Vimos como una multitud de estudiantes se dirigía hacia la cabina con el afán de obtener la dirección en donde se realizara “La fiesta del año”, veía como Arthur, Antonio y Lovino, el nombre de la próxima conquista de Toñito.
Note también que la mesa en donde Alfred se sentó antes de venir con nosotros, se quedaron al igual que nosotros en la cafetería, sin olvidar mencionar a Yao y a Ivan, quienes estaban muy nerviosos por el anuncio del hueco de Alfred.
- ¿En serio, si vamos a ir a esa fiesta?-. Me pregunto nervioso Arthur.
- Si, será divertido-. Dijo Antonio-. Por cierto Lovino, tu también vendrás a la fiesta, al rato me pasas tu dirección para ir por ti-. Le anuncio al italiano.
- ¿Y por qué yo?-. Pregunto Lovino.
- Para divertirnos y que mejor lugar que en la casa del panza alegre de Alfred-. Respondí mientras me reía.
- Francis, no le digas así, que es de mala educación-. Me reprendió Arthur.
- Pero si es la verdad, me pregunto cómo quedara su casa en esta ocasión, tomando en cuenta que invito a toda la escuela, en la fiesta pasada solo fue la mitad-. Decía, analizando lo buena que estuvo esa celebración.
- Va a estar bastante buena, le voy a avisar a Gilbert para que vayamos todos a medio destruirle la casa, acabo de recordar la gracia que hizo en unos de los jarrones de la casa del pobre de Yao-. Dijo Antonio, los dos estallamos en risas, llamando la atención de la mesa del “señorito”.
Nos quedamos callados al ver como se nos quedaban viendo, el único que nos veía con una cara tonta y risueña era el chico que se parece a Lovino, solo que este se ve más lento y pacifico, este nos saludaba muy feliz, Lovino a leguas, se ve que es un chico algo problemático por no decir con un carácter algo tosco.
Sonó el timbre para regresar a clases y eso hicimos, no sin antes de pasar al baño en donde; decidí hacer un par de cosas para quemar algo de calorías con mi lindo cejon.
Lo desvié al baño y nos introdujimos hacia el baño del fondo, cerré con seguro, lección que aprendí cuando me cacho Roderich al ver cómo me tiraba a su ex, por culpa de ese estirado casi reprobamos Antonio y yo el año, espero que eso no me cause problemas con Arthur, debido a que el no sabe sobre las pequeñas aventuritas que llegue a tener con mi amigo español.
Arthur y yo nos empezamos a besar con pasión, intentaba acariciarlo mientras le quitaba la ropa a mi bello inglés, pero este me detenía, eso me ofusca demasiado.
“¿Por qué no se entrega a mi?, ¿Seguirá pensando en Alfred?”, no puedo evitar pensar esas dos cosas incógnitas, detengo mis besos y decido confrontarlo.
- ¿Por qué Arthur?-. Dije molesto.
- Es que no es el mejor lugar para hacerlo-. Me respondiste tímidamente.
- Nunca es un buen momento o el lugar idóneo-. Le conteste mas molesto.
- Es que quieres hacerlo en lugares como la escuela o la casa de mis papás, o en el bar al que vamos-. Me dices.
- Entonces dime qué quieres, ya te he demostrado lo mucho que te amo, yo no soy Alfred-. Le dije con más molestia.
- ES POR ESO FRANCIS, POR QUE NO QUIERO HACERLO CONTIGO-. Me gritaste-. Todo el tiempo me lo recuerdas, es que Alfred, o el panza alegre hizo esto, yo también te amo, pero no podre hacerlo hasta que vea que lo nuestro este bien o más bien que tu estés bien-. Me dijiste más tranquilo.
Oír esas últimas palabras en verdad me dolieron, te estabas arreglando tu ropa y cuando disponías a salir me dijiste:
- Yo solo quiero que las cosas sean como antes, que volvamos a ser el grupo de los aliados-. Con lágrimas en tus ojos saliste.
Tenías razón, lo nuestro arruino tu amistad con Yao e Ivan, yo solo quiero que seas feliz, en parte extraño molestar a Alfred, perdí una linda amistad.
Arthur por mi orgullo francés, hare todo lo posible para que seas feliz y si en esa felicidad, significa que vuelvas a ser amigo de Alfred, te juro que lo hare.
Con ese pensamiento me dirigía a mi aula, al llegar a esta me senté en mi pupitre y no pude notar como Roderich, seguía observando muy detalladamente a Antonio.