto cocinar...Y vaya si se le daba bien. Seguramente esa era una de las mayores razones por las que él...

 El ojiazul en ese momento envolvía el obento para su amiga, y al voltear ligeramente para dejarlo a un lado, Doumeki pudo ver la alegre sonrisa que adornaba su rostro.

 Se sonrojó. Una sonrisa demasiado hermosa.

 Casi sin darse cuenta de lo que hacía, caminó hasta estar junto a él. Con delicadeza, cogió una de sus pálidas manos, logrado que Watanuki volteara a verlo, confundido. Con su otra mano lo tomó por la cintura, acercándolo a su cuerpo. El sonrojo del ojiazul no se hizo esperar. Sus bellos ojos se abrieron un tanto, y sus labios intentaron articular algo coherente.

_Watanuki...

 Su cuerpo se paralizó al percibir cómo el moreno comenzaba a inclinarse lentamente sobre él, con la clara intención de besarlo. Nervioso, esquivó la mirada de Doumeki, y alcanzó a vislumbrar el reloj de la pared.

_Wuaaa!! ¡Que tarde es! –rápidamente se escabulló de sus brazos para ir a por sus cosas, dejando al moreno solo y desconcertado, apoyado en la mesa de la cocina.”

 “¿Pero qué le pasa? No es normal que actúe así...” –se preguntaba el ojiazul ahora, camino al instituto. Doumeki nunca iba a dejar de sorprenderlo. Ahora mismo, estaba aún más callado que de costumbre. ¿Sería por lo de esa mañana?

 “Bueno, de todas formas no es mi culpa. ¿Cómo espera que reaccione si de repente trata de...de be...de besarme?” –aún en sus pensamientos, la sola idea le hacía sonrojar. E, inevitablemente, le llevaba a recordar lo que había sucedido días antes.

_ ¡No, no, no! ¡Fue un malentendido! –se tomó la cabeza con ambas manos, retorciéndose. Doumeki, tras él, alzó una ceja.  

-¿Qué fue un malentendido?

 Watanuki abrió los ojos, al recordar que no se encontraba solo.

_ ¡Na-Nada! ¡No es de tu incumbencia! –reclamó sin voltearse a verlo.

 Doumeki frunció el ceño. Desde hace algunos días que Watanuki se comportaba así de extraño. Concretamente, desde “ese” día. Lo estaba evitando, y parecía incómodo con su cercanía. No es que no fuese siempre esquivo, pero Doumeki había esperado que su comportamiento y su forma de tratarlo mejorasen un poco. Que su relación cambiase después de lo ocurrido. Pero nunca espero que fuese a empeorar. Ahora, el problema no era que Watanuki lo tratase mal, sino que apenas lo trataba. Por eso mismo, había decidido ir a recogerlo ese día, con la intención de descubrir que le sucedía. Pero las acciones del ojiazul lo tenían aún mas desconcertado.

 ¿Sería que...sería acaso que se arrepentía de lo sucedido?

 El moreno se detuvo en seco. ¿Podría...podría ser que Watanuki se arrepintiera? ¿Qué no quisiera recordar lo que había ocurrido? ¿Qué quisiera borrarlo, y por eso no se le acercaba?...Tenía sentido. Si Watanuki se arrepentía, era normal que quisiera alejarse de él. Que no quisiera verlo. Que hiciera como si no hubiese sucedido nada.

Nada.

 El ojiazul se detuvo al ver que su compañero ya no le seguía, y se volteó a verlo, encontrándolo serio y con la vista en el suelo.

_ ¿Doumeki?

 Pero él no quería eso.  No quería que Watanuki olvidara algo tan importante. Había soportado mucho, habían pasado por un montón de cosas para poder llegar hasta donde estaban ahora. Por fin habían conseguido avanzar, y no estaba dispuesto a perderlo todo sólo porque el ojiazul estuviese confundido. Por primera vez, no iba a someterse a los deseos de Watanuki. No. Esta vez, sería él quien decidiera.

_Watanuki. –le llamó, aún sin alzar la vista. El ojiazul se quedó en silencio. –Tú...

