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Por Culpa de su Padre por Tatsuya

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- Mi-Miyu- tartamudeó Reita incrédulo, la mujer que estaba ante él no podía ser su amada Miyu.

 


La joven suavizó su mirada, al tiempo que se formaba con lentitud una tenue sonrisa en sus labios rosas. Reita la miró perturbado, asustado, con una mezcla de sensaciones que aunque no se plasmaran en su rostro siempre frio, podía sentirlas por dentro.

 


Fue ella quien caminó a su encuentro, tímida y silenciosa, no hacia mucho que no la veía, escasos cuatro meses, desde que inició su venganza, pero Miyu no había cambiado, la recordaba como en la fotografía que ocultaba en su billetera, como el cuadro que colgaba aun de su antiguo departamento, su melena corta castaña, con esos semi-rizos juguetones cayéndole sobre la pequeña frente, la ternura que emanaba su gesto sereno y dubitativo, Miyu era el único ser capaz de darle paz a su espíritu desfallecido. La añoro en esos meses de distancia, no deseaba que viese en lo que se había convertido por el odio y el deseo de venganza, sus actos serian infames ante sus ojos y lo menos que el rubio deseaba era perderla, perder esa luz cálida que le animaba, y que muchas noches en esos meses, había sido su fuerza.

 


Se detuvo frente a él y con manos temblorosas le acarició las mejillas, su piel blanca, sus cabellos claros y las pestañas que resaltaban el color de los ojos de su amado Akira.

 


- ¡Mi amor!- exclamó ella arrojándose a sus brazos, tirando los suyos alrededor de su cuerpo, sin importarle que Reita no la abrazara también, le bastaba sentir el calor de ese cuerpo apreciado junto al propio, recordar a que olía su piel, ese dulce aroma que parecía de nacimiento.

 


- ¿Cómo negarme a traerla?- cuestionó Kiyoshi a su sobrino, quien miraba la escena como un triunfo, veía en Miyu la herramienta para sacarle más dinero, como ya hasta el momento le había chantajeado, su sola presencia podría serle mucho más favorable.

 


Reita solo le lanzó una mirada que si hubiera podido, lo hubiera fulminado al instante, seguramente ante los ojos de Miyu su Tío era el hombre bueno que la había llevado junto a su novio, pero él no se tragaba ese cuento, sabia de antemano las oscuras intenciones de ese tipo que era su tio, pero por el momento no podía hacer nada, no enfrente de ella, ya a solas arreglarían cuentas.

 


- Gracias…- dijo a regañadientes.

 


Separó a la joven de su cuerpo y la besó en la frente, Miyu se secó un par de lágrimas que había brotado de la emoción de verlo nuevamente y le miró con una sonrisa en los labios.

 


- No debiste venir, tus padres deben de estar preocupados…- dijo Suzuki modulando un poco su voz, no quería sonar frío con ella, últimamente se le hacia más difícil.

 


- El Sr. Kiyoshi habló con ellos…- informó risueña, antes de girarse recorriendo con mirada asombrada el lugar- Que grande es tu oficina, Akira.

 


- Si, lo es- le sonrió un poco, aunque le costo mucho hacerlo, había pensado en Uruha, el no podía toparse con Miyu y las probabilidades de hacerlo eran muchas si ella continuaba en la empresa. - ¿Tío?- se dirigió al mayor que estaba a punto de echarse en el bolsillo, el cenicero de cristal que estaba cerca de él.

 


- ¿Sí?- preguntó dejando el objeto en su lugar, como si solo lo hubiese tomado por curiosidad.

 


- Quiero que lleves a Miyu a mi antiguo departamento- ordenó en voz baja, mientras la chica recorría el lugar, maravillándose de todo.

 


- Esta bien, pero que quede claro que ese tipo de encomiendas, no las cubre la mensualidad que me das- sonrió Kiyoshi con malicia.

 


- La doblare, ahora solo has lo que te digo…- dijo con molestia, estaba harto de las imposiciones y  el descaro de su Tío.

