Sobre todas las cosas: NUNCA TE ARREPIENTAS DE LO QUE HICISTE MIENTRAS TOMABAS ALCOHOL.
Dio vueltas en la cama, definitivamente no podría dormir mas. Abrió los ojos, el sol se colaba por la ventana, pues la noche anterior no se habían molestado siquiera en cerrar las cortinas. Bostezó y se talló los ojos, se giró una ultima vez, solo para quedar frente a él.
Aun dormía profundamente. No podía imaginar otra criatura que fuera tan hermosa, tan perfecta, absolutamente estaban hechos el uno para el otro. No existía duda de eso en su corazón, sin embargo, aun estaba el miedo. Aun sentía temor de perderlo, no quería, se rehusaba; pero es que la gente suele ser tan complicada a veces, las situaciones pueden malentenderse, todo puede pasar, sus amigos eran la prueba viviente de aquello.
Quería tocarlo, pero no quería despertarlo, se conformó solo con verlo y sonreír ante la visión – te amo – no pudo evitar musitar – te amo como nadie jamás lo hará ni lo ha hecho. Eres perfecto, amo cada cosa que haces, como tocas la guitarra, cuando sonríes porque algo te salió bien. Dios, esa sonrisa no se compara con ninguna, simplemente cuando sonríes siento que podría morir en paz, solo por haberte visto sonreír. Me encanta lo increíblemente despistado que eres, vives en tu propio mundo. La forma en la que te concentras cuando compones, cuando tocas una parte de una canción que te gusta. La manera en que tratas de ocultar lo mucho que te emociona hacer algo, cuando juegas futbol y regresas tan enérgico. La manera en que te decepcionas si sientes que alguien no te comprende o te entiende; cuando eres frío y quieres que crean que eres indiferente cuando en realidad es que eres tímido. La forma en la que te molestas por tener que enseñar tus piernas y aun así lo haces, porque estas comprometido con lo que haces. Cuando tocas la guitarra y deslizas tus dedos sobre las cuerdas, siento que me derrito, siento que no hay nada en el mundo y lucho, lucho por no perderme en el sonido que provocas, porque sé que lo haces con el corazón, que transmites todo lo que sientes cuando tocas. Amo como te ves con cualquier cosa, así sea un pantalón o los atuendos que debemos usar por el trabajo. Amo la forma en la que bailas en el escenario y las tonterías que dices cuando estas pasado de copas. Me encanta cuando juegas con Reita y pareces niño chiquito, aunque no lo hagas mucho porque te da pena; como dices el comentario acertado en el momento justo. Me encanta lo perfeccionista que eres y a la vez eres un caos. Tu mirada, esa mirada que me hace saber que en tu corazón solo hay espacio para mi, que solo quieres amarme a mi; la mirada mas hermosa y mas triste que he visto en mi vida. Me recuerda tanto a la mía, por eso quiero estar contigo siempre, ser el motivo de tu sonrisa. Que jamás tengas que sufrir de soledad porque estoy yo a tu lado, abrazarte y reconfortarte. Quiero ser yo quien te de las fuerzas para vivir cada día, quiero que esas melodías tan hermosas de la guitarra sean para mi. Que solo tengas ojos para mi, que seamos tan felices juntos, tanto que parezca un cuento de hadas. – Uruha seguía sin despertar – quisiera que hubiéramos sido lo suficientemente valientes para estar juntos desde el principio; si hubiéramos dejado atrás todos nuestros miedos, hubiéramos sido tan felices desde hace ya tanto tiempo – hablaba en voz baja para no despertar al castaño – no me dejes nunca Kouyou, ya no sé como vivir sin ti. Te necesito y no me da vergüenza aceptarlo, eres la droga mas dulce que jamás haya probado, eres el cielo. Eres el principio y el final. Después de ti no hay nada, nada. – besó sus labios con delicadeza.
Uruha se movió ligeramente, el beso lo había despertado - ¿tan rápido ya es de día? – preguntó perezosamente aun con los ojos cerrados – no me quiero levantar – gruñó abriendo los ojos lentamente – ¿Qué pasa? – su novio no decía nada, solo estaba mirándolo, sonriendo.
-te amo – se limitó a decir Aoi – tan simple como eso. Y me encanta poder decírtelo – besó la nariz de castaño.
