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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola!! No tengo nada que decir esta vez, asi que espero que disfruten el cap.

Por cierto, edité los capitulos con errores ortograficos (gracias Yang por recordarmelo siempre ^^)

Episodio 17


Gabriel observó la hora en el reloj del cuarto. Eran las cuatro de la mañana y él y Wade aún estaban despiertos, Wade fumando un cigarrillo recostado en su cama y él sentado en el piso con una soda.


-Quiero sexo- dijo Wade. Gabriel levantó la cabeza, enarcando una ceja. Habían agotado los temas de conversación sobre la fiesta, burlas a sus compañeros y recuerdos sueltos de su infancia y estaba empezando a extrañarle que Wade pasara más de quince minutos sin decir palabra. Pero no esperaba que dijera eso.


-¿Y a mí porque me lo dices?


-No hay nadie más aquí- dijo Wade, incorporándose en la cama, apoyando la mano izquierda en el colchón- Pero no quiero sólo…- vio que Gabriel desviaba los ojos y hacía el ademan de moverse de su sitio- Oye, escúchame, ¿quieres?


-Vale. Habla.


-¿No te pasa que todo es común?- Gabriel lo miró sin entender que quería decir y Wade captó de inmediato su mirada de perplejidad- O sea, en los libros, en las novelas, en las películas siempre ponen el sexo como algo genial. Más en los libros, como… no sé… como….


-¿Cómo?


-Como si ese momento fuera el más especial del mundo, ya sabes.


Gabriel asintió. Aunque Wade no fuera precisamente claro, entendía lo que quería decir. En la ficción, el sexo siempre era un momento mágico, demasiado intenso. Pero…


-¿Pero?- le preguntó a Wade.


-Pero eso, precisamente. En los libros. En la vida real, no es nada como eso.


-¿Estás diciendo que tú, el adicto al sexo más grande que conozco, en realidad no lo disfruta?


-No es eso. Oye, lo disfruto- agregó, viendo que Gabriel hacia un gesto de divertida incredulidad- Bastante. O sea, termino, pero siempre es lo mismo. La misma sensación. Y no es nada especial. No es nada que te haga pensar que merece dedicarle un libro o una película. Es sólo un buen… un, realmente, buen momento. Pero no quiero eso.


Wade se llevó un dedo a los labios, presionándolos levemente.


-Quiero eso que narran en los libros, ya sabes, algo que te caliente de verdad.


Gabriel fijó la vista en el techo, estirando las piernas en el piso.


-Te olvidas de algo- dijo y aunque no lo veía, sintió como Wade se movía, seguramente inclinándose hacia él.- En los libros, siempre se enamoran, por es que resulta tan… caliente, para decirlo con tus palabras.


-Oh, vamos- dijo Wade, sentándose en el borde de la cama- No creerás en esa basura, ¿o sí?


-No, nunca he creído en eso- pensó en Mike. Le gustaba, pero no estaba seguro si debía llamarle amor. Lo quería, tal vez podía dejarlo en querer por ahora, tal vez podía dejar que Mike lo enamorara.


-Porque si es así, estoy jodido. Realmente quiero sentir algo como eso, pero si esa es la condición.


Gabriel rió, observando como Wade se mordía los labios.


-Sólo estas… bueno, como siempre. Date una ducha helada o vete con alguna chica como siempre haces.


-No. Si me voy con alguna chica, será lo mismo. Acabo de decirte que no quiero ese tipo de sexo. Joder, realmente quiero saber si es posible tener esa sensación, ya sabes, eso… de que te olvidas del mundo… de que no puedes parar, de que es imposible- Wade dejó de hablar de repente. Su mente daba vueltas en torno a la figura de Ericka, pero estaba seguro que incluso aunque la tuviera delante no la tocaría.


-Qué raro- dijo, para sí mismo.


-¿Qué es raro?


Wade negó con la cabeza.


-¿Y tú? ¿Cómo es cuando lo haces?


