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Una Calurosa Noche de Verano por sariali

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hola!!!

   Vuelvo con éste pervertido fic que mi mente ha ideado. Buenas noticias: Me decidí a poner el trío, pero lo haré un poco más tarde. Gracias a todos los que dejaron review, creo que podré complacerlos a todos, pues pondré sexo ente Kiba y Naruto, entre sasuke y Naruto y entre los tres.

    Sin embargo, éste capitulo no pudo ser. Pues no es mi estilo terminar algo tan rápido, no me gusta. Así que éste podría llamarse más como una transición hacía el sexo.

   ya lo verán más adelante.

   GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE SE TOMARON LAS MOLESTIAS DE DEJAR REVIEWS!!!

Capitulo 2: Avances…

 

 

 

 

 

      — ¿Esas son…?

 

   — Si, son unas cuantas latas de cerveza que compré para la ocasión. — Le respondió a Sasuke el chico perro, sonriendo de manera traviesa.

 

   — Pero Kiba, nosotros aún somos menores de edad, no deberíamos de tomar…

 

   — Sí, claro, cómo eres un niño tan bueno… — Se burló el castaño de Naruto — Además… Se supone que si aún somos menores, entonces no deberías acostarte con Hinata cada fin de semana; y tampoco deberíamos de ver esos videos porno en TU celular, ¿no crees, Naruto?

 

   — ¡Que te den, Kiba! ¡Eso es diferente! —Le costaba admitirlo, pero la verdad era que le daba algo de miedo tomar alcohol, sobre todo después de lo que su “amigo” y “querido” consuegro Neji le había dicho, lo recordaba con escabrosa nitidez:

 

   “Si alguna vez, ¡aunque sea una sola vez!, te detecto aliento a alcohol, yo mismo me encargaré de que recibas la paliza de tu vida, no podrás caminar nunca más, no podrás ni siquiera ir al baño por tus propios medios…  No permitiré que mi querida prima salga con un alcohólico, arriesgándose a sufrir.”

 

   También le había advertido sobre las drogas, pero ese era otro tema.

 

   — ¡Vamos, hombre, no seas tan cobarde! ¿Qué es lo más que puede pasar? Además, ni que fuéramos a tomarnos una cubeta completa cada uno, sólo compré seis latas, de dos para cada uno.

 

   Naruto vaciló por un momento, no saldría de esa casa hasta la tarde del día siguiente… Tendría bastante tiempo para aplacar el olor a alcohol de su boca… Pero, siempre cabía la posibilidad (pequeña, pero allí estaba) de que inmediatamente saliendo se topara con el primo de su novia, o peor aún, que el chico se presentara en casa de Kiba… ¿Tomaría el riesgo?

 

   Sus dudas se disiparon en cuanto vio a Sasuke adelantarse y tomar una de las seis latas que Kiba sostenía. Miró como el bastardo Uchiha limpiaba descuidadamente las orillas de la lata para luego abrirla y darle un sorbo; notó que el chico le miraba como diciendo: “Eres un niño miedoso”.

 

   ¡Pero él no dejaría que lo juzgaran de miedoso!

 

   — ¡Dame una, Kiba!

 

   El moreno le lanzó la lata al rubio y luego tomó una para él mismo. Los dos limpiaron las orillas de la lata y la abrieron exactamente al mismo tiempo, con un pequeño siseo que indicaba la efervescencia. Naruto miró su lata con algo de temor. Sería su primera cerveza…  Respiró profundamente, tragó saliva y se llevó la lata a los labios; frente a él, Kiba ya había empezado a beber de su propia lata. El rubio dio el primer sorbo y puso cara de asco. Era muy amarga, demasiado, y aún más para él que adoraba las cosas dulces. Pero no quería que los otros dos lo tildaran de “Niño”, así que quitó rápidamente su primera expresión y bebió otro sorbo, éste un poco más largo que el anterior…

 

   No estaba tan mal una vez que te acostumbrabas, de hecho, comenzaba a agradarle el amargo sabor de la bebida. Era una sensación rara. Miró a sus dos compañeros, Kiba ya había terminado su lata. Al parecer el chico ya tenía experiencia bebiendo, pues se le notaba bastante tranquilo.

 

   Sasuke por su parte sostenía su lata con soltura, sin dar ningún tipo de señal.

 

   — ¡Bien, bien! ¡Salgamos al jardín! Ya puse la tienda de campaña, las bolsas de dormir, y la televisión.

