CAPÍTULO 12: LEJANOS Y A LA VEZ CERCANOS. APÉNDICE
-¿Ya lo viste? Es el rubio de allá.
-Es bastante atractivo.
-Me pregunto si estará esperando a alguien.
Naruto se encontraba recargado en un árbol de la Facultad de Administración y Finanzas. Debido a sus clases en Medicina y su deber como miembro de los Namikaze, no había tenido tiempo de ver a Sasuke en una semana, por lo que ese día acordaron reunirse en la universidad a la que el azabache, actual Presidente de Uchiha Company a pesar de tener apenas diecinueve años, asistía.
-Hola –se le acercó una atractiva chica de cabello castaño-. ¿Te apetece una taza de café?
-¿Eh? –la miró- Lo siento, pero…
-Naruto, lamento la demora.
La mujer respingó al ver tras de ella al famoso Uchiha Sasuke quien lucía muy serio y molesto.
-No hay problema, teme –sonrió el rubio-, acababa de llegar.
El moreno le lanzó una desdeñosa mirada a la chica y luego rodeó los hombros de Naruto con un brazo al tiempo que le daba un ligero beso en los labios.
-Vamos a comer, debes estar hambriento –le dijo
-Sí, quiero un enorme tazón de ramen.
-Lo que quieras, Naruto.
Sasuke miró de manera amenazante al resto de sus compañeros que observaban la escena antes de marcharse de ahí.
-Vaya –murmuró otra chica-… Había oído rumores sobre que Uchiha-san salía con un hombre, pero no sabía que fuera cierto.
-Yo no le culpo –comentó un chico-, ese rubio es bastante guapo.
-Jajajaja –iba riendo Naruto mientras caminaban-. Ay, teme, te he dicho muchas veces que no debes ser tan celoso. Un día va a darte un ataque de bilis o algo así.
-Hum… Es que son idiotas –desvió la cara con vergüenza-. No me gusta que te vean de esa manera.
-No tienes remedio –suspiró-. Y eso que antes de que si quiera comenzáramos a tratarnos actuabas tan serio y sin que nada te importara.
Sasuke no contestó nada, simplemente hizo más fuerte su agarre sobre el hombro del otro. Porque Naruto no tenía idea que desde el inicio él había sido realmente posesivo cuando del rubio se trataba.
Todo comenzó en la ceremonia de Bienvenida cuando ingresaron al primer año de preparatoria. Por haber sido el mejor en el examen de admisión a Sasuke le correspondió dar el discurso en representación de la nueva generación. Desde el pódium pudo distinguir una cabellera rubia, era demasiado llamativa como para no notarla. Después se sorprendió un poco al descubrir que estaban en el mismo grupo. Sin embargo pudo ver que varios de los alumnos se alejaban de él y murmuraban a sus espaldas.
-Ese es el chico del que te hablé.
-No parece tan terrible.
-Te lo juro. Estuvimos en la misma primaria y ya desde entonces era sumamente raro.
-Dicen que atrae la mala suerte. A su alrededor siempre pasaban cosas muy extrañas.
A Sasuke le molestó escucharlos, nunca le había gustado que la gente hablara mal de alguien sin siquiera conocerle.
Luego de las típicas presentaciones de cada uno de los alumnos, el Uchiha supo su nombre: Uzumaki Naruto. Parecía alguien amable, aunque por alguna razón evitaba el contacto con la demás gente. Y no es que él mismo fuera muy sociable, pero el rubio parecía alejarse a propósito. Dicha actitud le intrigó un poco, por lo que los siguientes días decidió prestarle un poco más de atención.