-No te voy a contar detalles de cuando tengo sexo- dijo Gabriel, sonando alarmado.


-¿Qué problema hay? Por Dios, Gabe, que no soy uno de tus fans. No voy a calentarme imaginándote a ti.


-No me interesa decirte.


-Oh, vamos, viejo- Wade aplastó el cigarrillo en el cenicero sobre la mesa de noche y rebuscó otro en sus bolsillos.


-Bueno- dijo, Gabriel- Supongo que no sé. Es bueno, si a eso te refieres.


-¿Y con Mike?- preguntó Wade, dejando que una risilla escapara de su boca.


Gabriel examinó el techo. Con Mike era diferente. Se sentía levemente diferente. Tal vez porque era un chico, tal vez porque a pesar de que Mike parecía estar enamorado de él, no tenía esa complacencia ciega de las chicas. O tal vez porque para él, Mike era diferente.


-No lo he hecho con Mike.


-Aún- completó Wade- Bien, yo no le veo lo excitante a tocar un cuerpo como el del novato. No siquiera puedo imaginar besarlo- Wade hizo una mueca de asco que hizo sonreír a Gabriel.


-Estábamos hablando de tu situación- le recordó Gabe- Asi que, ¿estás insatisfecho?


-Básicamente- afirmó Wade- Pero si nunca has estado con otro tipo, ¿Cómo vas a saber si Mike es especial o no?


Gabriel se llevó la botella de soda a los labios, sorprendiéndose un poco al ver que ya estaba vacía. La sacudió y dejó caer las últimas gotas del líquido en su boca y luego la puso a un lado en el piso.


-Supongo que eso sólo se sabe- dijo- Oye, mira, me gusta Mike. Bastante. Eso es suficiente.


-¿Y si te acuestas con él y es una completa decepción?


Gabriel negó con la cabeza. Recordaba los ojos vidriosos de Mike, sus labios entreabiertos suspirando, el calor que expedía su cuerpo. No sabía cómo logró controlarse y no ceder a sus impulsos. A veces, Mike parecía asustado y a Gabriel eso le preocupaba cada vez más.


-No lo creo- contestó, desviando los ojos del techo, para observar a Wade, que ahora se acercaba a su cama. Esperaba que Wade siguiera haciendo preguntas, pero en vez de eso, este se tiró en la cama, golpeándola con las manos.


-Tu cama es más suave que la mía.


-Baja de allí, quiero dormir.


-Duerme en otro lado- dijo Wade, sonando demasiado a un niño caprichoso. Se acurrucó en la cama, tapándose hasta las orejas- Buenas noches.


-¿Pero qué…?- empezó a decir Gabriel, desistiendo al segundo. Tenía mucho sueño como para intentar entender que pensaba Wade. Se levantó del piso y se acostó en la cama de Wade, que por lo menos estaba caliente, aunque tenía mezclado el olor del perfume de Wade con cigarrillos.


-Oye, no vuelvas a fumar dentro. Queda apestando- dijo, sentándose y mirando la figura cubierta por las sábanas de Wade- ¿Te dormiste?


Wade se sentó en la cama.


-No- bufó- Pero, oye, Gabe, de verdad que no entiendo cómo puede gustarte Mike después de Kristy. No tienen punto de comparación.


-Por lo que recuerdo, eras tú el que repetía que era lindo cada cinco minutos.


Wade movió la mano, restándole importancia a las palabras de Gabriel.


-Es diferente. Que sea apuesto no quiere decir que esté al nivel de una chica. Pero bueno, tú eres gay, así que…


-Hey, me siguen gustando las mujeres- Gabriel miró al techo, recordando algo de repente- Entonces, ¿tú fuiste quien mando a Rachel a la biblioteca?


Estaba seguro de eso, pero quería confirmarlo. Miró a Wade sonriendo y este le devolvió una sonrisa cómplice.


-Lo hice- dijo, riendo entre dientes- Y deberías agradecerme por eso. Fue como el momento en que empezaste a fijarte en él, ¿verdad?


