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West Lake por Hisue

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Episodio 4


Gabriel se detuvo en la puerta del instituto. Eran casi las once de la noche del sábado y las rejas de entrada estaban cerradas. Miro hacia el edificio del instituto, una sombra gigante que resaltaba a la débil luz de la luna. Desde que se fuera, el martes, no había podido regresar y ahora, que estaba allí cuando podía haberse quedado en la cuidad, se daba cuenta que tampoco lo deseaba demasiado. El instituto era otro de los escenarios de juego de su padre, un lugar en donde él sólo debía remitirse a relacionarse con las personas correctas, las que podían servirle en el futuro. Como piezas en un tablero de ajedrez.


Aun así, prefería estar allí que en su propia casa o en cualquier lugar que le recordara a ella. Gabriel puso las manos en la reja y trepó por ella, entrando de un salto. No se preocupó por el auto que había dejado afuera, nadie pasaba por allí a esas horas. Caminó, aspirando el aire frio de la noche. Sería imposible entrar al edificio sin despertar a alguien. Pasó por el frontis del edificio hasta llegar a una pequeña cabaña y tocó la puerta. Un viejo de ralo cabello gris abrió y le alumbró el rostro con una linterna.


-¿Tiene la llave de la entrada?- preguntó. El viejo pareció sorprenderse por un momento.


-Tengo la llave de la puerta trasera, pero tendrás que pasar por el auditorio- Entró en la casa y regresó, con un montón de llaves colgando de un aro- Vamos, te acompaño.


Gabriel esperó a que el viejo cerrara la puerta y camino junto a él. Tendrían que darle la vuelta al edificio.


-¿Por qué has llegado tan tarde?- preguntó el viejo. Su tono indicaba que no esperaba respuesta alguna- Wade y tú siempre se están metiendo en problemas.


-Por lo menos, ya no te los causamos a ti- Gabriel miró el lindero del bosque. Tenía ganas de ir allí y acostarse en la hierba a orillas del lago y dormir allí, arrullado por la brisa… como Wade y él hacían un día de hace muchos años, antes de que el viejo conserje los encontrara -Además, esta vez no me fui porque intentara escapar.


El viejo lo observó. Gabriel había cambiado, desde que lo viera por última vez. Antes, sonría más seguido y sus ojos parecían estar animados siempre, incluso aunque fingía reprocharle a Wade sus bromas. Mientras eran niños, los dos habían pasado en su cabaña más tiempo del que debían y menos del que ambos hubieran querido. Podría haber jurado que los conocía, en ese tiempo, pero aunque Wade parecía seguir siendo el mismo de siempre, este Gabriel era un desconocido.


Gabriel resopló cuando al fin llegaron y el viejo abrió la puerta.


-Gracias- dijo. Cerró la puerta detrás suyo y caminó hasta el auditorio, extrañamente iluminado. Empujó la puerta para entrar. Julie estaba allí, sentada en el piso con las piernas cruzadas y aspecto enfadado.


Gabriel no tenía ganas de conversaciones ahora. Quizá sólo debía ignorarla e irse a su habitación, pero la curiosidad lo venció.


-¿Qué haces aquí, Julie?


Julie se sobresaltó y se volvió para mirar a Gabriel. No lo veía desde el martes, pero la sorpresa no le hizo olvidar su enfado.


-Algunos tontos- remarcó la palabra “tontos” -consideraron divertido tirar un poco- volvió a remarcar “poco”- de chocolate en el piso.


Movió una mano, abarcando el auditorio y Gabriel le echó un vistazo. Partes del piso estaban cubiertas de una sustancia marrón, ya seca, que Gabriel supuso era el chocolate y en otras partes habían manchas rojizas, que supuso serian de gaseosa.


-Así que estoy ayudando a Michael a limpiarlo, ya que hoy es el día libre del resto del personal de limpieza. Y mañana hay una reunión aquí.


Gabriel rodó los ojos. Genial. Lo único que le faltaba era tener que lidiar con un grupo de idiotas infantiles. Después de todo, estaban afectando a Julie y desde que Wade decidiera que, a su manera, se interesaría por ella, estaba obligado a hacer pagar a quien la molestara. Era eso o dejar que Wade se encargue, una alternativa considerablemente peor. Julie pareció adivinar sus pensamientos.


