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Por Culpa de su Padre por Tatsuya

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Notas del capitulo:

Bueeeeeenas! Actualizo antes de q se cumpla una semana xd!

El trabajo me mata  xd llego cansada casi todos los dias... pero bueno, eso no es importante.. xD!

 

Algunas pueden que me odien con este cap...-otra vez- xd!

Pero bueno! Ahora veran que si tenian razon... y q a Uruha se le esta pegando lo baka de Reita xD!

 

A leer! :D

 

Todos tenemos nuestro lado oscuro... en unos, menos reclamante, en otros se vuelve la épica batalla entre el bien y el mal... pero cuando esta batalla es perdida y se deja salir el verdadero demonio, eso nos separa mas del cielo y de Dios.

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 


Esto debía ser una pesadilla, soñaba con Miyu, la veía sobre el carruaje, pero de pronto su sonrisa fresca se volvía un gesto reclamante, de su boca brotaban insultos, se negaba a escucharlo, eso no podía ser cierto, Miyu no podía haberlo abandonado...

 


Despertó de golpe, su frente estaba decorada de cristalinas perlas de sudor, sentía que todo a su alrededor se movía girando como si él fuera el centro, todo tan oscuro, un terrible dolor de cabeza, pero también sentía un extraño sabor en sus labios, ¿de donde recordaba ese sabor?... de pronto todos los acontecimientos de las horas pasadas, lo golpearon con la fuerza de una gigantesca ola.

 


La pesadilla era real, Miyu lo había abandonado... también recordó la conversación que había sostenido con Takashima...

 


Se levantó inclinándose ha alcanzar la lámpara cercana, encendiéndola deprisa para después volverse hacia todos lados buscándolo, pero ya no estaba, ni siquiera había sentido en que momento se había ido, pero sentía que no hacia mucho, rozó con sus dedos el borde de su boca, ese sabor era de Uruha... lo había besado.

 


¿En que demonios estaba pensando para haber cometido tal tontería?

 


La verdad, es que no quería hacerle mas daño... pero al parecer su idiotez y la vida lo llevaban una y otra vez a ese punto sin retorno, pero simplemente no había podido evitarlo, al tenerlo tan cerca, sentir su respiración pausada, su aliento fresco, sus ojos hipnotizantes, lo creyó el ángel que podía arrancarle el sufrimiento, protegerlo con sus alas y llevarle lejos...

 


Meneó la cabeza perturbado, metiendo sus dedos entre sus cabellos, halando levemente de ellos, se sentía sumamente confundido, ¿Por qué siempre le pasaba lo mismo? Todo lo respecto a Uruha, a los sentimientos que debía tener hacia él, era un conflicto total.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 


Cuando menos lo pensó ya estaba en su auto, conduciendo rumbo a su departamento, manejó con cuidado, las calles estaban un tanto transitadas sabia que en el estado en que se encontraba, lo mejor era tener precaución, además quería alargar la llegada a casa de Aoi, pues seguramente lo estaba esperando para pedirle una explicación de su huida, además ya era demasiada su tardanza, la cual se debía precisamente a que había estado todo ese tiempo con Reita.

 


Se tocó la frente en señal de cansancio, su reloj de pulsera marcaba exactamente la media noche, ni un minuto mas ni un minuto menos, tenia los ojos hinchados debido al reciente llanto que no había cesado durante su trayecto por el ascensor, ni en su caminar por el estacionamiento y que había continuado durante ya varias calles recorridas, pero ahora sus ojos solo estaban apagados y agotados, se lo decía la vista al fijarla en el retrovisor y sentía una picazón provenir de ellos.

 


Se detuvo cuando el semáforo cambio a la luz roja, una serie de personas comenzaron a cruzar la calle, era fin de semana y a juzgar por la hora, la diversión apenas comenzaba, perdió la vista entre el grupo de chicos que hablaban divertidos, iban de la mano con sus respectivas parejas y lucían felices, desvió un poco la vista, no pudo evitar sentir un poco de envidia, el destino se había empeñado en liarlo con la persona equivocada y esa felicidad de otros parecía tan lejana para el, porque debía admitirlo, tampoco con Aoi se sentía completo.

 


De pronto, entre la gente, un rostro conocido lo sacó de sus amargos pensamientos, enfocó la vista para distinguirlo mejor, a pesar de que se había teñido el pelo castaño, ese hombre no era otro mas que Mizuki, el fraudulento doctor de Reita y la ex pareja de Kai.

 


Parecía muy divertido con un chico, a quien no paraba de abrazar y besar, mientras lo tenía acorralado contra un faro, justo en la esquina. Mizuki dejo un momento su tarea, había tenido la extraña impresión de estar siendo observado y al alzar la vista alcanzó a ver un auto a unos cuantos metros, la ventanilla del conductor estaba abierta y el rostro de Uruha mirándolo interesado.