Naruto no era tan distraído, sabía perfectamente lo que el resto de sus compañeros opinaban de él, por eso se mantenía solo y alejado de los demás, no quería problemas. A pesar de ello los otros chicos le jugaban bromas pesadas, como aquella. Iruka le había pedido que repartiera unas copias entre los demás alumnos de su grupo, pero uno de ellos lo empujó haciendo que las hojas se esparcieran por el suelo del pasillo. Muchos a su alrededor se reían con burla mientras Naruto, molesto y hasta dolido, se agachaba a recogerlas, hasta que miró unas manos ayudarle. Levantó el rostro un poco para encontrarse con (si la memoria no le fallaba) Uchiha Sasuke, el alumno número uno de su generación. En los días que llevaban de clase Naruto se había percatado de que el moreno era muy serio y hasta frío, de modo que lo sorprendió con tal gesto hacia su persona.
-Aquí tienes –le entregó las hojas
-G-Gracias –contestó desviando la cara con vergüenza
Era la primera vez que Sasuke se le acercaba tanto y pudo notar que el rubio tenía unos ojos azules muy bellos, tan puros y brillantes. Carraspeó un poco y dio media vuelta.
-V-Vamos al salón, Uzumaki, la clase está por comenzar.
-Eh… Sí, vamos.
Las siguientes semanas su trato se volvió cordial; no eran los grandes amigos, pero ambos se respetaban mutuamente.
-Buenos días, Uzumaki –saludó Sasuke entrando al salón
-Ah… Hum… B-Buenos días, Uchiha.
-¿Hasta cuándo seguirás tartamudeando al saludarme, dobe?
-¡No me llames así, teme! –replicó y se llevó las manos a la boca-. L-Lo siento… yo…
-No te disculpes, baka –le dio un ligero golpe en la cabeza y le sonrió levemente-. Nunca nadie me había llamado así.
Sasuke se dirigió a su asiento sin darse cuenta de la expresión de Naruto, quien se llevó una mano a la zona donde le tocó. Una diminuta sonrisa se asomó en sus labios. Aquél moreno era alguien único.
De aquella forma llegaron a segundo año. Al resto de los alumnos les molestaba la manera en que esos dos se llevaban, pero ya varias veces Sasuke había intervenido cuando molestaban a Naruto, de modo que cuando el moreno estaba cerca, debían ser más precavidos con sus bromas.
-No está, no está –decía Naruto buscando en su mochila-. ¿Dónde pude haberlo dejado? Ah, claro, cuando me cambié para la clase de Deportes.
Naruto regresó al vestidor de hombres y rebuscó en su casillero, pero tampoco había señales de su collar. El rubio comenzaba a sentirse desesperado, pues aquél colgante era un recuerdo sumamente preciado de sus padres.
-Tengo que encontrarlo –se dijo decidido-, sea como sea.
-Jajajaja, qué patético.
-Mírenlo, sigue buscando como loco.
Varios chicos veían desde la ventana a Naruto quien revisaba en los arbustos y jardines. Uno de ellos había tomado el collar cuando Naruto lo colocó encima de su camisa al irse a lavar la cara luego de tanto correr.
-Supongo que esta cosa debe valer mucho para ése anormal.
Volvieron a reír sin percatarse de que alguien más había escuchado sus burlas y no le hicieron gracia para nada.
-¿A quién dicen que pertenece ese collar?
Los chicos voltearon aterrorizados al ver a un furioso azabache.
El almuerzo estaba por terminar y Naruto se dejó caer en una banca del patio. Ya había reportado a los profesores la pérdida de su collar, pero comenzaba a perder las esperanzas porque estaba seguro de que sus molestos compañeros lo habían tomado y no lo regresarían.
-¿Qué voy a hacer…? –dijo con tristeza
-Hey, Uzumaki.
El mencionado volteó encontrándose a sus espaldas con Sasuke, quien parecía algo agitado.
-Te busqué por todas partes –extendió su mano derecha para mostrarle lo que ahí llevaba-. Esto es tuyo, ¿verdad?
Los ojos azules de Naruto se abrieron con sorpresa al contemplar el objeto.
-M-Mi… collar –se levantó, con sus dos manos tomó la del moreno y lo miró con emoción-… ¡Muchas gracias, Uchiha!
