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Por Culpa de su Padre por Tatsuya

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Notas del capitulo:

Ohayou!!! Sii! actualizacion rapida... sean happys xD

pero argh... ayer estaba respondiendo los reviews del cap anterior... cuando tarminaba y le daba clic para publicarlos... se demoraba un mundo en cargar y al final se borraban... al principio pense q habian sido errores mios pero despues con el tercero me di cuenta ¬_¬ siq no quise seguir respondiendolos para no seguir borrandolos por culpa de Amor Yaoi ¬¬!!!

Perdon a las personas que dejaron los ultimos 3 reviews... no fue mi intencion...y creo q nunca seria la intencion de una autora borrar los reviews que recibe XDD Bueno... mucho blabla y a leer!! :D

 




Miyu colocó el último cubierto que faltaba en su sitio, Kiyoshi ni siquiera se había ofrecido a ayudarle, estaba sentado sobre el sofá del living-comedor con ambos pies sobre la mesa de centro, y leía atentamente una revista de deporte, ni siquiera había tomado la molestia de bañarse y arreglarse para la ocasión, vestía los mismos jeans y la misma sudadera desde muy de mañana, cosa que le extraño a la joven.

 


Desde hace dos días que había regresado a la ciudad, su actitud hacia ella había cambiado mucho, ya no se sentaba a conversar con ella y ni si quiera le prestaba un poco de atención y si Miyu era la que se acercaba a conversar le rehuía bajo cualquier pretexto, aunque también podía ser su imaginación, estaba muy nerviosa debido a la cena de compromiso.

 


- Señor Kiyoshi- le habló colocándose a su lado- ¿usted cree que Reita tarde mucho en llegar?


- ¿Y a mí por qué me preguntas?- cuestionó en mal tono, sin despegar la vista de lo que leía- ¿Acaso soy su sombra? Si no lo sabes tú que te la pasaste llamándole todo el día, menos yo.


- Tiene razón- dijo con voz apagada- discúlpeme.

 


No soportaba a esa tonta chiquilla, núnca lo había hecho, antes solo la sobrellevaba por su propio bienestar, cuando de ello dependían las comodidades que su sobrino pudiera brindarle, ahora ya no tenia ánimos para soportarla, Akira le había devuelto a Takashima hasta el último yen y centavo, no tenia porque ser ya complaciente, además tanta ingenuidad le asqueaba, si Reita deseaba soportarla para el resto de su vida, halla él.

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


Uruha y Aoi acomodaron sus maletas sobre la mesa movible del aeropuerto para que fueran revisadas y subidas al avión, Ruki estaba con ahí acompañándolos, Satoshi había optado por quedarse en casa, odiaba las despedidas.

 


- Te voy a extrañar- dijo el chibi echándole los brazos al cuello- cuídamelo mucho Aoi-san - le dio un beso rápido en la mejilla y se alejó nuevamente.


- De eso no tengas dudas- comentó el pelinegro abrazándolo por los hombros a lo que el castaño se sonrojó apenado, nunca se había dejado ver con otro hombre y menos con un trato tan afectuoso, Reita siempre fue tan correcto… Agh… de nuevo él en sus pensamientos.


- Ustedes dos hacen muy bonita pareja- sonrió el menor dándole un leve codazo a su amigo, a lo que se inclinó adolorido.


- Ya enano- Uruha se separó de Aoi- casi lo dejas sin aire.


- Perdón y no me digas enano! Sabes que odio que se metan con mi estatura- dijo apenado y enojado acercándose a masajearle el abdomen, pero la mirada retadora de su amigo lo detuvo de golpe.


- El vuelo 405 con destino a Miami, USA, favor de abordar por la puerta 10- informó la voz de una mujer por el altavoz.


- Ese en nuestro vuelo- informó Yuu.


- Hasta luego Rukito- dijo Shima despidiéndose.


Aoi solo hiso una reverencia y le sonrió al menor, había hecho tan poco para ganárselo y tenerlo de su lado, el único que parecía desconfiar era ese idiota de Satoshi, mas le valía no interferir en sus planes, sino tendría que eliminarlo con el estorbo que era.

