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Esperandote... por themizachan

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Notas del capitulo:

Sin palabras, espero les guste.

Epilogo

El dia que el mundo se reinvento

 

Pov Hiei

  Me sentía como un enamorado a primera vista, deslumbrando, atontado y ciego. Jamás pensé que algo así me pasara con alguien que no fuera el kitsune, pero no podía quitarle la mirada, cada gesto, sonido, movimiento me llamaba la atención. Su piel era rosada y la más suave que había sentido, toda redondeada y regordeta, el aroma que emanaba era como el de Kurama pero más suave, y apenas unos pelitos alocados y colorinches le adornaban la cabeza.

 Lo mejor,  era que tenía unas largas pestañas adornándole el rostro, bostezo arrugándose graciosamente y abrió unos enormes ojos verdes que me miraron fijamente, yo hice lo mismo. En un impulso quise tocarle el relleno cachete rosado pero agarro mi dedo antes de poder hacerlo, ya tenía movimientos ninjas. Pensé que lloraría, los nigens en esa etapa solo hacen eso, pero esta me regalo una risa, y sentí una puntada en el corazón.

Era digna hija de su padre.

Alguien me dijo que ya te amaba…

Pvo Kurama

  Dejé a mi bebé a cuidado de Hiei, mientras preparaba todo para nuestros amigos que venían a conocerla. Debería en realidad decir “nuestra”, puesto que él no se apartado ni un minuto de nosotros y hace todo lo que le pido, será un padre excelente, no se lo he dicho por temor a asustarlo…

  Divagar sobre eso me dió ganas de espiarlo, subí al cuarto, y mire algo que me derritió el alma. Él la tenía en brazos y con su dedo trataba de acariciarla y ella lo agarraba y ambos reían. Si me encontraba mirándolos se habría avergonzado, así que decidí dejarlos solos.

  Ha pasado muy poco desde que Kitajima dejó a mi bebé en el hospital, y me llamaron para que vaya a buscarla. No había dejado nada ni una carta, solo los papeles de la tenencia. Pero apenas la cargué, olvide todo el dolor, el resentimiento, la tristeza. Fue como morfina directo al alma, y supe que no podría vivir sin ella. Es algo que no podría describir en palabras.

  Hiei tomo la noticia muy seriamente, me hizo leerle libros sobre bebés, aunque eso fue idea mía. Y para que yo pudiera estudiar y seguir con la universidad, se quedaba despierto por las noches al lado de la cuna, a pesar de que le dije que no hacía falta que sea tan protector, además de día no la dejaba sola ni un momento, según él quiere ver todas las primeras veces, aunque un primer eructo no me pareció muy indispensable.

  Nuestro mundo tenía un nuevo eje, pero a pesar del tiempo que le dedicábamos a nuestra hija, no deje de demostrarle cuanto lo amaba por todo, por tanto…

Y es que así debe ser el amor, o todo, o nada…

Pov Hiei

  La bebé Yukky me sorprendía a diario, no lloraba mucho, en eso no se parecía a kurama, pero si sonreía y reía y siempre me agarraba el pelo o los dedos,  para mi sorpresa no me causaba molestia, es más me divertía.

   Es muy inteligente, todo le llama la atención, y mira mucho. Apostaría mi propia vida a que será la niña más hermosa cuando crezca, se parece tanto al youko,  tendré mucha gente que asesinar.  

  Esto de ser padre dá miedo, es aterrador, nunca lo habría imaginado y tampoco lo admitiré, pero siento que cualquier cosa puede dañarla, es tan indefensa, tan dependiente de nosotros, jamás un ser necesito tanto mi cuidado y jamás quise proteger algo de esta forma, es casi enfermizo.

  Voy aprendiendo muchas cosas con ella, y compartimos al kitsune ella lo tiene en las mañanas y yo en la siesta cuando se duerme, aunque me siento intranquilo cuando no está en el mismo cuarto.

  Además alzarla es una sensación que jamás voy a olvidar, soy un demonio y ella una mitad humana, que lleva la sangre de la persona que amo, y eso solo me hace amarla aún más. Cuando estamos solos, yo le cuento estas cosas, pero la bebe Yukki aún no domina el lenguaje, pero sé que esas muescas y risitas son mis respuestas.