_ ¡Himawari-chan!~ -la adorable chica de dos coletas apareció de pronto por una calle lateral, con su característica sonrisa.

_Watanuki-kun, Doumeki-kun, buenos días –saludó.

_ ¡Buenos días, Himawari-chan~! ¿Cómo estás?

_Bien, gracias. Tú, tan animado como siempre, Watanuki-kun, nee?

_Nya, no es para tanto...

 Ambos siguieron caminando mientras conversaban alegremente. Doumeki se quedó atrás, mirando el suelo. Kunogi había sido inoportuna. Aún así...no estaba seguro de si Watanuki le hubiese contestado si es que hubiera podido cuestionarle.

 Suspiró pesadamente. Quizás habían logrado llegar hasta donde estaban ahora, pero...

Ahora mismo estaban en la nada.

 Un poco más adelante, Watanuki le vio de reojo, y una sombra de tristeza cruzó su rostro.

.........................................................................................................................................................

 

 El ojiazul miraba por la ventana de su salón de clases, distraído, pensando en lo ocurrido unas horas antes.

 Doumeki había querido decirle algo. Su intención era demasiado clara, y también lo era el tema del que quería hablar, pero Watanuki se había puesto tan nervioso por su repentina seriedad que buscó por todos los medios escabullirse. No estaba preparado para enfrentarse a lo que había sucedido. No aún. Ni siquiera terminaba de comprenderlo.

¿Qué había pasado ese día? Siempre habían sido “amigos”. Unos amigos algo extraños, es cierto,  que pasaban la mayor parte del tiempo gritándose (o más bien, él gritándole a Doumeki y el moreno tapándose los oídos), pero amigos al fin y al cabo. Siempre insultándose, peleando por cualquier tontería. Siempre juntos, cuidándose el uno al otro. O más bien, Doumeki protegiéndolo a él, salvándose juntos de todos aquellos líos en los que, extraña e inevitablemente, siempre se veían envueltos. Pero ese día...habían cambiado las cosas. No supo cómo ni por qué, pero  terminaron ahí, contra la pared de una calle poco concurrida, besándose.

 Se sonrojó. ¿Por qué había pasado? Recordaba que Doumeki se había enfadado...por lo de la Sashiki-warashi. Que lo había retenido para reclamarle. Y luego...lo había besado cómo si su vida dependiera de ello.

 Pero había algo más...algo que Doumeki había dicho antes....que él...estaba ocupado.

_” ¿Ocupado?”

 Había dicho que no lo olvidaría y no lo había olvidado. Pero el caso es que no lo entendía. ¿Qué quería decir? ¿Qué no existía una posibilidad entre él y la Sashiki-warashi? ¿Qué él tenía demasiado trabajo? O... ¿Acaso se refería con eso a que estaba con él?

 Su sonrojo se hizo aún más fuerte. ¿Cómo no lo había pensado antes? Seguramente. Lo que pasó luego lo dejó demasiado conmocionado para pensar en cualquier otra cosa.

 Y un momento. ¿Conmocionado?

 Era la verdad. Lo inesperado del beso, sobrepasado con creces por las miles de sensaciones que le había producido, aún lo tenían conmocionado.

 Nunca, pero nunca habría imaginado, ni por un solo segundo, que llegaría a besarse con el antipático de Doumeki.

 Pero ahora ya hacía días de eso, y aún más...

 El mismo, había besado a Doumeki.

 Podía tomarlo como quisiera. Como una respuesta, como un agradecimiento, incluso como un impulso del momento, una locura. Pero nada quitaba el hecho de que lo había besado, bajo su propia voluntad.

 Fue, realmente, un arrebato. Pero es que...no había podido resistirse. La inmensa emoción que Doumeki había conseguido...traspasarle o infundirle, se encontraba tan latente en él en ese momento, que no fue capaz de soportar un gesto tan amable por su parte. Tuvo la repentina e inmensa necesidad de liberar todas esas sensaciones. La verdad era que, en ese momento, sentía cómo si los labios de Doumeki lo llamaran.

-“KYAAAAA!!!! ¡¿Pero qué cursilerías estoy pensando?!

