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Una carta por ninnette

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Notas del capitulo:

este cap está dedicado a todas aquellas que me pidieron que pensaba Harry sobre la muerte de Draco.

Espero les guste.

P.D: Sorry, nu he podido contestar los reviews, pero me encanta cuando me los dejan ;)

 

Con un lamento desgarrador, Harry se despertó sobresaltado, sentía sus ojos arder, y su corazón latía desbocadamente. Él suponía que producto del sueño, más bien pesadilla que acababa de tener.

Se dio la vuelta intentando dormir nuevamente, una vuelta, dos vueltas, tres… nada esa sensación de profunda perdida continuaba enterrada en lo más profundo de su corazón. Intentó contar ovejitas, pero no pudo cuando iba por la cinco, en su mente volvió a llegar la imagen que le había hecho despertar tan sobresaltado, entonces sus lágrimas se dejaron ver  y se imaginó que ya no podría dormir por mucho que quisiera.

Decidió que le haría caso al doloroso vacío que sentía en su corazón y su alma, y antes de ir a ver con sus propios ojos si aquello era verdad, o era un maldito juego que Voldemort le había hecho, miraría por si acaso el mapa del merodeador. Así que con prisas lo cogió con el corazón en la garganta y sólo con un pensamiento:

No, por favor, que esté en su habitación… que este en la Torre de Slytherin, que no esté allí donde me lo imagino, por favor…”

Pero sus ruegos y súplicas, no fueron escuchados, ya que allí en el lugar en donde había sucedido la pesadilla estaba escrito el nombre de esa persona por la que él gustoso hubiera dado la vida con tal de verlo feliz.

No se lo podía creer, no, lo que pasaba era que simplemente no quería aceptar que aquél a quien consideraba la persona más importante para su vida le hubiera dejado, pero el dolor que sentía era tan tangible… eso y las lágrimas que habían venido solas, y que parecían no querer dejar al moreno.

Quiso averiguar si es que realmente su amor había hecho lo que el había visto con sus propios ojos en su sueño. Cogió la capa con cuidado de no hacer ruido que pudiera despertar a alguno de sus  compañeros.

Salió, como alma que lleva el diablo, con las prisas y el  nerviosismo, se olvidó tirado y sin cerrar su tan preciado mapa. Este que estaba encima de la cama, quedó abierto y en la esquina donde estaba dibujada la Torre de Astronomía, había escrito el nombre de Draco Malfoy.

 Harry iba corriendo, aunque la capa le dificultaba el correr bien, pero eso era una cosa que a él le traía bastante sin cuidado. En esos momentos tenía su mente en un solo lugar y es era la Torre de Astronomía. Y en lo que había visto en su sueño.

Él estaba situado en una esquina, desde ahí pudo ver como llegaba Draco, se levantaba su manga y admiraba su brazo, desde esa distancia y en penumbras no veía muy bien lo que el otro chico estaba examinando tan fijamente. Después de unos instantes, se fijo en que el príncipe de las serpientes sacaba pergamino y pluma y empezaba a escribir, cuando finalmente concluyó sacó algo de su bolsillo y se lo bebió, cinco minutos después el rubio moría. Fue en ese justo instante en que despertó sobresaltado y con el dolor tan profundo en su pecho.

No sabía como Draco había calado tan hondo en su interior, tampoco lo quería saber. Evidentemente no se había despertado un día y había dicho que estaba enamorado del hurón, fue cuestión de aceptar primero él mismo que ser gay no estaba mal como sus tíos le decían, de hecho en el mundo mágico, eran tan comunes las parejas gays como las heterosexuales. Con el paso del tiempo, la aceptación y apoyo de sus dos mejores amigos, se dio cuenta de que una persona había entrado muy profundo en su corazón y se había quedado en él. Y ni siquiera supo como lo hizo. Después de mucho meditarlo tuvo que decírselo a sus amigos, y estos le sorprendieron diciéndole que ellos también estaban enamorados de unas serpientes, que casualidades de la vida, eran los amigos de su príncipe.