Gabriel rió, negando con la cabeza y observando los ojos grises de Wade que relucían con una diversión perversa.


-Bueno, eres increíble- dijo Gabe- No vuelvas a hacer algo como eso, ¿quieres?


-Hey, te ayudé. Por mí tienes novio.


-En vez de eso deberías conseguirte tú una novia y asi no andarías como hoy.


-No me interesan los compromisos- dijo Wade- Y ahora, voy a dormir, así que no hables.


-Pero si ya son las cinco- dijo Gabriel, mirando por la ventana. Wade se encogió de hombros y bostezó.


---


Ericka golpeó la puerta del cuarto de Gabriel. Eran las diez de la mañana y hacía algo de frío. Llevaba puesta una chaqueta beige y el terno de Wade en una mano.


-Buenas- saludó Gabriel, apartándose para dejarla pasar. Ericka dejó el terno de Wade sobre su cama, buscándolo con la mirada.


-Bien, nos vemos mañana- dijo Wade, saliendo de baño. Llevaba una mochila sobre el hombro izquierdo y le dirigió una mirada perpleja a Ericka.


-¿A dónde vas?- preguntó ella, sintiendo que adivinaba la respuesta- Es domingo.


-Sí, es un perfecto día para salir, ¿no crees?- dijo Wade.


Gabriel se mantuvo apartado, decidiendo que era mejor no intervenir, pero observando la manera en que Wade desviaba la mirada de los ojos de Ericka.


-¿Por qué llevas una mochila para irte por un día?


-Hey, hey- dijo Wade, alzando las manos- ¿desde cuándo me pides explicaciones?


Le dio la espalda a Ericka y caminó hasta la puerta, saliendo sin decir nada más.


-¿No piensas detenerlo?- le dijo Ericka a Gabriel, señalando la puerta. Gabriel se encogió de hombros.


-¿Por qué iba a detenerlo?


-Sabes a que se va- Ericka bufó, irritada. Se pasó una mano por el pelo, sintiéndose molesta por sentirme molesta- ¿No te preocupa que se enferme o que… algún día embarace a alguien?


Gabriel volvió a encogerse de hombros. Era la primera vez que la veía sentir celos por alguien y le parecía divertido, en cierta manera.


-No creo que no sepa cómo cuidarse- contestó- Y además, si quiere irse, no va a escucharme- miró por un momento el rostro furioso y decepcionado de Ericka antes de atreverse a preguntar- ¿Te gusta?


Ericka alzó los ojos, no tan sorprendida como enojada por la pregunta. Le molestaba saber que un idiota como Wade le gustara.


-No- exclamó y salió de la habitación dando un portazo.


-No- repitió Gabriel cuando ella salió, tratando de contener la sonrisa.


---


Ericka llegó hasta su cuarto. Ignoró la pregunta de su compañera de habitación y fue directo al baño. Miró su reflejo enojado en el espejo y se lavó el rostro. Ella sabía que Wade se iba a la ciudad, sabía que sólo lo hacía para conseguir chicas de las dudaba que recordaba siquiera el rostro. No había razón para enojarse por eso y no había razón para creer que ella le importaba a Wade lo suficiente como para que deje de hacerlo. Se secó el rostro y se tiró en la cama, sin intenciones de levantarse, por lo menos hasta que el mal sabor en su boca desapareciera.


---


Mike se detuvo en medio del pasillo. Vio a Gabriel entrar a una de las salas de cómputo y suspiró. Lo había evitado desde la mañana, sin saber cómo debería hablarle después de lo de anoche. Sabía que no tenía razón alguna para sentirse avergonzado, puesto que estaban saliendo, pero eso no evitaba que se sintiera incomodo y confuso. Se acercó al salón y vio a Susan entrar y cerrar la puerta.


Mike se mordió el labio, puso la mano en la perilla y la dejó allí, escuchando la voz de Susan.


-Hey- dijo Susan, sentándose encima de una mesa- Gabriel Barnett.