-No necesito campañas vengativas- dijo. 


-Da lo mismo. Si no es por ti, deberían castigar a quien fuera por ensuciar esto. ¿No tienes idea de quien fue?


Julie negó con la cabeza.


-¿Dónde está Mike?


-Ha ido a ver los trapeadores.


-Bien, espérame- dijo, empezando a caminar de nuevo. Pasó de largo a Mike, sin que se le pasara por alto la mirada sorprendida que le dirigió, pero seguía sin ganas de conversar. Antes de que pudiera plantearse si debía involucrar a las chicas en esto, cruzó el pasillo que daba a las habitaciones femeninas y toco la puerta de Ericka.


Ella salió, vestida con una camiseta azul y un short de pijama blanco.


-¿Qué quieres? 


-Que levantes a las de nuestro curso y las lleves al auditorio. Rápido.


Ericka frunció el ceño, molesta por el tono imperativo de Gabriel, pero este le mantuvo la mirada hasta que ella suspiró y asintió con la cabeza.


Gabriel volvió a caminar, esta vez hasta su habitación. Wade estaba acostado en la cama, con los audífonos en los oídos, que se quitó al verlo entrar.


-Un poco tarde, ¿no?


-Ayúdame a despertar a los chicos del curso.


-¿Y eso para?- inquirió Wade, levantándose de la cama.


-Por tu amiguito y Julie. Vamos, rápido.


Wade se encogió de hombros y observó, con una sonrisa complacida, como Gabriel activaba la alarma de incendios.


-No necesitabas mi ayuda- dijo, observando al tropel de chicos que empezaban a salir de los dormitorios. En aquel piso sólo dormían alumnos de primer año, lo que era conveniente dado que Gabriel no quería despertar a todo el mundo.


---


-Empecemos- dijo Michael. Miró con aire abatido el desastre formado en el auditorio. Diría que habían derramado litros y litros de dulce, tanto en el piso, como en las gradas y en cualquier parte que se les ocurriera. Julie y él habían intentado convencer al director que había sido una broma y por tanto, los culpables debían encargarse de limpiarlo, pero este había atajado la cuestión diciendo que no los encontrarían tan rápido y el auditorio debía estar listo para mañana en la mañana. Para Mike, era solo una excusa para no tocar a los niños mimados del instituto. Pero no podía arriesgarse a que le quiten la beca y eso lo abstuvo de seguir reclamando. Idiotas niños mimados pensó mientras afirmaba el trapeador en sus manos.


-Si no te pagan extra por esto, los demando- estaba diciendo Julie cuando la puerta del auditorio se abrió y absolutamente todos los miembros de su curso entraban en tropel, sosteniendo baldes y trapeadores. Julie abrió la boca y la dejo así, sorprendida.


Ericka se abrió paso y miró la suciedad. Nadie le había dicho nada de esto, antes de que Gabriel explicara las razones de levantarlos a todos y los convenciera (con un par de amenazas incluidas, para los reticentes) de ayudar a limpiar.


-Bien tío, sigo pensando que esto no es nuestro asunto- dijo el capitán del equipo de futbol- No pienso ponerme a limpiar.


-Lo harás, Luke, porque me vale un puto bledo lo que pienses- dijo Wade, que estaba detrás de él, con voz calmada y hasta dulce que volvió más explícita la amenaza- Si tenías algo que decir lo hubieras dicho antes, delante de Gabe.


-Ok, Wade, ya sabemos que eres su novia y haces todo lo que te dice.


-Que bien. Porque debes saber que tú te convertirías en nuestra pequeña perra si me haces enojar. Ya sabes, ser la chica del líder tiene sus ventajas.


-Sí que las tiene, has logrado que ayude a la pequeña bastarda que…


Luke se interrumpió. El puño de Wade había quedado suspendido a centímetros de su rostro y Gabriel mantenía una mano en su hombro derecho.


-¿Pasa algo?- preguntó. Sus dedos hicieron presión en la piel, pero Luke no dio ninguna señal externa de dolor. Desvió el rostro solo un poco hacia la derecha, solo para encontrarse con la mirada tranquila y algo cansada de Gabriel, cuyos dedos hicieron más presión en su hombro.


