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Era oscura por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 2



~Un mes después~



- Espero que te comportes.



Le advirtió Voldemort fríamente. James lo fulminó con sus preciosos ojos.



- Sabes que lo haré. Siempre lo hago.



Murmuró con los dientes apretados mientras se volvía hacia su hijo, que ajeno a todo hablaba feliz desde la cama, claro que de todo lo que hablaba, apenas se le entendían dos o tres palabras al niño, como mucho.



- Bien. La cena será en dos horas, pasaré por ti diez minutos antes, espero que estés listo.



James se mordió la lengua para no replicar y se limitó a asentir. Cuando Voldemort salió del cuarto, James le hizo un gesto bastante grosero a la puerta. Luego se viró nuevamente hacia su hijo y le acarició el cabello. Harry empezó a dar cantacitos con su manita en la palma de la mano de su papi, divertido. James suspiró.



- Tienes razón campeón - Le dijo James al pequeño, como si este le hubiese hablado - Al menos veré a Frank, a Sirius y a Remus.



El bebé gorjeó feliz, ante los nombres que a sus oiditos le eran conocidos. A James no le hacía mucha gracia la idea de acompañar a Voldemort a una cena donde estarían todos los mortífagos, algunos con sus amantes y otros con sus parejas legales, según le había dicho el Lord. Pero al menos vería sus amigos, pues tanto Lestrange, como Malfoy y Snape, habían confirmado que llevarían a sus amantes con ellos y eso significaba que al fin, después de siete meses de cautiverio, los cuatro amigos (Sirius, Remus, James y Frank) estarían juntos nuevamente.



***



Sentado a la derecha del Lord, en la mesa pudo localizar rápidamente a sus amigos. Frank estaba sentado junto a Rabastan, Sirius estaba junto a Lucius y Remus junto a Severus. Se veían en perfecto estado físico, pero quien los conociera bien podría ver el tormento que anidaba en sus ojos. James los entendía bien, pues él se sentía igual. Los otros tres también lo vieron a él y le sonrieron animados.



Ninguno de los cuatro esperó autorización, en cuanto la cena acabó y comenzaron a platicar los mortífagos entre sí, James, Frank, Sirius y Remus se acercaron a toda prisa los unos a los otros. Contuvieron el impulso de abrazarse, pues los demás mortífagos no verían bien esto, y sus señores tendrían que castigarlos, y ninguno de ellos era masoquista.



- ¿Cómo están?



Fue la pregunta que soltaron los cuatro a la misma vez. Se miraron entre sí y, a pesar de la situación, sonrieron como antaño.



- Bien dentro de lo que cabe, igual que Neville.



Fue Frank el primero en responder.



- Yo también estoy bien dentro de lo que cabe, teniendo en cuenta que Lucius Malfoy es mi amo.



Dijo Sirius abatidamente.



- Mientras tenga a Harry a mi lado, estoy bien.



Dijo James con firmeza.



- Yo también estoy bien. Snape me da extrañas pócimas con pésimo sabor, pero desde que las tomo mis transformaciones en luna llena duran menos y son más controladas.



Dijo Remus. No hablaron sobre el hecho de que eran esclavos sexuales de sus amos. En cambio, se volcaron hablando de las mejoras en la licantropía de Remus, de Harry, de Neville y de Draco, hijo de Lucius y sobrino de Sirius.



Fue como si por algunos minutos el mundo volviera a ser el que ellos conocían. Pero cuando te la pasas bien, el tiempo pasa rápido y así también fue en ese momento, pues más rápido de lo que ellos hubiesen querido, Voldemort se acercó a ellos. Sirius, Frank y Remus miraron con el temor oculto en sus ojos al gran lord oscuro, y James cerraba sus ojos, con las mejillas sonrojadas y la cabeza baja, mientras las manos de su impuesto amante rodeaban su cintura.



Voldemort sonrió malicioso y mirando a los amigos de su futuro consorte, mordisqueó la oreja de James mientras le decía al oído.



- Ven conmigo.



Era obviamente una orden, no una petición. James miró con tristeza a sus amigos, y estos lo miraron con impotencia por no poder hacer nada, mientras el Dark Lord se lo llevaba.



- Ojalá hubiese muerto en la batalla final.



Deseó Remus. Sirius le puso una mano en el brazo fraternalmente.



- Encontraremos una salida, ya lo verás.



Le aseguró a su amigo.



- ¿Pero cuándo?



Preguntó Frank.



- Algún día.



Fue lo que pudo contestar Sirius.



- Se acerca el trío maravilla.



Dijo Frank amargamente. Al ver a Lucius, Rabastan y Severus acercarse, Sirius se apresuró a sacar su mano del hombro de Remus. Y los tres amigos se sonrieron en despedida antes de marchar con sus respectivos amos.



- Sirius - Lucius estaba a su espalda, con una mano en su cintura y su rubia cabeza en su hombro, mientras aspiraba su aroma - Hay alguien que te quiere ver - Dijo el hombre rubio dándole la vuelta y besándolo en los labios. Antes de hacerlo voltearse nuevamente.



Los ojos de Sirius se abrieron de asombro al ver a quién tenía delante.



- Regulus.



Susurró al ver a su hermanito. El otro sonrió.



- Sirius.



Puede que ambos hombres hubiesen tomados caminos diferentes, pues tenían ideales diferentes, pero aun así se querían. Regulus le abrió los brazos a su hermano menor. Sirius no pudo evitar mirar con timidez a Lucius, conocía demasiado de bien los celos y los castigos del otro, pero Lucius asintió y Sirius también abrió los brazos a su hermano, ambos fundiéndose en un cálido abrazo.



- Vaya, vaya, qué patéticos.



La inoportuna y desagradable voz no era de otra persona que Bellatrix Black, la prima de Regulus y Sirius.



Sirius fue a decir un comentario mordaz, pero al sentir como Lucius lo tomaba de la cintura y lo atraía hacia él, haciendo que su trasero cubierto por la ropa encajara perfectamente contra la hombría del otro, se mordió la lengua bajando la cabeza furioso. Pero Regulus, que no estaba atado a las restricciones que Sirius, miró con desagrado a la pelinegra.



- Se vició el aire. Apesta ahora.



Dijo mirándola con desprecio. Sirius sonrió y Regulus le mandó un disimulado guiñillo cómplice.



Continuará...


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