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La vida de cenicienta por Vampire White Du Schiffer

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+ : : Segundo capítulo : : +

−¿Nn? –Zero detuvo si intento de suicidio, dejando el peligroso pan a un lado, y mirando a ambos lados. -¿Qué no falta alguien?

−No tarda en llegar. –Le contestó Kaname que estaba sentado justo a un lado de él.

Y era cierto, como por invocación entraba un antiguo amigo de la familia, el maduro Yagari, el de cabellos más rizados. Y era el único portador de un parche que ocultaba la mitad de su hermosa mirada azul

−Buena noche. –Dijo un poco sorprendido. –Parece kínder. –Les dijo con una sonrisa ligeramente tenebrosa.

Kaname supo que Yagari estaba extraño. Se conocían mucho mejor de lo que se podría imaginar porque Yagari era el mentor favorito del heredero Kuran.

−¡Feliz cumpleaños, Haruka-san! –Decía Ichiru tomándose una fotografía junto con el felicitado. –Vamos, vamos, no se pongan serios. –Le decía cariñosamente.

La cena llegó, danzante y variada por las expertas manos de Kaname. Ichiru estaba sonriente mientras hacía cuentas mentales de toda la fortuna que había logrado reunir en una sola noche,  con una mirada maliciosa que le hizo a Zero un par de gotas en su cabeza.

Haruka dio el anuncio, los correspondientes saludos y agradeciendo la presencia de la familia Kiriyū. Y comenzaron a comer. Kaname tenía las manos muy largas esa noche, así que aprovechándose del mantel, y sin quitar su perfección de la cara, acariciaba el muslo de Zero. Pero él definitivamente no pudo actuar, se estremeció y comenzó a ponerse nervioso, cosa que hizo que todos le pusieran cierta atención.

−¿Sucede algo? –Preguntaba el educado Haruka.

−Ah, Ah, Na-nada. –respondió y Kaname se comenzó a carcajear,  toda la familia le lanzó una mirada asesina. Ya lo conocían mejor que muchos, así que toda la culpa se la echaron a Kaname.

−Qué? –Preguntó el fingidamente inocente Kaname.

−Deja de manosear a Zero.

El mencionado, se puso de mil colores, y Kaname sólo bufo; dijo claramente:

−Deja de envidiar a la belleza que tengo por prometido. –Dijo arrimándose a Zero y abrazándolo con una tremenda sonrisa

−Es-Espera. –Zero se levantó con su rostro enrojecido. -¿Qué-Qué acabas de decir?

−Ah, bueno.

−Sí, Kaname, ¿Qué has dicho? –Preguntaron Ichiru y Haruka al mismo tiempo. Con un gesto demasiado abrumado para pertenecer a ellos. Pero simplemente, que cuando Kaname decía algo, era porque iba en serio.

−Que, deseo aportar esta noche, en la que disfrutamos del aniversario de vida de mi querido padre, para anunciar que deseo contraer nupcias con Kiriyū Zero.

−Es-Espera…. –Zero tenía los ojos fuera de sus orbitas. Y se congeló junto con todos los presentes cuando vio cómo Kaname se arrodillaba frente a él sosteniendo una pequeña caja de color negro.

−Esperen, esperen. –Dijo Haruka. –Esto es demasiado premeditado. –Intentó sonar conciliador. –Ni siquiera eran novios formales, esto es un salto demasiado grande.

−Concuerdo con él. –Completó Yagari –Además, apenas si conozco al crío. –Miró al Kiriyū mayor. Kaname que no dejaba de sonreír y poner ojitos brillosos. –Te falta un trabajo. Aún no terminas de aprender el arte del negocio –se reclinó en el respaldo de la silla.

−¿Y eso qué? –Seguía sosteniendo la cajita y Zero permanecía sentado, cruzando mirada con su intento de novio. –Te daré todo, y nada te va a faltar, sólo tienes que decir «sí»…  -Abrió la caja y dejo ver un anillo, de una piedra de color lavanda, de corte fino y rectangular, con adornos en plata. –O sí.

