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Por Culpa de su Padre por Tatsuya

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Notas del capitulo:

Perdon XD

 

A leer o_ó

Dejó el cigarrillo sobre el cenicero con pereza, el humo de este se unió a aquel que manó de su boca en un bostezo. Si, había vuelto el antiguo vicio, aunque realmente desconocía si alguna vez lo perdió.


Sus dedos largos tintineando inquietos sobre la mesa de madera de su amplio escritorio, un día largo que terminaba, pudo distinguir los rayos de sol ocultándose en el horizonte, su día más que largo, resultó corto en comparación a sus múltiples ocupaciones. Un leve toque lo distrajo, volviéndose hacia la puerta.


La joven entró sin preámbulo depositando frente a él, un montón de documentos solicitados.

 


- ¿Se le ofrece algo mas?- cuestionó seriamente. Hacia tiempo que su hora de salida había pasado.


- No... puedes retirarte


- Hasta mañana Sr. Suzuki - se despidió regresando a la entrada y sonrió satisfecha, cerrando a puerta tras de sí.

 

 


El rubio desanudó su corbata y se recostó sobre el sillón de piel, se dio el lujo de cambiar de oficina, tenia la mejor de todas, y como Director General de Maverick lo ameritaba.


Si, ahora era Director General, con todo las responsabilidades y renombre que el cargo proporcionaba… desde el día que Takashima renunció al titulo y puso a la venta la totalidad de sus acciones, aunque para no perder el mercado, su apellido había continuado apareciendo como razón social de la corporación.

 


- Uruha…- murmuró, mientras con manos inquietas buscaba dentro del bolsillo de su camisa, un nuevo cigarrillo que encender. Tomó con apremio la cajetilla casi vacía y saco uno de ellos. Aquel día fue la última vez que lo vio…

 


No es que no deseaba volver a hacerlo, pero decidió que aquello era lo mejor para el castaño. Después de todo el sufrimiento que le fue causado por él, no tenia cara para pedir segundas oportunidades, además no la merecía… a diferencia de todo lo que tenia planeado, de decirle cuanto lo amaba, de besarlo hasta que las fuerzas de todo su cuerpo se perdieran, no lo hizo… cuando lo tuvo frente a sí, con una suplica anhelante en sus pupilas avellanas, sus palabras fueron unas llenas de solemnidad y frialdad, no mostrando lo que su corazón moría por confesarle, que lo amaba, que lo había amado siempre… pero no era poseedor de ese don, continuaría siendo el hombre serio, frío, estoico, incapaz de prodigar amor… y debía aceptarlo. Kouyou merecía lo mejor, y lo mejor no era Suzuki Akira.


Le dolió mucho, pero lo dejo ir, que continuara con su vida, que cumpliera sus sueños, sin interferencias de su parte, mudo espectador de una vida.


Uruha se dedico a la fotografía como lo tenia planeado, se dedico a recorrer el mundo, retratando los lugares más hermosos y mágicos de todo el globo terráqueo, en poco tiempo se hizo de renombre, incluso trabajaba como colaborador para una importante revista conocida a nivel mundial que lo mantenía con estadía en Londres… pronto tendría una exposición en un prestigiado museo de Japón…


Pero en las revistas, no solo se hablaba de su excelente trabajo, sino de su sonado romance con Sakamoto Takashi, el hombre detrás de su repentino auge.


Una lagrima rodó por su mejilla…


No debía dolerle tanto queUruha continuara con su vida, merecía tener a alguien a su lado, que lo valorara y lo amara tanto como él no supo hacerlo.


Nada de lagrimas, sino alegría, porque Takashima estaba bien y lo había superado.


Basta de rememorar viejas tristezas.


Debía salir de ahí, ir a algún bar donde tomar un trago antes de volver a su solitario apartamento.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 






- De vuelta en Tokio…- murmuró cuando bajó del taxi.

