Ya había amanecido, odio levantarme temprano, en parte por esto, ayer no fui a la escuela, le dije a mi hermano, que me sentía mal, pero ahora debo ir.
Me levante pesadamente, me bañe y vestí, me dirigí a la habitación de Feliciano, quien seguía dormido.
- Despierta-. Le grito mientras jalo las sábanas y este se cae de la cama.
- Hermano, me dolió, eres un feo grosero-. Me dijo.
- Apúrate, que se nos hace tarde-. Le digo y salgo de la habitación para que se aliste y yo termine de preparar mis cosas.
A los pocos minutos y después de cinco gritos Feliciano está listo, al igual que yo, su amigo Kiku se encuentra esperándonos, nos saluda cortésmente y partimos hacia la escuela.
Mientras Feliciano, le platicaba sus cosas a Kiku, yo no podía dejar de pensar:
“¿Cómo será mi nueva escuela?”, “¿Podré conocer a alguien?”, “¿Me trataran diferente que a Feliciano o solo seré su sombra?”-. No podía dejar de meditar en esas cuestiones.
Y sin darme cuenta, ya habíamos llegado, en donde me encontré a una de las personas que mas detesto, Ludwig; “El Idiota Patatas”, no me agrada, debido a que mi hermano lo admira demasiado y a mí no se me hace la gran cosa. Lo curioso es que no se encuentra solo, esta con un joven de ojos violetas con lentes, bastante guapo y elegante.
Nos acercamos a ellos y Feliciano corre para abrazar a “Idiota Patatas” y noto como el otro joven enseria su semblante.
- Ludwig, Ludwig, por fin mi hermano vino a la escuela-. Anuncio muy entusiasmado mi hermano.
- Me alegro mucho-. Contesto el alemán.
- Bienvenido-. Me dijo Ludwig amablemente.
- Ah, gracias, Feliciano me voy al salón-. Le contesto al Idiota Patatas y me despido de mi hermano.
Me dirijo al salón, dejando muy sorprendidos al Alemán y a su amigo, a mi hermano y de paso al Japonés. Pero para mi mala suerte choco con alguien…
- Ay, discúlpame-. Me dijo.
- No importa-. Le contesto muy cortante, he intento seguir mi camino.
- Oye, no te vayas, deja me presento, mi nombre es Antonio, ¿Cuál es el tuyo?-. Me pregunto, mirándome directamente a la cara.
Me sentí un poco intimidado, pero de admitir que tiene unos ojos verdes muy intensos por no decir hermosos.
- Lovino-. Respondo casi murmurando.
- Mucho gusto Lovino-. Me contesto muy sonrientemente, hecho que hizo que me intimidara.
- Igualmente-. Respondo.
- Bueno, con permiso, debo ir a mi salón-. Me despido de Antonio y sigo mi camino.
- Hasta luego, ojala nos sigamos viendo-. Me dice muy entusiasmado y sigue su camino.
La verdad, siento que es una muy buena persona, me alegra saber que al menos una persona, no me confundirá con Feliciano.
Llego al salón, noto que Kiku y Feliciano ya están en sus lugares, debí haberme tardado mucho con Antonio.
Mi hermano me hace señas, más bien son movimientos de saludo acompañados de gritos.
- Ya estoy aquí, no necesitas gritar-. Le digo para que se tranquilice y me dispongo a ocupar el asiento que amablemente aparto para mi, el cual se encuentra detrás del suyo.
Ya en mi asiento, el maestro entra al salón y empieza a dar su clase, la cual es de Literatura, la verdad ni le presto atención, no dejo de pensar en cómo distinguirme, en dejar de ser una sombra de mi hermano, no es que el sea muy sobresaliente, más bien es un inútil, pero siempre lo ven a el primero y yo quedo en el olvido.
La clase trascurrió sin ninguna complicación, mientras yo seguía en mi mundo.