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El Show de Keehl por Ocios4-SvNs

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Notas del capitulo:

Glosario:

-Chorro: ladrón

-Afanar: Robar

-Zorro: Policía


 

14: Tic Tac

 

"-Hace un ratito nomás que el reloj ha marcado las 19.30 en todo el país ¿eh?

-Totalmente. Pero antes de ir a los títulos, un breve repaso de la desaparición de Matt Jeevas; quien fue visto por última vez en el bar 'Azteca' de la ciudad 'Los Aires Buenos' hace ya dos meses. Una cosa increíble, ¿no, Nestor?

-Sí, efectivamente, Claudia. Acá les ponemos algunas fotos en caso de que lo hayan visto. Recordemos que hace dos meses está ausente... en la vida de sus familiares, sus amigos.

-El caso en si, es muy extraño porque este joven de, 26 años ¿no, Nestor? No era alguien 'malo' digamos según sus conocidos. Se llevaba muy bien con sus compañeros y su desaparición ha dejado muy perplejos a todos.

-Seguiremos con un profundo análisis después de estos títulos..."

...

Con lentitud abrió sus ojos, y supiró pesadamente. Mantuvo su mirada recorriendo lentamente los lugares de la habitación, con una expresión de cansancio e incertidumbre. ¿Dónde mierda estaba? Sacó sus pies fuera de la cama, intentando levantarse. Su cuerpo le pesaba demasiado al igual que el cansancio. Miro hacía la puerta y calculo cuánto le tomaría llegar sin caerse.

Se quitó la introvenenosa haciendo una mueca pequeña de dolor y el resto de las cosas que estaban en su lampiño pecho. El ruido del electrocardiograma comenzó a pitar de una manera ensordecedora en sus oídos, así que se obligó a sus pies a avanzar más rápido. Pero era imposible dada su situación. Y el apuro sólo provocó que su rostro se golpeara contra el suelo.

Un grito gutural raspó su garganta seca cuando su torsó cayó voluntad de la gravedad. El impacto produjo que un dolor resonante le desgarrara todo su dañado interior.

'Crac-Crac' sonaron sus dedos cuando apoyó su peso contra ellos mientras se levantaba.

Unas manos fuertes y grandes lo ayudaron a pararse y lo volvieron a la cama. No se había dado cuenta que un par de enfermeros habían atravesado por la puerta. Todos vestidos de un color celeste, hablando fuerte y moviéndose de una manera que hizo que Mello escupiera hasta lo último que tenía de su homogéneo vomito sin color.

-Tranquilo, campeón. Estás en un hospital porque está herido. -Le dijo un enfermero de color.- No sabes cuánto Near esperaba que despertaras.

-¿Near? -Preguntó el blondo entre la tos.

A ninguno se le escapó la mirada de confusión que mostraba en sus azules ojos.

-¿Quién?

-Dos meses atrás.-

La velocidad del automóvil que Misa Amane conducía raspaba con lo permitido. Avanzaban rápidamente por entre los autos, escapando del hecho que los acontencía momentos atrás, que los acechaba como fiera en la oscuridad. El ambiente estaba tensado y se dificultaba respirar por el incesante nerviosismo que los acosaba sin piedad en el espacio reducido en el que viajaban con ansiedad.

""

-¡Mujer, más despacio! - le gritó ferozmente el sujeto a su lado, en el asiento del acompañante.- ¡A ESTE PUTO PASO NOS VA ATRAPAR LOS PUTOS ZORROS!

Misa se aguantó las ganas de llorar y no respondió nada. Todo el estrés de la situación, la adrenalina en su sangre y las palpitaciones en su delgado interior, la hundían en un remolino de inseguridad del cual sólo deseaba escapar. Pero aún si tenía la oportunidad, sin dudar soltaría todo aquello que la atormentaba hacía demasiado tiempo.

Ella amaba a Light Yagami. Nadie lo negaba. Su amor era casi tan tangible como lo era la sangre que había escupido Keehl en los sucios suelos del callejon.

El amor era ciego. Y por que el amor era ciego, un podía hacer cosa a costa de este; morir por amor, perecer por amor, matar por amor.

Lo que Misa sentía era únicamente ese sentimiento que la corroía por dentro. La impulsaba a seguir intentando a quitar de sus vidas a Keehl, porque era eso lo que Light quería.

Sacarlo.

