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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Holas~~

Considerando que el capi pasado no fue muy comentado que digamos, ¿debo asumir que no les gustó? No lo sé, no tengo forma de saberlo XD. Es una de las razones por las que quiero hacer la fanpage. (Que, por cierto, hice. Aún está vacía, pero aquí está XD (Fanpage))

 

Hay otra cosa de la quería hablar. Primero: hace unos días alguien posteó en facebook una captura en la que una chica que no conozco opinaba que las personas que no tienen fics completos no deberían publicar y que son una pérdida de tiempo -algo así. Ya saben que tengo fics incompletos, así que me chocó un poco. Supongo que les molesta el no saber si volveré a pausar esto o no. Supongo que lo hace. Pero no hago esto por dinero, y tengo una vida fuera y no es una excusa. La tengo y a veces es una mierda. Cuando empecé a escribir en AY tenía más tiempo. En cierta forma, ni siquiera lo hago por los reviews porque no recibo muchos y sé que no soy la persona más popular del mundo. Básicamente, no gano nada de los fics. No puedo dedicarles todo el tiempo que querría,  es cierto que fue un error haberlos dejado, pero es que cosas malas pasaron en mi vida, y me desubicaron un poco. El tiempo, los trabajos, el dinero. Soy jodidamente pobre.

La semana pasada, por ejemplo, he estado estresada. Entre mi hermana menor que tiene que seguir un tratamiento para quistes, mi madre que es un poco irresponsable con el dinero y más. Muchas cosas. A veces escribir es lo último en mi lista, aunque me gustaría que no lo fuera. Soy muy consciente que no soy a) lo suficiente buena como para escribir un libro de lo que se me antoje, y b) no domino los clichés que son tan populares y dan dinero. Ni siquiera puedo escribir homoerótica en condiciones. Así que no tengo esperanzas de ser profesional algún día, esto es un hobbie, es algo que amo, y agradezco que los fics me permitan seguir haciéndolo. Pero no va más allá. Y aunque son fics, trato de hacerlos bien. Por absolutamente nada a cambio, excepto un par de reviews. Y no, no es una queja por los reviews. Sólo explico la situación. Supongo que me ofendí por ese post. Y tiene que ver un poco con el dinero y con la otra cosa que me entere.

Me enteré que hay mirrors de fanfiction.net. Y son varias páginas, llenas de malware, y anuncios, que obviamente lucran con los fics. Como si estuvieran clonando los servidores del fanfiction en tiempo real. Escribo allí desde hace años y (aquí es donde entra lo del dinero) no me gusta la idea de alguien lucrando por algo por lo que yo -ni miles de personas más- no gana un centavo por hacer. Estaba pensando en qué hacer, porque entiendo que la página se queda con algo a cambio de mantener los servidores funcionando y actualizados, ¿pero otras páginas que sólo se dedican a copiar información? No.

Decidí, aunque me duele un poco, eliminar todos mis fics en el fanfiction.net. No sé si alguien de los que lee esto me lee por los fics de otros fandoms, pero por ahora me quedaré en AY y AO3 -en el que publico muy poco. Es triste, la verdad. Pero no quiero que mi trabajo, aunque sea un pasatiempo tonto y sin futuro ayude a ganar dinero a alguien que no puso una piza de esfuerzo en hacerlo. No es justo.

Y eso. Me han quedado unas notas muy largas.

Capítulo 57

 

Wade llegó corriendo a la cochera, seguido por Max. Se detuvo, resoplando y el perro ladró al ver a Gabriel.

-Tal vez no sea buena idea que vaya, ¿sabes? -dijo, cuando recuperó el aliento. Gabriel bufó, mirando la cajetilla de cigarrillos que Wade llevaba en el bolsillo de la camisa con algo de anhelo. No fumaba, pero si eso servía para los nervios, quería probar.

-Si no vas, yo tampoco -contestó-. Sólo lo estoy haciendo porque tú lo sugeriste.

Wade lo miró, negando con la cabeza. Estaba secretamente complacido de ir, pero no era cuestión de admitir que iba a disfrutar ver el rostro de Liam cuando lo viera nuevamente.

-Está bien, vámonos -sin preguntar, subió al auto, tomando el volante. Suponía que si dejaba a Gabriel conducir se iba demorar más de la cuenta a propósito, como ya lo estaba haciendo despidiéndose de su perro. Cuando Max se alejó, Gabriel abrió la puerta y se sentó, apoyando el codo en la ventanilla bajada-. Aquí vamos, entonces.

Cuando bajaron del auto y entraron al karaoke que esta vez habían elegido para verse, seguía sin saber qué se suponía que iba a decir. Lo del karaoke fue idea de Wade, habían salas privadas en las que podían hablar sin ser interrumpidos. Gabriel suspiró antes de abrir la puerta. Entró y se quedó de pie en el umbral mirando a su hermano sentado frente a él. No había tenido tiempo de observarlo antes, y ahora lo hizo, aunque lo que más quería era apartar la vista, cerrar la puerta y salir de allí. Sin embargo, llevaba con su padre lo suficiente como para resistir el impulso y ocultar sus sentimientos detrás de un rostro inexpresivo. Su hermano se puso de pie, su expresión una mezcla de anhelo y arrepentimiento. Lucía como si de verdad sufriera por verlo. Wade carraspeó detrás de él y Gabriel se apartó lo suficiente para dejarlo pasar, notando el cambio de expresión en su hermano, la confusión pintada en sus ojos.

-Hola de nuevo -saludó Wade. Se sentó delante de Liam, prestando atención un momento a la pantalla y las nombres de canciones brillando en ella, antes de volverse a Gabe e indicarle que se acercara con un movimiento de cabeza. Gabriel lo hizo, sentándose rápidamente. Su hermano lo imitó, mirando a ambos.

-Pensé que podría hablar contigo a solas -dijo. Había una amabilidad en su voz que Gabriel no recordaba haber escuchado antes. Alzó la cabeza, agradeciendo que hubiera elegido esa  frase para empezar a hablar, no hubiera sabido qué decir si decía algo como “te extrañé”.

