Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

West Lake por Hisue

[Reviews - 427]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, hola~~

¿Saben? Estoy teniendo dificultades con mi ritmo de escritura. Eso me asusta, soy la que menos quiere volver a los tiempos de la hoja en blanco. Espero que sólo sea por el hype de Civil War y Hunter x Hunter que ha regresado (!!!!). Lo espero, en serio.

Bueno, no tengo mucho que decir. La próxima semana sí hay cap -tengo escrito hasta el 68, así que pueden confiar en tres semanas de actualizaciones seguidas XD

Gracias por leen y ya saben que sus comentarios me hacen la vida más feliz, nos vemos~~

 

Capítulo 65

 

Era un hermoso día. No tan frío, incluso cuando no daban las diez de la mañana y el suave aguacero que cayó la noche anterior hacía que pudiera oler la savia de los árboles. Julie miró el colegio, sin sentirse nada animada, a pesar del día. Se dijo a sí misma que éste era el último año que debía pasar allí y eso le hizo sonreír. Aunque debía reconocer que extrañaría a Mike y Alan. Incluso un poco a Betty. Sacó el celular, escribiéndole un mensaje a Mike. Tenía un nuevo número, del que se había enterado gracias a Katherine, porque al parecer ella y Mike se seguían en facebook, algo que Julie se negaba a tener. Mike contestó casi al instante, indicándole que llegaba en media hora y Julie se apresuró a la entrada.

Media hora después, estaba sentada en la escalera, con un suéter nuevo color gris y zapatillas negras. Las gafas que llevaba eran nuevas también, su graduación había aumentado. Se levantó al ver a Mike, y lo abrazó, soltándose al instante. Se apartó un poco, alzando la mirada.

-Has crecido -dijo, su tono acusador. Mike sonrió.

-Hola, Julie, te extrañé mucho -replicó, atrayéndola hacia sus brazos de nuevo. Le alegraba verla y escucharla otra vez. Durante las vacaciones, había estado algo deprimido, de no ser por ella y sus mensajes diarios al correo electrónico, Katherine y Betty que le hablaban en facebook, y Alan, quién terminó convenciéndolo de jugar DOTA. Incluso Katherine jugó con ellos un par de meses y casi tres meses después, Mike podía decir que era un jugador que no apestaba del todo. Era un comienzo. Aún así, extrañaba la presencia de Julie, ella fue su primera amiga, no sólo del colegio, sino en toda su vida. Nunca fue demasiado cercano a sus antiguos compañeros, siendo el nerd que era.

-No lo puedo creer, ahora tendré que alzar la cabeza para verte. Me siento traicionada.

Mike se echó a reír, no había crecido tanto, Julie exageraba.

-¿Cómo la pasaste? -preguntó.

-No viajé. Estuve todo el tiempo en casa de Gabriel... bueno, salí de paseo alguna vez -Julie lo miró, tratando de ver cuál era su reacción al mencionar a Gabe. La sonrisa de Mike vaciló. Intentaba no pensar demasiado en Gabe, seguía siendo doloroso e incluso un par de veces consideró el no regresar a la escuela. Desechaba esos pensamientos porque sabía eran estúpidos, y sólo le causaría problemas a su madre. Dejar de estudiar por un problema amoroso era sólo muy tonto, sin importar cuánto doliera ese problema.

-¿Él no estaba allí? -preguntó, esperando que su voz no temblara al hacerlo.

-No, no lo he visto.

-Hey, nerds -dijo la voz de Alan detrás de ellos. Mike sintió el peso de su brazo contra sus hombros y quiso apartarlo, pero Alan hacia lo mismo con Julie y supuso que ésa era su forma de abrazar-. ¿Se están poniendo serios cuando ni siquiera empiezan las clases?

-Estás de buen humor, Alan, ¿algo bueno pasó? -preguntó Julie. Su voz tenía una nota de burla que a Mike no se le pasó por alto. Repentinamente recordó la insinuación de Julie, el último día de clases. Obviamente, no le había preguntado a Alan si ese gustar era de amigos o de algo más. Le gustaba Alan, eran buenos amigos, pero no lo quería de otra manera.

-Tal vez porque estoy de regreso en este lugar de mierda y no puedo contener mi alegría -ironizó Alan-. Al menos, es mejor que estar con mi madre en casa.

-Nunca has hablado de tu mamá -comentó Mike. Alan le soltó, llevando una mano a su cabeza para acariciarle el cabello.

-No hay mucho que contar. Ella es amable, pero cree que Barnett es un puto santo por ayudarnos.

Mike decidió no contestar. Le gustaría que el nombre de Gabriel dejara de ser pronunciado. No sabía qué iba a hacer si lo veía, o cómo se supone que tenía que hablar con él, y una parte patética suya se preguntaba si Gabe lo habría extrañado tanto como él, si había pensado en él.

