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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Notas al final xD

Capítulo 45

 

-¿Por qué no vino Ericka?

Gabriel se acercó a Katherine. El patio de la casa de Melanie estaba lleno de mesas ubicadas estratégicamente para permitir caminar libremente. Gabriel observó el vestido corto que su amiga llevaba puesto, de un suave color rosa y ella lo miró, entornando los ojos.

-¿Me estás mirando las piernas? -Katherine rio, alzando una copa de champagne-. Gabriel, tengo que recordarte que tienes novio.

-No te estaba mirando nada -negó él, aunque lo había hecho. Ella era guapa, después de todo, y no tenía nada de malo admirar su figura-. ¿Por qué no vino Ericka?

Katherine se encogió de hombros. Llevaba media hora en ese lugar y empezaba a aburrirse un poco, harta de conversaciones que no entendía.

-Está rara -Gabriel volvió su atención a la mesa. Mel se había encargado de disponer bocaditos para todos los gustos. Cogió un calamar frito con los dedos, sin importarle mucho la etiqueta-. ¿No tiene nada que ver con Bryan?

Katherine bebió un trago de su copa. Prefería no responder a eso. Gabriel tomó su silencio como respuesta suficiente.

-Así que tiene que ver con Bryan -confirmó. Katherine desvió la mirada, aún sin contestar-. Por favor no me digas que está saliendo con un empleado.

-Tú sales con Mike -apuntó Katherine, suavemente. 

-Eso es diferente.

-Si quieres saber algo, pregúntale a ella -Gabriel bufó. Katherine se colgó de su brazo, esbozando una sonrisa cómplice y tirando de él hacia la casa-. Ven, deja de estar en un rincón y llévame a conocer a algunos de estos... estos.

Antes de irse, Gabriel le quitó la copa de las manos.

-Eres menor de edad, recuérdalo.

Se encontraron con Henry Barnett antes de alcanzar a entrar a la casa, y Katherine se soltó de su brazo para acercarse a él con una sonrisa tímida en el rostro.

-Señor Barnett -saludó, extendiendo la mano. Henry la tomó, observándola un momento, como si tratara de recordar quién era-. Mi padre me ha hablado de usted. Es un placer conocerlo. Soy Katherine Vaughn.

En el colegio, Kathy no solía presentarse con el apellido de su padre, pero esta vez lo hizo a propósito, a sabiendas de la importancia que daban a los apellidos en estas reuniones. A diferencia de Gabriel o Wade, ella no tenía problemas con lucirlo, su padre nunca había sido nada menos que una figura protectora y amorosa para ella. Henry esbozó una sonrisa, arqueando una ceja.

-Me ha hablado muchas veces de la belleza de su hija, y tengo que confesar que pensé que sólo alardeaba. Debo disculparme con él.

Katherine rio, sus mejillas tornándose un suave color rosa.

-Mi padre me consiente demasiado, me temo.

Henry soltó su mano y se volvió a su hijo. Dio un rápido vistazo alrededor y Gabriel se contuvo de rodar los ojos, sabiendo que buscaba a Wade. Fingió una sonrisa cuando él le dio un abrazo y se devolvió con más entusiasmo del que sentía.

-Tus profesores me han comunicado tus mejoras. Excepto ese pequeño desliz en tu conducta, has cumplido mis expectativas.

-Ese pequeño desliz no volverá a pasar -aseguró-. Fue una reacción infantil y me avergüenzo.

Gabriel avanzó a la par que su padre, molesto al ver la manera en que él enarcaba una ceja, como si no le creyera. En realidad, pensó que estaría más complacido con su pelea con Wade, después de todo era él quien siempre le molestaba porque lo unidos que eran.

-Espero que no. No me habías hablado de esta hermosa señorita.

Gabriel los siguió mientras ambos se embarcaban en una conversación trivial acerca del colegio. Escuchó a su padre reír, lo vio tomar a Katherine del brazo, como antes hiciera ella con él y se alejó. Era mucho mejor que su padre se entretuviera con Kathy a tener que estar a su lado, jugando a la casita. Vio a Edward y lo saludó con un abrazo mucho más sincero del que le había dado a Henry. Como había hecho su padre, Edward miró detrás de él, aunque buscando a una persona diferente.

-Es muy difícil convencerla de algo -se disculpó Gabriel, notando la resignación en sus gestos. Edward le dio una palmada en la espalda, indulgente.

-No creas que no sé que es mi culpa, Gabriel -suspiró-. Perdí a mi hija por mi estupidez.

Gabriel decidió no recordarle que tenía otro hijo y en vez de eso, tomó una copa de jugo de una de las mesas cercanas.

-¿Qué estamos celebrando? -preguntó.

-Nada más que el ego de Melanie -Edward parecía divertido-. Su trabajo como gerente ha dado grandes frutos, pero la arrogancia de esa mujer puede darle problemas.