−Kaname… yo…

−Hey. –Ichiru llegaba y abrazaba a Zero. –Vamos, Ni-san, tu lo quieres, él te quiere, todos nos queremos… así que ¿Para qué lo piensas?

Todos guardaron silencio por diversas razones. Haruka intercambiaba miradas con Yagari, que estaba ligeramente más dispuesto a aceptarlo. Después de todo, conocía a su pupilo.

−Estarán bien, hermano. –Continuó Ichiru. –Kaname será un buen cuñado, ama a Zero y vale ***** que sólo se vean unas horas desde que nacieron.

         −No planeas casarlo pronto ¿O sí? –Dijo suspirando profundamente.

         −No. En cuanto tenga lo necesario para comenzar a trabajar. Así que –Miró de nuevo a su amado peli plata. –Ya no me tengas más tiempo de esta manera, que sólo ante ti me arrodillaré. –Zero tenía el corazón en la mano, latía my rápido, parecía querer estallar.

−Sí… -Respondió al fin en un murmuro. –Sí quiero, Kaname. –El mencionado sonrió eufóricamente y no lo pensó dos veces, sacó la alhaja y la colocó en el dedo anular de su pareja. Sellando el pacto y la promesa.

−Bien. –Comenzó a decir Ichiru. –Creo que este es el inicio de una valiosa alianza entre familias. –Sonreía maliciosamente Ichiru mientras, bajita la mano, recibía un par de billetes más por parte de Kaname.

−Esperen un momento. –Comenzó a reclamar Zero al darse cuenta. -¿Kaname te pagó para que dijeras eso?

−Sí, ¿Y qué?  Como cuñados debemos estar unidos.

−… Ya no quiero casarme.

−Demasiado tarde. –Kaname tomaba el dedo pulgar de Zero, lo imprimía sobre un cojín y rápidamente marco, a la velocidad de la luz, un par de hojas ya membretadas. –Listo. Los esponsales*, están sellados y firmados.

−¡Yo nunca firmé nada!

−Hermano, tu firma es sumamente fácil de falsificar. –Enrollaba sus billetes para guardarlos.

−¡¿Cuánto te pago?!

−Ah, perdí la cuenta. –Fingió demencia encogiéndose de hombros.

−¡Un monstruo! ¡Me voy a casar con un manipulador!

−¿Ves? –Dijeron todos al unisonó. –Ya aceptaste tu cruz, y tú la pagas.

−¡¿Por qué todos la traen contra mí?!

−Es porque eres muy lindo. –Dijo Ichiru riéndose hasta casi morir. –Pero vamos, vamos que esto sea la celebración múltiple. –Sacó una enorme caja de colores brillantes. –Este regalo es para ti, Haruka-san.

−¡No me ignoren!

−Vaya, creo que el mocoso se siente mal. –Dijo Yagari, jugando con el borde de la copa de vino. Se divertía bastante.

−Sí, creo que tienes razón. –Consintió Haruka. -¿Por qué no lo llevas a dar una vuelta, Kaname?

−Ah, pero qué buena idea.

−¡No! ¡No me dejen solo con él! –Estiraba sus manos, y pataleaba chistosamente mientras era arrastrado por una bestia con ojos brillantes y colmillos filosos. -¡Ichiru! ¡Sálvame!

−Lo siento hermano. –Recibía más dinero. –Tengo muchas cuentas que hacer. Por lo mientras disfruta tu luna de miel. –Ambos desaparecieron por la puerta.

−Creo que las cosas salieron bien ¿No? –Preguntó Haruka junto al resto, que asintió en silencio.

−Tal vez Zero quiera matarnos. –Decía Ichiru mientras bebía tranquilamente el té. −Se~ tal vez. Créanme, no voy a poder dormir. –Y para rematar, bostezaba como el oso perezoso que era. –Tendremos mucho que preparar, Zero tendrá que ser la novia más bonita de toda la generación.

−Tranquilo. –Decía Haruka levantándose y tomando los platos -Aún falta mucho para que Kaname se gradué ¿No es así?

−¿Ah? –Soltó Yagari ligeramente sorprendido. –Pensé que ya lo sabían, pero Kaname se graduará el próximo mes.