Sasuke se sonrojó de sobremanera; aquella era la sonrisa más sincera y radiante que el rubio le había mostrado. En ese momento deseó verlo sonreír siempre así.
-Eh… yo… Cofcof –tosió para espabilarse-, n-no fue nada.
-Claro que sí, esto es algo sumamente importante para mí –le soltó la mano, sin borrar su expresión-. Aunque siempre luzcas tan serio, en realidad eres alguien muy amable.
En eso escucharon el timbre sonar y sin decir nada más se encaminaron a su salón, el ojinegro un poco rezagado contemplando la cara de felicidad de su compañero.
Esa tarde Sasuke regresó a casa todavía confundido y se dejó caer en su cama. Miraba la mano que Naruto le había sujetado y sin poder evitarlo soltó un profundo suspiro.
-Vaya, hermano, se te va a escapar el alma.
Desde la puerta de la habitación Itachi miraba con gracia la actitud del menor.
-¿Qué haces aquí, Itachi?
-Decidí venir a comer contigo –sonrió con alegría-. Suspiras como colegiala enamorada, ¿acaso…?
-¡Cállate! ¡Claro que no! –con enojo le lanzó un cojín a la cara
-Auch, qué violento, sólo era una broma –se sobó la nariz-. Bueno, lávate las manos, la comida ya está lista.
-Hum.
Itachi se fue y Sasuke quedó sumido en sus pensamientos meditando las palabras de su hermano.
-A mí no me gusta él –fugazmente recordó la manera en que el rubio le sonrió al darle las gracias y Sasuke volvió a sonrojarse-. No, no me gusta para nada.
-¿Sasuke? Teme, estás muy callado.
El mencionado reaccionó saliendo de sus recuerdos. Sonrió de manera irónica. Tal vez si en aquél entonces hubiera admitido sus sentimientos, le habría pedido consejo a Itachi y éste y el rubio hubiesen podido conocerse en vida. Pero si había algo que Naruto le enseñó, era que el pasado no podía cambiarse sin importar cuánto lo deseáramos y lo que verdaderamente importaba eran las cosas que realizáramos en nuestro presente.
-Disculpa, dobe, sólo estaba pensando.
-¿En qué?
-Cosas sin importancia.
-Si tú lo dices… Ah, sí –sonrió con emoción-, ellos dijeron que nos verían en Ichiraku.
-… ¿Tenemos que ir? –puso mala cara
-Claro, son nuestros amigos.
-Son unos entrometidos.
La pareja llegó al local y en una mesa ya eran esperados por Shikamaru, Chouji y Kiba, éste último abrazó al rubio en cuando lo tuvo cerca.
-¡Naruto! Tiempo sin verlos, chicos, se ven muy bien.
-Jejeje, hola, Kiba, ustedes también lucen muy bien.
-Se nota que Sasuke te ha cuidado mucho –comentó Chouji
-Sí, él es muy bueno conmigo.
-Me extraña que todavía no lo hayas raptado para llevarlo a vivir contigo –dijo Shikamaru al azabache
-Es porque él no se ha dejado –contestó con molestia-. Además mi supuesto suegro sustituto se la pasa metiéndole ideas en la cabeza sobre que es mejor ir con calma y no sé qué tanto.
-Se preocupa por Naruto, es comprensible.
-Pero ése suegro idiota se fugó con su actual pareja a los dieciocho años. Con qué derecho viene a darme lecciones de moralidad o algo así.
Comieron y platicaron sobre las cosas que habían hecho desde la última vez que se reunieron. Unas horas después cada uno tomó su rumbo. Sasuke y Naruto caminaban a la casa del rubio ya que a él le gustaba más pasear por las calles que ir en automóvil, sin mencionar que los vehículos del Uchiha eran demasiado llamativos y ostentosos.
-Ah, sí –habló el rubio-. Pein-san me llamó ayer, dijo que ya encontraron el cuerpo de la niña que se me apareció cuando fuimos de día de campo, ¿lo recuerdas?
