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Vuelta al Mundo por Kimiko_Suzumiya

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Notas del capitulo:

Hola a todas!!! Como están? Antes que nada quiero pedir perdón por mi enorme retraso en actualizar. Lo cierto es que la inspiración no me ha acompañado últimamente y no quiero escribir cualquier cosa. Muchas gracias a todas las que me apoyaron!! Sus reviews me hicieron muy feliz :D

 

“Cielo de un solo color”.

 

-¡Usted no me entiende! ¡Yo tengo que encontrarlo ya, ahora, en este momento!¡No puedo esperar ni un segundo más! Y no me mire así, que no estoy loco…

-Yo lo entiendo, señor, pero usted comprenderá que con el tema del Mundial va a ser muy difícil localizar a su compañero tan rápidamente… cálmese por favor…

Rodrigo se veía a punto de colapsar, sus ojos parecían querer salir de sus órbitas mientras le gritaba al pobre policía, cuya paciencia de oro evitaba que lo matara a golpes.

-¡¡¡Pero que tan difícil puede ser encontrar a una persona de pelo rosado y ojos violeta!!!

-Señor… en estos días todo el mundo tiene la cabeza de cualquier color…

-¡No me joda! ¡Ningún equipo usa camiseta rosa, ni tiene bandera rosa!

-Señor, no me grite por favor o me veré obligado a sancionarlo por agredir a un oficial.

-¡¿Pero que carajo…?! Esto es corrupción, brutalidad policíaca, usted tiene el deber de ayudarme a encontrar  a ese muchacho…¿¿no lo entiende?? Es casi un niño, es japonés y está perdido completamente solo en las calles de Sudáfrica…

-Pues debería de haberlo cuidado mejor, señor.

 

Rodrigo suspiró profundamente y comprendió que lo mejor era resignarse y emprender la búsqueda de Shuichi el mismo, que después de todo era su responsabilidad. Se sentía como el peor de los imbéciles, “un reverendo pelotudo”, como le recordaba a cada segundo el camarógrafo que lo acompañaba. Se dejó llevar por la euforia, tratando de llegar a tiempo para disfrutar del Mundial. Y es que a causa de la indecisión del cantante, que tardó varios días en decidirse, no alcanzaron a llegar a la inauguración ni a los primeros partidos.

Pero ese día era importante ¡no! Era VITAL encontrar a Shuichi y llevarlo al estadio antes de las 15:30 hs. Porque ese día jugaba el anfitrión contra el equipo celeste que tanto preocupaba a Rodrigo después del anterior partido contra Francia, que desgraciadamente no pudo ver, pero sabía que habían empatado sin goles.

Además, era evidente que si algo le pasaba al cantante por su estupidez, o mejor dicho, por su maldito fanatismo, tendría que suicidarse antes de que lo ubicara Mr Gallaher o el loco americano que se hacía llamar K, el cual tan amablemente lo había instado a cuidar del pelirosa con su propia vida sino quería terminar “como un colador”.

Pero lo que no sabía Rodrigo era que el peor de los peligros, en caso de que algo malo sucediera a Shuichi, no era precisamente K, ni siquiera el poderosísimo Seguchi Tohma.

No. El peor de los peligros descansaba en el lugar quizás menos esperado. Residía en la oscuridad de un escritor tremendamente orgulloso, quien podía jurar que detestaba al rosadito, y que lo mejor que le podría pasar es que perdiera.

¡Ja! Si el pobre guía supiera lo que le pasaría en caso de que Yuki Eiri  se enterara de la desaparición del cantante… ya se habría arrojado de cabeza al mar.

 

**********

 

Shuichi nunca creyó que el cielo pudiera ser tan celeste como ese día. Al despertar, constató que se hallaba bajo los efectos de la resaca, aunque apenas si recordaba como había terminado allí. Estaba muerto de frío, por suerte alguien se había tomado la molestia de cubrirlo con una manta. Sorprendido, trató de enfocar la vista en el panorama que lo rodeaba, el cual era bastante devastador. A su lado estaba Mario, con su enorme cuerpo recostado en la arena, roncando sonoramente, y abrazado (como un niño a su peluche) a una botella vacía cuya etiqueta rezaba “El Charro”.