-Es lo mismo -respondió-. Fue una pérdida de tiempo que no le dijeras lo que sea que quieras decirme directamente a él.

Liam estrechó los ojos, sonriendo con algo de pena.

-Lo siento. No sabía que podía confiar en él.

-Adelante, hablen de mí como si no estuviera -dijo Wade, estirando una mano para tomar uno de los jugos que estaban en la mesa-. Tendrás que pedirte uno, Gabe.

Esto hizo a Gabriel sonreír, aunque se esforzó en ocultarlo.

-Sólo quiero saber qué querías decirme -Liam miró un momento a Wade, y luego a su hermano, soltando un suspiro-. Te fuiste. No puedes venir aquí y pretender que todo vaya como tú quieras.

-Lo sé -respondió-. Y sé que necesitas una explicación. Es sólo que es un poco difícil hablar.

-Inténtalo -dijo Gabriel. Apretó los puños contra sus rodillas, aguantando las ganas de irse, o de insultarlo. No quería escuchar explicaciones, quería reclamarle, quería echarle en cara que lo abandonó.

-No quería irme -dijo Liam-. Pero no me quedó otra opción -bajó la cabeza, esbozando una sonrisa amarga-. Todo esto tiene que ver nuestros padres, Gabriel. Lo que mi padre hizo, y mi mamá... no sé cómo decirte esto...

-Prueba a poner una palabra tras otra -interrumpió Wade. Liam lo miró, molesto esta vez.

-Tal vez lo haga cuando te calles -espetó. Wade sólo sonrió.

-Ahora, ése es el Liam que recuerdo.

Gabriel suspiró, rodando los ojos. Aunque las bromas de Wade eran un alivio, y era un alivio ver que su hermano no había cambiado tanto. Recordaba esa mirada reprobadora, siempre dirigida a Wade y a él, cuando osaban interrumpirle. La arrogancia, el porte de superioridad no estaban allí, al menos no a simple vista. Liam negó con la cabeza.

-Sólo habla -murmuró Gabriel.

-Mi mamá está viva -dijo Liam. Gabriel clavó sus ojos con él, sin creer posible que él lo supiera también y que no le dijera nada.

-Eso no es cierto -dijo, en cambio. No tuvo que fingir el temblor en su voz, ni la sonrisa desesperada que esbozó-. ¿De qué diablos está hablando?

-Es verdad -dijo Liam.

-Vimos el ataúd, estuvimos allí -interrumpió Wade. Aguantó las ganas de regresar a mirar a Gabriel, para saber cómo estaba reaccionando. Él tamborileó los dedos sobre la mesa, en un gesto de nerviosismo.

-No lo hicieron -Liam negó con la cabeza-. Gabriel, mi padre no dejó que te acercaras, ni que vieras a mi madre. Te dijo que eras muy pequeño. No te despediste de ella, y no sabes cuánto lo siento. Pero ella no podía hacer nada más.

Gabriel ocultó el rostro entre las manos, furioso. Todos lo sabían, al parecer, menos él. ¿Y que significaba eso, de todas formas? ¿Fue el único en el que nadie pensó? Sintió la mano de Wade en su rodilla y se forzó a respirar lentamente, tratando de calmarse.

-¿Me estás diciendo que mi madre ha estado viva todo este tiempo y que nadie me dijo nada? -se puso de pie, gritando y apoyando las manos en la mesa-. Mi papá, y tú... ¿por qué jodidos piensas que voy a creer esa mierda?

-Porque es verdad -contestó, tranquilamente. Observó a su hermano, examinando su rostro enojado. Había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, pero en ese entonces era un niño que acababa de perder a su madre. Y antes de eso, Liam lo consideraba sólo un molesto hermano menor, al que sentía que no había apreciado lo suficiente. El Gabriel de ahora parecía mucho más adulto, y más frío. Al menos, hasta este estallido de furia. Tampoco estaba acostumbrado al lenguaje que usaba-. Sé que es difícil de creer, y eso es lo que tengo que explicar.

Observó a Wade antes de seguir hablando. Mantenía los ojos fijos en su hermano, sin ocultar la preocupación. Sólo en un momento bajó el rostro y llevó una mano a su frente, respirando de forma visible, como si se esforzara en no hiperventilar. Era el único rastro del niño que conoció.

Gabriel volvió a sentarse, evitando mirarlo. Mantuvo la vista clavada en la mesa cuando habló.

-Cuéntame.

Liam asintió. Era lo único que podía hacer. Luego, debía dejar a Gabriel decidir. La razón por la que estaba allí era porque su hermano tenía que saber la verdad, pero más que eso, porque prometió a su madre que no permitiría que se quedara con su padre.

-Meses antes de su muerte, mi mamá descubrió algo. No sé los detalles exactos, pero eran muchos negocios turbios que mi padre manejaba. Algunos de ellos podían ser considerados... lógicos, supongo... lavado de activos, fraudes fiscales... mi madre primero pensó que sólo eran unos cuantos desfalcos, ingresos no declarados, evasión de impuestos. Pero había más.

Liam se detuvo, tomando un sorbo de su vaso de café. No había hablado de eso en años. Gabriel alzó la mirada al no escucharlo, y sus ojos se encontraron. Los de Gabriel eran idénticos a los de su padre, el verde esmeralda con esa seguridad que él había admirado alguna vez y que había visto en su hermano cuando entró a la habitación. Le dolía provocarle el dolor que notaba en él, pero era peor que no supiera nada.