 


El semáforo cambió a verde justo en ese momento, Shima tuvo que seguir el mar de autos que se movilizaba, mientras Mizuki lo seguía aun a la distancia, seguramente ese era la persona con quien había engañado al moreno, si es que no era otra nueva conquista.

 


La llegada fue inminente, subió un poco nervioso por el ascensor, no sabia por qué pero Aoi le producía algunas veces, cierto temor que le parecía inconcebible ya que el pelinegro siempre se había mostrado amable y cariñoso, salvo cuando se le había salido hablar o verse interesado en Akira, pero era normal.

 


Ni siquiera tuvo que colocar la llave en el cerrojo, ya que con un simple movimiento, la puerta se entreabrió. Entro un tanto cauteloso, todo estaba en total oscuridad y tuvo que caminar a tientas sin dejar de rozar la pared, para no tropezar o caerse. Sus ojos apenas se estaban acostumbrando, cuando alguien encendió la luz de repente… Aoi lo estaba esperando.

 


- ¿Entrando como un ladrón?- preguntó sentado en la estancia, su mano derecha aun estaba en el interruptor de una de las lámparas de la estancia.


- Yuu…- dijo sorprendido mientras lo inspeccionaba, aun vestía el tuxido que había usado para la boda de Reita y Miyu.


- Si, vivo aquí sino lo recuerdas- comento con sarcasmo al tiempo que se levantaba de su asiento y caminaba con su paso distintivo hacia el castaño.


- Lo sé ¿Qué haces aun despierto?- cuestionó únicamente, se hallaba nervioso.


- Te esperaba, sabia que tarde o temprano regresarías, te fuiste tras Suzuki, seguro que lo encontraste, de ahí tu retardo, ¿Es verdad?- cuestionó nuevamente, lo miraba con una fijeza que lo intimidaba.


- Si- dijo con cansancio, no valía la pena mentir- Nadie se tomó la molestia de buscarlo, ni siquiera su tío quiso ir tras de él, estaba tan mal que quizás hubiera cometido una tontería.


- ¿A no ser por ti? no puedo creer lo que me hiciste Kouyou... - dijo Aoi caminando de lado a lado de la habitación, como león enjaulado- Te fuiste tras él enfrente de mis narices... ¿Cómo quieres que lo tome...?


- Lo lamento, ahora comprendo que no debí hacerlo, pero tampoco me arrepiento, ni su propio tío quiso ayudarlo...


- No entiendes que lo que le pasó o le pase no es de tu incumbencia...


- Tu fuiste el que casi me obligo a ir a esa boda... no vengas ahora con eso... - respondió con enojo, comprendía su molestia, pero debía aceptar que en cierta forma lo había orillado.


- Yo que iba a saber que la novia se iba a arrepentir en el último momento- le interrumpió- porque se enteró de la clase de basura que es Suz- Aoi calló de golpe...


- ¿Cómo supiste eso?- cuestionó enfrentándolo.


- Todos los escuchamos- quiso salir del paso...


- ¿Fuiste tú? ¿Tú le mandaste la carta a Miyu? …- desvió la mirada, no podía creerlo.


- ¿Y que si fui yo? Ella tenía derecho y él tenia que pagar por lo que te hizo...


- Tomaste revancha por algo que no te correspondía... si alguien tuvo que haberle dicho era Akira y si no lo hizo sus motivos tendría, no tenias que haber intervenido...


- Todavía te importa ese idiota- encestó un golpe en una lámpara cercana y esa fue a dar al suelo con un sonido estrepitoso.


- Dios sabe que he querido olvidarlo, pero por x o por y, no he podido- dijo apenado y muy culpable- acepto que no mereces lo que te hecho, lamento haberme ido tras él- guardó silencio un segundo y después continuó- tal vez sea mejor que me vaya... - dijo mirándolo directamente a los ojos, para después encaminarse hacia la salida. Pero no llegó muy lejos, porque la mano de Aoi sujetando su brazo lo evito. El castaño lo miró sorprendido por ello.

 


- Uruha… mi querido Uru ¿Por qué me haces ser malo contigo?- preguntó y su rostro se volvió diferente- ¿Cuántas veces te he dicho lo mucho que me duele que te acerques a Reita? ¡¿Cuántas?!- gritó lleno de furia contenida.

 


- Suéltame, por favor- pidió al notar que la fuerza que ejercía sobre su extremidad iba en aumento lastimándole la piel.


- Pero tu no entiendes, me haces quedar con un estúpido, cuando frente a todos sales corriendo tras ese imbécil, eres mi pareja Kouyou- lo aventó tomándole por sorpresa, así que no pudo evitar caer al suelo por el impulso.


- ¿Qué te pasa, Yuu?- cuestionó sobándose el brazo lastimado.


- Me he comportado muy bien contigo, pero al parecer a ti te gusta que te traten mal, Reita se burló de ti y aun lo amas, te preocupas por él, con lo que pienso hacerte, vas a adorarme- rió estrepitosamente.