Eres mi inspiración para amar la humanidad

Pov Kurama

Bajé nuevamente las escaleras, sé que Hiei la cuida mejor que nadie, aunque a veces el miedo me invade, no de mi demonio, sino de la desalmada de Kitajima, que alguna vez reaparezca. Pero Hiei siempre me consuela con sus repuestas ingenuas, “¡la quemare viva!”, “escaparemos al fin del mundo”,” si toca a la bebe yukki  le corto los brazos”…

Perdido en mis pensamientos, apenas me doy cuenta del sonido del timbre.

  Al abrir la puerta llegaron los recién embarazados, Yukina  con su enorme panza y Kuwabara vigilando hasta el aire que respira. Trajeron un precioso cochecito lleno de volados y moños rosados.

-          ¿Pretendes subir a la bebé Yukki a esa carpa de circo, deforme? – gritó Hiei mientras bajaba las escaleras con la bebe.  Lo fulmine con la mirada – Mira Kurama, material para  una fogata.

-          Para tu información enano,  el regalo lo escogió tu hermana - Hiei miró  a Yukina que estaba a punto de hablar.

-          Hermana, no te hubieses molestado, en serio no te hubieses molestado…- esta iba a ser una larga velada – Tanto tiempo con el feo, te pegó su mal gusto.

Luego estaban los flamantes recién casados Keiko y Yusuke , que de presente nos traían un corral.

-          ¡Kurama! Los imbéciles trajeron una jaula – pude notar que realmente le preocupaba ese regalo.

-          Es un corral, sirve para que no ande por la casa suelta - le expliqué con voz dulce.

-          Una jaula – sentenció.

-          De esa forma no se golpeará o tocara algún enchufe o sufrirá accidentes caseros- traté de rebatirle.

-          Para eso estoy yo. – y me ganó.

 

   Iba a alzar la voz para un anuncio cuando la tercera pareja entro.

Botan y Koenma apenas podíamos distinguirlos detrás de semejante regalo, traían consigo un enorme y gordo oso de felpa.

-          Y la bebe Yukki  ¿Para qué quiere esa bestia? – comentó con tono despectivo Hiei.

-          Según leímos,  a los bebes nigens les fascinan los osos de felpa y pensamos que uno gigante seria aún más fascinante – Comentó Botan como si fuera lo más lógico del mundo.

Antes que mi adorable demonio le contestara no pude contener la risa ante la ingenuidad de mi amiga y reí, y mis amigos me siguieron. Y como si fuera una brisa, nuestras carcajadas pararon de la nada y hubo silencio unos segundos.

Fue la dulce voz de la hermana de Hiei quien quebró el momento.

-          Aprovechando que estamos todos, con Kuwabara, queríamos anunciarles que seremos papás de gemelos – sabíamos del embarazo, pero que fueran dos nos sorprendió.

  Mientras todos los felicitaban le susurré a Hiei *felicidades tío*.  Me sonrió de costado y fue hasta su hermana y la miro y ella lo abrazó y él se dejó hacer.

-          Ya que andamos de anuncios, creo que nos toca Keiko – ella lo miro y blanqueo los ojos – Compramos nuestra primera casa y puse mi primer restorán amigos, espero verlos en la inaguracion.

-          ¡Genial! Ahora cobraras por envenenarnos – dijo Hiei entre gracioso y malvado.

-          ¡Hiei! – le reté, miro a la bebe como si no me oyera – Seremos sus primeros clientes.

Más buenos deseos para la pareja, y como era de esperarse Koenma no podía perder protagonismo.

-          Guarden un poco de felicitaciones, Queriamos contarles que con Botan vamos a casarnos – y ahí nos quedamos anonadados, siempre habíamos creído que eran un romance pasajero – y lo mejor es que decidimos hacer ¡una boda Humana!

Corrimos a saludarlos y  preguntar y felicitar y…

-          La bebé Yukki tiene sueño, así que nos iremos a dormir – Dijo Hiei con mi hija semi dormida en sus brazos mientras subía la escalera – al que haga ruido lo mato, en serio.

-          ¡Espera! – grité, aun no podía irse.  Mi youkai se detuvo en seco y me miro curioso, en realidad todos lo hacían.

   Subí un poco las escaleras, hasta donde Hiei, y toque la cabeza de mi bebe ya dormida. Él la tenía arropada en una suave manta y hasta pude notar que la había perfumado. Eso me dio el valor.

