EL RIESGO DE AMAR por AICEN

- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:
Creo que en el primer capitulo expliqué por que los compañeros de Camus y Aioros les trataban tan mal, pero por si acaso, vuelvo a explicarlo en este capitulo que por cierto tiene lemon.

Debo pediros disculpas a todos y todas, la verdad es que me emocioná tanto con la acogida de EL DIOS DEL CAOS que simplemente cuando empece a escribir esta historia, yo misma me convencí de que no me gustaba y no le puse mucho entusiasmo, pero cada historia es un mundo, y a todas hay que ponerles la misma dedicación y cariño, no todas van a hablar de dragones y guerreros, y no todas las cosas pueden gustar igual.

pero lo importante es no rendirse, seguir escribiendo y olvidar las glorias pasadas, es mejor concentrarse en los futuros logros aunque no tengan la misma aceptación, porque al fin y al cabo, también nacen de la imaginación y el cariño.

por eso pido disculpas por haberme permitido colgar los primeros capitulos pensando "total para quien lo va a leer esperando otro "best seller", pero vosotros os mereceis que los que escribimos sigamos haciendolo, porque tarde o temprano, una de nuestras historias is llegara muy adentro, pero para que lo haga, nosotros debemos escribirla desde nuestro corazón.

MIL DISCULPAS

Tres años más pasaron en aquel hotel restaurante hasta que recibieron una carta del santuario, escrita por Hyoga y por Seiya.

“Maestros:

Hace ya bastante tiempo que os fuisteis del santuario e inevitablemente os extrañamos.

Os escribimos esta carta para notificaros que dentro de dos meses, Seiya contraerá matrimonio con Shiryu y yo lo haré con Ikki.

Para nosotros sería un motivo de alegría si acudieseis a nuestro enlace.

Ambos sabemos que no tenéis muy buena relación con vuestros compañeros, y ninguno de nosotros os culpa de ello, sabemos también que no guardáis un buen recuerdo del santuario, pero nos gustaría mucho que acudieseis a nuestra boda, que será el día quince de agosto.

Esperando vuestra respuesta, os saludan atentamente.

Hyoga de acuario y Seiya de sagitario”

-¿tú qué piensas Cam?-preguntó Aioros.

-¿tú quieres ir?-contestó Camus.

-no lo sé, aún recuerdo como nos tratan allí-contestó Aioros.

Era verdad, aunque habían pasado ocho años desde que partieron, aún recordaban como empezó todo.

Las cosas para Camus nunca habían sido fáciles, le enseñaron a ser un hombre frio, a no expresar sus sentimientos, y por aquel entonces, tenía el defecto de decir las cosas de una manera bastante cruel, al principio, sus compañeros lo aguantaban porque era un compañero y le debían cierto respeto, pero poco a poco, empezaron a hablar en su contra.

Le llamaban el hombre de hielo, le insultaban llamándole antisocial, bastardo, hipócrita, y aunque él trataba de ignorar los comentarios hechos por sus compañeros, cuando todos resucitaron después de lo de Hades, no pudo evitar oír como alguno de ellos decía “ah, ¿hacía falta resucitarlo a él también?”

Después de aquello, sus compañeros simplemente no le dieron la oportunidad de tratar con él, de dejarle cambiar, simplemente intentaban esquivarle, en su presencia se sentían incómodos y le daban excusas tontas y falsos pretextos para no estar mucho tiempo a su lado, un día simplemente hartos de fingir, empezaron a ser bastante crueles con él, hubo una ocasión en que Shura debía cruzar el templo de acuario, Camus salió educadamente a recibirle, intentando mantener una conversación con el de capricornio.

-FLASH BACK-

-buenos días Shura, ¿cómo te encuentras?-dijo Camus.

-bien-fue lo único que contestó.

-eso me alegra, ¿cómo van las cosas en capricornio?-volvió a preguntar.

-lo tienes justo enfrente tuyo Camus, míralo y lo sabrás-contestó.

A pesar de la frialdad que estaba utilizando Shura, el de acuario no se permitió perder la paciencia, así que con la voz serena, siguió intentándolo.

-¿los entrenamientos van bien?, he oído que has mejorado con Excalibur.

-como siempre Camus, y supongo que sí-contestó.

-¿vas de visita a piscis?-dijo intentando seguir con aquella conversación.

-no si tú no me dejas pasar de una maldita vez por tu templo-fue la contestación del de capricornio.

-ah, sí, claro, puedes pasar-dijo con gesto dolido.

Aunque se quedó en la puerta del templo mientras este pasaba, no pasó desapercibido para el de acuario como al pasar a su lado susurro en voz baja un “maldito imbécil”, que le rompió el corazón.