 Y además, estaban los sueños. Desde ese día, no había parado de soñar con el moreno. ¿Por qué? Ni el mismo se lo explicaba, pero la verdad era que, lo que más le molestaba, era que esos sueños, en realidad, no le desagradaban del todo. En esos sueños...se sentía realmente feliz. Liberado al decir sus sentimiento de una forma tan simple, y feliz, inmensamente feliz de saberse correspondido.

¿Correspondido?

_”¿Pero es que acaso...?”

 ¿Tenía algún sentido ocultarlo? El sentimiento estaba ahí. Ya lo había demostrado. Sólo quedaba aceptarlo. Aceptarlo...y guardárselo.

.........................................................................................................................................................

 Doumeki terminó de guardar sus cosas y salió de su salón, comenzando a atravesar el pasillo. Y de pronto, a lo lejos, divisó una conocida silueta. Tratando de no demostrar ansiedad, fue acercándose lentamente hacia él, a la velocidad normal de sus pasos.  Cuando por fin estuvieron frente a frente, tuvo que apresurarse a hablar, pues el ojiazul no parecía dispuesto a detenerse.

_Watanuki.

 El aludido frenó sus pasos, sin levantar su vista del suelo.

_ ¿Qué quieres? –le espetó un tanto arisco.

 Doumeki lo miró largo rato en silencio, frunciendo el ceño al percatarse de su actitud, y ardiendo de impotencia. ¿Por qué era tan difícil? Por más que trataba de hablarle, por más que lo miraba, por más cerca que estaba de él, no conseguía entenderlo, ni hacerlo entender. ¿Qué debía hacer?

 Quiso hablar, quiso preguntarle qué sucedía, que había hecho mal, cómo debía repararlo. Pero vio el nervioso e incómodo semblante de Watanuki, y todos sus planes se vinieron abajo. No podía. No les haría bien, a ninguno de los dos. Optó por hacer lo más sano, por el momento.

_Hoy no comeré con ustedes. Tengo reunión.

_Está bien.

 Y sin mover ni un músculo para detenerlo, vio cómo Watanuki pasaba rápidamente por su lado, y se alejaba de él.

.........................................................................................................................................................

 Corrió todo lo que restaba del pasillo, hasta dar con las escaleras del final. Agitado, bajó apresuradamente y se detuvo en el descansillo, apoyándose en la pared a su espalda. Estaba demasiado nervioso. El sólo hecho de haberse topado con Doumeki, lo había dejado tembloroso. ¿Lo habría notado? Suspiró cansinamente, cubriéndose el rostro con el brazo. No había nada que hacer.

 Nunca podría decírselo a Doumeki. No después de todo el tiempo que llevaba tratándolo mal, siendo un completo desagradecido, comportándose como un idiota, por no saber de sus propios sentimientos. No podía. Odiaba admitirlo, pero el moreno no merecía ese trato. No lo merecía a él.

 ¿De qué le servía? No le traía más que problemas. A pesar de que Doumeki no pareciera incómodo con ello, Watanuki sabía que estaba abusando de él. No tenía por qué. No había ninguna razón para que se arriesgase tanto por él. No valía la pena.

 Con el cuerpo y la mente agotados de tantas emociones, se dirigió a su salón, aguantando distraído la siguiente clase, sin poder apartar esos densos pensamientos de su mente. Agradecía el no tener que ver a Doumeki durante el almuerzo, pero, al llegar al lugar de siempre y sólo ver a Himawari-chan, una inexplicable sensación de soledad le oprimió el pecho.

 Tratando de parecer normal, se sentó junto a la chica y conversó con ella, con su sonrisa de siempre, mientras desenvolvía la comida.

_ ¿Y Doumeki-kun? –preguntó inocentemente Himawari-chan, percatándose de la ausencia del otro chico.

 Un extraño latido hizo desaparecer la sonrisa del rostro de Watanuki, pero la recuperó al instante, explicándole brevemente a Himawari.

_Tenía reunión, al parecer. –dijo sin mirarla.