El primer guitarrista se sonrojó ante el comentario, se sentía en un sueño, un sueño del que no quería despertar nunca. Pero en algún momento tienes que despertar ¿no? Un horrible presentimiento se acomodó en su pecho, causándole una punzada – Yuu…- pronunció con miedo.
Aoi sonrió ampliamente – dilo otra vez – interrumpió.
-¿Qué? – contestó confundido.
-mi nombre – le acarició la mejilla – nunca antes habías dicho mi nombre – escucharlo decir eso, hizo que su corazón explotara de felicidad.
Uruha sonrió y se revolvió en la cama – simplemente ya era hora creo que por fin he llegado a ese nivel, de poder decirte así, sin miedo. Simplemente así lo sentí – estaba bastante sonrojado y ni siquiera entendía completamente por qué – Yuu, vamos a estar juntos ¿verdad? No importa qué – dijo inseguro – jamás me dejarías, sin importar mi pasado y las cosas que he hecho. Jamás me dejarías por como soy – quería que el miedo se fuera, pero no lo lograba. No quería perderlo.
-nada de eso me importa, te amo y estoy contigo no importa qué – aseguró Aoi. Nada podría separarlo de Uruha ¿verdad? ¿Por qué tenia de repente esta sensación?
-x-
Se despertó de golpe, había tenido una pesadilla, había soñado que Hiroto conseguía novio, que estaba muy feliz. Pesadilla, si. La felicidad de Hiroto estaba con él. Dio un grito de desesperación, pero se calló de repente al recordar que no estaba solo en la habitación. Se giró hacia la otra cama, pero la encontró vacía. La cama en donde había dormido Ruki, ni siquiera habían tenido tiempo de hablar, en la noche cuando había subido a dormir, su novio ya lo estaba; decidió dormir en la otra cama para no molestarlo, le debía una disculpa después de todo.
Se levantó con pesar, no era muy temprano, al contrario. Supuso que todos estarían ya en el comedor, al menos la mayoría. Salió de la habitación y rectificó que ya estaban desayunando por el ruido que se oía abajo, tenia miedo de bajar y ver a Hiroto ¿se acordaría de la noche anterior? ¿Actuaría como si nada? ¿Le dejaría de hablar? ¿Lo perdería? Por mas egoísta que sonara, no quería al guitarrista lejos, aun si no podía estar con él de la forma que quería. ¿Por qué no puedes? La pregunta le taladró la cabeza. Ruki, se contestó así mismo, sería cruel de su parte romper con el vocalista en ese momento. No después de todo lo que había hecho, no después de decirle que quería que estuvieran juntos, que lo intentaran. Ahora era su turno, debía compensar a Ruki, incluso si ya no lo amaba como antes.
La verdad era que el amor se había fugado de su corazón junto con la confianza, ahora estaba seguro que había sido así. De otra forma no se habría enamorado de Hiroto, de otra forma hubiera confiado en Ruki, solo era que se estaba negando a aceptarlo; tanto que su relación había terminado, como que amaba a alguien mas.
Entró a la cocina tomando aire suficiente para soportar cualquier cosa. Ahí se encontraban Kai, Tora, Saga, Nao, Ruki, Uruha y Aoi; ni rastro de Hiroto.
-buenos días – se anunció sentándose tímidamente junto a Ruki.
-buenos días – respondieron algunos, otros ni lo voltearon a ver - ¿y los demás? – preguntó indiferente.
Nao preparaba hot cakes en la cocina – dormidos – contestó – bebieron en exceso – se acercó a dejar un par de panques en la mesa – se han de sentir súper mal. Ruki ¿quieres algo más? – preguntó al ver que el vocalista era el único que no comía.
Ruki por su parte negó enérgicamente con la cabeza y sin mirar a Nao. Desde que había entrado al comedor le costaba trabajo ver al baterista; la conversación que habían tenido, lo había mantenido despierto. No entendía porque, tampoco quería entenderlo.
-¿podemos hablar después? – le dijo Shou en su oreja. Ruki lo miró desconcertado pero asintió levemente.
Reita entró a la cocina bostezando, le dolía la cabeza, lo único que había sacado del tequila. La resaca de su vida, evitó a toda costa mirar a Aoi y sobretodo a Uruha ¿Qué estaba pensando? Debería estar tratando de ponerle solución a las cosas con Kai, no andar de maldito caliente y menos con esos dos. El ejemplo perfecto de la irresponsabilidad.