Cuándo todo esto empezó, Misa no podía recordarlo con exactitud. Pero había sido un problema que surgió de casualidad a través de sus problemas financieros.

Luego de haber salido durante un año, decidieron alquilar un departamento para vivir juntos. Yagami por ese entonces trabajaba como fotógrafo para un diario local -según le había dicho- y ella aún seguía trabajando como mesera en el restaurante en dónde se habían conocido. Las cosas marchaban bien y sus gastos no eran demasiados. Pero un día, Light llegó con la mala noticia de que había sido despedido. Fue algo completamente inesperado, aunque la razón era compresible: recorte de personal.

Al pasar los meses, las deudas importantes fueron incrementando y, a pesar de los sacrificios, era algo que Misa ya no podía soportar.

Light estaba desempleado y ella ya no daba abasto.

Entonces, él le confesó lo que había estado haciendo antes de conocerla por un intento de sacar a flote su situación. Le contó sobre las películas para adultos de las cuales participó y cuánto ganaba. Pero no se detuvo sólo en eso, sino que le dijo de qué iban su roles y más.

Luego de recibir toda aquella información tan crudamente, algo en el pecho de Amane se rompió. Comenzó a asquearse de todas esas respuestas. Había sido manoseado por otras 'sucias' mujeres y ahora le comentaba esto porque su intención era regresar... algo completamente descabellado, y aunque los pedidos de Misa rebosaban en negativas de desesperación ante la insistencia de Light de volver a dicha industria, él tomó la decisión de marcharse del departamento.

Aplastandola emocionalmente.

Cuando los días se convirtieron en semanas, regresó. Amane estaba demasiado feliz y las lágrimas caían sobre sus mejillas. Ella no podía, no quería estar sola; necesitaba de alguien a su lado porque la soledad la angustiaba en escalas inimaginables.

Y Light lo sabía.

Como también sabía que seria ella la que tomará su lugar en su antiguo trabajo que duró un par de años en los que se ocupó únicamente de sus planes para con su ex.

La primera impresión que Misa tuvo sobre Mello le causó desagrado. Le había parecido engreído, hipócrita y superficial. Sólo acertó en lo primero, lo cual era cierto de vez en cuando.

Era un muchacho normal con problemas normales, buena onda y parecía tener un brillo en sus ojos de pura determinación que le provocó en ella querer mejorar y ser tan buena como lo era él.

En ocasiones, todos allí -incluyéndola- se daban cuenta que la educación que tenía Mello era superior y que podía conseguir algo mucho más 'respetable'. Pero cuando le preguntó, Mihael contestó que no podía quejarse en cuanto a lo económico. Que antes había sido abogado, pero el negocio fracasó y le resultaba muy difisil conseguir empleo.

'-Y así terminé aquí.'

Cuando le contó a Light sobre esta persona en su vida, fue cuando las cosas empezaron a cambiar.

Su novio le contó cosas horribles de él, una de ellas fue que le robó muchísima plata del banco al 'rechazarlo' amorosamente, entre otras cosas. Le dijo que a causa de él las cosas empezaron a ir tan mal que lo echaron del lugar.

'-Es por eso que ahora tú tienes que trabajar de este detestable empleo. Por culpa de él.

Pero no te preocupes Misa, sigue así. Porque no sabe lo que tengo entre manos.'

Y después de unas semanas, le presentó a los demás miembros del equipo para 'eliminar' a Mihael de sus vidas.

Mello realmente le agradaba.

Pero su amor por Light era más fuerte que todo.

Finalmente, en el tiempo en que llevó a Mihael ante semejante escenario con el antagonista de su historia, Misa se retiró de la obra antes de que llegara su fin. Se metió dentro del auto que ahora conducía y se tapó los oídos tan fuerte como pudo.

"Lo lamento, pero me dijo que todo seria más fácil para nosotros si tú ya no estabas, Mihael. Si te mataba, su obsesión desaparecería y podría amarme de verdad." -Había dicho en aquella oportunidad. "Si te mataba..."

Al terminar de decir esas horribles palabras tan bien ensayadas en su cabeza, no pudo evitar correr para esconderse del momento que hasta aún ahora la molestaba en sus sueños. Porque el arrepentimiento de aquel suceso le picaba el corazón con violencia. Pero no podía hacer nada para parar esa comezón, porque si lo hacía, comenzaría a sangrar. Se escaparía del lado de Yagami para irse a los brazos de la policía que intentarían protegerla del peligroso dios del cual estaba enamorada. Un dios que la perseguiría sin importar qué para callarle la boca y hundirla sin aliento en las profundidades del pesar.