-Mi madre planeaba denunciarlos. Encontró pruebas, unos videos que conectaban a mi padre con... -Liam se interrumpió. Cuando siguió hablando, sus palabras sonaron mecánicas, como si intentara terminar de hablar lo más rápido posible y se esforzara en no sentir nada al hacerlo-. Lo conectaban con mafias. Drogas, como mínimo. Ella necesitaba encontrar a alguien que no la traicionara al hacerlo, no sabía en quién podía confiar. No en tu padre -dijo, mirando a Wade. A él no le extraño. Tenía sentido, si pensaba en lo que le había dicho la tía de Adriana-. Fue a la policía, encontró a un detective que le pareció una buena persona y le enseño los videos. Ese fue su error. El tipo era un corrupto, también. En vez de denunciar a mi padre, habló con él. No sé qué pidió de pago, sólo que mi padre se enteró. Y mi mamá tenía que desaparecer. Sé que esto probablemente suene improbable, pero es la verdad.

Gabriel miró a Wade. Ambos sabían que podía ser verdad, explicaba la desaparición de Isabelle.

-¿Has visto a mamá? -preguntó Gabe. Su voz tembló un poco.

-No, no desde que ella... habló conmigo antes de su... entierro. Me dijo que no podía estar con nosotros, y que ya no podía hacer nada. Aún tenía los videos, podía intentar encontrar a alguien más o ir a la prensa, pero no lo hizo porque no sólo se estaría exponiendo a mi padre, también a sus socios. Y ellos podían ser peores. Ella decidió que lo mejor era hacer un trato. Me dijo que estaría lejos, vigilada. Y que, a cambio, podíamos elegir. Tú y yo. Iba a entrar a la universidad, ¿recuerdas? -en ese punto, la voz de Liam tomó una nota de amargura-. Iba a salir y hacerlos sentir orgullosos, a ser el próximo Barnett a cargo. Pero mi padre no sólo quería dejarme sus empresas. Era todo, toda su posición. Eso era para lo que estaba entrenando.

Suspiró, guardando silencio. Gabriel volvió a mirar a Wade, tratando de encontrar algo a lo que asirse. Él volvió a poner la mano en su rodilla, asintiendo mientras Liam no miraba. Esto era lo que querían escuchar después de todo, y Gabriel lo notó en la mirada de Wade. Lo que querían obtener era una confirmación, que había algo que les indicara que Henry Barnett era en realidad una mala persona y ahora lo tenían.

-¿Y yo? -preguntó-. Si lo que dices es cierto, ¿mi mamá te permitió saberlo? ¿Huir? ¿Y yo?

-Ella quería irse con nosotros, Gabriel -exclamó Liam-. No te atrevas a dudar de ella. Pero mi padre no quiso. Quiere a su heredero, quiere ver su apellido en el centro de todo. Me dejó ir a mí, pero no quiso que te fueras. Y tú aún eras un niño, yo no podría haberte llevado conmigo.

-¡Pero podías! -exclamó Gabriel. Dejó caer el puño sobre la mesa, en un gesto de rabia e impotencia a la vez-. ¡Si todo esto es verdad, porqué no sólo huiste conmigo!

-Porque me hubieran encontrado -contestó Liam. Cruzó las manos en la mesa, clavando sus ojos en Gabriel hasta que éste pareció calmarse-. No podía hacer nada, y teníamos que seguir con el juego. Pero mi madre puso otra condición, y era que tú lo supieras. Lo único que quería era que fueras feliz. Tú y yo. Y no sólo marionetas de mi padre. El trato es que puedes decidir, Gabriel. Puedes decidir si te quedas o te vas.

-¿Qué? -interrumpió Wade. No se había perdido de ninguna de las expresiones de Liam mientras hablaba, tratando de detectar si estaba mintiendo. No lo parecía, al menos-. ¿Quieres llevártelo?

Gabriel regresó a mirar a Wade, sin entender. Su amigo asintió levemente. ¿Llevárselo? ¿Eso era lo que Liam quería, que se fuera con él?

-Sí, es lo que quiero -confirmó Liam. Gabriel trató de decir algo, pero nada salió de su boca-. Quiero que vengas conmigo, hermano.

Esa palabra terminó de enojarlo.

-Quieres que vaya contigo cuando la última vez que te vi fue hace más de cuatro años. Cuando me dejaste en esa casa para ser... ¿la marioneta de mi padre, dijiste? ¿Y ahora quieres que vaya contigo, sólo porque apareces? ¡Tú no eres...!

Sintió la mano de Wade en su rodilla por tercera vez, apretando con un poco más de fuerza y guardó silencio.

-Me lo merezco -asintió Liam- Pero te recuerdo. Recuerdo la forma en que te comportabas. Te importaban más las colecciones de insectos que las clases de etiquetas, y siempre estabas tratando de llevar animales a la casa, de cuidarlos y aprender más de ellos. No sé si sigues siendo igual, pero si lo fueras, ¿crees que mi padre permitiría que hicieras lo que quisieras? Gabe... -alzó la mano, tratando de tocar su rostro, pero Gabriel se apartó, cruzándose de brazos. La idea de irse, de tener otra vida a veces cruzaba por su cabeza, pero cada vez menos. Pensaba en su madre, en ese manicomio, en su padre, y en su propia promesa de destruirlo-. Sólo dime que lo vas a pensar.

-Tiene que terminar de estudiar -dijo Wade. Gabriel agradeció que fuera él quien hablara-. Ahora no podría irse, ni pensar en eso. Al menos tienes que dejar que termine de estudiar.

-No he venido a pedir una respuesta ahora mismo. Sólo quiero que lo pienses, Gabe.

-Lo hará -asintió Wade-. Pero no ahora, es demasiado, todo esto... ¿entiendes?

Liam miró a su hermano, todavía cruzado de brazos y con el rostro desviado hacia la pared. Tal vez era mejor no seguir tratando de hablarle a él. Se volvió a Wade.

-Lo entiendo. Lamento que haya terminado así. Pero tenía que contarlo antes que nada más. Me gustaría verte otra vez, Gabriel. Incluso si no lo crees así, todavía somos hermanos.

-Pero no ahora -interrumpió Wade. Sospechaba que si Liam decía algo como “te quiero”, la paciencia de Gabriel acabaría, y respondería a golpes-. Me lo llevaré. Y te avisaré, si quiere verte otra vez -bajó la voz y se acercó a Liam, para que Gabriel no escuchara-. Entiende, no esperaba nada de esto. Necesita procesarlo.