 


Uruha se levantó a tientas, la situación se estaba tornado en extremo incontrolable, Aoir parecía ido en su ira, debía salir de ahí como fuera, necesitaba calmarlo un poco.

 


- Comprendo todo lo que me dices- dijo ya de pie- me comportado tan mal contigo, pero creo que este no es le mejor momento para que conversemos, será mejor dejar pasar un tiempo, que ambos nos calmemos y pensemos sensatamente el rumbo que debe tomar esta relación. Shiroyama no contestó, se había quedado muy serio de repente, quizás era el momento de irse.


- Tú no puedes abandonarme... - dijo casi en un susurro.

 


Aoi estaba conteniendo toda su ira y como si esas palabras fueran un detonador, apretó fuertemente el puño de su brazo izquierdo y lo encestó con fuerza sobre la nuca del castaño, este  solo sintió un fuerte golpe en la cabeza, un liquido caliente recorrerle la espalda y lentamente comenzó a desvanecerse en el aire, todo daba tantas vueltas que no podía ver con claridad, sus ojos se cerraron y cayó al suelo desmayado.

 


- Tu no puedes irte- dijo mirando con fijeza el cuerpo inmóvil de Uruha- eres mío Kouyou... para siempre.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 


El rubio se levantó del sofá y los estragos de sus horas de alcohol, le hicieron marearse fuertemente, miró una de las botellas que semillena descansaba en el escritorio, lo más fácil significaba tomarla y seguir con la borrachera hasta quedarse dormido nuevamente o actuar como un hombre y aceptar las consecuencias de sus actos de una vez por todas.

 


Quiso alcanzarla pero por torpeza calló sobre el mueble regando el liquido, se abalanzó sobre los papeles que tenia sobre el escritorio, iban a perderse, pero con el movimiento logró que el rumbo del licor se volviera hacia uno de los cajones que estaba abierto.

 


Lo sacó deprisa, contenía cientos de papeles, los revisó con el detenimiento que su dolor de cabeza se lo permitía, y algo que brilló debajo de ellos lo distrajo.

 


Lo sacó del reducido lugar, era un portarretratos...

 


Delineó con sus dedos el contorno rectangular del marco, en la fotografía se encontraba Uruha, vestía una camisa blanca, su corbata desanudada, pantalones negros y sus brazos extendidos, cual largos era sobre la banca de herrería blanca, de un parque que apenas recordaba haber ido y su siempre eterna sonrisa... sonrisa que hacia tiempo no la veía en el rostro.

 


Solo faltó ese pequeño estimulo para recordar ese día, además el castaño se lo había hecho presente en su conversación...

 


Recordó como con ojitos suplicantes lo había convencido de dejar temprano la empresa, parecía que si cerraba los ojos podía revivir esa ocasión nuevamente, él más por deseo que por deber había aceptado, pues era parte de su plan, pero ahora debía admitir que si se había divertido mucho... más de lo que imaginó.

 


Uruha le había tomado una foto a él en el mismo sitio y después él a Uruha, le había pedido que ambos conservaran sus respectivas fotos, para jamás olvidarse de cuanto se amaban, ni siquiera recordaba haberla colocado ahí.

 


¿Cómo? ¿Cómo a pesar de todo Uruha lo amaba? Y Miyu... que frágil había sido el amor de ella... que ironías de la vida.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 


Se sintió vagar en un mundo oscuro, volvían a su mente la platica sostenida con Aoi, su reacción, entendía su enojo, mas no sabia como había llegado hasta el punto de golpearlo, porque ahora comprendía, que ese repentino dolor y ese desfallecimiento consiguiente era por eso.

 


De nuevo volvía en si, todo estaba claramente iluminado, sus ojos ya estaban abiertos, todo lucia tranquilo, a simple vista no podía ver al pelinegro, pero un ruido cercano le hizo saber lo contrario.

 


Shiroyama se acercó peligrosamente a su pareja, plantándose al costado del castaño, se llevó la mano al rostro y masajeó suavemente su mentón con las yemas de sus dedos, tenia una sonrisilla risueña, le deleitaba tanto verlo así, en sus manos, era excitante y al mismo tiempo morboso.

 


Se levantó como pudo, sosteniendo del sofá cercano, pero si quitarle los ojos de encima, algo ahí estaba mal, algo en su mirada azulina que decía que no pararía ahí, sintió mucho miedo, debía tranquilizarse y pensar, no sabia por qué pero tenia un mal presentimiento por la conducta irregular del pelinegrp, debía tranquilizar a Aoi.

 


- Creo que deberíamos hablar… porque…- dio unos pasos hacia atrás, se sentía sumamente mareado.

 


Yuu lo acalló robándole un fiero beso, mientras lo sujetaba con ambas manos con una sola de las suyas, mientras la otra comenzaba su descenso hacia la entrepierna de Uruha.