Shockeado por semejante imagen, el pelirosa no se había percatado de que su celular hacía rato estaba sonando con una conocida canción de NG... la cual estaba reservada para esa persona. Cuando lo notó comenzó a buscar desesperadamente entre sus ropas hasta que encontró el celular.

-¡¡Hola Yuki!! ¡No puedo creer que me estés llamando! - se levantó de un salto, pero con tanta mala suerte que terminó tropezándose con el mexicano cayendo de cara contra la arena, y mandando el celular a volar. Mario se dio media vuelta y siguió durmiendo como si nada, mientras Shuichi se arrastraba como serpiente por la arena buscando el bendito aparato.

Entre tanto, al otro lado de la línea (y del mundo), su rubio amante sacaba a relucir una vez más su extensísimo vocabulario de “barrabrava” reservado exclusivamente para los momentos como este. Claro está que las palabras incluidas en dicho vocabulario son intranscribibles.

Finalmente, el cantante dio con el celular pero para su desgracia, Yuki ya había cortado. Y lo peor es que el no podía llamarlo.

-¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!! ¡¡Yukiiiii!! ¿¿Por queeeeeeeee?? Aaaaaah ¿¿Por que me haces esto Kami-sama?? ¿Por que te ensañas conmigo de esta forma? ¿¿¡¡Es porque soy gay!!?? ¿Es por eso que me odias? BUUUUAAAAAAAA!!!!!!!!

Una vez más, Shuichi descargaba todo el oxígeno de sus pulmones en una perorata incoherente, logrando que lo escuchara la ciudad entera, y quizás hasta el propio Kami-sama.

Los pobres mexicanos que dormían apaciblemente en la playa, se despertaron sobresaltados ante este sonido ensordecedor que eran los chillidos del pelirosa.

Shuichi gritaba desesperado pidiéndole explicaciones a Dios y a todo el mundo por sus desgracias. La gente en las inmediaciones se miraba entre sí preguntándose que clase de animal  marino podía producir ese sonido tan perturbador.

Sin embargo, por primera vez en la historia quizás, los chillidos del cantante sirvieron para algo más que para destrozar tímpanos.

Rodrigo, que no se hallaba muy lejos de allí, reconoció de inmediato el idioma y la voz del chico. Su rostro se iluminó con una sonrisa de oreja a oreja, mientras arrancaba a correr seguido por el camarógrafo.

 

Entonces lo vio, arrodillado en la arena, llorando desconsoladamente y rodeado de “gente verde”... en especial le llamó la atención un gigante que se acercaba al pelirosa sospechosamente... y las botellas de tequila que adornaban la playa completaban el cuadro digno de una portada de revista chimentera.

-¡¡¡NO LO TOQUEN!!! -alcanzó a gritar desesperado mientras bajaba a la playa prácticamente rodando.

La escena toda resultaba tan cómica a los ojos del camarógrafo que no puedo evitar filmarla.

-¡¡Mira, niño, que ahí llega tu papá!! -rio contento Mario-. Un momento... usted no es coreano...

Lo que siguió a continuación fue una locura total: Rodrigo gritaba furioso por las (según él) malas intenciones de Mario y los demás que habían emborrachado al rosadito, mientras este miraba todo con cara de WTF, Mario preparaba su puño para encajarle una piña en la cara al idiota que osaba insultarlo a el y a sus amigos.

El camarógrafo, entre tanto, no perdía detalle.

Y para completar tan hermosa situación, el celular de Shuichi comenzó a sonar nuevamente con esa musiquita tan conocida. Sin pensarlo, atendió inmediatamente, ignorando la hecatombe que se estaba armando a su alrededor.

-¡¡Yuki!! ¡Yuki, te amo, no te enojes por favor, es que hoy tuve un accidente, me tropecé y el celular...