Así que ignorar la picazón de la culpa y encontrar tontas razones para creer que esto era algo que debía hacer, era lo mejor que podía realizar. Porque era el amor lo que corroía en sus venas. Y si abandonaba ese amor, sería como una flor a la que dejan de regar y moriría lentamente.

Aunque, ver la misma obra con la diferencia que ahora era diferentes los actores, un diferente escenario y el mismo actor principal interpretar el mismo papel, sufriendo y agonizando por algo que ella había ayudado a causar; que finalizó con los terribles gritos que perturbaron la tranquilidad de la noche; mientras que ellos sólo aumentaron la distancia con el auto, le hizo preguntarse una única pregunta.

"¿Para qué?"

Para qué era necesario tratarlo con tanta crueldad. Con tanta violencia. Con tanto sadismo. Con tanto odio. Con tanto desprecio.

Por qué no sencillamente matarlo con un arma. Con una acuchillada. Volarle el cerebro como lo hizo cierto músico contra si mismo con lo que consiguió volarse, de paso, sus hermosos ojos celestes.

Por qué no envenenarlo. Explotarlo en algún coche bomba o atropellarlo.

Por qué no evitarle este dolor de casi 2 horas. Por qué debían hacerlo sufrir tanto. Hacerlo llorar y rogar para que paren.

-¿"Para qué" qué, rubia? -le preguntó el hombre del asiento de atrás.

Misa no se percató de la pregunta hasta que le tocó el hombro el sujeto del asiento del lado del conductor.

-Te hizo una pregunta mi amigo, rubia. Contestale.

-Me llamo, Misa, señor sin nombre. -Le contestó poniéndose en su papel de "rubia tonta". - Pensé en voz alta, fue eso. Quería saber para qué Kurt Hummel rechazó a Karofsky, si ahora no es malo.

-¿De qué mierda hablas?

-De Glee ¿ustedes no lo ven?

Nadie le contestó.

...

Luego de que entrara Near en la habitación, los vivos ojos de Mello se encontraron con los suyos, y no pudo evitar sentir una gran alegría interior.

Ya había sido notificado sobre el hecho de que despertó con una ligera perdida de conocimiento -ya que bien podía recordar su nombre pero no a los demás -, y es que salir de un coma era parecido a salir de una anestesia. Y la perdida de conocimiento era normal.

-Gracias, pueden retirarse ahora. - Ordenó Near amablemente a los enfermeros, y él ocupó una de las sillas que estaban al costado de la cama. -¿Cómo te encuentras? -Preguntó sintiendo nerviosismo.

-Bien. ¿Me puedes explicar que pasó? -Pidió Mello, consciente que lo qué diría Near sería algo difisil de escuchar.

Cuando terminó de oír todo lo que su doctor tenía que decirle, Mello guardó silencio. Las palabras realmente impactaron en su mente, pudiendo así recordar cada evento que lo había conducido a esto que ahora enfrentaba con temor.

Un sentimiento de abatimiento recorrió cada milimentro de su corazón mientras que un gran sentido de alarma lo llenaba con desasosiego.

Quiso gritar. Pero en su lugar agarró aquella máquina que había estado mostrado momentos atrás sus pulsaciones y la tiró con fuerza al piso, exclamando un alarido de bronca. Estrelló la botella de 7up que Near le había ofrecido, contra la puerta, ensuciandola con el líquido gaseoso.

Y luego empujó con violencia la silla extra que estaba a lado de Near, quien no se inmutó ante el coraje que Mello expresaba con violencia. Continuó arrojando todo, incluyendo el colchón para abandonar toda esa adrenalina que lo perturbaba con irritación para luego sentir un dolor agudo en sus huesos.

Ante los ruidos, los mismos enfermeros que Near les había pedido retirarse, regresaron preocupados. Pero el doctor les dijo que no se metieran; detenerlo lo haría poner más alterado.

Mello golpeó con el puño cerrado la pared exclamando insultos al culpable de la horrible situación y luego descansó allí, agitado. Con miles de pensamientos y maldiciones que pujaban para convertirse en realidad.