-Pareces ser un buen amigo suyo -susurró Liam. Recordó de pronto al muchacho con el que lo había visto-. El chico con el que estaba mi hermano... ¿ese chico sigue siendo algo de lo que sólo Gabe puede hablarme?

-Supongo que sí -contestó Wade. Se apartó de Liam y se acercó a su amigo, dándole un leve un leve golpe en el brazo-. Hey, es hora de irnos.

Gabriel se levantó, sin mirar hacia su hermano. Sólo quería salir de allí lo más rápido posible. Sintió la mano de Wade en su espalda mientras caminaba y agradeció el contacto. No dijo nada mientras salían, ni cuando llegaron al auto.

-Sabes, me estás empezando a asustar -dijo éste, apoyándose en el capó del auto. Gabriel pasó una mano por su rostro, tratando de darle sentido a todo lo que había escuchado. Y a lo último, a la posibilidad de abandonar todo e irse con Liam. Como si padre fuera a permitirlo.

-Sólo vámonos.

-¿Seguro? -preguntó Wade-. ¿Puedes regresar al colegio así como estás? Porque luces terrible, por decirlo de forma amable.

-Gracias por decirlo de forma amable -respondió Gabriel, sonriendo sin ánimo.

-De nada. ¿Sabes qué? Necesitamos relajarnos. Así que iremos a algún lado y regresaremos en un par de horas, antes que cierren las puertas. Nadie se va a morir por no verte una tarde.

Gabriel asintió, decidiendo hacerle caso a Wade. Pensaría en todo más tarde, por ahora sólo quería un poco de paz en su mente.

---

-No te había visto fumando en semanas -Clay se acercó a Wade, quien se encontraba de pie en la azotea, con un cigarrillo entre los labios.

-Estaba tratando de dejarlo -contestó. En realidad, intentaba estar solo un rato, tenía mucho en qué pensar y Gabriel, después de las clases, se había rehusado a hablar con él. Suponía que también quería estar solo y a Wade le preocupaba que estuviera considerando aceptar la propuesta de Liam. Era lo más lógico, suponía, lo que le permitiría alejarse de su padre, recuperar algo de su familia, olvidarse de sus ideas de venganza...

-Estás distraído -escuchó el murmullo de Clay detrás suyo, su aliento rozarle la nuca y dio un respingo, girándose a la vez que estiraba una mano para empujarlo hacia atrás-. Generalmente, no habrías permitido que me acerque tanto.

-En realidad, trataba de tener un tiempo a solas. No estás siendo de mucha ayuda.

-Estaba preocupado, y te seguí -admitió Clay-. Te ves como si pudieras saltar.

Wade echó un vistazo hacia abajo, riendo en voz baja. Alzó los ojos hacia Clay, sacudiendo la cabeza en negación.

-No soy un suicida, ¿y en serio luzco tan mal?

-Muy mal -Clay estiró el brazo, posando su mano en un lado del cuello de Wade. Cuando éste no se movió ni intentó apartarlo, suspiró, como si eso le diera la razón.

-Wade, ¿estás aquí? -Katherine se detuvo, mirando a los lados-. No interrumpo, ¿no?

-No, nada -dijo Wade, apartando la mano de Harris de su piel-. ¿Me buscabas?

-En realidad, busco a Gabe. Bueno, Ericka lo busca. Pero no está por ningún lado.

Wade suspiró, llevando una mano a su rostro, acariciando el puente de su nariz.

-No lo he visto en toda la tarde. ¿No está con Mike?

Katherine negó con la cabeza. Wade se alejó de las barandas, chasqueando la lengua.

-Si lo encuentro, le diré que lo buscas -dijo, dejando a ambos en la azotea. Se apresuró en bajar las escaleras, algo preocupado. Resoplaba cuando llegó al cuarto y dejó escapar un suspiro de alivio cuando lo vio allí.

-Ericka te está buscando, ¿dónde estabas? -cuestionó, apoyando la espalda en la puerta a la par que la cerraba.

-Fui a dar una vuelta al bosque con Max -contestó Gabriel. Su expresión no mostraba nada más que calma, pero Wade lo conocía lo suficiente para saber que era mentira. Una máscara para ocultar lo que sentía.

-¿Vas a decirme lo que estás pensando? -preguntó.

-¿Sobre qué? ¿Sobre Liam? -Wade asintió-. No lo sé. No sé qué tengo que pensar. Creo que dice la verdad, porque explica muchas cosas, pero al mismo tiempo no cambia nada. No cambia el hecho que se fue, y que me engañaron por años, él y mi padre -Wade se acercó a él, posando las manos en sus hombros. Gabriel dejó caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos -.No sé. ¿Qué harías tú?

-Tal vez me iría -contestó Wade-. Dejaría todo esto, y sólo me iría.

-Irme con alguien a quien llevo años odiando -murmuró Gabriel-. Huir, ¿eh?

Wade sonrió. Sólo Gabriel podía considerar eso como una huida. Sabía que para él, huir era sinónimo de perder.

-Tienes tiempo para pensarlo. En el lado bueno de las cosas, ahora sabemos que hay evidencia contra tu padre. Apenas que las destruyeran. Pero hay algo.

-Estoy tratando de hacerme a la idea de mi viejo como un traficante -dijo Gabriel, riendo suavemente. Wade también conocía esa risa, y sabía que era para ocultar su desconcierto-. No quiero ir con Ericka, o el consejo -agregó, en un tono más bajo, sonando casi como un niño. Como si no hubieran pasado los años, y el Gabriel que sostenía fuera el mismo que se abrazó a él llorando por primera vez en el sepelio de Isabelle y que le pidió, con ese mismo tono, que no se fuera con sus padres.

-No tienes porqué ir -contestó, acariciando su cabello.

-Estoy cansado. Estoy tan cansado de todo esto, de tener que pensar.