-Cómo no hacerlo –resopló con enojo-, nos interrumpió en el mejor momento.
Desde que Madara y Orochimaru estaban en prisión, Naruto se convirtió en una especie de miembro honorario de Akatsuki debido a los casos e información que les conseguía. Claro que a esas alturas Pein ya sospechaba bastante del don secreto del rubio, pero como lo prometió, nunca le preguntaba nada, se limitaba a confiar en él y seguir sus pistas. Eso y porque todos los miembros de Akatsuki le habían tomado cariño al rubio, especialmente Zetsu quien era el único que sabía la verdad.
En su último caso los chicos habían ido de día de campo para respirar un poco de aire fresco. Como se encontraban solos, en un momento Sasuke tumbó a su novio y se le puso encima besándolo de manera hambrienta. Pero antes de pasar a otro nivel, el ojiazul lo empujó porque había visto cerca de ellos el fantasma de una niña de unos siete años. Resultó que su madrasta la asesinó muchos años atrás y enterró el cuerpo en un lugar secreto; lo que la niña quería era ser encontrada por su padre y que éste supiera la verdad. Por fortuna todo se resolvió para bien, sin embargo Naruto no dejó que Sasuke le diera ni un solo beso en lo que duró el caso, pues el rubio no quería dar un espectáculo frente a la pequeña.
-No me dejaste tocarte en semanas –reprochó el ojinegro
-Me pregunto por qué los Uchiha son tan pervertidos –lo miró con recelo
-¿Por qué lo preguntas?, ¿acaso Itachi…?
-Déjalo así, teme, no quiero que destruyas su tumba.
-Hum…
Finalmente llegaron a la casa y entraron. Sasuke fue a la sala y se sentó cómodamente en el sillón, prácticamente ya vivía ahí, incluso tenía copia de las llaves.
-Traeré algo de té –dijo el rubio
-Oye, Naruto –lo detuvo y le miró con seriedad-. Hay algo que quisiera preguntarte: ¿cuándo fue que comencé a gustarte?
-¿Eh? –se sonrojó completamente- Yo… este… pues –desvió la cara con pena-… Ehem, no estoy seguro y… bueno… M-Mejor voy por el té –casi corrió a la cocina
-Ese dobe… Mira que hablar con fantasmas pero huye de una declaración así.
Mientras tanto Naruto servía el té todavía con el corazón latiéndole a mil por hora. Sabía que tarde o temprano a su novio le gustaría que le contara eso, pero la verdad no esperaba que hubiese ocurrido tan temprano. Era cierto que gracias a Sasuke y, por supuesto, al atrevido y malicioso Itachi, el rubio había comenzado a acercarse a la gente y superar sus complejos, pero por mucho tiempo se reservó sus sentimientos; todavía le era un poco difícil hablar de ellos. Prueba de eso era la vergüenza que le provocaba recordar el momento en que se dio cuenta de la atracción que le despertaba el azabache.
Acababan de comenzar el tercer año de clases. Naruto caminaba por el patio buscando un lugar tranquilo donde comer su almuerzo cuando se encontró con Iruka.
-Ah, Naruto, ¿podrías hacerme un favor?
-Uh… Claro, sensei.
-Mira, es que debo ir a una junta pero necesito unos libros de la biblioteca para mi próxima clase.
-No se preocupe, yo me encargo.
-Muchas gracias –le desordenó el cabello, gesto que hizo al rubio ponerse nervioso
Llegó a la biblioteca con la pequeña lista que Iruka le dio, eran cinco distintos títulos. Ya tenía cuatro de ellos, pero el último se encontraba en la parte más alta de un estante. El chico se alzó lo más que pudo, pero no lograba alcanzarlo.
-Genial –murmuró con fastidio-. Vamos, libro, no he comido nada y si seguimos así se va a terminar el almuerzo.