-Por cierto, tengo sus llaves, vamos dentro -dijo Julie, notando que el ánimo de Mike decaía. Había esperado que lo hubiera superado ya, pero tal parecía que no.

---

-¿Aún estás enfadada conmigo?

Ericka se apoyó en el umbral de la puerta, observando a Katherine, que se deshacía la trenza delante del espejo.

-No te entiendo, ni a ti, ni a Gabriel -dijo ella, sin girarse. Podía ver a su amiga a través del espejo., su rostro impávido, como siempre-. ¿Sabes que Bryan no trabajará aquí este año? Lo averigüé. Ni siquiera pareces afectada. Ustedes dos son iguales, vi a Gabe en las vacaciones y no parecía siquiera pensar en Mike.

-Lo sabía -contestó-. Bryan me lo dijo. Lo siento si esperaras que llorara o algo, Katherine. Supongo que soy una buena persona.

Katherine se levantó, caminando hasta quedar frente a su amiga.

-¿Sabes? Desde aquí, parece que lo elegiste porque era conveniente, se iría sin que implique ningún problema para ti. No deberían molestarse en estar con nadie si no los quieren lo suficiente. ¿Cuál es el punto?

Salió sin esperar respuesta y Ericka suspiró, entrando al cuarto. No era la manera en que esperaba empezar el año. Ella era consciente que no sentía demasiado por Bryan, no amor al menos, y si tenía que ser sincera, Kathy tenía razón, Bryan era conveniente. Se dio un baño y se cambió de ropa, antes de salir del cuarto. En realidad, no entendía porqué a Katherine le molestaba tanto. Entendía lo de Mike, ella era su amiga, pero preocuparse por Bryan, a quién apenas había visto, era excesivo. Antes de hacer nada más, se volvió a inscribir en el club de natación. Este año, le dejaría el trabajo a Gabriel.

-Ericka -se giró al escuchar su nombre, y sonrió, por cortesía, al ver a Elizabeth Harris avanzando hacia ella-. ¿Qué tal las vacaciones?

-Sin ninguna novedad -contestó ella. Agradeció que Elizabeth no intentara saludarla con un beso, no estaba de ánimos para ser amable.

-Y pensé que los ingleses éramos fríos -contestó Elizabeth, con una sonrisa. Enredó en dedo en su rubio cabello, negando con la cabeza-. Estamos haciendo algo con Katherine, una fiesta de bienvenida con la clase. Puedes ir y avisarle a Gabriel. Katherine no les habla, al parecer.

-Está enfadada con ambos -contestó Ericka-. Pensé que ya no estudiarían aquí este año. Por favor, no me digas que es porque tu primo aún no puede superar su capricho con Wade.

-No es por eso, pero aún no lo supera -Elizabeth sacudió la cabeza-. No sé qué le ve, es atractivo, pero es odioso. Al menos, con mi primo lo es.

-No intento comprenderlo, tampoco -Ericka dejó escapar una risa-. Le diré a Gabe, me aseguraré que vaya. Gracias, Elizabeth.

---

Max se soltó de la correa y corrió por el pasillo, ladrando alegremente. Gabriel suspiró, el perro había estado inquieto y no tan animado mientras lo llevaba con él en sus viajes, pero ahora en el colegio parecía feliz. Por lo general, Gabe también estaría feliz de estar aquí, pero Katherine no le hablaba y no podía ir a ver a Mike.

-Ven aquí, Max -llamó. El perro detuvo su carrera y Gabriel notó que un par de alumnas de primero lo miraban con disgusto. Se acercó y acarició al perro en la cabeza, ignorándolas-. Vamos, apuesto que quieres dar un paseo.

El perro ladró en respuesta y volvió a correr, esta vez hacia la salida. Gabriel esbozó una dulce sonrisa al verlo, siguiéndolo con pasos lentos. Max le esperaría, de todas maneras. Cuando salió del colegio, encontró a Max tendido al pie de las escaleras, alzó la cabeza al sentirlo llegar y se levantó, ladrando.

-Calma, calma -susurró Gabe, poniéndose en cuclillas para acariciarlo. Observó bajar a Mike, acompañado por Julie y la forma en que él rehusó mirarlo provocó que su estómago se agitara con una sensación parecida a la rabia. Mike se había pasado los últimos días del curso pasado sin mirarlo, pero habían pasado tres meses ya. Gabriel había mantenido la esperanza que, al empezar el año, las cosas fueran diferentes.

-Mike -llamó, levantándose. Max se echó a correr, pero se detuvo al ver que Gabe no lo seguía y ladró, disconforme. Gabriel se acercó a Mike, que se había detenido, girándose para encararlo. En realidad, no sabía qué decirle, hasta que notó el celular en manos de Julie-. Tengo el celular, es tuyo, no tenías que regresarlo.

