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Buenas Intenciones por jaguar_et_quetzal

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Notas del capitulo:

Dejo esta actualización con bastante..........inconformidad. Estoy en contra de los capítulos cortos y creo que debería ser capáz de escribir algo más.

Pero difinitivamente me trabé, estoy en un dilema -o quizá sea más correcto una disonancia- porque quiero escribir más y esperaba mucho de esta historia!................pero no puedo...al menos no ahora (y ya me tardé demasiado).

Así que dejaré esto porque tengo que ser al menos un poco fiel a mis palabras y actualmente promuevo mucho eso de las metas y submetas. Si tu meta se vuelve lejana, crea metas más pequeñas que puedas ir consiguiendo, este capítulo lo es.

Por lo demás, me gusta como va quedando; espero no defraudar mucho a quienes vayan a leerlo.

   El auto avanzaba rápido, Kichijyouji ya estaba cerca con sus modestas unidades habitacionales y calles tranquilas, sumado a que, para esas horas, ya la gran mayoría de los locales estaban cerrados y las aceras desiertas; Akihito observaba por la ventanilla pasar esquina tras esquina sin voltear al interior del vehículo, ahora que estaban a punto de llegar a su departamento se sentía bastante más inseguro de sus palabras que cuando las proclamara irreflexiva e intempestivamente.

   Le había ofrecido ir a su departamento, por el tono usado claramente se podía considerar una oferta inocente, afable, producto de cierta preocupación, como quien ayuda a un amigo en apuros; pero Asami difícilmente entraba en la categoría “amigo en apuros”; comenzando por ‘amigos’, ninguna definición en ninguna parte del mundo describiría su relación como amistad, su relación era….era….bueno, Akihito prefería no pensar mucho en ello; por otra parte, si comparaba lo que era estar en apuros, definitivamente él tenía un historial de mejores ejemplos. De cualquier forma la propuesta había sido hecha, no podía echarse para atrás y decirle que siempre no, cuestión de principios.

   Ryuuichi  Asami paseaba su mirada tranquilo por el exterior y de vez en cuando hacia el joven que se hallaba al otro extremo del asiento; reconocía las calles porque no era la primera vez que andaba por ahí –que deliciosos recuerdos guardaba sobre eso-, más esta era la primera vez que ocurría bajo esas circunstancias; esto era algo que jamás confesaría ante nadie más que sí mismo pero la verdad es que la sorpresa había sido grande –y agradable- cuando encontró a Akihito unas horas antes y más aún cuando le ofreció su casa, no es que creyera que el joven no era capaz de reaccionar así, todo lo contrario, pero si a medio día se le hubiese ocurrido la posibilidad de estar ahí, bajo esas circunstancias, no habría apostado por ello.

   Ahora estaban por llegar y Asami observaba divertido como el fotógrafo se replegaba lo más posible a la puerta contraria del automóvil, pensó que, si pudiera, Takaba se hubiese ido por la parte de afuera del vehículo, algo que lo reafirmaba como a él mismo: no ceder, no tan fácil, no ahora pero sí después, escabullirse, quejarse, enfrentarse y al final resultar el mejor premio de todo.

   Por fin el lujoso auto se estacionó en el callejón adyacente y los tripulantes descendieron.

 

-Asami-sama ¿a qué hora paso a recogerlo mañana? –preguntó Megane, quien se había encargado de manejar.

-Aún no lo defino, yo te llamaré.

-Ya he pedido la guardia.

-Bien. Buenas noches Megane.

-Buenas noches señor.

   Megane se inclinó respetuosamente para después subirse al automóvil. Por su parte, Akihito había comenzado a andar a la entrada del inmueble, de manera que Asami lo alcanzó en las escaleras.

 

   Akihito suspiró profundo.

-Bien Asami -dijo el fotógrafo al momento de cerrar la puerta,- como ya sabes no tengo un cuarto extra así que te prestaré un futón y dormirás aquí, así que espera un momento. – Diciendo esto Akihito entró a su cuarto; de la parte superior de su armario sacó y desenroscó un modesto futón junto con una almohada y una colcha ligera en vez del edredón ya que a pesar de lo avanzado de la noche la temperatura casi no había descendido.