-¿Sabes qué? Duerme un poco -ordenó. Seguía acariciando su cabello, pasando los dedos por los negros mechones, desenredando nudos, a un ritmo suave que Gabe encontró un poco sedante-. Le diré a Ericka cualquier cosa.

Gabriel abrió los ojos, dirigiéndole una sonrisa.

-No es ese tipo de cansancio.

-Y me da igual -rezongó Wade-. Vamos, deja de dormitar aquí sentado. Duerme, descansa y mañana las cosas serán mejores.

-Sabes que eso no es cierto, ¿verdad?

-No me discutas, ve a dormir -Gabriel le respondió con una sonrisa y a Wade no le extrañó cuando su amigo no se metió a su propia cama, sino a la suya. Gabe era así, al menos en momentos de debilidad. Buscaba cualquier cosa que le acerque a otra persona, y habitualmente esa persona era él.  No es que tuvieran a nadie más mientras crecían. Miró los cuadernos abiertos en el escritorio y se los llevó consigo, decidiendo ir a la biblioteca. Tenían las mismas tareas, sólo las haría y luego las copiaría en los cuadernos de Gabe.

---

Cuando Gabriel se levantó empezaba a anochecer. Tenía hambre, y recordó de repente las tareas que había dejado sin hacer. Se sintió peor al descubrir que estaba en la cama de Wade, no es que fuera raro, es que era un signo de debilidad que no tenía hace mucho y se arrepintió de haberlo hecho, ya no era un niño. Se puso de pie, restregándose los ojos y antes de hacer cualquier cosa, tomó unos jeans y una camiseta y se dio un baño.

En el comedor no había mucha gente, Gabriel pudo sentarse en su lugar habitual, comiendo en silencio mientras repasaba la charla con Liam y las cosas que le había contado, tratando de examinar los hechos sin tomar en cuenta lo que sentía, sin sentirse apabullado y conmocionado a la vez. No lo logró. Todo lo que podía pensar era que Liam lo sabía y no le dijo nada y le dejó creer durante años que su madre estaba muerta. Que ella se las arregló para convencer a su padre de sacar a Liam de la casa, pero no a él. Nunca, hasta ese momento, había sentido enfado hacia Isabelle y experimentarlo ahora lo descolocó. Pero la idea de ella abandonándolo, hablando con Liam y dejando que él creyera su muerte no dejaba de dar vueltas en su mente.

-Hey -la voz de Mike lo sacó de sus pensamientos. Alzó el rostro, esbozando una sonrisa.

-Hola -saludó. Mike lo observaba, preocupado.

-Wade dijo que estabas algo enfermo -dijo Mike. Permanecía de pie con las manos apoyadas en el espaldar de la silla, y parecía que quería preguntar algo, sin atreverse.

-No, sólo me quedé dormido -Gabriel le invitó a sentarse con un gesto, que Mike declinó negando con la cabeza.

-Venía sólo por snacks.

-Qué lástima. Esperaba poder comer contigo -su tono quejumbroso hizo a Mike sonreír y Gabriel se apresuró en terminar para poder acompañarlo. Detestaba que su estado de ánimo interfiriera en la forma en que trataba a Mike, pero no pudo encontrar una cosa de la que hablar mientras caminaban,  sintiendo el silencio como una pared entre ellos.

-¿Me das un beso? -pidió, al llegar al cuarto. Mike se apoyó contra la puerta, mirándolo fijamente, antes de asentir. Lo admitiera Gabe o no, era obvio que no estaba bien, y que ver a Liam le había afectado. Mike se estaba haciendo a la idea que no obtendría nada preguntando, y aunque le molestaba, no encontraba nada más que hacer que tratar de estar a su lado. Tomó el rostro de Gabe con ambas manos, alzándose sobre sus pies para poder alcanzar sus labios. El beso fue lento y suave, Mike trataba de hacerle saber que lo entendía en ese gesto y que podía contar con él. Gabriel suspiró contra sus labios-. Eso era todo lo que necesitaba -intentó bromear.

-No mientas -Mike le volvió a besar, dejándose caer contra la puerta, en una muda invitación que Gabriel entendió. Se presionó contra él, mientras Mike abría los labios y enredaba los dedos en su cabello, volviendo el beso más necesitado y pasional. Cuando se separaron, ambos respiraban agitados.

-Creo que debes entregar esos snacks -dijo Gabriel, retrocediendo un par de pasos. Mike asintió.

-¿Estarás ocupado mañana?

-Trataré de no estarlo.  

Mike se estiró para darle otro beso, antes de entrar a su cuarto y Gabriel miró la puerta un rato, anhelante. Estaría bien entrar y quedarse entre sus brazos toda la noche, evitando pensar en nada que no fuera Mike, pero las tareas no se hacían solas, por mucho que quisiera ignorarlas.

Wade estaba allí cuando regresó al cuarto, balanceándose en la silla, con un lapicero entre los dientes.

-Dime si piensas usar mi cama hoy -dijo, cuando lo vio entrar, quitando el lapicero de su boca. Gabe negó con la cabeza. Prefería no responder y no arriesgarse a las burlas de Wade-. Genial -dijo, levantándose y tirándose en la cama. Cogió un libro para leer, como acostumbraba y Gabriel se acercó al escritorio, suspirando. Sus cuadernos estaban allí. Gabriel se sentó, abrió el de física y se sorprendió al ver que los ejercicios estaban resueltos, con una letra parecida a la suya, pero que sabía era de Wade. Lo regresó a mirar, sin decir nada, pero cuando se levantó, se acercó a su cama y se acostó a su lado.

-¿Sabes? Realmente odio cuando te pones en ese plan -murmuró Wade, ahogando la risa, mientras Gabriel se acomodaba hasta llegar a poner la cabeza en su pecho. Wade tuvo que dejar de leer hasta que Gabe encontró una posición cómoda, la espalda apoyada sobre su pecho. Suspiró, con una exasperación que no sentía en realidad, estaba acostumbrado a que su amigo actuara de esa manera cuando algo lo entristecía o lo abrumaba demasiado, y volvió a su libro, aunque tuvo que rodearlo con los brazos para poder leer-. Espero que nadie nos vea así. Mandarás mi reputación al demonio.