-¿¿Baka, que mierda estás haciendo??

-Yo... yo nada ¿y tú?

-¡Como que  nada! ¿Qué son esos gritos?

-Aaaaah, eso... no es nada, es que ayer me perdí pero Mario, el gigante verde me ayudó, me llevó con sus amigos, tomamos algo con limón y sal y luego me dormí en la arena y cuando me desperté me llamaste y me tropecé con el gigante... y ahora llegó Rodrigo y está hablando con ellos... me parece que está un poquito enojado.

-Que carajo...- si bien, por lo general la capacidad de comprensión auditiva del escritor era bastante buena, esta vez a su cerebro le estaba costando bastante trabajo procesar tanta información.

-¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! -el grito de Shuichi casi lo deja sordo.

-¿¡Y ahora que mierda te pasa!?

El rubio casi explotó de rabia cuando vio que su noviecito le había cortado.

-¡¡¡LA PUTA QUE TE PARIÓ, MOCOSO DE MIERDA!!!

 

***********

Una hora después, las nubes de la terrible tormenta que se había desatado en la playa finalmente se dispersaron dando paso una vez más al cielo celeste.

Rodrigo la sacó barata después de todo. Gracias a la intervención del pelirosa, podía decir que estaba vivo, y que un ojo morado se arregla con la cantidad suficiente de maquillaje. Tras las explicaciones correspondientes, el guía pidió disculpas a Mario y los demás hinchas, les agradeció por haber cuidado del pequeño, y le deseó la mejor de las suertes al equipo mexicano. Ante esto, Mario se emocionó tanto que el abrazo tan fuerte que le dio provocó que sonaran todos los huesos de su columna vertebral. Abrazo que repitió con el pequeño rosadito, mientras le deseaba de todo corazón que Corea tuviera buenos resultados también. Rodrigo por supuesto ni pensaba gastarse explicando la procedencia del cantante, siendo que tenían menos de una hora para llegar al estadio.

 

 

 

 

**********

Mientras tanto, en el país del Sol Naciente, el apuesto guitarrista Hiroshi Nakano disfrutaba de un delicioso helado junto a su novia, Ayaka. Ambos se veían tan felices mientras conversaban que cualquiera que pasara por allí diría que esos jóvenes estaban hechos el uno para el otro. Era una imagen muy apropiada para una postal de amor.

En un determinado momento, Hiro le dijo que quería probar el sabor que ella había elegido, tenía curiosidad por probar la menta granizada... y ella inocentemente extendió su mano, ofreciéndole el helado. Pero el guitarrista, que de bobo no tenía ni un pelo, se disponía a realizar su estratégico movimiento para probar de la propia boca de Ayaka el sabor de la menta... ya estaba a un centímetro de ese tentador manjar... cuando el maldito celular comenzó a sonar...

“¡Porquería! Justo ahora”

No quería atender, pero de cualquier manera con el insistente tonito del tema “Rage Beat”, todo el ambiente romántico se había desvanecido y la magia del momento se había ido totalmente al carajo. Al ver quien era el autor de la llamada, sintió unos deseos irrefrenables de romperle la cara a patadas al jodido escritor de novelas románticas, especialista precisamente en arruinar todo tipo de situación romántica.

-Hola, Eiri ¿que pasó? -más le valía tener una buena razón.

-...necesito hablar contigo...

-¡Estamos hablando! ¿Que pasa? ¿Le pasó algo a Shuichi?

-Pfff... no lo sé

Hiro sintió y supo realmente que si lo tuviera enfrente ya lo estaría moliendo a golpes por idiota.

-Escúchame, ahora estoy ocupado, cuando descubras que es lo que te pasa, me llamas y hablamos ¿ok? ¡Que tengas un buen día! ^^

Yuki en verdad no se sorprendió por la reacción del guitarrista, el mismo reconocía que podía ser muy insoportable cuando quería. Que Hiro le cortara no significaba nada, pero que el baka lo hiciera... tenía que ser muy grave la situación. Durante las horas que transcurrieron desde aquel dramático grito del cantante, el rubio había procurado analizar todo lo que alcanzó a oír de parte de su atolondrado koi.

