Reita dejó el teléfono en su sitio y se sentó con pesadumbre, tal vez había olvidado que quedaron de verse a cenar, como él mismo había olvidado, tal vez estuviera en casa de Ruki o de Satoshi, obvio, que no podía llamar para constatarlo, porque de lo contrario, sino estuviera ahí, lo menos que deseaba en ese momento era oír el sermón del bajito por el pleito que le echaría el otro por no saber donde estaba Takashima.
- Ni que fuera su mamá... - sentenció severo.
Quizás lo mejor era esperar, las noticias malas vuelan como el viento, quizás solo se le había pinchado un neumático o había perdido la noción del tiempo en la oficina… si lo mejor era esperar… tomó de lleno la copa de ron que se había servido hacia unos momentos y la lleno nuevamente.
*~*
Yuu lo miró minuciosamente, desde el primer momento que miro a Uruha le había atraído de una manera muy especial, no era como otro de los tantos hombres de los cuales se había interesado y cabe destacar que todos ellos habían terminado en su cama con el mínimo esfuerzo, pero ese castaño era diferente para él, sentía la loca necesidad de que lo amara, que lo adorara por sobre todas las cosas, así que tenerlo a su merced en ese momento, aprisionándolo con su cuerpo era lo mas deliciosamente excitante que había vivido.
Sabia a la perfección que la persona que supuestamente esperaba a Shima era Suzuki Akira, un hombre que solo estaba con él por una venganza estúpida, la cual, por supuesto le convenía, sabia que cuando Uruha supiera lo que había detrás de ese amor extraño que decía profesarle Suzuki, se derrumbaría como castillo de arena y él, Shiroyama Yuu, haría acto de presencia como el ser celestial que vendría a rescatarlo del dolor.
- Lo siento... -atinó a decir, se sentía incomodo ante la mirada, a su parecer, demasiado misteriosa de Aoi, quiso introducirse en el auto pero para ese momento la fría mano de aquel tipo se hallaba sujetándolo con ruda firmeza.
- Tal vez si le avisas que llegaras mas tarde, no creo que tenga problemas...
El rubio saco el teléfono portátil, no podía negar que sentía un poco de miedo, ese hombre tenia una presencia demasiado fuerte y además ese agarre del que ahora era preso lo descontrolaba, lo mejor era llamar a Akira y decirle que fuera, que lo necesitaba, pero eso fue imposible, el teléfono estaba apagado, indicándole que la batería estaba muerta.
- ¡Ohh! Te ofrecería el mío pero lo olvide en casa. - sonrió con malicia.
¿Qué iba a hacer ahora? No podía huir, además el lugar estaba más solo que un panteón, así que si se ponía a gritar como loco nadie lo escucharía, aunque después pensó que estaba exagerando, ¿Qué podía hacerle ese tipo? No era un debilucho, así que si intentaba propasarse, sabría de que estaba hecho, por lo pronto, mantener la calma y comportarse “normal” podría ayudarle.
- No tengo forma de avisar que tardare, así que si me disculpa... - se quitó la mano del pelinegro que no puso protesta, pero tampoco se alejo para que entrara al auto.
Uruha lucia seguro de sí mismo, cosa que no podía dejar pasar, era demasiado interesante conocer sus reacciones, pero fácil seria besarlo por la fuerza, saborear su piel, conocer cada retazo de su cuerpo joven.
- Será una simple e inofensiva copa, por favor...
- Debo...
No alcanzo a terminar la frase por que unos labios sobre los suyos le impidieron hablar y unas manos bastante hábiles lo sujetaron con fuerza, incrustándolo contra su propio automóvil lo inmovilizaron, sentía que iba a desmayarse cuando la lengua de Aoi se introdujo en su boca poniéndolo al borde de la asfixia, para después deslizarse húmeda sobre su cuello, pudo respirar por un momento, pero el dolor de una pequeña mordida le hizo estremecer, solo atinó a levantar una de sus rodillas y golpear aquello que sabia a la perfección doblegaba a todo hombre, Yuu lo soltó llevando sus manos fueron hacia los genitales que le dolían por el golpe recién propinado.
*~*
Reita miró por enésima vez el teléfono, era ya cerca de la medianoche, se quitó su ropa de trabajo y lucia un pijama en tonos guinda y negros, el color le favorecía bastante, había sido regalo del rubio cuando habían cumplido meses de pareja, ¿Cuántos? No recordaba, eso era lo menos que le inquieta, aunque debía aceptar que tenia buen gusto.