Mike parpadeó, sin saber qué decir. Gabriel estaba allí, las manos en los bolsillos de un jean desteñido, en zapatillas y con una camiseta ajustada verde oscuro. No había nada especial en su ropa, pero aún así Mike no podía dejar de mirarlo, ni de notar que tenía el cabello un poco más largo, los mechones cayendo en su frente. Trató de recordar porqué estaba enfadado con él.

-No me pareció correcto tenerlo -murmuró. Gabriel pasó una mano por su cabello, apartándolo de su frente, a la par que hacía una mueca de fastidio.

-Da igual, es tuyo. Regálalo o algo. Lo llevaré mañana a clases.

-No lo necesito -contestó Gabriel.

-Sólo recíbelo -masculló Gabe, sintiendo que su irritación crecía. Odiaba no poder hablar con Mike de forma normal. Antes que Mike o él dijeran algo más, Gabriel sintió un brazo rodearlo y la voz de Wade detrás suyo. Casi lo agradeció, no sabía que podía decir si se enojaba más.

-Pensé que me esperarías para venir, Gabe -dijo éste, para después soltarlo-. Julie, Mike, un placer verlos -extendió la mano, y Julie lo observó, bufando.

-Vámonos, Mike -Mike asintió. Wade suspiró, cuando ambos se alejaron, fingiendo tristeza.

-Qué descorteses, se fueron sin saludar -se quejó. Sonrió a su amigo, metiendo una mano en su cabello, para apartar los mechones que volvían a caer en su frente-. ¿Desde cuándo lo dejas largo?

-Olvidé cortarlo -contestó Gabriel. Max volvió a ladrar, corriendo hasta ellos y mordisqueando la tela de los jeans de Gabe-. Y ahora tengo que ir con él, ¿vienes?

-Paso. Tal vez tú estés vestido como un mendigo, pero yo no. No voy a ensuciar mi ropa jugando con tu perro -se señaló a sí mismo, sonriendo y Gabriel enarcó una ceja. A Wade nunca le había importado ensuciarse, y a sus ojos, ni los jeans negros, ni los zapatos, ni la camisa blanca que llevaba eran nada especial.

-Te has vuelto como tu madre sólo por pasar un par de meses con ella, estoy preocupado -bromeó.

-También tengo un nuevo recién descubierto gusto por los jovencitos apuestos -contestó, bromeando también-. Deberías tener cuidado -Gabriel soltó una risa, sin poder evitarlo-. Te veo después.

---

Mike se levantó el lunes con el ruido de la música de Alan. No importa cuántas veces lo escuchara, para él era sólo demasiado ruido y para nada la mejor manera de despertar. Se restregó los ojos, encontrando a su compañero de cuarto desnudo de la cintura para arriba, buscando algo en el armario.

-¿Podrías al menos bajar el volumen? -pidió Mike, bajando de la cama. Se quedó un momento mirando la espalda de Alan, los músculos moviéndose a la par que él estiraba los brazos para bajar algo del armario. Desvió los ojos, incómodo-. Me está dando dolor de cabeza.

-Dice la persona que escucha a Nelly Furtado -contestó Alan. Le bajó el volumen de todas formas, antes de ponerse la camisa del uniforme. Era el primer día, aunque no le gustara debía ir de uniforme-. Deberías agradecerme por despertarte, ¿cuánto pensabas dormir? Por lo general, eres tú quien madruga.

-Dormí tarde -contestó Mike. Bostezó, dirigiéndose al baño-. Gracias por despertarme, de todas formas.

Alan lo observó irse, negando con la cabeza. Estaba así desde que viera a Barnett el día anterior, algo de lo que él se había enterado gracias a Julie, y aunque según ella no intercambiaron más de dos frases, a Mike le había afectado. Envidió un poco a Barnett. Sólo necesitaba aparecer para causar una reacción en Mike, mala o buena. Se arregló la corbata, considerando esperar a Mike, pero desechó la idea al considerarla patética. Si seguía así, parecería un perro faldero. Como Lorenz, o peor.

Se dirigió al comedor, sonriendo al encontrar a Julie sentada ya allí. Incluso se había peinado y su por lo habitual desordenada cabellera castaña estaba arreglada en un trenza que le caía por el hombro. Con las gafas, la falda, la blusa, y los zapatas, ella lucía como el estereotipo de nerd. Hasta que alzó el tenedor y le apuntó con él. A Alan no solía importarle eso, pero había pasado parte de su niñez recibiendo clases de etiqueta que eran difíciles de olvidar, el gesto era ofensivo y una muestra de los peores modales.

-Llegas tarde -acusó ella-. Les pedí el desayuno, ¿dónde está Mike?

-No sé, que yo sepa no estoy encargado de vigilar sus pasos.

-Alguien está de mal humor hoy -bromeó ella, volviendo su atención a la comida.

No pasó mucho para que Mike se les uniera, todavía bostezando. No había alzado el vaso de jugo que Julie pidió para él cuando Gabriel se acercó.