-ten – Kai le tendió un vaso con agua y dos analgésicos. Reita los recibió y el baterista le sonrió ligeramente.
Todos se quedaron callados, un instante que pareció horas. El momento fue interrumpido porque se escuchó un sonido parecido a un timbre. Nao alzó una ceja - ¿eso fue? – preguntó confundido.
-no sabia que teníamos timbre – dijo Saga sorprendido.
Tora se levantó asustado, no se había atrevido, no podía ser, solo estaba alardeando. ¿Qué carajo estaba pensando en darle la dirección? Solo quería dormir, no estaba pensando claramente y ahora iban a sufrir las consecuencias. Dios, por favor que no sea ella, por favor.
Abrió la puerta y sus miedos se vieron confirmados. Megumi estaba parada con una gran sonrisa en sus labios – hola primito – saludó enérgicamente mientras entraba a la casa sin haber sido invitada.
-¿Qué demonios haces aquí? – le dijo tratando de no enojarse.
Megumi sonrió de lado – no vengo a ver a Aoi, no te preocupes. Te vengo a ver a ti – le guiñó un ojo.
-ahora esto es una sorpresa – dijo Shou saliendo de la cocina hacia la sala donde los primos se encontraban.
-¡Shou! – Gritó emocionada – hace tanto que no te veía – corrió a abrazarlo. El otro recibió el abrazo dirigiéndole una mirada de confusión a Tora. El guitarrista se alzó de hombros, negando con la cabeza.
En la cocina Aoi reconoció la voz que provenía de la sala, de inmediato. Sintió un hueco en el estomago. No había hablado con ella desde que habían terminado ¿Qué hacia ahí? Miró a Uruha por instinto, se notaba incomodo, pero no dijo nada.
-hola chicos – dijo alegremente la chica entrando en la cocina – no se preocupen, no quiero que se sientan incómodos o algo así. Solo vine a ver a mi primo, es un asunto familiar medio urgente – sus ojos brillaron al decirlo. Saludó a todos como si nada, incluso a Aoi, como si fueran grandes amigos. El pelinegro agradeció la actitud de Megumi, siempre tan comprensiva – Tora ¿te molesto si hablamos en otro lado? – le dijo lo mas melosa que pudo.
Tora giró los ojos, guió a su prima hasta la habitación que compartía con Saga - ¿ya me vas a decir que carajo haces aquí? – ya no podía seguir ocultando su enojo, la actitud de su prima lo estaba sacando de sus casillas.
Megumi por su parte se dedicó a buscar algo que traía en su bolso, cuando lo encontró lo tiró sobre la cama para que Tora pudiera apreciarlo. En el instante en el que lo vio, el guitarrista sintió que el alma se le caía a los pies. Era un estuche no muy grande de color negro, el guitarrista sabía exactamente que había dentro ¿Cómo se le ocurría a Megumi traer eso a la casa? y más ¿ponérselo en frente?
-¿sabes? – Dijo Megumi en tono burlón – es gracioso que hicieras todas las cosas que hiciste solo para conseguir esto – señaló el estuche – te compré un poco, por si querías revivir viejos tiempos. Y bueno no se me hizo tan caro, claro no soy una enferma adicta – rió.
El guitarrista de Alice Nine apretó los puños - ¿tu que sabes? Cállate si no sabes de lo que estas hablando – temblaba de rabia y aun así había una parte de su cuerpo que rogaba por ir hacia el estuche. Tantos años limpio, no los tiraría a la basura.
-¿Qué no sé? ¿Te recuerdo con quien llegaste después de ocasionar tus desastres? ¿Con quien estuviste durante tu rehabilitación? ¿Con quien lloraste durante días por lo que habías hecho? – no gritó porque no podía exponer a Tora. No todavía – vamos Shinji, te traje un regalo, ahora haz lo que te pedí. Si no de verdad yo no tengo ningún problema en decirle a todo el mundo que mataste a alguien – lo dijo lentamente.
Tora iba a responder, pero un ruido de afuera lo distrajo. Rogó para sus adentros que nadie escuchara lo que su prima acababa de decir, abrió la puerta y todo su mundo se desmoronó.
-Saga…