 

   Los tres chicos sonrieron y salieron al jardín trasero, después de que Kiba subió a su cuarto a ponerse algo más de ropa, pues los mosquitos lo dejarían seco si salía sólo con bóxers, bajó con su típica camiseta negra y un short gris.

 

   Realmente Kiba tenía un jardín trasero muy grande. Su familia había construido cerca del pequeño bosque que se encontraba en las afueras de la ciudad, y realmente nadie quería arriesgarse a estar tan cerca de las bestias del bosque, así que no había nadie en unos doscientos metros a la redonda, y la familia de Kiba no había sido tonta, pues se había adueñado de toda esa parte, convirtiendo toda la zona frente al bosquecillo en su patio privado… Aunque siendo francos, nadie quería acercarse allí.

 

   Con el paso del tiempo, Naruto había aprendido que aquel sitio no tenía nada de peligroso,  la familia Inuzuka parecía tener perfectamente controladas a las bestias salvajes, pues el rubio nunca había visto ninguna durante sus frecuentes visitas.

 

   Justo en el centro del patio, Kiba había levantado su gran tienda de campaña, tan amplia como para que los tres cupieran sin apretujarse ni un poco. Una pequeña pira de madera esperaba ser encendida al lado de la tienda, los sacos de dormir estaban afuera, rodeando la fogata… Sería todo perfecto, sin embargo, en el horizonte comenzaba a apreciarse una tonalidad levemente rojiza. Nubes de tormenta.

 

   — Espero que no llueva — Comentó el castaño — No logré encontrar la lona para la tienda, así que si llueve…tendremos que entrar a la casa. Y como sabrás, allí pasaremos un calor del infierno. Así que ruega por qué no llueva, o tendremos que pasarnos toda la noche desnudos en la casa.

 

   El rubio se sonrojó terriblemente ante el comentario, pues recordó cómo se había masturbado antes de llegar con el castaño, se imaginó a Kiba desnudo, con su pene erecto al cien, tan duro como una roca. Y se imaginó tocándolo, acariciando aquella parte de la anatomía del moreno. ¡¿Qué rayos le estaba pasando?!

 

     — Si, tienes razón. Esperemos que no llueva.

 

   — Bien vamos allá. ¡Espero que les agraden los malvaviscos asados al fuego. — Gritó el moreno. Él podía darse todo el lujo de expresarse con tanta fuerza como quisiera, pues a diferencia de los otros dos, él no tenía vecinos que se quejaran.

 

   Naruto sacudió su cabeza, no era normal por su parte tener esa clase de pensamientos, si, le gustaban, ¿y  eso qué?  No era normal. Una vez era pasable, pues la curiosidad adolescente a veces se sobrepone a la razón. Pero dos veces ya era un poco extraño… ¿No lo creen?

 

   Sin duda alguna, el rubio se dijo que tendría que superar esa enfermiza curiosidad suya, y la única forma, era preguntarle directamente a Kiba.

 

   — ¿Cuántos malvaviscos quieres, Naruto? — Le llamó el castaño.

 

   … Pero bueno. Eran malvaviscos, y lo más importante: ¡eran malvaviscos asados! Su curiosidad podría esperar a más tarde, cuando él y Kiba estuvieran en más intimidad. Sin el metiche de Sasuke, que seguramente se dormiría mucho antes que ellos dos.

 

   — Vale, ¡dame unos tres para empezar, Kiba!

 

   El rubio se sentó entre sus amigos, mientras el conocido olor a azúcar quemada se extendía por el patio. Entre ellos ya era una costumbre el asar malvaviscos en una fogata, Naruto había ido a acampar a casa de Kiba desde que tenía ocho años,  y siempre lo primero que hacían al llegar era precisamente eso: Asar unos cuantos malvaviscos, a pesar de saber que más tarde sus dientes serían quienes pagarían la factura.

 

   Pero no había pasado, pues ambos cuidaban muy bien de su salud dental, aunque no tanto como Sasuke, pues se rumoraba que él se cepillaba los dientes ocho veces al día, usaba hilo dental después de cada alimento, aunque fuera una simple soda; usaba enjuague bucal como si fuera agua de beber y por supuesto masticaba chicles sin azúcar, y procuraba evitar ingerir toda clase de golosinas. Pero ésa noche en particular, él dejaba de lado sus obsesiones y se permitía comer dos o tres de esas deliciosas y pequeñas sabrosuras.