Gabriel se giró y la saludó con un movimiento de cabeza.


-No espera- dijo Susan, poniendo el dedo índice sobre sus labios- Gabriel, ¿verdad? Creo que recuerdo algo de ti.


-¿Te acuerdas de eso?- preguntó Gabe, acercándose a ella.


-Por supuesto. Fingiste que no me conocías.


-No te veía hace mucho- Gabriel se encogió de hombros, restándole importancia. Había vuelto a ver a Susan después de tres años y apenas habían hablado.


-Es diferente a no conocerme. Sólo porque estamos en clases distintas y nuestros padres…


-Susan- interrumpió Gabe, sentando en la mesa que estaba frente a la de Susan- Ya deja eso.


Susan negó con la cabeza. Después de pensarlo, había decidido que no tenía razón para preocuparse por Mike. Dudaba mucho que él y Gabriel duren demasiado.


-Está bien, pero, ¿vas a seguir actuando como si no me conocieras?


-Si quieres que no lo haga, no lo haré. Pero prométeme que no molestaras a Julie- Gabriel se detuvo un momento antes de seguir hablando- O a Mike.


-No me recuerdes a ese niño. ¡Me ganó en serio! Y sabes que es imposible que deje de hacerlo. Es tonto que gente como ellos estudien aquí. Deberías darte cuenta.


-¿Cómo que te ganó en serio?- preguntó Gabe, ignorando el tono despectivo de Susan- No me digas que planeabas perder a propósito.


Susan bufó y negó con la cabeza


-No. Hey, ¿Qué le ves para tenerlo de novio?


Gabriel la miró, sorprendido. Susan se mordió el labio, aguantando una sonrisa.


-¿Quién te lo dijo?


-Nadie. Lo sospechaba y tu niño me lo confirmó. No me dijo nada, pero su mirada bastó. Es difícil creer que hayas cambiado a Kristy por él.


-No cambie a nadie, Susan. Aunque supongo que para tus estándares, Mike no cuenta.


-Oh, no, para nada- Susan bajó de la mesa y puso las manos en los hombros de Gabriel- ¿Qué haces con alguien como él? No logro entenderlo.


-No es tu problema. Te lo advierto, no empieces a esparcir rumores.


-¿Te avergüenza?


-No digas tonterías.


-Entonces, ¿Por qué no lo haces público?- Susan miró la hora y bajo de la mesa- Oh, bueno. Espero que reacciones pronto. Hasta luego, Gabe.


Gabriel la miró salir y se llevo una mano a la cabeza. Había olvidado lo insoportable que podía ser ella. Alcanzó a ver a Mike y salió corriendo del aula.


-Eh, Mike- Mike apretó los labios, se soltó de la mano que Gabriel mantenía en su hombro y se alejó, rumbo a su cuarto.


No entendía porque Gabriel le había ocultado que conocía a Susan. Se preguntó si tenía una razón o era sólo una casualidad. Sin querer recordó las palabras de Alan, los comentarios de Julie y una idea se coló en su mente. La posibilidad de que todo esto sólo fuera una broma maquinada para burlarse de él, hacerlo creer que Gabriel lo quería, al menos un poco.


Cerró la puerta de su cuarto y se apoyó en ella. No era Susan lo que le preocupaba, eran sus propias dudas saliendo a flote. Estrujó sus manos. Quería saber si podía confiar en Gabriel, quería saber que era lo que Gabe veía en él, porque de repente decía que le gustaba.


-Mike- escuchó la voz de Gabriel a través de la puerta- Ábreme, ¿Qué pasa?


Mike no contestó. Si todo había sido una broma, seria incluso más lógico que el que alguien como Gabriel se fijara en él.


Sintió la puerta girar y recordó que Gabriel tenía una llave. Se apartó, restregándose los ojos llorosos.


-Mike- dijo Gabriel, reparando en los ojos vidriosos de Mike- ¿Qué te pasa?


