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Era oscura por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 3: ¿Arthur?



Ethan Nott salió de la fiesta temprano, quería volver con su pequeño hijo Theodore, a quien había dejado al cuidado de la niñera.



Mientras viajaba en el carruaje tirado por thestrals, recordó con melancolía su pasado.



La Guerra lo había dejado viudo, y a su pequeño Theo, huérfano, eso era lo único que lamentara, que su hijo no fuera a tener una madre, porque aunque respetaba mucho a Priscila, Ethan nunca pudo amar a su mujer.



Su corazón lo tenía y siempre lo tendría su pelirrojo de ojos azules, Arthur Weasley. Habían sido novios a escondidas en la escuela.



Pero cuando a él le tocó unirse al Dark Lord le pidió a Arthur que fuera con él. Arthur se negó, lo rechazó. Se fue y desapareció. Siete meses después regresó casado con Molly y con un bebé recién nacido de un mes en brazos, Bill Weasley.



Aún a pesar de esa traición, Ethan no dejó de amar a su pelirrojo y esperarlo con paciencia, pero Arthur nunca regresó a él y en la batalla final, junto a todos los Weasley, murió.



Ethan tenía entendido que sólo sobrevivían de la familia los hijos de Arthur, los cuales estaban bajo el amparo de James Potter, el amante del Lord Oscuro.



Ethan sabía que era estúpido aferrarse a la idea de que Arthur pudiera estar vivo, que estaba muerto, que Macnair mismo lo había matado, pero su cuerpo nunca se encontró.



Y sólo por ese pequeño detalle, Ethan no se resignaba a la idea de que Arthur estuviera muerto.



El carruaje paró de golpe y los thestrals se encabritaron. Ethan tomó su varita fuertemente y bajó del carruaje mientras increpaba al cochero.



- ¿Qué sucede?



- Un vagabundo se atravesó en el camino, mi Lord, creo que lo golpeamos.



Dijo el cochero.



- Pues quítalo del camino y continuemos, tíralo en la zanja.



Ordenó Nott que estaba impaciente por llegar a su mansión con su hijo. Pero cuando el cochero movió el cuerpo del vagabundo para tomarlo en brazos y tirarlo a un lado, la capucha cayó de la cara del vagabundo, liberando una mata de enredado y sucio cabello pelirrojo.



Ethan quedó sin aliento. Era imposible, pero ese rostro, cansado y sucio, esos rasgos, sólo podían ser de...



- No te atrevas a tocarlo.



Le ordenó al cochero quitándoselo de los brazos y dejándolo confundido. Ethan se arrodilló en el suelo con el cuerpo entre sus brazos. Sacó un pañuelo de su túnica y con él limpió un poco el rostro sucio. Esos rasgos ahora un poco más limpios estremecieron su corazón.



- ¿Arthur?



Preguntó tímidamente. El vagabundo gimió y parpadeó abriendo sus ojos, azules, azules como dos piedras aguamarina. Era él, tenía que ser él, y Ethan conocía una forma de comprobarlo: Arthur, su Arthur, tenía un lunar en una nalga.



A punto estuvo de desnudarlo ahí mismo pero se contuvo, tomó al vagabundo en brazos y lo subió al carruaje.



- A la Mansión Nott, a toda prisa.



Ordenó al cochero, que confundido se apresuró a obedecer.



El vagabundo que poco a poco volvía en sí, se levantó confundido.



- ¿Arthur?



Lo llamó Ethan esperanzado, el vagabundo lo miró confundido.



- ¿Arthur? - Repitió - ¿Ese es mi nombre? - Preguntó tocándose su cabeza.



El corazón de Ethan se le fue a los pies.



- Arthur, mírame, ¿me recuerdas? ¿Recuerdas algo de ti? ¿De mí?



El vagabundo frunció el ceño y de pronto se desesperó.



- No. ¿Quién soy? ¿Quién eres tú?



Pero Ethan no pudo decirle nada porque el pelirrojo se volvió a desplomar inconsciente en el asiento.



***



Los elfos lo bañaron y los medimagos lo atendieron, pero Ethan permaneció en el pasillo sin atreverse a entrar a la habitación.



Sabía que tenía que entrar, que tenía que ver su nalga derecha para ver si allí estaba el amado lunar. Si no lo estaba, ese no era su Arthur.



Con un suspiro entró y se acercó a la cama. El medimago retrocedió un paso para darle espacio.


Ethan retiró con delicadeza las sábanas del cuerpo desnudo y ahora aseado, así como el rojo cabello brillante, que necesitaba un recorte en las puntas maltratadas.