   Regresó al cuarto principal para colocar las cosas ante la mirada silenciosa del portentoso empresario que seguía recargado en el mismo lugar cerca de la puerta, un sitio que parecía preferir, quizá porque se ubicaba en el punto más extremo donde tenía el mayor panorama del apartamento. Después, Akihito recogió el vaso y las botanas que dejara en el suelo cuando salió precipitadamente horas antes.

-¿Quieres un refresco o algo?

-Está bien –respondió dejando la elección abierta.

Akihito se encaminó a la cocineta. –Ah! Ya sé, prepararé té helado.

   En pocos minutos tenía la bebida lista y, para su sorpresa, Asami se mostraba tranquilo (por supuesto, él siempre mantenía una apariencia serena y perfectamente controlada al mundo exterior, sin embargo esto era completamente diferente en el historial de interacciones de Akihito donde guardaba un archivo lleno de ejemplos de situaciones censurables a tener en cuenta), así que se preguntó si no sería una trampa ¿estaría planeando algo? Pero el tiempo pasó y Asami se limitó a beber su infusión helada e intercambiar unas cuantas frases acerca de algo que Akihito comenzó a platicar; estaba siendo bastante cortés, tanto que el camarógrafo comenzó a sentirse mal por ser tan cortante respecto al lugar de descanso, después de todo ¿no había pasado Asami por una situación desastrosa? Así que media hora después, cuando empezó a sentir los efectos de la somnolencia cambió su decisión por algo que le pareció más amable.

-Te diré que, vamos a dejar a la suerte quién dormirá aquí y quién en el cuarto, es algo justo ¿no?

-Bastante justo –concedió Asami.

   Sacó una moneda y la enseñó al dueño del club Shion.

-Muy bien, umm, frente tú duermes en el cuarto, reverso duermo yo.

   Asami asintió y entonces Akihito lanzó la moneda, la cual giró un número de veces par (par más, par menos) de manera que cayó justo como salió y a la misma mano que la soltara.

-Es frente -anunció parco Akihito. Y a pesar de todo, la fortuna no abandonaba al empresario–. Bueno, la suerte es ciega, supongo –ironizó Akihito–, buenas noches entonces.

   El empresario pronunció otro breve “Buenas noches” y se encaminó al cuarto, en nada se parecía al Asami de siempre ¿estaría en realidad afectado por el siniestro? Después de todo podía haberle mentido cuando minimizó el asunto como un inesperado percance. Akihito ya no sabía que pensar y prefirió dejar de hacerlo y simplemente dormir.

 

   Takaba Akihito corría por la calle para alcanzar a tiempo el tren, iba cuesta arriba, lo que hacía más pesado el recorrido además de la enorme mochila que llevaba en la espalda; iría a Shinjyuku para obtener el objetivo de su vida pero debía de apurarse antes que el auto negro lo alcanzara y los hombres de traje oscuro que ahora le seguían robaran su tesoro; la calle se inclinaba cada vez más y otros hombres se unían a la persecución, una larga cabellera se agitaba en uno de ellos y las hebras doradas de otro brillaban con el movimiento; las personas en las banquetas de dividían entre quienes circulaban indiferentes con su cigarrillo de humo azul en mano y aquellos que le gritaban con vehemencia cosas que él no alcanzaba a comprender, pero un gentil niño le ofreció un vaso corto para refrescarse; Akihito estuvo tentado a cogerlo, la mochila pesaba todavía más, el calor aumentaba y se hacía más difícil escalar la pendiente, un pequeño y delicioso vaso de whisky, pero si no se apuraba perdería la carrera y su objetivo se iría para siempre, qué incómodo era ese bulto; entonces se preguntó si no había recorrido ya ese camino y lo que deseaba estaba sujeto a él con un par de tirantes, iba a girar la cabeza hacia su espalda para asegurarse de ello cuando sintió como algo caía sobre su hombro contrario y al voltear descubrió que se trataba de un brazo inerte que salía del enorme bulto y colgaba cruzando su pecho, su rostro se puso lívido y sintió a su corazón detenerse de la impresión mientras veía horrorizado el macabro descubrimiento.