−…

−…

En las afueras de la casa, en el pórtico seguramente, Se escuchó un desgarrador grito.

−¡¡¡¡El próximo mes!!!! –Zero lo había gritado a todo pulmón.

−Creo que ya se enteró. –Dijeron todos al mismo tiempo.

+: : Horas más tarde : : +

         −Kaname… ¿Podrías dejarme ir?

         −No. –Contestó en automático.

         −Tengo clases mañana. Por lo menos déjame dormir.

         −… No. Porque sigues enojado conmigo. –Ponía un puchero.

         −¡¿Cómo quieres que esté contento siendo que tú y yo…?!

         −¿Nos casamos dentro de un mes? –Le preguntaba coquetamente usando su mano como sostén de su barbilla. Estaban los dos en la misma cama.

         −Arg ¿Qué ganas recordármelo? –Se tapó la cara con las sábanas.

         −Ponerte nervioso. –Susurró sobre las mantas. Dejando que el lindo Zero se estremeciera. –Tal vez te parezca premeditado… -Le quitó la sábana. –Pero yo realmente te amo, y no quiero pasar mi vida con otra persona. Sólo contigo. –Zero tornó sus mejillas de un dulce carmín. –Además. –Suspiraba. –Quisiera ya graduarme. Ya estoy harto de no poderte hacer el amor. –Le dijo mirándolo de reojo.

         −¡Kaname! –Le pegaba con la almohada. −¡Mejor duérmete! –Se enroscaba en el colchón.

         −Ah, siempre tan lindo~

         −Eres un monstruo. –Decía comenzando a bostezar. –Mañana tengo examen, y no estudié. –Se tallaba el ojo derecho. Kaname le dio un dulce beso en su frente y Zero terminó durmiéndose.

+ : : Al día siguiente : : +

         -¡Ah! ¡Es tardísimo! –Se levantó como alma que lleva el diablo. −¡Ichiru! ¡Maldita sea! ¡¿Qué te cuesta lavar los trastes?!

         −Una hueva eterna~-Decía tomando tranquilamente su cereal de Zucaritas. –Porque me da la energía de molestar tu día~

         −¿Por qué no fui hijo único?

         −No iba a tener quién me lavara. –Decía dejándole la canasta completa de ropa sucia a sus pies. -¿Y cómo amaneció el recién comprometido?

         −Bien.

         −Aww

         −Vamos, vamos, apresúrate futura novia. –Le empujaba de la espalda. -¿No tenías examen hoy?

         −¡Mi examen! –Tomó sus cosas, sin desayunar y sin peinarse. Pero salió.

         −Hummm, esto es a lo que llaman, «nervios de novia» -farfullaba tremendamente preocupado de no encontrar el número que le faltaba en el sudoku –. ¡Ah, cierto! –se apresuró –. Kaname-chan me pidió que lo acompañara a la salida.

Pero a Ichiru le parecía aburrido tener que esperar.  

+ : : Universidad : : +

−Terminó la clase. –Decía uno de los catedráticos. –Para la siguiente clase quiero… -Kaname guardaba su libro, uno de pasta gruesa de color verde olivo, sin prestar atención.

−Hey. –Le saludaba un compañero golpeándole con un avión de papel.

-Vuelve a hacer eso. –Estrujaba la hoja entre sus manos. –Y te juro que te asesino. –Le dijo con una campante sonrisa.

−Qué miedo. –Respondía el joven acercándose. –Estás demasiado distraído, Kaname normalmente siempre detiene todos mis aviones de papel.

−Deberías buscarte otra víctima u otro pasatiempo, Kaito. –Le decía levantándose de su lugar.

−Anda, dime ¿Qué te trae en las nubes? –Se encaramaba sobre él.

Kaito Takamiya, un joven de la misma edad que Kaname.

Sus bellas facciones varoniles le hacían digna competencia a Kuran. Sus cabellos eran rizados, cortos y de un color dorado como el mismo sol. Sus ojos eran de oro derretido. Su piel era de porcelana acanelada. De pantalones blancos y camisa de color gris con las mangas largas era su vestimenta del día de hoy. Ya iban por el largo pasillo cuando Kaname ya le terminaba de contar las cosas.