-No es nada- dijo Mike, dándole la espalda a Gabriel. Suspiró, intentando calmarse.


-Estas a punto de llorar- Gabriel se acercó lentamente. Cada segundo que pasaba se sentía más confundido. La posibilidad de ver a Mike sufrir se abatió sobre él y descubrió, sin sorprenderse demasiado, que le molestaba- Dime, ¿Qué tienes? Hey, ¿te hicieron algo?


-No- Mike volvió a negar con la cabeza, se dio la vuelta e intentó sonreír- Ya te dije que no es nada, es una tontería.


-Eres muy malo mintiendo.


Mike alzó la cabeza, sorprendido del tono entre dolido y molesto de Gabriel.


-Escucha si no me quieres decir que te pasa, lo respeto, pero no intentes hacerme creer que es nada. No me mientas.


Mike desvió los ojos, sintiéndose culpable.


-Te vi con Susan- masculló- Te escuché hablar con ella. Ni siquiera mencionaste que la conocías.


Gabriel lanzó una maldición en voz baja.


-No era importante.


-¿Por qué no? Mira, sé que no debo meterme en tus asuntos, respeto eso, pero… pero ella… estaba justo frente a ti y fingiste que no la conocías.


-No hablamos hace mucho- Gabriel se acercó dos pasos y Mike retrocedió- Mike, por favor, todos en este instituto se conocen, sean amigos o no. Pero Susan y yo no hablábamos hace años. Que hable con ella no quiere decir que me caiga bien. Si es por eso que estas asi, te lo juro, no lo hice a propósito.


-No es solo Susan- balbuceó Mike.


-¿Entonces qué?


-El punto es que… el punto es que…- Mike bajó los ojos- No sé si puedo confiar en ti. No sé que ves en mí, no sé porque te gusto, no sé porque eres mi amigo o… es que… ¿Cómo puedo estar seguro que esto…?- Mike llevo uno de sus puños hasta su pecho- ¿Qué esto es real?


Gabriel tomó a Mike por los hombros.


-Yo no soy la mejor persona del mundo-  dijo, susurrando- Pero, escucha, no te miento en eso, si no me gustaras no estuviera contigo.


-Piénsalo- dijo Mike, clavando su mirada en los ojos de Gabriel y dejando que sus dudas se materializaran en palabras- No hay forma en que tú te fijes en mí.


-¿Por qué no? ¿Por qué eres un becado?- Gabriel se pasó una mano por el rostro, como si no pudiera creer lo que escuchaba- No me importa eso. Eso es porque no eres capaz de verte correctamente- Gabriel subió sus manos hasta el rostro de Mike, acariciándolo lentamente- ¿Acaso tengo que decirte como eres? Si es asi, lo hare. Eres inteligente, no eres un idiota que valora a los demás en función al dinero o posición, como Susan. Eres capaz de defender lo que piensas. Para mí, es suficiente eso. Me gustas. Mira, no tengo manera de probar que digo la verdad.


Gabriel acercó su rostro al de Mike.


-Sólo te pido que confíes en mí.


Mike abrió la boca, pero no dijo nada. Cada parte de su ser quería creer y se dejó llevar por el rostro, extremadamente serio de Gabriel. Asintió lentamente.


-Lo siento- empezó a decir Mike- Es sólo que… todo esto… es como… irreal.


Gabriel lo abrazó, riendo suavemente en su oído.


-¿Sabes algo?- le dijo, susurrando. Mike le devolvió el abrazo, sintiendo que su sangre bullía y un vacío incómodo se instalaba en el lugar de su abdomen, recordando la sensación de las manos de Gabriel en su cuerpo- Soy mucho mejor persona cuando estoy contigo.


Mike se apartó y esbozó una sonrisa avergonzada. Gabriel miró sus labios, puso las manos en sus bolsillos y retrocedió unos pasos.


-Hay un lugar que me gustaría mostrarte- dijo Gabriel de repente. Mike asintió, tratando de dejar de mirar sus labios. Quería un beso, pero pedirlo le avergonzaba- ¿Recuerdas que te hablé de un lago?