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


El trayecto al departamento había sido corto, no entendía por qué pero se hallaba falto de ganas por llegar, tenía el tiempo justo para bañarse y estar presentable, los padres de Miyu llegarían esa noche para la gran cena de compromiso.

 


Tenia el anillo en el bolsillo oculto de su abrigo, dentro de un hermoso y lujoso estuche de terciopelo negro, le había costado una buena cantidad de dinero, pero eso no era lo importante, poco valía tomando en cuenta para quien era, su siempre querida y amada Miyu.

 


Estacionó el automóvil en el lugar de siempre y bajó sin prisas, no estaba nervioso solo deseaba cerciorarse si lo traía consigo, lo palpó por encima de la ropa y ahí estaba, pero también sintió algo más... metió la mano extrañado, y pudo constatar que adentro del bolsillo había algo más, una argolla dorada brilló en su mano... era el anillo que Uruha le había dado hacia meses.

 


- Pensé que lo había perdido...

 


Lo miró con detenimiento, pocas veces le había prestado atención en el tiempo que lo había usado, siendo que siempre lo llevaba puesto, tenía gravadas las iniciales de ambos, pero no pudo evitar sorprenderse, tenía escrito algo en la parte interior.

 


Para la persona que más amo en el mundo

 


Sonrió levemente, que importancia tenia ese pedazo de oro ahora, su venganza justa o injusta ya había terminado, ni siquiera veía el caso a conservarlo, lo miró en la palma de su mano, ese era el único recuerdo que tenia del tiempo que estuvo con él… Iba a tirarlo, botarlo a la basura, pero algo se lo impidió.

 


- Ahora me van a entrar sentimentalismos- sonrió cínico, para después esfumarse tal sonrisa.

 


Tal vez para él no significaba nada, pero para el castaño si, lo mejor seria devolvérselo a la primera oportunidad, así que lo guardó nuevamente y subió a su piso.


- ¡Akira!- exclamó Miyu con euforia al verlo llegar.


- Buenas noches- fue su cortó saludo.


- Ya te prepare el baño y la ropa esta sobre la cama...- dijoradiante la chica e igualmente sonriente.


- Gracias... – dijo al tiempo que se percataba de su tío en la sala- ¿no estabas en la misma posición cuando me fui?- cuestionó sarcástico.


- ¿Algún problema? No hay nada interesante que hacer...- informó sin ánimos.


- Deberías haberte arreglado, los papás de Miyu vendrán a cenar...


- Eso indica que tendré que dormirme temprano...- resopló con fastidio al tiempo que se levantaba del sofá, aun con la revista en las manos y sin dejar de verla caminó hacia su habitación.

 


Que desfachatez, si hubiera sido cualquier otro día, le hubiera gritado y exigido su presencia en la cena, vivía a sus costas y ni siquiera podía tener una muestra de agradecimiento hacia él, pero sabia que estaba resentido por como habían terminado las cosas con Takashima, pero lo mejor era no hacer una tormenta en un vaso de agua, simplemente lo disculparía con sus suegros y asunto arreglado.

 


- Tu Tío se comporta muy raro- explicó Miyu viendo al anciano alejarse.


- No te preocupes... ya se le pasara...

 


Caminó hacia su habitación, definitivamente si necesitaba un baño para relajarse, se despojó con rapidez de cada prenda que le cubría y se metió a la ducha, el agua caliente le cayó suave sobre la cabeza, y se deslizó con rapidez por hombros y espalda, que deliciosa sensación, sabia que no podía estar así mas que unos escasos minutos.

