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LA BESTIA por DRAGIOLA

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Notas del capitulo:

Finalizacion de este fics de horror, hecho especialmente para estos dias de Hallowen y dia de los muertos.

 

 

 

 

 

 

 

Era noticia, no solo en Shin Makoku, si no también en los reinos vecinos, su heika había muerto a manos de un vil monstruo sediento de sangre que hasta el momento no había sido capturado por más esfuerzos que hicieran en esas tierras.  El temor se generalizo al conocerse la noticia, la bestia iba sin rumbo fijo dejando muerte a su paso, las fronteras se cerraron despavoridas, las naciones se armaron expectantes esperando su arribo, si los demonios con todo su poder no habían podido darle muerte, que seria de ellos que solo contaban con sus destrezas en las armas, mas su único aliento y esperanza fue oír el rumor que un simple medio humano pudo ser capaz de herirle sin dones sobrenaturales de por medio.

 

 

Las estaciones pasan y la bestia sigue su fiesta macabra por cada pueblo que pasa, o ser vivo que se encuentra ante el, disfrutando de su libertad y sus crímenes con total impunidad.

 

Mirando el horizonte, los rayos del sol molestan su visión, le cree ver a lo lejos, lo extraña, lo necesita, aun recuerda su aroma, su piel, su sabor, en su interior el poco raciocinio que le queda le advierte, es una locura, mas sus instintos carnales le ignoran y comienza el retorno a las tierras que en algún tiempo atrás fueran su hogar.

 

Siempre supo que fue él, también que no había muerto como en palacio le intentaron hacer creer, tanto a el como al resto del mundo, su corazón se rompía al recordarlo, para todos era la victima de un abominable monstruo, pero que pensarían de él si conocieran la verdad.

 

Tras recuperarse intento de encontrarle, debia haber algo que se pudiese hacer para traerlo de vuelta, para que regresara a ser quien fue, mas la bruja desapareció del reino, quizás huyendo a tierras mas tranquilas por las calamidades ocurridas en el reino, sin saber que ella era responsable en gran parte de ello.

 

Su cuerpo desnudo muestra las secuelas del brutal ataque al cual fuera sometido, le duele recordarlo pero mas el saber que solo de esa forma le tuvo entre sus brazos, estando al filo de la muerte.

 

Estaba débil, desde ese día ya no fue el mismo, como serlo después de aquello, jamás le perdonaría el atroz crimen cometido hacia la persona que amaba, bestia o maou, pagaría por ello y con creces.

 

Milagro fue considerado la sobrevivencia del prometido del Heika, ya que al parecer la bestia tuvo especial ensañamiento en contra de su persona, prueba viviente de valor y orgullo mazoku, su fidelidad para con su amado seguía firme tras años de soledad y encinamiento auto inferido por propia elección.  Corazón puro al negarse darle muerte al culpable de sus tormentos, captúrenlo, dijo, es lo que el habría deseado, en eso pensaban, aseveraron luego los presentes.

 

 

Debia ponerlo a salvo a como diera lugar, la bestia había regresado, empeñado a llevarse en su paso a los que sobrevivieron hace años, su meta era clara, Pacto de Sangre, su destino final, ahí personalmente se encargaría de  él.

 

Llevaba horas encerrado en el cuarto de los tesoros, agradecía ahora que los nobles de Surita le exigieran entregar a su preciada hija, al menos ella estaría a salvo de toda esa masacre.

 

Una ráfaga de flechas caían desde las torres del castillo, mas la bestia las esquivaba como si fuera una sombra que pudieran atravesar sin provocarle daño alguno. Los fieles soldados caían como lo hicieran en el pasado, aun mas aprisa que en aquella época, el monstruo les ignoraba, ya ni se preocupaba de arrebatarles la vida, era claro que ellos no eran su objetivo principal.

 

Intentaría de huir, debia haber algo que le ayudase a escapar, si el estaba en palacio, sin lugar a dudas debia hacerle frente.  En su búsqueda un cuadro le llama la atención. Invoca su fuego sobre su palma para poder verle con claridad, no sabe que pensar, una pareja de nobles aparece en este, un antiguo monarca que reconocía como padre y una mujer que le prometiera el corazón del ser amado. La placa que lleva dicho cuadro en su inferior dice:

 

“Von Bielfield vigésimo quinto Maou de Shin Makoku y Lady Mohor, consorte real”

 

 

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Tu padre se rió de mi amor y tu madre se burlo de mi dolor, mi corazón sangra desde entonces en busca de venganza, se que no es correcto, se que son ellos quienes deberían pagar, pero  tu eres ellos en un solo cuerpo.  Piensa  una mujer al ver marcharse a un joven en un corcel blanco. 

 

El joven esta nervioso, quizás sea un acto patético lo que planea, mas lo ama demasiado para perderlo.

 

Es hora de marcharse, tomar unas cuantas posesiones y volver al ruedo de la soledad, a un camino sin rumbo fijo, trazado hace mucho por su corazón roto.