-No pasa nada- mascullo Luke- Te seguimos, Líder- se soltó del agarre de Gabriel y este le dirigió a Wade una mirada de advertencia.


-No digas que no puedo pelear en la escuela- Wade flexionó los dedos- Es una de las cosas que se hacen en el instituto, ya sabes después de ligar e ir a bailes…


Gabriel negó con la cabeza. Había pensado que podía venir y podría dormir, solo dormir, no tener que soportar esto. Como estaban las cosas, tal vez habría sido mejor quedarse con su padre.


---


Wade entró a su habitación. Eran las dos de la tarde, pero las persianas de su cuarto estaban cerradas, impidiendo el paso de la luz y Gabriel dormía aun, cubierto completamente con las sabanas. Wade estaba aburrido. Mortalmente aburrido.


-Despierta- dijo, zarandeando a Gabriel, que no pareció inmutarse. Wade bufó, preguntándose si debía tirarle agua en la cara, pero se limito a sacar su celular, acercarlo a Gabriel y dejarlo sonar con el tono de alarma más estridente que tenia.


Gabriel abrió los ojos, molesto. Miró a Wade, que lo observaba sonriendo, frunció el ceño… y volvió a dejar caer la cabeza sobre la almohada, mientras se tapaba con las sabanas hasta las orejas.


-¡Despierta!- grito Wade- ¡Es domingo y son las dos de la tarde!


-No molestes- masculló desde debajo de la sabana- Tengo sueño.


-Nada de eso- Wade se subió a la cama, se apoyo sobre las rodillas, con las piernas a ambos lados del cuerpo de Gabriel y le obligo a quitarse la sabana de la cara- ¡Vamos, líder! Compórtate como el sano y vigoroso joven que eres.


-Me comportare como el vigoroso y sano joven que soy para patearte el trasero… mañana.


Tiró de la sabana que Wade aun sostenía y este tiró con más fuerza y al minuto, ambos estaban enfrascados en una batalla por la sabana. Gabriel tiró con más fuerza y Wade cayó sobre él, su rostro a centímetros de tocarlo.


-Levántate- dijo Wade, sonriendo.


-No- masculló Gabriel.


-Levántate. Levántate. Levántate. Levántate. Levántate. Levántate. Levántate. Levántate.


-¡Déjame en paz!- grito Gabriel, estaba sentado sobre la cama, con Wade detrás suyo, el brazo de este apretando su cuello. Escuchaba a su supuesto mejor amigo reírse en su oído. Se revolvió y empujo a Wade contra la cama- ¡No he dormido bien en tres días! ¡He estado leyendo cosas sobre macroeconomía y administración y una pila de cosas de las que no se me ni el nombre! ¿Acaso una persona normal no puede dormir 24 horas seguidas después de haber dormido nueve horas en tres días? ¡Lárgate!


Wade parpadeó, como si pensara obedecer, pero luego soltó una risa y llevo una mano hasta el pelo de Gabriel revolviendo más si era posible.


-Maldito- masculló Gabriel.


Julie se apoyó en la pared, cruzó los brazos sobre el pecho y observó a Mike tocar la puerta.


-Tenias que hacerle caso a Ericka- dijo, enfurruñada.


-No tenias porque venir- dijo Michael. Ericka les había pedido que le enviaran una carpeta y un sobre sellado a Gabriel.


-No pienso entrar- dijo Julie, aunque su tono indicaba que lo haría.


Mike tocó la puerta de nuevo, pero nadie respondió. La empujó un poco y vio que estaba abierta. Asomó la cabeza y a su lado, Julie abrió toda la puerta y dio un paso dentro antes de detenerse. Mike trato de procesar que significaba la imagen delante de él. Gabriel estaba sobre Wade en la cama, ambos con las sabanas enredadas en el cuerpo, una mano de Wade se sostenía del costado izquierdo de Gabriel, mientras este mantenía una rodilla entre sus piernas. Antes de poder pensar que pasaba alguna cosa romántica entre ellos dos, Wade le dio una patada a Gabriel que cayó al suelo y se levantó de la cama con una sonrisa complacida.