 


Salió secándose con la blanca toalla, su cabello estaba húmedo y escurrían de el, gotas que chocaban haciendo eco en el piso, hacia tiempo que no hacia ejercicio pero su cuerpo se había mantenido, siempre había sido delgado, su rostro era el que si había cambiado de un año a la fecha, limpió el espejo que se hallaba blanquecino debido al vapor, sus ojos café oscuro se habían acentuado mas con ese par de ojeras debajo de ellos, pero su gesto frío no había cambiado en lo absoluto, no podía desprenderse de años de sufrimiento, mas aun conociendo la verdad, toda su vida había sido una farsa, solo deseaba ser feliz de ahora en adelante, esa noche daría el primer paso.

 


-Uruha...-  pensó, no podía dejar de pensar en él, las cosas que le había dicho la ultima vez que se vieron, sus ojos, solo con cerrar los suyos podía verlos nuevamente, aunque fingiera que no le importaba, era mentira, ¿Cómo iba a permanecer imperturbable ante la atrocidad que la había hecho? Pero nadie le había enseñado a pedir perdón, aunque tampoco eso le excusaba.
Nunca había sido muy religioso, pero no podía evitar pensar, en que el mal siempre se devuelve. Karma.

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


- Te notó triste... - comentó Aoi al tiempo que se acomodaba en el asiento, le dolía un poco la espalda debido a la posición.


- Es mi estado normal... bueno- sonrió cabizbajo- lo ha sido las ultimas semanas.


- ¿Aun lo amas?- cuestionó mirándole fijamente, como adoraba esa expresión de dolor, no podía negar que tenia algo de sadomasoquista en la sangre (n/a: Ja! xd).


- No puedo negártelo, seria imposible arrancarlo de mi corazón así de rápido...


- Déjame ayudarte... - susurró tiernamente- Haré que en este viaje lo olvides, para siempre- se acercó a centímetros, podía chocarle su aliento en el rostro.


- Lo siento- desvió el rostro, aun estaba preparado para poder besar a alguien.


- No te preocupes- dijo recostándose y cerrando los ojos- deberías descansar son varias horas aun de vuelo- comentó secamente.


- Bien- fue la corta respuesta.

 


Olvidar a Reita… que fácil sonaba decirlo… que difícil llevarlo a la practica, todo el mundo hablaba de olvidar, como si fuera tan simple arrancarse el corazón, que cómodo resultaba ser solo espectador de un dolor ajeno, Akira había representado tan bien su papel, se había enamorado como loco de él, en cada parpadear venían los recuerdos, cada momento a su lado, cada beso, tampoco deseaba olvidar, porque hacerlo seria aceptar el hecho de que nunca sintió nada por él, que fingió cada instante, y eso le dolía aun más, pero el rubio haría su vida, como si él no hubiera existido nunca, que triste le resultaba ni siquiera ser parte de sus pensamientos, como Reita lo era de los suyos.

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


Los padres de Miyu llegaron justo a la hora, después de muchos abrazos y bienvenidas, se sentaron a la mesa, hacia tiempo que no les veía, aunque tampoco habían cambiado nada, la madre lucia exactamente igual, con un moño alto y entre canoso, sus ojos apacibles y manos regordetas, el Sr. Mitsuki con actitud alegre y vivaracha que le caracterizaba, sus ojos cafés contemplaba sorprendido, lo que supuestamente había logrado Reita a base de trabajo, un auto último modelo y un departamento en la zona mas exclusiva.

 


Reita sonrió a medias… si supieran la verdad, todo lo que había hecho para obtener eso, seguramente pondrían el grito en el cielo, no permitirían su boda con Miyu porque eso lo había obtenido a costa de hacerle la jugada a Takashima Kouyou, un homosexual adinerado, habían sido obsequios del castaño al principio de su lio amoroso, tal vez lo correcto era devolverle eso también.

 


- Mi hija es muy afortunada al haber encontrado a un hombre como tu, Akira- dijo el padre de Miyu con ojos vidriosos.


- Aunque tú también te llevas un tesoro- se apresuró a decir su madre.


- Por supuesto- le tomó de la mano por debajo de la mesa.

 


Todos le miraron expectantes, seguramente esperaban que le entregara la sortija de compromiso, así que se puso de pie y sacó el cofre aterciopelado oscuro que lo guardaba.

