CAPÍTULO 8: ME GUSTAS. HUÍDA Y RAPTO
Era la hora del almuerzo en Konoha e Itachi intentaba aguantarse la risa al ver la cara de “gato molesto porque están invadiendo su territorio” (o algo así) que Sasuke traía. ¿La razón? Shikamaru, Kiba y Chouji parecían no querer separarse de Naruto y platicaban animadamente con él en uno de los jardines de la escuela. Y dado que el rubio parecía tan contrariado como feliz por su compañía, el azabache no podía quejarse.
-Jajaja, luego de eso corrimos como locos –terminaba de contar Kiba una anécdota
Naruto paró de reír y los miró fijamente.
-¿Está bien? –les preguntó- De seguro los demás van a molestarse mucho porque estén aquí conmigo.
-Sólo habrá que ignorarlos –contestó Shikamaru
-Sí, igual que hace Sasuke –añadió Chouji divertido
-Es cierto, a Sasuke todo le vale, jajaja –rió Kiba
-Yo no recuerdo haberles dado permiso de llamarme por mi nombre –murmuró con enojo el aludido
El de ojos azules volteó a verlo y le sonrió haciendo que éste se sonrojara levemente, aunque sólo Itachi y Shikamaru se dieron cuenta de su reacción.
-Interesante –comentó el Nara probando su almuerzo-. Tsk, supongo que era algo obvio.
-¿Qué cosa? –preguntó Chouji
-Nada, olvídalo.
-Vaya que ése chico es observador –murmuró Itachi con diversión-. Ahora sólo falta ver cuánto resiste mi hermanito.
Durante el resto de las clases, Naruto podía sentir las miradas de reproche del resto de sus compañeros, pero ahora ninguno se atrevía a decirle algo porque sabían que no sólo Sasuke lo defendería, sino también sus tres nuevos amigos. Por si fuera poco, se corría el rumor de que el grupo de la chica que le lanzó agua desde el segundo piso seguía siendo acosado por un espíritu vengativo (claro que Itachi prefirió mantenerlo en secreto). La hora de salida llegó y el rubio tomó su mochila.
-Vamos, dobe –ordenó Sasuke de mal humor llegando junto a él
-¿Eh?, ¿a dónde?
-Voy a llevarte a casa, así que andando.
-No es necesario, Sasuke.
-¿Quieres que te obligue como en la mañana?
-Eh… No, mejor no.
-Hasta mañana, Naruto, Sasuke –se despidieron Kiba y Chouji; Shikamaru sólo alzó la mano
-Ha-Hasta mañana, chicos –contestó el de ojos azules-. ¿Saben? Hacía mucho tiempo… que en la escuela no me decían esas palabras.
-Es porque los demás están comenzando a apreciar tus virtudes, Naruto-kun –dijo Itachi con cariño
-Gracias, Itachi-san –le sonrió con sinceridad
Sasuke bufó con fastidio y lo jaló del brazo para llevárselo.
-Como sea –dijo-, pero démonos prisa.
Ambos abordaron la limusina en total silencio, lo cual incomodaba a Naruto, más por el ceño fruncido que el moreno traía y la cara de diversión que mostraba Itachi.
-Mmm… ¿Sasuke? –llamó el rubio-, ¿estás bien?
-¿Por qué lo preguntas?
-Tal vez sea mi imaginación, pero creo que estás molesto.
-Sí, ya estás alucinando, usuratonkachi.
-¡No me llames así, teme! –le volteó la cara- Y yo que me preocupaba por ti, baka.
El azabache abrió la boca, sólo que volvió a cerrarla porque no se atrevió a decir lo que quería.
Dejaron a Naruto en su casa y se despidieron en silencio. Desde la entrada el chico miró la limusina alejarse. Lucía una expresión tan confundida y anhelante a la vez, que Itachi intuyó en quién estaba pensando.
-Naruto-kun –llamó el fantasma-, ¿te gusta Sasuke?
-¿Eh? ¡¿Qué?! –gritó poniéndose rojo
-Sí, es que me he dado cuenta de que lo miras de una forma tan especial. Al principio creí que era porque mi hermano te trataba de manera amistosa, sin embargo –sonrió con picardía- yo estaría feliz si hubiera algo más que amistad.
-N-No, yo sólo… es que –agachó la cabeza-… Yo…
-Tranquilo –le sonrió ahora de manera amable-, no era mi intención presionarte, sólo tenía curiosidad.
-Hey, Naruto –llamó Gaara bajando de su auto
-Buenas tardes, Gaara-san.
-¿Te sientes mal? Tienes la cara roja.
-Descuida, no me pasa nada –sonrió de forma rara-. Creo que sólo… estoy contrariado.