-Uno de los grandes descubrimientos de papá -comentó Gabe. Unos años atrás, Melanie sólo era la gerente de una pequeña cadena de hoteles que fue absorbida por su padre. Él la había mantenido en el puesto, poniendo a su disposición el presupuesto con el que no contaba antes y ella le había recompensado subiendo las ventas. En pocos años, ascendió y en unos meses, sería la encargada de toda la rama hotelera.

-Tu padre tiene un buen instinto con la gente.

Gabe asintió. Al menos en eso estaba de acuerdo. Su padre, para entonces, había llevado a Katherine a un pequeño grupo de amigos y ella, con su encanto habitual, parecía habérselos ganado a todos. Él prefería a Ericka, a pesar de su rudeza, o a Wade. O Mike. Se preguntó cómo se sentiría Mike allí, recordando su incomodidad cuando conoció a Edward. Tal vez Mike no habría tenido tanto éxito con los amigos de su padre, como Katherine, ni se hubiera divertido tanto. Pero estaría allí, podría verlo sonreír y escaparse con él. Gabriel se llevó una fresa a la boca, apartando sus pensamientos de Mike. No era el momento para distraerse.

-¿Es ella tu novia?

-No -contestó-. Es sólo una amiga.

Edward sonrío sobre su copa, una suave sonrisa de burla para indicar que no le creía. Gabriel lo ignoró y pronto, Katherine regresó junto a él, sólo para invitarlo a la charla que mantenía.

-Estaba bien hablando del colegio, pero no tengo ni idea del mercado inmobiliario. Es lo que discuten ahora -informó. 

-El nuevo proyecto son condominios -le dijo Gabriel, acercándose a la mesa en que su padre estaba. Habían sitios libres en el sofá y tomó asiento junto a Katherine después de saludar con la cabeza-. El mérito de Mel es lograr mantener sus cifras azules, incluso con la crisis que vivimos, pero todo apunta a que se recuperará. Y, según tengo entendido, el gobierno empezará nuevas políticas de financiamiento. Podría ser un buen momento para invertir o revitalizar los terrenos.

Katherine se encogió de hombros, algo perdida. Tomó una copa más de champagne, mientras escuchaba.

-No podemos adivinar las variaciones del mercado a su totalidad -intervino Melanie, en algún punto de la charla-. Podemos anticiparnos, hacer planes con la información, pero en el sector hotelero lo que prima para el éxito es la innovación y el servicio. Para el próximo año, nos aliaremos con varias compañías aéreas en el mundo. Los planes vacaciones son siempre un buen incentivo.

-Creo que eso aplica para todos los sectores -dijo Gabriel, sonriendo-. En los hoteles prima el servicio, claro, ¿pero qué trabajo hay que no sea un servicio? Y, dada la situación actual, es algo a tener en cuenta, el servicio tiene mucho que ver con la percepción de la gente. Es importante satisfacer al cliente y generar una buena opinión en el público.

Se detuvo, preguntándose si no habría hablado de más. A su lado, Kathy se encogió de hombros, pero su padre río.

-Es cierto -dijo Henry, obsequiándole una sonrisa. A su pesar, Gabriel se encontró devolviéndole la sonrisa, complacido por su aprobación-. Ya nada es como antes, las personas tienen mucho más poder, y una mala popularidad puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Las redes sociales, como les llaman, han cambiado la forma de hacer negocios.

Cuando al fin se levantaron, Katherine se había bebido más de cinco copas y estaba un poco mareado. Gabriel la sostuvo por la cintura, mientras la acompañaba al jardín y la ayudaba a sentarse en una silla. Le prestó su chaqueta, algo irritado.

-No deberías tomar si no soportas el alcohol -siseó. Katherine se llevó una mano a la cabeza, sonriendo. Gabriel la miraba con el ceño fruncido y ella hizo un puchero. Desde que su padre apareció, Gabriel variaba entre las sonrisas y los asentimientos, nada que develera que se aburría o estaba molesto. Excepto por este momento.

-¿Y tú sí? -cuestionó-. Has tomado tanto como yo.

-Lo soporto mejor -contestó Gabriel.

-No te enfades -murmuró ella, cerrando los ojos-. Deberías ser un buen amigo gay, como una hermana. Hablar sobre chicos y ropa, y esas cosas... siempre quise un amigo gay para hacer esas cosas.

Gabriel estaba a punto de replicar, pero notó movimiento detrás de él. Melanie se acercaba con un vaso con agua y una pastilla.

-Te hará bien para la resaca -dijo, tendiéndole ambas a Katherine. Se volvió hacia Gabriel-. ¿Amigo gay? ¿Quiere tener uno?

-Pierde el sentido de la realidad cuando se emborracha -dijo, tratando de sonar como si no le diera importancia. Katherine tomó la pastilla y se levantó. Gabriel se apresuró a sostenerla y ella le rozó la mejilla con los labios.