 

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Los gritos se hacían cada vez mas fuertes, se aproximaba sin temor alguno, graso error, si antes tuvo algún tipo de contemplación, ahora era todo lo contrario, apenas le tuviera en frente lo descuartizaría vivo en venganza de las vidas que se robo de su amado pueblo, luego expondría sus restos en la plaza, le prendería fuego y celebraría junto al resto de las personas el deceso de aquella asquerosa bestia.

 

 

Estaban perdidos, ahora lo sabía y el único responsable de ello, era el mismo.  Fue egoísta queriendo interponer sus sentimientos a una persona que no le amaba, fue cruel al haberle obligado a sentir algo por él a la fuerza, era despreciable por causar que un alma pura se transformara en eso, merecía morir.

 

Mi amor es tuyo, mi corazón también, mi cuerpo te pertenece y mi espíritu, mas mi alma, esa es libre, perdóname mi amor, que ese no te lo pueda ofrecer aun, tengo esperanzas de encontrarnos nuevamente y esta vez hacer las cosas bien.

 

Te amo…

 

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La bestia le embistió provocándole con sus garras una herida de gravedad, que ignoro junto al dolor de esta con todas sus fuerzas, debia ir en su búsqueda, debía salvarlo, no le permitiría un tercer ataque en contra de su adorado hermano, antes prefería morir a verlo sufrir de aquella horrible manera nuevamente.

 

Sus pies avanzaban como autómatas, las poca luz que daban  las antorchas mostraban con claridad el escenario que se viviese en el cuarto de los tesoros, quería gritar pero su pecho no tenia suficiente fuerza como para ayudarle a emitir sonido alguno, aun que no sabia si eso ayudaría, la garganta le dolía mas que la herida y las lagrimas nublaban su visión por completo. 

 

Cada gota de ese precioso líquido rojo, sin excepción, debía ser de él, ropas rasgadas, claramente reconocidas, se lo aseguraban.  Esta vez no había cuerpo, ni siquiera un hueso, lo había devorado por completo y solo sangre le quedaba para velarlo.

 

 

 

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La noticia corría más fuerte y rápido que su ultimo ataque, había muerto, la bestia por fin fue asesinada, los vítores, las fiestas para sus héroes no se hicieron esperar, cada nación afectada no ocultaba su felicidad por la noticia, la paz había regresado aquel mundo.

 

 

Un nuevo día comienza y tras 13 días de saberse su deceso, los habitantes  de Shin Makoku comienzan a sentirse diferentes, sed, les arde el pecho de forma exsasperante, los que tienen amantes, van con ellos, les toman a la fuerza, sin escuchar sus protestas, parecen  insaciables, sus comportamientos son bestiales con ellos.  La rabia en su interior crece, se sienten vacíos.

 

A la mañana siguiente se unen a quienes no tienen amantes y les acompañan en su matanza, una nueva raza a nacido, no hombres, no demonios, ¿entonces que?

 

Bestias salvajes sin corazón, sin miedo, siempre con ansias de muerte a su paso, herencia innegable del primer monstruo, maldición de una nación en particular.

 

A diferencia de los que poseen mayoku, el tiene horas de lucidez que maldice desde el fondo de su alma, no le agrada encontrarse rodeado de cadáveres, ni sentir la sangre fresca en su boca, mucho menos verse empapado por esta.

 

Maldice el momento en que le trajo, también cuando no lo alejo de él, mas aun por haber dudado la primera vez que le viera transformado, debía matarlo, lo sabia, mas su amor por ella se lo impidió, su recuerdo viviente, aun latía fuerte en su pecho.

 

Pero mas le odiaba a él, si no la hubiese impulsado a una muerte segura él no habría nacido y todo seguiría prospero en Shin Makoku, mas ahora la hermosa nación gobernada por un muchacho lleno de sueños e ilusiones de paz, había desaparecido para convertirse en un verdadero infierno y él, el gran Dios, no hacia nada por remediarlo, pues ya era momento que recibiera una visita, porque si las demás bestias rehuían aquel templo temerosas por algún recuerdo guardado en el fondo de sus mentes, el no lo haría, aun tenia materia gris para cobrárselas al verdadero responsable de toda esa pesadilla.

 

 

Como era de esperarse les protegía un escudo de energía, mas estaba débil, la pobre sacerdotisa, aunque lo intento, no pudo resistir las constantes arremetidas de la bestia de pelaje castaño.

 

Su recorrido frenético le llevo hasta el mismo aposento del primer rey de los demonios, siempre cuidando de no herir a su paso a las guerreras apostadas para su protección.

 

 

“Bienvenido, te esperaba hace tiempo Conrad Weller”

 

 

Hubiese deseado arrancarle la garganta, más, ¿Cómo se hiere a un ser incorpóreo?, el ser espectral se percato de su disyuntiva y dejo escapar una corta risita  burlona que logro sacarle de quicio.  Se lanzo hacia el, pero solo para dar de bruces con una pared.