Evidentemente, había sido totalmente en vano. Las únicas palabras que alcanzó a entender fueron: gigante, amigos, limón, enojado y luego un nombre extraño de procedencia extranjera. Maldición. ¿Que carajo andaría haciendo el baka en aquellas tierras extrañas? ¿Acaso estaría perdido entre gigantes enojados? ¡¿Y que mierda tenían que ver los limones?!

Yuki Eiri encendió su quincuagésimo cigarrillo del día, al momento que se sentaba frotándose la sien. El dolor de cabeza no lo abandonaba desde el instante en que Shuichi partió hacia Sudáfrica. El ruido del timbre lo sobresaltó. Se levantó raudo a atender, quizás fuera Tohma con alguna noticia. Primera vez en su vida que ansiaba recibir al presidente de NG en su casa.

Al ver a la persona que estaba parada en el umbral de su puerta, y muy dispuesta a entrar, ¡PUM! Portazo, y de vuelta a sentarse en el mismo lugar.

-¡Eiri, eres un maldito amargo! Yo, que tan amablemente vine a ofrecerte mi compañía, siendo que mi cuñadito te ha dejado solo y triste...

-No voy a abrir, Tatsuha, así que mejor no te gastes y lárgate de una vez.

-¡Hermanitoooo! ¡Por favor, te lo ruego! Me vine desde Kyoto porque el viejo podrido que es nuestro padre me tenía las bolas por el piso con tanto trabajo! Y lo peor de todo es que me quitó la TV, ¡o sea que no puedo mirar el mundial! Y me perdí el partido de Japón contra Camerún anteayer... ¡¡te lo ruego!! ¡¡En un rato juega Sudáfrica y  quiero verloooo!!

Los gritos desaforados de su adorable hermanito más el dolor de cabeza ,más la ausencia del baka, más percatarse de que no le quedaban cigarrillos es igual a: un escritor furioso, alterado, despeinado... y con una peligrosa mirada asesina, que se acercaba a la puerta  dando grandes zancadas. Cuando la abrió, Tatsuha (que ya tenía todos sus movimientos fríamente calculados, se escurrió esquivando el golpe de su hermano y entró al apartamento. Con una ligereza que difícilmente pudiera ser igualada por una liebre, el pervertido monje se apoderó del control remoto y encendió la TV, que ya estaba en el canal indicado donde se mostraba la previa del partido.

Por su parte, Yuki Eiri, que con su rubia cabellera desordenada y su mirada felina parecía un verdadero león con apetito de sangre, se acercaba sigiloso y analizando los próximos movimientos de esa escurridiza rata que se hacía llamar su hermano.

Pero la ágil liebre no era estúpida. No, señor. Que no había venido desde Kyoto solo para perder la batalla ante su testarudo aniki.

-¡Eiri, espera! -lo frenó con una mano-. Temgo información oficial, proveniente de nuestro amado cuñadito Seguchi Tohma, de que tu lindo noviecito asistirá al partido ¿seguro que no quieres verlo?

El novelista contuvo su ataque sin quitarle los ojos de encima a su presa. Tenía dos opciones (solo dos): o le quitaba el control y luego lo mataba para poder mirar en paz el partido por si era cierta esa información, tratando así de localizar al baka en ese mar de gente que era el estadio... o trataba de ser un poco más comprensivo con su pobre (?) hermanito, que después de todo, el bien sabía que el viejo era de verdad insoportable.

-¿Qué mas te dijo Tohma? -no quería preguntar directamente por Shuichi, no vaya a ser que el otro creyera que estaba preocupado, cosa que claramente NO era así.

-Bueno, no sé... es largo de contar, si me dejas quedarme a ver el partido te cuento todo con lujo de detalles... en el entretiempo.

-Me lo dices ya, o te largas.