-Cállate -espetó Gabe, cerrando los ojos y alejando los pensamientos de su madre y su hermano de su mente, dejándose envolver por el calor familiar de su amigo.

---

-Algo está mal, ¿no? -preguntó Julie, mientras se sentada delante de Mike. Puso su bandeja de comida en la mesa, mirando disimuladamente hacia la mesa de Gabriel-. He crecido con esos dos, puede que no me cuenten muchas cosas, pero no quiere decir que no las noto.

Mike se dedicó a comer, sin contestar. Gabriel le había... pedido, por decirlo de algún modo, que no mencionara nada de Liam. Suponía que eso incluía a Julie. Entendía que era un asunto que competía Gabriel y que si él decidía que nadie se enterase, debía respetarlo, pero esos días Gabe hablaba menos con él, y su comportamiento oscilaba entre la distracción, el mal humor o una extraña concentración en las clases.

-No puedo decirte -dijo, no queriendo mentir a Julie. Ella le dio una larga mirada, antes de hablar.

-Ya -dijo, su voz seca y dura-. Gabe siempre es así, ¿no? Pero me molesta porque parece que a ti también te afecta.

-Es sólo que no sé qué debo hacer -dijo-. Es como al principio, algo le pasa y yo sólo puedo mirar, sin saber nada más y sin que me deje acercarme.

-Tal vez si se lo explicas, te deje... “acercarte” -dijo Julie. A pesar de la picardía en su voz, Mike reconoció que hablaba en serio. No respondió. No era cuestión de pedirlo, pensaba, era Gabe quien debía confiar en él lo suficiente para dejarlo compartir lo que sea que estuviera sintiendo.

Alan llegó poco después y los encontró a ambos comiendo con expresión taciturna.

-¿Y a ustedes qué les pasa? -preguntó, bruscamente.

-A mí nada -respondió Julie, de forma inmediata. Mike notó como el rostro de su amiga perdía parte de su tensión, para formar una sonrisa que Alan devolvió a medias.

-Pues lucen como si hubieran sacado un nueve. Una desgracia para ustedes.

-Nueve punto cinco -corrigió Julie-. Y es una desgracia que nunca entenderás, tú, alguien que apenas llega a seis.

Mike los escuchó devolverse las pullas, sonriendo, sintiéndose él también menos tenso que antes.

-Estaba pensando que deberían casarse -murmuró Mike-. Pero ahora que lo pienso bien, no lo necesitan, ya lo están.

-Este niño sigue pensando que nos gustamos -dijo Julie, moviendo la cabeza y mirando con lástima a Mike-, ¿puedes creer eso?

-No puedo creer que piense que alguien como tú puede gustarme -devolvió la broma Alan. Julie le golpeó suavemente el costado, indignada.

-Claro, tú prefieres a alguien más dulce, ¿no? Quieres alguien que derrita tu frío corazón -Julie dio una carcajada, que atrajo las miradas desaprobadoras de sus compañeros, aunque ella las ignoró, casi ahogándose de la risa.

Mike no entendía de qué hablaba, pero parecía que Alan sí, y sus bromas siguieron un rato en el que Mike se centró en su comida. No le gustaba considerarlo, pero se sentía excluido cuando ellos dos hablaban así, como si no lo necesitaran para divertirse. Alan notó la manera en que dejó de participar en la charla. No sabía que causaba su repentina expresión abatida, pero supuso que era por Barnett, casi todos los cambios de ánimo de Mike eran por él. Terminó de comer lo más rápido que pudo y se levantó, despidiéndose de Julie. Ella se volvió hacia Mike, lamiendo la cuchara con helado.

-¿De nuevo piensas en Gabriel?

Mike alzó los ojos, confundido.

-¿Qué? -respondió-. No. Sólo pensaba que ustedes dos sí que desperdician el tiempo -bromeó a medias.

-Te lo he dicho mil veces, y te lo repito, ni Alan me gusta, ni yo le gusto. En serio, ya créeme.

-Pero piensas que es guapo -objetó Mike-. Discutimos por eso, ¿recuerdas?

-Lo pienso, pero porque es guapo. ¡Es una evidencia! -exclamó, haciendo aspavientos con las manos-. No me digas que tú crees que no lo es.

Julie lo miró fijamente, esperando captar alguna señal de interés. A ella le gustaría que Alan fuera un poco más feliz, y si Mike dejara a Gabriel, tal vez Wade se aparte de ellos un poco. Era egoísta, lo sabía, pero no significaba que iba a hacer algo en contra de Gabe, ni a tratar de separarlos. Sólo pensaba que sería genial ver a sus dos mejores amigos juntos.

-No... -Mike se interrumpió. Claro que creía que Alan era guapo, cualquiera con dos ojos lo vería, aunque al principio le había tenido demasiado miedo para notarlo. Pero no era algo en lo que pensara-. Digo, sí. Pero eso es obvio. Yo no tengo la necesidad de ir alegando a favor de su atractivo.

No dijo “como tú”, pero Julie lo entendió de todas maneras.

-Te lo juro, no me gusta. Y sé de buenas fuentes que a él le gusta alguien más.

Mike se detuvo con la cuchara a mitad de camino de su boca, sorprendido.

-¿Es en serio? -preguntó. A una parte de él no le parecía bien estar conversando sobre Alan así, parecían uno de esos grupos de chicas que sólo se interesaban en quién salía con quién, pero una mayor parte de él tenía curiosidad. Alan no parecía interesado por nadie-. Él no presta atención a nadie. Y creo que es como tú en eso.

-¿Como yo? -inquirió Julie, sin saber a qué se refería Mike. Él asintió.

-Como tú. No creo que saldría con nadie de aquí, son las personas que despreciaron a su familia. Tú tampoco lo harías.