-Hola Mike, hola Julie, ¿Qué quieren por aquí?- dijo, como si nada.


-Ericka me dio esto para… Gabriel- Mike observó a Gabe que se levantó, los miró, frunciendo el ceño y se acostó en la cama, tapándose con las sabanas, no sin antes dirigirle una mirada entre herida y molesta a Wade.


Wade tomó la carpeta y el sobre de manos de Mike.


-Ok. Se los daré después- dijo, caminando hacia la puerta y obligando a Mike y a Julie a retroceder.


-Pero… Ericka dijo… en sus propias manos.


-Vamos, son detalles. Disfruten del domingo- cerró la puerta del cuarto y se giró. Gabriel parecía haberse quedado dormido de nuevo y Wade puso el sobre y la carpeta en el escritorio, antes de acercarse a la cama.


-No empieces de nuevo- dijo Gabriel. Su tono sonó demasiado cansado y demasiado a una petición. Ese no era un tono normal en él. El Gabriel que había estado hace cinco minutos gritando tonterías mientras se peleaba con él, el Gabriel que le había dirigido esa mirada que significaba que estaba molesto y decepcionada a la vez (la mirada de un niño), ese era el Gabriel con él que había crecido y que a veces parecía desaparecer.


-Odio a tu padre- le dijo. Ahora que recordaba, había prácticamente botado a Mike del cuarto y se suponía que debía ayudarlo a acercarse al líder. Salió del cuarto, dispuesto a enmendar el error y de paso, ver a Julie.


Gabriel se levantó después de que Wade saliera. Tomo la carpeta, llena de los apuntes de las clases que había perdido y el sobre. Lo abrió. Eran cartas. Las guardo debajo de la cama, agradeciendo que Wade no se hubiera puesto a husmear en ellas.


-Si te tranquiliza, yo también- le dijo a la cama vacía de Wade antes de volver a dormir.


---


Julie observó a Mike de reojo. Estaban sentados en las escaleras que daban el tercer piso y Mike no había dicho una palabra desde que salieran de la habitación de Gabriel. 


-¿Te pasa algo? ¿Intentas superar el trauma?- pregunto, sonando burlona. Mike la miró, parpadeando, confuso. Algo estaba dando vueltas en su cabeza desde que hablo con Gabriel en el laboratorio de química. Recordaba que había dicho que había algo que Julie debía decidir contarle, si eran amigos y se había pasado la semana pensando en que podía ser. Se había dado cuenta que, al parecer, se guardaban algunos secretos referentes a ella y aun le seguía pareciendo curioso la manera en como los demás estudiantes se metían con ella. El miércoles alguien había forzado su casillero y roto un par de cuadernos. Y sin embargo, Julie no parecía especialmente sorprendida. Ni siquiera a él o a algunos de los freaks de la escuela lo molestaban tanto.


-Estaba pensando en algo que dijo Gabriel.


-Ya- dijo Julie, apoyando las manos en los escalones- ¿Por qué eso no me extraña?


-No en ese sentido- Mike decidió que si debía saberlo, lo mejor era preguntar directamente- Dijo que había algo sobre ti, pero que no me lo diría porque soy tu amigo y tú decidirías si me lo contabas… o algo así.


La sonrisa de Julie se apagó un poco.


-Por lo menos fue lo suficientemente amable para no contártelo y exagerar- dijo, mirando al techo- Yo pensé que ya lo sabrías. ¿No les prestas atención a los chismes?


-Mi madre siempre decía que no debía hacerlo- sonrió Mike, adoptando una expresión de persona respetable- Y soy muy buen hijo.


Julie rió antes de responder.


-¿Qué fue lo que te dijo de mí?


-Que tu mamá trabajaba para su familia. Nada más.


-No es que sea algo malo. Creo. Es solo que no me gusta mencionarlo. Ni pensarlo- Julie despegó los ojos del techo- Wade es mi hermano.


Por un momento, Mike no fue capaz de procesar las palabras. Había imaginado miles de posibilidades, menos algo como eso.


-Pero tú… tú lo odias- dijo, incapaz de encontrar otra palabra que definiera el comportamiento de Julie hacia Wade.