Finalmente, después de lo que a él le pareció una eternidad, llegó a su destino, corrió a abrir la puerta, pero la encontró sellada. Maldijo por lo bajo. ¿Por qué precisamente ahora tenía que estar cerrada? Probó con todos los hechizos que sabía, y hasta el tercero o el cuarto no pudo abrirla.

Pero cuando lo hizo, sintió que su cuerpo no respondía, que le era imposible moverse y acercarse hasta el rubio, lágrimas que no habían dejado de bajar en todo el tiempo por sus mejillas ahora bajaban con más fuerza.

De repente, se escuchó un trueno, y empezó a llover. Ese sonido pareció despertar del letargo  a Harry, así que despacito se acercó a Draco, y recostó la cabeza en su pecho, intentando en vano oír los latidos de su corazón, y efectivamente sólo se escuchaba el silencio.

Seguía llorando, como si no hubiera mañana, no sabía cuantas horas habían pasado, pero pasó mucho rato, sólo supo que en algún momento dejó de llorar, no porque las lágrimas ya no quisieran bajar por sus mejillas ya que de querer querían, sino por el hecho de que se había quedado secó de tanto llorar.

Fue en ese preciso instante, en el que se serenó un poco que descubrió la carta que Draco había escrito. Cuál fue su sorpresa cuando al mirarla vio que ponía su nombre.

Nervioso, y con las manos temblándole abrió el sobre, preguntándose si ahí encontraría las respuestas por las que su amor había acabado de esa forma con su vida.

Cuando acabó de leerla estaba en estado de shock, no podía ser, simplemente no podía ser todo aquello que estaba escrito no podía ser cierto. Demasiadas sensaciones tenía Harry en ese momento como para poder decantarse por una.

Pero la que más embargaba su cuerpo era la culpa. Esa culpa que se había convertido en una compañera de su alma atormentada, y que parecía que no quería desparecer nunca de su vida, que simplemente esta sería su fiel compañera hasta el fin de sus días. Ya que primero fueron sus padres, después Sirius, y poco antes de empezar este curso, en un ataque perpetrado por Voldemort en la estación de King Cross, había perecido Remus intentando protegerle de un Avada lanzado por Bellatrix Black. Y ahora Draco, su Draco, su ángel por su culpa… él estaba muerto… Todos ellos habían muerto por su culpa.

Otro sentimiento, era el de la ira, ¿cómo había sido capaz Dumbledore de darle la espalda a un alumno cuándo este más lo necesitaba? Simplemente no entendía como era que el director le había dado la espalda a Draco… y eso le enfadaba.

También sentía deseos grandes deseos de venganza puesto que Voldemort, otra vez le había quitado lo que más quería en este mundo. Poco a poco sentía como iba siendo despojado de todas aquellas personas que le amaban y se preocupaban por él.

Pero su tristeza era más grande que todos los sentimientos juntos de ira o de venganza, él saber que su adorada serpiente también lo amaba era demasiado. Se consideraba indigno de ser un Gryffindor, por que si hubiera tenido el valor de hacerlo, se habría plantado delante de Draco y se le habría confesado, y ahora no estaría llorando su muerte…

Sólo, en ese momento, se dio cuenta que estaba terriblemente solo, porque aunque tuviera a Ron y a Hermione, nunca podría conocer el amor de pareja, porque esta se fue antes de conocerlo y él sabía que jamás su corazón iba a latir por alguien más como lo había hecho por Draco.

Con un beso se quería despedir de su adorado príncipe, y así lo hizo. Cuando posó sus labios encima de los del rubio, se encontró con que aún con la palidez de la muerte, seguían guardando un poco de la suavidad que seguramente habían tenido en vida. Sollozó, todo lo que se habían perdido por estar insultándose mutuamente.