-Gracias por cuidarme.

Melanie sonrió, algo que Gabriel no entendió hasta que ella volvió a hablar.

-Es una chica muy linda. Sigue cuidándola.

-Ahora piensa que somos novios -dijo Gabriel, molesto, cuando Mel se fue.

-Es mejor que crea que eres gay, ¿o no? No se lo has dicho a tu padre...

-Ella no sabía que hablabas de mí, Kathy -espetó él. A pesar del tono de su voz, su agarre era amable y la ayudó a caminar de regreso a la casa-. Vamos, nos despedimos y nos vamos a un hotel. No creo que nadie aquí se retire pronto y no te dejaré ebria con esos viejos verdes.

-¿Crees que él se decepcionará? -preguntó ella. Se detuvo para mirarlo a los ojos, y Gabe se encogió de hombros.

-No lo sé. Pero no pienso arriesgarme.

Se fueron apenas se despidieron, y se alojaron en uno de los hoteles de los Barnett. Gabriel sacó una cerveza de la nevera, sentado en el balcón. La verdad, nunca se había interesado en lo que su padre pensara o no de su orientación sexual. Nunca lo había escuchado decir nada ni en contra ni a favor de los gays, y no le importaba si lo aprobaba. Pero si su padre lo descubría, podría decidir apartarlo, y no quería eso, no por ahora. Pensó en cómo se había sentido cuando Henry le sonrió, en el ramalazo de orgullo que le recorrió y maldijo en voz baja. Tenía que recordarse que no quería complacerlo, que lo hacía porque quería saber dónde estaba su madre, quería recuperarla. Se terminó la cerveza, antes de abrir su celular. Había tres mensajes de Mike, a diferentes horas del día, que se apresuró a contestar disculpándose por no atender el celular. Considero llamarlo, pero no se atrevía con sus sentimientos en desorden. No quería que Mike pagara su mal humor.

---

Bryan se apoyó en un árbol, con las cruzadas en el pecho. A veces no entendía qué hacía persiguiendo a una niña rica con la que incluso si lograba salir, no conseguiría más que una relación efímera. Esperaba pasar el examen de admisión y estar en la universidad para el año siguiente, no había forma de cambiar su plan. Pero tampoco encontraba la manera de olvidarse de ella, y allì estaba, sacrificando su tiempo libre para verla. Lo único que le hacía más llevadero los días era el saber, o sospechar, que ella también sentía algo por él. Elevó la mirada cuando sintió el crujir de la hierba y la observó acercarse a él. Tenía puestas zapatillas y un shorts que dejaban a la vista sus piernas, y una chaqueta sobre la camiseta blanca. Bryan no pudo evitar recorrer su cuerpo con los ojos, pero luego se concentró en su rostro, tratando de adivinar qué pensaba detrás de la sonrisa tensa.

-Pensé que me invitarías a jugar otra vez -dijo Ericka, deteniéndose a unos pasos de él y escondiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta.

-Se dañó uno de los controles y no tenía dinero para mandarlo a arreglar -contestó él, sinceramente-. Estoy abierto a nuevos planes.

Ericka enarcó una ceja y luego, desvió la vista hacia la capilla semi derruida que se alzaba en una zona cercana a los terrenos del colegio. Bryan notó la dirección de su mirada y sacudió la cabeza.

-He escuchado de eso -dijo. Se acercó un paso más a ella-, pero no lo creo. No he visto nada que me haga creer en fantasmas.

-Es lo que yo digo -respondió Ericka-. ¿Sabes? Hay un lago en el bosque. Y una cabaña. Nunca la he visto.

-¿En serio? -preguntó él-. ¿Quieres ir sin saber dónde queda?

Ericka se encogió de hombros. Miró al perro de Gabriel, echado en su caseta y lamentó no poder acercársele. Tal vez podría orientarlos. Luego, recordó que el conserje era amigo de Gabe y sonrió.

-Espérame un momento -ordenó, empezando a andar antes que Bryan respondiera. Él la siguió, cuidando de no acercarse demasiado y la observó mientras tocaba la puerta de la pequeña casa del conserje, ubicaba estratégicamente para que no se viera desde la entrada del colegio. Bryan sólo había intercambiado saludos con el viejo, ni siquiera sabía cómo se llamaba, y esbozó una sonrisa cuando él abrió y les dirigió a ambos una mirada severa.

-Me gustaría que me dijera como llegar a la cabaña -dijo Ericka, sin molestarse en saludar. El viejo la miró, formando una desagradable sonrisa en su rostro.

-¿No les enseñan modales en ese viejo colegio suyo? -murmuró-. Puede ir, si quiere, pero allí sólo entran los que el muchacho Barnett quiere.