-Vaya, ¿tan temprano decidido a malograr el día, Barnett? -preguntó Alan, apoyando su rostro en una mano.

-Tal vez lo haría con el tuyo, si me importaras lo suficiente -replicó Gabriel. Puso la caja con el celular en la mesa, empujándola hacia Mike-. Sólo venía a regresártelo.

-Te dije que no era necesario -Mike quiso empujar la caja de regreso, pero Gabriel mantenía su mano sobre ella, hacerlo implicaría tocarlo.

-Y yo te dije que le quedaras de todas formas. Regálalo, o tíralo del tercer piso, no importa. Pero es tuyo -afirmó, mirando fijamente a Mike. Él le regresó la mirada, luciendo frustrado y algo molesto. Por alguna razón, eso complació a Gabe. Al menos no lo estaba ignorando-. Además, si querías regresarme cosas, debiste hacerlo con todas, ¿no crees? -dijo, con más brusquedad de la que pretendía. Lo único que Mike le regresó fue el celular. Ni la colección de autos, ni la cadena. No es que Gabe quisiera que se las regresara.

-Estaba esperando el momento adecuado -murmuró Mike. Hizo un esfuerzo para no bajar la mirada.

-¡Gabriel! -se escuchó la voz de Ericka, irritada, detrás de ellos.

-Me tengo que ir -suspiró él, antes de esbozar una sonrisa -. Los veo por allí.

-Bueno, al menos está actuando como él mismo -comentó Alan. Mike todavía parecía demasiado sorprendido por la sonrisa como para comentar algo-. El verdadero bastardo.

-Por favor, sólo no hablemos de él -pidió Mike. Volvió a comer, preguntándose si sería mejor regresarle el celular y confrontarlo o sólo seguir tratando de evitarlo. Se estaba empezando a sentir más que irritado con Gabriel. O tal vez era, como Alan decía, que estaba empezando a actuar con él como lo hacía con el resto. Mike debía reconocer que nunca fue demasiado amable.

---

El final del día encontró a Gabriel sentado en el escritorio, tratando de entender la clase de física, sin conseguirlo. Por alguna razón, el resultado del ejercicio que intentaba resolver no era el que decía su tabla de respuestas. Se levantó de repente, guardando sus cosas en la mochila, sonriendo mientras se dirigía a la puerta, hasta que recordó que Mike ya no le ayudaría más.

-Mierda -susurró, quedándose con la mano estirada en dirección a la puerta. Por un momento, olvidó que él y Mike apenas se hablaban.

-¿Qué haces allí congelado? -preguntó Wade, abriendo la puerta y pasando al lado de su amigo, dándole un golpe a la mano que tenía todavía estirada. Gabriel reaccionó, suspirando.

-Acabo de recordar que ya no tengo tutor -dijo, regresando a sentarse en el escritorio.

-¿Recién ahora? ¿Tres meses después? ¿Eres idiota?

-Gracias, Wade, siempre es agradable saber que cuento con tu apoyo -ironizó Gabriel, cruzando la pierna, dejando escapar un bufido de fastidio.

-Tenemos a Ericka todavía. Ahora que Katherine no le habla, somos sus únicos amigos.

Gabe negó con la cabeza. A veces no sabía cómo podía aguantar a Wade, con lo poco amable que era.

-¿No podías elegir una forma más amable de decirlo? -preguntó-. Como sea, vamos a preguntarle.

-¿Vamos? -inquirió Wade-. Ya hice mis tareas. La de física incluida -Gabriel lo miró, interrogante-. Harris me ayudó -explicó-. Es realmente bueno para eso.

-¿Harris? -Gabriel bufó. Nunca entendería porqué Wade seguía pegado a él-. A él todavía le gustas y tú todavía sigues siendo amable.

-Oh, vamos, es divertido -replicó Wade, sentándose en la cama-. Tú me dijiste que llevara las cosas en paz con él y eso hago. Y además, su prima y Katherine están planeando una fiesta y estamos invitados. No te atrevas a decir que no vas a ir, si es Kathy, se las arreglará para llevar incluso a Mike.

-No es que sea de mucha ayuda, él evita incluso mirarme -masculló Gabriel.

-¿Todavía piensas en él? -preguntó Wade, genuinamente consternado-. Ya pasó todo el verano, Gabe.

-Voy a ver a Ericka -dijo Gabriel, evitando responder, y saliendo antes que Wade pudiera insistir.

Encontró a su amiga en el gimnasio, nadando todavía y se sentó en el borde de la piscina, esperando que saliera.

-¿Qué haces aquí? -preguntó ella, subiendo la escalera de la piscina. Gabriel le tendió una toalla, que Ericka puso sobre sus hombros.

-Quería pedirte un favor, si no estás ocupada -Ericka esperó, en silencio-. ¿Puedes ayudarme con la tarea de física?

-Ahora que lo mencionas, tenemos que hablar de eso.