-FIN FLASH BACK-

El caso de Aioros había sido distinto, cuando estaban en el muro de los lamentos, su hermano le saludo con un apretón de manos, y eso le había alegrado mucho al de sagitario.

Pero cuando resucitaron todos nuevamente, mientras caminaba hacía Aioria, oyó como este le decía a Aldebarán, “lo que me faltaba, mi hermanito mayor ha vuelto”, y luego le miraba con una sonrisa fingida.

Los dos primeros meses, Aioria se había mostrado atento y explicito con él, contándole lo que había ocurrido en sus trece años de ausencia, pero el de sagitario notaba, que su hermano siempre estaba pendiente del reloj, que le hablaba de manera rápida y atropellada.

Hasta aquella noche en la que le dejo claro lo que pensaba.

-FLASH BACK-

-Aioria, ¿puedo preguntarte algo?-dijo Aioros, que había invitado a cenar a su templo a su hermano.

-claro, pregunta-le había contestado mirando nuevamente el reloj.

-verás he notado que nuestros compañeros, no se sienten muy cómodos conmigo y me estaba preguntando, si he hecho o dicho algo indebido-dijo Aioros.

-¿te parece poco tirarte trece años muerto?, se han pasado media vida llamándote traidor, ¿qué esperabas, una fiesta de bienvenida?-contestó cínico el otro.

-pero yo creía que después de la batalla de las doce casas había quedado claro que yo era inocente-contestó.

-sí sí, eso ya lo saben, todos sabemos lo héroe que fuiste, deja de restregárnoslo a todos por la cara-contestó Aioria.

-¿hermano?-dijo Aioros sorprendido.

-Mira, Aioros, te seré franco, tu lugar no es este, todos llamamos sagitario a Seiya, sí, todos te agradecemos enormemente que dejases que Shura te clavase su espada, pero ya deja de hacerte el mártir ¿eh?-contestó leo.

-¿también piensas eso Aioria?-preguntó el otro.

-me he tirado trece jodidos años vigilando constantemente mi espalda por tu culpa, aguantando palizas e insultos por ser tu hermano, me ha costado mucho ser aceptado aquí dentro, ¿qué quieres, que lo olvide y finja lo agradecido que estoy?-dijo Aioria.

-¿Aioria?-dijo sorprendido.

-mira, he tenido que ganarme la armadura de leo yo solito, y francamente, me importa un rábano que tú quieras recuperar trece años, estoy bien como estoy, me basto y me sobro yo solito, no hace falta que vengas ahora en plan “hermano mayor”-dijo el de leo.

-es que soy tu hermano mayor-contestó el otro.

-emocionante, dime algo que yo no sepa-dijo con sarcasmo.

-mira, paso de tus reuniones, de tu instinto de recuperar a tu hermano, de lazos familiares y todo lo demás, me sobras y punto, me largo, ya estoy harto de perder mi tiempo contigo-dijo levantándose de la mesa y cruzando el templo sin despedirse.

No habían vuelto a hablar desde entonces, salvo algún “hola”, y un “nos vemos”.

-FIN FLASH BACK-

Y ahora sus dos discípulos se casaban y le invitaban a la boda, y ellos, simplemente, no querían volver.

No querían ver a sus antiguos “compañeros”, ni siquiera pisar el santuario, sabían que actuaban de manera cobarde, pero les había costado ocho años olvidar, aunque ahora ya no sentían nada ni por Shura ni por Saga, no querían remover antiguos sentimientos al volver a verles.

Ellos ya no formaban parte de aquel lugar, ya no eran caballeros de oro, y sabían que no iban a ser bien recibidos, y quisieron evitarlo, Camus cogió una hoja de papel y un bolígrafo y juntos, escribieron la contestación para sus discípulos.

“Hyoga, Seiya:

Aunque nos alegra enormemente que vayáis a uniros en matrimonio junto a la persona a la que amáis, y nos sentimos tremendamente orgullosos de vosotros, nos es virtualmente imposible acudir a vuestro enlace.

Os mandamos nuestra enhorabuena, y os damos nuestras bendiciones, y esperamos sinceramente que nos disculpéis por no habernos comunicado con vosotros en todo este tiempo. Nuestra salud es buena, y nuestra vida tranquila y pacífica.

Rogamos transmitáis un cordial saludo a nuestra diosa y otro a nuestros compañeros.

Atentamente:

Camus y Aioros”

Se miraron el uno al otro y se abrazaron como hacía tiempo que no lo hacían, ya habían superado su dolor, su tristeza y su depresión, pero seguían dependiendo mucho el uno del otro, ellos se habían sacado adelante ayudándose entre sí, juntando fuerzas, proporcionándose afecto, y ahora, en este momento, necesitaban la compañía el uno del otro.