-Por favor -masculló Ericka. Se esperaba un trato diferente de ese viejo, un poco de respeto, al menos-, ¿me dice dónde queda la cabaña?

-Se perderá si entra, señorita. No hay ni un camino, o una señal. Sólo sé que está a unos doscientos metros de aquí. Y, como le dije, al chico no le va a gustar si llevo a alguien más. Se toma muy en serio estas cosas.

-Soy amiga de Gabe -Ericka se cruzó de brazos, enfadada-. No pasará nada si me lleva.

-Si es su amiga, entonces él la llevará, señorita.

El viejo cerró la puerta de un golpe seco y Bryan cogió a Ericka del brazo, cuando ella intentó golpear la puerta otra vez.

-Es un viejo desagradable. No creo que ganes nada insistiéndole -dijo, esperando que ella se calmara.

Ericka se soltó de su agarre y apretó los labios, furiosa. No tenía ninguna razón para querer ir al lago, excepto que no pudo pensar en nada más cuando vio a Bryan allí. Cruzó los brazos sobre el pecho, sin saber si se sentía peor por el desplante del viejo o porque él estuviera allí, observando.

-No te enfades -Bryan tomó un mechón de su cabello entre los dedos-. He escuchado que es así con todo el mundo. Los únicos con los que es amable son... bueno, tus amigos.

Ericka no contestó. Le molestaba quedar como idiota. Y todo por esa estúpida cabaña. Ella no debería estar allí, en primer lugar. La mano de Bryan aún seguía en su pelo y alzó el rostro hacia él, notando la manera en que sus ojos viajaban hasta su boca y la forma en que se lamía los labios mientras se inclinaba hacia ella. Ericka sintió su respiración acelerarse, pero no se movió, esperando por un beso que no llegó. Bryan se limitó a mirarla, antes de apartarse. 

-Lo siento. Esto es todo mi culpa. Debí hacer un plan para hoy, fui yo el que dijo que quería verte y...

Ericka avanzó un par de pasos, le tomó de la chaqueta y lo tiró hacia ella, interrumpiendo su perorata. Besarlo fue un impulso que la sorprendió incluso a ella. No había nada premeditado, como la vez anterior. Sintió las manos de Bryan envolverse en su cintura, mientras le devolvía el beso. Lo escuchó gemir contra sus labios, sintió una de sus manos abandonar su cintura para acariciarle el pelo y ella sólo atinó a apretar los puños en su chaqueta, mientras abría los labios y dejaba que la lengua de Bryan entrara en su boca.

El ladrido del perro la sobresaltó y lo hizo soltarla y tener conciencia de lo que acababa de hacer. Se soltó de sus manos y le dio la espalda, alejándose hacia el colegio. No entendía qué demonios estaba haciendo.

-¡Ericka! -gritó Bryan. Fue detrás de ella y le sostuvo por un brazo. Ella giró la cabeza-. No puedes sólo... ¿qué fue eso?

-No lo sé -masculló ella, tirando de su brazo para soltarse.

-Creo que hay un límite para el no saber -respondió Bryan, entre dientes, tratando de mantenerse paciente. Ericka entrecerró los ojos, mucho más enojada que antes. 

-Bueno, te avisaré cuando llegue a ese límite.

Regresó al colegio, deseando que Katherine estuviera allí porque necesitaba alguien con quien hablar.

---

-Lo siento -Mike alzó la cabeza, sorprendido a medio mordisco de un sándwich. Tragó apresuradamente, notando los ojos de Alan fijos en él-. Hablé de más, ese día.

Mike siguió mirándolo, extrañado. . Desde su intercambio el viernes, Alan simplemente lo ignoraba, y él se había sorprendido extrañando sus bromas y sus discusiones. No sabía cuándo pasó, pero Alan hacía sus días más llevaderos y divertidos. No había pensado en disculparse, había sido Alan quien empezó a fastidiarlo. Sin embargo, tampoco imaginó que le pediría disculpas. Era extraño, por decir lo menos. 

-¿Estás bien? -preguntó, levantando una mano para tocarle la frente. Alan ladeó el rostro, antes de apartarse de su toque.

-¿Qué? Claro que estoy bien, contéstame -exigió.

-Es que es muy raro que pidas disculpas -se explicó Mike, volviendo a sentarse. Alan se giró, al parecer furioso.

-Bien. Olvida que te pedí disculpas.

-No, espera -se levantó apresuradamente y le cogió de la camiseta. Sonrió cuando Alan regresó a verlo-. Perdona, y sí. O sea, sí, te disculpo.

Alan volvió a soltarse de su agarre, pero esta vez esbozó una sonrisa.

-Perfecto. Sólo recuerda cerrar la puerta cuando te masturbes otra vez.

-Supongo que era demasiado esperar que no lo mencionaras -masculló Mike-. Como dijiste, es normal.