Sasuke entró a su mansión todavía con algo de molestia. Claro que se sentía como un egoísta y no era justo para Naruto, pero no podía olvidar que fue él el primero en acercarse al de ojos azules, el que lo acompañaba, defendía, platicaban y almorzaban juntos. Por eso le molestaba que ahora otros le robaran parte de esos momentos.
-Maldita sea –murmuró-. Hay otras cosas de las que debería preocuparme como el imbécil de Orochimaru.
-Sasuke –saludó Kisame sentado en la sala
-Hola, Kisame. ¿Viniste a vigilarme?
-Sí, quería ver cómo estabas. Llegaste más tarde de lo usual, Tenten me dijo que era porque te ibas a clases y regresabas con un amigo.
-Así es.
-¿Cuál es su nombre?
-Uzumaki Naruto –contestó extrañado porque le preguntara
-Mmm… Voy a ser sincero, Sasuke –lo miró con seriedad-: ten cuidado con ese chico.
-¿Qué?
-Hace varias semanas recibí una llamada extraña. Akatsuki investigó y descubrieron que fue ése chico quien la hizo. Podría tratarse de un cómplice de Orochimaru, debemos estar alertas porque ése desgraciado logró escaparse.
-Mira, Kisame, entiendo que te preocupes por mí y lo agradezco, pero te prohíbo hablar o insinuar cualquier cosa mala de él. Yo confío plenamente en Naruto.
-¿Por qué? –lo observó con suspicacia- Te conozco desde hace mucho, tú jamás has pensado así de alguien ajeno a tu familia.
-Simplemente… porque es él.
Kisame abrió los ojos de sobremanera y sonrió al comprenderlo. Llevó una mano a la cabeza del menor y le revolvió el cabello.
-Vaya, quién lo diría. Se nota que eres su hermano.
-¿Eh?, ¿de qué hablas?
-Ese amigo tuyo es rubio de ojos azules, ¿verdad? –su sonrisa se volvió melancólica- Tienes los mismos gustos que Itachi.
Sasuke no contestó, pero se sonrojó levemente. Aunque el comentario no ayudó mucho a mejorar su humor, ya que Naruto era muy dulce y amable, no culparía a su difunto hermano si se enamoraba de él. Además había que recordar que al parecer Itachi se ganó la confianza y el cariño del rubio sin importar que ya estuviese muerto
Cayó la noche y Naruto miraba el noticiero mientras bebía un poco de leche. Itachi estaba sentada a su lado prestando atención al reportaje.
-Sigue la búsqueda de Hebi Orochimaru y Yasuda Kabuto, responsables del accidente donde perdió la vida el joven empresario Uchiha Itachi –en la pantalla aparecieron las fotos de los aludidos-. Si tiene alguna información sobre el paradero de estas dos personas, por favor avise de inmediato a la policía. En otras noticias…
Naruto apagó el televisor y volteó a ver al pelinegro quien parecía afligido.
-Tranquilo, Itachi-san –le dijo-. Ya verás que los encontrarán pronto.
-Eso espero. Esos dos sujetos son muy peligrosos, nunca confié en ellos, pero…
-¿Qué pasa?, ¿por qué te quedaste callado?
-Ellos… siempre se sintieron protegidos en la compañía porque contaban con el respaldo de mi tío Madara.
-Itachi-san, ¿estás insinuando que tu propio tío…?
-No quisiera aceptarlo… pero es algo que debo descartar o confirmar.
Madara se encontraba en su propia mansión bebiendo una copa de vino. Leía unos documentos cuando escuchó a su celular sonar.
-Diga –contestó
-Reportándome ya desde un lugar seguro, jefe.
-Sabes que es peligroso que me llames, Orochimaru.
-Tranquilo, nos aseguramos de que no puedan rastrear el número.
-Eso espero.
-Ya todo está casi listo para la siguiente fase del plan.
-Perfecto –sonrió con maldad-. Dense prisa para encargarse del chico. Y ya sabes la condición.
-Sí, sí, no tocarle ni un pelo a tu adorado hermanito. Si no fuera porque conozco tu pasión por las mujeres, diría que eres un maldito gay incestuoso.
-Estúpido. Recuerda: nadie debe sospechar de mí. Luego me encargaré de desaparecer las pruebas en tu contra y la de Kabuto.
-Más te vale, Madara.
El hombre colgó y dejó el teléfono junto a la mesita que tenía a lado. Apretó la copa y le dio otro trago, luego volvió a sonreír con avaricia. Muy pronto Uchiha Company estaría en sus manos.
Pasaron varios días de aquello y no había avances en la búsqueda ni en la investigación. Durante la clase de Literatura, Kakashi les dijo a sus alumnos que formaran parejas e hicieran la presentación de algún libro que a los dos integrantes les gustara. Naruto siempre se sentía incómodo con ese tipo de actividades, por eso al terminar la clase se sorprendió por ver a Sasuke frente a él mirándolo fijamente.
