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orgullo, miedo y negacion por urumelii

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Notas del capitulo:

hola todo el mundo, si ia se me tarde muchisimo en actualizar, pero es q la verdad no quería. no quería que esta histria terminara, pero todo tiene un final y debemos de aceptarlo. 

tenía un gran discurso preparado para la ocasion pero despues pensé quien leeria todo esto XD en fin. este fan fic empezó como un one shot q mi hermano me obligo a escribir y termino siendo una historia tan...no se como describirla, contiene demasiadas emociones, tantas cosas tan conocidas para mi. alguna vez alguien e preguntó en kien me basaba para hacer a mis personajes y la verdad es q en nadie, hasta este fic, donde cada uno d los personajes tiene algo de mi, algo d alguien q conozco y amo, algo de cada kien q ha llegado a mi vida. por eso creo q es tan especial. 

ay ya me alargue, pero bueno, es el final me vale XD, iore, muchisimo, llore en exceso al escribirlo, en parte por todo lo q representa, en parte porq ademas d q soi sensible todo menos escribir parece confuso en este momento. como digo, estoy en un vortex XDDD ok not, en fin, espero q les guste, espero q llene sus expectativas, espero q lo hayan disfrutado tanto como io lo hice al escribirlo. llorado, reido y enojado como yo hice. 

y ya por ultimo gracias a tod@s akellos q se dieron la oportunidad de leer mi pekeño drama, a akellos q dejaron un review y sobre todo gracias a tod@s akellos q dejaron q este fic les removiera aunq sea un poco de sus sentimientos.

sin nada mas q decir, les presento el ultimo capi

mirza gracias, porq sin ti este fic no sería lo q es =)

Un grillo haciendo sonido de grillo. Los grillos en Australia eran diferentes a los grillos en Japón, en Australia dan mas miedo. Sin duda no los extrañaría ¿Por qué pensaba en insectos? Tal vez era una forma de no sentirse mal por abandonar el país que lo había hecho tan feliz durante los últimos meses. Todo había sido tan perfecto, tan maravilloso, como un despertar hacia todo lo bueno de la vida, claro no todo había sido color de rosa. Se rompió el brazo mientras intentaba aprender a surfear. Sonrió al recordar el drama que él mismo había hecho al pensar que no volvería a tocar su amada batería, al final no resultó ser nada grave.

 

-Kai – la mano de Sayuri pasó frente a sus ojos – despierta, ya se tienen que ir – estaban en el aeropuerto internacional, a algunas horas de regresar a su país natal. La pelirroja volvió a abrazar a Reita para despedirse – me avisan cuando ya estén allá, me saludan a los niños y le das un abrazo al otro loco – le dijo refiriéndose a Uruha, se giró y también abrazó a Kai – regresen, sería divertido tenerlos por aquí a los cinco – sonrió.

 

El baterista asintió – espero podamos, con la gira y todo – suspiró, amaba su trabajo, pero no por eso dejaba de ser cansado – tu también deberías visitarnos alguna vez – le dijo con aquella sonrisa que lo caracterizaba.

 

-lo intentaré, ahora adiós, o perderán el vuelo – parpadeó muchas veces.

 

-¿vas a llorar? – preguntó Reita burlón.

 

-de alegría que ya te vas iguana fea – le enseñó la lengua. Despidiéndose una vez mas.

 

Adiós vida tranquila. Hola vida real.

 

-¿estás nervioso? – le preguntó el bajista. Llevaban ya tiempo en el avión, pero ninguno de los dos lograba dormir.

 

-un poco, ¿sabes? Por estas fechas Aoi…. – no terminó la frase pero sabía que su pareja sabía de lo que hablaba. No había tenido mucha comunicación con los demás, pues quisieron aprovechar el tiempo para estar ellos dos solos, para reencontrarse como pareja y reafirmarse el amor que ya se tenían.

 

Reita le acarició la mejilla – si ya hubiera nacido, lo sabríamos, además según mis cálculos faltan dos semanas – se mordió el labio – solo espero que …..-

 

-Shima está bien – completó Kai.