Un momento de silencio pasó antes que Near dijera algo.

-Mello... -dijo sin saber muy bien cómo seguir, pero arriesgándose con lo primero que se le ocurrió - ¿Quieres que te deje solo?

El aludido no respondió. Sólo se quedo donde estaba, respirando violentamente con una mirada fija en la pared, como si también quisiera destruirla.

Near interpretó su silencio como un sí. Le hizo una seña a los enfermeros para que se marcharan. Y justo cuando iba cerrando la puerta, escuchó decir:

-Quiero que mes el alta.

Los enfermeros también lo escucharon y voltearon para saber cuál era la orden del doctor. Tenían muy en cuenta que aunque era un paciente en recuperación y recién salía del coma, podían usar su fuerza para someterlo y evitar que dañara a otros, incluyéndose. Y con este reciente arrebate de adrenalina que tuvo el paciente, era más que obvio que podría ser peligroso.

Near negó con la cabeza la pregunta omitida por ellos, pero eso no produjo que se alejaran.

-Estaremos cerca, por si las dudas. -Le dejaron saber mientras él cerraba la puerta.

Near encaró a Mello con una mirada seria y le respondió sin dar vueltas:

-Sabes que eso es imposible.

-Matt está en peligro, debo ir a buscarlo.

-La policía está trabajando en el caso, tú deb-

-Yo tengo los medios para encontrarlo -contraataco levantando la voz. -Ya estoy bien, Dr. River. Tienes que creerme.

-No es por eso que no te doy el permiso. Sino que es porque hace menos de 3 horas que despiertas de un coma, Mello. Es contraproducente que te deje ir. Necesitas reposo para-

-¡A la mierda con eso! ¡Estuve DURMIENDO 2 meses y todo esto pasó! Tú no sabes... -intentó bajar la voz- no sabes lo que es capaz ese loco. No tienes una puta idea de lo que es capaz. No puedo perder más tiempo ¿me entiendes? Si tú no me das el permiso 'oficial', yo mismo me iré. -Dijo avanzando hacia la puerta.

Near le bloqueó la salida.

-Mello, el tipo te incendió gran parte de tu rostro -el nombrado se alejó y empezó a caminar con nerviosismo mientras debía oírlo – provocó que te atacarán cruelmente y secuestró a alguien cercano a ti. Yo sí sé de qué es capaz de haber hecho eso y que haga aún más. -Le hizo saber en un tono monótono y calmado. - Pero si te dejo ir a buscarlo, sólo vas a hacer que te maté, porque eso es lo que quiere.

-¡YA SÉ ESO, NEAR! -Gritó -. Pero prefiero mil veces que me lastime a mi y no a él. Porque no podría... ¡no podría perdonarme!

-¿O sea que quieres morir? Morir para salvarlo a él no va a solucionar na-

-Yo no dije que voy a morir, Near. -Lo empujó con agresividad contra la puerta.- No digas estupideces. Si lo encuentro, lo voy a matar como si fuera un perro.

Ambos mantuvieron con firmeza una seria mirada y un silencio tenso cayó entre ellos.

La mirada de Mello estaba completamente dilatada por el poco espacio que dejó entre los dos. Estaban tan cercanos el uno del otro que podían claramente escuchar las pesadas respiraciones.

Near podía oír con fuerza las palpitaciones de su acelerado corazón en sus oídos.

Pasaron unos momentos antes de que Mello desviará la mirada de él y se alejara dándole la espalda, pasando con ofuscación sus dedos entre los cabellos.

Nate River no podía descansar ni dormir bien desde hacía varias semanas atrás debido a sus ciclos de sueño se acortaron a sólo cuatro horas. En parte, era la culpa de sus preocupaciones que lo acosaban y molestaban tanto como si fueran mosquitos zumbando en su oído.

Llevaba tanto cansancio en sus hombros que el agotamiento del titan Atlas que cargaba el mundo podía con orgullo asemejarle. Para aquellos que no le prestaban atención, Near parecía ser el mismo de siempre, a excepción que se lo veía con más frecuencia rondando en los pasillos; para aquellos que eran un poco más observadores, advertían como el estrés y el cansancio habían marcado su rutina.

Muchas preguntas se formulaban en su mente antes de acostarse, y las misma perduraban con la incesante insistencia de la un mafioso que desea su dinero de vuelta, y con las amenazas peligrosas de hacerlo quebrar en el lugar menos inesperado.