-Decidiremos en tu casa qué libro escoger –ordenó
-¿Eh?
-P-Pero Sasuke-kun –intervino Ino-, él es…
-Puedes tener otro compañero –añadió Sakura-. No debes sentir lástima por él.
-No lo hago –contestó de manera fría-. Quiero a Naruto.
El rubio se sonrojó de sobremanera mientras el resto de sus compañeros se sorprendieron aunque no sabían en qué sentido decía aquello. Itachi sonreía con alegría.
-Eres afortunado, Naruto-kun –le dijo
Al terminar las clases llegaron a la casa Uzumaki y se sentaron en la sala solos, pues Itachi decidió darles algo de privacidad. Estaban escogiendo entre un montón de libros cuando Naruto miró el colgante que pendía de una cadena en el cuello de Sasuke.
-¿Qué es eso? –señaló un pequeño abanico rojo y blanco
-Ah, es el símbolo de nuestra familia –explicó-. Itachi me lo regaló poco después que nuestros padres murieron.
-Ya veo. Qué envidia –sonrió con melancolía-, a mí también me hubiera gustado tener un hermano mayor.
-Pero si ya lo tienes –dijo Itachi apareciendo de pronto y sonrió-. Yo te quiero como a otro hermanito, Naruto-kun.
-¿D-De verdad, Itachi-san? –preguntó conmovido
-Claro que sí. Me hubiera gustado conocerte cuando todavía vivía, de esa forma podría darte un fuerte abrazo.
-Jejeje, a mí también me hubiera gustado abrazarte.
Aquél comentario fue la gota que derramó el vaso. Sasuke apretó el puño con enojo y golpeó el suelo.
-¡Estás aquí! ¡¿Verdad, Itachi?! ¡Déjanos solos!
Naruto estaba extrañado por su actitud. En cambio el fantasma soltó una carcajada y caminó hacia la pared que daba a la recámara.
-Ya era hora –comentó-. Dile que se tardó –dijo para después atravesarla
-¿Ah?, ¿sobre qué?
-¿Qué pasa? –preguntó Sasuke
-Él me pidió decirte que te tardaste.
-Lo sé y eso pienso arreglar en este instante.
Sujetó las manos del rubio y lo miró con determinación, haciendo que el otro se sonrojara por su penetrante mirada.
-¿Sasuke?
-Naruto, sé que esta no es la situación más adecuada, pero si no te lo digo voy a explotar: me gustas –declaró sonrojándose también-. Desde hace tiempo te he estado observando; eres algo solitario, sin embargo sonríes como nadie. Me haces feliz con tu sola presencia, por eso… quiero que estés conmigo, no sólo como amigos, sino como algo más.
-¿Ha-Hablas enserio? –lucía impresionado
-Te creí cuando me dijiste que podías ver fantasmas –el azabache sonrió levemente-, ¿y tú dudas de mi declaración de amor?
-Es que… nunca me esperé algo así… No de ti.
-Sólo dime lo que está pasando por tu mente ahora, Naruto.
-Yo –agachó la cabeza-… tengo miedo. Lo que menos deseo es que alguien salga herido debido a mis poderes, por eso mantengo la distancia con la gente –lo miró con tristeza-. No me perdonaría que salieras lastimado por mi culpa.
-Eso tiene fácil arreglo –amplió su sonrisa y lo jaló para besarlo
Tal acción tomó por sorpresa al rubio que no supo cómo reaccionar. Esperó a que el azabache se apartara de sus labios para observarlo con confusión.
-Naruto –le acarició la mejilla-, acepta ser mi pareja. Es lo único que pido.
El ojiazul sonrió porque nunca creyó que el moreno tendría un lado tan tierno. Todavía con las mejillas rojas, lo miró con cariño.
-No sé si algún día me arrepienta de esto, pero de momento voy a correr el riesgo -contestó y ahora fue él quien besó al otro, pasándole los brazos por el cuello-. Yo también quiero estar junto a ti, teme.
Sasuke lo abrazó por la cintura y se inclinó para volver a juntar sus labios.
-Aahh, qué lindos. Por fin tengo un guapo cuñado.
Asomando su cabeza a través de la pared, Itachi sonreía con malicia haciendo al rubio avergonzarse de sobremanera.
-¡Itachi-san! ¡¿Nos estabas espiando?!
-Lo siento, la curiosidad mató al gato. Mmm… aunque ya estoy muerto, así que no creo que haya problema, jajajaja.
-¡Sal de aquí, hermano entrometido! –gritó Sasuke
Cierto, no podía ver al pelinegro, pero por la mirada y reacción de su ahora novio, sabía en qué dirección se encontraba su querido y exasperante hermano mayor.