Bajó la mirada, tratando que el sonrojo en sus mejillas no fuera notorio y sintió la mano de Alan en su pelo, revolviéndolo. Alzó el rostro y Alan dejó de tocarlo abruptamente.

-Hasta yo puedo reconocer que fue una jodida mala broma -dijo, tomando asiento al frente de Mike.  Éste se encogió de hombros, deseando dejar el tema atrás.

-Si paras de mencionarlo, estaremos en paz -dijo, uniendo las manos en un gesto de súplica. Alan dejó escapar una risita, y asintió.

-Vale. Lo tomaré como un intercambio de secretos.

-Si estás feliz así, bien por mí. -Mike volvió a su comida, algo sorprendido al ver que Alan no se movía y se quedaba observándolo. Desvió la mirada, incómodo-. ¿Puedo preguntar qué tanto me miras.?

-Sólo pensaba que eres raro -contestó Alan, tomando uno de los sándwiches que Mike tenía en un plato-. ¿De casualidad eres capaz de guardarle rencor a alguien? ¿Eres una especie de monje, o algo así?

-Soy capaz de guardar rencor y de enojarme -dijo Mike, un poco ofendido-. Sólo creo que es tonto guardarle rencor a alguien más alto que yo y que podría golpearme si se lo propusiera.

-No te golpearía -contestó Alan, de inmediato. Mike abrió la boca, y la volvió a cerrar, sin saber muy bien qué responder. Había esperado que Alan hiciera alarde de su fuerza o algo parecido.

-Gracias. Supongo que somos amigos, o algo así.

-Algo así -asintió Alan, antes de irse. Mike se levantó, sintiéndose de mejor humor. Para ser sinceros, no le gustaba estar peleado con Alan, era divertido cuando podía hablarle, incluso aunque sólo le molestara y bromeara con él. Cogió el sándwich que le faltaba por comer y salió sonriendo del comedor. Ya pasaban las cuatro de la tarde, Gabriel debía llegar pronto, y aunque fuera tonto y cursi esperarlo en la puerta, quería hacerlo.

Cuando llegó a la puerta, observó la caseta del perro y consideró ir, pero Max aún le gruñía y se conformó con sentarse en la escalera, con un libro de español en las manos. 

-Hey, Mike -cerró el libro al escuchar a Wade y alzó el rostro. Este le miraba una grada más arriba, y se sentó a su lado, mirando el libro.

-Ah, es sólo español -comentó, al ver el título, decepcionado.

-Estoy estudiando español.

-¿Esperas a Gabriel o sólo te gusta estar sentado en el frío? -Wade sacó un cigarrillo de uno de sus bolsillos y lo encendió, causando que Mike hiciera una mueca de asco e intentara apartarse lo más posible en el pequeño espacio que tenía disponible-. Oh, lo siento. Llevo dos días en abstinencia y lo necesito.

-Podrías morir de cáncer -susurró-. Y morir yo, por aspirarlo.

-Ya, sólo es uno. No seas tan dramático -dijo Wade, haciendo un gesto de desdén con la mano-. Como sea, sólo quería pedirte que me prestes a Gabe un rato.

-¿Que te preste? -repitió Mike, dudando por un segundo de lo que había escuchado

-Sí -Wade sonrió, llevando el cigarrillo a sus labios-. Sólo será por hoy, no quiero que te sientas mal si no lo ves.

Mike negó con la cabeza. Que Wade le pidiera algo era risible, más si era a Gabriel. Habitualmente, se sentía como si fuera él el que tenía que pedir permiso a Wade. Lo ignoró y volvió a su libro, hasta que los ladridos del perro lo distrajeron. Volvió a cerrar el libro y sonrió al ver a Gabe acercándose. Katherine caminaba a su lado con una chaqueta que era a todas luces era de Gabriel y ambos se reían de algo.

-Díganme que soy yo a la que esperan -exigió Kathy, poniendo las manos en sus caderas y deteniéndose al pie de las escaleras. El perro retrocedió y le enseñó los dientes, causando las risas de Wade.

-Este perro con complejo de lobo, no, pero considero todo un placer verte -dijo, levantándose y tomando una de las manos de Kathy para llevarla a sus labios-. Estás mucho más hermosa que el día en que te vi marchar.

-Idiota -masculló ella, pero no disimuló su buen humor-. Hola, Mike. Cuidé muy bien a Gabriel y me aseguré que te fuera totalmente fiel -anunció, apartando a Wade y ocupando su lugar al lado de Mike.

-Hola, Katherine -saludó él, a sabiendas que bromeaba-. Gracias por eso.

Gabriel rodó los ojos. Se acercó a Mike y se inclinó para besarlo, decidido a pasar con él lo que quedaba del domingo. Wade los observó mientras Mike se ponía de pie, para continuar el beso con mayor comodidad. Los vio sonreír, con las frentes juntas y sonrió a su vez, acercándose para tomar a Gabe del brazo.