Se subió al estante para tomar el libro, sin embargo al sujetarlo se resbaló y provocó que varios libros de la parte más alta se cayeran. Naruto cerró los ojos, pero nunca sintió el impacto. Al abrirlos, se encontró con un alto moreno que lo cubrió para que los libros no lo golpearan.
-Uzumaki, ¿estás bien?
-¡Uchiha! –se sonrojó por la cercanía del joven- Yo… este… lo siento mucho.
-No hay problema.
Se separó de él y le ayudó a levantar los libros antes de que los regañaran por el desorden.
-¿Y?, ¿cuál es el que querías? –preguntó Sasuke
-¿Ah? Oh, sí –rebuscó en el suelo-… Es éste –lo alzó y miró el objeto con enojo
-Debes tener más cuidado, Uzumaki –sonrió de medio lado-. No vaya a ser que un día no esté ahí para salvarte.
Naruto lo observó fijamente y su sonrojo se incrementó. Él sabía que Sasuke era alguien muy amable, siempre lo trataba bien a pesar de su personalidad tan fría, por eso lo respetaba e incluso apreciaba. Pero en ese momento el azabache le pareció un hombre formidable, fuerte y que lo haría sentir protegido en todo momento.
-¿Seguro que te sientes bien, Uzumaki?
-Eh… S-Sí. Ehm… ya me voy, debo entregar estos libros.
-Te acompaño –ofreció tan rápido que se avergonzó-. Claro, si quieres.
-S-Sí, está bien.
-Aquí está el té, Sasuke –dijo el rubio con una gran sonrisa
Puso la bandeja con el té sobre una mesita sin borrar su expresión.
-Gracias –tomó la taza y miró a su pareja-, ¿qué sucede?
-Nada –se sentó a su lado con alegría-, sólo recordaba.
-Con esa sonrisa más te vale que sea algo referente a mí, usuratonkachi.
-Jejeje, puede ser –le dio un beso en la mejilla
La forma en que terminaron por unirse no fue la más normal del mundo, pero al parecer los caminos de ellos dos estaban destinados a encontrarse tarde o temprano. Itachi, su ángel de la guarda (o más bien de sus torturas), sólo se encargó de darles el empujoncito que les hacía falta para cortar la brecha que los separaba. Y vaya que hizo un buen trabajo.
FIN
THE END
OWARI
~~~~~~~~~~ HISTORIA DE UNA FRASE ~~~~~~~~~~
XII
Naruto se encontraba sentado a las orillas del muelle. Contemplaba el agua con melancolía. Su padre había sido transferido a otra ciudad debido a su trabajo, de modo que tenían que mudarse. Él no quería hacerlo, eso significaba dejar a sus amigos, su escuela, y más importante, a la persona que le ayudó a cambiar: Uchiha Sasuke.
-Soy un cobarde –murmuró
Sonrió con tristeza al recordar cómo su mejor amigo y rival, harto de verlo tan distante últimamente, lo encaró exigiéndole que le diera una buena explicación.
-Estoy seguro que no habría insistido tanto si hubiera sabido que terminaría diciéndole que me gusta. Je, puso una cara tan sorprendida.
Comenzó a lanzar piedras al agua. Tanteó el suelo buscando otra piedra y fue cuando sintió a alguien sujetarle la mano.
-¡Sasuke! –exclamó sorprendido al voltear y verlo- ¿Qué haces aquí?
-Eres tan tonto, Naruto –reprochó-. Mira que decirme eso y luego salir corriendo. Llevo todo el día buscándote como loco.
-¿Por qué harías eso?
Por respuesta, Sasuke sonrió y lo abrazó con fuerza.
-Kiba me contó sobre la mudanza. Y no me importa qué tan lejos te vayas, Naruto. Porque a mí también me gustas.
-Pero ahora tendré que marcharme y…
-No me importa si vas hasta el fin del mundo. Yo te encontraré.
“Si tú quieres ver a esa persona, y esa persona quiere verte, seguro volverán a encontrarse. Y así será mientras los dos sientan lo mismo”