Tatsuha suspiró mientras se sentaba. Al menos ya había alcanzado su primer objetivo: tranquilizar a la fiera. Aunque no debía descuidarse porque sabía que el mínimo error la despertaría de nuevo.

-Bueno, te diré lo que sé...hablamos un rato largo, parece que Tohma estaba con muchas ganas de conversar, y como tu no le atiendes el teléfono, recurre a mí... ¿no me vas a ofrecer un vasito de agua o algo para refrescarme? Y si puedes prender el aire acondicionado te agradecería mucho.

La mirada que le dirigió Eiri lo dijo todo. O hablaba, o lo tiraba directamente desde el balcón hasta el asfalto, unos 10 pisos para abajo.

-Ettoo...bueno, es que hace calor je...¿sabes? Una de las cosas que me dijo Tohma es que en Sudáfrica hace bastante frío ¿te aseguraste de que Shu-chan llevara suficiente abrigo? -Tatsuha estaba tanteando terreno... pero al parecer el escritor no estaba dispuesto a hablar. Lo observó con más atención y vio que se hallaba en un estado deplorable... considerando que el cantante había partido hace tan solo dos días... pues, no veía como íba a estar dentro de un mes hasta que acabara el mundial.

-¿Cuando hablaste con Tohma?

-Hace un rato, antes de salir para aquí. Aparentemente, según la propuesta de MTV, la idea original era que Shu asistiera a la inauguración y luego al partido de Japón, pero no llegaron a tiempo. Así que recién hoy empiezan con las grabaciones.

Yuki enfocó su vista en la pantalla. El enorme estadio estaba repleto de gente que gritaba y coreaba alentando a sus respectivos equipos, a pesar de que aun faltaba mas de media hora para que se iniciara el encuentro.

Tenía el presentimiento de que algo andaba mal con Shuichi, ese grito lo dejó muy preocupado, y lo peor es que no le atendía el celular. Tatsuha lo miraba de reojo, esperando algún tipo de reacción, pero el rubio estaba totalmente ido.

 

**********

 

-¡Pero la verdad que sos un pelotudo! -dijo por enésima vez Luis, el camarógrafo-. Explicame porque no entiendo, ¿como puede ser que MTV con toda la guita que tiene no nos paga una camioneta para trasladarnos?

-Ya te dije que nos pagaron una camioneta, pero hubo un problema con los papeles -respondió Rodrigo, mientras se observaba en un pequeño espejo que había extraído de su mochila. Su ojo no se veía muy bien, necesitaba un poco de base, pero lógicamente no tenía. Igualmente, esa era la menor de sus preocupaciones, no sabía como diablos llegarían al estadio antes de que comenzara el partido. Dirigió su mirada al pequeño bulto que permanecía a su lado en aquella parada de ómnibus.

Shuichi se veía exhausto y abatido. No pudo evitar sentirse culpable al verlo así. El chico permanecía abrazado a sus rodillas, ocultando su rostro  entre sus brazos. Se arrodilló frente a el provocando que las amatistas se enfocaran en sus propios ojos.

-¿Estás bien?

-¡Claro! ¿Qué haremos ahora? –una hermosa sonrisa se dibujó en el rostro de Shuichi.

A medida que conocía mas al cantante no dejaba de sorprenderse por su espontaneidad y alegría contagiosa. Una sola sonrisa del pelirosa podía hacerle creer a cualquiera que todo es posible, que siempre hay esperanzas … y que nunca hay que rendirse.

Finalmente la suerte quizo sonreírle al guía así como lo hizo el cantante. El ómnibus no llegó pero si alcanzó sus oídos un canto muy conocido para el, que embriagaba su alma de recuerdos, de festejos pasados… recuerdos de su tierra, al otro lado del mundo.

-“Ay, celeste, regaláme un sol”

La misma estrofa se repetía una y otra vez en un armónico coro de voces acompañadas por el repiqueteo de los tamboriles.

“Una murga” –pensó Rodrigo, al tiempo que se enderezaba buscando con la vista el lugar de donde provenía ese familiar sonido.

