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Tales por maiikaulitz

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Notas del capitulo:

hoy subo 2 porque en realidad este es el de hoy, y Sonrisa es el de ayer, bueno espero que les guste, me dejan sus RRS lalalal

Doble Sentido

 

Podía resolver todos los retos que le impusiesen. Si de algo estaba seguro era de que nada ni nadie podía contra Ciel Phantomhive, ni siquiera el arrogante demonio que le servía o el gracioso señorito de cabellos dorados. Nadie podía contra él, ¿Verdad? Entonces, por qué estaba tan preocupado por explorar sus habilidades en la equitación. Su experiencia con aquellos cuadrúpedos imponentes era nula, y le preocupaba el no haber nacido para eso.

 

Y, ¿Por qué le preocupaba ahora mismo? Claro, porque su siempre oportuna prometida, le había pedido que la llevara a montar en el fin de semana, cuando tuviera un tiempo libre. El nunca tenía tiempo libre, la empresa no iba a crecer con su descanso. Pero, como siempre, la niña de cabellos rizados no comprendía, aunque no la culpaba, ella no tenía su madurez mental ni sus responsabilidades.

 

Sus pensamientos fueron repentinamente interrumpidos por el demonio, quien se adentró en el estudio.

 

-Bocchan-Lo llamó, el aludido se volteó en la silla lujosa que estaba detrás del escritorio de madera maciza.

 

-¿Qué sucede?, Sebastian-Preguntó el menor, mientras tomaba un sorbo de su té ya casi frío.

 

-Quería anunciarle que, cuando usted disponga, podrá empezar con las lecciones de equitación.-El joven empresario asintió, mientras se bajaba de la silla y caminaba hasta la puerta, en donde se recargó, esperando a que el mayor lo siguiera.

 

-Ahora mismo estaría bien-Anunció mientras el mayor asentía con una reverencia. Mientras caminaban por el pasillo, el menor interrumpió el silencio.- ¿Quién será mi instructor?, Sebastian.-El mayor sonrió mientras detenía su caminar felino y silencioso, para voltearse y mirar al menor que lo seguía de cerca a sus espaldas.

 

-Bocchan, me temo que su instructor no podrá presentarse hoy. Pero no se preocupe, yo lo instruiré.-El menor detuvo su caminata de repente, quedando muy cerca del cuerpo de su mayordomo.

 

-¿Tú?-Preguntó para confirmar su peor temor. El mayor asintió, mientras sonreía bastante divertido al parecer.

 

-Sí, yo mismo lo instruiré.-Repitió el demonio.- Usted no se preocupe, Bocchan, le aseguro que tengo la suficiente experiencia como para convertirlo en un experto.-El menor esquivó la mirada de su interlocutor y siguió su camino, esquivando su presencia.

 

-Lo que digas-Respondió fingiendo desinterés.

 

Juntos caminaron hasta la habitación del menor, donde el mayordomo lo vistió con sus ropas adecuadas para la actividad ecuestre. El atuendo consistía en unas mallas blancas y apretadas hasta las rodillas. Medias con rombos verdes que combinaban con la chaqueta de mangas tres cuartos del mismo color. En lugar de ponerse una galera como acostumbraba, se puso un gorro marrón de Jockey, perfecto para la ocasión. Una vez el mayor terminó de cambiarlo, ambos se dirigieron a los establos, donde las preocupaciones del menor volvieron a estar presentes en su cabeza. No quería que Sebastian descubriera que nunca había montado un caballo, porque los aborrecía.

 

El de ojos rojos fue el primero en adentrarse en los establos de coqueta madera oscura. El menor esperó afuera a que trajera su caballo. Al salir de la infraestructura, el mayor llevaba en su mano la correa de un precioso Hack blanco. Como su raza pura lo disponía, su cabello era brillante y sus ojos de un negro intenso. Un escalofrío recorrió el cuerpo del menor al escuchar el relinchido del animal. El mayor pudo percibirlo pero lo pasó por alto.

