No había hablado con los ejecutivos, logró escaparse de ellos en cuanto terminó la entrevista. Estaba bastante consciente de que lo que había hecho le ocasionaría muchos problemas, pero la verdad estaba dispuesto a enfrentarlos. Valía la pena.
Estaba en el hospital, llegó directamente. Ya no aguantaba, quería hablar con él, estaba desesperado, caminaba mas rápido de lo normal. Quería pensar que podría hablar con él, que el plan, aunque fuera simple, había funcionado. Confiaba en Uruha, confiaba en que se amaban, lo lograrían.
Finalmente abrió la puerta de la habitación, sin embargo su sorpresa fue al ver a Reita, sentado sobre la cama con una extraña expresión. Aoi casi muere del susto, parecía que el bajista hubiera estado esperándolo todo el tiempo.
-buenas noches señor Bond – bromeó Reita haciendo como que acariciaba a un gato.
Aoi alzó la ceja, hacia tanto que no veía al rubio en ese humor bromista, algo había cambiado - ¿Estás enfermo? Me asustaste – aceptó sonriendo él también, decidió no cuestionar la actitud de Reita y seguirle la corriente.
Reita soltó una carcajada – creí que eras Ruki – su semblante cambió – él ya no está, lo dieron de alta – avisó. No quería pelear con el bajista para poder ver a Uruha, lo vería y nada lo detendría. Iba a hablar pero el rubio volvió a hablar – tienes mucho valor para hacer lo que hiciste. No muchas personas hubieran confesado su amor en televisión y menos después de todo lo que pasó. Yo no lo haría – terminó aun sentado sobre la cama.
-era la única forma en la que Uruha me escucharía – explicó Aoi – ahora quiero saber si lo hizo – las sonrisas se habían desvanecido.
-lo hizo, de hecho no fue el único – se levantó – habla con él y terminen con todo el drama de una vez. Que de verdad ya deberían vender la historia para telenovela – volvió a sonreír y le extendió la mano al pelinegro.
-mira, que tu estas igual – le devolvió la sonrisa, pero en lugar de estrechar su mano se abrazó de él en dos segundos.
- no seas tan gay – bromeó el otro abrazándolo también – y se supone que eres el activo – los dos rieron, como hace mucho.
Se separaron – gracias, sé que es tu mejor amigo y que no lo merezco…-.
-no, no lo mereces. Pero lo amas, él te ama y para mi eso es suficiente – le dio una palmada en la espalda – esta en su departamento…
Aoi asintió.
-x-
Fumaba su cuarto cigarro del día, por fin podía saborear la nicotina y vaya que lo necesitaba. Desde que habían llegado al departamento, Ruki y Nao se habían dedicado a vaciarlo de botellas de licor. No querían que volviera a probar un solo trago de una bebida alcohólica y para ser sinceros, a él tampoco le entusiasmaba mucho la idea, no después de todo lo que había pasado. Sin embargo jamás había imaginado que hubiera tantas botellas en su casa.
-ya me cansé y tu ahí sentado – se quejó Ruki viendo al castaño fumar su cigarro sentado en el sillón mas grande de la sala.
-yo no pedí que vinieras a vaciar el departamento, fue tu decisión. Te aguantas – dio la ultima bocanada y lo apagó en el cenicero.
Ruki giró los ojos, no pretendía empezar una discusión acerca de la salud del guitarrista. Iba a devolverse a la recamara cuando sonó el timbre, con paso aturdido se acercó a abrir la puerta.
-¿Quién es? – Uruha se giró la cabeza para ver al visitante, puesto que el vocal no le contestó.
El alma le cayó a los pies, parado en la puerta estaba él. Aoi. Se levantó de inmediato sin querer, no quería verse tan impresionado o desesperado, pero al parecer no pudo evitarlo. Tenía una sensación extraña en el estomago, no podía describirla con precisión, no sabía si eran nervios, enojo, miedo, tristeza. Simplemente parecía una mezcla.
En pocos segundos se formó un ambiente raro. Aoi parado aun en la puerta, Ruki frente a él y Uruha mirando fijamente al pelinegro, ninguno sin decir nada, ninguno sin moverse. Fue Nao quien rompió el silencio saliendo de la habitación del castaño con una enorme bolsa de plástico.