-¿De qué?

Ericka se secó el cabello, caminando hacia los casilleros, sacando la ropa que guardaba allí. Se puso una camiseta, antes de seguir hablando.

-No voy a estar en el consejo este año, Gabe. Quiero dedicarme al club de natación, al menos ir a un par de competencias antes de salir del colegio.

-Ya me lo habías dicho, aunque no pensé que lo harías de verdad -Gabriel suspiró. Debía encontrar una persona para reemplazar a Ericka, que sea tan eficiente para ella. Sonaba a mucho más trabajo.

-Y quiero hacerlo bien, así que no podré ayudarte con las tareas. Ni a Wade.

-¿Qué? -cuestionó Gabriel-. No tengo un tutor ahora, porque te recuerdo que era mi novio que ahora me odia, más o menos por tu culpa.

-Vamos, deja el drama -murmuró ella, aunque no pudo evitar encogerse, sabiendo que tenía razón-. Te ayudaré por hoy, pero ya me dieron el horario del club y si quiero ser regular en las competencias, tengo que esforzarme.

-Al menos me ayudarás hoy -dijo, bufando con fastidio-. Qué alivio.

-Vamos a mi cuarto -Ericka decidió ignorar su mal humor. Se amarró un pareo en la cintura, antes de calzarse las sandalias y Gabriel la siguió por los pasillos preguntándose si no tenía frío, andando tan poco vestida-. Por cierto, Elizabeth me dijo que estás invitado a una fiesta de bienvenida, o algo así.

-Wade me lo comentó. Supongo que tendré que ir -murmuró Gabriel. No estaba de ánimo para ir a fiestas, en especial porque se la había pasado el verano en una y otra, acompañando a su padre. Aunque supuso que en ésta, no tendría necesidad de fingir más amabilidad de la necesaria. Tal vez sería divertido.

---

-¿Qué es eso? -preguntó Mike, tratando de mirar por encima del hombro de Alan. Él había desaparecido las tres últimas tardes y Mike trataba de averiguar a dónde iba. Alan cerró la mochila abruptamente, girándose en la silla para encarar a Mike.

-Nada que te importe -contestó, de mala gana. Sintieron la puerta abrirse, pero ninguno de los dos se molestó en girarse. La única persona que entraba sin tocar era Julie.

-Hola, chicos -saludó ella. Mike suspiró, cruzándose de brazos.

-No has ido al gimnasio estos días, ¿qué estás haciendo? -preguntó, curioso.

-Llevo tres días aquí, Mike, no es nada especial -contestó Alan-. Y no me la vivo en el gimnasio, como parecer creer.

-Ha estado yendo al club de arte -intervino Julie, sentándose en la mesa del escritorio. Mike miró de ella a Alan, sorprendido.

-Gracias, Julie, sí que sabes guardar un secreto -comentó Alan, con evidente sarcasmo-. ¿Cómo te enteraste?

-Betty te vio salir de allí.

-¿Te vas a inscribir en el club de arte? -inquirió Mike, sonriendo. Sabía que Alan le gustaba dibujar, parecía mucho más tranquilo cuando lo hacía-, sería una gran idea, podrías empezar a dibujar algo más que esas cosas aterradoras.

-Lo estoy considerando -Alan dejó la mochila sobre la mesa, apoyando una mano en la rodilla de Julie. Unos atrás, no lo hubiera considerado, como la mayoría de sus compañeros, su futuro estaba en los negocios de sus padres, pero ahora no había ningún legado que mantener y estaba descubriendo lo bien que se sentía no tener esa responsabilidad extra sobre sus espaldas. No notó lo mucho que le gustaba esa libertad hasta que regresó a su casa, con su madre quien todavía esperaba recuperar su estatus. Él ya no pensaba en su estatus, quería ver el nombre de su padre limpio, pero nada más. Y en el colegio, sin nadie esperando nada de él, con Julie y Mike, se sentía así. Libre-, pero si lo hago, ustedes dos tendrás que ser mis modelos algún día.

-Eso sí que no -contestó Mike, riendo.

-¿Por qué no? -inquirió Alan.

-Bueno, ¿nos has visto? -preguntó, señalándose a sí mismo y a Julie. Alan se giró en la silla, alzando los ojos para observar a Mike, de pie cerca a él. Vio un rostro animado y sonriendo, ojos cálidos marrones y un cabello algo desordenado cayendo por su frente.

-Sí, te he visto -contestó, bajando la mirada a sus labios entreabiertos.

-Bueno -carraspeó Mike, incómodo de repente-. No somos precisamente el parangón de la belleza.

Alan ladeó el rostro, sonriendo.

-Se supone que los artistas entienden que la belleza es relativa -murmuró. Mike se turbó cuando notó que le estaba llamando “bello”, y a espaldas de Alan, Julie esbozó una sonrisa, deslizándose silenciosamente del escritorio -¿Dónde vas? -preguntó Alan, al notar que se movía.

