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El Show de Keehl por Ocios4-SvNs

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Notas del capitulo:

No me pertenecen los personajes, pero sí la historia.

disfruten :)

6. Encuentro

Mello se daba cuenta que cada paso que daba Misa al caminar mostraba vacilamiento y nerviosismo pero no eran a causa de una borrachera.

Cuando la rubia le preguntó si la podía acompañar a su casa unos minutos antes, él supuso que la razón se debía más a seguridad que debía tener en las noches y no porque estaba alcoholizada.

Su forma de caminar era mas como si tuviera miedo de seguir avanzando y se aferrara a su brazo para darse a si misma la seguridad de que todo estaría bien y que se encontraba a salvo.

Pero ¿a salvo de qué?, se preguntaba el blondo. Ella sabe que puedo defenderla porque ya lo he hecho antes, pensaba mientras observaba alrededor, en las calles vacías. No había ni vehículos ni gente.

Pero de pronto, comprendió.

Es una trampa, intuyó.

Ya era demasiado tarde cuando se detuvo en seco y Misa corrió alegremente hacia los brazos del otro .

Hubiera aceptado la invitación de Rodd de llevarme, pensó mientras retrocedía con terror ante la presencia de la otra persona...

...

Matt veía que el amanecer estaba comenzando a surgir, con sus rayos que querían ingresar como un intruso al edificio, del cual comenzaba a desear irse. La música que empezó a ser más tranquila y no tan party como le gustaba; esa era la principal razón de su deseo. Y además, quedaban, de las mil personas, sólo 100 aproximadamente.

Esas melodías tan suaves comenzaban a incomodarlo bastante.

Buscó a Matsuda con la mirada, agradeciendo mentalmente que la multitud se hubiera despejado. Y lo encontró rápidamente en la salida, despiéndose de una mujer a la que quería acompañar más allá del club sin avisarle a él.

Matt pudo ver que ésta, a pesar de susurrándole, le decía sencillamente que no.

El pelirrojo se dirigió con paso apresurado hacia Matsuda. Pero no tuvo la necesidad ni siquiera de decirle sus planes porque lo atajó antes de que él pudiera decir algo: Ya sé, ya sé...

-Así que éste era tu novio, Misa. -Le dijo Mello mostrando rabia y temor en sus ojos. -El tipo del que tanto hablabas en el estudio...

-Lo lamento, pero me dijo que todo seria más fácil para nosotros si tu ya no estabas, Mihael. -Le respondió mostrándose apenada ante él. - Si te mataba, su obsesión desaparecería y podría amarme de verdad.

Mello, con miedo por haber escuchado "si te mataba", miró a Yagami que sacaba sus manos de la gabardina de esa fresca mañana y daba a mostrar un encendedor y un aerosol.

-Siempre seré tu admirador número uno, Keehl- le confesó mientras le apuntaba con esas cosas tan simples.

Estirándose acompañado de un pelinegro que comenzaba un bostezo propio del cansancio, se dirigieron a pie hacia el departamento de este último. Cuando, de repente, escucharon un grito que los espantó a ambos. Un grito desgarrador que provenía de lo más profundo del alma que sufría y hacia que el tiempo parase por él.

Los muchachos impactados pero invadidos por la curiosidad, se dirigieron lo más rápido posible hacia el lugar del cual ese alarido de dolor parecía provenir, seguido por el chillido de un auto que arrancaban velozmente de allí.

Los gemidos de tortura eran desesperantes para ambos jóvenes que oían al acercarse a la escena. Sólo deseaban saciar la sed de intriga y saber a que se debían lo más pronto posible.

Pero los alaridos de dolor se detuvieron antes de llegar, dando a conocer que el dueño de ellos descansaba en el pavimento de la sucia calle de la ciudad, acostado boca abajo.

Matt lo reconoció al instante.

-¡Matsuda, llamá ya a una ambulancia! -Le decía mientras se acercaba al cuerpo inerte del blondo y le daba la vuelta. -¡Oh, Dios Mio! - Levantó la voz sorprendido al ver la piel quemada de la cual salia aún vapor del fuego. - ¿Qué te han hecho...?

Al llegar al hospital, un joven médico que aparentaba tener unos 17 años, les preguntó si ellos eran los responsables de haber llamado a la ambulancia por la persona quemada y haberlo acompañado hasta el hospital. Ellos se levantaron de las sillas de espera, acercándose al médico y le respondieron que sí.

Matt y Matsuda habían acompañado al herido durante todo el viaje hasta el hospital, preocupados, dando una muy breve explicación de lo sucedido a los paramédicos. Cuando entraron al edificio, velozmente se aproximaron los enfermeros y el jefe de operaciones, que previamente ya habían sido avisados desde el vehículo, para atender al recién ingresado y llevarlo a la sala de operaciones mientras que ellos dos quedaban atrás, sintiéndose terriblemente angustiados por el herido por un poco más de 3 horas. Hasta que llegó el doctor que se había presentado como Nate River.