-ni siquiera sabia que existía este tipo de licor – dijo despreocupado señalando una botella. No se había dado cuenta de la situación. Paró en seco al percatarse de lo que estaba ocurriendo – Aoi – sonrió ligeramente, después de todo ellos dos no tenían ningún problema. El pelinegro se limitó a saludarlo con un ligero movimiento de mano, de inmediato el baterista miró a su ahora pareja – Ruki, creo que deberíamos ir por algo de comer – sugirió rápidamente.
Ruki únicamente asintió embobadamente. Nao dejó la bolsa y la botella recargadas en una pared y sacó prácticamente a Ruki a rastras, casi arrollando a Aoi en su camino. El pelinegro permaneció parado en la puerta, sin decir nada.
Uruha se aproximó y tomó la perilla de la puerta – pasa – le dijo con voz calmada.
Aoi entró con poca seguridad ¿A dónde se había ido su confianza? Estaba seguro de lo que diría, lo que quería, pero estar frente al castaño parecía hacerlo olvidar todo, de repente se sintió mas que nervioso, se olvidó hasta de su nombre ¿Cómo resultaría todo? ¿Qué pasaría? Después de todo Uruha era la persona mas impredecible que conocía.
Se sentaron incómodamente en un sillón distinto y permanecieron en silencio unos minutos mas. Sin poder soportarlo Aoi se revolvió en su lugar dispuesto a hablar, pero Uruha lo interrumpió de improvisto.
-perdón – dijo el castaño. Algo que el segundo guitarrista no había imaginado – antes de que digas cualquier cosa, quiero disculparme. Creo que las cosas hubieran sido muy distintas desde el principio si yo hubiera sabido lidiar con mis problemas – torció la boca – hasta ahorita siguen causando conflicto – miró fijamente la bolsa con las botellas de licor que Nao había dejado.
-no entiendo porque estas diciendo esto, soy yo él que no confió en ti – dijo con rapidez.
-no te di motivo para que lo hicieras – aceptó Uruha – yo sé que cuando uno empieza una relación se debe confiar en la pareja, pero ¿Cómo hacerlo? Si mi comportamiento previo dejaba mucho que desear y además de los pequeños detalles – sonrió amargamente – desde el primer momento que supe que te amaba traté de alejarme, creía que no te merecía, que no era digno de ti y solo trataba de llenar ese enorme vacío acostándome con todos. Buscaba el amor que solo tu me puedes dar en alguien mas. La verdad no dudo que tal vez en algún momento pude haber cometido la estupidez de engañarte – dijo con absoluta sinceridad – por este miedo eterno que tenia clavado en el pecho, no por querer herirte, no porque no te ame – ahora estaba luchando por no llorar – por eso no te culpo de pensar lo que pensaste. Me heriste de otra forma, falsamente me había aferrado a ti, pensando que tu podías salvarme de todo, cuando no lo hiciste no supe como reaccionar. Pero de eso no se trata ¿verdad? Se trata de amarnos y de apoyarnos, no de valerme de ti para sentirme feliz. Es una carga demasiado pesada, por eso reaccionaste así – se quedó callado.
Aoi no supo que decir, por un lado tenía razón. Había preferido salir huyendo, huir en lugar de tener que soportar el verdadero ser de Uruha, sin embargo, resultaba que el verdadero ser del castaño no era así – no te voy a mentir, pensé lo peor, pensé tantas cosas que creo que me alejé por completo de la realidad. Creo que si, efectivamente, me sentía mas seguro así. Pero para mi no era una carga hacerte sentir feliz, ni seguro, ni apoyarte; para mi la verdadera carga era amarte y pensar que tu no sentías lo mismo, pensar y saber que al final te irías de mi lado por tus inseguridades. Eso era mas de lo que podía soportar. Era como si los dos estuviéramos esperando a ver en que momento todo se echaba a perder, supongo que gané yo en salir huyendo – suspiró – no confié en ti, en mi, ni en nosotros. Ni tu. Porque al parecer después de tantos años lo único que hemos aprendido es a hacernos daño el uno al otro – miró fijamente el piso – pero la verdad es que estoy harto de eso, estoy harto sentirme mal, de sentir miedo. Las cosas no son seguras, mañana todo podría cambiar, pues la vida cambia en un segundo. Lo único que tengo seguro en este momento es que te amo, quiero estar contigo y estoy dispuesto a confiar en nosotros. Ya lo había dicho – terminó súbitamente, pues las lagrimas amenazaban con salir.