 

   Naruto recibió sus malvaviscos y comenzó a comerlos lentamente, uno por uno, Los otros dos hacían lo mismo. Kiba abrió su segunda lata de cerveza y se bebió la mitad de un solo trago, suspiró de satisfacción y le lanzó al rubio su otra lata, aunque el chico aún no había ni terminado la primera. Sasuke, por su parte, ya lo había hecho y le extendió la mano al chico en un mudo gesto de petición. 

 

   —Cuenta, Naruto. ¿Qué tal te fue en tu última sesión con Hinata?

 

   La pregunta del chico castaño tomó tan desprevenido al Uzumaki que éste escupió un poco de la cerveza que estaba bebiendo. Se sonrojó a más no poder y le respondió a Kiba:

 

   — Pues… Bien, gracias por preguntar. — Dijo apresuradamente.

 

   — ¡Vaya, pero si nuestro pequeño Naruto se acaba de poner nervioso! ¿Cómo debo interpretar eso? ¿Significa que te fue muy bien o muy mal? ¿Acaso no conseguiste que se te pusiera duro? ¡Ja ja ja!

 

   — ¡Cálate, Kiba! Claro que no fue eso. — Le dijo el rubio un tanto molesto.  — Pero no me gusta hablar de Hinata de esa forma, tú sabes que yo pido respeto para ella. Pero por si quieres saber, ella y yo lo pasamos de lo mejor antenoche. Ella… Ella se puso un poco… Un poco — Sin duda el chico estaba muy nervioso o avergonzado, que para el caso, era lo mismo. — Un poco agresiva. Debo admitir que no le conocía esa faceta, de hecho, tengo un par de arañazos en la espalda.

 

   — ¡Ho ho! ¿Realmente Hinata llegó a ése extremo? Te juro que no me la imagino de esa forma.

 

   — ¡Más te vale no imaginártela de ninguna forma! — Le gritó molesto el chico

 

   — No te preocupes, sabes que nunca me metería entre tú y tu novia. No estoy tan desesperado como para intentar robarle su chica a mi mejor amigo. Y cambiando de tema: Sasuke, ¿qué tal te va con Sakura?

 

   — Bien, si olvidamos su faceta de niña inocente, pero está bien, no me quejo.

 

   Y santo remedio. Kiba no intentó sonsacarle nada más a Sasuke, y siendo francos, luego de lo que había pasado la última vez que había intentado averiguar algo más sobre la vida amorosa de Sasuke Uchiha, nadie lo culpaba.

 

   — ¿Y qué me dices tú, Kiba? — Le golpeó  el azabache. — ¿Qué puedes contarnos sobre tu vida sexual  y/o amorosa?

 

   Kiba se quedó frío. Sasuke no sabía bien los detalles sobre las múltiples y efímeras parejas del chico perro, así que por eso le había hecho la pregunta, no tenía idea de que su pregunta pudiera lastimar tanto al chico.

 

   —Bien…pues… yo… yo… — Susurró Kiba, un tanto incómodo por la pregunta. ¿Cómo decirle a alguien que su vida sexual no era para nada buena? ¿Cómo decirle que ninguna chica quería estar con él debido a su fama de salvaje?

 

    — Kiba, ¿ya no tienes más de estas cosas? — Intervino el chico rubio, salvando al chico castaño de hacer una confesión de lo más denigrante.

 

   — ¿Te gustó, Naruto? Para tu suerte sí, tengo unas cuantas latas más en el refrigerador. Voy por ellas. — Se levantó y salió del jardín para entrar en la casa. Un pequeño silencio se cernió sobre el jardín.

 

   Sasuke no lo miraba, pero Naruto sabía que el moreno no tardaría en soltar su afilada lengua. Y así fue:

 

    — ¿No pudiste ser más obvio, torpe?

 

   — ¿D-de qué hablas, Sasuke? — Dijo el rubio, controlando sus nervios tanto como podía.

 

   — Fue algo obvio que desviaste el tema para evitar que Kiba se avergonzara. ¿En verdad tiene una vida sexual tan mala?