 


- No quiero, Aoi- intentó zafarse, pero no lo logró, el pelinegro parecía tener una fuerza descomunal.


- ¿No quieres?- cuestionó sorprendido- Ya veras que sí.


- ¡No!- gritó para hacerse escuchar, al tiempo que mordía el labio del otro, no tenía otra forma mas que esa para defenderse, se sentía físicamente débil.


- ¡Estúpido!- exclamó soltándolo pero solo para encestarle después con uno de sus brazos en puño, un duro golpe en el rostro.

 


Solo se escuchó el duro golpe al caer al piso, tenia un gran cosquilleó en el rostro, su labio sangraba en abundancia, Aoi se lo había roto. El castaño lo miró sorprendido y a la vez asustado, quería salir de ahí y solo atinó a alejarse para poder ponerse en pie, pero una patada en el abdomen le quitó el aliento por un momento, para después comenzar a quejarse y a toser repetidas veces.

 


- ¿Crees que voy a dejar que te escapes, así de fácil?.

 


Escuchó decir a Aoir antes de que una ráfaga de golpes le cayera encima, se puso en posición fetal para protegerse, solo sintió como poco a poco se le adormecía el cuerpo y comenzaba a no sentir nada. El otror lo giró para colocarlo boca arriba para después montarse encima suyo, solo sintió el tirón de sus manos para arrancarle la ropa, Aoi deseaba observar su cuerpo, los golpes comenzaban a dejar huella en su piel y eso lo excitaba a un más.

 


- ¡Detente!- logró articular entre sollozos.


- Cállate o volveré a golpearte- amenazó mientras lo besaba, lamiéndole las heridas del rostro, tenia una cortada en la ceja derecha y en el pómulo.

 


Las lagrimas brotaron de sus ojos cuando lo sintió tocarle todo el cuerpo a placer suyo, se sentía tan indefenso, se acomodó entre sus piernas, con la intención de poseerlo, se mordió los labios cuando con crueldad lo penetró de lleno, ni siquiera le importó eso, Aoi solo disfrutaba el placer que le proporcionaba entrar y salir de su interior, sin importar que eso le destrozara por dentro.

 


No quería pensar, no quería darse cuenta de lo que estaba sucediendo, Aoi lo había golpeado y lo había poseído como un loco, eso no podía estar sucediéndole a él.

 


De pronto sintió la pesadez del pelinegro sobre su maltrecho cuerpo, cuando después de su arranque frenético terminaba dentro suyo y se echara un minuto para reponerse.

 


Uruha notó que el dolor se esparcía por su cuerpo impidiéndole mover ni un solo músculo, Aoi se levantó con gesto asqueado, tenia parte de su ropa y cuerpo manchado de sudor y sangre, por supuesto que no suya.

 


- Iré a darme un baño- dijo con fastidio, mirando de soslayo a Takashima que continuaba semidesnudo sobre el suelo con la vista en quien sabe donde- Y tu deberías hacer lo mismo, estas echo un asco.

 


No pudo evitar que las lagrimas brotaran sin previo aviso, se sentía totalmente devastado, no solo en su persona, sino en su confianza y en su dignidad, no podía creer lo que acaba de vivir, le dolía tanto, había creído que Aoi lo amaba y lo había tratado peor que a un animal.

 


- Ah- dijo deteniendo en su andar, recordando que debía decirle una ultima cosa- no intentes escapar… porque si lo hacer, voy donde Akira y lo mato… - amenazo sin importar, sabia lo que sus palabras podían sobre Uruha, conocía hasta donde podía llegar y seguramente no se iba a arriesgar a contradecirlo por temor a las represalias.

 


Se acurrucó tapándose el cuerpo con los trazos de tela que estaban a su alrededor, se sentía tan desprotegido... pero al mismo tiempo tan asqueado, tan impotente, por haberlo subestimado, a su mente vinieron las palabras que alguna vez Reita le había dicho, le había pedido que se alejara de Shiroyama, pero solo creyó que era por fastidiar, cuan equivocado y arrepentido se sentía ahora de no haberle creído.

 


Poco a poco intentó levantarse, pero como si eso fuera un detonante, mil y una punzadas recorrieron su cuerpo, seguro tenia un par de costillas rotas, tenia un dolor intenso proveniente de la zona abdominal, su rostro le ardía, tanto por el sudor y las lagrimas, porque no podía dejar de llorar, se despreciaba por ser tan débil y por no saber defenderse, aunque en algo quizás tenia razón Aoi, lo merecía.

 


Sosteniéndose de las paredes logró llegar al baño de visitas, ahí también había una ducha para asearse, lo necesitaba, quería borrar de su cuerpo cualquier rastro de sangre, se sentía tan sucio, dejó caer la poca ropa que lo intentaban cubrirlo y abriendo la llave se colocó bajó el chorro del agua.