-¡Ah! –Con una rápida, profunda y recortada inhalación Akihito abrió los ojos; ese sueño había sido, con mucho, el más bizarro que había tenido hasta ahora desde aquellos días de las terribles pesadillas, sólo que éste no había sido exactamente horrible, sino más bien raro, muy raro y nada más un poco perturbador por aquel brazo como el que veía ante sí……

   Takaba emitió un breve gritito cuando se dio cuenta de la extremidad que cruzaba por su cuello y que estaba bien seguro no era suya, sus ojos se abrieron pasmados y su piel se estremeció erizándose. Dos segundos después se dio cuenta de algo: aquello que estaba más allá era la puerta de su armario, luego, no estaba en la habitación general sino en su cuarto ¿Por qué estaba en su cuarto? Su cabeza comenzó a voltear lentamente para confirmar sospechas (tal cual dejara pendiente en su sueño) y en efecto, el brazo correspondía a Ryuuichi Asami quien parecía dormir profundamente. O sólo parecía.

-Quédate quieto y duerme –le ordenó, sin abrir los ojos, a Akihito cuando éste se removió sin decidirse entre girarse e incorporarse quedando en una postura rara.

-¿Por qué estoy en mi cuarto? –le preguntó Akihito.

-Tú vives aquí, dímelo tú –respondió aún con los ojos cerrados.

-Umph! No me refiero a eso; anoche yo me acosté en la habitación principal y ahora estoy aquí.

   Asami rió entre dientes.

-Tienes el sueño muy profundo.

   Akihito se ruborizó un poco entre apenado y molesto, era cierto, ya lo había pillado en otra ocasión por lo mismo.

-Tampoco me refiero a eso, pero de todas formas veré que hago al respecto, si estás cerca no es seguro –bufó-. Habíamos acordado que con una moneda decidiríamos el lugar de cada uno.

-Pero hablaste de lo más justo. Lo más justo es que siendo tu casa durmieras en tu cuarto. Por otra parte la moneda determinó que yo me quedara aquí, luego, lo más lógico es que ambos estemos en tu habitación.

   Takaba abrió la boca para replicar, luego la cerró sin pronunciar nada, se encontró que ese razonamiento de algún modo tenía sentido, pero un modo muy retorcido y conveniente para el empresario. Así que mejor comenzó a incorporarse.

-Iré a trotar, ya es tarde. Si quieres sigue durmiendo –y sin darle tiempo a Asami de decir algo más (o quizá este no deseó comentar al respecto), tomó su ropa deportiva y pasó a la otra habitación para vestirse y salir.

 

   La mañana era cálida como lo había sido la noche, si acaso un poco más fresca. Akihito trotaba por las estrechas calles con menos afluencia de tráfico en un recorrido que ya tenía delimitado; de vez en cuando, levantaba la mano para saludar a las señoras que salían a barrer sus aceras o a los dependientes de las tiendas, pero cuando otrora lo hiciera volitivamente ahora era un movimiento mecánico de respuesta, su mente andaba un tanto lejos aún contra sus deseos. Y es que no podía dejar de pensar en algo, o mejor dicho en alguien. Entre un aspecto preocupante y uno bochornoso, tenía para ocupar su atención por encima de sus amigables vecinos.

   Por un lado, Takaba no podía dejar de preguntarse si en verdad había sido un accidente el siniestro perpetrado al departamento de Asami o un acto deliberado que buscaba dañar al dueño del club Sino (¡incluso lastimarlo físicamente!). Y por el otro lado, entre que fueran peras o manzanas, el hecho era ¡que ahora estaba en su casa! Y eso no podía pintar demasiado bien, al menos no para él ¿por qué? Simplemente porque su cercanía siempre, siempre, incluía un componente sexual que iba desde los comentarios sugestivos hasta las prácticas más lujuriosas que sacaban su lado más sicalíptico. Y estaba muy seguro que ahora no sería la excepción.

 

Notas finales:

Como dije, espero no defraudarlos, pero sólo porque las partes más pícaras aún no inician (yo opiniaría lo mismo).

De nueva cuenta, si desean cooperar con el lemon, adelante!! No lo lograré, sé que no lo lograré (y esto no significa que no tenga confianza en mí, todo lo contrario, tengo plena confianza en que no lo lograré XP  )

Cordiales saludos.


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