-Sí. Dijiste que te escapaste.


-¿Te gustaría ir?


-¿Ahora?- Gabriel asintió- Si, claro.


-Ponte una chaqueta. Hace más frío en el bosque.


---


Mike se detuvo y se apoyó en el tronco de un árbol. Llevaban casi una hora caminado y si hubiera sabido que estaba tan lejos, no habría aceptado. Gabriel se detuvo a su lado, mirándolo arrepentido.


-Lo siento, pero sólo se llega caminando.


-Es mi culpa. Siempre digo que debo hacer más ejercicio.


Gabriel le tendió una botella de agua y Mike bebió a sorbos.


-Estamos cerca. Veras que vale la pena caminar. Si es que está igual. No voy hace años.


-Esa vez, ¿Por qué te escapaste?


Gabriel bajó la mirada. Recordaba ese día. Él estaba molesto por tener que acompañar a su padre y Wade, como siempre, parecía no poder contenerse entre las paredes del colegio.


-Éramos niños. Fue una travesura- Mike volvió a caminar y Gabriel fue delante de él sin dejar de hablar- Recorrimos el bosque no se por cuanto. Entonces, llegamos al lago. Había una cabaña y nos quedamos jugando. Pero no contamos con que no sabríamos como regresar. Empezó a llover y nos quedamos en la cabaña, hambrientos y con miedo, aunque nunca lo dijimos en voz alta. Creo que movilizaron a todo el colegio, pero el conserje nos encontró.


Mike sonrió, tratando de imaginarse a un Gabriel niño recorriendo ese mismo camino.


-Ya llegamos- Gabriel señaló al frente.


Los árboles empezaban a menguar, formando un claro lleno de un pasto verde y unas flores silvestres. El lago se extendía en el claro, como un ojo azulado en medio del paisaje verdoso. Mike se acercó, admirado y se sentó en la orilla, mientras Gabriel recorría el borde del agua y se alejaba.


-¡Aún está la cabaña!- gritó. Mike se levantó y fue tras él. Oculta entre los árboles se alzaba una cabaña pequeña, hecha de troncos de madera cubiertos de moho.


Mike sonrió, aunque sin entender del todo la excitación de Gabriel mientras empujaba la puerta que crujió y dejó caer polvo sobre sus cabezas al abrirse. Gabriel se sacudió, sin darle importancia y entró a la cabaña.


-Entra- le dijo a Mike, forzando una ventana que logró abrir haciendo un esfuerzo. Mike entró y miró alrededor. Había una mesa de madera y una chimenea con una olla de latón encima, aunque la chimenea estaba apagada y como todo lo demás, cubierta de polvo. La cabaña sólo tenía una habitación. Había una cortina de plástico y detrás de ella, una litera de dos camas individuales.


Gabriel se acercó a la cama y revisó debajo de ella. Sacó una pequeña caja de cartón que regresó a su sitio.


-Parece que nadie ha venido aquí- dijo


-¿Hace cuanto que tú no vienes?- preguntó Mike.


-Creo que cuatro años.


-¿Qué era esa caja?


-Es de Wade. No recuerdo que puso adentro, pero mejor la dejo allí- regresó a mirar a Mike, quien le sonrió, sentándose en la cama.


-Es un lugar… que no relaciono contigo- dijo, riendo. La cabaña no podía ser más humilde y de alguna forma, no calzaba en el mundo del instituto.


-¿Demasiado sencillo?


Mike asintió.


-Es un buen lugar- dijo Gabriel, acostándose en la cama y obligando a Mike a alejarse un poco- Este es otro de mis escondites.


Mike sonrió. Se levantó y trepó por la escalera de la litera.


-¿Y tú guardaste algo?- preguntó, mirando la cama de arriba. Sobre ella había un calendario que había perdido su color.


-Me llevaba todo lo que traía- dijo Gabriel.