 


Sus lagrimas se confundían con el liquido cálido, se llevó las manos a la boca intentado acallar un sollozo, quería morirse, deseaba tener nuevamente el valor, para intentar quitarse la vida, pero esta vez sin fallar, quería arrancarse del golpe del corazón ese amor inmerecido hacia Akira, porque él, solo él era el culpable de su desdicha.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 

- Creí que no vendría hoy…- dijo Aya sin quitar la cara de sorpresa.


- ¿Qué te hizo pensar eso?- cuestionó mirándola con cara de pocos amigos.


-Que lo dejaron plantado en el altar- pensó, obvio que no podía decir eso, se acomodó su larga cabella con claro nerviosismo… si, mejor cambiar el tema - Es que no tiene ningún pendiente para hoy…- atinó a decir con una gran sonrisa.


- Es cierto, cancele todas mis sitas…- recordó pensativo.


- Por las próximas dos semanas- informó.


- Solo hay dos opciones… Volver cuando pase ese tiempo y tenga trabajo… - dijo seriamente- o ponerte a trabajar como esclava haciéndome un itinerario…- la miró con molestia.


- Ahh- lucia aterrada- comenzare a trabajar en ello.


- Perfecto.- dijo únicamente antes de entrar a su oficina.

 


En cuanto cerró la repuesta suspiró con pesadez, sabia la pesadilla que serian ese y los siguientes días, algunos lo mirarían con lastima, hablando a sus espaldas de su fallido matrimonio, desde niño odiaba inspirar ese sentimiento, y otros a escondidas sonreirían que alguien al fin le había dado un castigo. No es que le importara mucho la opinión de esa gente, tenia otras cosas en la cabeza que le quitan el sueño, no entendía porque había besado a Uruha, aunque en otra ocasión se hubiera aferrado a la idea de que el castaño se había aprovechado de su momento de debilidad, y su ego no admitía otra opción, interiormente sabia que eso no era verdad.

 


- ¡Eres un maldito bastardo!- gritó Satoshi irrumpiendo en su oficina sin previo aviso y lanzándole un puñetazo que el rubio alcanzó a esquivar.


- ¿Qué demonios…?- dijo mirándolo como energúmeno a el castaño oscuro cuando lo intento nuevamente.


- ¿Llamó a seguridad?- cuestionó Aya asustada ante el arranque del contador.


- No…- dijo Reita- vete, yo resolveré esto-  la secretaria obedeció al instante, para el carácter de su jefe lo mejor era no entrometerse.


- ¿Cómo te atreviste si quiera a tocarlo?- le preguntó lleno de furia.


- No tengo ni idea de lo que estas hablando… largate de mi oficina, ahora y olvidare el incidente.


- Seguro te desquitaste con Uruha por lo que te hizo tu noviecita…


- No voy a repetirlo, largare o te saco a golpes…

 


La puerta se abrió para darle paso a un molesto Ruki y un sorprendido Uruha.

 


- Cálmate Sato, ya te dije que no fue Reita…


- ¿No fui que?- cuestionó aunque calló de golpe. No se había percatado de la apariencia del castaño, tenia el labio roto, y usaba unos grandes anteojos oscuros.


- Esto- Satoshi le quitó los lentes de improviso, evidenciando su maltratado rostro, tenia cortada en la ceja y varios golpes en su rostro.


- Uruha dice que lo asaltaron saliendo de aquí cuando vino a verte…- informó Ruki un tanto incrédulo de tal versión.


- Y por supuesto que esta mintiendo para encubrirte…


- Yo no lo golpee- se dijo enérgico intentando defenderse de tal acusación descabellada.


- Por favor Sasto, vámonos- pidió el castaño con cansancio.


- Te salvaste esta vez- dijo  antes de salir y el chibi-rubio lo siguió de cerca.


- Discúlpalo… espero que no tomes represalias- dijo girando el rostro, recogiendo los lentes, no deseaba que lo viera más


- No haré nada contra él- dijo sin ánimo, lo de golpearlo solo lo había dicho para que su amigo se fuera… ni pensar en despedirlo.


- Gracias…- agradeció.


- ¿Realmente fue un asalto?- cuestionó acercándose para colocarse a poca distancia.


- Sinceramente no creo que eso te importe mucho…- finalizó, no había reproche en su voz, solo expresaba lo que era la verdad.


- Te equivocas… me siento en deuda contigo- dijo mirándolo fijamente, su rostro tenia zonas amoratadas- tal vez tu amigo tenga razón y yo tengo la culpa de cada cosa que te pasa…- era totalmente sincero en lo que decía, la verdad le había nacido decirlo- si no hubieras ido a buscarme…


- Las cosas siempre pasan por algo… - dijo mirando un punto inexistente en la pared.


- Y sobre lo que paso anoche…- quiso decir pero Uruha lo interrumpió.


- ¿Sobre el beso? Creo que te tomaste la molestia de aclararlo todo muy bien ayer… la llamaste en sueños, seguramente creíste que era ella, Miyu- dijo con fastidio.