 


- Miyu, ¿Quieres casarte conmigo?- cuestionó seriamente, al tiempo que abría el pequeño estuche.


- Por supuesto- dijo la chica emocionada hasta las lágrimas, aceptándolo.

 


Reita le colocó el anillo en su dedo anular, para después darle un corto beso en los labios, a lo que  Miyu respondió y le abrazó de inmediato. Sus padres se sentían orgullosos y felices, su única hija iba a casarse, con un buen hombre y prometedor abogado, que más podían pedirle a la vida. (n/a: Si supieran… xD)

 


- Los felicito- habló la Señora con voz quejumbrosa, levantándose y abrazándolos a ambos.


- Gracias- dijo la chica sonriente.

 


Se alejó un poco admirando tal escena, debía estar feliz, iba a casarse, muchas cosas habían quedado en el pasado, tendría una vida mejor de ahora en adelante, ya nadie podía opacar su felicidad ni nada podía salir mal, ¿Entonces por qué continuaba sintiendo ese vacío en su interior?, era como si se sintiera ajeno a tal dicha, o quizás no admitía el fin de muchos años de dolor y resentimiento, aun no podía creerlo.

 


La noche transcurrió entre conversación y sonrisas, algunos brindis, mas felicitaciones, charlas sobre sus planes futuros, Miyu estaba muy contenta, pero la mirada perdida de Reita a momentos la sorprendía, parecía tener la mente en otra parte, aunque se repetía que era la emoción del momento, no podía dejar de rememorar las extrañas actitudes que su ahora prometido había tomado desde su llegada a esta ciudad hace un año… pero no, seguramente eran los nervios.

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


Después de varias horas de vuelo llegaron al fin a Miami, en la aduana fueron inspeccionados y tras varias minutos de espera recogieron sus respectivas maletas.

 


- Al fin llegamos- suspiró Aoi con cansancio y alegría al mismo tiempo, con Reita a cientos de millas de Tokyo, era simplemente perfecto.


- Si, comenzaban a entumírseme los pies- confesó únicamente.

 


El único lugar de Estados Unidos que conocía era Nueva York, por los negocios familiares en esa ciudad, además solo había viajado un par de veces ese tipo de distancias, por lo que resulto bastante fatigoso.

 


- Tomaremos un taxi entonces y nos iremos directo al hotel- informó el pelinegro.

 


Caminaron entre la gente hasta llegar a la entrada del aeropuerto, una fila larga de vehículos amarillos recogían pasajeros a diestra y siniestra.

 


- Ahí esta uno libre... - dijo Uruha ganándole en velocidad a otro viajante que esperaba.


- Oye tienes experiencia en esto...


- Que haya viajado poco no significa que no sepa como es subirse a un taxi.

 


Ambos hombres subieron con rapidez, mientras el encargado del auto acomodaba sus maletas en la cajuela.

 


- ¿Te he dicho que eres hermoso?- preguntó Aoi.

 


Uruha lo miró sorprendido, sabia de las galanterías de Yuu pero siempre encontraba la forma de halagarlo, sin importarle el sitio ni las circunstancias.

 


- Estoy hecho un desastre- tocó su cabello enmarañado.


- Aun así luces perfecto.

 


Sonrió con tristeza, hubiera sido tan feliz si eso se lo hubiera dicho alguna vez Reita, ¿Qué estaría haciendo él ahora? En América era aun de madrugada, seguro allá ya estaban a mitad del día.

 


- Podremos dormir unas cuantas horas antes de la cita con el cirujano- informó al tiempo que miraba su agenda.


- Me parece muy bien...

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


En cuanto llegó a su habitación, arrojó el abrigo, hacia tiempo que se lo había quitado, resultaba extraño que aquí hiciera calor, se dejo caer con pesadez sobre el sofá cercano, el lugar era espacioso, la cama, algunos muebles para la ropa, una estancia para visitas y aunque aun no veía el baño, debía tener ducha, tina y jacuzzi, así era todo en Miami.