A causa de las horas perdidas de sueño, mantenía constantemente un terrible dolor de cabeza, la cual sólo se incrementó en esta discusión.

Sin embargo, era obvio tanto para los observadores y para los que no lo eran que ligeras ojeras contrastaban con el blanco marfil de la piel de River. Que sus bostezos escapaban sin vergüenza de su boca sin que el dueño de ellos se diera cuenta. Y que su constante intranquilidad lo estaba caracterizando en los estos últimos meses.

Near era hermético. Guardaba su vida personal para él sólo y no era en lo absoluto alguien con quien podrías tener la conversación de tu vida, porque sus pocas palabras te harían perder el interés. Tampoco demostraba sus sentimientos porque le costaba, pero si hubiera tenido la necesidad de hacerlo no podría haberlo hecho a causa de haber mantenido la distancia durante varios años con el resto de sus colegas, obteniendo que no les tuviera confianza.

Ahora que se enfrentaba a esta situación en dónde él sentía en que su cuerpo le exigía una respuesta emocional...

decidió hacerlo de la mejor manera que se le ocurrió.

-¿De qué carajos te estás riendo, Near?

-De esto, Mello. -Su sonrisa resplandecía al intentar controlarse y no deshacerse en rebeldes risitas.- Estuviste muerto cerca de quince minutos. ¿Sabes cuáles son las posibilidades de despertar? De quinientas personas sólo 3 despiertan. De esas 3 personas 2 quedan con secuelas neurológicas y/o físicas.

-¿...Y qué? ¿Acaso soy un puto milagro?

-Eso se lo dejo a los creyentes -le respondió mientras secaba sus lágrimas.- Mira, lo dos vamos a tener problemas muy serios si te dejo ir en esas condiciones. A mi me pueden sacar la licencia y tú no sabes que medicamentos debes tomar y podrías tener una descompensación. Puedo darte el alta dentro de cuatro días.

-¿Cuatro días? -Siseó con bronca.

-Sí. Debo saber cómo se han curado tus huesos, tienes que esperar hasta que vengan los detectives -Mello resopló frustrado, pensando en lo inútil de aquello- y alimentarte con sólidos.

-El tiempo se está acabando ¿no entiendes? Yo tengo los medios para actuar -volvió a repetir.- Sólo te pido que firmes unos jodidos papeles y me des el al-

-¿Cómo sientes tus costillas? ¿Aún te duelen? - Le interrumpió bruscamente, caminando hacia él.

Mello se desoriento un momento, y respondió luego de una pausa.

-...Em, sí supongo que - ¿Near?

Como la inesperada risa que tuvo momentos atrás, así también se sintió cuando los brazos delgados de Near cruzaron por la espalda de Mello; atrayendo con rudeza su cuerpo contra el de él en un necesitado contacto.

El blondo quedó estático en su lugar, experimentando como un súbito dolor le recorrió el cuerpo al sentir la presión en sus costados. Pero antes de quejarse, con un hilo de voz, se atrevió a preguntar con asombro:

-¿Estás llorando?

Podía sentir con obviedad que su homrbo se humedecía y veía como los hombros de aquel muchacho se movían con espasmos causados de un llanto profundo y mudo.

-Near... -susurró mientras lo abrazaba de la misma intensidad a pesar de esas agudas punzadas.

Joder si es un milagro. -Pensó River.

Sentir de nuevo su calidez entre sus brazos, sentirlo vivo y gritando después de tan pocas posibilidades era tan hermoso de ver.

-...Creo que me estás rompiendo.

-Disculpa. -Le respondió luego de prologar unos segundos más ese abrazo y se dio la vuelta para no dejarlo ver cómo se limpiaba las últimas lágrimas. -Quieres -se aclaró la garganta y volvió a empezar:- ¿quieres que te traiga algo de tu departamento? Tuvimos que tirar tu ropa...

-Está bien -le contestó luego de considerar -, unas prendas a tu gusto y mi celular.

-Seguro.

Luego de que Mello le diera la dirección de su departamento, Near aprovechó su hora de la merienda para ir sin más preábulos hasta allí.