Uruha cerró los ojos – estas consciente que no será fácil ¿verdad? Los problemas no se arreglan de un día para otro y no es que quiera sonar pesimista, pero es así – sonrió de nuevo con cierta ironía – estuve a punto de morir y aun así al despertar lo único que pensaba era en un vaso de licor. En salir, llorar y desahogarme con alguien – se calló al ver la expresión de Aoi, la verdad no siempre suele ser bonita – después supe que me habías ido a ver, lo cual me hizo preguntarme si tal vez aun te interesabas en mi – Aoi iba a interrumpir pero Uruha no lo dejó – luego entendí que era obvio que te interesaras en mi, porque el amor no se olvida como si nada. Sabía que aun después de todo me amabas y eso me dio un poco de esperanza. Aunque también miedo, porque no bastaba con que me amaras, debías perdonarme, debías querer estar conmigo y yo quería eso, yo quería demostrarte, quiero demostrarte que soy capaz de cambiar. Simple y únicamente porque te amo, porque confió en ti y en nosotros. Cuando te vi en televisión supe que mi decisión era la correcta, que debía dejar de poner pretextos y dedicarme a ser feliz. Yune me rompió, pero tu en dos segundos me arreglaste, simplemente yo no me había dado cuenta – miró a Aoi, los dos lloraban – no seré una carga, porque el cambio también es para mi, lo prometo, prometo que pondré todo de mi parte….
Sus palabras se interrumpieron cuando los labios de Aoi chocaron con los suyos, un beso corto y delicado – perdóname, perdóname por no estar cuando mas me necesitaste. Escúchame muy bien lo que te voy a decir – puso sus manos en las mejillas de Uruha – te amo Kouyou Takashima, te amo con todo lo que eres y no eres, con lo que fuiste y serás. Ya sé que el camino no será fácil pero no será muy difícil si nos tenemos el uno a otro y nunca mas volveremos a estar solos, creo que nunca lo estuvimos. No hay miedo que no podamos afrontar y ningún orgullo que no podamos dejar de lado, porque vale la pena, porque vales la pena – lo volvió a besar, los dos mojando las mejillas del otro por las lagrimas.
-Yuu, te amo
Aoi sonrió y besó la frente del castaño – yo te amo a ti, patito….
Permanecieron en silencio, acompasando sus respiraciones, sentados en aquel sillón. Uruha hundido el pecho de Aoi mientras el pelinegro se perdía en el cabello del castaño, los dos abrazados, sonriendo, en paz por primera vez desde hacia tanto.
-Aoi… -llamó con voz temblorosa – y ¿Qué pasara con Megumi? – preguntó cerrando con fuerza los ojos.
El pelinegro suspiró – creo que tengo como solucionarlo, pero – se acomodaron para quedar los dos de frente – necesito que confíes en mi – dijo serio – que no importa lo que pase, escuches o veas. Confía en mi, confía en que te amo y que hago las cosas pensando en nuestra felicidad ¿esta bien? – miró fijamente al castaño.
-¿Qué vas a hacer? – la actitud de Aoi lo asustaba un poco.
-algo que ni a ti ni a mi nos hará muy felices, al menos al principio. Confía en mi, por favor…
Uruha asintió.
-x-
Cuatro horas. Cuatro horas exactas y Reita se iría, tal vez no para siempre, pero si por un periodo de tiempo bastante largo. Lo suficiente para que el bajista se olvidara de él, suficiente para encontrar a alguien mas, enamorase y entonces si, no volver.
Se estaba rompiendo la cabeza, sus propios pensamientos lo estaban volviendo loco. Aun así él mismo tenía la culpa, lo pudo haber detenido, pudo decirle que no se fuera y no lo hizo.
-¿Qué estabas pensando? – se preguntó a si mismo. Estaba acostado en su cama boca arriba, mirando hacia la nada y pensando en Reita.