 La mirada de la chica se ensombreció un poco, al reparar en el gesto de su amigo.

_Ah...ya veo.

.........................................................................................................................................................

 Doumeki caminaba de nuevo por el pasillo, esta vez el de la primera planta, alumbrado por los anaranjados rayos de sol del atardecer. Pero una figura femenina apareció de pronto y le cortó el paso.

_Doumeki-kun...

 El se detuvo, mirándola con su expresión habitual. Supo que quería hablarle de algo, por lo que sólo esperó. Ella levantó la mirada y se lo encontró, expectante.

_ ¿Sabes? Estuve hablando con Watanuki-kun...

 Se detuvo y volvió a mirarlo, esperando alguna reacción en él, pero su rostro seguía como siempre, esperando a que continuara.

_Yo...interrumpí algo esta mañana, ¿Verdad?

 Doumeki se sorprendió. En realidad, Kunogi era bastante más astuta de lo que aparentaba a simple vista.

_No quiero inmiscuirme en sus problemas, pero...  Watanuki-kun parecía bastante incómodo. La verdad es que no pensaba saludarlos aún para dejarlos conversar, pero él me hablo primero. Lo siento.

 La mirada de Doumeki le indicó que no tenía nada de que disculparse. Ella prosiguió.

_Es extraño no verlos juntos. Ustedes son tan unidos. Pienso que deberías hablar con él, Doumeki-kun. Seguro que pueden arreglarlo.

 El moreno la miró un rato en silencio. Y entonces se decidió, por fin, a hablar.

_Watanuki...está evitándome. –dijo, como excusándose. Y ella, que lo había observado en silencio mientras hablaba, sonrió antes de informarle.

_Salió hace unos cinco minutos. Iba a la tienda. –Y amplió su sonrisa.- Si te apresuras, todavía puedes alcanzarle.

 Doumeki la miró unos instantes. Sonrió levemente, y ella le correspondió. Y entonces pasó corriendo a su lado, rumbo a la salida del instituto.

 Himawari se volteó lentamente, viéndolo alejarse, aún con la sonrisa en los labios.

 Y pensó que, ciertamente, Doumeki-kun sólo existía para Watanuki-kun.

.........................................................................................................................................................

 El moreno, apenas salió del edificio, tomó la calle que llevaba a su templo. Seguramente Watanuki, confiando en que él tendría práctica, no se había molestado en hacer un rodeo hacia la tienda.

 Y es que hasta ese punto se conocían el uno al otro.  Ahora estaba más que seguro. Por nada del mundo, permitiría que Watanuki se alejara de él.

 Podía imaginarse la expresión de sorpresa que pondría si lo viese en ese momento, corriendo aceleradamente para alcanzarlo. Pero era tanta la desesperación de Doumeki, que sentía que, si no hablaba con el ojiazul en ese momento, si no aclaraban las cosas entre ellos, todo se acabaría.

 Por fin, lo vio, caminando lentamente, perdido en sus pensamientos. Se detuvo a unos metros, apoyándose en la pared para recuperar el aliento, lo que consiguió casi enseguida gracias a su buen estado físico. Watanuki se detuvo también, y volteó ligeramente. Al verlo, sus ojos se abrieron de sorpresa, y un incontrolable nerviosismo se apoderó de él. Pareció dudar unos momentos, antes de voltear nuevamente y echar a correr.

.........................................................................................................................................................

 Sabía que era una tontería. Que era infantil, caprichoso y estúpido, que se estaba comportando como un idiota, y que no servía de nada, pues sentía como rápidamente y sin demasiado esfuerzo, Doumeki se acercaba a él, hasta que lo cogió de una muñeca y lo estampó de espaldas contra una pared.

 Watanuki permaneció con los ojos fuertemente cerrados, sin querer mirarlo, y jadeando para recuperar el aliento. Oía cómo Doumeki hacía lo mismo y podía sentir, sin necesidad de verlo, lo enfadado que estaba. Aún no quería rendirse, pero los brazos del moreno a cada lado de su cabeza lo imposibilitaban de cualquier intento de escapar. Sin más remedio que afrontarlo, abrió lentamente los ojos, y en el momento en que miró a Doumeki, este se abalanzó sobre sus labios, besándolo con rudeza.