 


Sus ojos brillaron con fulgor, eran ya casi dos años desde que había dejado la ciudad, ahora volvía con un animo renovado, dispuesto a triunfar con su arte en su próxima exposición.

 


- Descansaremos un rato antes de ver la galería- informó Saga, como él le decia , bajando también del auto.

 


Uruha se giró a sonreírle agradecido… si, agradecido, en solo dos años y gracias a todo el esfuerzo y perseverancia de Takashi, ahora se encontraba en el lugar donde estaba, lo había relacionado con un mundo nuevo, donde su sueño más ferviente se volvió realidad. Ahora era un prestigiado fotógrafo, reconocido en el ámbito mundial y el único actor intelectual de su éxito era ese hombre frente a él.

 


El chico sonrió suavemente y sus ojos miel también lo hicieron, le gustaba ver al castaño tan entusiasmado con aquella exposición, estaba en su mejor momento, profesionalmente hablando y Tokio era un punto clave en su continuó ascenso… un viento fresco de primavera le sacudió los largos mechones de cabello castaño oscuro, se libro de ellos colocándolos detrás de su oído…


El taxista sacó el equipaje del maletero, y lo colocó sobre la acera, rápidamente un ayudante del hotel se encargo de el, llevándolos a sus respectivas habitaciones, sus reservaciones habían sido echas con previa anticipación, por parte de su fiel colaborador.

 


- Hay un lugar al que quisiera ir de inmediato…- resopló con sonrisa infantil, sus mejillas se encendieron.


- Por supuesto, te acompañare a donde quieras…- murmuró Saga, mientras colocaba su mano sobre la espalda del castaño, indicándole subir de nueva cuenta al taxi.

 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 






¿Casualidad o destino? Se pregunto vacilante, en vez de estar frente a la puerta de algún bar, estaba frente a la acera, de esa pequeña cafetería, a decir verdad, prefería un café preparado por aquella estrepitosa chica, que un whiskey en las rocas.

 


- Un café…- musitó Reita a la mesera que se acercó a tomar su orden.


- Descafeinado, como siempre…- murmuró sin apuntar, en su pequeña libreta.


- Como siempre…

 


Suzuki alzó la vista y se topó con la mirada curiosa de aquella amiga de Uruha que lo inspeccionaba minuciosamente.

 


- Que cara… ¿mal día?- cuestionó mitad sacar platica, mitad interés. El abogado asintió con seriedad- Entonces acompañaremos esa sobria bebida con un delicioso postre… yo misma prepare una tarta de frambuesa que te endulzara el día.

 


Antes siquiera de protestar ante lo anterior, la chica se había marchado… Suspiró con pesadez.


Esa cafetería le traía tantos recuerdos, que a duras penas y podía respirar en ese sitio, pero tampoco se imaginaba en otra parte, se le había hecho costumbre ir ahí.


Las campanillas de la entrada sonaban repetitivamente, era un lugar bastante concurrido, la mayoría de las personas, iban en plan romántico, podían verse a las parejas abarrotando las mesillas para dos, solo unos pocos solitarios como él, leyendo algún libro o revista, otros tantos con el bullicio de la ciudad, esperaban en la barra su pedido exprés.

 


- Listo… dos de café y sin azúcar…- comentó dejando la taza de porcelana sobre la pequeña mesilla.


- Gracias

 


Las campanillas tintinearon de nuevo, y más por inercia que por curiosidad, se giró, la tasa sobre su mano se quedó a centímetros del borde de sus labios… su rostro pálido… su mirada fija, desconcertada, asombrada, como sí…

 


- Parece que haz visto a un fantasma- comentó curiosa la mesera, volviéndose a ver aquello que tenia en ese estado al rubio.


- ¡Pero si eres tu Shima!- exclamó la chica desde la barra. Se movió con rapidez, de un salto estaba del otro lado, y sin previo aviso atrapó a su amigo con efusivo abrazo.