-Señores -decía el doctor dirigiéndole la vista a ambos-, vengo a decirles que debo pedirles que se queden dado que unos detectives vendrán a hacerles unas preguntas sobre lo sucedido, debido a que ustedes fueron los primeros en llegar a la escena. -Hizo una pausa para ver unos papeles que tenia en sus manos y luego de unos segundos se dio la vuelta para irse.

-¡Espere, doctor! - levantó la voz Matt a lo que el nombrado se dio la vuelta-. ¿Se pondrá bien la persona? -preguntó afligido.

Nate lo miro a los ojos unos segundos. Como si tratara de saber si él era en verdad el culpable del horrible suceso.

Era su segundo año ejerciendo esa profesión y nunca antes había visto semejante acto de crueldad contra la vida de alguien. Y lo que es más, él conocía a su jefa y era un visitante regular de la página en la que Keehl trabajaba.

Desconfió de este hombre que preguntaba. Quizás quería aparentar estar preocupado por él, mientras esperaba tener otra oportunidad para atacarlo.

-Lo lamento -dijo el doctor -, pero los pacientes están amparados bajo el "Derecho al Secreto" y la primera norma de este es: toda la información identificable del estado de salud, condición médica, diagnóstico y tratamiento de un paciente y toda otra información de tipo personal, debe mantenerse en secreto, incluso después de su muerte.

-¿O sea que está muerto? - preguntó inesperadamente, Matsuda, llevándose sus manos a su boca como signo de incredulidad.

-No, él dijo que "incluso después de la muerte" pero eso no nos confirma si realmente está o no muerto...

-Pero fuimos nosotros quienes llamamos a la ambulancia, niño y aún eres joven -Hablaba Matsuda que todavía estaba bajo el efecto del alcohol-. Me mata la duda ¿cuántos años tienes, pendejo? ¿En serio eres doctor? No tiene nada de malo romper las reglas de vez en cuando ¿sabes?

Se hizo un silencio tenso.
Nate lo miró fijamente mientras que Matt no podía creer lo que acababa de escuchar.

-Mi edad no determina mi capacidad de ejercer correctamente la profesión, señor Touta. -Le respondió fríamente -Le voy a pedir que tome una taza de café para que su estado de ebriedad, la cual puedo ver y oler notablemente, se le pase un poco. -Y dándose la vuelta, le amenazó: -Más le vale estar presentable.

Cuando los detectives terminaron la entrevista con ellos de una forma cansada y monótona cerca de las 9 de la mañana, Matsuda se dirigió afuera para buscar un taxi mientras que Matt tomaba el último trago de su café amargo. De pronto, vio a una mujer y un hombre rubios se acercaban; empujando a su amigo que los vio feo por tal acción, rápidamente al recepcionista mostrándose nerviosos y preocupados.

Matt escuchó a la mujer decirle que River le había avisado que tenia que venir porque un conocido de ambos se encontraba en la parte de quemados y quería saber en que habitación estaba. Dijo que el conocido se llamaba Mihael Keehl.

¿Keehl?, pensó extrañado Matt.

Rester, con cortesía, les respondió que el paciente estaba en la habitación 108 en la zona de quemados del segundo piso y que el doctor les iba a estar esperando allí.

Demasiada coincidencia, se dijo el pelirrojo observando como ellos tomaban el ascensor. De prisa subió las escaleras lo más veloz posible para evitar que ellos sintieran (que dudaba) una sospecha de que los seguía.

Cuando ellos salieron del ascensor, él recién llegaba al piso. Se hizo el distraído un momento y luego los siguió con la mirada hasta que se detuvieron ante un cuarto del cual exclamaron sorprendidos después de abrir la puerta. Matt se apresuró para dirigirse hasta allí, escuchando los sollozos de la mujer y la voz que tranquilizadora del hombre que la calmaba.

Entonces, lo vio.

Se encontraba inconsciente, con un respirador y con vendas que surcaban la mitad de su rostro, un poco de su cuello y que bajaba hasta su brazo derecho, tratando de que las quemaduras no se infectaran con el aire.

Se notaba que estaba en un estado de desgracia que Jeevas nunca antes había presenciado en su vida.

Los otros se dieron la vuelta para ver al nuevo en la habitación pero este no podía devolverles la mirada.

Ese hombre que tantas veces había sido la compania en su lujuria, ese hombre al que le había tomado un sincero cariño por conocerlo hacía tanto tiempo...

Se encontraba postrado en una cama, luchando por su vida.

-Oh, Dios Mio -pronunció temblorosamente Matt llevándose sus manos hacia su boca incrédulo- Dios mio, Keehl...

Notas finales:

Espero q' este cap sea de su agrado people, really T.T

¡Nos leemos en el next!

besos!


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