-          Yo también quería anunciarles algo a todos. Cada uno de ustedes, todos son mis mejores amigos, y como ya sabrán aunque nunca lo he dicho en voz alta, Hiei es mi pareja, siempre lo ha sido – éste quería estrangularme con la mirada y, los chicos asintieron entre risitas – Y yo me convertí en padre, pero como verán Hiei  también se comporta como uno, aunque ella no sea suya...

  Mis amigos callaron y Hiei  me miro de una forma que apenas pude leer. Dolor.

-          Ya no quiero que le digas bebé Yukki, Hiei – a lo lejos escuche quejas, y Hiei dio un paso atrás, abrazando más aquel retoño  – Bobo, quiero que le digas * mi bebe* o *Hija* -Él me miro confuso, sé que los dobles sentidos no se le daban muy bien.

-          Hiei te estoy proponiendo ser el  papá legal de Yukki, quiero compartir la custodia contigo -  Y pude ver aquel atisbo de brillo en sus ojos – Quiero que ambos seamos sus padres , una familia oficial.

  De nuevo miró a la bebé, como si mirará a un ángel, como si estuvieran solos en la sala, y luego me miro a mí, esperando que le dijera que hacer o decir.

-          Si aceptas amor mío, los papeles están en la cuna, será para siempre nuestra. – casi pensé que se iría corriendo pero no, Hiei rio y miro a todos.

-          Creo que es hora que se vayan niggens, esto es una casa de familia y es muy tarde- Todos reímos ante la ocurrencia. – En serio, quiero que se vayan, quiero acostar a mí… hija. Y a Kurama toda la noche hacerle el amor…

  Con esto yo me sonrojé y él se perdió en las escaleras, todos quedamos mudos.  Y rápidamente se despidieron dejando la casa.

Y si para nuestro amor no encuentro un buen adjetivo, es porque te amo mucho, mucho más, del te amo que te digo.

  Entré al cuarto de la bebé, sólo la luz de noche encendida, y mi hija profundamente dormida, y en la mesita de luz con unos garabatos que simulaban letras estaban firmados aquellos papeles.

  En nuestro cuarto, Hiei estaba sentado en la ventana mirando la luna, extrañamente estaba como abstraído. Ante aquella luz que me regalaba la noche,  admiré su perfil, aquella nariz tan pequeña y respingada, su cara afinada, aquel cabello alborotado,  y esos ojos rasgados que te bridan la mirada más sexy que se haya visto. Repasé cada detalle, cada musculo, cada pedazo de piel que se dejaba ver,  incluso en el aire memorice su aroma. Hacia tanto que no contemplaba a mi… amor, era tan perfecto. Y caí en la cuenta de dos cosas, la primera era que me dolía, si aún me dolía haberlo lastimado, arrastrándolo en mí desastre. Pero la  segunda cosa dolía de una forma placentera,  era lo afortunado que podía ser, que alguien como él me amara, me daban ganas de creer en Dios.

Estamos en nuestro cielo…

 Pov Hiei

  Mientras admiraba la luna, y le agradecía haber creado este débil mundo, tuve la sensación de estar siendo observado, y no me equivocaba. Kurama estaba a unos metros mirándome de forma extraña, no podría describirlo pero me quito el aire, y me sentí  atrapado por esas esmeraldas. Quería decirle algo, pero tenía contenido el aliento, creo que porque en realidad no quería que dejase de mirarme. Dio unos pasos hacia donde estaba, y bajo la cabeza lentamente hacia mí, por inercia cerré los ojos, y pude sentir en mi frente, sus cálidos labios. Un beso tan puro, hizo que mi corazón se acelerara, y lo mire, buscando algo.

-          Kura… - me silencio con su dedo, y luego me besó. Y sentí que mi cuerpo se debilitaba, esos besos sin intenciones más que amor.

   Estuvimos así no sé cuánto tiempo, no me importaba, hacía mucho, no nos besábamos así, por mi podíamos quedarnos la eternidad, pero habíamos prometido algo esa noche, y quería que se cumpla.

  Kurama siempre tomaba la iniciativa, así que no sabía bien que hacer. Aun dudando, puse mis manos en su pecho si lo empuje suavemente en dirección a la cama. El seguía ensimismado en nuestro beso, entonces junte voluntad, y torpemente desabroche los primeros botones de su camisa, y roce su piel debajo. Seguramente me había puesto rojo, esperaba que con la poca luz no notara mi sonrojo, pero ese zorro me conocía demasiado.