 


¿Eso había pensado Uruha? ¿Qué lo había besado pensando que era Miyu? Él sabia perfectamente que no había sido por eso, al tenerle tan cerca, simplemente no pudo evitarlo, tal vez era mejor que creyera eso, de que servía ahora dar explicaciones, tal vez su confusión le causara mas daño.

 


- Quiero agradecerte que hayas ido a buscarme, sabiendo que eso podía acarrearte problemas con Aoi…- dijo meditabundo.


- No tienes nada que agradecer…- refutó con mirada dura.


- No voy a olvidar lo que hiciste por mí... y si alguna vez necesitas algo…- intentó decir, pero Uruha nuevamente lo interrumpió.


- Tu serias la ultima persona a la cual yo recurriría- dijo con una seriedad que le sorprendió a Reita, sus palabras eran sumamente seguras, pero al mismo tiempo cargadas de una frialdad que le desconocía.

 


Uruha salió de la oficina sin decir mas, una punzada de dolor, pero no físico, sino del alma, debía mantenerse alejado lo más posible de Akira, no deseaba que por la culpa de ese amor que sentía hacia él, Aoi pudiera cumplir su amenaza y le hiciera cualquier cosa.

 


- Valla paliza que le pusieron... - dijó Aya a una de las secretarias que había ido a ver, al darse cuenta del escándalo.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


- No debiste detenerme... – dijo Satoshi aun lleno de rabia, pero a la vez más tranquilo, después de semejante show, se había ido a meter a la oficina de su amigo.


- ¡Pero no podías ser mas tonto?!- exclamó Ruki- Reita será todo lo que tu quieras pero golpear a Uruha, eso es otro asunto... además si hubiera sido así... tu nos lo hubieras dicho, ¿Verdad?- lo cuestionó mirándolo directamente, a la espera de su respuesta.


- ...- el castaño permaneció en silencio, no podía quitarse de la mente, la terrible experiencia que había vivido, además debía seguir con eso él solo, pues no podía contarle a nadie la verdad.


- Si alguien te hubiera hecho daño... sabes que puedes contar con nosotros- el chibi lo miró extrañado, su amigo se estaba comportando muy raro.


- Claro- respondió al fin saliendo del trance- Y estoy muy enojado contigo... - se dirigió al otro- no tenias porque ir a molestar a Reita... - sonrisa triste.


- Ni me digas nada... que a ese tipo lo tengo atravesado entre ceja y ceja- dijo dejándose caer con pesadez en el sillón cercano y cruzando los brazos con gesto ofuscado.


- Míralo... solo le falta el pañal para parecer un bebe con pataleta- se bufó Ruki... aunque también debía aceptar que se veía hermoso enojado... no pudo evitar ruborizarse ante tal pensamiento- Yo tengo mucho trabajo... así que me voy- informó huyendo, la verdad no podía aceptar que se estuviera enamorando de Satoshi, simplemente no podía.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


Reita clavó la vista en la pantalla del computador, para después virarla hasta la cajita de madera que contenía unos buenos puros, tal vez eso le ayudaría a quitarse ese terrible dolor de cabeza debido a la resaca y a la escenita que la había venido ha armar el amigo de Shima. Tomó uno por inercia y lo encendió sacando de dentro de uno de los cajones un encendedor plateado.

 


Algo captó su atención, ahí estaban las llaves que antes de su boda le había entregado el castaño, las llaves de la casa de sus abuelos, donde había pasado gran parte de su niñez. Tal vez seria buena idea ir y echarle un vistazo, después de todo también guardaba gratos recuerdos, rememorar un poco no le haría daño, además seguramente había cambiado después de tanto tiempo.

 


Colocó el dedo índice sobre el interphone y llamó a Aya.

 


- Dígame Sr. Suzuki... - se reportó la chica al instante.


- ¿Tengo alguna cita hoy?- cuestionó al tiempo que se frotaba las sienes para tranquilizarse.


- En eso estoy...


- Déjalo así, voy a estar fuera todo el día.


- Sí...


- Pero mañana quiero empezar con las entrevistas de trabajo para encontrar al nuevo abogado del departamento Jurídico.


- Esta bien.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


- Aoi...

 


Uruha lo miró desde detrás de su escritorio, no pudo evitar que un escalofrío le recorriera con lentitud la espalda y le erizara la piel, solo con verlo revivía momentos horribles, la forma en que lo había sometido, la brutalidad que había usado para... no quería atormentarse más con eso.

 


Había un aire de miedo en el timbre de voz de Uruha cosa que lo excitó sobre manera, así había deseado tenerlo, a su merced, atento a sus ordenes y sumiso ante su presencia.

 


- Muy buenos días- dijo con su clásica sonrisa cínica en el rostro, al tiempo que se encaminaba hacia él, Shima quedó de piedra cuando el moreno se ladeó levemente para darle un tierno beso en la mejilla.