-Tengo que hablar contigo -anunció. Gabe frunció el ceño.

-¿Y no puede esperar? -preguntó, sin alejarse de Mike.

-Puede, pero prefiero hacerlo pronto. Ya le he pedido permiso a Mike, ¿cierto, Mike?

-Es cierto -contestó éste, riendo. Gabriel observó la expresión aparentemente feliz de Wade, volvió la vista a Mike que también sonreía y suspiró cuando su amigo le rodeó el cuello, acercándose para hablarle en un susurro.

-No te arruinaría la diversión por tonterías, vamos -dijo. Se apartó y camino con Max hacia el bosque-. Tu perro necesita hacer ejercicio también, lo has descuidado.

Gabriel miró al cielo y alzó los brazos, en un gesto de exasperación.

-Te veo mañana, Mike -se despidió, volviendo a besarlo. Mike se sostuvo de sus brazos, sin querer dejarlo ir. 

-Hasta mañana -se despidió, dejando otro beso en sus labios.

-Te extrañé -dijo a su vez Gabriel. Wade carraspeó, para hacerse notar.

-Mientras más rápido vamos, más rápido regresarás. Apúrate.

Mike se apartó, regresando a sentarse al lado de Katherine, que se quitó la chaqueta y se la tiró a Gabriel, y ambos los observaron irse, con el perro correteando entre ellos.

-Me pregunto qué querrá Wade -susurró ella, apoyando los codos en las rodillas-. Espero que no se vuelvan a pelear.

-Probablemente, algo de lo que nunca me enteraré - Kathy regresó a verlo, notando la leve molestia en su tono.

-Si le preguntas a Gabe, seguro te lo dice -dijo, tratando de animarlo. Mike notó sus intenciones y se levantó, sonriendo.

-Sí, es seguro -contestó, aunque no lo creía. Gabe hablaba con él más que cuando eran amigos, pero aún había cosas que no compartía y guardaba en secreto-. Voy a regresar, empieza a hacer frío.

Katherine asintió, y Mike caminó regresó al colegio. No es que quisiera que Gabe le contara cada pequeña cosa, pero al menos le gustaría saber qué causaba sus cambios de humor, o en qué pensaba las veces en que lucía nostálgico. Esperaba que confiara en él lo suficiente como para hablar.

---

Gabriel estiró los brazos cuando llegaron a la cabaña. No estaba allí desde que fue con Mike y esbozó una sonrisa al recordarlo. Wade, por su parte, abrió la puerta y observó el lugar, suspirando.

-Deberíamos arreglar esto, traer nuevas cosas.

-Pensé que el punto cuando nos la quedamos es que fuera rural -apuntó Gabe. Wade había decidido imitar a Huck Finn1 en su niñez, razón por la cual era tan aficionado a los paseos por el bosque. Se sentó en una de las sillas, después de sacudirla con un trapo que encontró cerca-. Pero estoy de acuerdo, necesitamos cambiarla. ¿Qué querías decirme?

Wade jaló una silla, se sentó al lado de Gabriel y abrió la mochila que llevaba, sacando una laptop de ella.

-Investigué lo que dijiste, de las empresas de tu padre -comentó-. O, al menos lo que pude encontrar en la web. Las empresas más grandes están limpias, excepto uno que otro reclamo de algún trabajador, alguna queja menor.

-Dime que hay un “pero” -murmuró Gabriel, apoyando el rostro en una mano.

-Más o menos. Algunas empresas algo más pequeñas tuvieron problemas. Tráfico de activos. El caso más sonado fue el de Garton -Wade observó la laptop. Había un pequeño artículo que había guardado, de un joven agente de policía quejándose porque no le dejaron seguir con la investigación. No tenía ninguna razón para guardarlo, pero estaba allí, con otros artículos-. No puedo hacer mucho buscando sólo en google. Lo del caso Garton trajo a colación algunos malos movimientos más, especulaciones, pero nada que se pueda probar. O al menos, nada demasiado grave. Nada nunca apunta a tu padre directamente. En todo caso, me enteré de algunas cosas más cerca.

Gabriel enarcó una ceja, sin entender. Wade sonrío, antes de contarle la historia de Adriana y su familia.

-¿La tía de Adriana era una amante de tu padre y fue su dealer2? -Gabriel pensó en Edward, el hombre amable con el que había estado horas atrás, tratando de compararlo con el tipo violento que la tal Marissa conocía. Aunque no debía extrañarle, Wade era la prueba de cuán ruin podía ser-. ¿Pero por qué mi papá la ayudaría? Bueno, mi padre piensa que es mejor tener a la gente de su lado, cuando puede hacerlo, me lo ha repetido un par de millones de veces, pero aún así... ¿drogas?