-Fuera de aquí, tengo la sensación que estoy sobrando -contestó, enarcando las cejas.

-No bromees -replicó Mike. Se volvió hacia Alan, señalando desdeñosamente a su amiga-. Se le ha metido en la cabeza que te gusto -dijo, sin pensar, y esperó inmediatamente que sus palabras sonaran a broma.

-¡Hey! Alan lo dijo, yo reafirmo sus palabras -exclamó Julie, caminando de espaldas hacia la puerta. Alan la miró, negando con la cabeza. Era cierto que lo había dicho, sin esperar nada, deprimido como estaba Mike el año pasado, esperar algo sería estúpido. Pero ahora ya no estaba con Barnett, y pensaba que tal vez podría tener una oportunidad. Aunque eso tampoco significaba que se iba a confesar de buenas a primeras.

-Fuera, Julie -dijo, señalando la puerta-. Pero todavía pienso usarte como modelo.

Ella rio, antes de girarse y desaparecer por la puerta. Alan se volvió hacia Mike, satisfecho.

-Lo de modelos era en serio, y no digas nada sobre cómo luces. Lo que quiero es aprender a dibujar cuerpos y músculos, nunca había notado que... -se interrumpió, preguntándose si Mike le prestaba atención. Mike trepó en el escritorio, en el lugar en el que antes se sentaba Julie.

-¿Nunca habías notado qué...? -apremió.

-Que no sé dibujar cuerpos. O sea, aprendí a dibujar copiando y sé algo de las proporciones, pero en las vacaciones noté que no sabía mucho.

-¿Quieres estudiar arte después o es sólo un hobbie? -pregunto, genuinamente interesado. Hasta ahora, Alan no había mostrado interés por nada en especial.

Alan se encogió de hombros.

-No me imagino en una galería de arte, si a eso te refieres. Pero podría estudiar diseño, o poner una tienda de tatuajes -bromeó, haciendo que Mike negara con la cabeza.

-Y yo pensando que al fin hablabas en serio -bajó del escritorio y se dirigió a la cama. Alan lo observó, notando que en la mesa de noche ya no estaban los carros a escala que Barnett le regalara el año pasado. Se acercó a la cama, tomando un par de lápices que estaban sobre la cama de Mike y se las arregló para observar su cuello. El collar de plata, también regalo de Barnett tampoco estaba. Si eso era una buena o mala señal, no lo sabía. Incluso si Mike olvidaba a Barnett, no quería decir que se fijara en él.

---

-Julie -Julie se giró, extrañada al escuchar la voz de Gabriel. Estaba en el pasillo, con la espalda apoyada en la pared y los brazos cruzados sobre el pecho. A pesar de conocerlo durante años, era la persona que ella menos quería ver.

-¿Quieres algo? -preguntó, de forma brusca.

-Necesito un tutor -dijo él, apartándose de la pared para acercarse a ella-. Ericka no está disponible, necesito que me ayudes.

-Tú necesitas que te ayude -murmuró Julie, apretando los dientes. Acortó la distancia entre ellos, alzando un dedo e hincando el pecho de Gabe con él-. Tú, la misma persona que hizo sufrir a mi mejor amigo, sin darle una buena razón. Exactamente, ¿por qué piensas que te ayudaría?

-¿Me dejarías desaprobar? -inquirió Gabriel, tratando de no lucir afectado por las palabras de Julie.

-No desaprobarías -espetó Julie-. Tu promedio bajaría, pero nada más. No dejarían desaprobar al hijo del dueño.

Gabriel dejó escapar una pequeña risa sarcástica. Julie debía estar mal de la cabeza, si pensaba que su padre le iba a permitir aprobar con ayuda de los profesores.

-No te estoy pidiendo un favor, voy a pagarte. Tienes alumnos, después de todo. Somos amigos, ¿o no?

Julie no contestó de inmediato. Por supuesto, creía que eran amigos, no podían ser menos habiendo crecido en la misma casa. Al menos, eran conocidos.

-¿Lo somos? -preguntó. Gabriel entrecerró los ojos, cruzándose de brazos. Cierto que no pasaba tanto tiempo con ella, ni que eran tan cercanos como él y Wade, pero eran amigos. Él la consideraba así, e intentaba cuidarla desde que empezaron a ir al mismo colegio-. Mira, somos amigos, ¿vale? Siempre he sabido que eres un poco idiota, pero el problema es que ya no te entiendo, Gabe. Y soy amiga de Mike también, y si tengo que elegir...

-No te estoy diciendo que elijas a uno de nosotros -masculló Gabriel, hablando entre dientes-. Te estoy pidiendo que me des clases, Julie. No lo compliques.

-Está bien -aceptó ella. Notó que Gabriel se empezaba a enfadar, pero no fue eso lo que la sorprendió, sino la intensidad de su cólera. Como si le costara incluso hablar-. Pero sólo puedo dos días a la semana y por las noches. No vas a ir a la biblioteca conmigo, siempre...