-¿¿Escuchás?? –le preguntó a Luis tomándolo por los hombros y sacudiéndolo levemente- ¡¡es una murga!!

El camarógrafo agudizó el oído pero no distinguió más que el típico ruido de la ciudad mundialista, con la gente coreando y alentando a sus equipos.

-¡Naaaaah! Es una murga, vos no te das cuenta porque sos argentino.

-¡¡¡Eeeeh loco que bardeás!!!

-Sssshhh…calláte y escuchá.

Rodrigo volvió a enfocar su vista en la multitud al otro lado de la calle.

-Una murga en Sudáfrica solo puede significar una cosa.

Shuichi, por su parte se limitaba a escuchar con atención procurando entender algo pero le era imposible. “Tendría que estudiar español”, pensó el chico abatido ante tanta palabrería extraña y sin sentido para el. Como sea, no parecía que estuviera ocurriendo nada malo, a juzgar por la gran sonrisa que adornaba el rostro del guía.

De pronto, sintió que tomaban fuertemente su mano, obligándolo a levantarse al grito de “¡vamos!”, y cuando quiso acordar, una vez más era arrastrado a gran velocidad de la mano del extravagante guía que le había tocado, seguidos por el camarógrafo. Pero esta vez Rodrigo estaba más que decidido a no perderlo en el camino, al punto que apretaba la mano del chico con tal fuerza que le hacía doler.

Corriendo entre la multitud, esquivando banderas, vuvuzelas y demás, fueron acercándose a la hinchada celeste.

El inconfundible brillo del vestuario de los murguistas finalmente se dejó ver, sus rostros pintados de azul y blanco con un destellante sol en uno de sus ojos.

Shuichi quedó maravillado ante semejante despliegue de color y por las roncas voces que unidas parecían ser una sola.

Los murguistas, sin dejar de cantar, uno  a uno fueron subiendo a un camión un tanto destartalado con la parte posterior descubierta totalmente.

-¡Che, esperen! –exclamó de pronto Rodrigo, al tiempo que le hacía indicaciones a Luis para que prendiera la cámara.

-Somos de MTV, nos encantaría filmarlos… ¿van al partido de Uruguay, no?

-¡Claro, hermano! ¿A dónde más? –respondió alegremente uno de los murguistas.

-¿Podemos ir con ustedes? Digo, si hay lugar…

-¡Siempre hay lugar para los hermanos charrúas!

-Pero yo no soy... –comenzó a aclarar Luis pero se vio silenciado por un disimulado codazo de su compañero.

De inmediato, los ayudaron a subir, y aunque quedaron bastante apretados, entraron bien. El pequeño cuerpecito de Shuichi apenas se veía entre ese grupo de hombres enfundados en amplios trajes y con enormes galeras coloridas.

Mientras Rodrigo luchaba por sacar un micrófono de su mochila le íba explicando a Shu lo que íban a hacer.

-Vamos al partido de Uruguay y Sudáfrica ¿ok? Uruguay es mi país, así que no te asustes mucho si grito como loco… es que a veces me cuesta controlarme… pero intentaré ser profesional.

-¡Ja, ja! Entiendo, creo que el fútbol es algo especial en Sudamérica ¿no?

-¡Claro! En Uruguay se jugó el primer mundial, en 1930… lo ganamos… desgraciadamente las cosas han cambiado mucho y últimamente solo sabemos perder.

El pelirosa escudriñó el rostro un tanto decepcionado del guía y quiso darle un poco de ánimo.

-Hoy van a ganar –le dijo, apoyando una mano sobre su hombro y mirándolo directamente a los ojos. Rodrigo sonrió agradecido por el gesto del pelirosa, asombrado de la profundidad de sus orbes amatistas que buscaban transmitirle seguridad. Y vaya que la necesitaba, no solo por el consagrarse como conductor.