 Watanuki intentó resistirlo, de verdad lo intentó. Sus ojos se cerraron de golpe por el duro contacto y trató de apartarlo, de liberarse de él antes de que fuera demasiado tarde. Pero sus delgados brazos no ejercían la suficiente presión sobre el fuerte pecho de Doumeki cómo para apartarlo, y, sin poder evitarlo, Watanuki rompió a llorar. El beso que le propinaba el moreno se volvió aún más profundo, cuando la lengua de Doumeki consiguió entrar a su boca, apoderándose de la suya, ahora con una inexplicable ternura. Sus manos subieron para secar sus lágrimas con los pulgares. Sin pretenderlo, sus manos se empuñaron arrugando la camisa del moreno.

“¿Por qué...?”

 El beso comenzó a hacerse más y más lento, hasta que no fue más que un leve roce en los labios. Doumeki se separó de él, sin apartar las manos de sus mejillas, mientras Watanuki continuaba llorando, con la mirada baja. Permaneció un rato en silencio, sólo mirándolo, para luego incorporarse del todo y acercar la cabeza de Watanuki con su mano para besarlo en la frente.

 Los ojos de Watanuki se abrieron de pronto ante el contacto, sintiendo a su corazón latir fuertemente.

_ ¡No!

 Con la fuerza que no había conseguido antes, apartó bruscamente a Doumeki de él, sorprendiéndolo. Con una mano sosteniendo su rostro y la otra oprimiendo su pecho, Watanuki jadeó unos instantes, terriblemente confuso.

 Se suponía que eso no debía pasar. Se suponía que iba a alejarse de él, a dejarlo libre, para que no tuviera que preocuparse por alguien como él, que sólo era una carga. ¡Pero no tenía que caer de nuevo! Ahora era el momento, tenía que explicárselo a Doumeki. Y tenía que ser firme.

_No...no hagas esto. –consiguió decir apenas, casi en un susurro. Doumeki sólo lo miraba. Tratando de no parecer débil, Watanuki prosiguió. - ¿Por qué, Doumeki? ¿Por qué yo?

 Era así, ¿no? Doumeki tendría que saberlo.

_Yo no te traigo más que problemas. Sólo soy una carga para ti.

 Pero, inexplicablemente, dolía.

_ ¿Qué quieres de mí?

 Dolía mucho.

.........................................................................................................................................................

 

 Doumeki no lo entendía. ¿Qué pasaba con él? ¿De qué demonios estaba hablando? Era tan jodidamente difícil entenderlo... ¿Es que acaso no lo comprendía? ¿No entendía el significado de todo lo que hacía por él? Entonces, ¿Qué fue ese beso? El que el mismo Watanuki le había dado, hace ya tantos días que le parecía una eternidad. No podía significar otra cosa. Entonces, si Watanuki sentía lo mismo, ¿Por qué todo este problema?

 Al parecer, la única solución era decírselo, antes de que siguiera preguntando estupideces.

_Nada.

 Watanuki lo miró, y Doumeki supo, por su expresión, que estaba aguantando las ganas de ponerse a llorar de nuevo.

_No quiero nada de ti.

 Pudo observar el dolor y la confusión que sus palabras provocaron en el ojiazul. Vaya si era ingenuo.

_Entonces, ¿Por qué...?

 El nudo en la garganta le impidió seguir hablando, y Doumeki, al notarlo, aprovechó para rodearlo con sus brazos, hundiendo la cara en su hombro.

_No quiero nada de ti...porque todo lo que puedo querer...ya lo tengo.

 Y cómo Watanuki sólo atinara a aferrarse a su espalda, Doumeki sonrió.

_Te quiero, idiota.

 El ojiazul lo abrazó con fuerza, tratando de hablar a pesar de su llanto.

_Se...se suponía que...que no debía ser así...-sollozó.- No...