-Siempre estás con Mike, lo sé -interrumpió él. Se acarició el puente de la nariz, suspirando, antes de alejarse-. Gracias, de todas formas.

-Luces realmente inestable, ¿sabes? -comentó Julie. Gabriel giró el rostro, esbozando una sonrisa sardónica.

-¿Eso crees? -preguntó. Julie se encogió de hombros.

-Siempre has sido raro, sólo luces más raro. Peor. No entiendo porqué has dejado que las cosas con Mike terminen así -comentó, queriendo obtener una respuesta. Tenía curiosidad, pero Gabe se limitó a sacudir la cabeza-. Da igual. Empezamos la próxima semana. Martes y jueves, a las seis, iré a tu cuarto.

-Gracias, Julie. Por cierto, Wade estará allí. No te preocupes, te pagaré doble.

Se fue antes que Julie pudiera gritarle unos cuantos insultos, como pretendía. Negó con la cabeza, caminando hacia su cuarto. Debió haberlo supuesto. Gabriel y Wade siempre venían en el mismo paquete.

---

Entre las luces, la música, y el olor a comida y alcohol, Mike se estaba mareando un poco. Por insistencia de Katherine, aceptó asistir a la fiesta, a la que se habían unido todas las clases de tercero y las de segundo. Mike observó las caras, familiares pero no amistosas, y apretó los dedos en la botella de soda que llevaba. No debió venir con Betty, debió esperar a Julie y Alan, pero no lo hizo y aquí estaba, solo dado que Betty se alejó apenas Susan la llamó. No entendía porqué se seguían hablando. Algo molesto, buscó una mesa alejada de la pista de baile y se sentó, suspirando. Se dedicó a observar a sus compañeros, y sin querer, terminó mirando a Gabriel, ubicado a pocos metros de él. A diferencia de él, que llevaba sus jeans y un suéter blanco, Gabe llevaba el cabello peinado hacia atrás, y una camisa negra con las mangas remangadas que dejaban ver un brazalete plateado en su muñeca izquierda. Mirando la joya, cuando Gabe levantó la mano para arreglar su cabello, Mike no pudo evitar pensar en sus dedos sobre la piel de Gabriel, en los dedos que tantas veces había enredado en su cabello. Era extraño sentir deseo por alguien que hacía que su pecho doliera y con el que estaba un poco furioso. Extraño e incómodo. Se sintió mejor cuando sintió la mano de Alan en su hombro, y agradeció que tanto él como Julie llevaran sus ropas normales. Empezaba a sentirse fuera de lugar.

Metros más allá de ellos, apoyado en la barra, Wade los miró y dejó escapar un suspiro.

-Siendo mi hermana, al menos debería vestirse un poco mejor -comentó, viendo la camiseta ancha de Julie y los shorts con zapatilla que llevaba puesto. Ninguno de los tres parecía vestido para una fiesta y contrastaban de forma más que visible con el resto de sus compañeros.

-Olvidas que es tu hermana es muy simple -le contestó Clay-. No se parece en nada a ti.

-Luce como su madre -murmuró Wade. Clay trató de identificar si su tono era de pena o de molestia, pero Wade dejó escapar una ligera risita de alegría cuando le pusieron el vaso con un líquido morado. No se suponía que bebieran, pero tampoco se suponía que estuvieran allí. De todas formas, los profesores dejarían pasar al grupo de estudiantes borrachos, apenas que uno de sus padres expresamente haya ordenado cuidar a su hijo. Clay sonrió, tomando su margarita. Prefería quedarse en terreno conocido, pero no era él el que iba a detener a Wade de emborracharse.

-Es extraño que no estés siguiendo chicas -comentó. Wade sonrió en respuesta.

-Trato de pasar tiempo contigo para cumplir esa promesa de salir hace no sé cuánto -contestó, volviendo a tomar otro vaso de licor-. Así que, ¿quieres algo en especial, princesa?

Clay tomó un sorbo de su trago, sonriendo sobre el vidrio. Dejó el vaso en la barra y se deslizó en un movimiento suave hacia adelante, acercándose al rostro de Wade.

-Quiero que me beses -susurró. Wade tragó el licor, dejando el vaso en la mesa, preparándose para responder con una burla, pero Clay elevó una mano, posando un dedo sobre sus labios-. En realidad, no. Quiero besarte. Y que me dejes hacerlo y gimas para mí.

-Preferiría ser célibe por siempre -le indicó al barman que volviera a servirle, empujando a Clay hacia atrás. Tal vez no era muy inteligente beber sin estar comiendo nada, pero sólo llevaba tres pequeños vasos. Se prometió que se limitaría a dos más.