 

   Naruto guardó silencio, no sería educado hablar mal de Kiba a sus espaldas. Pero ya no servía de nada intentar seguir ocultándolo, suspiró y dijo:

 

   — No es que Kiba tenga una mala vida sexual, de hecho parece que es bastante bueno. Pero… Pero él tiene un severo problema para dominar sus impulsos salvajes. Y aunque ha tenido muchas parejas… Pues, debido a eso ninguna quiere volver a hacerlo con él. Además, debido a la gran “fama” que se ha creado, no hay muchas interesadas en acostarse con él.

 

   — Vaya. Eso califica como una mala vida sexual, torpe.

 

   — ¡Por favor, Sasuke, no le toques el tema a Kiba!, puede parecer que no le molesta pero él me ha dicho que le duele. No te atrevas a decirle nada o a burlarte de…

 

   — ¿Me consideras la clase de persona que haría eso?

 

   — Tal vez. Cuando se trata de ti no hay nada escrito.

 

   En el jardín volvió a hacerse el silencio mientras los dos adolescentes se miraban desafiantes. Naruto sabía que Kiba se molestaría si el pelinegro le comentaba algo sobre eso, así que más le valía asegurarse de que aquel arrogante mantuviera la boca cerrada. Pero justo cuando estaba por remarcarle a Sasuke lo que le pasaría si se atrevía a decir algo, el chico del que habían estado hablando volvió a aparecer por la puerta del jardín. Llevaba en sus manos otro paquete de seis cervezas.

 

   — Aquí están, Naruto. Toma — Le dijo  separando una lata del plástico y lanzándosela.— Toma toda la que quieras, aún me quedan otros dos paquetes.

 

   Naruto le agradeció mientras el castaño volvía al círculo en torno a la hoguera, en el cielo comenzaban a apreciarse unas pequeñas nubes rojizas, justo sobre de ellos. Una suave corriente de aire frío comenzaba a soplar para alivio de los muchachos.

 

   — Ahhhhh… El aire fresco se siente tan bien. — Comentó el castaño. — Sólo espero que no llueva.

 

   Como para contradecirlo, un lejano trueno se escuchó sobre sus cabezas.

 

   — Oye, Kiba. ¿Conoces a Temari, de la clase 3-C? — Preguntó de improvisto Sasuke.

 

   — Sólo de vista. ¿Por qué preguntas? — Dijo mientras destapaba su tercera lata de bebida y daba un sorbo.

 

   Sasuke le sonrió a Naruto, no era una sonrisa de superioridad o de arrogancia, más bien era de… ¿Complicidad?

 

   — Dicen que es una gran chica, sobre todo cuando se trata de sexo. Hasta donde dicen los rumores es más ruda que cualquier chico, y a mí me consta su carácter. Tal vez, si no te molesta, te gustaría tener una cita con ella. Si los rumores son ciertos… — Levantó su propia lata hasta la altura de la boca, poniendo su típica pose de “insuperable”, luego terminó su frase: — … ustedes serían tal para cual.

 

   Kiba guardó silencio unos momentos, meditando las palabras de su compañero. Luego sonrió y dijo:

 

   — Vale, si no es mucha molestia, supongo que podrás presentármela cuando volvamos a la escuela. Estaría encantado de salir con ella.

 

   Naruto miró a Sasuke con una ligera sonrisa en el rostro mientras le decía “Gracias” sin mover los labios.

 

    Siguieron charlando por aproximadamente media hora. Entre los temas de conversación estaban los típicos problemas escolares, las materias reprobadas, las aprobadas, los maestros, las chicas del salón, música, videojuegos, ropa, deportes, etc.

 

   Pero justo cuando las cosas se ponían de lo más interesantes en el jardín, ocurrió la desgracia. Unas gruesas gotas de lluvia comenzaron a caer en el piso, algunas más sobre la fogata, emitiendo un sonoro silbido al evaporarse de golpe, y otras sobre las cabezas de los chicos.

 

   — ¡Maldición! ¡Días in llover y justo hoy al clima se le ocurre! ¡Típico! — Se quejó molesto el castaño. — ¡Maldición! Naruto, Sasuke, ayúdenme a recoger la tienda y los sacos antes de que… — Y entonces, la lluvia arreció, cómo si alguna misteriosa fuerza superior no quisiera que durmieran al aire libre, y cómo si esa misma fuerza, quisiera darle un dolor de cabeza al castaño. — … Antes de que se moje demasiado.