 

-pasamos demasiado tiempo juntos Yutaka, ahora hasta me lees la mente

 

Kai lo miró y negó con la cabeza.

 

-x-

 

Hiroto pasó casi corriendo encerrándose en el baño con un portazo, Shou casi se rompe la nariz cuando la puerta le dio de lleno en la cara.

 

-Pon, abre la puerta – exigió el vocal dando golpes a la puerta. No hubo respuesta – Hiroto, no seas así y ábreme – volvió a intentar. Nada.

 

-no te va a abrir – dijo tranquilamente Ruki, recargándose sobre la puerta. La pareja había llegado al departamento que compartía con Nao y sin saludar, Hiroto se había encerrado sin siquiera saludar a nadie.

 

-pero ¿Qué se supone que haga? – preguntó Shou un poco exasperado – solo le dije que debía ser mas cuidadoso con sus medicinas, que se estaba descuidando y… -Ruki le puso la mano frente a la cara.

 

-ve con Nao a la sala

 

-pero…

 

-ve – ordenó con la mirada cargada de autoridad.

 

Shou se alejó refunfuñando cosas imposibles de entender, Ruki por su parte giró los ojos y se acercó al baño, dando suaves golpes a la puerta – Hiro, soy Ruki ¿me dejas pasar? – preguntó y la puerta se abrió de inmediato. El guitarrista tenía el semblante cansado - ¿todo bien? – el vocalista se sentó en el piso recargándose en la tina.

 

-amo a ese hombre pero te juro que me desespera – respondió negando con la cabeza.

 

Ruki rió con fuerza - ¿Qué hizo? – por alguna razón le parecía divertida la situación.

 

-que no hizo, parece mi mamá – se cruzó de brazos.

 

El vocal soltó una carcajada, pero se calló de inmediato al ver la cara de enojo de su acompañante – perdón – dijo recobrando la seriedad – es que es gracioso que te enojes por eso – movió las manos como si no lo pudiera creer.

 

Hiroto alzó una ceja – es que exagera, me sofoca – abrió mucho los ojos.

 

Ruki alzó la mirada, cambiando su semblante por completo – Shou no es del tipo de personas que te demuestren su afecto como tal, es difícil que lo plasme en palabras – el guitarrista lo miró confundido – tu debes tener algo muy especial para que él haga todo ese tipo de cosas por ti. Cuando él y yo estábamos juntos, jamás lo hizo. Y no digo que no se preocupara, pero no era capaz de demostrarlo, le costaba trabajo – se alzó de hombros – yo soy el tipo de persona que le gusta demostrar su afecto, una sonrisa, una palabra, un silencio – sonrió de lado pensando en lo afortunado que era en tener a Nao a su lado – Shou era frío, le costaba siquiera abrazarme en publico y no era porque no me quisiera, pero simplemente no era la forma de ser de Shou – miró a Hiroto a los ojos – contigo es distinto, yo mismo lo he visto, te abraza todo el tiempo, no le da miedo demostrar que se preocupa por ti. No quieras cambiar algo que por primera vez se le da tan natural – sonrió como si hubiera recordado algo muy especial.

 

El guitarrista se quedó con la boca abierta, no sabía que decir, lo menos que se había imaginado era una platica como aquella. Ciertamente amaba a Shou y jamás imaginó que el vocalista de Alice Nine tenía sus propios métodos para demostrar que lo amaba de igual forma.

 

-podrías decirle que le baje un poco a su estrés – continuó Ruki – una cosa es demostrar amor y otra cosa es querer ser tu mamá – dijo en tono sarcástico.

 

Que contradictorio era ese hombre.

 

La puerta sonó nuevamente y los dos se levantaron, Ruki abrió la puerta pasando de largo a Shou mientras tarareaba una canción alegremente, como si hubieran estado contando chistes en el baño.

 

-Hiro – trató de decir Shou, pero el guitarrista lo calló con un pequeño beso en los labios.