Cualquier cosa era mejor pensar que en la ausencia de Kouyou, se puso de pie nuevamente, tal vez fuera conveniente ir a buscarlo, ¿Dónde? Cualquier sitio era mejor que estar ahí pendiente de su llegada, miró la botella de ron a medio llenar, no se había percatado de la rapidez con la que se la había bebido, de seguro que comenzaría a tener una terrible jaqueca.
Un sonido de llaves provino del exterior y después el leve zumbido de la puerta al abrirse, Reita se giró con rapidez para ver como Uruha aparecía sonriéndole levemente y cerrando la puerta atrás suyo.
- ¿Dónde estabas?- cuestionó caminando hacia el recién llegado, lo menos que merecía era una explicación.
- Por ahí... - atinó a decir únicamente.
Shima lo abrazó en cuanto estuvieron a corta distancia, tenia la necesidad de sentirse protegido en medio de los brazos del hombre que tanto amaba.
- ¿Cambiaste de perfume?- preguntó extrañado, no es que se hubiese fijado mucho en el aroma de Uruha, pero aquel olor le era totalmente desconocido, o por lo menos no era el habitual del castaño.
- No... - declaró aprisa alejándose, seguramente Shiroyama le había impregnado con su perfume.- ¿Tomaste?- quiso cambiar el tema.
- Un poco...
El rubio lo inspecciono, Uruha estaba demasiado nervioso, tenia el cabello revuelto, mas de lo normal, y su respiración agitada demostraba que estaba ocultándole algo, era demasiado transparente que podía captar con facilidad sus emociones y hasta podía decirlo sin temor a equivocarse que lucia asustado.
- ¿Te paso algo?
- No, nada...
La mano del castaño se dirigió a su cuello, sentía una picazón extraña en ese sitio, pero no contó con la evidencia y la mirada rápida de Reita revisándolo.
- Ahora entiendo... – sonrió con malicia.
- No es lo que piensas...
- ¿Qué crees que pienso? ¿Qué te acostaste con otro?- increpó, no estaba celoso, eso no, solo le había nacido una rabia de quien sabe donde.
- ¿Cómo puedes pensar eso de mí?
- ¿Qué quieres que piense si te apareces oliendo a otro y con ese “recuerdito”?
- No te engañe, te lo juro, no paso nada con Shiroyama.
- ¿Shiroyama?- cuestionó mas para sí que para el castaño, pues ahora comprendía un poco más.
- Estaba esperándome en el estacionamiento, me besó a la fuerza y me hizo esto... - dijo al tiempo que quitaba la mano de su cuello mostrando el la marca roja de su piel.
- Ese desgraciado...
- Pero pude controlar la situación... le di un golpe... - intentó explicar, pero Reita no le prestaba mucha atención.
Yuu estaba jugando sucio, el trato era acercase a Uruha cuando él le quitara todo y lo abandonara, ¿Qué estaba intentando hacer? ¿Conquistarlo desde ahora? Bueno si eso se podía llamar conquista, Aoi estaba demasiado loco y sabia que no hacia las cosas por que si, ese encuentro raro tenía un propósito que solo su mente desquiciada conocía. Tendría que verlo y preguntárselo personalmente, pero él tampoco podía quedarse atrás, el mejor remedio era que los documentos de cesión de propiedad fueran firmados por Takashima lo antes posible.
- Yo nunca te engañaría... -finalizó diciendo, aunque un poco sentido por las dudas, pero por otro lado contento, Reita se había puesto celoso, eso era notorio.
- Lo sé... - solo atinó a responder, estaba tan distraído que no le había puesto atención al relato de su acompañante.
Shima sonrió mientras se acercaba a besarlo, después de todo lo sucedido solo quería darle un largo y cálido beso, Reita estuvo a punto de alejarlo, pero solo por un momento, por que algo se lo impidió, siguió saboreando la dulce boca del castaño mientras sus manos lo rodeaban, de repente había caído en una inactividad desconocida, tal vez era el efecto del alcohol excesivo que deambulaba en su sangre, pero se dejo hacer.
Esos eran los momentos que le decía a Ruki, cuando Akira se portaba amoroso con él, cuando le hacia sentir lo importante que era.
- Buenas noches... - dijo Uruha alejándose, ese beso le había excitado tanto tal vez si proseguía no iba a poder detenerse.
- No...
Ahora era Reita quien se había lanzado a besarlo mas profundamente, necesitaba tenerlo cerca, tal vez era solo que le recordaba a Miyu, ¿Miyu? Reaccionó su mente, ¿Cómo podía si quiera compararlos?... se alejó deprisa.
- Shima... - lo llamó.
- ¿Dime?