 


- Si, es así, con mucho gusto- sonrió agradecido- Miyu- llamó a la joven- Es hora de irnos…

 


- ¡No! Por favor- se abrazó a Reita- quiero estar mas tiempo contigo… por favor- pidió Miyu con voz suplicante, no quería volver a separarse tanto tiempo de su prometido, además algo le incomodaba, imaginó que su reencuentro seria un tanto diferente, Reita lucia tan cambiando con ella…

 


- Prometo que iré a verte pronto, ahora solo ve con mi tío- prometió besándola ligeramente en los labios.

 


- Esta bien- aceptó a regañadientes.

 


- Adiós sobrino- se despidió el mayor tomando de un brazo a la joven y encaminándola hacia la salida.

 


Reita permaneció de pie, mirándo la ahora cerrada puerta de su oficina, ver nuevamente a Miyu le había hecho descubrir sentimientos olvidados y por supuesto la existencia de nuevos que ni él mismo conocía, algo que lo asustó un poco, por mas que intentó no ser frío con ella, no lo había logrado, era como si ya no tuviera la necesidad de demostrarle amor, como si ya no lo sintiera.

 


Se restregó los ojos con una de sus manos, mientras la otra la utilizaba para sostenerse del mueble más cercano, que odiosos eran para Akira esos momentos de debilidad, cuando se engendra una lucha entre mente y corazón, conciencia y odio. Pensó en Shima… recientemente lo hacia tan seguido, seguramente se debía a que su razón buscaba la forma de terminar con su desquite lo mas pronto posible.

 

 

 


*~*

 

 



Dos semanas después…

 



Uruha despertó con la ya conocida alarma de su despertador, sin abrir siquiera los ojos, pues sabia de antemano donde estaba colocado el aparato, oprimió uno de los botones y el ruido cesó al instante.

 


Se dejó caer nuevamente entre las mantas, disfrutando del calor proveniente de ellas, estaba negado a levantarse, pero debía hacerlo, mas porque ese día era importante, habían pasado las dos semanas de plazo y nuevamente se debían reunir, tanto los ejecutivos de Norwell Association como los accionistas de Maverick, para discutir por enésima vez la aprobación o el rechazo del Proyecto Mercurio.

 


Escuchó una serie de pasos por el pasillo, señal de que Reita ya estaba despierto, seguramente haría su ritual de siempre, ir por un vaso de agua a la cocina, para después regresar a su habitación y darse una ducha rápida, pero a diferencia de otras ocasiones, Shima no saldría caminando de puntillas, para sorprenderlo en pleno acto, espiarlo mientras se liberaba de su ropa de dormir, disfrutar aunque fuera por unos breves instantes de su piel desnuda, de su cuerpo perfecto, para después refugiarse en el baño y desahogar las ansias.

 


Hoy no lo haría, no por el hecho de que no lo deseara, sino porque…

 


- ¿Aun estas dormido?- preguntó el mayor del otro lado de la puerta, mientras encestaba un par de golpes leves sobre la puerta de su habitación.

 


- No…- gritó Uruha solo lo justo para alcanzar a ser escuchado, aunque casi se le salía el corazón del susto.

 


Reita abrió la puerta y entró, le sorprendió ver al castaño aun recostado, echo un ovillo entre las sábanas, solo podía apreciarse un par de mechas, aunque después de notar su presencia Takashima se levantó con rapidez.

 


- ¿Seguirás en tu postura en contra de la fusión?- preguntó seriamente, mientras caminaba unos pasos y centraba su atención en su pareja.

 


- No lo sé…- respondió al tiempo que abría un poco las cortinas para permitirle a la luz entrar con mayor facilidad.

 


- Pues deberías tomar una decisión- inició Reita acercándose pausadamente y hablando de igual forma, quería denotar en sus palabras la importancia del asunto- fundamentada, por supuesto, tomando en consideración las inminentes ventajas de la puesta en marcha del proyecto Mercurio.

 


- Las he considerado- le miró con firmeza.

 


- Bien- respondió complacido.

 


- Reita... - lo llamó antes de que este fuera a marcharse- me gustaría tratar algo contigo.

 


- Claro- aceptó con cierta incertidumbre.

 


- Se que tu confías ciegamente en el Doctor Mizuki, al igual que Kai, pero me gustaría que pidieras una segunda opinión, ya que ha aplazado tu operación dos veces sin una razón verdadera, quizás...

 


- Quizás, ¿qué?- le encaró un tanto desafiante- ¿Crees que no es competente?