Cuando Mike volvió a bajar, se incorporó y tiró de su muñeca, haciéndolo caer sobre su cuerpo.


-Mike, lo que dijiste antes…- Mike lo miró, sintiéndose avergonzado por haber dudado de él- ¿De verdad soy tan poco confiable?


Mike negó con la cabeza.


-Es sólo que Alan… y Julie… hasta Wade… siempre insisten en que eres una mala persona. Eso y que… bueno… yo y tú. Tú eres…


Mike dejó la frase en el aire.


-Sé que no soy el modelo de comportamiento ideal. También soy un mentiroso- atrajo a Mike hacia él y deposito un beso en su frente- Pero no quiero mentirte. No quiero…


-No te preocupes- cortó Mike- Yo sé que tal vez esto no dure, sé que tal vez te aburras o que un día te levantes y te des cuenta que…


-Déjalo- interrumpió Gabe- Si vas a decir “te des cuenta que sólo soy yo” no lo digas.


-Bueno, pero eso… creo que no tengo que preocuparme por lo que va a suceder. Y que pase lo que tenga que pasar.


Gabriel sonrió. Mike abrió levemente los labios, acercándose a su boca y Gabe le rodeó el cuello con las manos, besándolo suavemente, dejando que Mike marque el ritmo. Intentó controlar su respiración y sus dedos se enredaron en el cabello de Mike, apretando con más fuerza de la necesaria, forzándole a acercarse más. Mike gimió, separándose apenas para tomar aire. Sus manos temblaron cuando se posaron en la cintura de Gabriel, pero esta vez quería dejar de sentirse inseguro y avergonzado. Quería dejarse guiar por lo que sentía. Cerró los ojos, rozando nuevamente los labios de Gabriel, mientras acariciaba su torso, aventurando sus manos por debajo de la ropa.


Gabe dejó de sostener el cabello de Mike. Bajó sus manos hasta su espalda y las dejó allí. Mike seguía besándolo de forma suave, pero Gabriel quería un poco más e introdujo su lengua en la boca de Mike, puso una mano en su nuca, marcando el ritmo del beso.


Mike volvió a gemir. Se apartó y se sentó a horcajadas sobre Gabriel. Se quitó la chaqueta, dejándola a un lado en la cama y se dispuso a quitarse la camisa, pero las manos de Gabriel lo detuvieron.


-No tienes porque forzarte a hacerlo- dijo, aunque su respiración estaba acelerada.


-No me estoy forzando- dijo Mike. Gabriel acarició su costado derecho y Mike tembló.


-Tiemblas- susurró Gabriel.


-Eso es porque…- Mike se mordió el labio, los dedos de Gabe seguían acariciando su torso, mandando vibras eléctricas a su cuerpo, aún por encima de la tela de la camiseta. Movió las caderas sin proponérselo y sintió el miembro de Gabriel, debajo de él, endurecido. Se volvió a mover provocando que sus miembros se rozaran por encima de la ropa y que Gabriel gimiera y soltara la mano que aun le sostenía.


Gabriel lo miró cerrar los ojos y gemir mientras se movía sobre él, sintiendo que su autocontrol se diluía.


-Quítatela- susurró, posando sus manos en las piernas de Mike.


Mike abrió los ojos. Volvió a dirigir sus dedos hasta el borde de su camisa y la retiró, impaciente. Gabriel se incorporó, haciéndolo caer de espaldas a la cama. Se estiró sobre él, besó sus mejillas, su frente, antes de regresar a sus labios y hundirse en la calidez de la boca de Mike, mientras sus manos recorrían su torso desnudo, haciendo eses en su piel, deslizándose hasta llegar a su pecho.


-Mike- Gabriel respiró agitado, Mike se había movido de nuevo, no sabía si inconscientemente o no y había provocado un nuevo roce entre ellos.


Mike suspiró. Gabriel besaba su cuello, succionaba su piel y él sentía que los sitios que tocaba ardían. Gimió cuando sintió los labios de Gabe cerrarse en un pezón y chuparlo y elevó las caderas, recordando el roce de sus dedos en su miembro, buscando algo de fricción.