- ¡ Hey!- exclamó lleno de emoción… - tanto tiempo sin verte…


- ¡Tu, malvado! Al fin te apareces por aquí… como ahora eres gente importante, no le dedicas ni un minuto de tu preciado tiempo a tus amigos…


- No digas eso, jamás me olvidaría de ti- dijo en tono apenado, sus mejillas se sonrojaron levemente…- aunque quisiera- terminó en son de broma.


- Idiota…- dio un ligero codazo en su abdomen.

 


Reita contemplaba la escena como si de un acto de alguna obra de teatro se tratara, como un mero espectador, lejano e irreconocible entre el mar de gente, casi como un intruso…


Que diferente lucia, todo en él parecía brillar, su piel ligeramente bronceada, su cabello desparpajado cayéndole graciosamente sobre la frente, sus ojos cargados de una alegría que parecía desbordarlos, su sonrisa segura y fresca, su cuerpo enfundado en esa ropa tan jovial… era como si el tiempo se hubiera detenido unos años atrás cuando lo conoció…


Pero no iba solo, inmediatamente la puerta que estaba a punto de cerrarse nuevamente fue detenida por un hombre… su rostro le resultaba ligeramente conocido, claro, aunque debía aceptar que era mucho más apuesto en persona que en foto, sonreía suavemente e inmediatamente se incorporó a la platica con la joven rubia.

 


- Te presento a Saga


- Mucho gusto mademoiselle- sonrió complacido, al tiempo que tomaba su mano con gentil gracia y posaba en ella un corto beso...


- ¿De donde sacaste a este caballero?- cuestionó abalanzándose sobre el recién conocido.




Que idiota se sentía en ese momento, inadecuado, deseo desaparecer en ese instante. Ojala que nunca se le hubiera ocurrido ir a ese sitio esa tarde, quizás no estaría contemplando semejante cuadro, a un reluciente Uruha con su mencionada pareja… le dolía el pecho, una fuerte opresión en el que apenas y le permitía respirar, necesitaba salir de ahí…


Huir no representaba una buena opción, tendría que salir por enfrente y seria visto, dejó un par de billetes sobre la mesa, cubriría a la perfección el solicitado pedido y una buena propina, se levantó de golpe, pero en su repentino movimiento, hizo trastabillar a una mesera, la cual fue a dar al suelo, llamando la atención de los presentes con el precario incidente, e igualmente de los recién llegados.


Kouyou se giró por inercia, sus pupilas chocaron de lleno con los ojos oscuros de Akira, que sostenía a la chica ayudándole a incorporarse… su táctica de escape había fallado rotundamente, no solo no había logrado salir del lugar sin ser percibido, sino que había captado completamente la atención de todos los presentes del lugar, delatando su fallido intento de huida.

 


- ¿Akira?- cuestionó completamente contrariado, ni remotamente imagino que pudiera encontrarlo en ese sitio, aunque su corazón dio un vuelco en su pecho, de 180 grados.


- Kouyou…hola…- saludó cuando el castaño se encaminó hacia él, con andar perturbado y con la firme intención de saludarlo.

 


Al fin de cuentas no habían quedado tan mal, para que la siguiente vez que pudieran verse, se ignoraran por completo.

 


- Hola…-fue su informal saludo, llegando hasta él…- ¿Cómo estas?

 


Reita sonrió débilmente, sin dejar de mirarlo, vaya si que lucia cambiado, claro y el lindo bronceado que acentuaba sus ojos y una sonrisa sincera en sus finos labios rosaseos.

 


- Muy bien…y ¿Tu?-cuestionó intentando recuperar el control de ese remolino desbocado, en el cual se habían convertido sus emociones.