- Puedo preguntar ¿Qué haces aquí?- cuestionó siguiéndolo en su recorrido hasta el asiento frente al suyo con total tranquilidad.


- Por supuesto, es que necesito hablar contigo de algo sumamente importante- se sentó cruzando la pierna.


- ¿Qué cosa?- preguntó mientras sus ojos desviaban la mirada, no podía evitar sentir temor, ahora que había conocido el lado oscuro de Aoi no podía mas que temerle, mas cuando una idea pasaba por su mente.


- Necesito que me des un informe detallo de la situación legal de la empresa... - pidió con total seriedad- Deseo saber como quedaron tus acciones ahora con el movimiento que hizo Suzuki...


- No tenia cabeza para eso... el que estuvo al pendiente fue Satoshi...


- ¿El contador ese? ¿Qué va a saber El de esto? Debiste asesorarte mejor... - dijo con menosprecio.


Uruha estuvo a punto de replicar ante el comentario, pero calló, lo mejor era no retarlo.


- Bien, entonces pídele a él todo la documentación.


- Esta bien- dijo obediente.


- ¿Ni siquiera vas a preguntarme para que lo quiero?- cuestionó con fastidio- ¿Tanto miedo me tienes?- sus labios se curvaron en una sonrisa malévola.


- ¿Para que lo necesitas?- preguntó tomando lo anterior como una orden, mas que propio deseo.


- He estado pensando que por tu bien y claro, por el bien de la relación, será mejor que yo atienda Maverick, lo que menos quiero es que veas a Reita y trabajando aquí, seria tonto pensar que no vas a encontrártelo en algún pasillo, en el elevador, en la sala de juntas, por eso quiero que me pongas a mi como tu representante ante el comité...


- No lo estas diciendo en serio...


- ¿Acaso ves que me estoy riendo?- cuestionó mirándole con molestia.


- No- respondió apenas en un susurro.

 


¿Con quién se había metido? Si le cedía todo, iba a manejar Maverick a su antojo, pero tal vez era la única forma de tenerlo complacido, no deseaba ocasionar problemas.

 


- No es que quiera quitártelo todo... - se levantó caminando hacia él- quiero que te dediques en cuerpo y alma a mí- su voz melosa y aliento fresco le chocaba en el rostro- te amo tanto Uruha que quiero evitarte las molestias de un trabajo que no te gusta- lo beso pausadamente, saboreando cada uno de sus labios, poco el importó el quejido sordo del castaño, aun tenia la boca lastimada por los golpes propinados- lo sabes ¿verdad?.


- Claro... - dijo entendiéndolo, esta equivocado respecto a Aoi, él todo lo hacia con la intención de protegerlo, si a veces se portaba agresivo era por su falta de madurez y por su poca disposición, pero de ahí en fuera, todo en él era perfecto. Lo abrazó suavemente, atrayéndolo a su pecho, Uruha cerró los ojos y se dejó acariciar pasivamente sus cabellos, sus manos se posicionaron gentiles sobre la cintura del moreno.


- Lo único importante para mí eres tu...- Se separó gradualmente y se encaminó con paso suave hasta la puerta de la oficina, tenia cosas que hacer.


- Te encargo el informe... - dijo viéndole fijamente.


- Lo tendré lo antes posible- sonrió mirándole con devoción.


- Perfecto- alzó la mano moviendo sus dedos a modo de saludo y salió de la puerta sin decir más. En cuanto la puerta se hubo cerrado, sacó el teléfono portátil del bolsillo de su pantalón y marcó un número ya muy bien conocido por él.


- Mochi mochi- escuchó la voz ronca de un hombre mayor por el otro lado.


- Papa- cuestionó a modo de contestación- soy Aoi, pronto todo estará listo para la junta de accionistas...


- ¿Conseguiste que Takashima cambiara de opinión?- cuestionó su padre con interés.


- Mejor que eso... - sonrió triunfante- pronto tendré en mi poder sus acciones y utilizare sus votos para favorecerte...


- Pero ya no tiene el porcentaje mayoritario, la mitad se la entregó a Suzuki... - comentó no muy convencido.


- No importa, con el porcentaje que tenemos ahora, los votos serán mayoría y aunque Akira vote en contra de la fusión, no podrá evitarla.


- Al fin... - suspiró el anciano con satisfacción.


Aoi terminó la llamada, al parecer todo estaba saliendo según lo pensado, aunque había mostrado ante Uruha lo malo que podía hacer, lo tenia a su lado, ahora con las acciones podría congraciarse con su padre, su imagen ante él se había visto por los suelos después de su divorcio, esa transacción le había resultado demasiado cara, ahora no le importaba manchar su reputación, que lo liaran con Takashima Kouyou sin con eso lograba cada uno de sus propósitos, además lo quería a él, tal vez sonara demasiado obsesivo, pero despertaba en él tan bajas pasiones que le deleitaba poseerlo, su gestó alegre se volvió amargo de repente, nadie podría quitárselo, haría lo imposible para evitarlo, hasta matar, mataría si fuera necesario.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 


Se colocó el abrigo que había puesto en el perchero de pared y tomó las llaves del cajón abierto de su escritorio, estaba por irse cuando la voz de Aya se hizo sonar.