 

 

 

 

 

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    La tienda y los sacos estaban arrumbados en una esquina de la casa, sobe un plástico extendido para que el piso de madera no se lastimase. A través de los vidrios se podía observar cómo el agua caía con tremenda fuerza, los relámpagos brillaban en el cielo y los truenos anunciaban que la lluvia no cesaría pronto. Pero ya no importaba, pues los chicos ya no podrían dormir fuera, y estaban condenados a pasar una noche de calor infernal.

 

   — Kiba… ¿en serio no puedes prender el aire acondicionado? Me estoy muriendo de calor. — Se quejaba un sudado rubio, mientras limpiaba su frente con el dorso de su mano.

 

   — No, Naruto, mi madre se molestará bastante si la cuenta de luz le llega más cara de lo habitual, tendremos que soportar hasta las doce.

 

   — ¡Pero si apenas son las nueve! ¿Estás diciendo que tendremos que soportar tres largas horas de calor antes de refrescarnos?

 

    —Cállate, torpe. Deja de actuar como mártir — Le dijo despectivamente el pelinegro.

 

   — ¡No me calles, bastardo!

 

   — Vamos, vamos, Naruto, Sasuke; compórtense bien. Al menos podemos hacer otras cosas, veamos la televisión, o…. — Kiba dibujó una rara sonrisa en su rostro. — Podemos subir a la habitación de Hana y hurgar en sus cosas privadas. Tiene una gran colección de películas eróticas y diversas cosas.

 

    Naruto y Sasuke se quedaron de piedra.  Naruto no sabía que Hana, que parecía una chica muy buena, tuviera esas cosas…

 

   — ¿No les gustaría ver alguna de las películas de Hana? Créanme que hay algunas muy buenas. — Agregó con una sonrisa un tanto pervertida.

 

   Hubo un breve momento de silencio, la tentación era muy grande. Además de todo, tal vez si ocupaban sus mentes en otra cosa, podrían olvidarse del calor que se sentía en ésa casa.

 

    — Está bien. — Cedió finalmente Naruto, Sasuke no dijo nada. — Vamos.

 

   Los tres subieron a las habitaciones del segundo piso. Naruto estaba un poco tenso, no es que fuera primerizo con esas cosas, pero meter mano en las cosas de la hermana de Kiba…  era algo mucho más pervertido que ver videos cortos en un celular.

 

    Por otro lado, Kiba parecía no tener ninguna clase de remordimiento, y Sasuke, él simplemente no decía nada, ni demostraba nada como de costumbre.

 

   Llegaron a la habitación de la hermana de Kiba y entraron tras de éste. La habitación estaba decorada con un agradable color azul y había muchos estantes con libros y ropa. Kiba se dirigió hasta el armario. Rebuscó por unos momentos dentro de éste y tras unos segundos más soltó un suspiro de complacencia. Salió del armario y les mostró a sus dos sonrojados compañeros una caja blanca, era una caja de zapatos normal, sin nada que la protegiera de una intromisión ajena.

 

    Kiba la abrió y les permitió echar una ojeada al interior de la misma. Naruto sintió que se desmayaba y ni siquiera Sasuke pudo evitar ponerse un poco nervioso.

 

   ¿Quién diría que Hana podía ser tan jodidamente pervertida?

 

   La caja contenía muchas cosas, lo que más resaltaba eran los grandes penes de goma, todos de diferente tamaño, textura, color y dureza. Había un par de esferas lisas, varios frascos con lo que parecía ser gel dentro de ellos, un… ¿látigo?, si, una pequeña fusta enrollada en sí misma. También habían un par de baterías y sobretodo: Un gran bonche de películas apiladas en una ordenada pila en un lado de la caja.

 

   — ¿Y bien? Escojan una y vamos a la sala para verlas. Pero no toquen lo demás y recuerden cual película estaba antes y cuál después de la que tomen, Hana es muy meticulosa cuando se trata de sus… cosas.

 

 

 

                                              <><><><><><><><><><><><> 

 

 

 

    Los tres chicos estaban sentados frente al televisor, sus manos subían y bajaban rápidamente, cada una sobre su propio miembro. Sasuke se había mostrado un poco renuente al principio, pero ni siquiera él podía negar que las películas eran demasiado buenas como para desaprovecharlas. El primero había sido Kiba, le siguió Naruto y finalmente, tras unos minutos más, Sasuke.

 

   Los tres chicos se masturbaban concentrados únicamente en la película que corría frente a sus ojos. ¿Dónde había conseguido Hana semejantes videos?