 


- No, no quise decir eso- intentó defenderse Uruha, sentía claramente el ofuscamiento del rubio.

 


- Eres más egoísta de lo que imaginaba- sonrió con molestia- dices quererme pero no puedes esperar el tiempo necesario para mi recuperación, solo piensas que mientras tanto no te sirvió con hombre- concluyó con decepción.

 


- Yo te amo... ¿cómo puedes pensar eso de mí?- dijo levantándose con prontitud de la cama y caminando hacia el mayor.

 


- La verdad ya no se que pensar... - dijo alejándose con fingida perturbación.

 


- Akira por favor...

 


Su suplica fue acallada por el sonido sordo de la puerta al cerrarse.

 


Del otro lado, en el pasillo, Reita estaba aun de pie, con una confiada sonrisa en el rostro, esa discusión significaba tiempo, bendito tiempo para concluir con sus planes.

 

 

 


*~*

 

 



Lo primero que buscó al abrirse el ascensor en el piso de presidencia fue a Reita, se le había adelantado a la salida del departamento, era normal pues siempre lo hacia, para no levantar sospechas sobre su relación, pero la existencia de la riña matutina que se había suscitado lo inquietaba sobremanera.

 


Acomodó su cabello un tanto desordenado, para encaminarse sereno hacia su oficina, no quería pasar por los clásicos interrogatorios de Ruki, siempre que lo veía raro, además aun tenia tiempo de revisar algunos papeles antes del inicio de la reunión de accionistas, Ojala eso le ayudara un poco ya que no podía comprender que Reita tuviera esa mala impresión de él, “egoísta” le había dicho, y el tono en que lo dijo… cruel habían sonado sus palabras, sin saber cuan equivocado estaba.

 


- Buenos días, lindo~- saludó Ruki coquetamente, antes de plantarle un sonora beso en la mejilla que hizo volverse hacia ellos, medio personal.

 


Gustaba de hacerle este tipo de bromas a su amigo frente a las secretarias de ese piso, principalmente frente a la pesada de Aya.

 


- Que bien dicen que todo se parece a su dueño- dijo en voz alta, sin darse cuenta refiriéndose a esa última- en este caso a su jefe, ósea al témpano.

 


- ¿Qué dijiste Taka?- preguntó Shima con el ceño fruncido, siempre que su amigo hablaba así de su pareja.

 


- Nada... nada- sonrió tontamente intentando esquivar el asunto.

 

 

 

 


*~*

 

 



La reunión inició puntual, a las 10 de la mañana como fue estipulada, con la presencia de todos los interesados.

 


Akira tomó asiento junto a Takashima, pero ni siquiera le dirigió la palabra, él no debería estar ahí según los estatutos de Maverick, pero ser el abogado del accionista principal tenia su lado bueno, aunque en ese momento hubiera preferido no estar ahí, Uruha lo había solicitado por medio de un memorándum.

 


Un grupo de ancianos, los que el rubio dedujo eran los ejecutivos de Norwell murmuraban sobre los posibles resultados de la junta, con ellos debería de codearse cuando tomara posesión de lo que le pertenecía, además él deseaba la fusión, la había revisado detenidamente y era la mejor alternativa, además de ese aumento de capital nada despreciable, pero Uruha se dejaba llevar por los sentimientos y seguramente como en todas las reuniones ya realizadas por ese motivo, echaría todo a perder.

 


Uno de los accionistas de Maverick, a quien identifico como el padre de Yuu, comenzó con el ritual a que instaba el protocolo, explicando las razones y demás que había dado pie a esa asamblea extraordinaria de accionistas.

 


- Ahora- continuó el Sr. Shiroyama- votaremos para resolver el rechazo o la aceptación del proyecto Mercurio, que nos ha presentando Norwell Association.

 


Como era de suponerse de los accionistas minoritarios que sumaban el 44%, votaron a favor de la fusión, pero aun faltaba por conocer la decisión final del resto, representando en un 56% del capital, el cual pertenecía a Takashima Kouyou.

 


El castaño se puso de pie con tranquilidad, conocía a la perfección los motivos de su voto, así que no había duda en su gesto ni en sus ojos, miró de soslayo a Reita, quien igual que todos los ahí reunidos le miraba interrogante, así que nos los hizo esperar más.