Gabriel se mordió el labio, deteniéndose para sentir a Mike arqueándose debajo suyo y coló las manos entre sus cuerpos, rozando la piel del vientre de Mike, intentando retirar el cinturón mientras Mike le acariciaba la espalda por debajo de su camiseta, abrazándose a él y volviendo más difícil el poder retirar el cinturón.


-Ahh- Mike gimió, apretando los ojos y arañando la espalda de Gabriel cuando sintió el roce de los dedos en su miembro. Había deseado eso desde que Gabe dejó de tocarlo la noche pasada. Había deseado sentir sus dedos, recorriendo su miembro, excitándolo y a la vez quería más. Se apretó contra Gabriel, buscando sentir más y un jadeo entrecortado escapó de sus labios- Gabe… Gabriel… tócame…


Gabriel lo besó, lamiendo sus labios, entrando y saliendo de su boca, sintiendo su propia erección apretada por los jeans y acelerando el movimiento en la entrepierna de Mike. Se detuvo y se incorporó, observando a Mike, los labios entreabiertos y el hilillo de saliva que caía por su barbilla. Mike se incorporó a medias y tocó el torso de Gabe, deslizando sus dedos hacia abajo. Gabe suspiró. Los dedos de Mike se movían lentamente, demasiado y tocaron de forma delicada su abdomen levantando la camiseta. Un rubor tenue cubrió las mejillas de Mike cuando Gabriel terminó de quitarse la camiseta, cerró los ojos, de nuevo convenciéndose que no tenía porque sentirse avergonzado y acerco su rostro al cuerpo de Gabe. Lamió su abdomen, sosteniéndose de los costados de su cuerpo.


Gabriel gimió. La lengua de Mike recorría su torso, suave y lento, como si lo hubiera hecho antes. Gabriel le acarició el cabello, bajó hasta su nuca y lo sintió temblar con el roce de sus dedos. Le obligó a acostarse de nuevo y desabrochó sus jeans. Mike jadeó, temblando entre el miedo y la excitación.


-No vamos- Gabriel se detuvo y tomó aire- No voy a… hacerte daño… lo juro.


Se estiró sobre el cuerpo de Mike y le besó el cuello, mordiendo levemente. Mike gimió. El miembro de Gabriel se rozó contra el suyo, ardiente y duro y Mike deseó poder decir algo, para pedirle que lo llevara hasta el final, pero su mente no encontraba palabras. Movió una mano para llevarla hasta el miembro de Gabe y rozarlo y siento la mano de Gabriel tocar la suya y acariciar ambos miembros. Jadeó, sin poder contenerse, se arqueó, buscando sentir más y cerró su propia mano sobre ambos miembros, imitando a Gabriel.


-Rápido- alcanzó a decir, escuchando los gemidos de Gabriel en su oído, escuchando su propia voz cómo una súplica y lo repitió, entre jadeos, mientras se corría. Gabriel volvió a besarlo y Mike apretó ambas manos sobre la erección de Gabe, acariciando hasta que sintió el líquido cálido mojar sus dedos.


---


Mike ocultó el rostro en la curva del cuello de Gabriel. Este lo llevaba sobre su espalda mientras recorrían los últimos metros para salir del bosque.


-Haré mas ejercicio- susurró, sin despegar el rostro de la piel de Gabriel, que rió, sin malicia.


-Estás bien así. No te fuerces a hacer cosas que no te gustan.


-No me gusta ser tan debilucho- dijo Mike, haciendo un puchero. Gabriel lo bajó, observando las paredes del instituto. Desde siempre, esa cabaña había significado ser libre un momento y el instituto, una cárcel.


Mike se adelantó, cruzando el lindero del bosque y Gabriel lo siguió, sonriendo, dejando que la sensación conocida al ver West Lake y recordar a lo que debía enfrentarse lo recorriera.


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