 

   — Me sorprende que Kiba sea el que la tiene más grande de los tres. — Susurró Sasuke mientras la película pasaba a negro, dándose por finalizada.

 

   — Es simple genética, Sasuke. — respondió sonriendo el castaño. En las mejillas de los tres se notaba un creciente sonrojo. No tanto por el calor o por la excitación de ver los videos… Sino porque todas las cervezas ya habían sido ingeridas. Y cuando se acabaron, Kiba sacó el Whisky que su madre guardaba en la parte más alta de la alacena y les había convidado mientras veían el primer video.

 

   — Yo ya lo sabía. Así que no me sorprende.  — Dijo Naruto.

 

   — Si, claro. Lo que no me sorprende es que la polla más pequeña de los tres sea la tuya, Naruto. — Se burló el azabache.

 

   —¡Cállate, bastardo!

 

   — Y dime, Kiba. — Continúo el chico, ignorando olímpicamente al rubio. —  ¿Exactamente cuánto te mide?

 

   El castaño dejó de masturbarse por un momento y luego dijo:

 

   — No lo sé, siendo francos nunca la he medido. Nunca se me había hecho importante, me basta con saber que tiene un buen tamaño.

 

   — ¿En serio? Bien, midámoslas, la mía mide diecisiete centímetros y medio, así que la tuya debe medir unos dos o tres centímetros más.

 

   Empujados por la curiosidad y el alcohol, los dos chicos se pusieron de pie uno al lado del otro, Naruto los miró interesado, aunque a su mente volvía la imagen de Kiba penetrándolo. Los chicos juntaron sus penes. Una visión tan erótica que Naruto tuvo que dejar de acariciarse para no correrse de golpe.

 

   —Si, son como dos centímetros o un poco más. Estás muy bien dotado, Kiba.

 

   La piel morena del miembro del castaño destacaba claramente contra la pálida erección de Sasuke, Naruto no podía dejar de imaginarse cosas pervertidas con su amigo. Intentó apartar esas ideas de su cabeza, pero no lo consiguió.

 

   — Si, gracias. Tú tampoco estás mal dotado, y descuida Naruto. Si sabes usar bien tu pene, no importa el tamaño que tenga.

 

   — ¡Pero si es sólo un poco más pequeño que el de Sasuke! ¡Un centímetro y medio! ¡Eso es lo único que me sacas, bastardo! ¡Así que no te burles! — Le dijo gritando el rubio al azabache, que se había reído descaradamente ante las palabras de Kiba.

 

   — Vamos, vamos, chicos. Aún hace falta un video por ver. Y todavía ninguno ha acabado.

 

   — ¿Por qué no hacemos esto más interesante? — Un fuerte trueno se escuchó tras las palabras de Sasuke, dándole un énfasis terrible.

 

   — ¿De qué hablas, bastardo?

 

   — ¿Qué tal si el que termine al último recibe un castigo impuesto por el que lo haga primero?

 

   — Que pervertido eres, Sasuke — Dijo Kiba con una extraña sonrisa, luego, para terror del rubio agregó: — De acuerdo, acepto. Cuando pierdas me aseguraré de que lamas mis sandalias.  ¿Qué piensas, Naruto? No hay forma en la que tú pierdas.

 

    — V- vale. — Cedió el rubio. En realidad, él quería recibir un castigo por parte de Kiba, eso era lo que en realidad pensaba cuando le habían preguntado. Pensaba en que si perdía, tal vez Kiba le ordenaría…

 

   Sacudió la cabeza y luego los tres volvieron al sofá a atenderse urgentemente. Afuera comenzaba a hacer frío, pero adentro de la casa los tres chicos se sentían más calientes que nunca… Tal vez el alcohol tuviera algo que ver. O… Tal vez… Fuera la extraña orgía que se empezaba a gestar la que ocasionaba todo ése calor.

 

 

 

 

 

                                                                      ………………..CONTINUARA……………..

 

     

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado el final. La próxima semana no puedo subir porque me voy de vacasiones pasado mañana por una semana completa a (Censurado por seguridad personal).

    Pero espero que me esperen, pues en cuanto vuelva me pondré a escribir como loca para subir cuanto antes.

   Cambié lo de la computador por peliculas normales para que fuera un poco más real.   

   Cualquier crítica, comentario, o sugerencia o petición escriban review y yo haré lo posible.

   NOS VEMOS EN DOS SEMANAS (Espero)


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