 

 

“Escúchame bien, tienes razón en estar en molesto y desear asesinarme, pero te recuerdo que alguien ya se te adelanto hace mas de cuatro mil años atrás, por otra parte, si deseas recuperar tu vida, junto con tus seres queridos y regresar la paz a mi amado pueblo, no dudes en pedírmelo, porque ese no es tan solo tu deseo”.

 

 

Debía hacer exactamente lo dicho por el dios, al pie de la letra, los errores no eran aceptables a esas alturas, en uso de su plena conciencia tenia que bañarse en la sangre de sus congeneres y reposar entre estos hasta que sintiera ser uno con ellos, solo ahí debía regresar junto a él y entonces con la ayuda de las cajas volvería al punto de partida para acabar con todo desde su raíz.

 

Las advertencias fueron claras, solo su alma regresaría, mientras su cuerpo y mente del pasado,  reposarían junto al alma del pasado, en espera de su retorno o de su propia muerte, ese fue el trato.

 

El tiempo apremiaba, había un limite, mas al verle una chispa renació en su interior, se debatía entre el deber y el amor por aquel muchacho que ayudo a nacer, nuevamente volvía hacer el mismo Conrad del pasado y eso era un error,  debía darle muerte antes de su transformación pero entonces por primera vez una duda se le planto en la mente, quizás dicha bestia no venia con él desde su nacimiento como aseguraron sus médicos y si fuera algo entre los tesoros prohibidos y si su rey hubiese sido contagiado a propósito, aun existía la posibilidad de cambiar tan oscuro futuro, sin necesidad de matarle.

 

Le mintió con descaro, claro esta no dudo, para él todo era cosa de su prometido y aunque le doliera ver al rubio sufrir, era mucho mejor que muerto, fue así como produjera el quiebre de la pareja con el único objetivo de verle alejado del peligro.

 

El moreno confiaba plenamente en su persona, por lo cual no dudo en hacer caso a sus consejos, fue así como un rubio comenzaría a dormir en su antiguo cuarto llorando a mares por su desdichado amor, teniendo sueños de futuras rupturas, imaginando posibles amantes inexistentes que calentaban la cama de su aun prometido. Así mismo, fue como por consejo de una criada se adentro en medio del bosque de los Stofel para solicitar ausencia con la reconocida hechicera verde, quien no dudo en corregirle, “Soy bruja”, ni mucho menos en recibirle.

 

Cada vez que le viera dudando de sus sentimientos, le clavaba la aguja de los prejuicios en el centro de su corazón, el tan noble muchacho era fácil de leer, ante la vergüenza se echaba hacia atrás y le pasaba al lado sin siquiera saludarlo, era lo mejor para su hermanito, de eso estaba seguro.

 

Tan ocupado se encontraba en mantenerle a salvo que olvido por completo el principal motivo de su misión, fue así como una noche gritos agónicos que le recordaron un pasado olvidado, le trajeron de vuelta  a la realidad para encontrarse en el mismo pasillo en el cual dudara, lo siento, pensó, sabia que había fallado en salvarlo, mas no le pasaría lo mismo con el reino, ni mucho menos con su adorado hermano.

 

Escuchaba sus pasos acercarse, estaba listo, con la espada empuñada y sin sentimiento alguno por aquella bestia que estaba a punto de atacarlo. 

 

Ese no era Yuri, no era el Maou, no era aquel joven amable, ni inocente que conocía, ese que venia hacia él…era un monstruo que debía ser aniquilado.

 

Su cabeza dio vueltas, provocándole caer al suelo, el mareo se disipaba, debía levantarse e ir tras él, aun no era tarde, podía hacerlo.

 

Un rubio le miraba desde lo alto con tristeza, “no”, se dijo.

 

-Lo lamento Sir Weller-

 

Fue lo ultimo que escuchara en aquella vida, porque apenas terminara de decir la ultima silaba, una llama incandescente le arrebato su ultimo suspiro.

 

Acabando así con la ultima bestia del reino de los Mazokus.

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Viva Shinoun!

 

Gritaron los pocos sobrevivientes de esas tierras desdichadas, su amado dios había acabado por fin con la terrible maldición que les acongojara por años.

 

Olviden el llanto, olviden el odio, olviden el dolor y los malos recuerdos del pasado, en cambio bienvenidos sean las risas, el amor, la amistad y la felicidad que es la herencia que les dejaran las victimas de su nación y en especial tres.

 

Un hermano valeroso, un rey gentil y un príncipe leal.

 

 

 

 

 

Fin.

 

 

Notas finales:

Se agradace a los fieles lectores y se ansia ver algun comentario para saber si logre el cometido, quizas si no fue asustar, espero que aya sido de su agrado, se hiso el intento, al menos eso pienso yo.  Desde ya gracias.


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