 

-te amo Shou, pero me sé cuidar solo. Únicamente necesito que me ames y me apoyes ¿de acuerdo? No necesito que estés detrás de mi, no soy un niño pequeño – le guiñó el ojo – por todo lo demás podemos seguir como siempre – sonrió. Shou alzó una ceja – abrázame – lo abrazó por la cintura apegándose a él – bésame – le dio otro beso en los labios – ámame – se acercó a su oído – tanto como yo te amo a ti – le dijo en voz baja.

 

Shou solo atinó a sonrojarse. De verdad que a veces no entendía al guitarrista, pero no era algo que le importara mucho, Hiroto era dueño de su corazón y a veces eso era lo único que importaba.

 

Nao alzó una ceja – pues ¿Qué le dijiste? Shou estaba histérico – parpadeó muchas veces.

 

-solo era cuestión de entendimiento – Ruki le dio un beso en la mejilla al baterista, iba a darle un beso en los labios pero su celular comenzó a vibrar. Ruki sintió algo en el estomago, una punzada de dolor cuando contestó la llamada.

 

-x-

 

No entendió que pasó. Trataba de recordar pero su mente estaba en blanco, se forzaba y cada vez que lo hacía, su cabeza parecía a punto de estallar. Malditos puntos brillantes que en ese momento nublaban su visión, no lo dejaban pensar con claridad ¿Qué había pasado?

 

Iba conduciendo, no iba a exceso de velocidad, no se pasó ninguna luz roja. El otro conductor solo salió de la nada, de la nada. El impacto no fue para nada fuerte, solo un susto como dirían algunos, solo tenía unos cuantos rasguños, nada grave. Llamó a su pareja para informar lo que había pasado, para informar que estaba bien. Sin embargo el bienestar duró cinco minutos. Su acompañante se empezó a quejar de un intenso dolor, a pesar de que parecía estar mejor que él, había perdido todo el color de la cara, al final había terminado por desmayarse. Ahora ahí estaba, había perdido la cuenta del tiempo y solo tenía una cosa en la mente. Su hijo.

 

Uruha le acariciaba la espalda, lo cual lo reconfortaba un poco, pero aquella preocupación que no se parecía a nada, aun lo invadía. El pensamiento siquiera de poder perder a aquella criatura que aun no había tenido el placer de tener en brazos, era simplemente imperdonable. Sus manos sudaban, todo su cuerpo temblaba y ese maldito dolor de cabeza que no se iba.

 

Tora y Saga habían llegado poco tiempo después, le habían llevado de comer, pero él se rehusó, solo con pensar en comida sentía nauseas. Ocho meses, ocho meses, no se podía ir, no después de tanto, no ahora. Uruha estrechó su mano, dándole aquel apoyo que tanto necesitaba en ese momento, él acarició la cara del castaño en forma de agradecimiento. En ese momento, lo amó mas que nada en el mundo, por estar ahí, por ser fuerte para él.

 

El doctor se aproximó a ellos, los cuatro saltaron de su asiento. Fue él quien se aproximó mas, después de todo se trataba de su hijo, de ella. Iba con él en el auto, era su responsabilidad.

 

-me temo que no traigo buenas noticias – dijo el médico con cierto pesar y él sintió su estomago encoger – la Srita. Amano sufre de hemorragia interna, debido a que el impacto ocasionó un desprendimiento de placenta. Esta se puede controlar mediante transfusiones, pero si hacemos esto, el feto no recibirá la suficiente atención y morirá a falta de oxigeno – explicó lo mas tranquilo que pudo, casos así no eran fáciles – sin embargo si salvamos al feto, la sangre no llegará a tiempo al cuerpo de la madre y morirá desangrada. Señor Shiroyama, estoy consciente que lo que voy a pedirle representa una dificultad inmensa pero me temo que tiene que tomar la decisión de a quien quiere salvar lo mas rápido posible, pues cada segundo que perdamos es crucial – terminó de decir.