Finalmente, el guía comenzó a colocarle el micrófono. Shuichi se dio cuenta del nerviosismo del otro pues sentía sus manos temblar mientras lo hacía. En un determinado momento lo hizo girar para poder ajustarlo bien en la parte trasera, entonces la mirada del cantante se chocó directamente con la entrometida cámara de Luis que enfocaba la escena. Se sonrojó inmediatamente, y no es que le dieran vergüenza las cámaras, sino lo que sabía podría llegar a pensar su pervertido amante si lo viera en esa posición.

-¡Bien, ya está pronto! –exclamó Rodrigo levantándose de un salto-. ¿Qué tal está mi cara? – preguntó con una sonrisa mientras se señalaba a si mismo.

-Eeeeh… bien… -respondió Shuichi.

-¡¡Horrible!! ¡Parecés un oso panda!!¡¡JAJAJAJA!!

-¿¿Estás filmando??

-¡Claro! Estos son los “bloopers”.

-¡No seas idiota, apagá esa cámara!

-¡Si vos me dijiste que la prendiera, pelotudo!

A Shuichi comenzaba a resultarle muy divertidas esas discusiones entre los dos mayores, aunque no entendía absolutamente nada, el rostro de Rodrigo era muy gracioso cuando se enojaba. Ahora se veía un poco preocupado mientras daba vueltas observando a los murguistas.

-Che, discúlpame ¿no tendrás un poco de pintura para mi cara? –le  preguntó a uno de ellos.

 

Al cabo de un rato, la cara de Rodrigo era un verdadero espectáculo de colores, con franjas azules y blancas, y un gran sol amarillo adornando su ojo izquierdo, cubriendo perfectamente el moretón.

-Bueno, y ahora ¿qué tal?

-Y ahora… pareces un payaso…¡¡jajaja!!

Apenas habían terminado de pintarlo, cuando el griterío infernal que se escuchaba les indicó que estaban llegando al estadio. A las corridas se bajaron todos del camión para hacer fila. Rodrigo sacó de su mochila las tres entradas y las besó con emoción.

-¡Que bueno! Estaba seguro que las habías perdido.

-¡Calláte, bicho de mal agüero! ¡Y ahora sí prendé la cámara!

Shuichi sentía su cuerpo temblar ante el imponente estadio que se sacudía levemente por los miles de hinchas que lo colmaban saltando y gritando. Le recordó a los conciertos de Bad Luck repletos de fans coreando sus nombres y una gran sonrisa se formó en su rostro.

-¿Estás listo, Shu? –el pequeño asintió-. Muy bien, ¡comenzamos a grabar!

 

**********

 

 

 

 

 

Yuki  tamborileaba con los dedos en la mesa sin quitar la vista de la pantalla. La voz de su hermano le llegaba desde lejos, realmente no tenía ganas de escucharlo. Pero sí tenía muchas ganas de escuchar la voz de Shuichi. Cantando, suspirando su nombre… hasta gritando. Su vista se concentró por un instante en el celular que estaba sobre la mesa. ¿Y si lo llamaba? No, no debía demostrar preocupación, quedaría como un idiota enamorado delante de su estúpido hermano.

-¡¡Ahí está!! –exclamó de pronto Tatsuha poniéndose de pie y señalando la TV.

El rubio volvió a enfocarse en la pantalla, y efectivamente allí estaba esa inconfundible cabellera rosa en medio de un mar celeste. Una grata sensación de alivio lo invadió al comprobar que estaba bien, pero inmediatamente la rabia se apoderó de su ser ya que lo había hecho preocuparse en vano. Enfurecido,  se levantó dirigiéndose a su santuario privado, debía continuar con la novela que había dejado trancada por no poder pensar en otra cosa que no sea el baka de su amante.

-¡Hermano, deberías ver esto! ¡¡Tu noviecito se está abrazando con un hincha de Uruguay!! –definitivamente, a Tatsuha le fascinaba hacerlo enojar. Pero no quiso continuar molestando, no vaya a ser que lo echara a patadas… se acomodó mejor en el mullido sillón para disfrutar del partido que recién comenzaba.