- Cuanto tiempo…- murmuró ampliando a un mas su sonrisa, más cálida y espontánea…


- Sí…

 


Uruha rompió la escasa distancia que los separaba y tomándolo completamente indefenso lo abrazo, Reita permaneció un par de segundos sin reaccionar ante semejante muestra de afecto por parte del castaño, pero cuando el alma volvió a su cuerpo, lo rodeó con sus brazos, atrayéndole aun mas contra su propio cuerpo, se oculto en su hombro, casi escondiéndose en el, aspirando su aroma, recordándolo, intentando grabárselo nuevamente, una y otra vez, con cada exhalación.

 


- No sabes cuanto me alegra verte…- comentó Uruha sin soltarlo.

 


El rubio cerró los ojos, deseaba que aquel momento no terminara, le sentía tan intimo, tan propio, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido minutos atrás, solo deseaba disfrutar de esa cercanía, el tiempo que le fuera permitido, lo que durara…

 


- Creí que…- dijo muy despacio… su voz se perdió.

 


El castaño se separó un poco, quizás había resultado demasiado efusivo, tanto tiempo sin saber uno del otro, además conociendo como era Reita esa clase de demostraciones en publico no resultaban de su completo agrado, debía dejar de ser tan abierto.

 


- Lo siento- se disculpó rompiendo con el abrazo.


- …- no supo que decir, aunque sabia que cualquier cosa que pudiera alegar, no le devolvería a la anterior situación.


- ¿A sí que tú eres el famoso Suzuki Akira?- cuestionó… a sus espaldas- es un placer…

 


- Otro golpe de realidad…- pensó con pesadez- ¿Famoso?- cuestionó sin entender…


- Yo soy el causante, le he comentado tantas cosas sobre ti que…


- Es cierto, que siento como si te conociera de hace tanto…

 


Saga se adelantó y le besó en ambas mejillas sin previo aviso. Reita sonrió un poco más suave, aunque sus facciones delataban un tanto de incomodidad ante las inestables circunstancias.

 


- Él es…. Mi…-


- Mucho gusto- le interrumpió, la verdad no quería escuchar el final de la frase, además sabia de antemano el titulo que ostentaba aquel hombre dentro de la vida de su cataño.


- Sakamoto Takashi y por supuesto que el placer es todo mío…- comentó… tomando una de las manos del rubio cariñosamente.

 


Reita alejó su mano con rapidez. Luego un incomodo silencio se coló entre los tres, así que antes de que Uruha pudiera agregar algo más, Reita se adelantó.

 


- Bien, tengo que marcharme… tengo algunos asuntos pendientes que atender…- comentó desviando la mirada, de repente sentía un fuerte nudo en la garganta que le dificultaba respirar.


- Pero… seria bueno que tomáramos un café los tres- comentó Saga- Tú tienes tanto que contarme…- se dirigió al rubio- quiero saber un par de detalles de este angelito que solo tú podes darme…


- quizás en otra ocasión…


- Si, por favor- intervino Uruha tomando una de sus manos…- hay tanto que contar…- lo soltó cayendo de nueva cuenta que le había hecho presa de su entusiasmo- pero tampoco es cuestión de distraerte de tus múltiples ocupaciones


- Claro- sonrió a medias- … un gusto- fue su corta despedida-… hasta luego Kouyou

 


Decir que casi llego corriendo hasta la salida fue poco, cuando al fin pudo estar fuera del establecimiento, sintió un alivio tal, pero al mismo tiempo una gran pesadumbre en el pecho, unas inmensas ganas de llorar, de gritar, una cosa era saber a Shima en brazos de otro, y otra muy diferente materializar la imagen de esa manera tan vivida…


Una a una las lagrimas fueron brotando de sus ojos, se sentía destrozado por dentro… se echó a andar por la acera en dirección a su auto, solo quería irse, alejarse de ese lugar, pensar y convencerse que aquel encuentro no había acontecido, y que seguía viviendo de recuerdos con la tonta esperanza de superarlos algún día…

 


- ¡Reita!- Uruha lo llamó a un par de metros…

 