Los chicos ni siquiera terminaron de escoger el libro para su proyecto. En lugar de eso estuvieron en el sillón acurrucados y besándose ocasionalmente. Sasuke sabía muy bien lo cerrado que era Naruto con la gente, por eso no quería asustarlo ni presionarlo, lo único que deseaba era trasmitirle cuánto le importaba.
-Se está haciendo tarde –dijo de mala gana el azabache y lo besó-. Debo regresar a casa o mi tío comenzará a hacer alboroto. Vengo por ti mañana para ir a clases, dobe.
-De acuerdo –le sonrió el rubio
Media hora después un lujoso auto llegó por el Uchiha. Había ordenado que no lo recogieran más en la limusina porque al de ojos azules le incomodaba un vehículo tan ostentoso. Se despidieron y el rubio aguardó hasta que el auto se perdió de vista.
-Naruto-kun tiene una bonita sonrisa cuando está enamorado.
El chico se sobresaltó y miró a un sonriente Itachi a su lado.
-¿Cuántas veces te he dicho que no aparezcas así? –regañó, pero luego su semblante se volvió triste
-Lo siento, Naruto-kun –se apresuró a contestar-. Ya no lo haré, pero no pongas esa cara.
-No es eso. Yo… Perdóname, Itachi-san –lo miró-. Tú estás en una situación tan difícil y yo… con tu hermano… en lugar de dejar que le dé prioridad a tu caso…
-Tranquilo –interrumpió sonriendo con sinceridad-. Al contrario, estoy muy feliz. Ya te dije cómo te considero, por eso me da gusto ver que mis hermanitos estarán bien cuidados. Cuando me vaya no tendré que preocuparme por ustedes.
Sasuke iba sentado en la parte de atrás del automóvil. Llevó una mano a sus labios para acariciarlos y sonrió. En medio de tanta desgracia había conseguido algo bueno: saberse correspondido por el chico que le gustaba desde hacía tiempo. De pronto oyó un fuerte ruido y lo siguiente que sintió fue un tremendo golpe; otro auto se había impactado contra ellos. El moreno entreabrió los ojos, tenía sangre cayéndole de la frente.
-Akagi-san –llamó a su chófer y lo miró inconsciente sobre el volante
La puerta junto al azabache se abrió y un hombre enmascarado lo apuntó con una pistola.
-Uchiha Sasuke-kun –le dijo-, si no quieres que tu chófer muera, vendrás con nosotros sin oponer resistencia.
¿Qué pasará ahora con Sasuke?, ¿se lo llevarán?, ¿alguien llegará a tiempo para impedirlo?, ¿descubrirán que Madara está involucrado en la muerte de Itachi?, ¿Akatsuki creerá que Naruto tuvo algo que ver? Todo esto y más en el siguiente capítulo: Yo te encontraré
~~~~~~~~~~ HISTORIA DE UNA FRASE ~~~~~~~~~~
VIII
A pesar de su actitud tan despreocupada y algo jovial, Kakashi siempre había sido alguien bastante reservado. No era para menos, tuvo una infancia difícil: los comentarios hacia su padre, la pérdida de su mejor amigo, la de su maestro, las muertes de varios compañeros. Luego siendo ya un jounin adulto lo asignaron al equipo siete, donde tuvo bajo su cargo a una chica con un talento escondido como ninja médico, al último sobreviviente del clan Uchiha y al contenedor del Kyuubi, quien además era el hijo de su querido sensei. Con ellos tuvo que vivir la impotencia de ver a uno de sus alumnos traicionar a su aldea, el sufrimiento de los otros dos, el sacrificio de Naruto por sus promesas y por el inmenso poder que le legaron. Pero ahora todo eso había quedado atrás. Kakashi era actualmente muy feliz. Desde que tuvo al equipo siete comenzó a interactuar más con Iruka, todo por el cariño hacia Naruto que los unía. Se hicieron buenos amigos, el moreno le era una compañía muy agradable. Y con el tiempo esos sentimientos se intensificaron. Sólo había un problema: no se atrevía a decírselo.
-Hola, Kakashi-sensei –saludó con alegría el moreno en la calle
-Qué tal, Iruka-sensei. ¿Vas a la oficina de la Hokage?
-Sí, hoy me toca trabajo de oficina.
-¿Quieres… que caminemos juntos?
Disfrutaba mucho aquellas mañanas en que podían encontrarse.
-Claro, me encantaría.
Kakashi lo miró de reojo y suspiró, luego sonrió. Gai ya se había dado cuenta de todo y lo animaba, así que sólo le quedaba a él tomar el valor suficiente y decirle a Iruka que de verdad le gustaba.
“Quiero que cada minuto, cada segundo, dure una eternidad para que estemos juntos”