-El sentimiento es mutuo- dijo Julie- Aunque este año parece que intenta hablar conmigo. Pero no creo que de buenas a primeras me quiera o me acepte. Y yo tampoco lo hago.


-Vaya- dijo Mike, incapaz de decir algo más- Es por eso que siempre te molestan, ¿verdad?


Julie asintió.


-La madre de Wade quería que se deshicieran de mí y de mi mamá, pero en vez de eso, el padre de Wade solo la traslado a la casa de los Barnett. Supongo que porque así podía mantener a su amante cerca. Pero no fui criada como un miembro de su familia. Aun así jamás intentaron ocultar de quien era hija. Mi mamá tomo muchas malas decisiones. Me mandaron aquí porque soy hija de ese tipo, supongo que quería compensar o lo que sea. Pero, sinceramente, no me gusta que me regale cosas. Por eso mi promedio es igual a los becados.


-Supongo que no fue fácil para ti… vivir como…


-¿La hija bastarda?- completo Julie. Michael asintió, desanimado.


-Pues… no sé. No importaba cuando mi padre no estaba allí.


Julie dejó de hablar y se levantó.


-Tengo que ir a hacer deberes. Te veo después.


-Vale.


Mike se quedó sentado un momento, intentando imaginar un mundo en el que Wade y Julie se comportaran como hermanos de verdad. No lo consiguió. La mayor parte del tiempo, Wade se comportaba como si le interesara de una forma más allá de la fraternidad y Julie simplemente parecía demasiado incomoda con él. Cuando se canso de estar sentado, se dirigió al patio y se sorprendió al ver a Gabriel dirigiéndose al mismo lugar.


-Hola- saludó- Pensé que estabas durmiendo.


-Hola Mike- saludo a su vez Gabriel, esbozando una sonrisa avergonzada- Disculpa por el espectáculo de antes.


Mike negó con la cabeza.


-No tienes por qué disculparte. En este corto tiempo he aprendido que Wade está mal de la cabeza.


-Una útil e invaluable lección- apoyó Gabriel.


-Ayer no te di las gracias. Por armar el movimiento nocturno. ¿Cómo lo conseguiste?


-Poder de persuasión, supongo- dijo Gabriel. Estaban a pocos metros de la puerta de salida de la escuela y vieron a Julie delante. Mike se alarmó cuando vio que tres chicas la rodeaban. Una de ellas sostenía un vaso en alto, sobre la cabeza de Julie.


-Siempre están molestándola- dijo, adelantándose- Supongo que es por lo de su familia, ¿no?


-Ya te dijo- dijo Gabriel- ¡Hey!- grito, corriendo- Al fin te encuentro, Julie.


La tomó del brazo y la jaló hacia atrás.


-Tenemos que hacer el trabajo de... biología. Adiós, chicas.


Julie se soltó de su agarre y le dedicó una sonrisa de agradecimiento.


-Solo tienes un problema- dijo- Que yo no llevo biología y que de verdad tienen un trabajo. ¿No es así, Mike?


-Ese trabajo- se quejó Mike- Es en grupo y aun no consigo uno.


-Puedes hacerlo conmigo- dijo Gabriel- ¿Para cuándo es? 


-Para el miércoles. ¿En serio quieres hacerlo conmigo?


-¿Por qué no?- Gabriel sonrió y se acercó a Mike, pasó un brazo por su cuello y lo atrajo hacia sí- No seré una lacra de compañero. Lo juro.


-Está bien- Mike asintió, algo abrumado por la cercanía y vio a Julie enarcar las cejas, antes de despedirse y marcharse. Gabriel lo soltó.


-Entonces mañana después de clases en la biblioteca, ¿bien?


 -Está bien para mí- dijo Mike tratando de no lucir demasiado feliz y sintiendo mariposas en el estomago.


En el tercer piso, Ericka y Wade caminaban juntos.


-Secretos, secretos, secretos- dijo Wade. Ericka lo miro, inexpresiva- Me pregunto si alguna vez sabremos cuantos guardan nuestras familias.


-Probablemente nunca- dijo Ericka- ¿Por qué el interés?


-Me preguntaba cuántos de esos secretos se han colado a la escuela.


Ericka se encogió de hombros y Wade sonrió.


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