¡Te casas!

−¿Podrías gritarlo con un megáfono?

−Espera, ahora lo consigo. –Se echó a reír. – ¿Con el menor de edad?, eso es estupro, te demandaré. –Se dirigían a su próxima clase.

−Inténtalo, seguro encontraré una causa de justificación. Además, en ningún momento estoy engañando a Zero –se encogió de hombros.

−Miedo. –Respondía divertido. –Ya decía yo que todo lo tenías planeado para este fin de ciclo. –Decía cruzándose de brazos y deteniéndose. -¿No me dirás que planeas echar los planes que tenías conmigo por la borda?

−Claro que no. –Enarcaba una ceja. –El despacho lo abriremos a como de lugar. Necesito tener el trabajo si quiero mantener a mi linda novia… novio. –Ambos se echaron a reír con aire malévolo.

−Te detesto.

−Sí, ódiame. –Kaname llevaba un montón de fotos, donde el tema principal era: Zero.

−Es bastante lindo. –Decía riéndose de un par. –Eres un pedófilo, Kaname. –Le decía mostrando la foto de Zero en pañales.

−¿No es un amor? –Le brillaban los ojos. –Y es mío.

−¿No tiene hermanos? –inquirió y Kaname se le quedó viendo seriamente, al punto de arrancarle las fotos.

−Hey, no me quieras negar la felicidad.

−No pensé que fueses de esas preferencias, Kaito-pon.

−Soy bisexual, Kana-chan. Igual que tú.

−Claro que no. –Bufaba. –Soy cien porciento heterosexual.

−¿Y Zero?

−Es mi novio.

−Lagunas~

−Claro que no. Me gustan las mujeres… a mil kilómetros lejos de Zero. –Guardaba celosamente las fotografías. –Ah, mira. –Decía mirando a su derecha, venía Ichiru a toda velocidad.

En ese momento, Kaito sintió que el mundo se acabó. El joven que llegaba era de cabellos plateados, largos hasta el cuello. De figura esbelta y ojos, unos preciosos ojos, color violeta.

 –Ichiru, pensé que te había dicho que sería después de clases.

−No pude esperar. –Decía recuperando el aire, apoyándose en sus rodillas. –Quiero comenzar con todos los preparativos de una vez. –Decía levantándose con una radiante sonrisa.

−Kana-chan. –Dijo Kaito poniendo una mano en medio de Kaname e Ichiru. -¿Por qué no me presentas?

−Ah~ -Decía Kaname captando las cosas. Ichiru se quedó viendo a Kaito. –Él es mi cuñado, Kiriyū Ichiru, es el hermano menor de mi esposo.

−Mucho gusto, Ichiru. –Saludaba cordialmente el moreno de ojos dorados, extendiéndole la mano. Ichiru tardó en corresponder el gesto.

−Un placer. –Se soltaba de inmediato. Era la primera vez que Ichiru no se comportaba eufóricamente. Estaba muy serio, pues no le agradaba en lo más mínimo la actitud socarrona de aquel tipo.

−Espérame, en unos momentos salgo. –Decía Kaname tratando de intervenir en aquella aura pesada que se había creado, por parte del menor de los Kiriyū, pues Kaito estaba rodeado de un aura socarronamente rosa. –Hey, Kaito, princesa de dorados cabellos, ven conmigo. –le jalaba de la camisa. –No te emociones. –le decía a su mejor amigo que aún no bajaba de su nube rosada.

−Me gusta.

−Ya lo noté. Pero a él no le agradas.

−No me importa. Lo haré mío. Ya verás. –Amenazó con los ojos vueltos en una llama llena de determinación.

−Esto se pondrá divertido… ¿Por qué no vienes con nosotros de compras?

−Acepto. –Decía dándole la mano a su compañero.

−Er, de ti no quiero esa respuesta.

−Anda, ¡Qué esperas! Mi Ichiru debe estarse enojando.

Notas finales:

Juar. Respondo revs en breve. Gracias por leer, comentar y agregar a favoritos.


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