-Eso es lo extraño en ti -replicó Clay-, no te gustan los hombres, pero no te alejas de mí. ¿Sabes lo que creo? Creo que tienes miedo. Miedo de descubrir que en realidad te gustan los hombres. En realidad, creo que te gustó que te besara, por eso evitas que te toque, pero no dejas de molestarme.

Wade sonrió. No era así, seguía con Clay porque era divertido ver sus esfuerzos y su mirada de frustración. Nada más que eso.

-¿Me estás llamando cobarde?

Elizabeth se acercó a ellos en ese momento, mirándolos alternativamente.

-Creo que eres un cobarde -asintió Clay, burlándose-. Es sólo un beso, ¿por qué te importa tanto?

-Está bien -aceptó Wade. Elizabeth enarcó una ceja, sin saber qué decir. No se necesita ser un genio para saber a dónde iba a la charla, pero su primo se estaba excediendo con su capricho hacia Wade-. Te beso, no siento nada, y me dejas en paz. O mejor -dijo, interrumpiendo a Clay, que estaba a punto de abrir la boca-. Este lugar está lleno de chicos. Después de todo, mientras sea un hombre, vale, ¿qué crees, Liz?

-Creo que su conversación es irracional -dijo ella, dirigiéndole una mirada de disculpa a su primo. Prefería que él se desilusionara de una vez con Wade-. Pero supongo que es válido.

Wade se acercó a Harris, rozando el lóbulo de su oreja con los labios.

-Nunca te besaría -susurró. Tomó otro trago, decidiendo que era lo mejor para lo que estaba a punto de hacer y bajó de la barra, abriéndose paso entre la gente que había llenado la pista mientras ellos hablaban. Sabía que Clay y Liz lo estaban siguiendo, escuchaba sus pasos y estaba a punto de coger a un tipo al azar, decidido a acabar con el mal trago cuanto antes, cuando vio a Gabriel, de pie cerca a una mesa. Bueno, el punto era molestar a Harris lo más posible, decidió, acercándose a su amigo y colgándose de su cuello.

-Hazme un favor -susurró en su oído. Gabriel rodó los ojos, tratando de apartarlo, sin éxito.

-¿Qué quieres? -preguntó, suspirando. La sonrisa traviesa de Wade no era ningún buen augurio. 

-Sólo sígueme la corriente -murmuró, en respuesta-. En realidad, sé un poco agresivo.

Wade lo soltó, ubicándose frente a Gabe, que lo miraba sin entender. Puso las manos en sus hombros, sonriendo.

-Sólo sígueme la corriente -repitió. Se acercó a Gabriel, tratando de no pensar en lo que estaba a punto de hacer. Era sólo un beso, se dijo, no tenía la menor importancia. Antes que Gabriel pudiera preguntar de qué hablaba o qué quería, Wade juntó sus labios, en un suave roce.

El primer instinto de Gabriel fue apartarlo. Llevó las manos a sus hombros, empujándolo hacia atrás, al mismo tiempo que notaba los ojos de Mike, fijos en él. Se preguntó si se sentiría mal, o sentiría algo de celos. Le regresó la mirada, antes de mirar a Wade, que parecía decepcionado y volvió a mirar a Mike, asegurándose que éste aún lo veía, antes de inclinarse, posar su boca sobre los labios entreabiertos de Wade, moviéndose lentamente. Quería que Mike sintiera celos, que quisiera estar en el lugar de Wade ahora y pensaba en eso cuando sintió el roce de una lengua húmeda en sus labios y, dejando de pensar, empujó el cuerpo que sostenía hacia atrás, perdiéndose en la sensación de labios cálidos y el sabor agridulce en la boca que besaba cuando metió su lengua dentro.

Wade trastabilló al ser empujado hacia atrás. Se tuvo que sostener de la mesa para no caer, apoyando una mano en los bordes. Gabriel tenía una mano en su cuello, acariciando su piel lentamente mientras lo besaba, dejando sus labios libres por un segundo, antes de volver a hundirse en su boca. Por instinto, Wade respondió de la misma forma. Era un beso y no le agradaba la idea de dejar a la otra persona haciendo todo el trabajo. Llevo una mano al cabello de Gabe, tirando de él para obligarle a inclinar la cabeza y le  mordió el labio inferior, lamiendo al terminar. Sólo cuando su amigo jadeó y su otra mano no encontró la curva suave de la cintura, se detuvo, recordando que no estaba besando a una chica.

-¿Qué fue eso? -preguntó Gabriel. No se alejó, pero alzó los ojos, buscando a Mike

-Harris -contestó Wade, respirando agitado. Gabriel notó que aún tenía las manos en su cuello y las apartó-. Quería molestarlo, dijo que tenía miedo -contestó Wade, aunque Gabriel no le hacía caso ya. Mike no estaba en su lugar y él maldijo entre dientes. No era así como esperaba empezar el año, con Mike huyendo de él, y besando a su mejor amigo por algún tipo de provocación estúpida.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).