Lo viró ligeramente y su corazón saltó en su pecho tan fuerte que Ethan pensó que se le saldría, ahí estaba el lunar, era su Arthur, era Arthur Weasley.



Ethan lo volvió a enderezar y a arropar, su pelirrojo se veía en paz y tranquilo, pues dormía.



Ethan miró al doctor pidiéndole informes con los ojos.



- El hombre no recuerda nada de sí...



El doctor se interrumpió por el pelirrojo, que acaba de despertar y los miraba confundido.



Un rato después el pelirrojo perdió su recelo.



- Vivo con una señora muy amable. Me encontró tirado en un campo de batalla, moribundo entre muchos cadáveres. Me dio el nombre de rojo, porque no recuerdo el mío. - Confesó el pelirrojo avergonzado - Pero recuerdo que tenía un hijo, un bebé recién nacido - Dijo Arthur acariciando su vientre sobre la sábana, abriéndose al medimago y al hombre de ojos azul zafiro y cabellos negros que tanta confianza le infundaba. - No recuerdo mucho pero era pelirrojo como yo, y su padre, su otro padre se llamaba... se llamaba Ethan y él, mi bebé... mi bebé se llamaba Bill. ¿Dónde está? ¿Ustedes saben? Ella no sabía. Dice que está muerto seguramente.



Arthur no era consciente del efecto que estaban teniendo sus palabras en Ethan. Bill, Bill Weasley ¿era su hijo?



- ¿Saben cómo me llamo? - Siguió preguntando el pelirrojo, buscando respuestas. - ¿Quiénes son ustedes?



- Tu nombre es Arthur - Dijo al fin Ethan saliendo de su estupor. - Y Bill no es un bebé recién nacido, Arthur.



Arthur se llevó las manos a su cabeza, pero las imágenes en ella eran muy confusas. - Apenas recuerdo su calor y su carita, sus ojos son... son como los de usted. - Dijo de pronto Arthur fijándose en Ethan.



Ethan asintió aún temblando de la impresión.



- Yo soy Ethan, Arthur, no me recuerdas.



Arthur lo miró fijamente y frunció el ceño pero al final negó con su pelirroja cabeza.



- Éramos amantes, Arthur.



Los ojos de Arthur se iluminaron.



- Entonces, tú tienes a Bill. ¿Es nuestro hijo, verdad? ¿Dónde está?



- Tranquilo, Arthur. No, no lo tengo yo, Bill está con alguien que lo está cuidando.



- Pues tráelo.



Dijo el pelirrojo con sus grandes ojos aguamarina mirándolo.



Ethan sonrió nervioso.



- No es tan fácil, Arthur, pero lo haré, ahora descansa.



Le dijo Ethan. Arthur lo miró algo confundido, pero dejó que lo arropara y lo recostara bien en la cama. Arthur cerró los ojos, pero de repente los abrió, tomando la mano de Ethan.



- ¿Tenemos más hijos?



Preguntó el pelirrojo con inocencia. Ethan quedó congelado por la inesperada pregunta; al fin contestó.



- No.



Arthur asintió y sus ojos se cerraron cansados.



Ethan se volteó hacia el doctor.



- Revísalo, comprueba si es cierto que su cuerpo portó a un bebé en su interior. También revisa por qué su mente lleva tanto tiempo bloqueada.



Ordenó al medimago y salió de la habitación. Tenía muchas cosas que hacer. Primero hacerle una prueba de ADN a Bill Weasley y comprobar si era realmente su hijo. Y si lo era... si ese niño era su hijo... Ethan no creía poder perdonárselo jamás a Arthur.



Pero si no lo era... no importaba, no se separaría de Arthur, tenía que hablar con el Lord. Necesitaba su permiso para quedarse con Arthur y necesitaba que este le entregara a los hijos de su pelirrojo. Además esos niños eran la mejor forma de demostrar que ese era su Arthur, pues una prueba de ADN demostraría que Arthur era el padre de ellos.



Acaba de recibir la carta del Lord diciéndole que se reuniera con él si era tan urgente, cuando el medimago entró a la habitación.



- Un hechizo es la razón de la amnesia, un obliviate mal enviado, y sí, su cuerpo portó un bebé, un bebé que él dio a luz.



Ethan se dejó caer en su asiento pues sentía que las piernas no lo sostenían, no sabía cómo reaccionar. Ahora no tenía duda. Bill Weasley era su hijo, la sangre y el corazón se lo gritaban.



Continuará...


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