 

Sintió los brazos de Uruha rodearle por los hombros, sintió la mano de Tora brindando su apoyo. Él tenía que decidir, salvar la vida de su hijo, o salvar la vida de la mujer que les había hecho tanto daño, tanto a él como a sus amigos y a su amante.

 

-Aoi – dijo la voz de Tora – entendemos si quieres salvar al niño – lo dijo de forma entrecortada.

 

Oídos sordos. Tenía que decidir, ya. Parecía fácil, pero no, él no podía decidir sobre eso, no era quien para juzgar. No podía. No podía. Todo el mundo desapareció a su alrededor, solo estaban él y su decisión. Asesinato. Eso era. Dejarla morir solo porque le había hecho daño, eso era venganza, eso era rebajarse a su nivel ¿Qué era eso? Es mi hijo, también merece vivir, también merece estar aquí, ella solo nos ha hecho daño ¿Por qué intercambiar la vida inocente por una que no parecía querer cambiar?

 

Morir por ella, por ella, no se puede evitar ¿está mal? Que alguien me conteste. Mi hijo. Ella.

 

-salve a Megumi – apretó los puños. No iba a decidir sobre la vida de ella, no la iba a matar. No podría vivir con aquello.

 

-Yuu….

 

El doctor se alejó.

 

Cayó. Cayó de rodillas, llorando, llorando como nunca lo había hecho en su vida, como jamás creyó poder hacerlo. Puedes tener mas, puedes tener mas, era todo lo que se repetía en la cabeza, pero no la puedes castigar a ella. Los dos son inocentes. No se pueden salvar. Y lloró aun mas, lloró en los brazos de aquel que lo sostenía, de aquel que amaba, de aquel que podía curar ese dolor en su corazón. Aunque sabía que nada, podía curarlo. Nada. Llorar y gritar de desesperación, fue lo único que le quedó en ese momento.

 

-x-

 

Acostada sobre la tabla de operaciones. No estaba totalmente consciente, todas eran voces a lo lejos, sin embargo podía distinguirlas. Corrían, iban de aquí para allá, gritando algo de la sangre, del oxigeno. Escuchó que solo podían salvar a uno, seguramente se referían a ella y al bebé. El bebé era prescindible, ella no, que la salvaran a ella.

 

No supo cuanto tiempo pasó. Escuchó al doctor regresar con la decisión de Aoi, maldijo por dentro, sabía que ese tipo preferiría mil veces al niño. Aquí acababa todo, maldita sea.

 

-la madre, salven a la madre – dijo el doctor con seriedad.

 

Si hubiera podido reír lo hubiera hecho, así que después de todo el guitarrista era mejor persona que ella. Ahora ella viviría, harían un gran escándalo por la perdida del bebé y podría mantener a Aoi a su lado con la excusa de la depresión, después de todo los dos pasaban por el mismo dolor. Lo volvería a seducir, lo podría embriagar, solo necesitaba una noche y podría embarazarse de nuevo, no habría problema. Todo había salido bien después de todo, todo gracias a la estúpida nobleza de Aoi. No cabía duda que era tan manipulable. Si hubiera podido hubiera sonreído. GANÓ.

 

Sintió una punzada en el estomago, un dolor insoportable, como si alguien la estuviera partiendo en dos desde dentro. Después todo fue negro, dejó de escuchar después de un tono incesante. Negro. Nada.

 

-x-

 

Tres horas. No sabía nada. Aoi estaba dormido en la camilla de la habitación, había tenido casi un colapso nervioso. Tiró todo a su paso, rompió el espejo del baño, gritó y lloró hasta que por fin una enfermera fue tan amable de suministrarle un calmante. No lo culpaba ¿Quién podría vivir con algo así? ¿Cómo tomar una decisión así? Vivir sabiendo que mataste a alguien.

 

La verdad no le había sorprendido la decisión del pelinegro y lo admiró, él mismo no habría sido capaz de decidir algo así. Aoi era fuerte, mas fuerte de lo que jamás él sería; de repente todos sus problemas parecían tan pequeños, todo aquello por lo que habían pasado parecía no tener importancia a comparación de aquel día.