Reita no comprendió, se volvió hacia él, su voz no sonaba como la de hace unos minutos, alegre, jovial, sino con un dejo de preocupación en ella, su rostro no reflejaba la tremenda alegría que lo invadía, sino una profunda tristeza que opacaba sus ojos avellana… parado ahí en medio de la gente llamándolo, representaba tremendo cuadro, y que decir que él, ni siquiera recaía en la idea de su rostro empapado en lagrimas, el sollozo que escapo de su boca y que no pudo detener. Dejó caer sus pertenencias  y corrió hacia él… Uruha corrió hasta el mayor, y justo a un par de centímetros, de detuvieron, sin tocarse, dejando solo que sus miradas dijeran todo aquello que no podían decir sus labios, pero que ahogaba en sus corazones, como agua salada, que confesaran todo lo que había que confesar, lo que el tiempo enemigo no había podido extinguir, el fuego de su amor.

 


- Debí... - intentó decir el rubio, pero una vez mas no supo que decir... solo atinó a secarse el rostro con la manga de su saco.


- ¿Qué tal un paseo?- cuestionó sonriendo dulcemente. Reita asintió y comenzó a seguirlo a su lado.


- Sé por Ruki y Satoshi como va la empresa- inició para poder entablar conversación.

 


Reita se detuvo y el menor  se giró a enfrentarlo, sentía que cada fibra de su cuerpo entero estaba a la expectativa, sentía, muy en el fondo de su corazón una esperanza, que ese tiempo de ausencia y de distancia no había sido en vano.

 


- Te amo Uruha... - habló al fin armándose de valor


- …Yo… yo… también te amo Akira

 


El rubio se encaminó hasta él, lo tomó de la cintura, sin importar las personas alrededor, sus labios se acercaron peligrosamente hasta los del castaño, deseándolos, y ellos entreabiertos esperándolo.


 

 

 

 

 

 

 


*~*

 

 

 

 

 







El cursor parpadeaba a la espera en la blanca hoja de word, debía enviar un informe de aceptación del nuevo proyecto de la compañía, un negocio por demás rentable. Pero en ese momento las neuronas estaban completamente bloqueadas, por su falta de concentración en el trabajo y por su falta de sueño la noche anterior.


Las marcas en la piel de su pecho delataban su mucha actividad nocturna, un imperceptible sonrojo, que no iba para nada con él, quien siempre permanecía imperturbable y frío, pero siempre seria así y eso nada ni nadie podría cambiarlo.


Cerró los ojos, permitiéndose un momento de recreación, las imágenes de la agradable vela que tuvo, volvieron a su mente como si de un filme se tratara, inclusive volviendo las sensaciones y las emociones tenidas… un leve acaloramiento recorrió sus extremidades, y no tenia nada que ver con la calidez del lugar donde se encontraba.


Guardó la información y cerrando su laptop dio por terminado la labor de trabajo por ese día.
Se levantó de su improvisada oficina, una silla de plástico y una mesa de igual material, una simple sombrilla protegiéndolo.


El sol estaba en lo mas alto del cielo y su calor era suave con su piel, las olas del mar rugían gentilmente a unos metros mientras la arena acariciaba sus pies descalzos, los últimos días los había pasado en ese lugar, en una pequeña cabaña cerca de la costa situada en una playa solitaria y muy hermosa.


Sus ojos se perdieron en la lejanía, donde un despliegue de gaviotas volaban hasta perderse en el horizonte.


Se cruzó de brazos simplemente disfrutando del paisaje, estar ahí no había sido idea suya, pero ahora simplemente no podía negarlo, era como una luna de miel, según sus palabras, donde podían pasar tiempo juntos, disfrutarse, pero sabían perfectamente que no podían deslindarse tanto tiempo de sus responsabilidades, el como Director General y socio mayoritario de Maverick debía estar pendiente y localizable para cualquier eventualidad y bueno él era otro asunto, uno de los motivos de su viaje también eran cuestiones de trabajo, su empleo en aquella importante revista sobre animales y bellos lugares le exigía viajar por todo el mundo, ahora era un fotógrafo reconocido, y por supuesto que él estaba mas que orgulloso de su actual pareja.