Julie sonrió. Mike tenía razón, una de las cosas que la detenía de ver a alguien de la escuela de forma romántica es que todos sabían quién era y en algún momento, se habían burlado de ella por eso. Lo mismo le pasaba a Alan.

-Tienes un punto -admitió ella. Miró sus platos, que llevaban vacíos un rato y se levantó, seguida por Mike. Él volvió a hablar cuando estuvieron fuera del comedor.

-¿Entonces? -Julie parpadeó, en respuesta-. ¿Me vas a decir quién le gusta?

-Oh, eso. No creo que a Alan le guste que ande por allí divulgando sus cosas. Pero le gusta alguien.

Mike asintió, sintiéndose curioso y frustrado a la vez. No podía insistirle a Julie, en parte porque no quería parecer un chismoso, y en parte porque él también le estaba ocultando cosas sobre Gabriel. No podía exigirle que traicionara la confianza de nadie, pero se prometió prestar más atención a Alan, con la esperanza de descubrirlo.

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-¿Wade? -la voz de Liam, directo en su oído, le hizo querer colgar. Gabriel apretó los dientes, para contener el impulso. Se había negado a guardar el número en su propio celular, así que usaba el de Wade para llamar, aunque no tenía idea de qué le iba a decir. Lo descubrió apenas lo escuchó.

-¿Has pensado en mi mamá? -preguntó, su tono neutral.

-Gabriel -susurró Liam.

-Dime -dijo él, hablando antes que Liam pudiera responder-. ¿Has pensado en ella? Me dijiste que podía irme, pero ella... ¿dónde está? ¿Está bien? ¿Sólo nos iremos y la dejaremos? ¿eso es lo que quieres que haga?

-Escúchame, Gabe -respondió Liam, interrumpiendo su retahíla de preguntas-. Mi madre... nuestra madre... hizo esto por ambos. Me hizo jurar que no la buscaría, y que no mezclaría en nada que tenga que ver con mi padre. Ni tú ni yo. ¿Entiendes eso? Lo hizo por nosotros.

Gabriel cortó, sin responder. Lo último que supo de su madre es que estaba en un hospital psiquiátrico. Según Wade, lúcida y cuerda, pero incapaz de salir. Ahora no estaba seguro de eso. Y su hermano quería que la olvidaran y fueran felices. Apretó el celular en sus manos, temblando de rabia. No entendía porqué, ni Liam ni su madre eligieron hacer algo, porqué sólo aceptaron sus condiciones, pero era la idea de no volver a verla. Mucho más ahora, quería preguntarle tantas cosas... el celular sonó y Gabriel contestó sin ver el número.

-Gabriel, no me cuelgues -dijo su hermano-. Gabriel, mi madre quería que fueras feliz. Y quiso irse con ambos, te lo juro. Daría lo que fuera por verla, pero se lo prometí. Y le prometí que tú tampoco tendrías que ser un juguete en manos de mi padre.

Gabriel volvió a colgar, deseando dejar de escuchar su voz, y sus razones. Sin pensar, arrojó el celular contra la pared, justo en el momento en el que la puerta se abría y Mike entraba. Se quedó paralizado al ver el aparato romperse, a pocos centímetros de la puerta, y clavó su asustada mirada en Gabriel. Éste pasó la lengua por sus labios, repentinamente secos, sin saber qué decir.

-Gabriel -susurró Mike, acercándose a él. Se detuvo antes de llegar a tocarlo, tratando de verlo a los ojos-. No me digas ahora que estás bien.

-No pasa nada -murmuró Gabriel, apretando los dientes. No se sentía con la suficiente fuerza para tratar con Mike ahora, ni con nadie.

-Acabas de destrozar un celular contra la pared -dijo Mike, tratando de sonar más tranquilo de lo que se sentía. Gabriel esbozó una sonrisa torcida cuando lo escuchó hablar, como si romper un celular fuera algo de todos los días-. Y no luces bien para nada.

-No necesitas preocuparte -contestó Gabriel-. Y sobre el celular, puedo comprar otro. Ni siquiera es mío.

-¡No me importa el celular! -gritó Mike, perdiendo la paciencia. Al menos, eso logró que Gabriel lo mirara-. Y no me digas que no preocupe, Gabe. Estás distraído y triste la mayor parte del tiempo, lo noto. No puedo ignorarlo. No puedes pedirme que sólo haga la vista a un lado cuando sufres.

Gabriel frunció el ceño al escuchar la palabra “sufrir”. Sí, le dolía. Pero el pensar que no había podido ocultarlo y que cualquiera podía notarlo le hizo sentir enfado consigo mismo, le hizo sentir débil. Mike le tomó del brazo, para evitar que se aleje.

-Sólo quiero ser de ayuda -dijo, apretando su agarre en el brazo de Gabriel-. Sólo quiero que recuerdes que puedes contar conmigo, que puedes hablar conmigo.

-¿Quieres ayudarme? -preguntó Gabriel. Se estaba enfadando y sabía que no era bueno cuando hablaba estando enojado, tendía a perder un poco el control, pero Mike nunca había sido víctima de uno de sus enfados, y aunque no quería decir nada hiriente, no se detuvo-. ¿O quieres saber qué pasa conmigo? Da igual -se respondió-. Si quieres ayudarme, te lo diré. Vi a Liam. Diablos, hablé con él -soltó una pequeña risa, retrocediendo un par de pasos, apretando los puños-. Y no vino aquí a una visita social, vino porque cree que es su responsabilidad sacarme de aquí. Porque al parecer voy a camino a ser la jodida marioneta de mi padre. Piensa que debo irme con él, abandonar todo esto. Así que, dime, ¿qué hago? ¿me voy con mi hermano mayor o me quedo aquí? Ayúdame.

Mike lo miró, boquiabierto. Trató de darle sentido a lo que Gabriel había dicho y de no sentirse ofendido porque sus palabras no fueran más que un reto.

-¿Liam quiere que vivas con él?