 

**********

Shuichi entre tanto observaba el juego sin entender mucho, y es que la verdad nunca le había llamado la atención el fútbol. Sin embargo ahora no podía dejar de asombrarse de la increíble habilidad de esos hombres que corrían tras la pelota, era simplemente fascinante. Tampoco podía evitar observar a ciertos jugadores que parecían verdaderos modelos… claro, ninguno de ellos se comparaba a su rubio, pero bueno… con algo tenía que entretener la vista. Mientras, Rodrigo gritaba como loco al igual que todos los hinchas que lo rodeaban. De repente, miles de voces se unieron en un solo grito que hizo temblar el estadio, el cantante volvió a sentir esa sensación de euforia tan contagiosa y un gran deseo de gritar con el resto. A su lado, Rodrigo y Luis compartían un efusivo abrazo, luego ambos se arrojaron sobre él para abrazarlo también.

-¡¡GOOOOOOOOOL!!-gritó Rodrigo, más que emocionado-. ¿Lo viste, Shu, lo viste? ¡Hicimos gol!

Una hora después el partido casi estaba terminando. El guía estaba casi afónico, su rostro con la pintura toda corrida ya que se le habían escapado algunas lágrimas. Aún no podía creerlo: su equipo ganaba 3 a 0. Nadie podría haberlo previsto, ni siquiera los más optimistas.

Al terminar el partido, los hinchas celestes salieron todos cantando y saltando.

-¡Tenemos que festejar! Mañana enviamos las grabaciones para que las editen y ya estaremos saliendo al aire ¿no es genial?

-¡Sí! –respondió Shuichi con una gran sonrisa. Realmente toda la alegría que lo rodeaba era muy contagiosa.

-Bueno ¿adónde vamos? –preguntó Luis que no había dejado de filmar en ningún momento.

Tras dar algunas vueltas por la ciudad un poco perdidos, terminaron en un bar bastante llamativo que estaba repleto de gente. Aun así encontraron lugar en la barra. Poco después comenzaron a beber, se encontraron con otros hinchas y Rodrigo se puso a hablar con ellos. Al cabo de un momento cayó en la cuenta de que el cantante ya no estaba a su lado.

“Ay, mierda”, pensó “otra vez no”.

De pronto una melodiosa voz inundó el lugar, haciendo que todos los presentes enmudecieran buscando su procedencia. Sobre el pequeño escenario se encontraba Shuichi entonando una hermosa canción en su idioma natal. La mayoría de los presentes no entendían nada, pero se hallaban fascinados por la suave voz del chico. Rodrigo sonrió mientras escuchaba atentamente. No se había dado cuenta de que ese bar tenía karaoke, un par de tragos fueron suficientes para que Shuichi se animara a cantar. Para el pequeño fue una gran sorpresa descubrir que las canciones de Bad Luck  estaban en la máquina.

-¿Qué hacés que no estás filmando? –le preguntó Rodrigo al camarógrafo, ante lo cual este se apresuró a encender la cámara.

La canción se volvió más movida y todos comenzaron a batir palmas y moverse al ritmo. La noche no podía terminar de una mejor manera para los tres.

 

**********

Tatsuha golpeó la puerta un par de veces, y luego llamó, pero no recibía respuesta. Lentamente comenzó a abrir la puerta, temiendo por su vida pues bien sabía que ese rincón del departamento le estaba totalmente prohibido. Suspiró aliviado al ver que su hermano estaba dormido sobre el escritorio, con la laptop encendida a su lado. Se acercó lentamente, esperando encontrar en la pantalla una novela  a medio escribir, pero no fue así. En la pantalla había una fotografía del cantante, aparentemente de su último álbum. Tatsuha no pudo reprimir una sonrisa al comprobar que su hermano estaba navegando por la web buscando fotos de su amante, se notaba que lo extrañaba mucho.

-Vaya, hermanito… sí que te flechó mi cuñadito… jejeje

Con mucho cuidado, salió de la habitación y se acomodó nuevamente en el sillón de la sala. Sabía que Yuki lo mataría de saber lo que había visto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les guste!! :)


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