 


Se levantó las mangas de la camisa, para después deslizar sus dedos con suavidad por la superficie de su piel, el dolor era casi imperceptible, por ser tan joven, dijo el doctor, ese era el motivo por el cual habían cicatrizado tan rápidamente… suspiró con pesadez, pensar que sus brazos pronto ya lucirían como antes y que eso se debía a las múltiples operaciones estéticas a las que se tenia que someter... tal vez la idea le aterraba un poco, pero seguir viviendo con ellas, seria el tormentosos recordatorio de que intento quitarse la vida. Había aceptado más por deseo sino por la insistencia de Yuu en ello y una parte de él mismo también lo deseaba, seria tal vez la única forma de desprenderse del recuerdo de Reita.

 


Estaba demasiado exhausto, necesitaba descansar un poco antes de su cita medica, así que se levantó sin mucho antes y sin siquiera cambiarse de ropa se dejo caer sobre la amplia cama y se durmió casi al instante.


El medico cirujano le había dicho que lo operaria dentro de tres días, requeriría únicamente dos operaciones, cosa bastante alentadora, aunque entre cada una tendría que estar un mínimo de dos a tres semanas de recuperación, aunque si había complicaciones, tendría que quedarse hasta dos meses más.

 


No, él tenia que volver, tenia que hacer la junta general para dar a conocer a Akira como socio y la disminución de su parte social, ojala todo saliera perfecto para regresar lo más pronto posible.

 


Aunque Uruha no deseaba quedarse en Miami mucho tiempo, para Aoi era todo lo contrario, la playa, el calor tropical, la fiesta, todo eso en conjunto le ayudarían a lograr su propósito, que Uruha fuera suyo, no iba a desperdiciar ni un solo segundo de su estancia en ese paradisíaco lugar, el castaño seria suyo, y su plan de conquista iniciaría a partir de esa misma noche.

 


- Entonces ¿nos vemos para cenar?- peguntó Aoi sonriente.


- No tengo mucho animo... - respondió pensativo.


- ¡Vamos! Hazlo por mí... - sonrió poniendo cara de niño bueno.


- Mmm


- Te tengo una sorpresa...


- ¿Una sorpresa?- preguntó intrigado.


- Si, ahora ve a tu cuarto y ve parte de la sorpresa... espero te quede- dijo únicamente antes de encaminarse hacia su habitación.

 


-¿Qué estaba tramando Yuu?- Pensó un tanto extrañado, nada perdía con averiguarlo y si podía ganar mucho distrayendo la mente, además se le antoja ir a la playa, caminar por la arena, sentir la brisa del mar, ya después tendría tiempo de mortificarse.

 


Abrió la puerta y no pudo evitar sorprender, había un conjunto de ropa puesto sobre la cama, se acercó sorprendido.


Muero por vértelo puesto, nos vemos en el lobby en media hora.

Besosz90;Aoi.


Luego de observar y ponerse el atuendo, bajo al encuentro con el pelinegro.

 


- Te vez  hermoso... - murmuro Aoi mientras lo miraba desde la entrada.

 


Uruha se había puesto la ropa que Yuu le había obsequiado, era un pantalón delgado de algodón y una camisa de igual material, ambos en color blanco, y para terminar el conjunto unas sandalias cafés, su look era perfecto para una cena en la playa a la luz de las velas.

 


- No tengo palabras... - continuó al tiempo que caminaba hacia él.


- Gracias- agradeció el castaño un tanto ruborizado, nunca nadie le había dicho tal cosa sobre su persona.


- Vamos, que nos espera una maravillosa velada.

 


Le tomó de la mano, envolviendo con sus dedos los de Uruha, sin importarle que en el trayecto varios hombres y mujeres se habían girado a mirarlos. Shima estuvo a punto de soltarse pero la sonrisa tranquila de Aoi le reconfortó.

 


- Nunca mas tendrás que esconderte Uruha, conmigo nunca lo harás.