El lugar que Mello había elegido para vivir ya no era en un barrio en el cuál los niños y mascotas eran prohibidos, sino algo bastante opuesto. Era una zona donde las plazas estaban llenas de juegos para niños y sus risas y llantos se hacían eco en los interiores de los departamento durante el día. Mientras que el silencio taciturno salía durante las noches en compañía de las luces de los autos policiales que vigilaban con regularidad. Muchas personas aprovechaban para correr o andar en bicicletas o patines puesto que tenían carriles especializados para cada ellos.

Era una zona segura.

Y cerrada. Sólo aquellos que tenían una autorización para entrar a este barrio privado eran capaces de ingresar y ver las maravillas que el paródogico lema de la seguridad, que era vivir en un presidio para obtener la libertad.

Near mostró su identificación al guardia y la razón de su visita. Al llegar al edificio, sólo abrió la puerta ya que no había portero y con la llave que Mello le dio, entró al departamento.

Cuando ingresó, lo primero que tuvo que hacer fue atravesar un pequello pasillo que le dio lugar al gran salón comedor; le pareció extraño que viviera en un lugar tan grande si vivía sólo. Advirtió con una ligera sonrisa que aún conservaba una repisa que habían hecho juntos.

Bueno, sólo compré los materiales. -Se corrigió.

En la mesa se distinguían varios papeles y arriba de ellos estaba el celular. Decidió primero ir a la habitación y luego ir por ello.

La ventana del cuarto ocupaba toda la pared, que debía medir unos ocho metros de largo. Las sábanas eran negras con una una ancha línea roja en el centro que tapaba el sobre cama blanco de dos plazas. Tenía un hermoso y gran armario lleno de ropa y zapatos. Como Mello iba a usar la ropa que le llevara sólo para salir del hospital, decidió llevar algo sencillo y la colocó dentro de la mochila. La razón por la que no podía volver a usar lo que llevaba puesto era porque tuvieron que romperla con una tijera para sacarsela; aunque dada las marcas que usaba, supusó que lo que usó valía bastante.

Luego se dirigió a dónde estaba el celular. Estar en su departamento lo hacía sentirse incómodo, como si no debiera estar allí; quería acabar rápido de encontrar las cosas y largarse. Pero no pudo evitar alejar esa sensación cuando notó extrañas fotos que sólo podían pertenecer a una morgue.

Las fotos que encontró adjuntas a las cartas eran pocas, pero altamente explicitas. No eran sexuales, sino violentas; personas desmebradas que aún gritaban, personas en bañeras llenas de un líquido que parecía ser ácido, sufriendo; y personas a las que se las violaba con extraños obejtos de tortura. Una mueca de impresión se apoderó de la expresión de Near al verlas. ¿Quién le había mandado esto? Se preguntó vagamente, porque un nombre resaltaba notablemente para aquella pregunta.

Leyó algunos fracmentos de las cartas, pero estaban escritas en otro idioma. En Eslovenia, el país donde Mello estuvo hasta los catorce años, se hablan tres idiomas oficiales: húngaro, eslovaco e italiano. Estas cartas debían estar escritas en húngaro. Parecía tener los mismo parrafos en todas.

Excepto en una.

Agarró una hoja que estaba arrugada. No estaba siquiera escrita en esos idiomas... sin embargo, era obvio que estaba incoherente si estaba en castellano. Tomó la hoja en sus manos y la acercó a su rostro. Era simple y había sido la última que su paciente recibió.

Esto le llamó la atención.

Las palabras que estaban escritas eran:

Wolframio empecer venus Ley.

Georgia, italica, 20 de tamaño, cetrado.

No era un acertijo. Si fuera un acertijo estaría escrito bien y probablemente en húngaro o en otro de los demás idiomas que Mello sabía bien. Mello sabía seis idiomas en total, sumando a los de su país natal también sabía español, inglés y japones. Quería aprender chino mandarín y frances, y al final jamás le preguntó si pudo aprenderlos. Hizo una nota mental para preguntarle después.

La carta en si era un anagrama. Tanto tiempo resolviéndolos en su tiempo libre le dio la habilidad de detectarlos al ver uno. Usualmente le daba una sonrisa la agilidad que tenía para detectarlos con tanta rápidez. Pero no fue así en este caso. Sino que sólo lo perturbó. Sintió ganas de que esa hoja fuera arrugada de nuevo y maldeció mentalmente a Light Yagami.

Ese hombre está enfermo. -Pensó con asco.

Era un acosador. La envidía era tan grande hacía Matt...