Sentía que necesitaba salir de ahí, si no es que simplemente perdería la cordura y acabaría acompañando al Malfoy en su camino con la muerte de eso estaba seguro.

Entró en su Sala Común, cuando ya empezaba a amanecer, y se sentó en uno de los primeros sillones que encontró, su estado era como el de un zombi, puesto que aunque su cuerpo estaba presente ahí, su mente se había quedado en la Torre, y su corazón, simplemente se había ido con el rubio.

Así fue como lo encontraron sus amigos, cuando extrañados por no ver al chico-que-vivió en la cama bajaron a ver si es que se había levantado más temprano, y lo que vieron les heló el alma.

Ropa desarreglada, la capa de invisibilidad tirada por cualquier parte, una carta que era agarrada fuertemente entre sus manos labios secos y temblorosos por el esfuerzo de no romper en lágrimas que creía que ya no podían caer, pero lo peor era mirar sus ojos. Esas esmeraldas, que un día brillaron con tanta fuerza hoy estaban opacadas y sin una pizca de ese característico brillo, de hecho parecían como sin vida.

El mismo Harry, parecía sin vida, más que un ser humano, parecía un muñeco desmadejado al que habían roto y dejado tirado por ahí sin la más mínima compasión.

Hermione fue la primera que se le acercó poniéndole una mano en su hombro, intentando no asustar al otro chico.

—Harry—le dijo suavemente— ¿Qué… qué ha sucedido?

—Me lo quitaron, Hermione, me quitaron a mi ángel, sin siquiera haberle dicho lo que con tantas ganas quería contarle.

Ron y Hermione, se miraron desconcertados, ¿quién podría haberle hecho daño al príncipe de las serpientes? Nadie, por miedo, nadie era capaz de hacerle nada, pero entonces… Hermione, continuó hablando, intentando por todos los miedos no llorar al ver lo roto que estaba su mejor amigo:

— ¿Cómo estás tan seguro? Acaso…

—Por que lo soñé—interrumpió Harry a su amiga, y antes de que pudiera decir nada Hermione o Ron, agregó: —si, sé que mis sueños a veces no son lo que pasa de verdad, pero está vez era distinto, tenía un mal presagio, por eso cogí la capa y fui hacia el sitio donde estaba en mi sueño, y me lo encontré tal cual—dijo, a penas conteniendo las lágrimas, y dijo a continuación:—Me ha dejado una carta, diciéndome que el motivo por el que lo hacía por su amor hacia mí, que no quería que lucháramos en diferentes bandos, y ha escogido esta solución…—las palabras murieron en su boca y les entregó la carta que le había dejado Draco, para que lo vieran con sus ojos.

Hermione y Ron, leyeron la carta y sólo pudieron exclamar un sonoro vaya. No sabían que decirle a su amigo, simplemente estaban atónitos por el hecho de que una persona, esa persona en concreto hubiera hecho algo como eso por amor, otra vez fue Hermione la que le habló:

—Harry, lo sentimos, sé que debe ser un duro golpe para ti, pero…

—No, por favor no continúes… por favor…

—Harry, sé que no es el momento, pero tienes que bajar a desayunar o la gente sospecharía…—interrumpió Ron.

—Id vosotros por favor, inventaos algo, no quiero ver a Dumbledore, por que estoy seguro que lo veo y no pasa nada bueno, por favor.

—De acuerdo—dijeron los dos amigos al unísono, le abrazaron y se marcharon.

Harry se quedó viendo fijamente la chimenea, decidiendo que haría a partir de ahora que su razón de existir había  desaparecido.

De repente se le vino a la mente una idea. Ya sabía el plan que llevaría a cabo, primero de todo, tenía que ir a ver a Dumbledore, y hacer como si él no supiera nada de nada. Suspiró eso iba a ser muy pero que muy complicado. Pero estuvo decidido a hacerlo.

Notas finales:

espero que les guste

a la historia le falta un capi, que es lo que hara a partir de ahora harry.

besitos

ninnette


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