 


Cruzaron las instalaciones del hotel para llegar al área de la playa, ahí una mesa dispuesta para cenar con varios meseros para atenderles los esperaba, una botella del mejor champagne descansaba sobre el hielo en la espera de abrirse, el mar perezoso apenas si podía oírse, pero daba una espléndida vista de su inmensidad, así como un par de violinistas tocaban una hermosa melodía endulzando el ambiente, el cuadro era hermoso para Uruha, jamás imagino que alguien pudiese mimarle de esa forma, preocuparse por él, y menos la persona que tenia a su lado.

 


Aoi le movió la silla para poder sentarse, y rodeó la mesa para hacer lo mismo, estaban frente a frente, ambos sonriendo, Aoi con triunfo y Uruha con nerviosismo, todo le estaba saliendo a la perfección, su plan de conquista estaba llevándose a la maravilla. Los meseros se apresuraron a servir el delicioso platillo y llenaron las dos copas.

 


- ¡Brindemos!- exclamó con jubilo el pelinergo mientras alzaba su copa.


- Tal vez no sea buena idea...


- ¿Lo dices por la operación?... es en tres días, te prometo que solo una copa- dijo para tranquilizar, no estaba haciendo nada malo- solo para festejar, brindemos...


- ¿Por qué?- preguntó Uruha mientras le imitaba en el gesto.


- Por ti... por mí... y por lo que vendrá- murmuró con voz tenue y cálida, para después hacer chocar ambos cristales y beber tranquilamente el contenido de estos.

 


Cenaron mientras conversaban a momentos y momentos permanecían callados solo mirándose, Uruha estaba fascinado con esa faceta recién descubierta de Aoi, jamás imagino que fuera todo un estuche de monerías, lastima que no le hubiese conocido antes, tal vez así se hubiera ahorrado mucho sufrimiento. Por un momento se le nubló la vista debido a los recuerdos, si el amor de Reita hubiese sido cierto, si cada palabra, cada caricia no hubiese sido falsa... si tan esas ansias de venganza se hubiesen vuelto amor, hubiera dado la vida por ello.

 


- ¿En que piensas?- preguntó tomándole la mano.


- ¿Perdón?- Uruha se había olvidado por un instante donde estaba y con quién.


- Te quedaste mudo de repente... - comentó mientras apretaba su mano con fuerza, podía sentir la confusión del castaño, esa lucha interna que se exteriorizaba en cada gesto pensativo o de tristeza, Uruha era tan transparente a la vista...


- Lo siento, de repente mi mente voló a otra parte, pensaba en la empresa, en lo sucedido esta mañana... - su voz se cortó de repente, pues sus labios fueron presa de otros labios que le acallaron sin previo aviso y sin pedir permiso, un beso suave y tranquilo, mientras las manos de Aoi le acariciaban las mejillas y sostenían su nuca para evitarle huir.

 


Se separaron gradualmente, mientras tomaban aire, Uruha abrió los ojos expectante, no era como los besos insípidos de Reita, era un beso diferente, lleno de ternura pero a la misma vez cargados de seducción.

 


Después de esa placentera sensación inicial sintió un poco de vergüenza, lo había besado frente al grupo de meseros, así como de las personas que caminaban por la playa, se reprendió mentalmente, porque por un momento había pensado como Akira… maldición, de nuevo Reita en su mente, lo había recordado varias veces durante la noche, pero se prometió firmemente no volver a hacerlo.

 

 


Continuara...

Notas finales:

Ahora no se si responder o no los reviews ¬¬...

Amor Yaoi a estado medio malito esta ultima semana... no se que onda -.-!

 

Bueno... que tal el cap? creen que es relleno?? XD pero hay q rellenar para que venga lo bueno :z jojojo

Si que ya saben... proximo drama... el casamiento de Akira con Miyu!! wiii *--*! ajaja XD si dejajn muchos reviews les dare en el gusto y actualizare pronto tambien :D de ustedes depende c:

 

Nos vemos!

 

P.D.: AmorYaoi me teine mala ¬¬


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