Mierda. -Pensó al recordar como Mihael quería irse rápido del hospital. Era tan obvio para él que Matt estaba en peligro. -Pero lo más posible es que ya esté...

Suspiró hondo.

De repente, alguien llamó a la puerta provocando un sobresalto en Near. Había prendido las luces, así que era obvio que no podía hacer como sino estaba.

-¿Quién es? -preguntó sin abrir la puerta.

-¿Está Mello? Soy un amigo. -Le respondieron con un notable acento diferente.

-No, no está.

Se escucharon unos pasos alejarse.

Near metió rápidamente el celular y el cargador en la mochila que estaba con la ropa. Ya no quería estar más allí. Pero justo cuando abrió la puerta, alguien sorpresivamente lo empujo con brusquedad hacia adentro produciendo que emitiera un quejido de dolor.

-¿Dónde está? - le preguntó la misma voz de hace un momento mostrando a su dueño. El tipo bajó la voz pero su tono de demanda y autoridad se notaron profundamente en esa pregunta. Un filo proveniente de una navaja chocaba contra su cuello, amenazandolo con furia. Lo tenía contra la pared. Pero... luego de unos segundos mirandolo a sus ojos, su mirada seria cambio al percatarse de algo. -¿...Near?

El nombrado le mantuvo la mirada, no teniendo ni idea de quién era el sujeto.

-¿Quién es usted? -le volvió a repetir el doctor.

-Te dije que soy un amigo de Mello. -Se alejó para darle espacio y guardó su navaja.- Me llamo Isahías Corvus. ¿Seguro que no está aquí? -Dijo inclinando su cabeza por el lugar para satisfacer su pregunta.- Porque hace mucho que no lo veo. -Bajo su mirada y le advirtió la mochila semi abierta que cargaba.- ¿Eso que llevas dentro de la mochi es ropa?... Me enteré que – - Near corrió hacia la puerta pero el otro hombre fue más rápido y la cerró de un portazo. -No seas tan desconfiado de mi, River. -Le dijo mientras le cerró la puerta con llave.- Mira, soy un detective. Es obvio que debo saber quién es la persona que me contrata porque ya me ha pasado que por no hacerlo me metí en varios líos.

-¿Dónde está su identificación? -Preguntó antes de que el tipo pudiera seguir hablando.

Isahías chasqueó su lengua.

-No la traje.

Near rápidamente sacó su celular y marcó el número de los de la seguridad del barrio.

-Para, para. -Le dijo mientras le arrebataba el objeto.- ¿Por qué sos tan desconfiado? Mira, dejame buscar que quizás sí la tenga... Acá está, mira -le mostró una pequeña tarjeta que autoidentificación que confirmaba quién era. - ¿Ya está? Bueno escucha. Venía diciendo que me enteré que hace un par de meses un hombre fue golpeado pero mal. Como tengo algo para decirle y vengo intentando comunicarme con él desde la semana pasada, y siendo vos sos su doctor con una mochila con prendas, sólo me dice que ese hombre era él ¿no?

Near guardó silencio.

-También sé que ustedes fueron novios por un tiempo-

-¿Y eso qué tiene que ver con esto? -Preguntó con recelo.

-Bueno... el hecho de que hayan sido novios y sigan siendo 'amigos', ¿no te da miedo que algo malo te pase?

-¿Acaso eso es una amenaza? -Preguntó luego de una pausa.

-Nooo, nada que ver. No me maliterpretes. -Se dirigió hacia la mesa. El sujeto le había sacado la llave a la puerta y Near no podía escapar. - ¿Haz visto estas cartas? Las viene recibiendo desde hace tiempo y todas ellas son amenazas. ¿Sabes lo qué dicen? -Near negó con la cabeza. - Mello me dijo que estaban en húngaro, pensé que quizás te habría enseñado algo de eso. -Se volteó para mirarlo y le dijo seriamente.- Vos sos su doctor, lo conoces desde hace varios años y hasta fueron... pareja. Supongo que ya debes saber quién más o menos es el que ha causado esto, ¿no?

Near no le contestó.