 

Todo parecía pequeño, absurdo, burdo y sin sentido. Se sintió frustrado, incapaz de ayudar a la persona que mas amaba, no podía hacer nada; lo único que podía hacer era permanecer a su lado, ayudarlo en lo que necesitara, estar con él ¿podría ser eso suficiente?

 

Acariciaba sus cabellos, no lloraba, ahora él tenía que ser fuerte para Aoi, tenía que estar bien.

 

-Uru – lo llamó Ruki, quien había llegado tan pronto como había podido junto con los integrantes restantes de Alice Nine. El castaño levantó la vista - ¿quieres café? – le ofreció con una mueca.

 

Uruha asintió – gracias Taka – volvió a su labor con el cabello de Aoi.

 

Ruki iba de salida cuando el médico entró a la habitación, se quedaron estáticos, sin habla, sin pensamientos.

 

-tratamos de hacer lo que el Sr. Shiroyama nos pidió – comenzó el médico.

 

-¿trataron? – la pregunta de Saga sonó amarga.

 

El médico suspiró – lamentablemente la hemorragia de la Srita. Amano estaba mas avanzada de lo que creímos, debido a que la ecografía no mostró un sangrado oculto debajo de la placenta – explicó – después de varios intentos de resucitación, la Srita. Amano falleció – tragó saliva y no dijo nada mas para dejar que los demás entendieran la noticia.

 

Shou de inmediato se acercó a Tora, quien de golpe se dejó caer al sillón. Podría haber estado loca, pero era su prima, ella le había ayudado durante un periodo muy oscuro de su vida, ósea que ella había sido alguien buena alguna vez. ¿Cómo es que había dejado que su ambición se apoderara de ella? Y se sintió mal, de alguna forma la pudo haber ayudado y ahora ya no estaba. Un dulce, tierno y silencioso llanto cayó por sus mejillas.

 

-¿y el bebé? – se atrevió a preguntar Uruha.

 

-x-

 

Abrió los ojos lentamente, se sentía pesado, agotado e indescriptiblemente mal. Estaba acostado al parecer en la camilla dentro de la habitación del hospital, se había puesto tan mal, buscó la luz y su vista se dirigió de inmediato a la enorme ventana a su derecha. Creyó estar soñando, creyó que la vida le jugaba una horrible y cruel broma. Frente a él estaba la visión mas hermosa que sus ojos hubieran presenciado.

 

Uruha sentado en el sillón de la habitación, los últimos rayos del sol cayendo sobre su castaño cabello, se mecía mientras miraba un pequeño bulto que llevaba en brazos. Su bebé, su hijo.

 

Sintió la garganta rasposa pero aun así habló – Uruha – pronunció con dificultad. El mencionado levantó la vista y sonrió. Juró que en ese momento la habitación se iluminó de repente - ¿es? – no se atrevió a decirlo - ¿Megumi? – preguntó recordando. Uruha negó con la cabeza, con cierto malestar – pero ¿Cómo? – no entendía nada.

 

-no pudieron salvarla, pero a él si – se levantó del sillón y se acercó con el bebé en brazos.

 

-¿él? es decir….

 

-es niño, tonto – no pudo evitar sonreír – es tu niño, tu hijo – se lo acercó para que lo viera.

 

Miró al bebé frente a él y una felicidad inmensa lo abordó -nuestro niño, nuestro hijo – corrigió sin vergüenza.

 

Uruha lo miró confundido y entendió.

 

Y por una vez, por un instante, por una hora, por un día; todo estuvo bien.

Notas finales:

bueno ahi esta, =) una vez mas gracias por leer y espero les haya gustado. espero q megumi haya muerto bein XDD he pensado en hacer un epilogo pero eso es solo si uds kieren y solo seria un capi mas,, nada mas. 

comentarios, criticas, kejas, abrazos, besos, todo eso lo pueden dejar en un review =) sin mas a las q no han leido, las invito a leer mis otros fics ;)

y una vez mas gracias por leer ;)

 


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