Wade se encogió de hombros. A él también le parecían demasiados cabos sueltos. No creía que Marissa mintiera, pero su historia tenía partes en blanco. 

-Hay otra cosa en la que estaba pensando -dijo, cerrando la laptop-. Trasladadaron a tu madre después que yo hablara con ella, ¿qué impide que tu padre lo sepa, y que por eso ahora...?

-¿La repentina aversión a ti? -completó Gabe.

Wade asintió. Gabriel se pasó una mano por el cabello, lo había pensado antes, en especial porque si su padre sabía que Wade fue a ver a su madre, debió asumir que él se lo había dicho, cuando recibió órdenes de no comentarlo con nadie. Pero nunca había dado indicios de sospecharlo y al final, ellos seguían actuando como si Isabelle estuviera muerta.

-Sólo quedan dos opciones- dijo-. O mi padre no lo sabe, o lo sabe y ha decidido ignorarlo, o está esperando que yo saque el tema. Mientras no me aleje de su lado, está bien, sólo me preocupa lo que puede hacer contigo si piensa que sigo dependiendo de ti.

-Si le hubiera preguntado más cosas, tal vez tendríamos algo- Wade se llevó el pulgar a los labios y lo mordisqueó, enfadado. Debió insistirle a Isabelle para que le contara algo. 

-Dudo que te dijera algo.

-Por lo menos, aún puedo averiguar algo más de ese asunto de la droga. Aunque tendré que esperar al fin de semama -murmuró Wade, para sí.

-¿Cómo planeas averiguar más? ¿Volverás a hablar con Marissa?

-No, ella no hablaría de nuevo conmigo. Iré a otro lado.

Gabriel entornó la mirada. Wade no hablaba de dónde iba cuando se iba a la ciudad, en busca de alguien con quien acostarse, pero sospechaba que el “alguien” era la misma persona la mayoría de las veces.

-¿Dónde exactamente vas a encontrar información sobre una droga que se vendía casi exclusivamente entre prostitutas?

La sonrisa de Wade resplandeció.

-Damas de compañía, por favor -corrigió-. Hay que ser políticamente correctos, Gabe. 

-Es en serio, ¿a quién vas a ver?

-A una amiga -respondió Wade-, nada más que eso. Que casualmente es una... prostituta, como las llamas.

-¿Cómo conoces a una prostituta? -preguntó Gabriel.

-Eso no es importante, el punto es que conozco una y hablaré con ella.

-¿No es importante? -Gabe bufó,  cerrando la laptop-. ¿No me estabas molestando por guardarte secretos hace unas semanas?

-Esto es diferente y lo sabes. No te oculto nada que tenga que ver contigo -la expresión de Wade se endureció y Gabe suspiró, claudicando.

-Está bien. Pero considerando que llevas años con ella, como tu mejor amigo, debería al menos saber su nombre -ignoró la mirada interrogante que le dirigía Wade y siguió hablando-. Aunque es difícil creer que mi tío es capaz de... es decir, fuera de como te trata, siempre pensé que tu padre era el más respetable.

-Parece que te equivocaste. No me sorprende, el tipo es un idiota. Como sea, tampoco sé si esto nos ayude en algo. Y pensé que habías decidido disfrutar de tu tiempo en el colegio. En serio debí preguntarle más cosas -dijo, evitando que Gabe respondiera y estrellando la palma de la mano contra la pared-. ¿Cómo sabes que son años?

-Siempre que te vas de fiesta, regresas oliendo al mismo perfume -contestó. Wade se encogió de hombros y Gabriel apoyo el rostro en la mesa. Max, sentado debajo de la silla, alzó las orejas y se apoyó en su pierna, como si pudiera sentir la tristeza de su dueño-. Al menos tú la viste. A mi mamá, quiero decir.

-Y eso no nos sirve de nada, porque no tenemos ni idea de porqué la metieron allí. Bueno, Occam*. Tu padre debe tener negocios turbios, tal vez mi tía los descubrió y por eso la quitaron del medio.

-Es lo más simple -concordó Gabe. Se puso de pie, fingiendo un entusiasmo que no sentía-. Regresemos, no quiero pasar aquí la noche.

-Damas primero -bromeó Wade, haciendo una floritura con el brazo. 

---

Katherine entró al cuarto, y miró sorprendida a Ericka, sentada en la cama. Que estuviera allí, con un libro en las manos no tenía nada de sorprendente, pero llevaba puesta un pijama a las cinco de la tarde y su cabello rojizo estaba atado de forma descuidada con un gancho. Si eso fuera poco, habían empaques vacíos de galletas en la mesita de noche. Kathy estaba acostumbrada a la férrea disciplina de su amiga como para no sorprenderse.

-¿Quién eres tú y que has hecho con mi Ericka?