_Idiota. –repitió Doumeki, cogiendo su rostro para volver a besarlo, siendo correspondido con ansias por el ojiazul. Su lengua se enredó con la de su compañero, provocando que Watanuki  jadeara y se sonrojara, mientras se entregaba totalmente a aquel húmedo beso. El brazo de Doumeki se enredó en su cintura, provocándoles a ambos un agradable escalofrío cuando sus cuerpos se unieron aún más. 

 Mientras, los últimos rayos de sol desaparecían lentamente, y las farolas de la calle comenzaban a emitir su débil luz.

.........................................................................................................................................................

_KYYYYYYYYYYYYAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!

 Un fuerte grito se sintió resonar en medio Japón. El ojiazul se revolvió avergonzado en su futón, tomándose la cabeza con ambas manos.

_ ¡De nuevo ese estúpido sueño! ¡Maldito Doumeki! –se quejó ahogando sus gritos en la almohada.

_ ¿Ahora qué?

 De golpe volvió a sentarse en el futón, al escuchar la monótona voz de su compañero. Y se lo encontró cómodamente sentado, con la espalda en la pared, y terminando unas golosinas que Watanuki había dejado por ahí el día anterior.

_ ¡Tú de nuevo! ¡¿Qué haces aquí?! –le gritó apuntándole con el dedo. – ¡Y no te comas mi comida, cómprate la tuya!

_No es comida, son golosinas.

 _ ¡Ese no es el punto!

 Doumeki sonrió, y dejando a un lado las bolsas ya vacías, se acercó al futón hasta estar junto a él. Watanuki apretó la frazada contra su pecho, sonrojándose sin querer.

_Vine a buscarte. –le dijo en voz baja el moreno, y acercándose, lo dio un corto beso en los labios. Watanuki se sonrojó por completo, y Doumeki, sin poder evitarlo, volvió a besarlo, esta vez más profundamente, recostándolo sobre el futón. Watanuki, que intentó resistirlo sin éxito, se rindió al fin y, tímidamente, enredó los brazos en su cuello, acercándolo a él.

 Así estuvieron por un rato, mientras Watanuki, en su mente, recordaba los sucesos del día anterior, con las mejillas ardiendo. Ese tipo de cosas le avergonzaban de verdad, pero trató de convencerse de lo que tenía que hacer. Juntando valor, separó ligeramente su rostro del de Doumeki, para poder hablar. Estuvo unos segundos recuperando el aliento, pero al mirar al moreno a los ojos sintió tanta vergüenza que desvió la mirada hacia el lado. Doumeki lo miró sin entender, y entonces tragó saliva, incorporó levemente la cabeza para enterrar el rostro en el pecho del moreno, y le susurró, con la voz amortiguada por su camisa.

_Doumeki...te quiero.

 El moreno se sorprendió, comprendiendo al instante lo mucho que le había costado al ojiazul decir aquello.  Con un ligero movimiento volvió a tumbar su cabeza en la almohada, para mirarlo a los ojos. Watanuki rehuyó su mirada unos instantes, pero al final lo miró, totalmente rojo. Doumeki entonces se acercó para besarlo, sin cerrar los ojos, provocando que se perdieran el uno en la mirada del otro durante unos eternos segundos.

 Cuando cerró los ojos al sentir la lengua de Doumeki rozar sus labios, Watanuki comprendió que aquello no era como su sueño.

_mmn...

 Aquello era, lejos, mucho mejor.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Notas finales:

<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073750139 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:Calibri; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

 Wuaaaaaa~! El segundo cap.!! Por fin!! nOn Lamento mucho haber demorado tanto, espero que lo largo del cap. compense el tiempo xD También lamento haber hecho tan sufrido este cap. n_nU Pero es que si no no salía bien :p  había que ponerle drama a la cosa xD Pero al final todo se arregló, no?? Espero les haya gustado, de verdad!! Y, visto lo mucho que me demoro, no debería decirles esto, pero... el  prox cap. se viene con lemmon!!!! Muajajaja!! Que mala que soy xD Trataré de demorar menos, espérenlo con ansias!! Muchísimos besos y gracias por leer!! Bye-kyu!

Naruko & Kohaku_Elric –fan!

Yaoi megami-sama!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).