   Detuvo el beso y me miro, fueron unos segundos, el comprendía a la perfección  lo que yo quería, y sonrió. Tomo mis manos que aún estaban en su pecho, las coloco alrededor de su cuello, y el termino de desvestirse de forma ágil, y yo no podía dejar de mirarlo, Kurama era simplemente perfecto, aun no logro entender como ama alguien como yo.

  Luego sentí sus manos en mi rostro, rozo suavemente mis labios con sus dedos, y bajo ambas manos desde mi cuello hasta mis hombros, una caricia que me erizo la piel. Y casi sin que me diera cuenta me dejo a su merced desnudo, tanto mi cuerpo como mi alma.

  Estábamos frente a la cama, parados, observándonos.  Él comenzó a acariciarme y yo lo bese. Para mí, que soy un demonio, sabía que esto no era solo saciar nuestro deseo.

  Esa noche él me hizo el amor, con todo lo que eso implica. Todo tan especial, tan anhelado.

  No puedo recordar cuantas veces estalle de amor esa noche, todo se sentía cubierto por una bruma, envueltos en una danza que no quería que acabase nunca.

-          Hiei, te amo. – Susurro en mi oído mientras trataba de recuperar el aliento. Lo mire y le sonríe de costado, como a él le  gusta – En serio, te amo, quiero que estés siempre conmigo.

-          Kurama no me iré a ningún lado… - trate de ser más claro, parecía no entenderme.

-          ¡No Hiei! No estas entendiendo, te amo para siempre… - me dio algo de gracia, él quería que se lo diga.

-          También… también te amo… Kurama – dije con la voz algo baja pero lo suficiente  para que me oyera, y ahora el sentía gracia y me sentí  confundido.

-          Hiei, cásate conmigo – y no sé qué cara habré puesto, pero él se puso serio – te estoy pidiendo matrimonio…

-          Pero Kurama, somos hombres… - esto era extraño.

-          Es legal – Daba miedo…

-          Y soy un demonio – pero…

-          Pero nos amamos, con eso me basta – me gustaba,  jamás habría imaginado que una cursilería así pudiera gustarme, pero no podía decírselo, o ¿sí?

  ¿Qué pasaría con mi otro mundo?  Que me importaba. ¿Quería pasarme la vida como un humano normal y aburrido? Si era con Kurama y Yukki, si mil veces si ¿Quería casar…

-          Hiei, solo olvídalo – Kurama  interrumpió mis pensamientos – perdona por ser tan cursi.

Que mis silencios jamás te hagan dudar…

Pov Kurama

-          ¡Espera! – grito Hiei, seguro quería disculparse – no me pondré sentimental ya somos una familia ¿recuerdas?

  Hiei  se levantó de la cama, abandono la habitación. Quería ver si volvía pero el sueño y el cansancio del largo día y nuestra noche apasionada me pasaron factura. Y sin darme cuenta, me quede dormido.

   La noche anterior no habíamos cerrado la cortina por la luna, y ahora la maldita luz del sol me daba en la cara, apenas si podía despegar los ojos, trate de refregármelos pero algo me lastimo. Al entreabrirlos, pude ver como los rayos hacían brillar algo en mi dedo del corazón.

¡No podía creerlo! Busque a Hiei con la mirada, estaba arrodillado al lado de la cama, se sonría pícaramente, lo mire asombrado.

-          ¿Esto es lo que creo? – necesitaba confirmar que no estaba loco.

-          Según vi, esto es lo que hacen los nigens cuando aceptan – mire mi anillo, de donde habría salido, realmente no importaba –mira Kurama, yo también tengo uno.

Me mostro que en su mano llevaba uno parecido.

-          Hiei entonces aceptas casarte conmigo – se sonrojo y asintió con la cabeza – Estoy tan feliz, tenemos tantas cosas que planear, la boda, la fiesta, los invitados…

Fui callado por un beso, y ambos nos reímos. El sol de este nuevo día seguía cegándonos con su resplandor, escuche a mi bebe llorar a lo lejos, y Hiei fue de inmediato. 

Debíamos haber muerto porque este era el paraíso.

Todos tenemos un final feliz diferente, pero sin dejar de ser perfecto en su  misma imperfección

 

El fin.

 

 

 

Notas finales:

Muchisimas gracias por haberlo leido, espero les haya gustado.


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