Ericka levantó el rostro y se frotó los ojos con una mano. Ayer quería hablar con ella, hoy no sabía bien cómo sacar el tema.

-¿Cómo te fue? -preguntó, en vez de responder.

-Mejor que a ti, por lo que parece -Katherine subió a la cama, cubriéndose con el edredón-. ¿Qué te pasa? ¿Es por Bryan?

Si era por él, empezaba a arrepentirse de haber deseado que su amiga se enamorara.

-No. No exactamente- Ericka reflexionó un momento antes de preguntar-. ¿Cómo lo supiste? ¿Cómo supiste que querías a Luke?

-Lo nuestro no fue como una película, ni nada. Él me invitó a salir y congeniamos.

-¿Congeniaron? ¿Eso es todo? Tú siempre hablas de mariposas en el estómago y esas cosas.

-No todos pueden ser como Gabriel y Mike -contestó Kathy-. A veces los miro y... ¿has estado entre ellos alguna vez? La forma en que Mike lo mira es... bastante intenso. Pero lo mío con Luke es más normal. Pero no entiendo, ¿quieres a Bryan? No me gusta verte así, Ericka. Siempre pensé que tú... bueno, que serías tú sin importar qué pasara.

Ericka frunció el ceño. Era consciente de que se refería Katherine y tampoco le gustaba. Pero no era por Bryan... bueno, era por él, pero más que eso, era la sensación de inseguridad.

-No me gusta perder el control -murmuró.

-Entonces, recupéralo. Tu problema es que piensas mucho.

Ericka bufó. Bryan decía lo mismo.

-No tienes porqué complicarte, Ericka. Gabe sale con Mike y tiene tiempo de cumplir con todas sus obligaciones. Aunque se queje.

-Si Gabe es un ejemplo, significa que estoy muy mal -masculló Ericka. Katherine tenía razón, y lo sabía. Pensaba demasiado, trataba de controlarlo todo. Se acostó en la cama, suspirando, permitiéndose pensar en Bryan, sin responsabilidades, sin miedos de por medio, recordando el beso en el que no había querido pensar. Cerró los ojos y sonrió al recordar su risa, su entusiasmo por los skates y la forma en que la miraba, como si ella fuera una visión o un milagro.

Katherine le soltó el pelo cuando ella se incorporó, haciendo una mueca de disgusto al ver su pijama.

-Prométeme que no te voy a volver a encontrar vestida así. Es muy triste.

-Te lo prometo. Y no te preocupes, no te volveré a pedir que vayas a una de esas fiestas.

-Pero me divertí.

Ericka rodó los ojos, preguntándose si existía algo capaz de acabar con el buen humor de Kathy. Probablemente no, y lo agradecía. Sonrió, decidiendo que pasara lo que pasara con Bryan, no se arrepentiría ni dejaría que influyera en sus planes a futuro. Sólo debía elegir entre salir o no con él. Pero, ¿lo quería? Volvió a dudar y el recuerdo traicionero del beso se coló en su mente. Sus labios, la lengua que había estado en su boca sólo un momento... sacudió la cabeza, escuchando la risa de Katherine de fondo.

-Si quieres mi opinión, él te gusta y sólo le das vueltas porque eres demasiado terca.

-Si te hace feliz -contestó-. Creo que tienes razón.

Notas finales:

He usado super índices (estos números 1) por primera vez, so, explicación:

 

1: Huck Finn. Personaje creado por Mark Twain, apareció por primera vez en La Aventuras de Tom Sawyer.

 

2: Dealer. Es un distribuidor de drogas, básicamente.

 

3: Occam. Wade se refiere la Navaja de Occam, en un principio según el cual, en iguales condiciones, la solución más simple es la correcta.

 

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Hola, otra vez. Bueno, “hablaré” un poco. Primero, no publicaré la próxima semana, así que... nos vemos hasta el 25 o 26. Tengo una razón, de veras. Básicamente, es que no tengo más de un capítulo y medio escrito y quiero tener respaldo para no quedarme escribiendo capítulo a capítulo. Estoy un poco asustado de bloquearme otra vez. Porque, saben, el último bloqueo me duró años, y si bien escribía oneshots de cuando en cuando, no podía hacer nada mayor a cinco páginas. No quiero arriesgarme a eso, entonces, pararé por una semana, mientras intento escribir más.

 

Otra cosa, hoy es mi cumpleaños (yay!), pero no haré nada porque estoy muy pobre. Igual, deséenme feliz día XD.

 

Escribir esta parte de Ericka ha sido muy complicado, debió estar incluido en el capi pasado, pero no me terminaba de gustar jajaja... me he vuelto un poco más quisquillosa con todo esto.

 

Estoy viendo Hannibal, la tercera temporada, esa serie es hermosa.

 

Creo que eso es todo. Nos vemos en un par de semanas y gracias por leer, y por comentar, los que comentan :)


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