 

-Entonces, Bocchan, le enseñaré a subirse.-El menor asintió mientras miraba despectivamente al imponente animal.-Primero, debe afirmar su pie derecho en el estribo, y luego debe darse impulso para sentarse en la montura.-El de cabellos azulados lo miró de mala forma ¿Acaso esperaba que supiera todo de caballos? El mayor ocultó una sonrisa.-Le mostraré como se hace antes de que lo intente.-Respondió como si hubiera leído los pensamientos de su amo.

 

El demonio afirmó su pie derecho en el estribo, y seguidamente con una gracia impecable, pasó el pie izquierdo al otro lado para quedar sentado en la montura. El menor se sonrojó por un momento. Acababa de notar las mallas que Sebastian llevaba puestas, no dejaban nada a la imaginación. Borró sus pensamientos repentinamente, debía concentrarse. El mayordomo invitó con una mano al menor, mientras se acomodaba en la parte de atrás del caballo. El menor la aceptó dubitativo e imitó los movimientos de su instructor. Claro que le costó muchísimo más el acomodarse, porque no poseía piernas largas que le facilitaran el trabajo.

 

-Bueno, ahora que ya ha subido a su caballo, lo que sigue es saber montarlo-El menor se sonrojó por completo. Se le había sido imposible no mal pensar aquella frase. Suspiró algo acalorado e incómodo por tener a su mayordomo tan cerca.

 

El de ojos rojos le pasó las correas, que el menor aceptó sin estar seguro de que debía hacer con ellas.

 

-Luego de montar su caballo, Bocchan, debe golpearlo suavemente en la parte inferior, para que comience a moverse-El joven empresario abrió sus ojos lo máximo que pudo. Lo hacía a propósito. Sebastian sabía que a esa edad, cuando las hormonas vuelan por el aire cualquiera podría mirar por otro lado sus expresiones, incluso él. Cerró sus ojos y los abrió repentinamente cuando el caballo comenzó a galopar sobre el camino de tierra. Su marcha era lenta, pero de todas formas sentía pánico. Quería bajarse. Se pegó al cuerpo de su mayordomo lo suficiente como para poder sentir contra sus partes íntimas el miembro de Sebastian. Maldijo las mallas tan finas que Sebastian se había puesto. Casi eran una segunda piel, como las suyas. Agradeció a un Dios en el que no creía, porque estaba de espaldas a su mayordomo, y de esa manera, no podía ver su rostro sonrojado. Estaba demasiado excitado como para que su mayordomo, tan perceptivo, pudiera notarlo.

 

Disimuladamente miró para abajo, confirmando que con toda esa situación alguien empezaba a despertarse de un  sueño eterno.

 

-¿Bocchan?-Lo llamó el mayor.- ¿Está bien?-Tomó las riendas y paró la marcha. El menor suspiró nuevamente.

 

-Sí, estoy bien, solo un poco acalorado-Respondió mientras intentaba disimular su erección apretando un poco con sus piernas.

 

-No cierre sus piernas, perderá el equilibrio.-El menor se volteó rápidamente y miró a el demonio a los ojos.

 

El aludido lo miró sorprendido, esperando a que hablara pero se sorprendió aún más al sentir los suaves labios de su amo sobre los suyos. El menor volteó completamente su cuerpo con maestría, mientras continuaba con el beso que el mismo había empezado. El receptor no negó la caricia, la respondió con la misma intensidad, e impaciente adentró más su lengua en la tibia cavidad. Un leve gemido escapó de entre los labios del más joven, que había enredado sus piernas alrededor de la cadera de su opuesto. El demonio lo atrajo más hacia sí, pudiendo confirmar con su tacto la excitación de su amo.

 

-Bocchan, ¿A esto le llama acalorado?-Preguntó el mayor una vez el beso hubo terminado. El menor se sonrojó a más no poder, mientras fruncía el seño y maldecía entre dientes.

 

-¡Cállate y bájame, idiota!-Respondió enfurecido el empresario, mientras se separaba lo máximo que podía de su contratista.-Necesito urgente un baño de agua fría.-El mayor asintió, volviendo a su postura de servidor.-Y no se te ocurra contarle esto a nadie, ¡Es una orden!-El mayor se hincó para hacer una reverencia.

 

-Yes, my lord-

Notas finales:

Mañana el proximo, espero que les gusteeeeeeee :D


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