-Escuchaste bien -contestó Gabe, sonriendo-. Piensa que puedo irme como él lo hizo. Quién lo diría, no estaba loco por volverse el heredero Barnett como yo creía. Entonces, ¿qué puedo hacer, Mike? ¿Salgo corriendo de aquí? ¿Me quedo? ¿Qué piensas que debo hacer? Dime, porque no tengo ni idea de qué responder.

Mike retrocedió, apoyándose en el escritorio. Gabriel siempre daba a entender que no le agradaba, como mínimo, su padre ni los planes que tenía para él. Hablaba de su futuro como un deber impuesto, no parecía creer que tuviera otra posibilidad siendo quien era. Desde ese punto de vista, si su hermano le daba la posibilidad de irse, debería hacerlo, aunque no entendía cómo lo lograría, Gabriel era menor de edad aún. Si tenía que hablar por él mismo, no quería eso. No quería que se fuera, o siquiera pensar en la posibilidad de no verlo, por más egoísta que fuera. Cuando no respondió, Gabriel bufó. No esperaba ninguna respuesta, de todas maneras y empezaba a sentirse un poco mal por la forma en que le había hablado.

-Mi hermano no quería convertirse en mi padre, por ese huyó -dijo, caminando en círculos por la habitación-. No puedes hacer nada por mí, no en esto -dijo. Mike alzó la vista, odiando tanto sus palabras como la derrota en su tono-. ¿Lo entiendes?

-Siempre has dicho que no te gusta tu padre.

-¿Eso quiere decir que quieres que vaya con Liam? -a Mike le pareció que el enfado de Gabriel volvía-. Wade dijo algo parecido. ¿Te parece bien que me vaya, entonces?

-No he dicho eso -replicó Mike. Gabriel había regresado a su tono belicoso y eso le enfadaba a él también-. No lo sé. No sé qué decir, no sé qué debas hacer. No sé, tal vez sólo debas hacer lo que quieras.

Bajó la mirada, jugando con sus manos. Algunas veces, a oscuras en su cuarto, Mike fantaseaba con el futuro. Nunca lo comentaba e incluso trataba de no pensar en ello, sin estar seguro cómo podía funcionar su relación fuera del colegio, pero imaginaba de todas maneras. Un futuro con Gabe todavía a su lado, en diferentes universidades, pero haciendo que funcione. Se preguntó si Gabriel pensaba en eso alguna vez. Porque no quería que se fuera si eso significaba que tenían que separarse, pero él no había mencionado su relación en todo el rato.

-Tienes razón, no puedo ayudarte -caminó hacia la puerta y Gabriel lo observó, sintiéndose peor que antes.

-¡Mike! -llamó. Apoyó la mano contra la puerta, evitando que saliera y se alejó un poco cuando él se giró-. Lo siento. No debí hablarte así. Mira... te quiero -susurró, y lo repitió, vehemente-. Te quiero. Y me ayudas, sólo estando allí, lo juro. Pero esto... no estoy acostumbrado a contar estas cosas a nadie, casi no siento la necesidad de hablar con nadie. No significa que yo...

-¿Confías en mí? -preguntó Mike, interrumpiéndolo.

-Lo hago -contestó Gabriel.

-Pero no lo suficiente para contarme de tu familia -agregó Mike. No trató de ocultar su expresión herida.

-No confío en nadie lo suficiente -Gabriel esbozó una sonrisa exenta de humor-. Es algo que aprendes creciendo entre esta gente.

Mike cerró los ojos, esta vez sí queriendo ocultar el dolor que le produjeron sus palabras. Apoyó una mano en el pecho de Gabe.

-Pero no soy esa gente. E incluso si no puedo ayudar, quiero estar allí, Gabe.

-Pero ya estás aquí -replicó él, inclinándose. Acarició el rostro de Mike-. Y no puedo desaparecer años de costumbres de un día a otro. 

Quiso decir algo más. Hablar de su padre y su idea que uno sólo debía entregar confianza cuando ganaba algo a cambio, su desprecio por cualquier cosa que evidencia debilidad, esas cenas en casa de los Lorenz que le habían enseñado a cubrir su indignación y sonreír, sabiendo que era siempre mejor fingir que decir la verdad. Pero no dijo nada de eso. Se apartó de la puerta. Agradeció cuando Mike se puso de puntillas y le dio un beso, lo único que le faltaba era saber que había arruinado las cosas con él.

-¿Puedo pedirte que intentes confiar en mí? -preguntó Mike-. La gente muchas veces no cuenta sus problemas buscando soluciones, sólo espera consuelo y saber que alguien las escucha.

Gabriel asintió, aunque pensó que no necesitaba ningún consuelo, ni lo quería. Necesitaba ideas, respuestas y soluciones, no consuelo.

-Trataré. Pero si ves que no quiero hablar, sólo déjalo pasar, ¿quieres?

Mike lo miró fijamente un rato, antes de asentir. Supuso que no le podía pedir más, y era un comienzo, al menos.

Gabriel se inclinó a recoger los restos del celular mientras Mike observaba. Lo único que quería era salir de allí y dejar de sentir la mirada de Mike clavada en él. No quería ver lástima, ni piedad ni nada de eso dirigida a él.

-Voy a tener que comprar esto -susurró, esbozando una sonrisa-. Wade me matará cuando se entere.

Abrió la puerta y la mantuvo abierta, invitando a Mike a salir de manera nada sutil.

Mike se llevó una mano a la frente cuando salió. Sospechaba que había más cosas acerca de Liam que Gabriel se negaba a contar. Algo que explicara su desaparición y su interés en apartar a Gabriel de su padre. Era irónico, siempre que Gabe mencionaba a su padre era para quejarse o decir que era un bastardo. Mike habría jurado que tomaría cualquier oportunidad para alejarse de él, pero mientras hablaba, parecía mucho más molesto cuando mencionaba irse que otra cosa. 

Notas finales:

Nos vemos la próxima semana, espero :)

(De nuevo me disculpo por tan largas notas)


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