-Me vendría bastante bien si tenés algun dato sobre Light ¿entendés? Los dos estamos del mismo lado... Bueno, no me crees nada. - Tamborileó sus dedos sobre la mesa sintiéndose frustrado. - Perdona que te haya amenazado con la navaja pero yo tampoco sabía si eras algún chorro que estaba afandole las cosas. -Fue hasta la puerta para abrirla y después le miro a los ojos.- Mañana me doy una vuelta por el hospital y le digo lo que encontré. Gusto haberte conocido, River y disculpa de vuelta. Mañana igual Mello te va a decir que soy re-inofencivo. -Le dijo en modo de despedida mientras se marchaba.

Al ver como efectivamente ahora sí los pasos se alejaban, esperó unos momentos. Apagó las luces y se fue lo más aprisa que sus piernas pudieron correr hasta llegar a su auto, alejandose del barrio después completamente atemorizado.

'No quiero encontrarme con otro loco.' -Pensó.

Cuando finalmente estuvo de vuelta en el hospital, ya no llevaba su bata de Dr., sino un atuendo diferente. Se iba a ir antes según había avisado aquel día, y un pullover negro de lana y unos jeans claros, bastante sueltos lo diferenciaron por esa noche. Tenía su Id en su pecho para que no lo confundieran con algún visitante o paciente que deseara ser atendido, pero eso no le evitó que varias personas que pasaran a su alrededor le robaran una mirada de sopecha.

Aunque ya tenían veinticuatro años, seguía mantiendo un aspecto juvenil que muchos de sus compañeros envidiaban, porque algunos de ellos ya tenían marcas de expresión ligeras o muy marcadas.

"Lo que pasa es que él nunca sorie" Oyó decir una vez. "Es por eso que siempre será joven".

El comentario en si, no le molestó en lo absoluto porque era cierto. Rara vez lo hacía.

Lo que le molestó fue que sonreir o no tenía nada que ver con permanecer joven, sino que su apariencia joven era a causa de la manera en la que vivía y la genetica que había heredado.

Siguó de largo sin prestarle atención a los ojos que lo miraban pasar.

Al estar a sólo unos pasos de la habitación de su paciente, lo único que tenía planeado hacer una vez que entrara seria dejar la ropa y los zapatos en una silla. Abandonó su idea de conversar con Mello por el tal Isahías que lo había acorralado con una navaja al darse cuenta que las luces estaban apagadas.

'Me alegro que Rester y Charles le hayan ayudado.' -Pensó en referiencia a los enferemeros de antes, cuando de paso le dijeron que le dieron una mano a "su querido Mello". Con aquel comentario tan inapropiado que le hicieron no pudo evitar un suave colorado en sus mejillas.
Pero de molestia.

Cuando iba abrir la puerta de la habitación, la voz de un hombre que vagamente recordaba lo llamó por detrás, interrumpiéndo su ademán.

-¿Detective Yagami? -Preguntó Near, al reconocerlo.- Buenas Noches.

-Buenas, Dr. Me notificaron que Mihael despertó esta tarde y quería saber cómo estaba.

-Está estable. Pero su razón aquí no es esa en realidad ¿no?

-En efecto. Me preguntaba si podría hacerle algunas preguntas, sino es mucha molestia.

-Mihael recién despertó hace pocas horas, Sr. Yagami. Y él ha tenido algunos problemas al recordar. Le sugiero que venga mañana, a esta misma hora.

-Está bien, parece razonable. -Su mirada pasó a la mochila que Near cargaba en el hombro- ¿Qué tiene allí, ropa?

-Eso no es relevante para su caso ¿o sí?

-Oh no -le negó con la mano y una sonrisa-, es simple curiosidad. Entonces, maña-

El detective Yagami se interrumpió al escuchar un chillido de una silla y una tos. Near también la escuchó y le pareció muy extraño, porque no parecía de Mello.

-De casualidad ¿hay alguien más con él? -Preguntó el Dtve.

Near negó con la cabeza ¿por qué un enfermero estaría con las luces apagadas? Cosa que no tenía sentido en primer lugar. Entonces una alarma se prendió en su interior.

El otro hombre le dio una seña para que se apartara, y puso su mano en el arma. La situación en la que estaba Mihael era realmente peligrosa y lo más probable fuera que deberían ponerle protección especial.

Colocó su mano en el picaporte y lentamente abrió la puerta, y el hombre que vieron...

Sencillamente no debería estar allí.

-'Clic' -Escucharon mientras que un flash iluminó brevemente la habitación.


 

 

Notas finales:

HOLA?

Mis lectores...?

¿siguen... ahí? ;-;

 


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