- Mañana quisiera que pasaras por mi oficina, hay unos papeles que requieren tu firma. - se tocó la frente, le dolía mucho la cabeza, necesitaba dormir.
- Por supuesto.
*~*
Se había tomado una aspirina y un café bien cargado que le había preparado Aya y a pesar de eso el dolor no desaparecía, recordaba que en la universidad los compañeros insistían en repetir el remedio, si tomaba nuevamente algo con alcohol, la resaca se reducía, pero lo menos que en ese momento quería era tomar, debía estar en sus cinco sentidos, por la mañana Uruha había tenido un desayuno de accionistas y su presencia no había sido requerida, así que había aprovechado para revisar los papeles e irse a buscar a Shiroyama.
Era a su departamento a donde se destinaba en ese momento, una corta conversación por teléfono con su secretaria y ya tenia una cita matutina con él, era corto el trayecto así que llego con rapidez.
Bajó de su automóvil y lo cerró poniéndole la alarma, era un lugar seguro, pero era mas por costumbre que por otra cosa, el elevador estaba a unos cuantos metros y se dispuso a entrar, recordaba que el piso era el 4to, botón que marco al instante.
Aoi lo esperaba ya, en cuanto sonó el timbre se dirigió a abrir la puerta, sabia a la perfección quien era y a que venia.
- Me agrada la gente puntual... - dijo al tiempo que abría la puerta y le permitía la entrada, para cerrar después.
Reita solo sonrió con aburrimiento, mirándole de pies a cabeza con aire de soberbia, traía puesto una bata de seda y su cabello le caía sobre sus hombros y unos mechones sobre el rostro.
- Disculpa la pinta, pero recién me despierto... - informó.
- No me importa...
- Siempre tan cortés... ¿Quieres algo de tomar?- preguntó al tiempo que se servía una copa de vino.
- ¿Vas a tomar a estas horas de la mañana?...
- Es lo mejor para la resaca, ayer tuve que beber solo… pues alguien me desprecio...
- Takashima...
- ¡Te comento! – Exclamó con gracia- Al parecer lo tienes muy bien dominado, no acepto ni un café... - bebió apenas un sorbo.
- ¿Por qué lo besaste a la fuerza?
- ¿Yo? A la fuerza... no recuerdo haber ejercido mucha, tal vez no te contaron bien...
- ¿Qué insinúas?- cuestionó con fastidio.
- ¿Acaso vienes a reclamarme?... solo fue un beso, ¿No me digas que estas celoso?
- No, conoces perfectamente lo que me interesa de él, pero quiero saber porque lo hiciste, creí que esperarías a que yo lo dejara.
- Pensé en hacer mi lucha desde antes... no creí que te molestara.
- No te preocupes, pronto lo tendrás para ti solo...
- ¿Ya te firmó los papeles?- preguntó interesado, había un brillo extraño en sus ojos que le dio escalofríos.
- No, pero hoy mismo lo hará... - respondió tajante.
- ¡Que suerte!
- Mientras tanto aléjate de él, no quiero que lo molestes...
Reita se acercó lo suficiente, quería que Shiroyama supiera que no estaba jugando, lo que hiciera en el futuro con Uruha no era su problema, pero ahora si.
- Sabes que adoro cuando me miras de esa forma- dijo acercando aun más su rostro, solo a centímetros, sus respiraciones chocaron.
- Basta de estupideces- se alejó- solo quería aclararlo contigo- dijo al tiempo que caminaba rumbo a la entrada, no tenia mas que hacer ahí.
- Reita… - lo llamó, todavía quedaba algo pendiente.
Suzuki se giró para confrontarlo.
- Lo que tengas que decir, dilo ya, tengo cosas que hacer.
- Cuando despojes a Shimita de la empresa y sus bienes, quiero tener una conversación contigo- dijo con una seriedad que hasta ese entonces el rubio desconocía.
- ¿De que se trata?- preguntó interesado, algo en el timbre de voz del pelinegro le hizo sentir algo muy extraño.
- No puedo decírtelo ahora... solo ven a verme cuando tu venganza termine- sentenció, no iba a decir mas, si le interesaba iría, obviamente que lo mejor era que fuera, sino viviría engañado toda su vida.
- Es otro de tus ridículos juegos- se rió de sí mismo.
- No- enfatizó- créeme que lo que voy a decirte, te conviene más a ti que a mí.
Suzuki no sabia si creerle o no, pero la verdad es que no podía dejar de intrigarle, lo mejor era pensar bien las cosas, ahora solo tenia que regresar a la empresa y hablar con Uruha, seguramente ya había regresado a su oficina, el momento decisivo había llegado.
Continuara...