 


- Después de un análisis minucioso del proyecto ya expuesto mi voto es... - tomó una corta pausa-... en contra.

 


A Reita le faltó poco para levantarse y gritarle enfrente de todos la estupidez que estaba cometiendo, pero se contuvo, luego el remediaría todo cuando estuviera en sus manos, solo asintió a salir sin tomar en cuanta el alboroto general de aquellas que compartían la misma molestia que él.

 

- Estúpido, es el hombre mas idiota que he conocido… si a eso se le puede llamar hombre…- vociferó molesto, al tiempo que encestaba un duro golpe sobre el escritorio que hizo temblar todo sobre de él, hasta su propia mano.

 


Repitió varias veces la misma maniobra para descargar con ello toda la furia que sentía.
- Sr. Suzuki ¿esta usted bien?- preguntó Aya desde el otro lado de la puerta, un tanto preocupada por la expresión de su jefe cuando lo vio entrar a la oficina y los ruidos extraños que se habían escuchado hacia escasos segundos.

 


- ¡Si!- gritó con la fuerza necesaria para hacerse oír.

 


Bastó sólo eso para que Aya dejara de preguntar, pero a la vez le sirvió un poco para tranquilizarse, si su secretaria había oído los golpes, cualquier otra persona podría haberlo hecho también, lo menos que quería era un escándalo referente a su persona.

 


Respiró profundo y tomó asiento, acomodándose las hebras rubias que se habían acomodado sobre su rostro, en medio del alboroto, se estiró levemente para alcanzar un pañuelo desechable y limpió las pequeñas gotas de sudor debido al sobresalto, sus pupilas se hallaban dilatadas mirando nada precisamente hasta que vio el cúmulo de papeles sobre su escritorio, dejo escapar un suspiro, todo con la intención de hundirse en el trabajo que tenia, por un buen rato.

 


Pero, el ruido leve de la puerta lo detuvo, clavando su mirada asesina en ella y después en Aya que había asomado medio cuerpo por le marco de la entrada.

 


- ¿Señor?- cuestionó la chica al ver la cara de pocos amigos, todo indicaba que no era el mejor momento.

 


Reita se levantó de su asiento y se giró para no verla más, así de espaldas haciendo mano de toda su paciencia, habló.

 


- ¿Qué sucede?- preguntó con seriedad.

 


- El Sr. Takashima desea hablar con usted…- informó.

 


¿Takashima? ¿Para que demonios lo quería Kouyou en ese momento?

 


- Dile que estoy un poco ocupado, pero que iré a su oficina en cuanto pueda…

 


- No te quitare mucho tiempo…- habló esta vez Uruha con fingida tranquilidad, abriendo la puerta por completo para entrar.

 


- Esta bien, retírate Aya…

 


- Necesito hablar contigo…- Soltó el castaño, después de que la puerta fuese cerrada por la secretaria de Akira, ya podía hablar con normalidad.

 


- No tenemos nada de que hablar- dijo tajante mientras continuaba de espaldas a Takashima y su vista se perdía en el gigantesco ventanal.

 


- No quiero que continuemos enojados- se aventuró a decir el menor- me dolió mucho lo que dijiste esta mañana- caminó solo unos pasos con cautela- no todo lo que me importa de ti es el sexo… dime la verdad Akira… ¿realmente piensas eso de mí?- cuestionó con firmeza pero sin sonar ni molesto ni triste, aunque lo segundo si lo estaba.

 


Él deseaba conversar y arreglar las cosas, pero Reita seguía indiferente, ni siquiera se había dignado a girar para mirarlo mientras le hablaba, lo cual delataba su poca disposición.

 


Los segundos pasaron y Uruha no obtuvo respuesta.

 

 

 


Continuara...

Notas finales:

Chan chan! ~

XDD

Bueno... este cap alprincipio era corto...y de relleno...pero como een realidad era demasiaaado corto... tenia algo asi como 1800 y algo palabras xdd decidi darles un adelanto :z

Sique espero que les haya gustado este cap >.< !

 

Y Reita es un estupido no?? mas idiota que shimita piernas sersis XDD

 

Gracias por sus reviews!!! *u*!


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