-pensé que estabas dormido – le respondió la voz de Nao desde la puerta. Kai se levantó de golpe por la sorpresa, el baterista de Alice Nine estaba recargado en el marco de la puerta mirándolo – Ruki necesitaba mas ropa – sonrió – creo que le pediré que se mude conmigo, después de que vuelvas con Reita claro está – dijo como si nada.
Kai frunció el ceño - ¿de que hablas? – preguntó con molestia.
Nao giró los ojos – Aoi, fue a ver a Uruha – empezó – creo sinceramente que podrán arreglar sus problemas. Creo que los dos por fin entendieron que deben de estar juntos – volvió a sonreír.
-me da gusto – suspiró en verdad aliviado – merecen estar juntos, se aman – dijo en conclusión.
-como tu amas a Reita – enunció – lo que no entiendo es como Aoi tuvo el suficiente coraje para tragarse todo su orgullo e ir a hablar con Shima y tu no puedes hacer lo mismo – parpadeó varias veces.
Kai desvió la mirada, ¿de verdad era orgullo? Admitir que todo este tiempo Reita había tenido razón, admitir que amaba mas al bajista que a cualquiera en su vida ¿era orgullo? – no es tan fácil – trató de excusarse aun sin mirar al otro.
-eres un maldito cobarde – desafió Nao – lo amas y ¿prefieres perderlo porque no puedes aceptarlo? Si es así, entonces espero que Akira encuentre a alguien que lo valore en Australia – hizo el amago de salir pero Kai no lo dejó, lo tomó del brazo.
-no sabes nada
-si lo sé. Déjate de estupideces, él solo esta esperando que le digas lo que sientes – se miraron fijamente.
-es muy tarde
-lo sería si estuviera muerto
Kai se mordió el labio. Tenía que estar loco, pero…si tuviera la oportunidad de decirle una vez mas a Miyavi lo que sintió por él, sin duda la tomaría, pero era algo imposible. Aoi estuvo a punto de perder a Uruha y fue como se decidió a hablar con él, ¿Qué hubiera pasado si el castaño hubiera muerto? Todas aquellas palabras se hubieran quedado atoradas en la garganta del guitarrista.
Reita por su parte, no estaba muerto, solo se iría. Regresaría, tendrían todo el tiempo del mundo, a menos que el avión se estrellara. A menos que el rubio se enamorara de alguien mas y entonces todos sus sentimientos y pensamientos se quedarían ahí dentro, sin posibilidad de alivio. Lo mismo que pasaba con sus sentimientos hacia Miyavi. ¿Estaba loco? ¿Por qué hacerse sufrir de esta manera?
Kai miró fijamente a Nao, quien le sonrió en señal de aprobación.
Dos minutos después el baterista de Gazette salió corriendo del departamento rumbo al aeropuerto.
-x-
-si, así es. Me casaré con ella – repitió – pero no lo haré hasta que nazca el bebé, mientras tanto no quiero saber nada de ella mas que para las consultas con el medico – sintió la mano de Uruha sobre la suya en señal de apoyo – no sé, ustedes resuelvan eso y díganle a la prensa. Es la única manera en que acepto llevar esto a cabo. Si, ustedes comuníquenle mi decisión yo no pienso hablar con ella. No, no viviremos juntos, hasta después del nacimiento del bebé. Si, si, no, está bien, de acuerdo, hasta luego – colgó, suspiró y miró a Uruha – eso la mantendrá en paz al menos hasta que nazca el bebé – trató de sonreír pero no pudo. Fue lo único que se le ocurrió decir, sin embargo tendría ocho meses para llegar a una buena solución y permanecer para siempre con la persona que de verdad amaba.
Uruha le dio un pequeño beso en los labios – compraste tiempo Aoi, pero tarde o temprano vas a tener que enfrentarte al hecho de que te tienes que casar con Megumi. Ya sea por el bebé o por el bien de la banda ¿podremos con eso? – tembló un poco con el pensamiento.
Aoi le regreso el beso – confía en mi, no me casaré con nadie que no seas tu – aseguró, causando un pronunciado sonrojo en el castaño.