El sol se estaba poniendo, sonrió satisfecho, en poco tiempo no estaría solo, había prometido volver para antes del anochecer, y sabia que cumpliría.


Un suave viento de tarde meció su cabello, su ropa holgada de blanco algodón se pegó a su cuerpo, modelando sus formas…y alguien que lo observaba a corta distancia sintió una envidia terrible.


El mayor se dejó caer sobre la cómoda hamaca, columpiándose suavemente, adormeciéndole los sentidos… quien le hubiera dicho que pasaría el final del verano perdido en un lugar paradisíaco como ese, le hubiese tachado de loco… mas cuando estaba acostumbrado al eterno ruido de Tokio.


El clic de una cámara instantánea lo saco de sus profundos pensamientos, se giró para encarar a quien se había atrevido a fotografiarlo.

 


- Si te dijera que saliste hermoso, ¿Me permitirías colocarla en mi próxima exposición?- Si aparte de colaborar en esa reconocida revista, también solía exponer su arte en las principales galerías de varias ciudades importantes.


- No- respondió tajante, mirándole con fingida molestia.

 


El castaño se acercó con carita triste, sabia como convencerlo, pero esta vez no seria tan fácil… Reita lo atrapó halándolo de la cintura, atrayéndolo hacia sí para disfrutar de su contacto, ver de cerca esos hermosos ojos que lo enloquecían… y que decir de esos labios que además de suaves, Uruha sabia usar muy bien...

 


- ¿Qué hacías?- cuestionó más por inercia que por otra cosa… pues la laptop aun estaba sobre la mesa, lo que hablaba más que mil palabras.

 


Reita se quedó pensativo un momento y después sonrió un poco más tranquilo, quizás era el ambiente tan diferente, los ánimos de ambos, la situación distinta, en ese instante mientras estaba con Uruha, logró recuperar la paz que hacia tiempo no sentía.

 


- Lo siento... - musitó despacio, apenas con voz, era una palabra que le salía del alma, era la verdad y sentía que repetirla eternamente, por culpa de una estúpida venganza y por su maldita obstinación de aceptar sus sentimientos, casi estuvo a punto de perder lo único realmente valioso que había encontrado.


- Shh- le acalló tiernamente- Deja de disculparte y bésame- ordenó sensualmente. Uruha levantó la mano y con ella acomodó los cabellos de Reita detrás de su oído, últimamente se había despreocupado lo suficiente de su imagen como para pasar por un vagabundo, pero eso solo le daba a entender que lo estaba contagiando con su excesiva jovialidad, él sí lucia como un vagabundo.

 


Akira se acercó solo para hacer un leve roce con sus labios. El menor gruñó ante el poco pasional beso, así que tomándolo de aquella camiseta blanca, lo haló aun más hacia sí, para besarlo mejor. El rubio posó sus brazos firmemente en la cintura de su amante para acomodarlo mejor sobre el y empezando así una lucha entre sus bocas.


Claro y ese seria solo el preámbulo para lo que vendría, ahora tenían todo el tiempo del mundo para amarse.

Notas finales:

Tal vez, com hace tiempo no actualizaba.. no encuentren bueno el final... y a decir verdad.. a mi tampoco me satisface XDD

 

 

pero si quieren un cap extra con lemon... diganlo xd

 

Aunque la idea de este fic era demostrar que una historia no se basa en lemon, para hacerla interesante, entretenida...

 

 

Gracias a todos quienes me acompañaron y dejaron reviews siempre, a los que se integraron ahora ultimo... a todos >_< !!

 

Well... nos estaremos leyendo pronto... como mencione en la actualizacion anterior, estoy escribiendo un fic sobre thegazettexscrew.... sique espero que sea de su agrado tambien xd

 

 

See ya~


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