Inevitablemente, cuando el abrazo se rompió, se quedaron mirándose a los ojos el uno al otro, los verdes de Aioros, contra los azules de Camus.

De repente la respiración de ambos comenzó a agitarse, y un calor intenso comenzó a recorrer sus cuerpos, y la duda comenzó a rondar su mente, ellos eran amigos unidos por una desgracia, no tenían por qué sentir lo que experimentaban ahora, pero lo sintieron.

-Ca… Camus-dijo Aioros con la voz entrecortada.

-yo… Aioros, yo…-contestó el otro.

Lo siguiente que supieron es que se habían acercado el uno al otro, que Camus rodeaba la cintura y la espalda de Aioros con sus brazos y que este rodeaba el cuello del de acuario con los suyos, y que se besaban, despacio primero, lento, suave, tierno, pero un beso al que ninguno de los dos le encontraba explicación, porque no se amaban ¿o sí?.

Supieron la respuesta cuando por falta de aire tuvieron que separarse, y al momento de volver a mirarse, volvieron a besarse devorándose los labios el uno al otro, con pasión, con desespero.

En un suave movimiento acabaron los dos en el suelo, Camus encima de Aioros. Besándose con intensidad, acariciándose los dos, arrancándose la ropa el uno al otro con fiereza.

Comenzaron a besar el cuello del contrario, a lamerlo, se acariciaban la piel uno al otro ya desnudos. Camus tomó la iniciativa, y Aioros se dejó hacer, el de acuario recorrió sus labios, su cuello, el lóbulo de su oreja que succionó y lamió, mientras el otro acariciaba su espalda y el largo cabello azul de su compañero.

Pronto estuvo en su pecho, besando cada pedazo de piel, lamiendo cada una de las tetillas del más pequeño, haciéndole gemir, fue bajando su mano derecha hacía el miembro de Aioros, ambos sabían que iban demasiado rápido, que se estaban dejando llevar por la pasión, pero no querían ni podían detenerse, querían más del otro.

Aioros no paraba de mover su cadera buscando mayor contacto con Camus mientras este le masturbaba salvajemente.

-por favor ¡aahh¡, no te pares-decía Aioros jadeando.

De un rápido movimiento, el de acuario bajo su cabeza hasta estar entre las piernas de su compañero, metiendo directamente en su boca el duro miembro de Aioros.

-¡aahh¡-gimió el otro

Pero Camus, contrario a parar, comenzó a lamer y succionar aquel miembro con mayor rapidez, al tiempo que con sus dedos, comenzaba a preparar la entrada de su compañero, ninguno era virgen, pero ambos llevaban mucho tiempo sin hacer el amor con alguien, así que Aioros emitió un fuerte quejido de dolor cuando sintió la intromisión del primer dedo.

-lo siento-acertó a decir Camus.

-si… si te ¡aahh¡, paras, yo… no te lo …¡aahh¡, perdonaré.

No pudieron aguantar muchos minutos, querían sentirse unidos, estar uno dentro del otro, hacer el amor entre ellos. Camus se colocó entre las piernas de Aioros, y le penetro de un solo movimiento.

-¡aahh¡, hazlo Cam, hazme el amor-dijo el de sagitario.

Pronto estaban los dos sudorosos, moviéndose acompasadamente, Aioros rodeaba la cintura de Camus con sus piernas, y este se apretaba más contra su cuerpo provocando más fricción y placer.

-te… te quiero-dijo Aioros al tiempo que conseguía besar a Camus.

-yo también ¡aahh¡¡, te quiero-contestó el otro.

Las embestidas subieron de ritmo, gimiendo ambos, amándose con desespero, pronto los dos llegaron al clímax con un grito, se abrazaron, se abrazaron mientras intentaban regular su respiración y sus corazones, y luego Camus se incorporó un poco para mirar a los ojos de Aioros.

-te quiero, no sé desde cuando, pero te quiero Aioros-dijo el de acuario.

-yo también te quiero Camus, y quiero estar contigo, siempre-le respondió el otro.

-quiero volver a hacerte el amor, aunque más despacio, y más tranquilos-dijo Camus.

-vuelve a hacerme tuyo-fue lo que contestó Aioros.

Aquel día, lo pasaron encerrados en la habitación, amándose el uno al otro, Aioros entregando su cuerpo al hombre del que inevitablemente se había enamorado, y Camus proporcionándole todo el amor que recientemente había descubierto.

Notas finales:
nos vemos en el siguiente, gracias por sus reviews

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).