 


- Sr. Suzuki lo busca la Abogada Hiko... - dijo Aya por el telefono, a la espera de una orden.


- ¿Hiko?- preguntó confundido, ¿Hiko estaba ahí?, pero recuperándose respondió- hazla pasar...

 


La recordaba con su ropa informal y portafolio en mano, siempre con su cabello suelto y cabellera rubia y ojos grises.

 


- Buenos días- dijo con voz sutil y mirada alegre, no podía creer que aun le temblaran las piernas al verlo.


- Hiko... - dijo mostrándose sorprendido por la visita, al tiempo que se levantaba para ir a su encuentro.


- Después de mucho vuelvo a verte Reita...

 


Akira extendió la mano para saludarla pero la joven rubia y ahora pelirroja lo haló un poco y posó sobre su mejilla un cálido beso.

 


- No cambias, siempre tan frío- sonrió tomando asiento, el rubio se encaminó a su sillón.


- Tampoco por ti pasan los años- la verdad seguía igual o más atractiva- ¿A qué debo el honor?- preguntó interesado, hacia tiempo que había perdido el contacto con ella.


- Me entere que necesitan ayuda en el departamento jurídico y bueno, yo necesito trabajar... - confesó un tanto pensativa.


- Jamás imagine que tu vendrías por el puesto... - comentó extrañado- ¿Cómo te enteraste si ni siquiera he... - lo interrumpió.


- Tengo mis contactos- sonrió confiada- aunque te confieso que yo tampoco, jamás creí pisar esta empresa, mas después de... - se detuvo, Reita no estaba enterado de lo que habían sido esos casi 4 largos años de distancia, no debía ahondar en sus comentarios.


- ¿A que te refieres?- preguntó interesado.


- Algo sin importancia... por cierto lamento lo que paso, supe por los periódicos lo sucedido en tu boda... - cambió el tema.


- ¿Ah si que llegó a tus oídos?- comentó con ironía.


- Si, no pude creerlo cuando leí la noticia, cuando te conocí en la universidad, supe de tu noviazgo con Miyu, creí que pasarían el resto de la vida juntos... pero me equivoque- dijo meditabunda.


- Yo también lo creí... pero ya vez, las cosas cambian- dijo con profunda franqueza.


- También recuerdo que yo estaba enamorada de ti... - comentó sonriendo levemente- pero en ese entonces sabia que no tenia oportunidad y bueno ahora que te he encontrado creo que las cosas podrían ser diferentes...

 


Reita se quedó en silencio, recordaba sus días de joven universitario, cuando conoció a Hiko, ella de familia adinerada, iba dos grados mas arriba y a pesar de eso le coqueteaba explícitamente, pero él, no tenia ojos mas que para Miyu, la jovencita del barrio donde vivía, ella había logrado ganarse su amor con la sinceridad de su mirada y la belleza de su corazón.

 


- Entonces ¿Qué? ¿Me das el empleo?- cuestionó sonriendo mas abiertamente.


- Lo pensare... - le siguió el juego.


- No me hagas esperar mucho por una respuesta... - dijo levantándose de su asiento y el otro la imitó.


- Tengo varios postulantes, debo evaluarlos a fondo... - comentó con su seriedad característica- no porque seas una vieja amiga, te haré el favor...


- Conozco tus principios... sé que eres incorruptible...


Suzuki agachó la mirada, vaya principios que le habían regido los últimos meses... Hiko hablaba de un Reita que ya no era.

 


- ¿Dije algo malo?- preguntó por la turbación de su amigo.


- No... - dijo con firmeza.


- ¿Crees que una invitación a comer afecte en tu decisión?- preguntó coquetamente.


- Por supuesto que no...


Hiko sonrió confiada, no solo había ido a Maverick por desear el puesto, también sabia que era su oportunidad de reencontrarse con Reita, su amor platónico de juventud, ahora que era una mujer hecha y derecha, sin Miyu en su camino y con la experiencia de varios años tal vez tenia más probabilidades de conquistarlo y desde que supo donde encontrarlo, se le había plantado en la cabeza no dejarlo escapar.

 

 

Continuara…

Notas finales:

=3

Recuerdo que en un cap, me dejaron un review donde le gustaba ver a Uruha sufriendo xD! y bueno.. ahi esta de nuevo...y ehm.. cofcofnocofcseraofff coflafocfcofultimacof xD!

 

Gracias por los reviews del capi anterior, domo domo arigato n_n!

 

Nos leemos en la prox. ,D

Matta ne!

 

Que les parecio la aparicion de Hiko? o_o rara? XD! a mi si e.e pero es tan linda *o*!


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